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MSC en el Perú

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Los Misioneros del Sagrado Corazón en el Perú: Espíritu y Obras (1970) 

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NUESTRO NOMBRE

(I) El Padre Julio Chevalier el 8 de diciembre de 1854, fundó nuestra Congregación en Issoudun-Francia, dándole el nombre de "Misioneros del Sagrado Corazón" .

Nuestro fundador estaba hondamente preocupado por la situación religiosa de los hombres de esa época. Reinaba la indiferencia, la ignorancia religiosa y la miseria moral. Más aún, el liberalismo de su tiempo rechazaba a la religión y a la Iglesia.

¿Cómo sacar a los hombres de esa situación?

¿Cómo llevarlos al conocimiento de Dios?

La respuesta que él encontró fue la de presentar, a esos hombres desorientados y alejados de la religión, el amor y la misericordia que Dios tiene a todos los  hombres. especialmente a los pecadores, a los abandonados, a los pobres y a los más necesitados.

Ese amor de Dios para con nosotros lo vio él claramente significado en el Corazón de Jesucristo, nuestro Salvador.



1. NUESTRA MISION

(II)   Siguiendo la inquietud de nuestro fundador, los MSC estamos atentos a las necesidades espirituales y materiales de todos los hombres. Atentos sobre todo a sus angustias y sufrimientos. Buscamos las raíces de esos males y la respuesta de amor y de bondad que podamos ofrecerles para que descubran que Dios tiene un Corazón para con nosotros y que ese mismo Corazón es refugio y salvación del mundo.

Esta búsqueda la realizamos a la luz del Evangelio, escuchando a la Iglesia y a los hombres

Queremos sobre todo descubrir la presencia de Cristo en los pobres, en los pequeños en las víctimas de la violencia y de la injusticia, para hacerles ver que la Buena Nueva del Reino de Dios, manifestada en el Corazón del Salvador, quiere implantar entre los hombres este Reino de Amor, de Justicia y de Verdad, de Libertad, de Fraternidad y de Paz.

Por esa razón nos esforzarnos en trabajar resueltamente por promover la dignidad de la persona, trabajando en favor de los derechos humanos y en cambiar el corazón de los hombres soberbios y egoístas.

Nuestra misión tanto personal como comunitaria tiene que realizarse aquí y ahora en compromisos concretos, Elegimos estos y los revisamos motivados por el espíritu de nuestra Congregación y a la luz de las enseñanzas de la Iglesia.

Llevados por esa inquietud queremos ponernos en todo momento al servicio de la Iglesia universal y de las iglesias locales, sobre todo en los lugares más apartados, para poder servir a nuestros hermanos más abandonados con los criterios y las actitudes del Corazón de Cristo. Este compromiso no puede expresarse en meras acciones. sino que debe ser la proyección de la espiritualidad de nuestra Congregación, inspirada en el Corazón mismo de Jesús.



2. NUESTRA ESPIRITUALIDAD

(III)  El Padre Chevalier no inventó una espiritualidad sino que la descubrió en las actitudes del Cristo del Evangelio como manifestaciones del amor de su Corazón.

Así vemos en la adoración de los pastores y magos que Jesús desde su nacimiento, tiene un Corazón abierto para todos los hombres sin distinción alguna.

Contemplamos a Jesús como el Buen Pastor que va en búsqueda de lo que estaba perdido, que conoce a los suyos y los suyos a El, y que da su vida por salvarlos. El manifiesta así la benignidad que tiene Dios hacia los hombres, especialmente a los pecadores y a aquellos que son despreciados, considerados sin dignidad y sin derechos.

El es nuestro Maestro sencillo y humilde de corazón que alivia nuestras cargas, pero que también manifiesta sus exigencias y habla con autoridad y firmeza.


SERVICIO

(IV) Descubrimos a Jesús que vino no Para ser servido sino para ser servidor de sus hermanos. Justamente, cuando llevó hasta sus últimas consecuencias el servicio a la voluntad de su Padre y a la salvación de los hombres, fue condenado a muerte y aceptó, por redimirnos, voluntariamente la Cruz.

