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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén


Capítulo 1
1:1
Y FUÉ que á los treinta años, en el mes cuarto, á cinco del mes, estando yo en medio de los trasportados junto al río de Chebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
1:2
A los cinco del mes, que fué en el quinto año de la transmigración del rey Joachîn,
1:3
Fué palabra de el Altísimo á Ezequiel sacerdote, hijo de Buzi, en la tierra de los Caldeos, junto al río de Chebar; fué allí sobre él la mano de el Altísimo.
1:4
Y miré, y he aquí un viento tempestuoso venía del aquilón, una gran nube, con un fuego envolvente, y en derredor suyo un resplandor, y en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar,
1:5
Y en medio de ella, figura de cuatro animales. Y este era su parecer; había en ellos semejanza de hombre.
1:6
Y cada uno tenía cuatro rostros, y cuatro alas.
1:7
Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como la planta de pie de becerro; y centelleaban á manera de bronce muy bruñido.
1:8
Y debajo de sus alas, á sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus rostros y sus alas por los cuatro lados.
1:9
Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban; cada uno caminaba en derecho de su rostro.
1:10
Y la figura de sus rostros era rostro de hombre; y rostro de león á la parte derecha en los cuatro; y á la izquierda rostro de buey en los cuatro; asimismo había en los cuatro rostro de águila.
1:11
Tales eran sus rostros; y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos.
1:12
Y cada uno caminaba en derecho de su rostro: hacia donde el espíritu era que anduviesen, andaban; cuando andaban, no se volvían.
1:13
Cuanto á la semejanza de los animales, su parecer era como de carbones de fuego encendidos, como parecer de hachones encendidos: discurría entre los animales; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
1:14
Y los animales corrían y tornaban á semejanza de relámpagos.
1:15
Y estando yo mirando los animales, he aquí una rueda en la tierra junto á los animales, á sus cuatro caras.
1:16
Y el parecer de las ruedas y su obra semejábase al color del topacio. Y las cuatro tenían una misma semejanza: su apariencia y su obra como rueda en medio de rueda.
1:17
Cuando andaban, se movían sobre sus cuatro costados: no se volvían cuando andaban.
1:18
Y sus cercos eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
1:19
Y cuando los animales andaban, las ruedas andaban junto á ellos: y cuando los animales se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.
1:20
Hacia donde el espíritu era que anduviesen, andaban; hacia donde era el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales estaba en las ruedas.
1:21
Cuando ellos andaban, andaban ellas; y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales estaba en las ruedas.
1:22
Y sobre las cabezas de cada animal aparecía expansión á manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.
1:23
Y debajo de la expansión estaban las alas de ellos derechas la una á la otra; á cada uno dos, y otras dos con que se cubrían sus cuerpos.
1:24
Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como la voz de un ejército. Cuando se paraban, aflojaban sus alas.
1:25
Y cuando se paraban y aflojaban sus alas, oíase voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.
1:26
Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas, veíase la figura de un trono y que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.
1:27
Y vi apariencia como de ámbar, como apariencia de fuego dentro de ella en contorno, por el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
1:28
Cual parece el arco del cielo que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fué la visión de la semejanza de la gloria de el Altísimo. Y luego que yo la hube visto, caí sobre mi rostro, y oí voz de uno que hablaba.


Eze 1:1 El año treinta, el día cinco el cuarto mes, encontrándome yo entre los deportados, a orillas del río Kebar, se abrió el cielo y contemplé visiones divinas.
Eze 1:2 El día cinco del mes - era el año quinto de la deportación del rey Joaquín -
Eze 1:3 la palabra de Yahveh fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río Kebar, y allí fue sobre él la mano de Yahveh.
Eze 1:4 Yo miré: vi un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con fuego fulgurante y resplandores en torno, y en el medio como el fulgor del electro, en medio del fuego.
Eze 1:5 Había en el centro como una forma de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente: tenían forma humana.
Eze 1:6 Tenían cada uno cuatro caras, y cuatro alas cada uno.
Eze 1:7 Sus piernas eran rectas y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña del buey, y relucían como el fulgor del bronce bruñido.
Eze 1:8 Bajo sus alas había unas manos humanas vueltas hacia las cuatro direcciones, lo mismo que sus caras y sus alas, las de los cuatro.
Eze 1:9 Sus alas estaban unidas una con otra; al andar no se volvían; cada uno marchaba de frente.
Eze 1:10 En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila.
Eze 1:11 Sus alas estaban desplegadas hacia lo alto; cada uno tenía dos alas que se tocaban entre sí y otras dos que le cubrían el cuerpo;
Eze 1:12 y cada uno marchaba de frente; donde el espíritu les hacía ir, allí iban, y no se volvían en su marcha.
Eze 1:13 Entre los seres había algo como brasas incandescentes, con aspecto de antorchas, que se movía entre los seres; el fuego despedía un resplandor, y del fuego salían rayos.
Eze 1:14 Y los seres iban y venían con el aspecto del relámpago.
Eze 1:15 Miré entonces a los seres y vi que había una rueda en el suelo, al lado de los seres de cuatro caras.
Eze 1:16 El aspecto de las ruedas y su estructura era como el destello del crisólito. Tenían las cuatro la misma forma y parecían dispuestas como si una rueda estuviese dentro de la otra.
Eze 1:17 En su marcha avanzaban en las cuatro direcciones; no se volvían en su marcha.
Eze 1:18 Su circunferencia tenía gran altura, era imponente, y la circunferencia de las cuatro estaba llena de destellos todo alrededor.
Eze 1:19 Cuando los seres avanzaban, avanzaban las ruedas junto a ellos, y cuando los seres se elevaban del suelo, se elevaban las ruedas.
Eze 1:20 Donde el espíritu les hacía ir, allí iban, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas.
Eze 1:21 Cuando avanzaban ellos, avanzaban ellas, cuando ellos se paraban, se paraban ellas, y cuando ellos se elevaban del suelo, las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas.
Eze 1:22 Sobre las cabezas del ser había una forma de bóveda resplandeciente como el cristal, extendida por encima de sus cabezas,
Eze 1:23 y bajo la bóveda sus alas estaban rectas, una paralela a la otra; cada uno tenía dos que le cubrían el cuerpo.
Eze 1:24 Y oí el ruido de sus alas, como un ruido de muchas aguas, como la voz de Sadday; cuando marchaban, era un ruido atronador, como ruido de batalla; cuando se paraban, replegaban sus alas.
Eze 1:25 Y se produjo un ruido.
Eze 1:26 Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había algo como una piedra de zafiro en forma de trono, y sobre esta forma de trono, por encima, en lo más alto, una figura de apariencia humana.
Eze 1:27 Vi luego como el fulgor del electro, algo como un fuego que formaba una envoltura, todo alrededor, desde lo que parecía ser sus caderas para arriba; y desde lo que parecía ser sus caderas para abajo, vi algo como fuego que producía un resplandor en torno,
Eze 1:28 con el aspecto del arco iris que aparece en las nubes los días de lluvia: tal era el aspecto de este resplandor, todo en torno. Era algo como la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba.

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Capítulo 2

2:1
Y DÍJOME: Hijo del hombre, está sobre tus pies, y hablaré contigo.
2:2
Y entró espíritu en mí luego que me habló, y afirmóme sobre mis pies, y oía al que me hablaba.
2:3
Y díjome: Hijo del hombre, yo te envío á los hijos de Israel, á gentes rebeldes que se rebelaron contra mí: ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
2:4
Yo pues te envío á hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo.
2:5
Acaso ellos escuchen; y si no escucharen, (porque son una rebelde familia,) siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.
2:6
Y tú, hijo del hombre, no temas de ellos, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinas, y tú moras con escorpiones: no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
2:7
Les hablarás pues mis palabras, escuchen ó dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.
2:8
Mas tú, hijo del hombre, oye lo que yo te hablo; no seas tú rebelde como la casa rebelde: abre tu boca, y come lo que yo te doy.
2:9
Y miré, y he aquí una mano me fué enviada, y en ella había un rollo de libro.
2:10
Y extendiólo delante de mí, y estaba escrito delante y detrás: y había escritas en él endechas, y lamentación, y ayes.

Eze 2:1 Me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».
Eze 2:2 El espíritu entró en mí como se me había dicho y me hizo tenerme en pie; y oí al que me hablaba.
Eze 2:3 Me dijo: «Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a la nación de los rebeldes, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han sido contumaces hasta este mismo día.
Eze 2:4 Los hijos tienen la cabeza dura y el corazón empedernido; hacia ellos te envío para decirles: Así dice el señor Yahveh.
Eze 2:5 Y ellos, escuchen o no escuchen, ya que son una casa de rebeldía, sabrán que hay un profeta en medio de ellos.
Eze 2:6 Y tú, hijo de hombre, no les tengas miedo, no tengas miedo de sus palabras si te contradicen y te desprecian y si te ves sentado sobre escorpiones. No tengas miedo de sus palabras, no te asustes de ellos, porque son una casa de rebeldía.
Eze 2:7 Les comunicarás mis palabras, escuchen o no escuchen, porque son una casa de rebeldía.
Eze 2:8 «Y tú, hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte, no seas rebelde como esa casa de rebeldía. Abre la boca y come lo que te voy a dar.»
Eze 2:9 Yo miré: vi una mano que estaba tendida hacia mí, y tenía dentro un libro enrollado.
Eze 2:10 Lo desenrolló ante mi vista: estaba escrito por el anverso y por el reverso; había escrito: «Lamentaciones, gemidos y ayes.»


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Capítulo 3

3:1
Y DÍJOME: Hijo del hombre, come lo que hallares; come este rollo, y ve y habla á la casa de Israel.
3:2
Y abrí mi boca, é hízome comer aquel rollo.
3:3
Y díjome: Hijo del hombre, haz á tu vientre que coma, é hinche tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y comílo, y fué en mi boca dulce como miel.
3:4
Díjome luego: Hijo del hombre, ve y entra á la casa de Israel, y habla á ellos con mis palabras.
3:5
Porque no eres enviado á pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino á la casa de Israel.
3:6
No á muchos pueblos de profunda habla ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si á ellos te enviara, ellos te oyeran.
3:7
Mas la casa de Israel no te querrán oir, porque no me quieren oír á mí: porque toda la casa de Israel son tiesos de frente, y duros de corazón.
3:8
He aquí he hecho yo tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra su frente.
3:9
Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque es casa rebelde.
3:10
Y díjome: Hijo del hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
3:11
Y ve, y entra á los trasportados, á los hijos de tu pueblo, y les hablarás y les dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo; escuchen, ó dejen de escuchar.
3:12
Y levantóme el espíritu, y oí detrás de mí una voz de grande estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de el Altísimo desde su lugar.
3:13
Oí también el sonido de las alas de los animales que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de grande estruendo.
3:14
Levantóme pues el espíritu, y me tomó; y fuí en amargura, en la indignación de mi espíritu: mas la mano de el Altísimo era fuerte sobre mí.
3:15
Y vine á los trasportados en Telabib, que moraban junto al río de Chebar, y asenté donde ellos estaban asentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.
3:16
Y aconteció que al cabo de los siete días fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
3:17
Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya á la casa de Israel: oirás pues tú la palabra de mi boca, y amonestarlos has de mi parte.
3:18
Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás: y tú no le amonestares, ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, á fin de que viva, el impío morirá por su maldad, mas su sangre demandaré de tu mano.
3:19
Y si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, y tú habrás librado tu alma.
3:20
Y cuando el justo se apartare de su justicia, é hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; mas su sangre demandaré de tu mano.
3:21
Y si al justo amonestares para que el justo no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fué amonestado; y tú habrás librado tu alma.
3:22
Y fué allí la mano de el Altísimo sobre mí, y díjome: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.
3:23
Y levantéme, y salí al campo: y he aquí que allí estaba la gloria de el Altísimo, como la gloria que había visto junto al río de Chebar: y caí sobre mi rostro.
3:24
Entonces entró espíritu en mí, y afirmóme sobre mis pies, y hablóme, y díjome: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.
3:25
Y tú, oh hijo del hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.
3:26
Y haré se pegue tu lengua á tu paladar, y estarás mudo, y no serás á ellos varón que reprende: porque son casa rebelde.
3:27
Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo: El que oye, oiga; y el que cesa, cese: porque casa rebelde son.

