Canción
de las Ascensiones. Cuando Adonai haga retornar a los exilados de Tzión,
seremos como si antes hubiéramos soñado. Entonces se colmará de risas
nuestra boca y nuestra lengua de cánticos de alegría; entonces dirán entre
las naciones, "Adonai ha hecho grandes cosas por estos". Adonai ha hecho
grandes cosas por nosotros; estuvimos alegres. Adonai, haz retornar a
nuestros exilados cual arroyos a la tierra árida. Aquéllos que siembran
con lágrimas cosecharán con cánticos de alegría. El va andando y llora,
cargando la bolsa de semilla, de seguro que retornará con cánticos de
alegría, portando sus gavillas (Salmo 126).
Por los
hijos de Kóraj, un Salmo, una canción cuyo tema básico son las sagradas
montañas [de Tzión y Jerusalén]. Adonai ama los portales de Tzión más que
todas las moradas de Iaacov. Gloriosas cosas se hablan de ti, ciudad
eterna de Dios. Haré recordar a Ráhav y a Babilonia acerca de Mis amados;
a Filistea y a Tiro, así como a Etiopía: "Este nació allí". Y a Tzión le
será dicho: "Esta persona y aquélla nacieron allí"; y El, el Altísimo, la
establecerá. Contará Adonai en el registro de los pueblos: "Este nació
allí". Sela. Cantantes así como bailarines [entonarán Tu alabanza y
dirán:] "Todos mis pensamientos interiores son sobre Ti" (Salmo 87).
Bendigo a
Adonai en todo momento; Su alabanza está siempre en mi boca (Sal. 34:2).
Finalmente, todo se sabe; teme a Dios y observa Sus mandamientos; pues
ésta es toda la finalidad del hombre (Ecl. 12:13). Mi boca expresará la
alabanza de Adonai y que toda carne bendiga Su santo Nombre para siempre
(Sal. 145:21). Y nosotros bendeciremos a Dios de ahora y por toda la
eternidad. Alabad a Dios (Sal. 115:18).
Antes de
Máim Ajaroním [el lavado de los dedos], se dice lo siguiente:
Esta es
la porción por parte de Dios para un hombre malvado, y la herencia a él
asignada por Dios (Iyov 20:29).
Después de
Máim Ajaroním, se dice lo siguiente:
Y él me
dijo: Esta es la mesa que se halla frente a Adonai (Iejezkel 41:22).
[Se alza la
copa].
Cuando hay
tres o más [varones mayores de Bar Mitzvá] al recitar el Birkat HaMazón,
[uno de ellos será] el Conductor [y] comenzará así:
Señores,
digamos la Bendición.
Los demás
responden:
Que el Nombre de Adonai sea bendecido de ahora y por toda la eternidad
(Sal. 113:2).
El Conductor
[repite la respuesta anterior y] continúa:
Con vuestro permiso, estimados señores, bendigamos a [si hay un quórum
de diez, se agrega: nuestro Dios,] Aquél por cuya generosidad hemos
comido.
Los demás
responden:
Bendito sea [si hay un quórum de diez, se agrega: nuestro Dios,] Aquél
por cuya generosidad hemos comido y merced a cuya bondad vivimos.
[El Conductor repite esta respuesta.]
Aquellos
presentes que no participaron de la comida responden:
Bendito [si hay un quórum de diez, se agrega: sea nuestro Dios,] y
alabado sea Su Nombre constantemente y por siempre jamás.
Bendito
eres Tú, Adonai, nuestro Dios, Rey del universo, que, en Su bondad, provee
de sustento a todo el mundo con gracia, con bondad y con misericordia. El
da comida a toda carne, pues Su bondad es eterna. En Su inmensa y
constante bondad para con nosotros, no nos falta [alimento], y que nunca
nos falte alimento, en aras de Su gran Nombre. Pues El, Dios benévolo,
provee de alimento y de sustento a todos, hace el bien a todos, y prepara
alimento para todas Sus criaturas que El ha creado, como está dicho: Abres
Tu mano y satisfaces el deseo de todo lo viviente (Sal. 145:16). Bendito
eres Tú, Adonai, que provee de alimento a todos.