Una prueba realmente significativa de su amor la relata San Juan cuando dice que un soldado le atravesó el costado con una lanza y de su corazón brotó sangre y agua. Y esto dice San Juan, que lo afirma para que tengamos fe y sepamos que Jesús es el verdadero Salvador de los hombres.

Vemos, pues, que a través de estos grandes rasgos de la vida de Jesús se manifiesta de diferentes maneras y en diversas formas, el amor de Dios para con nosotros, es decir, que Dios tiene realmente un Corazón para con los hombres y que se hace palpable en la persona del Salvador.


(V)   MENSAJE MEDULAR

Esta espiritualidad del Corazón de Dios la recogió nuestro fundador como la esencia misma del Evangelio y como mensaje medular que quería anunciar a los hombres desorientados, indiferentes, alejados y perdidos de su tiempo.

Pero esos hombres no solamente los encontramos en esa época. Mientras existan limitaciones humanas, esa realidad, lamentablemente, se repite bajo otras formas, circunstancias y características, pero la constante de ese mal que los agobia es la misma. Por eso la espiritualidad de los MSC es siempre actual. Su misión es continuada y sus compromisos siempre presentes en cada "aquí y ahora" de la historia.

Como MSC queremos que nuestra vida exprese nuestra fe en el amor del Padre que se nos revela en el Corazón de Cristo y que ha sido vertido en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. Como Jesús que ama con Corazón de Hombre, queremos nosotros amar también por El, con El y en El. y anunciar su Amor al mundo.


(VI)  MODELO PERFECTO

Cristo es, por eso, el modelo perfecto de la vida consagrada de los MSC. El es su fuente y dinamismo. Nuestra vida entera estará marcada por este amor fuerte y sincero. Así' compartimos los sentimientos del Corazón de Cristo

A ejemplo de Jesús, nos esforzamos por llevar a los hombres hacia Dios mediante la bondad y la sinceridad, liberándolos así de todo temor servil a Dios y de todo aquello que les impida vivir con la dignidad de ser creaturas e hijos de ese Dios que es Amor.

Siguiendo la actitud del Buen Pastor, estamos dispuestos, confiando en el amor y fuerza de Dios, a dar, si es preciso, nuestra vida por la salvación total de los hombres que el Señor nos ha confiado.

El espíritu de nuestra Congregación está hecho de caridad, de bondad, de humildad, de sencillez. Está hecho, sobre todo, de amor a la justicia y de desvelo por todos, especialmente por los más pobres y necesitados.


(VII)  CENTRO DE NUESTRA VIDA

Sabemos que necesitamos una vida espiritual profunda, abierta al Espíritu Santo, con el fin de crecer en la fe y en el conocimiento del Amor que se revela en Cristo. Por eso reconocemos que la Eucaristía ha de ser el centro de nuestra vida de fe. En la Eucaristía, Dios Padre celebra su Alianza Nueva con nosotros en la persona de Cristo y nosotros renovamos constantemente nuestra propia entrega. La Eucaristía es, por tanto, la fuente primordial de nuestra vida fraterna y de nuestra acción pastoral.

Como María está íntimamente ligada al Corazón de Cristo, la veneramos de manera especial con el nombre de "Nuestra Señora del Sagrado Corazón", porque Ella, que lo engendró, nos puede también conducir a la fuente de Amor del Verbo encarnado. Reconociendo en ella el modelo inigualable que el Padre mismo nos ofrece, podemos vivir y actuar con la esperanza segura que, por el Amor de Cristo, habrá de nacer un mundo nuevo.

Esta espiritualidad del Corazón de Cristo animó ayer y anima hoy nuestra misión y nuestras acciones concretas en cada lugar del mundo donde estamos presentes.


3. NUESTRA PRESENCIA EN EL PERU

(VIII) Desde su llegada al Perú en julio de 1938, los MSC buscan realizar su espiritualidad en una misión y acciones concretas.

Los primeros años estuvieron llenos de dificultades para los MSC de la Provincia de Alemania del Norte, por tener que adaptarse a otra realidad y por venir, debido a la Segunda Guerra Mundial, con escasos recursos económicos, que fueron, a la vez, obstáculo humano, pero bendición divina.

En 1941, después de establecer contacto con la colonia alemana en Miraflores, Lima, pudieron ubicarse definitivamente en lo que habría de ser la Casa Central de los MSC y la Parroquia de San Felipe Apóstol, en Orrantia.