Eze 3:1 Y me dijo: «Hijo de hombre, come lo que se te ofrece; come este rollo y ve luego a hablar a la casa de Israel.»
Eze 3:2 Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo,
Eze 3:3 y me dijo: «Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este rollo que yo te doy.» Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel.
Eze 3:4 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con mis palabras.
Eze 3:5 Pues no eres enviado a un pueblo de habla oscura y de lengua difícil, sino a la casa de Israel.
Eze 3:6 No a pueblos numerosos, de habla oscura y de lengua difícil cuyas palabras no entenderías. Si te enviara a ellos, ¿no es verdad que te escucharían?
Eze 3:7 Pero la casa de Israel no quiere escucharte a ti porque no quiere escucharme a mí, ya que toda la casa de Israel tiene la cabeza dura y el corazón empedernido.
Eze 3:8 Mira, yo he hecho tu rostro duro como su rostro, y tu frente tan dura como su frente;
Eze 3:9 yo te hecho tu frente dura como el diamante, que es más duro que la roca. No los temas, no tengas miedo de ellos, porque son una casa de rebeldía.»
Eze 3:10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, todas las palabras que yo te dirija, guárdalas en tu corazón y escúchalas atentamente,
Eze 3:11 y luego, anda, ve donde los deportados, donde los hijos de tu pueblo; les hablarás y les dirás: "Así dice el Señor Yahveh", escuchen o no escuchen.»
Eze 3:12 Entonces, el espíritu me levantó y oí detrás de mí el ruido de una gran trepidación: «Bendita sea la gloria de Yahveh, en el lugar donde está»,
Eze 3:13 el ruido que hacían las alas de los seres al batir una contra otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos, ruido de gran trepidación.
Eze 3:14 Y el espíritu me levantó y me arrebató; yo iba amargado con quemazón de espíritu, mientras la mano de Yahveh pesaba fuertemente sobre mí.
Eze 3:15 Llegué donde los deportados de Tel Abib que residían junto al río Kebar - era aquí donde ellos residían -, y permanecí allí siete días, aturdido, en medio de ellos.
Eze 3:16 Al cabo de los siete días, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 3:17 «Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel. Oirás de mi boca la palabra y les advertirás de mi parte.
Eze 3:18 Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no le adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, a fin de que viva, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
Eze 3:19 Si por el contrario adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.
Eze 3:20 Cuando el justo se aparte de su justicia para cometer injusticia, yo pondré un obstáculo ante él y morirá; por no haberle advertido tú, morirá él por su pecado y no se recordará la justicia que había practicado, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
Eze 3:21 Si por el contrario adviertes al justo que no peque, y él no peca, vivirá él por haber sido advertido, y tú habrás salvado tu vida.»
Eze 3:22 Allí fue sobre mí la mano de Yahveh; me dijo: «Levántate, sal a la vega, y allí te hablaré.»
Eze 3:23 Me levanté y salí a la vega, y he aquí que la gloria de Yahveh estaba parada allí, semejante a la gloria que yo había visto junto al río Kebar, y caí rostro en tierra.
Eze 3:24 Entonces, el espíritu entró en mí y me hizo tenerme en pie, y me habló. Me dijo: «Ve a encerrarte en tu casa.
Eze 3:25 Hijo de hombre, he aquí que se te van a echar cuerdas con las que serás atado, para que no aparezcas en medio de ellos.
Eze 3:26 Yo haré que tu lengua se te pegue al paladar, quedarás mudo y dejarás de ser su censor, porque son una casa de rebeldía.
Eze 3:27 Mas cuando yo te hable, abriré tu boca y les dirás: Así dice el Señor Yahveh; quien quiera escuchar, que escuche, y quien no quiera, que lo deje; porque son una casa de rebeldía.»


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Capítulo 4

4:1
Y TÚ, hijo del hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de tí, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalem:
4:2
Y pondrás contra ella cerco, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y asentarás delante de ella campo, y pondrás contra ella arietes alrededor.
4:3
Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad: afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal á la casa de Israel.
4:4
Y tú dormirás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel: el número de los días que dormirás sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos.
4:5
Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos y noventa días: y llevarás la maldad de la casa de Israel.
4:6
Y cumplidos estos, dormirás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días: día por año, día por año te lo he dado.
4:7
Y al cerco de Jerusalem afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella.
4:8
Y he aquí he puesto sobre ti cuerdas, y no te tornarás del un tu lado al otro lado, hasta que hayas cumplido los días de tu cerco.
4:9
Y tú toma para ti trigo, y cebada, y habas, y lentejas, y mijo, y avena, y ponlo en una vasija, y hazte pan de ello el número de los días que durmieres sobre tu lado: trescientos y noventa días comerás de él.
4:10
Y la comida que has de comer será por peso de veinte siclos al día: de tiempo á tiempo lo comerás.
4:11
Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin: de tiempo á tiempo beberás.
4:12
Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás á vista de ellos con los estiércoles que salen del hombre.
4:13
Y dijo el Altísimo: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las gentes á donde los lanzaré yo.
4:14
Y dije: ¡Ah Señor el Altísimo! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi mocedad hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.
4:15
Y respondióme: He aquí te doy estiércoles de bueyes en lugar de los estiércoles de hombre, y dispondrás tu pan con ellos.
4:16
Díjome luego: Hijo del hombre, he aquí quebrantaré el sostén del pan en Jerusalem, y comerán el pan por peso, y con angustia; y beberán el agua por medida, y con espanto.
4:17
Porque les faltará el pan y el agua, y se espantarán los unos con los otros, y se consumirán por su maldad.

Eze 4:1 Tú, hijo de hombre, toma un ladrillo y ponlo delante de ti; grabarás en él una ciudad, Jerusalén,
Eze 4:2 y emprenderás contra ella un asedio: construirás contra ella trincheras, levantarás contra ella terraplenes, emplazarás contra ella campamentos, instalarás contra ella arietes, todo alrededor.
Eze 4:3 Toma luego una sartén de hierro y colócala como un muro de hierro entre ti y la ciudad. Fijarás tu rostro sobre ella, y quedará en estado de sitio: tú la sitiarás. Es una señal para la casa de Israel.
Eze 4:4 Acuéstate del lado izquierdo y pon sobre ti la culpa de la casa de Israel. Todo el tiempo que estés acostado así, llevarás su culpa.
Eze 4:5 Yo te he impuesto los años de su culpa en una duración de trescientos noventa días, durante los cuales cargarás con la culpa de la casa de Israel.
Eze 4:6 Cuando hayas terminado estos últimos, te acostarás otra vez del lado derecho, y llevarás la culpa de la casa de Judá durante cuarenta días. Yo te he impuesto un día por año.
Eze 4:7 Después fijarás tu rostro y tu brazo desnudo sobre el asedio de Jerusalén, y profetizarás contra ella.
Eze 4:8 He aquí que yo te he atado con cuerdas, y no te darás vuelta de un lado a otro hasta que no hayas cumplido los días de tu reclusión.
Eze 4:9 Toma, pues, trigo, cebada, habas, lentejas, mijo, espelta: ponlo en una misma vasija y haz con ello tu pan. Durante todo el tiempo que estés acostado de un lado - trescientos noventa días - comerás de ello.
Eze 4:10 El alimento que comas será de un peso de veinte siclos por día, que comerás de tal a tal hora.
Eze 4:11 También beberás el agua con medida, beberás la sexta parte de un sextario, de tal a tal hora.
Eze 4:12 Comerás este alimento en forma de galleta de cebada que será cocida, a la vista de ellos, sobre excrementos humanos.»
Eze 4:13 Y dijo Yahveh: «Así comerán los israelitas su alimento impuro en medio de las naciones donde yo los arrojaré.»
Eze 4:14 Yo dije entonces: «¡Ah, Señor Yahveh!, mi alma no está impura. Desde mi infancia hasta el presente jamás he comido bestia muerta o despedazada, ni carne corrompida entró en mi boca.»
Eze 4:15 El me dijo: «Bien, en lugar de excrementos humanos te permito usar boñiga de buey para que hagas tu pan encima.»
Eze 4:16 Luego me dijo: «Hijo de hombre, he aquí que yo voy a destruir la provisión de pan en Jerusalén: comerán el pan con peso y con angustia; y el agua con medida y con ansiedad la beberán,
Eze 4:17 porque faltarán el pan y el agua: quedarán pasmados todos juntos y se consumirán por sus culpas.»


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Capítulo 5

5:1
Y TÚ, hijo del hombre, tómate un cuchillo agudo, una navaja de barbero toma, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba: tómate después un peso de balanza, y reparte los pelos.
5:2
Una tercera parte quemarás con fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplieren los días del cerco, y tomarás una tercera parte, y herirás con cuchillo alrededor de ella; y una tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos.
5:3
Tomarás también de allí unos pocos por cuenta, y los atarás en el canto de tu ropa.
5:4
Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en mitad del fuego, y en el fuego los quemarás: de allí saldrá el fuego en toda la casa de Israel.
5:5
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Esta es Jerusalem: púsela en medio de las gentes y de las tierras alrededor de ella.
5:6
Y ella mudó mis juicios y mis ordenanzas en impiedad más que las gentes, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis juicios y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.
5:7
Por tanto, así ha dicho el Altísimo: ¿Por haberos multiplicado más que á las gentes que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las gentes que están alrededor de vosotros habéis hecho.
5:8
Así pues ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti; si, yo, y haré juicios en medio de ti á los ojos de las naciones.
5:9
Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, á causa de todas tus abominaciones.
5:10
Por eso los padres comerán á los hijos en medio de ti, y los hijos comerán á sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré á todos vientos todo tu residuo.
5:11
Por tanto, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, ciertamente por haber violado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también: mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia.
5:12
Una tercera parte de ti morirá de pestilencia, y de hambre será consumida en medio de ti; y una tercera parte caerá á cuchillo alrededor de ti; y una tercera parte esparciré á todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
5:13
Y cumpliráse mi furor, y haré que repose en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción: y sabrán que yo el Altísimo he hablado en mi celo, cuando habré cumplido en ellos mi enojo.
5:14
Y te tornaré en desierto y en oprobio entre las gentes que están alrededor de ti, á los ojos de todo transeunte.
5:15
Y serás oprobio, y escarnio, y escarmiento, y espanto á las gentes que están alrededor de ti, cuando yo hiciere en ti juicios en furor é indignación, y en reprensiones de ira. Yo el Altísimo he hablado.
5:16
Cuando arrojare yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el arrimo del pan.
5:17
Enviaré pues sobre vosotros hambre, y malas bestias que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por ti; y meteré sobre ti cuchillo. Yo el Altísimo he hablado.