Te
agradecemos, Adonai nuestro Dios, por haber dado como herencia a nuestros
antepasados una tierra preciada, buena y amplia; por habernos sacado,
Adonai nuestro Dios, de la tierra de Egipto y habernos redimido de la casa
de la esclavitud; por Tu pacto que has sellado en nuestra carne; por Tu
Torá que nos has enseñado; por Tus estatutos que nos has hecho conocer;
por la vida, gracia y bondad que Tú, con gracia, nos has concedido; y por
el alimento con el que constantemente Tú nos nutres y sustentas a diario,
en todo momento, y a toda hora.
Y por
todo esto, Adonai nuestro Dios, Te damos las gracias y Te bendecimos.
Bendígase Tu Nombre por la boca de todo lo viviente, constantemente y para
siempre. Como está escrito: Cuando has comido y te has saciado, bendecirás
a Adonai, tu Dios, por la buena tierra que El te ha dado (Deut. 8:10).
Bendito eres Tú, Adonai, por la tierra y el sustento.
Apiádate,
Adonai nuestro Dios, de Israel, Tu pueblo, de Jerusalén, Tu ciudad, de
Tzión, la morada de Tu gloria, del reinado de la casa de David, Tu ungido,
y de la magna y sagrada Casa sobre la cual Tu Nombre fuera proclamado.
Dios nuestro, Padre nuestro, Pastor nuestro, nútrenos, susténtanos,
aliméntanos y provéenos con abundancia; y libéranos, Adonai nuestro Dios,
prontamente, de todas nuestras aflicciones. Por favor, Adonai nuestro
Dios, no nos hagas depender de los regalos de los humanos, ni de sus
préstamos, sino tan sólo de Tu mano llena, abierta, sagrada y generosa,
para que nunca seamos avergonzados ni humillados.
[En Shabat
se agrega el siguiente párrafo:
Plázcate,
Adonai nuestro Dios, fortalecernos mediante Tus mitzvot, y mediante la
mitzvá del Séptimo Día, este grande y sagrado Shabat. Pues este día es
grande y sagrado ante Ti, para abstenerse de trabajar y descansar en él
con amor, en consonancia con el mandamiento de Tu voluntad. En Tu buena
voluntad, Adonai nuestro Dios, otórganos tranquilidad, para que no haya
aflicción, tristeza ni pesar en el día de nuestro descanso. Adonai nuestro
Dios, haznos ver el consuelo de Tzión, Tu ciudad, y la reconstrucción de
Jerusalén, Tu ciudad sagrada, pues Tú eres el Dueño de la salvación y el
Dueño del consuelo].
Dios
nuestro y Dios de nuestros padres, que ascienda, venga y llegue, sea
visto, aceptado y escuchado, traído a la memoria y recordado ante Ti, el
recuerdo y la memoria de nosotros, el recuerdo de nuestros padres, el
recuerdo del Mashíaj, el hijo de David, Tu servidor, el recuerdo de
Jerusalén, Tu ciudad santa, y el recuerdo de todo Tu pueblo, la Casa de
Israel, para salvación, bienestar, gracia, bondad, misericordia, buena
vida y paz, en este día de la Festividad de matzot, en esta Festividad de
convocación santa. Recuérdanos en este [día], Adonai nuestro Dios, para
bien; tennos presentes en este [día] para bendición; ayúdanos en este
[día] para la buena vida. Con la promesa de salvación y compasión,
compadécete y sé benigno con nosotros; ten piedad de nosotros y sálvanos;
pues nuestros ojos están dirigidos a Ti, pues Tú, Dios, eres un Rey
gracioso y misericordioso.
Y
reconstruye Jerusalén, la ciudad santa, rápidamente en nuestros días.