(IX)  NUESTRO APORTE

Es sobre todo a partir de 1943 que los MSC se van haciendo conocidos en Lima, especialmente en el sector juvenil y entre las parejas jóvenes de matrimonios. Su presencia en la Universidad como docentes, en algunos colegios particulares y del Estado como profesores y como asesores de grupos universitarios, atrae la atención de muchos, porque se hace notoria una nueva visión de la religión v una manera diferente de vivirla.

En esos años, los MSC crean un nuevo hito en la historia de la Iglesia de Lima y del Perú, por las proyecciones que tuvo la realización de su misión evangelizadora.

Ellos fueron portadores de la reforma litúrgica que ayudó a una mejor comprensión de la Misa y de los Sacramentos y a una verdadera participación de los fieles en las celebraciones litúrgicas.

Iniciaron en el campo de la catequesis nuevos métodos, utilizando medios visuales y sobre todo una manera clara y comprensible de exponer la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia.

Este esfuerzo en el campo litúrgico y de la catequesis se manifestó en el Congreso Nacional de Catequesis que se realizó en Lima e 1946.

En el campo donde la mayoría de los MSC, en la Lima de esos años, pudo realizar su misión de un modo muy fructífero, fue con seguridad, en las diferentes ramas de la Acción Católica como asesores tanto de jóvenes como de adultos

Su presencia y la nueva imagen del sacerdote que presentaban en los ambientes juveniles, promovieron muchas vocaciones sacerdotales y religiosas para diferentes congregaciones, para el Seminario de Santo Toribio de Lima y también para nuestra Congregación. En 1957 - 1958, se ordenan los tres primeros sacerdotes peruanos en Alemania.

En el campo educacional elaboraron textos del curso de Religión que tuvieron mucha acogida en la juventud. Igualmente, otras publicaciones de orientación cristiana para jóvenes.

En el campo de la liturgia aportaron publicaciones para fomentar una mayor participación de la comunidad eclesial.

Los MSC también destacaron en charlas y conferencias de orientación bíblica, litúrgica, matrimonial y en problemas de actualidad.

Estuvieron igualmente presentes en dos sectores marginales de Lima sirviendo pastoralmente a nuestros hermanos más necesitados en Infantas y Puente Piedra. Más tarde lo harían también en el ambiente campesino de Zaña-Cayaltí (Lambayeque) y de Ica.


(X)   NUESTRAS OBRAS

En 1949 se construye el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en Lince-Lobatón, cerca de San Felipe, para fomentar la devoción a nuestra Patrona. En el año 1950 fue erigida como Parroquia por el Arzobispo de Lima. El sector creció transformándose en una zona muy populosa. El trabajo con la niñez y la juventud se hicieron prioritarios desde entonces hasta la fecha.

Con el deseo de proyectar nuestra labor pastoral al ambiente de provincias, los MSC fundan una casa en Huaraz. En 1951 van nuestros primeros misioneros a la capital de Ancash para establecer allí un Centro Misional. La idea era por demás interesante y atractiva. Lamentablemente no se pudo realizar, pues el Obispo de Huaraz pidió a nuestros Padres que se encargaran del sector norte de la ciudad, donde fundaron dos parroquias, la de Huaraz-Centenario, donde estaría el convento, y la de Jangas, en el Callejón de Huaylas. Cada Parroquia tenía que atender además unas 15 a 20 estancias campesinas. La labor pastoral se extendió a los colegios del Estado, dedicándose así a la orientación cristiana de miles de jóvenes de ambos sexos. También nos dedicamos a la formación de adultos, catequistas campesinos y participamos en la Misión Popular de Huaraz. Después del terremoto de 1970, por falta de personal, tuvimos que entregar las dos parroquias, la de Centenario a una congregación religiosa y la de Jangas a la Diócesis.

Para la Arquidiócesis de Lima construyen los MSC en 1970, la Parroquia de San Lucas, en Pueblo Libre. A pedido del Arzobispo nos hemos hecho cargo de esa amplia Parroquia. Construído el templo y los ambientes entregamos la parroquia al Arzobispo para que los sacerdotes del clero secular puedan regentarla.