Eze 5:1 Tú, hijo de hombre, toma una espada afilada, tómala como navaja de barbero, y pásatela por tu cabeza y tu barba. Luego tomarás una balanza y dividirás en partes lo que hayas cortado.
Eze 5:2 A un tercio le prenderás fuego en medio de la ciudad, al cumplirse los días del asedio. El otro tercio lo tomarás y lo cortarás con la espada todo alrededor de la ciudad. El último tercio lo esparcirás al viento, y yo desenvainaré la espada detrás de ellos.
Eze 5:3 Pero de aquí tomarás una pequeña cantidad que recogerás en el vuelo de tu manto,
Eze 5:4 y de éstos tomarás todavía un poco, lo echarás en medio del fuego y lo quemarás en él. De ahí saldrá el fuego hacia toda la casa de Israel.
Eze 5:5 Así dice el Señor Yahveh: Esta es Jerusalén; yo lo había colocado en medio de las naciones, y rodeado de países.
Eze 5:6 Pero ella se ha rebelado contra mis normas con más perversidad que las naciones, y contra mis decretos más que los países que la rodean. Sí, han rechazado mis normas y no se han conducido según mis decretos.
Eze 5:7 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Porque vuestro tumulto es mayor que el de las naciones que os rodean, porque no os habéis conducido según mis decretos ni habéis observado mis normas, y ni siquiera os habéis ajustado a las normas de las naciones que os rodean,
Eze 5:8 por eso, así dice el Señor Yahveh: También yo me declaro contra ti, ejecutaré mis juicios en medio de ti a los ojos de las naciones,
Eze 5:9 y haré contigo lo que jamás he hecho y lo que no volveré a hacer jamás, a causa de todas tus abominaciones.
Eze 5:10 Por eso, los padres devorarán a sus hijos, en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres. Yo haré justicia de ti y esparciré lo que quede de ti a todos los vientos.
Eze 5:11 Por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que de la misma manera que tú has contaminado mi santuario con todos tus horrores y todas tus abominaciones, yo también te rechazaré a ti sin una mirada de piedad, tampoco yo perdonaré.
Eze 5:12 Un tercio de los tuyos morirá de peste o perecerá de hambre en medio de ti, otro tercio caerá a espada, en tus alrededores, y al otro tercio lo esparciré yo a todos los vientos, desenvainando la espada detrás de ellos.
Eze 5:13 Mi cólera se desahogará y saciaré en ellos mi furor; me vengaré y sabrán entonces que yo, Yahveh, he hablado en mi celo, cuando desahogue mi furor en ellos.
Eze 5:14 Y haré de ti una ruina, un oprobio entre las naciones que te rodean, a los ojos de todos los transeúntes.
Eze 5:15 Serás oprobio y blanco de insultos, ejemplo y asombro para las naciones que te rodean, cuando yo haga justicia de ti con cólera y furor, con furiosos escarmientos. Yo, Yahveh, he hablado.
Eze 5:16 Cuando lance contra ellos las terribles flechas del hambre, que causan el exterminio, y que yo enviaré para exterminaros, añadiré el hambre contra vosotros, y destruiré vuestras provisiones de pan.
Eze 5:17 Enviaré contra vosotros el hambre y las bestias feroces, que te dejarán sin hijos; la peste y la sangre pasarán por ti, y haré venir contra ti la espada. Yo, Yahveh, he hablado.


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Capítulo 6

6:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
6:2
Hijo del hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.
6:3
Y dirás: Montes de Israel, oid palabra del Señor el Altísimo: Así ha dicho el Señor el Altísimo á los montes y dicho el Señor el Altísimo á los montes y á los collados, á los arroyos y á los valles: He aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros cuchillo, y destruiré vuestros altos.
6:4
Y vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas: y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.
6:5
Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos; y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares.
6:6
En todas vuestras habitaciones las ciudades serán desiertas, y los altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y quebrados serán vuestros ídolos, y cesarán; y vuestras imágenes del sol serán destruídas, y vuestras obras serán desechas.
6:7
Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que soy el Altísimo.
6:8
Mas dejaré que haya de vosotros quien escape del cuchillo entre las gentes, cuando fuereis esparcidos por las tierras.
6:9
Y los que de vosotros escaparen, se acordarán de mí entre las gentes entre las cuales serán cautivos: porque yo me quebranté á causa de su corazón fornicario, que se apartó de mí, y á causa de sus ojos, que fornicaron tras sus ídolos: y se avergonzarán de sí mismos, á causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.
6:10
Y sabrán que yo soy el Altísimo: no en vano dije que les había de hacer este mal.
6:11
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Hiere con tu mano, y huella con tu pie, y di: ¡Ay de los males de la casa de Israel por todas las abominaciones! porque con cuchillo, y con hambre, y con pestilencia caerán.
6:12
El que estuviere lejos, morirá de pestilencia; y el que estuviere cerca caerá á cuchillo; y el que quedare, y fuere cercado, morirá de hambre: así cumpliré en ellos mi enojo.
6:13
Y sabréis que yo soy el Altísimo, cuando sus muertos estarán en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, en todo collado alto, y en todas las cumbres de los montes, y debajo de todo árbol sombrío, y debajo de toda encina espesa, lugares donde dieron olor suave á todos sus ídolos.
6:14
Y extenderé mi mano sobre ellos, y tornaré la tierra asolada y desierta, más que el desierto hacia Diblath, en todas sus habitaciones: y conocerán que yo soy el Altísimo.


Eze 6:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 6:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los montes de Israel y profetiza contra ellos.
Eze 6:3 Dirás: Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor Yahveh. Así dice el Señor Yahveh a los montes, a las colinas, a los barrancos y a los valles: He aquí que yo voy a hacer venir contra vosotros la espada y destruiré vuestros altos.
Eze 6:4 Vuestros altares serán devastados, vuestros braseros de incienso serán rotos, haré caer a vuestros habitantes, acribillados, delante de vuestras basuras,
Eze 6:5 pondré los cadáveres de los israelitas delante de sus basuras, y esparciré sus huesos alrededor de vuestros altares.
Eze 6:6 En todo lugar donde habitéis, las ciudades quedarán en ruinas y los altos serán devastados, de forma que vuestros altares queden en ruinas, como cosa culpable, vuestras basuras sean destrozadas y aventadas, vuestros braseros de incienso hechos pedazos y aniquiladas vuestras obras.
Eze 6:7 Caerán las víctimas en medio de vosotros, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 6:8 Pero haré que os queden, entre las naciones, algunos supervivientes de la espada, cuando seáis dispersados por los países.
Eze 6:9 Y vuestros supervivientes se acordarán de mí, entre las naciones adonde hayan sido deportados, aquellos a quienes yo haya quebrantado el corazón adúltero que se apartó de mí y los ojos que se prostituyeron detrás de sus basuras. Tendrán horror de sí mismos por las maldades que cometieron con todas sus abominaciones.
Eze 6:10 Y sabrán que yo soy Yahveh: no había hablado en vano de infligirles todos estos males.
Eze 6:11 Así dice el Señor Yahveh. Bate las manos, patalea y di: «¡Ay!», por todas las execrables abominaciones de la casa de Israel, que va a caer por la espada, el hambre y la peste.
Eze 6:12 El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada, el que quede sitiado morirá de hambre, porque yo desahogaré mi furor en ellos.
Eze 6:13 Y sabréis que yo soy Yahveh, cuando sus víctimas queden allí entre sus basuras alrededor de sus altares, en toda colina elevada, en la cima de todos los montes, bajo todo árbol verde, bajo toda encina frondosa, dondequiera que ofrecen calmante aroma a todas sus basuras.
Eze 6:14 Extenderé mi mano contra ellos y haré de esta tierra una soledad desolada, desde el desierto hasta Riblá, en todo lugar donde habiten; y sabrán que yo soy Yahveh.

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Capítulo 7

7:1
Y FUÉ á mí palabra de el Alt��simo, diciendo:
7:2
Y tú, hijo del hombre, así ha dicho el Señor el Altísimo á la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro cantones de la tierra.
7:3
Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones.
7:4
Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy el Altísimo.
7:5
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Un mal, he aquí que viene un mal.
7:6
Viene el fin, el fin viene: hase despertado contra ti; he aquí que viene.
7:7
La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de alboroto, y no de alegría sobre los montes.
7:8
Ahora presto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.
7:9
Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia: según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti serán tus abominaciones; y sabréis que yo el Altísimo soy el que hiero.
7:10
He aquí el día, he aquí que viene: ha salido la mañana; florecido ha la vara, ha reverdecido la soberbia.
7:11
La violencia se ha levantado en vara de impiedad; ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos; ni habrá quien de ellos se lamente.
7:12
El tiempo es venido, acercóse el día: el que compra, no se huelgue, y el que vende, no llore: porque la ira está sobre toda su multitud.
7:13
Porque el que vende no tornará á lo vendido, aunque queden vivos: porque la visión sobre toda su multitud no será cancelada; y ninguno podrá, á causa de su iniquidad, amparar su vida.
7:14
Tocarán trompeta, y aparejarán todas las cosas, y no habrá quien vaya á la batalla: porque mi ira está sobre toda su multitud.
7:15
De fuera cuchillo, de dentro pestilencia y hambre: el que estuviere en el campo morirá á cuchillo; y al que estuviere en la ciudad, consumirálo hambre y pestilencia.
7:16
Y los que escaparen de ellos, huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos cada uno por su iniquidad.
7:17
Todas manos serán descoyuntadas, y declinarán como aguas todas rodillas.
7:18
Ceñirse han también de sacos, y cubrirálos temblor; y en todo rostro habrá confusión, y en todas sus cabezas peladura.
7:19
Arrojarán su plata por las calles, y su oro será desechado; su plata ni su oro, no podrá librarlos en el día del furor de el Altísimo; no saciarán su alma, ni henchirán sus entrañas: porque ha sido tropiezo para su maldad.
7:20
Por cuanto la gloria de su ornamento pusieron en soberbia, é hicieron en ella imágenes de sus abominaciones, de sus estatuas: por eso se la torné á ellos en alejamiento;
7:21
Y en mano de extraños la entregué para ser saqueada, y en despojo á los impíos de la tierra, y la contaminarán.
7:22
Y apartaré de ellos mi rostro, y violarán mi lugar secreto; pues entrarán en él destruidores, y le profanarán.
7:23
Haz una cadena: porque la tierra está llena de juicios de sangres, y la ciudad está llena de violencia.
7:24
Traeré por tanto los más malos de las naciones, los cuales poseerán sus casas; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
7:25
Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá.
7:26
Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y rumor será sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley perecerá del sacerdote, y el consejo de los ancianos.
7:27
El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de asolamiento, y las manos del pueblo de la tierra serán conturbadas: según su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy el Altísimo.

