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PANTALLA CHICA: ¿Esclavitud o Revolución?

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El ser humano ha luchado siempre por su libertad. Así se ha liberado de señores feudales, colonizadores y dictadores, defendiendo su capacidad para decidir y para ejercer sus derechos inalienables…

Por Mayela Fernández De Vera, el Observador


El ser humano ha luchado siempre por su libertad. Así se ha liberado de señores feudales, colonizadores y dictadores, defendiendo su capacidad para decidir y para ejercer sus derechos inalienables. Grandes y sangrientas guerras se produjeron en la historia con estos fines; las ideas eran defendidas con la espada, y los valores personales, nacionales y universales constituían un aliciente para trabajar, para pelear y para morir.

Estas gestas heroicas son cosa del pasado. El hombre moderno no pone ya resistencia. La televisión, en sus diferentes modalidades y en distintos lugares del mundo, le ha quitado la voluntad, la creatividad y la inútil inquietud de alcanzar un ideal, comenzando por el hecho de que ya no se tienen ideales. La vida pasa en un abrir y cerrar de celular, en un clic y otro clic de computadora, y sobre todo, en un prender y apagar del televisor.

Se puede estar en desacuerdo con los padres, con los hermanos, con los amigos, pero jamás en desacuerdo con lo que dice el programa que lo sabe todo, donde habla un señor que lo sabe todo y aparecen imágenes que lo dicen todo. Si se está seguro de algo en esta vida, es gracias al televisor. Pueden existir rebeliones existenciales contra algún sistema político, contra alguna moda ridícula, contra algún artista pasado de moda; pero en contra de la televisión, no. El lugar que ocupa en las mentes de muchos hombres y mujeres de la modernidad se lo ha ganado la tele a pulso, con muchas horas diarias de programación incidiendo en las miradas, en las mentes y en las conciencias del público cautivo y rendido a sus encantos. El ser humano moderno, como dice Sartori*, está teledirigido. La televisión dicta qué pensar, qué decidir, qué hacer.

Habría que organizar una conspiración para buscar la independencia personal y social respecto a un medio de comunicación que fue creado por el hombre y que debe seguir siendo un instrumento para bien del mismo. La lectura, la reflexión, y la oración pueden ser buenas aliadas para esta independencia, para crear una sana distancia entre la realidad de la televisión y la realidad de nuestra propia vida.

*Sartori, Giovanni «La sociedad teledirigida»