de modo ms admirable nos has renovado yredimido; haz que podamos compartir la vida divina de tu Hijo, que hoy ha querido asumir nuestranaturaleza humana" (colecta de la misa del d1a). "En El resplandece en plena luz el misteriosocambio que nos ha redimido, nuestra debilidad es asumida por el Verbo, el hombre mortal eselevado a una dignidad perenne, y nosotros, unidos en comuni;n admirable, compartimos tu vidainmortal" (Prefacio III).L   S[ # d\  P;&P#Este es el culmen de la alegr1a de Navidad, que hace a la asamblea cristianaexultar en cantos y hace de la liturgia una celebraci;n. En la celebraci;n litCrgica eltiempo queda en suspenso al manifestarse la presencia de Dios entre los hombres: elEnmanuel. Esta manifestaci;n es la que suscita la respuesta del hombre como gracia y donagradecido. Es en esta celebraci;n donde brota el canto y donde el canto halla suverdadera significaci;n. No existe fiesta sin cantos ni celebraci;n sin mCsica y menos aCn en la liturgiacristiana. La celebraci;n cristiana se mueve en el mbito de lo inefable, del misterio; porello, su lenguaje adecuado es el canto que, gracias a la musicalizaci;n de sus textos,dilata, ampl1a el significado de la palabra y de este modo rastrea lo innombrable, elmisterio. Por otro lado, sondea lo ms profundo de la interioridad y saca fuera lossentimientos ms hondos del hombre. El canto rompe la mudez que crea la presencia deDios (Ex 4,10) y quiebra tambi)n la suficiencia del discurso racional, conceptualista,liberando a la palabra de la hybris intelectualista. El permitir hacer que la voz propia sefunda con la de los dems es una forma da abdicar de s1 mismo y abrirse a los otros.Surge entonces la unanimidad en el sentido de que mediante la una voce  (Rom 15,16)se llega al cor unum et anima una  (He 4,32). Como dice san Juan Cris;stomo:  mJc# X#R\  P; U_P#Desde que baja en medio de nosotros el salmo, reCne las voces ms diversas y forma con todasellas un cntico armonioso; j;venes y viejos, ricos y pobres, mujeres y hombres, esclavos y libres,hemos sido arrastrados a una misma melod1a. Si un mCsico haciendo sonar con arte las diversascuerdas compone con ellas un solo canto a pesar de ser mCltiples sus sonidos, nos asombraremosde que nuestros salmos y nuestros cantos tengan el mismo poder? Habla el profeta y todos nosotrosrespondemos, todos mezclamos nuestra voz con la suya. As1 formamos todos un solo coro... En unaIglesia es necesario que se eleve una sola voz, como proveniente de un solo cuerpo. Ved por qu)''p-++ es uno solo el lector que se hace escuchar mientras el obispo est sentado en silencio; uno solo es mJ el salmista que canta. Y cuando todos responden son como una sola voz y una sola boca.( oH #Q*f9 xjO;^X#э SAN JUAN CRISOSTOMO, In Epist I ad Cot. Homilia 36,6: PG 61,315.L   S% # d\  P;&P#El canto expresa la unidad de la asamblea. Con su ritmo y melod1a crea la S concordia y reCne todas las voces en la sinfon1a de una sola voz (Rom 15,6).v)G: oHz #Q*f9 xjO;^X#э SAN BASILIO, Homilia in Ps 1,2: PG 29,212.v Los primeros cristianos no hicieron ms que seguir la exhortaci;n de san Pablopara hacer del canto la expresi;n de la oraci;n litCrgica: Cantad en vuestros corazonesa Dios, con gratitud, salmos, himnos y cnticos espirituales  (Col 3,16). El canto aparececomo signo de alegr1a y agradecimiento: "Est alegre alguno de entre vosotros? Quecante himnos" (Sant 5,13). De este modo, tambi)n la Iglesia celeste expresa con el cantosu reconocimiento por la redenci;n y su alabanza al Se9or (Apo 4,811;5,9-10;15,3-4;19El Amor de Dios hecho Corazon