Eze 7:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 7:2 Hijo de hombre, di: Así dice el Señor Yahveh a la tierra de Israel: ¡El fin! Llega el fin sobre los cuatro extremos de esta tierra.
Eze 7:3 Ahora es el fin para ti; voy a desencadenar mi cólera contra ti, para juzgarte según tu conducta y pedirte cuentas de todas tus abominaciones.
Eze 7:4 No tendré para ti una mirada de piedad, no te perdonaré, sino que te pediré cuentas de tu conducta; aparecerán tus abominaciones en medio de ti, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 7:5 Así dice el Señor Yahveh: ¡Desgracia única! ¡Ya viene la desgracia!
Eze 7:6 Se acerca el fin, el fin se acerca vigilante sobre ti, es ya inminente.
Eze 7:7 Te llega el turno, habitante del país. Llega el tiempo, está cercano el día, consternación, que no ya ¡hurra!, en los montes.
Eze 7:8 Ahora voy a derramar sin tregua mi furor sobre ti y a desahogar mi cólera en ti; voy a juzgarte según tu conducta y a pedirte cuentas de todas tus abominaciones.
Eze 7:9 No tendré una mirada de piedad, no perdonaré; te pediré cuentas de tu conducta; tus abominaciones aparecerán en medio de ti, y sabréis que yo soy Yahveh, el que hiere.
Eze 7:10 He aquí el día, hele que viene: sale el turno, la vara está florida, florida la insolencia.
Eze 7:11 Se ha erguido la violencia para hacerse vara de maldad...
Eze 7:12 Ha llegado el momento, está cercano el día. No se alegre el comprador, no se entristezca el vendedor, porque la ira es contra toda su multitud.
Eze 7:13 El vendedor no volverá a lo vendido, mientras viva entre los vivos, pues la ira contra toda su multitud no será revocada; y nadie, por su iniquidad, tendrá segura su vida.
Eze 7:14 Se tocará la trompeta, todo estará a punto, pero nadie marchará al combate, porque mi ira es contra toda su multitud.
Eze 7:15 Está la espada afuera, la peste y el hambre dentro. El que se encuentre en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad, el hambre y la peste lo devorarán.
Eze 7:16 Sus supervivientes escaparán, andarán por los montes, como las palomas de los valles, todos ellos gimiendo, cada uno por sus culpas.
Eze 7:17 Todas las manos desmayarán, todas las rodillas se irán en agua.
Eze 7:18 Se ceñirán ellos de sayal, un escalofrío los invadirá. En todos los rostros la vergüenza, todas las cabezas rasuradas.
Eze 7:19 Arrojarán su plata por las calles y su oro se convertirá en inmundicia; ni su plata, ni su oro les podrán salvar el día del enojo de Yahveh. No se saciarán más, no llenarán más su vientre, porque ello era la ocasión de su culpa.
Eze 7:20 De la hermosura de sus joyas hicieron el objeto de su orgullo: con ellas fabricaron las imágenes de sus monstruos abominables; por eso yo se lo convertiré en inmundicia.
Eze 7:21 Yo lo entregaré al saqueo de los extranjeros, al despojo de los más impíos de la tierra, que lo profanarán.
Eze 7:22 Retiraré mi rostro de ellos, mi tesoro será profanado: los invasores penetrarán en él y lo profanarán.
Eze 7:23 Haz una cadena, porque esta tierra está llena de delitos de sangre, la ciudad repleta de violencia.
Eze 7:24 Yo haré venir a las naciones más crueles, que se apoderarán de sus casas. Pondré fin al orgullo de los poderosos y sus santuarios serán profanados.
Eze 7:25 Llega el terror; ellos buscarán la paz, pero no la habrá.
Eze 7:26 Vendrá desastre tras desastre, noticia tras noticia: se pedirá al profeta una visión, le faltará al sacerdote la ley, el consejo a los ancianos.
Eze 7:27 El rey estará en duelo, el príncipe hundido en la desolación, las manos del pueblo de la tierra temblarán. Yo los trataré según su conducta, los juzgaré según sus juicios, y sabrán que yo soy Yahveh.


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Capítulo 8

8:1
Y ACONTECIÓ en el sexto año, en el mes sexto, á los cinco del mes, que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí cayó sobre mí la mano del Señor el Altísimo.
8:2
Y miré, y he aquí una semejanza que parecía de fuego: desde donde parecían sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos arriba parecía como resplandor, como la vista de ámbar.
8:3
Y aquella semejanza extendió la mano, y tomóme por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y llevóme en visiones de Dios á Jerusalem, á la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el aquilón, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar.
8:4
Y he aquí allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.
8:5
Y díjome: Hijo del hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del aquilón. Y alcé mis ojos hacia el lado del aquilón, y he aquí al aquilón, junto á la puerta del altar, la imagen del celo en la entrada.
8:6
Díjome entonces: Hijo del hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi santuario? Mas vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.
8:7
Y llevóme á la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero.
8:8
Y díjome: Hijo del hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta.
8:9
Díjome luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.
8:10
Entré pues, y miré, y he aquí imágenes de todas serpientes, y animales de abominación, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared alrededor.
8:11
Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Saphán estaba en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y del sahumerio subía espesura de niebla.
8:12
Y me dijo: Hijo del hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas? porque dicen ellos: No nos ve el Altísimo; el Altísimo ha dejado la tierra.
8:13
Díjome después: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos.
8:14
Y llevóme á la entrada de la puerta de la casa de el Altísimo, que está al aquilón; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando á Tammuz.
8:15
Luego me dijo: ¿No ves, hijo del hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que éstas.
8:16
Y metióme en el atrio de adentro de la casa de el Altísimo: y he aquí junto á la entrada del templo de el Altísimo, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de el Altísimo y sus rostros al oriente, y encorvábanse al nacimiento del sol.
8:17
Y díjome: ¿No has visto, hijo del hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado la tierra de maldad, y se tornaron á irritarme, he aquí que ponen hedor á mis narices.
8:18
Pues también yo haré en mi furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia, y gritarán á mis oídos con gran voz, y no los oiré.


Eze 8:1 El año sexto, el día cinco del sexto mes, estaba yo sentado en mi casa y los ancianos de Judá sentados ante mí, cuando se posó allí sobre mí la mano del Señor Yahveh.
Eze 8:2 Miré: había allí una forma con aspecto de hombre. Desde lo que parecían ser sus caderas para abajo era de fuego, y desde sus caderas para arriba era algo como un resplandor, como el fulgor del electro.
Eze 8:3 Alargó una especie de mano y me agarró por un mechón de mi cabeza; el espíritu me elevó entre el cielo y la tierra y me llevó a Jerusalén, en visiones divinas, a la entrada del pórtico interior que mira al norte, allí donde se alza el ídolo de los celos, que provoca los celos.
Eze 8:4 Y he aquí que la gloria del Dios de Israel estaba allí; tenía el aspecto de lo que yo había visto en la vega.
Eze 8:5 El me dijo: «Hijo de hombre, levanta tus ojos hacia el norte.» Levanté mis ojos hacia el norte y vi que al norte del pórtico del altar estaba este ídolo de los celos, a la entrada.
Eze 8:6 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen éstos, las grandes abominaciones que la casa de Israel comete aquí para alejarme de mi santuario? Todavía has de ver otras grandes abominaciones».
Eze 8:7 Me llevó a la entrada del atrio. Yo miré: había un agujero en la pared.
Eze 8:8 Y me dijo: «Hijo de hombre, perfora la pared.» Perforé la pared y se hizo una abertura.
Eze 8:9 Y me dijo: «Entra y contempla las execrables abominaciones que éstos cometen ahí.»
Eze 8:10 Entré y observé: toda clase de representaciones de reptiles y animales repugnantes, y todas las basuras de la casa de Israel estaban grabados en la pared, todo alrededor.
Eze 8:11 Y setenta hombres, de los ancianos de la casa de Israel - uno de ellos era Yazanías, hijo de Safán -, estaban de pie delante de ellos cada uno con su incensario en la mano. Y el perfume de la nube de incienso subía.
Eze 8:12 Me dijo entonces: «¿Has visto, hijo de hombre, lo que hacen en la oscuridad los ancianos de la casa de Israel, cada uno en su estancia adornada de pinturas? Están diciendo: "Yahveh no nos ve, Yahveh ha abandonado esta tierra."»
Eze 8:13 Y me dijo: «Todavía les verás cometer otras grandes abominaciones.»
Eze 8:14 Me llevó a la entrada del pórtico de la Casa de Yahveh que mira al norte, y vi que allí estaban sentadas las mujeres, plañiendo a Tammuz.
Eze 8:15 Me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.»
Eze 8:16 Me condujo luego al atrio interior de la Casa de Yahveh. Y he aquí que a la entrada del santuario de Yahveh, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco hombres que, vuelta la espalda al santuario de Yahveh y la cara a oriente, se postraban en dirección a oriente hacia el sol.
Eze 8:17 Y me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? ¿Aún no le bastan a la casa de Judá las abominaciones que cometen aquí, para que llenen también la tierra de violencia y vuelvan a irritarme? Mira cómo se llevan el ramo a la nariz.
Eze 8:18 Pues yo también he de obrar con furor; no tendré una mirada de piedad, no perdonaré. Con voz fuerte gritarán a mis oídos, pero yo no les escucharé.

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Capítulo 9

9:1
Y CLAMÓ en mis oídos con gran voz, diciendo: Los visitadores de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.
9:2
Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lienzos, el cual traía á su cintura una escribanía de escribano; y entrados, paráronse junto al altar de bronce.
9:3
Y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre el querubín sobre el cual había estado, al umbral de la casa: y llamó el Altísimo al varón vestido de lienzos, que tenía á su cintura la escribanía de escribano.
9:4
Y díjole el Altísimo: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en la frente á los hombres que gimen y que claman á causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
9:5
Y á los otros dijo á mis oídos: Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.
9:6
Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas á todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo.
9:7
Y díjoles: Contaminad la casa, y henchid los atrios de muertos: salid. Y salieron, é hirieron en la ciudad.
9:8
Y aconteció que, habiéndolos herido, yo quedé y postréme sobre mi rostro, y clamé, y dije: ¡Ah, Señor el Altísimo! ¿has de destruir todo el resto de Israel derramando tu furor sobre Jerusalem?
9:9
Y díjome: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangres, y la ciudad está llena de perversidad: porque han dicho: Dejado ha el Altísimo la tierra, y el Altísimo no ve.
9:10
Así pues, yo, mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia: el camino de ellos tornaré sobre su cabeza.
9:11
Y he aquí que el varón vestido de lienzos, que tenía la escribanía á su cintura, respondió una palabra diciendo: Hecho he conforme á todo lo que me mandaste.