Bendito eres Tú, Adonai, que en Su misericordia reconstruye Jerusalén.
Amén.
[Se deposita
la copa sobre la mesa].
Bendito
eres Tú, Adonai nuestro Dios, Rey del universo, Dios benévolo, nuestro
Padre, nuestro Rey, nuestra Fortaleza, nuestro Creador, nuestro Redentor,
nuestro Hacedor, nuestro Sagrado, el Sagrado de Iaacov, nuestro Pastor, el
Pastor de Israel, el Rey que es bueno y que hace el bien a todos, día a
día. El ha hecho el bien a nosotros, El hace el bien a nosotros, y El hará
el bien a nosotros; El nos ha concedido, nos concede, y nos concederá
siempre gracia, bondad y misericordia, alivio, salvación y éxito,
bendición y redención, consuelo, manutención y sustento, compasión, vida,
paz y todo lo bueno; y que nunca nos haga carecer de bien alguno.
Que el
Misericordioso reine sobre nosotros por siempre jamás. Que el
Misericordioso sea bendecido en el cielo y en la tierra. Que el
Misericordioso sea alabado por todas las generaciones, Se enorgullezca en
nosotros por siempre y por toda la eternidad, y Se glorifique en nosotros
por siempre jamás. Que el Misericordioso provea nuestro sustento con
honra. Que el Misericordioso quiebre el yugo del exilio de nuestros
cuellos y El nos conduzca erguidos a nuestra tierra. Que el Misericordioso
envíe abundante bendición a esta casa y sobre esta mesa en que hemos
comido. Que el Misericordioso nos envíe al Profeta Eliahu --sea recordado
para bien-- y que él nos anuncie buenas nuevas, salvaciones y consuelos.
Que el Misericordioso bendiga a mi padre, maestro mío, amo de esta casa, y
a mi madre, maestra mía, ama de esta casa; a ellos, a su hogar, a sus
hijos, y a todo lo que poseen; a nosotros, y a todo lo que nosotros
poseemos. Tal como bendijo a nuestros antepasados, Avraham, Itzjak y
Iaacov: "en todas las cosas", "con todas las cosas", "con todo", así nos
bendiga El a todos nosotros juntos (los hijos del Pacto) con una bendición
perfecta, y digamos, Amén.
Que se
invoque desde las alturas, sobre él y sobre nosotros, un mérito tal que
traerá paz duradera. Que recibamos bendición de Adonai y bondad de Dios,
nuestro salvador, y que hallemos gracia y buena comprensión a los ojos de
Dios y el hombre.
En Shabat:
Que el Misericordioso nos haga heredar aquel día que será sólo Shabat y
descanso para vida eterna.
Que el
Misericordioso nos haga heredar aquel día que es todo bueno.
Que el
Misericordioso nos conceda el privilegio de alcanzar los días del Mashíaj
y la vida del Mundo por Venir. El es una torre de salvación para Su rey, y
hace benevolencia a Su ungido, a David y sus descendientes eternamente (II
Sam. 22:51). El que hace paz en Sus cielos, haga El paz sobre nosotros y
sobre todo Israel; y decid Amén.
Temed a
Adonai, vosotros Sus sagrados, pues quienes Le temen no carecen de nada.
Los leoncillos padecen necesidad y sufren hambre, mas a quienes buscan a
Adonai no habrá de faltarles bien alguno (Sal. 34:10-11). Dad gracias a
Adonai pues El es bueno, pues Su bondad es eterna (Sal. 107:1). Abres Tu
mano y satisfaces el deseo de todo lo viviente (Sal. 145:16). Bendito es
el hombre que confía en Adonai, y Adonai será su seguridad (Jer. 17:7).
Recite la
[siguiente] bendición sobre el vino y beba [la tercera copa] reclinado [a
la izquierda].
Barúj
atá Adonái, Elohéinu Mélej haolám, boré prí hagáfen.
Bendito
eres Tú, Adonai, nuestro Dios, Rey del universo, que crea el fruto de la
vid. |