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MSC en el Perú

Los Misioneros del
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Ciento cincuenta años anunciando 
el Amor de Dios

 

C

uando en 1984 Juan Pablo II visita la gran isla de Papúa Nueva Guinea y, desde la escalerilla del avión, pronuncia su primer saludo en lengua papú, se estaba colocando un nuevo hito en la historia de la misión que los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC) habían iniciado el año 1881 allí. Un joven MSC, papú, estudiante de teología en Roma, le había iniciado en esa lengua. Años antes, el 3 de diciembre de 1970, había sido consagrado obispo, en Sidney, por Pablo VI, Luis Vangeké, MSC, primer obispo de raza papú. Era el fruto maduro de tantos años de sacrificio y de entrega al servicio del Evangelio. Y no podemos olvidar a Peter To Rot, beatificado por Juan Pablo II, en Port Moresby, el año 1995. Había sido martirizado durante la Segunda Guerra Mundial por cuidar y defender las comunidades cristianas, iniciadas por los MSC. Era laico, casado y padre de familia.

Estos son algunos de los jalones de la historia misionera de la Congregación en la gran isla de Papúa Nueva Guinea. Acabamos de cumplir, como Congregación, 150 años. Papúa Nueva Guinea ha sido la primera misión de los Misioneros del Sagrado Corazón y, durante mucho tiempo, su santo y seña. Pero no ha sido la única. Los MSC estamos presentes en otros lugares del mundo trabajando por construir el Reino anunciado por el Señor. 

Los inicios

La Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón nació en el pueblo de Issoudun, Francia, el 8 de diciembre del año 1854. Ese mismo día, el Papa   Pío IX declaraba dogma la Concepción Inmaculada de María. El joven sacerdote, Julio Chevalier, y su compañero, P. Maugenets, estaban preocupados por la descristianización de esa zona francesa, cercana a la ciudad de Bourges, donde estaba situada la parroquia. La devoción al Sagrado Corazón y la comprensión del Amor misericordioso de Dios, que brota del Corazón Traspasado de Cristo, era, para ellos, la fuerza pastoral que les ayudaría a ser misioneros en medio de su pueblo.

Los inicios no fueron fáciles. Pero Julio Chevalier supo convertir las dificultades en oportunidades de crecimiento. Cuando la joven Congregación, con sólo 26 años de historia y 59 miembros, sufrió la expulsión de Francia y la confiscación de sus pocos bienes materiales, el P. Fundador aceptó el encargo del Sumo Pontífice de hacerse cargo de las misiones de Micronesia y Melanesia. A todas luces, una obra que superaba las posibilidades de un grupo tan reducido. La primera expedición salió para Nueva Guinea de Barcelona el año 1881.

Desde aquella fecha, la presencia de los MSC se ha ido extendiendo por el mundo y podemos encontrarlos en los cinco continentes y en 53 países. En todos los lugares les anima el mismo carisma, el mismo espíritu: anunciar a los hombres que Dios les ama y que este amor de Dios, lleno de misericordia y ternura, se manifiesta especialmente en el Corazón Traspasado de Cristo. Nuestra misión se expresa en nuestro lema: “Amado sea en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús”.  

La Congregación hoy

La Congregación de los MSC cuenta actualmente con 1.966 miembros, (24 obispos, 1.408 sacerdotes, 253 hermanos, 281 estudiantes de teología y 74 novicios). Está organizada en 16 Provincias; 3  Pro-Provincias; y 3 Uniones. En estos años en que vemos cómo las Provincias europeas descienden en número de miembros, nos alegramos con el crecimiento de las Provincias jóvenes, nacidas como fruto de la obra misionera de los países de Europa. Hoy, la Provincia más numerosa es Indonesia y están creciendo Papúa Nueva Guinea, Filipinas y las Uniones de África Francófona, Islas del Pacífico y la India.