Eze 9:1 Entonces gritó a mis oídos con voz fuerte: «¡Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su azote en la mano!»
Eze 9:2 Y en esto vinieron, de la dirección del pórtico superior que mira al norte, seis hombres, cada cual con su azote en la mano. En medio de ellos había un hombre vestido de lino con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se detuvieron ante al altar de bronce.
Eze 9:3 La gloria del Dios de Israel se levantó de sobre los querubines sobre los cuales estaba, hacia el umbral de la Casa. Llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba a la cintura;
Eze 9:4 y Yahveh le dijo: «Pasa por la ciudad, por Jerusalén, y marca una cruz en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella.»
Eze 9:5 Y a los otros oí que les dijo: «Recorred la ciudad detrás de él y herid. No tengáis una mirada de piedad, no perdonéis;
Eze 9:6 a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres matadlos hasta que no quede uno. Pero al que lleve la cruz en la frente, no le toquéis. Empezad a partir de mi santuario.» Empezaron, pues, por los ancianos que estaban delante de la Casa.
Eze 9:7 Luego les dijo: «Manchad la Casa, llenad de víctimas los atrios; salid.» Salieron y fueron hiriendo por la ciudad.
Eze 9:8 Mientras ellos herían, yo quedé solo allí y caí rostro en tierra. Exclamé: «¡Ah, Señor Yahveh!, ¿vas a exterminar a todo el resto de Israel, derramando tu furor contra Jerusalén?»
Eze 9:9 Me dijo: «La culpa de la casa de Israel y de Judá es muy grande, mucho; la tierra está llena de sangre, la ciudad llena de perversidad. Pues dicen: "Yahveh ha abandonado la tierra, Yahveh no ve nada."
Eze 9:10 Pues bien, tampoco yo tendré una mirada de piedad ni perdonaré. Haré caer su conducta sobre su cabeza».
Eze 9:11 En aquel momento el hombre vestido de lino que llevaba la cartera a la cintura, vino a hacer su relación: «He ejecutado lo que me ordenaste.»

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Capítulo 10

10:1
Y MIRÉ, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.
10:2
Y habló al varón vestido de lienzos, y díjole: Entra en medio de la ruedas debajo de los querubines, é hinche tus manos carbones encendidos de entre los querubines, y derrama sobre la ciudad. Y entró á vista mía.
10:3
Y los querubines estaban á la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube henchía el atrio de adentro.
10:4
Y la gloria de el Altísimo se levantó del querubín al umbral de la puerta; y la casa fué llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de el Altísimo.
10:5
Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.
10:6
Y aconteció que, como mandó al varón vestido de lienzos, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró, y paróse entre las ruedas.
10:7
Y un querubín extendió su mano de entre los querubines al fuego que estaba entre los querubines, y tomó, y puso en las palmas del que estaba vestido de lienzos, el cual lo tomó y salióse.
10:8
Y apareció en los querubines la figura de una mano humana debajo de sus alas.
10:9
Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto á los querubines, junto á cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como el de piedra de Tarsis.
10:10
Cuanto al parecer de ellas, las cuatro eran de una forma, como si estuviera una en medio de otra.
10:11
Cuando andaban, sobre sus cuatro costados andaban: no se tornaban cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía el primero, en pos de él iban; ni se tornaban cuando andaban.
10:12
Y toda su carne, y sus costillas, y sus manos, y sus alas, y las ruedas, lleno estaba de ojos alrededor en sus cuatro ruedas.
10:13
A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda!
10:14
Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila.
10:15
Y levantáronse los querubines; este es el animal que vi en el río de Chebar.
10:16
Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas también no se volvían de junto á ellos.
10:17
Cuando se paraban ellos, parábanse ellas, y cuando ellos se alzaban, alzábanse con ellos: porque el espíritu de los animales estaba en ellas.
10:18
Y la gloria de el Altísimo se salió de sobre el umbral de la casa, y paró sobre los querubines.
10:19
Y alzando los querubines sus alas, levantáronse de la tierra delante de mis ojos: cuando ellos salieron, también las ruedas al lado de ellos: y paráronse á la entrada de la puerta oriental de la casa de el Altísimo, y la gloria del Dios de Israel estaba arriba sobre ellos.
10:20
Este era el animal que vi debajo del Dios de Israel en el río de Chebar; y conocí que eran querubines.
10:21
Cada uno tenía cuatro rostros, y cada uno cuatro alas, y figuras de manos humanas debajo de sus alas.
10:22
Y la figura de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río de Chebar, su mismo parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.


Eze 10:1 Miré y vi que sobre el firmamento que estaba sobre la cabeza de los querubines aparecía, semejante a la piedra de zafiro, algo como una forma de trono, por encima de ellos.
Eze 10:2 Y dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre las ruedas, debajo de los querubines, toma a manos llenas brasas ardientes de entre los querubines y espárcelas por la ciudad.» Y él entró, ante mis ojos.
Eze 10:3 Los querubines estaban parados a la derecha de la Casa cuando el hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior.
Eze 10:4 La gloria de Yahveh se elevó de encima de los querubines hacia el umbral de la Casa y la Casa se llenó de la nube, mientras el atrio estaba lleno del resplandor de la gloria de Yahveh.
Eze 10:5 Y el ruido de las alas de los querubines llegaba hasta el atrio exterior, semejante a la voz del Dios Sadday cuando habla.
Eze 10:6 Cuando dio esta orden al hombre vestido de lino: «Toma fuego de en medio de las ruedas, de entre los querubines», el hombre fue y se detuvo junto a la rueda;
Eze 10:7 el querubín alargó su mano de entre los querubines hacia el fuego que había en medio de los querubines, lo tomó y lo puso en las manos del hombre vestido de lino. Este lo tomó y salió.
Eze 10:8 Entonces apareció en los querubines una especie de mano humana debajo de sus alas.
Eze 10:9 Miré: había cuatro ruedas al lado de los querubines, cada rueda junto a cada querubín, y el aspecto de las ruedas era como el destello del crisólito.
Eze 10:10 Las cuatro parecían tener la misma forma, como si una rueda estuviese dentro de la otra.
Eze 10:11 En su marcha, avanzaban en las cuatro direcciones; no se volvían en su marcha; seguían, en efecto, la dirección del lado adonde miraba la cabeza, y no se volvían en su marcha.
Eze 10:12 Y todo su cuerpo, su espalda, sus manos y sus alas, así como las ruedas, estaban llenos de destellos todo alrededor; sus ruedas, las de los cuatro.
Eze 10:13 Oí que a las ruedas se les daba el nombre de «galgal».
Eze 10:14 Y cada uno tenía cuatro caras: la primera era la cara del querubín, la segunda una cara de hombre, la tercera una cara de león y la cuarta una cara de águila.
Eze 10:15 Los querubines se levantaron: era el ser que yo había visto sobre el río Kebar.
Eze 10:16 Cuando los querubines avanzaban, avanzaban las ruedas a su lado; cuando los querubines desplegaban sus alas para elevarse del suelo, las ruedas no se volvían tampoco de su lado.
Eze 10:17 Cuando ellos se paraban, se paraban ellas, y cuando ellos se elevaban, se elevaban con ellos las ruedas, porque el espíritu del ser estaba en ellas.
Eze 10:18 La gloria de Yahveh salió de sobre el umbral de la Casa y se posó sobre los querubines.
Eze 10:19 Los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos, al salir, y las ruedas con ellos. Y se detuvieron a la entrada del pórtico oriental de la Casa de Yahveh; la gloria del Dios de Israel estaba encima de ellos.
Eze 10:20 Era el ser que yo había visto debajo del Dios de Israel en el río Kebar; y supe que eran querubines.
Eze 10:21 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y bajo sus alas formas de manos humanas.
Eze 10:22 En cuanto a la forma de sus caras, tenían la apariencia de las caras que yo había visto junto al río Kebar. Cada uno marchaba de frente a derecho.

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Capítulo 11

11:1
Y EL espíritu me elevó, y metióme por la puerta oriental de la casa de el Altísimo, la cual mira hacia el oriente: y he aquí á la entrada de la puerta veinticinco varones, entre los cuales vi á Jaazanías hijo de Azur, y á Pelatías hijo de Benaías, príncipes del pueblo.
11:2
Y díjome: Hijo del hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;
11:3
Los cuales dicen: No será tan presto: edifiquemos casas: ésta será la caldera, y nosotros la carne.
11:4
Por tanto profetiza contra ellos, profetiza, hijo del hombre.
11:5
Y cayó sobre mí el espíritu de el Altísimo, y díjome: Di: Así ha dicho el Altísimo: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben á vuestro espíritu, yo las he entendido.
11:6
Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis henchido de muertos sus calles.
11:7
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la caldera; mas yo os sacaré á vosotros de en medio de ella.
11:8
Cuchillo habéis temido, y cuchillo traeré sobre vosotros, dice el Señor el Altísimo.
11:9
Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y yo haré juicios en vosotros.
11:10
A cuchillo caeréis; en el término de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy el Altísimo.
11:11
Esta no os será por caldera, ni vosotros seréis en medio de ella la carne: en el término de Israel os tengo de juzgar.
11:12
Y sabréis que yo soy el Altísimo: porque no habéis andado en mis ordenanzas, ni habéis hecho mis juicios, sino según los juicios de las gentes que están en vuestros alrededores habéis hecho.
11:13
Y aconteció que, estando yo profetizando, Pelatías hijo de Benaías murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé con grande voz, y dije: ¡Ah, Señor el Altísimo! ¿harás tú consumación del resto de Israel?
11:14
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
11:15
Hijo del hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos á quienes dijeron los moradores de Jerusalem: Alejaos de el Altísimo; á nosotros es dada la tierra en posesión.
11:16
Por tanto di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Aunque los he echado lejos entre las gentes, y los he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras á donde llegaren.
11:17
Di por tanto: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo os recogeré de los pueblos, y os allegaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.
11:18
Y vendrán allá, y quitarán de ella todas su torpezas, y todas sus abominaciones.
11:19
Y darles he un corazón, y espíritu nuevo daré en sus entrañas; y quitaré el corazón de piedra de su carne, y daréles corazón de carne;
11:20
Para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea á ellos por Dios.
11:21
Mas á aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus torpezas y de sus abominaciones, yo tornaré su camino sobre sus cabezas, dice el Señor el Altísimo.
11:22
Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos encima.
11:23
Y la gloria de el Altísimo se fué de en medio de la ciudad, y paró sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
11:24
Luego me levantó el espíritu, y volvióme á llevar en visión del espíritu de Dios á la tierra de los Caldeos, á los trasportados. Y partióse de mí la visión que había visto.
11:25
Y hablé á los trasportados todas las palabras de el Altísimo que él me había mostrado.


