toda belleza, la luz beat1fica, el esplendor sin sombra alguna: Dioses luz y en El no existe oscuridad alguna  (1Jn 1,5). El es el Padre de la gloria  (Ef1,17). Esta gloria de Padre la comunica al Hijo, que es para nosotros, en su encarnaci;n, reflejo de su gloria e impronta de su ser  (Heb 1,3). La belleza increada se hace visibleen forma humana en la encarnaci;n de Cristo: Y hemos visto su gloria, gloria que recibedel Padre como Hijo Cnico, lleno de gracia y de verdad  (Jn 1,14)  Rx  # c*f9 xjO;s&X#Restauraci;n c;smica  S( # d\  P;&P#Despu)s del pecado, que todo lo perturba, Navidad es el inicio de la restauraci;nc;smica. El Verbo encarnado se une a la naturaleza humana y en ella a cada hombre ya la creaci;n entera. Navidad es el anuncio de la paz en Aquel que es Pr1ncipe de lapaz . Paz en la tierra a los hombres que Dios ama , cantan los ngeles. Todo lo creadoparticipa en la alegr1a del Nacimiento del Salvador, como canta el hermoso tropariobizantino de la Navidad:  mJ X#R\  P; U_P#Qu) cosa te ofreceremos nosotros, oh Cristo!, por haber venido a la tierra como hombre pornosotros? Cada una de las criaturas, que por Ti han sido creadas, Te trae una oblaci;n de gratitud.Los ngeles, su canto; el cielo, su astro; los magos, sus presentes; los pastores, su estupor; la tierra,su gruta; el desierto, un pesebre. Y nosotros, qu) te ofreceremos? Nosotros te ofrecemos una mJ" Virgen Madre.$n"G oHH& #Q*f9 xjO;^X#э L. MALDONADO Poes1a litCrgica, Madrid 1980, p.210; O. CULLMANN, Navidad en la Iglesiaantigua, en Estudios de Teolog1a b1blica, Madrid 1973, p.1-47.L   SZ$ # d\  P;&P#El don de Mar1a, la nueva Eva, la nueva tierra del para1so, inicia la restauraci;ndel cosmos y de la historia. Todo mira hacia el Mes1as: la creaci;n, la historia, lospueblos. Y El viene para consagrar el mundo con su venida: &$p-++Ԍ mJ ԙX#R\  P; U_P#Verbo invisible, apareci; visiblemente en nuestra carne; engendrado antes de los siglos, comenz;a existir en el tiempo, para asumir en s1 todo lo creado y levantarlo de su ca1da; para reintegrar entu designio el universo y reconducir a Ti la humanidad dispersa (Prefacio II).L   S # d\  P;&P#En Cristo, manifestaci;n del amor de Dios, la gloria de Dios aparece en elocultamiento de su majestad. La exaltaci;n, la glorificaci;n pasar por el revestimientode la desfiguraci;n del hombre por el pecado; es la k)nosis del Hijo de Dios, que nos abreel camino de la gloria (Filp 2,5-9). Tom; sobre s1 toda nuestra miseria: No ten1aapariencia ni presencia; lo vimos y no ten1a aspecto que pudi)ramos apreciar. Despreciabley deshecho de los hombres  (Is 53,2-3). El pecado priv; al hombre de la gloria de Dios,que como imagen suya se reflejaba en )l. Cristo, plenitud de la gloria del Padre, sehumill; hasta la ignominia para devolvernos la gracia de la participaci;n en la gloria delPadre. Jesucristo nos da el Esp1ritu de gloria  (1Pe 4,14). Este Esp1ritu de gloria haceque la Iglesia se presente ante El toda gloriosa, sin mancha ni arruga, sino santa einmaculada  (Ef 5,27), superando la belleza de una esposa adornada para su esposo (Apo 21,2). En su consumaci;n, como don que desciende del ciclo, la santa Jerusal)n, suesplendor ser como el de una piedra preciosa, como jaspe cristalino  (Apo 21,10-11). No necesitar ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la iluminar la gloria de Diosy su lmpara ser el Cordero  (Apo 21,23-24). Bella El Amor de Dios hecho Corazon