En América Latina estamos presentes en la mayoría de los  países. Se nos puede encontrar trabajando en medio de los pueblos indígenas de Guatemala, Perú, Ecuador, Brasil. También nos sentimos impulsados a anunciar el amor de Dios en los grandes barrios, bolsones humanos de miseria y abandono, llamados favelas, pueblos jóvenes o villas miserias. Allí  donde se hacinan los más pobres y excluidos de nuestra sociedad, en las ciudades de  Río de Janeiro, Sao Paulo, El Salvador, Tegucigalpa, Guatemala, México, Buenos Aires, Lima, Quito, etc., cuentan con la presencia de los MSC. Nuestra preocupación es la de compartir con los más pobres su realidad vital y trabajar con ellos para devolverles la dignidad que como personas merecen y que la sociedades opulentas les niega.  En varios de estos lugares hemos construido escuelas, dispensarios, etc., que les ayuden a progresar en la promoción humana.

También nos encontramos en otros países de ese gran continente de fe y esperanza: República Dominicana, Cuba, Haití, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Paraguay y Curaçao. Han sido Provincias con mucha fuerza misionera Estados Unidos y Canadá.

En África trabajamos en países que tiene profundamente arraigadas las creencias animistas e islámicas: Senegal, Namibia, Sudáfrica, Costa de Marfil. Como también en los países del centro del continente: Camerún, R. D. del Congo. Pueblos que han sufrido y siguen sufriendo a causa de las terribles guerras que enfrentaron a nación contra nación y a etnia contra etnia. Nuestros seminarios fueron asaltados y destruidos en aquellas guerras. Pero seguimos trabajando para que los pueblos aprendan a convivir unos con otros, a perdonarse y a buscar la reconciliación. La convivencia en los seminarios de los jóvenes MSC, de diversas etnias, es el mejor ejemplo que podemos dar.    

Después de la caída del muro de los países socialistas de la órbita soviética, nuestra presencia se extendió por algunos de ellos: Rusia, Eslovaquia, Croacia, Hungría. Varios jóvenes de estos países ya han comprometido su vida y su ministerio como Misioneros del Sagrado Corazón en sus propios pueblos. Son países que necesitan escuchar el anuncio de la misericordia de Dios, después de tanto sufrimiento y persecución.     

Nuestra presencia en las numerosas islas de Oceanía ha sido desde el primer momento muy comprometida. La Provincia de Australia, que pronto fue una buena plataforma para las vocaciones misioneras, ha podido abrir varios campos: Japón, Islas del Pacífico e India, entre otros. Desde Filipinas se extendieron a Corea. Indonesia hoy puede enviar MSC a distintos lugares del continente, sin olvidar zonas de su país: Amboina, Timor, Nueva Guinea Indonesia, etc. 

Lo que nos anima

Nos anima a todos los MSC el mismo espíritu que animaba al P. Julio Chevalier y que han recogido nuestras Constituciones: “Estaremos atentos a los que sufren y a los que están en necesidad. Trataremos de descubrir las causas de su sufrimiento y discernir, a la luz del Evangelio y escuchando al mundo y a la Iglesia, cuál ha de ser nuestra respuesta”. (Const. 21). “Descubriremos el rostro de Cristo en los pobres, en los pequeños, y en todas las víctimas de la injusticia y de la violencia. Él nos pide que les llevemos su amor. Como respuesta a su llamada, manifestaremos nuestra compasión por ellos, trabajando con coraje para garantizarles sus derechos humanos y para cambiar los corazones de sus opresores” (Const. 22)   

Éste es nuestro compromiso y éste es el sentido de nuestra vida. Ciento cincuenta años de historia nos animan a decir un nuevo “Sí” al Señor.  

DATOS DE CONTACTO

MISIONEROS DEL SAGRADO CORAZÓN
Avda Pio 12, 31
28016 Madrid

Teléfono: 91 353 07 27
E-mail:
msces@planalfa.es
Web: http://www.misacor.org/
En el Perú:
Marconi 160 San Isidro, Lima-Perú
Web: http://www.mscperu.org/

 

Por Francisco Blanco Martín
Misionero del Sagrado Corazón