Eze 11:1 El espíritu me elevó y me condujo al pórtico oriental de la Casa de Yahveh, el que mira a oriente. Y he aquí que a la entrada del pórtico había veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazanías, hijo de Azzur, y a Pelatías, hijo de Benaías, jefes del pueblo.
Eze 11:2 El me dijo: «Hijo de hombre, éstos son los hombres que maquinan el mal, que dan malos consejos en esta ciudad.
Eze 11:3 Dicen: "¡No es para pronto el construir casas! Ella es la olla y nosotros somos la carne."
Eze 11:4 Por eso, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre.»
Eze 11:5 El espíritu de Yahveh irrumpió en mí y me dijo: «Di: Así dice Yahveh: Eso es lo que habéis dicho, casa de Israel, conozco bien vuestra insolencia.
Eze 11:6 Habéis multiplicado vuestras víctimas en esta ciudad; habéis llenado de víctimas sus calles.
Eze 11:7 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Las víctimas que habéis tirado en medio de ella son la carne, y ella es la olla; pero yo os haré salir de ella.
Eze 11:8 Teméis la espada, pues yo traeré espada contra vosotros, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 11:9 Os sacaré de la ciudad, os entregaré en mano de extranjeros, y haré justicia de vosotros.
Eze 11:10 A espada caeréis; en el término de Israel os juzgaré yo, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 11:11 Esta ciudad no será olla para vosotros, ni vosotros seréis carne en medio de ella; dentro del término de Israel os juzgaré yo.
Eze 11:12 Y sabréis que yo soy Yahveh cuyos preceptos no habéis seguido y cuyas normas no habéis guardado - por el contrario habéis obrado según las normas de las naciones que os circundan.»
Eze 11:13 En esto, mientras yo estaba profetizando, Pelatías, hijo de Benaías, murió. Yo caí rostro en tierra y grité con voz fuerte: «¡Ah, Señor Yahveh!, ¿vas a aniquilar al resto de Israel?»
Eze 11:14 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
Eze 11:15 «Hijo de hombre; de cada uno de tus hermanos, de tus parientes y de toda la casa de Israel, dicen los habitantes de Jerusalén: Seguid lejos de Yahveh; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión.
Eze 11:16 Por eso, di: Así dice el Señor Yahveh: Sí, yo los he alejado entre las naciones, y los he dispersado por los países, pero yo he sido un santuario para ellos, por poco tiempo, en los países adonde han ido.
Eze 11:17 Por eso, di: Así dice el Señor Yahveh: Yo os recogeré de en medio de los pueblos, os congregaré de los países en los que habéis sido dispersados, y os daré la tierra de Israel.
Eze 11:18 Vendrán y quitarán de ella todos sus monstruos y abominaciones;
Eze 11:19 yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Eze 11:20 para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios.
Eze 11:21 En cuanto a aquellos cuyo corazón va en pos de sus monstruos y abominaciones, yo haré recaer su conducta sobre su cabeza, oráculo del Señor Yahveh.»
Eze 11:22 Los querubines desplegaron sus alas y las ruedas les siguieron, mientras la gloria del Dios de Israel estaba encima de ellos.
Eze 11:23 La gloria de Yahveh se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
Eze 11:24 El espíritu me elevó y me llevó a Caldea, donde los desterrados, en visión, en el espíritu de Dios; y la visión que había contemplado se retiró de mí.
Eze 11:25 Yo conté a los desterrados todo lo que Yahveh me había dado a ver.

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Capítulo 12

12:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
12:2
Hijo del hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, y no ven, tienen oídos para oir, y no oyen; porque son casa rebelde.
12:3
Por tanto tú, hijo del hombre, hazte aparejos de marcha, y pártete de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar á otro lugar á vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.
12:4
Y sacarás tus aparejos, como aparejos de partida, de día delante de sus ojos: mas tú saldrás por la tarde á vista de ellos, como quien sale para partirse.
12:5
Delante de sus ojos horadarás la pared, y saldrás por ella.
12:6
Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra: porque en señal te he dado á la casa de Israel.
12:7
Y yo hice así como me fué mandado: saqué mis aparejos de día, como aparejos de partida, y á la tarde horadé la pared á mano; salí de noche, y llevélos sobre los hombros á vista de ellos.
12:8
Y fué á mi palabra de el Altísimo por la mañana, diciendo:
12:9
Hijo del hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces?
12:10
Diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Al príncipe en Jerusalem es esta carga, y á toda la casa de Israel que está en medio de ellos.
12:11
Diles: Yo soy vuestra señal: como yo hice, así les harán á ellos: al pasar á otro país irán en cautiverio.
12:12
Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán á cuestas de noche, y saldrán; horadarán la pared para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra.
12:13
Mas yo extenderé mi red sobre él, y será preso en mi malla, y harélo llevar á Babilonia, á tierra de Caldeos; mas no la verá, y allá morirá.
12:14
Y á todos los que estuvieren alrededor de él para su ayuda, y á todas sus compañías esparciré á todo viento, y desenvainaré espada en pos de ellos.
12:15
Y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando los esparciere entre las gentes, y los derramare por la tierra.
12:16
Y haré que de ellos queden pocos en número, del cuchillo, y del hambre, y de la pestilencia, para que cuenten todas sus abominaciones entre las gentes adonde llegaren; y sabrán que yo soy el Altísimo.
12:17
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
12:18
Hijo del hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con anhelo;
12:19
Y dirás al pueblo de la tierra: Así ha dicho el Señor el Altísimo sobre los moradores de Jerusalem, y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán su agua; porque su tierra será asolada de su multitud, por la maldad de todos los que en ella moran.
12:20
Y las ciudades habitadas serán asoladas, y la tierra será desierta; y sabréis que yo soy el Altísimo.
12:21
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
12:22
Hijo del hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, diciendo: Prolongarse han los días, y perecerá toda visión?
12:23
Diles por tanto: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este dicho en Israel. Diles pues: Se han acercado aquellos días, y la palabra de toda visión.
12:24
Porque no habrá más alguna visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
12:25
Porque yo el Altísimo hablaré; cumpliráse la palabra que yo hablaré; no se dilatará más: antes en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra, y cumpliréla, dice el Señor el Altísimo.
12:26
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
12:27
Hijo del hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para muchos días, y para lejanos tiempos profetiza éste.
12:28
Diles por tanto: Así ha dicho el Señor el Altísimo: No se dilatarán más todas mis palabras: cumpliráse la palabra que yo hablaré, dice el Señor el Altísimo.


Eze 12:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 12:2 Hijo de hombre, tú vives en medio de la casa de rebeldía: tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son una casa de rebeldía.
Eze 12:3 Ahora, pues, hijo de hombre, prepárate un equipo de deportado y sal deportado en pleno día, a sus propios ojos. Saldrás del lugar en que te encuentras hacia otro lugar, ante sus ojos. Acaso vean que son una casa de rebeldía.
Eze 12:4 Arreglarás tu equipo como un equipo de deportado, de día, ante sus ojos. Y saldrás por la tarde, ante sus ojos, como salen los deportados.
Eze 12:5 Haz a vista de ellos un agujero en la pared, por donde saldrás.
Eze 12:6 A sus ojos, cargarás con tu equipaje a la espalda y saldrás en la oscuridad; te cubrirás el rostro para no ver la tierra, porque yo he hecho de ti un símbolo para la casa de Israel.
Eze 12:7 Yo hice como se me había ordenado; preparé de día mi equipo, como un equipo de deportado, y por la tarde hice un agujero en la pared con la mano. Y salí en la oscuridad, cargando con el equipaje a mis espaldas, ante sus ojos.
Eze 12:8 Por la mañana la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 12:9 Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, esta casa de rebeldía: «Qué es lo que haces»?
Eze 12:10 Diles: Así dice el Señor Yahveh. Este oráculo se refiere a Jerusalén y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.
Eze 12:11 Di: Yo soy un símbolo para vosotros; como he hecho yo, así se hará con ellos; serán deportados, irán al destierro.
Eze 12:12 El príncipe que está en medio de ellos cargará con su equipo a la espalda, en la oscuridad, y saldrá; horadarán la muralla para hacerle salir por ella; y se tapará la cara para no ver la tierra con sus propios ojos.
Eze 12:13 Mas yo tenderé mi lazo sobre él y quedará preso en mi red; le conduciré a Babilonia, al país de los caldeos; pero no lo verá, y morirá allí.
Eze 12:14 Y a todo su séquito, su guardia y todas sus tropas, yo los esparciré a todos los vientos y desenvainaré la espada detrás de ellos.
Eze 12:15 Y sabrán que yo soy Yahveh cuando los disperse entre las naciones y los esparza por los países.
Eze 12:16 Sin embargo, dejaré que un pequeño número de ellos escapen a la espada, al hambre y a la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde vayan, a fin de que sepan que yo soy Yahveh.
Eze 12:17 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 12:18 Hijo de hombre, comerás tu pan con temblor y beberás tu agua con inquietud y angustia;
Eze 12:19 y dirás al pueblo de la tierra: Así dice el Señor Yahveh a los habitantes de Jerusalén que andan por el suelo de Israel: comerán su pan con angustia, beberán su agua con estremecimiento, para que esta tierra y los que en ella se encuentran queden libres de la violencia de todos sus habitantes.
Eze 12:20 Las ciudades populosas serán destruidas y esta tierra se convertirá en desolación; y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 12:21 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 12:22 Hijo de hombre, ¿qué queréis decir con ese proverbio que circula acerca del suelo de Israel: Los días se prolongan y toda visión se desvanece?
Eze 12:23 Pues bien diles: Así dice el Señor Yahveh: Yo haré que calle ese proverbio; no se le repetirá más en Israel. Diles en cambio: Llegan los días en que toda visión se cumplirá,
Eze 12:24 pues ya no habrá ni visión vana ni presagio mentiroso en medio de la casa de Israel.
Eze 12:25 Yo, Yahveh, hablaré, y lo que yo hablo es una palabra que cumple sin dilación. Sí, en vuestros días, casa de rebeldía, yo pronunciaré una palabra y la ejecutaré, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 12:26 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 12:27 Hijo de hombre, mira, la casa de Israel está diciendo: «La visión que éste contempla es para días lejanos, éste profetiza para una época remota.»
Eze 12:28 Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahveh: Ya no habrá más dilación para ninguna de mis palabras. Lo que yo hablo es una palabra que se cumple, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 13

13:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
13:2
Hijo del hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di á los que profetizan de su corazón: Oid palabra de el Altísimo.
13:3
Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada vieron!
13:4
Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.
13:5
No habéis subido á los portillos, ni echasteis vallado en la casa de Israel, estando en la batalla en el día de el Altísimo.
13:6
Vieron vanidad y adivinación de mentira. Dicen: Ha dicho el Altísimo; y el Altísimo no los envió: y hacen esperar que se confirme la palabra.
13:7
¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación de mentira, por cuanto decís, Dijo el Altísimo; no habiendo yo hablado?
13:8
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo contra vosotros, dice el Señor el Altísimo.
13:9
Y será mi mano contra los profetas que ven vanidad, y adivinan mentira: no serán en la congregación de mi pueblo, ni serán escritos en el libro de la casa de Israel, ni á la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy el Señor el Altísimo.
13:10
Por tanto, y por cuanto engañaron á mi pueblo, diciendo, Paz, no habiendo paz; y el uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la encostraban con lodo suelto;
13:11
Di á los encostradores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia inundante, y daré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.
13:12
Y he aquí, cuando la pared habrá caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que encostrasteis?
13:13
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Y haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia inundante vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir.
13:14
Así desbarataré la pared que vosotros encostrasteis con lodo suelto, y echaréla á tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy el Altísimo.
13:15
Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la encostraron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni aquellos que la encostraron,
13:16
Los profetas de Israel que profetizan á Jerusalem, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice el Señor el Altísimo.
13:17
Y tú, hijo del hombre, pon tu rostro á las hijas de tu pueblo que profetizan de su corazón, y profetiza contra ellas,
13:18
Y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ay de aquellas que cosen almohadillas á todos codos de manos, y hacen veletes sobre la cabeza de toda edad para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?
13:19
¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando las almas que no mueren, y dando vida á las almas que no vivirán, mintiendo á mi pueblo que escucha la mentira?
13:20
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra vuestras almohadillas, con que cazáis ahí las almas volando; yo las arrancaré de vuestros brazos, y dejaré las almas, las almas que cazáis volando.
13:21
Romperé asimismo vuestro veletes, y libraré mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más en vuestra mano para caza; y sabréis que yo soy el Altísimo.
13:22
Por cuanto entristecisteis con mentira el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y esforzasteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo;
13:23
Por tanto no veréis vanidad, ni más adivinaréis adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano; y sabréis que yo soy el Altísimo.


Eze 13:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 13:2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel; profetiza y di a los que profetizan por su propia cuenta: Escuchad la palabra de Yahveh.
Eze 13:3 Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los profetas insensatos que siguen su propia inspiración, sin haber visto nada!
Eze 13:4 Como chacales entre las ruinas, tales han sido tus profetas, Israel.
Eze 13:5 No habéis escalado a las brechas, no habéis construido una muralla en torno a la casa de Israel, para que pueda resistir en el combate, en el día de Yahveh.
Eze 13:6 Tienen visiones vanas, presagio mentiroso los que dicen: «Oráculo de Yahveh», sin que Yahveh les haya enviado; ¡y esperan que se confirme su palabra!
Eze 13:7 ¿No es cierto que no tenéis más que visiones vanas, y no anunciáis más que presagios mentirosos, cuando decís: «Oráculo de Yahveh», siendo así que yo no he hablado?
Eze 13:8 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por causa de vuestras palabras vanas y vuestras visiones mentirosas, sí, aquí estoy contra vosotros, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 13:9 Extenderé mi mano contra los profetas de visiones vanas y presagios mentirosos; no serán admitidos en la asamblea de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, no entrarán en el suelo de Israel, y sabréis que yo soy el Señor Yahveh.
Eze 13:10 Porque, en efecto, extravían a mi pueblo diciendo: «¡Paz!», cuando no hay paz. Y mientras él construye un muro, ellos le recubren de argamasa.
Eze 13:11 Di a los que lo recubren de argamasa: ¡Que haya una lluvia torrencial, que caiga granizo y un viento de tormenta se desencadene,
Eze 13:12 y ved ahí el muro derrumbado! ¿No se os dirá entonces: «¿Dónde está la argamasa con que lo recubristeis?»
Eze 13:13 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Voy a desencadenar en mi furor un viento de tormenta, una lluvia torrencial habrá en mi cólera, granizos caerán en mi furia destructora.
Eze 13:14 Derribaré el muro que habéis recubierto de argamasa, lo echaré por tierra, y sus cimientos quedarán al desnudo. Caerá y vosotros pereceréis debajo de él, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 13:15 Cuando haya desahogado mi furor contra el muro y contra los que lo recubren de argamasa, os diré: Ya no existe el muro ni los que lo revocaban,
Eze 13:16 los profetas de Israel que profetizaban sobre Jerusalén y veían para ella visiones de paz, cuando no había paz, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 13:17 Y tú, hijo de hombre, vuélvete hacia las hijas de tu pueblo que profetizan pro su propia cuenta, y profetiza contra ellas.
Eze 13:18 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de aquellas que cosen bandas para todos los puños, que hacen velos para cabezas de todas las tallas, con ánimo de atrapar a las almas! Vosotras atrapáis a las almas de mi pueblo, ¿y vais a asegurar la vida de vuestras propias almas?
Eze 13:19 Me deshonráis delante de mi pueblo por unos puñados de cebada y unos pedazos de pan, haciendo morir a las almas que no deben morir y dejando vivir a las almas que no deben vivir, diciendo mentiras al pueblo que escucha la mentira.
Eze 13:20 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Heme aquí contra vuestras bandas con las cuales atrapáis a las almas como pájaros. Yo las desgarraré en vuestros brazos, y soltaré libres las almas que atrapáis como pájaros.
Eze 13:21 Rasgaré vuestros velos y libraré a mi pueblo de vuestras manos; ya no serán más presa en vuestras manos, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 13:22 Porque afligís el corazón del justo con mentiras, cuando yo no lo aflijo, y aseguráis las manos del malvado para que no se convierta de su mala conducta a fin de salvar su vida,
Eze 13:23 por eso, no veréis más visiones vanas ni pronunciaréis más presagios. Yo libraré a mi pueblo de vuestras manos, y sabréis que yo soy Yahveh.

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Capítulo 14

14:1
Y VINIERON á mí algunos de los ancianos de Israel, y sentáronse delante de mí.
14:2
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
14:3
Hijo del hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro: ¿acaso he de ser yo verdaderamente consultado por ellos?
14:4
Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo el Altísimo responderé al que viniere en la multitud de sus ídolos;
14:5
Para tomar á la casa de Israel en su corazón, que se han apartado de mí todos ellos en sus ídolos.
14:6
Por tanto di á la casa de Israel: Así dice el Señor el Altísimo: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
14:7
Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo el Altísimo le responderé por mí mismo:
14:8
Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por fábula, y yo lo cortaré de entre mi pueblo; y sabréis que yo soy el Altísimo.
14:9
Y el profeta, cuando fuere engañado y hablare palabra, yo el Altísimo engañé al tal profeta; y extenderé mi mano sobre él, y raeréle de en medio de mi pueblo de Israel.
14:10
Y llevarán su maldad: como la maldad del que pregunta, así será la maldad del profeta;
14:11
Para que no yerren más la casa de Israel de en pos de mí: ni más se contaminen en todas sus rebeliones, y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice el Señor el Altísimo.
14:12
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
14:13
Hijo del hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el arrimo del pan, y enviare en ella hambre, y talare de ella hombres y bestias;
14:14
Si estuvieren en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel, y Job, ellos por su justicia librarán su vida, dice el Señor el Altísimo.
14:15
Y si hiciere pasar malas bestias por la tierra, y la asolaren, y fuere desolada que no haya quien pase á causa de las bestias,
14:16
Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, ni á sus hijos ni á sus hijas librarán; ellos solos serán libres, y la tierra será asolada.
14:17
O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; é hiciere talar de ella hombres y bestias,
14:18
Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, no librarán sus hijos ni sus hijas; ellos solos serán libres.
14:19
O si pestilencia enviare sobre esa tierra, y derramare mi ira sobre ella en sangre, para talar de ella hombres y bestias,
14:20
Y estuvieren en medio de ella Noé, Daniel, y Job, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, no librarán hijo ni hija; ellos por su justicia librarán su vida.
14:21
Por lo cual así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿Cuánto más, si mis cuatro malos juicios, espada, y hambre, y mala bestia, y pestilencia, enviare contra Jerusalem, para talar de ella hombres y bestias?
14:22
Sin embargo, he aquí quedarán en ella algunos residuos, hijos é hijas, que serán llevados fuera: he aquí que ellos entrarán á vosotros, y veréis su camino y sus hechos; y tomaréis consolación del mal que hice venir sobre Jerusalem, de todas las cosas que traje sobre ella.
14:23
Y consolaros han cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que habré hecho en ella, dice el Señor el Altísimo.


Eze 14:1 Algunos ancianos de Israel vinieron a mi casa y se sentaron ante mí.
Eze 14:2 Entonces la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 14:3 Hijo de hombre, estos hombres han erigido sus basuras en su corazón, han puesto delante de su rostro la ocasión de sus culpas, ¿y voy a dejarme consultar por ellos?
Eze 14:4 Habla, pues, y diles: Así dice el Señor Yahveh: A todo aquel de la casa de Israel que erija sus basuras en su corazón o que ponga delante de su rostro la ocasión de sus culpas, y luego se presente al profeta, yo mismo, Yahveh, le responderé, a causa de la multitud de sus basuras,
Eze 14:5 a fin de prender a la casa de Israel en su corazón, a aquellos que se han alejado de mí a causa de todas sus basuras.
Eze 14:6 Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Convertíos, apartaos de vuestras basuras, de todas vuestras abominaciones apartad vuestro rostro,
Eze 14:7 porque a todo hombre de la casa de Israel, o de los forasteros residentes en Israel, que se aleje de mí para erigir sus basuras en su corazón, que ponga delante de su rostro la ocasión de sus culpas, y se presente al profeta para consultarme, yo mismo, Yahveh, le responderé.
Eze 14:8 Volveré mi rostro contra ese hombre, haré de él ejemplo y proverbio, le extirparé de en medio de mi pueblo, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 14:9 Y si el profeta se deja seducir y pronuncia una palabra, es que yo, Yahveh, he seducido a ese profeta; extenderé mi mano contra él y le exterminaré de en medio de mi pueblo Israel.
Eze 14:10 Cargarán con el peso de sus culpas ambos: la culpa del profeta será como la del que le consulte.
Eze 14:11 Así, la casa de Israel no se desviará más lejos de mí ni seguirá manchándose con todas sus culpas. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 14:12 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 14:13 Hijo de hombre, si un país peca contra mí cometiendo infidelidad, y yo extiendo mi mano contra él, destruyo su provisión de pan y envío contra él el hambre para extirpar de allí hombres y bestias,
Eze 14:14 y en ese país se hallan estos tres hombres, Noé, Danel y Job, ellos salvarán su vida por su justicia, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 14:15 Si yo suelto las bestias feroces contra ese país para privarle de sus hijos y convertirle en una desolación por donde nadie pase a causa de las bestias,
Eze 14:16 y en ese país se hallan esos tres hombres: por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que ni hijos ni hijas podrán salvar; sólo se salvarán a sí mismos, pero el país quedará convertido en desolación.
Eze 14:17 O bien, si yo hago venir contra ese país la espada, si digo: «Pase la espada por este país», y extirpo de él hombres y bestias,
Eze 14:18 y esos tres hombres se hallan en ese país: por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que no podrán salvar ni hijos ni hijas; ellos solos se salvarán.
Eze 14:19 O si envío la peste sobre ese país y derramo en sangre mi furor contra ellos, extirpando de él hombres y bestias,
Eze 14:20 y en ese país se hallan Noé, Danel y Job: por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que ni hijos ni hijas podrán salvar; sólo se salvarán a sí mismos por su justicia.
Eze 14:21 Pues así dice el Señor Yahveh: Aun cuando yo mande contra Jerusalén mis cuatro terribles azotes: espada, hambre, bestias feroces y peste, para extirpar de ella hombres y bestias,
Eze 14:22 he aquí que quedan en ella algunos supervivientes que han podido salir, hijos e hijas; y he aquí que salen hacia vosotros, para que veáis su conducta y sus obras y os consoléis de la desgracia que yo he acarreado sobre Jerusalén, de todo lo que he acarreado sobre ella.
Eze 14:23 Ellos os consolarán cuando veáis su conducta y sus obras, y sabréis que no sin motivo hice yo todo lo que hice en ella, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 15

15:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
15:2
Hijo del hombre, ¿qué es el palo de la vid más que todo palo? ¿qué es el sarmiento entre los maderos del bosque?
15:3
¿Tomarán de él madera para hacer alguna obra? ¿tomarán de él una estaca para colgar de ella algún vaso?
15:4
He aquí, que es puesto en el fuego para ser consumido; sus dos cabos consumió el fuego, y la parte del medio se quemó; ¿aprovechará para obra alguna?
15:5
He aquí que cuando estaba entero no era para obra alguna: ¿cuánto menos después que el fuego lo hubiere consumido, y fuere quemado? ¿será más para alguna obra?
15:6
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Como el palo de la vid entre los maderos del bosque, el cual dí al fuego para que lo consuma, así haré á los moradores de Jerusalem.
15:7
Y pondré mi rostro contra ellos; de fuego salieron, y fuego los consumirá; y sabréis que yo soy el Altísimo, cuando pusiere mi rostro contra ellos.
15:8
Y tornaré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice el Señor el Altísimo.


Eze 15:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 15:2 Hijo de hombre, ¿en qué vale más el leño de la vid que el leño de cualquier rama que haya entre los árboles del bosque?
Eze 15:3 ¿Se toma de él madera para hacer alguna cosa? ¿Se hace con él un gancho para colgar algún objeto?
Eze 15:4 No, se tira al fuego para que lo devore: el fuego devora los dos cabos; el centro está quemado, ¿sirve aún para hacer algo?
Eze 15:5 Si ya, cuando estaba intacto, no se podía hacer nada con él, ¡cuánto menos, cuando lo ha devorado el fuego y lo ha quemado, se podrá hacer con él alguna cosa!
Eze 15:6 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Lo mismo que el leño de la vid, entre los árboles del bosque, al cual he arrojado al fuego para que lo devore, así he entregado a los habitantes de Jerusalén.
Eze 15:7 He vuelto mi rostro contra ellos. Han escapado al fuego, pero el fuego los devorará. Y sabréis que yo soy Yahveh, cuando vuelva mi rostro contra ellos.
Eze 15:8 Convertiré esta tierra en desolación, porque han cometido infidelidad, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 16

16:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
16:2
Hijo del hombre, notifica á Jerusalem sus abominaciones,
16:3
Y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo sobre Jerusalem: Tu habitación y tu raza fué de la tierra de Canaán; tu padre Amorrheo, y tu madre Hethea.
16:4
Y cuanto á tu nacimiento, el día que naciste no fué cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para atemperarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
16:5
No hubo ojo que se compadeciese de ti, para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste echada sobre la haz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
16:6
Y yo pasé junto á ti, y te vi sucia en tus sangres, y díjete: En tus sangres, vive; vive, díjete, en tus sangres.
16:7
En millares como la hierba del campo te puse, y fuiste aumentada y engrandecida, y viniste á ser adornada grandemente; los pechos te crecieron, y tu pelo brotó; mas tú estabas desnuda y descubierta.
16:8
Y pasé yo junto á ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y díte juramento, y entré en concierto contigo, dice el Señor el Altísimo, y fuiste mía:
16:9
Y te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y ungíte con aceite;
16:10
Y te vestí de bordado, y te calcé de tejón, y ceñíte de lino, y te vestí de seda.
16:11
Y te atavíe con ornamentos, y puse ajorcas en tus brazos, y collar á tu cuello;
16:12
Y puse joyas sobre tus narices, y zarcillos en tus orejas, y diadema de hermosura en tu cabeza.
16:13
Y fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido fué lino, y seda, y bordado; comiste flor de harina de trigo, y miel, y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, y has prosperado hasta reinar.
16:14
Y salióte nombradía entre las gentes á causa de tu hermosura; porque era perfecta, á causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice el Señor el Altísimo.
16:15
Mas confiaste en tu hermosura, y fornicaste á causa de tu nombradía, y derramaste tus fornicaciones á cuantos pasaron; suya eras.
16:16
Y tomaste de tus vestidos, e hicístete diversos altos lugares, y fornicaste en ellos: cosa semejante no vendrá, ni será así.
16:17
Tomaste asimismo los vasos de tu hermosura de mi oro y de mi plata, que yo te había dado, é hicístete imágenes de hombre, y fornicaste con ellas.
16:18
Y tomaste tus vestidos de diversos colores, y cubrístelas; y mi aceite y mi perfume pusiste delante de ellas.
16:19
Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, y el aceite, y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor suave; y fué así, dice el Señor el Altísimo.
16:20
Demás de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que me habías engendrado, y los sacrificaste á ellas para consumación. ¿Es poco, esto de tus fornicaciones?
16:21
Y sacrificaste mis hijos, y dístelos á ellas para que los hiciesen pasar por el fuego.
16:22
Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu mocedad, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre.
16:23
Y fué que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice el Señor el Altísimo,)
16:24
Edificástete alto, y te hiciste altar en todas las plazas:
16:25
En toda cabeza de camino edificaste tu altar, y tornaste abominable tu hermosura, y abriste tus piernas á cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
16:26
Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, de grandes carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme.
16:27
Por tanto, he aquí que yo extendí sobre ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué á la voluntad de las hijas de los Filisteos que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto.
16:28
Fornicaste también con los hijos de Assur por no haberte hartado; y fornicaste con ellos, y tampoco te hartaste.
16:29
Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los Caldeos: ni tampoco con esto te hartaste.
16:30
¡Cuán inconstante es tu corazón, dice el Señor el Altísimo, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una poderosa ramera,
16:31
Edificando tus altares en cabeza de todo camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante á ramera, menospreciando el salario,
16:32
Sino como mujer adúltera, por cuanto que en lugar de su marido recibe á ajenos.
16:33
A todas las rameras dan dones; mas tú diste tus dones á todos tus enamorados; y les diste presentes, porque entrasen á ti de todas partes por tus fornicaciones.
16:34
Y ha sido en ti al contrario de las mujeres en tus fornicaciones, ni nunca después de ti será así fornicado; porque en dar tú dones, y no ser dados dones á ti, ha sido al contrario.
16:35
Por tanto, ramera, oye palabra de el Altísimo:
16:36
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto han sido descubiertas tus vergüenzas, y tu confusión ha sido manifestada á tus enamorados en tus fornicaciones; y á los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste;
16:37
Por tanto, he aquí que yo junto todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y reunirélos contra ti alrededor, y descubriréles tu vergüenza, y verán toda tu torpeza.
16:38
Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y te daré en sangre de ira y de celo.
16:39
Y te entregaré en mano de ellos: y destruirán tu alto, y derribarán tus altares, y te harán desnudar de tus ropas, y se llevarán los vasos de tu gloria, y te dejarán desnuda y descubierta.
16:40
Y harán subir contra ti reunión de gente, y te apedrearán con piedras, y te atravesarán con sus espadas.
16:41
Y quemarán tus casas á fuego, y harán en ti juicios á ojos de muchas mujeres; y hacerte he cesar de ser ramera, ni tampoco darás más don.
16:42
Y haré reposar mi ira sobre ti, y apartaráse de ti mi celo, y descansaré de más enojarme.
16:43
Por cuanto no te acordaste de los días de tu mocedad, y me provocaste á ira en todo esto, por eso, he aquí yo también he tornado tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor el Altísimo; pues ni aun has pensado sobre todas tus abominaciones.
16:44
He aquí que todo proverbista hará de ti proverbio, diciendo: Como la madre, tal su hija.
16:45
Hija de tu madre eres tú, que desechó á su marido y á sus hijos; y hermana de tus hermanas eres tú, que desecharon á sus maridos y á sus hijos: vuestra madre fué Hethea, y vuestro padre Amorrheo.
16:46
Y tu hermana mayor es Samaria con su hijas, la cual habita á tu mano izquierda; y tu hermana la menor que tú es Sodoma con sus hijas, la cual habita á tu mano derecha.
16:47
Y aun no anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.
16:48
Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, Sodoma tu hermana, con sus hijas, no ha hecho como hiciste tú y tus hijas.
16:49
He aquí que esta fué la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso.
16:50
Y ensoberbeciéronse, é hicieron abominación delante de mí, y quitélas como vi bueno.
16:51
Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado á tus hermanas con todas tus abominaciones que hiciste.
16:52
Tú también, que juzgaste á tus hermanas, lleva tu vergüenza en tus pecados que hiciste más abominables que ellas: más justas son que tú: avergüénzate pues tú también, y lleva tu confusión, pues que has justificado á tus hermanas.
16:53
Yo pues haré tornar sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y los cautivos de tus cautiverios entre ellas,
16:54
Para que tú lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siéndoles tú motivo de consuelo.
16:55
Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán á su primer estado; tú también y tus hijas volveréis á vuestro primer estado.
16:56
Sodoma, tu hermana, no fué nombrada en tu boca en el tiempo de tus soberbias,
16:57
Antes que tu maldad se descubriese, como en el tiempo de la vergüenza de las hijas de Siria y de todas las hijas de los Filisteos alrededor, que te menosprecian en contorno.
16:58
Tú has llevado tu enormidad y tus abominaciones, dice el Altísimo.
16:59
Empero así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?
16:60
Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu mocedad, y te confirmaré un pacto sempiterno.
16:61
Y acordarte has de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibirás á tus hermanas, las mayores que tú con las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto.
16:62
Y confirmaré mi pacto contigo, y sabrás que yo soy el Altísimo;
16:63
Para que te acuerdes, y te avergüences, y nunca más abras la boca á causa de tu vergüenza, cuando me aplacare para contigo de todo lo que hiciste, dice el Señor el Altísimo.


Eze 16:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 16:2 Hijo de hombre, haz saber a Jerusalén sus abominaciones.
Eze 16:3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh a Jerusalén: Por tu origen y tu nacimiento eres del país de Canaán. Tu padre era amorreo y tu madre hitita.
Eze 16:4 Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no se te cortó el cordón, no se te lavó con agua para limpiarte, no se te frotó con sal, ni se te envolvió en pañales.
Eze 16:5 Ningún ojo se apiadó de ti para brindarte alguno de estos menesteres, por compasión a ti. Quedaste expuesta en pleno campo, porque dabas repugnancia, el día en que viniste al mundo.
Eze 16:6 Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre. Y te dije, cuando estabas en tu sangre: «Vive»,
Eze 16:7 y te hice crecer como la hierba de los campos. Tú creciste, te desarrollaste, y llegaste a la edad núbil. Se formaron tus senos, tu cabellera creció; pero estabas completamente desnuda.
Eze 16:8 Entonces pasé yo junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo de los amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo - oráculo del señor Yahveh - y tú fuiste mía.
Eze 16:9 Te bañé con agua, lavé la sangre que te cubría, te ungí con óleo.
Eze 16:10 Te puse vestidos recamados, zapatos de cuero fino, una banda de lino fino y un manto de seda.
Eze 16:11 Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar a tu cuello.
Eze 16:12 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas, y una espléndida diadema en tu cabeza.
Eze 16:13 Brillabas así de oro y plata, vestida de lino fino, de seda y recamados. Flor de harina, miel y aceite era tu alimento. Te hiciste cada día más hermosa, y llegaste al esplendor de una reina.
Eze 16:14 Tu nombre se difundió entre las naciones, debido a tu belleza, que era perfecta, gracias al esplendor de que yo te había revestido - oráculo del Señor Yahveh.
Eze 16:15 Pero tú te pagaste de tu belleza, te aprovechaste de tu fama para prostituirte, prodigaste tu lascivia a todo transeúnte entregándote a él.
Eze 16:16 Tomaste tus vestidos para hacerte altos de ricos colores y te prostituiste en ellos.
Eze 16:17 Tomaste tus joyas de oro y plata que yo te había dado y te hiciste imágenes de hombres para prostituirte ante ellas.
Eze 16:18 Tomaste tus vestidos recamados y las recubriste con ellos; y pusiste ante ellas mi aceite y mi incienso.
Eze 16:19 El pan que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, lo presentaste ante ellas como calmante aroma. Y sucedió incluso - oráculo del Señor Yahveh -
Eze 16:20 que tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz y se los sacrificaste como alimento. ¿Acaso no era suficiente tu prostitución,
Eze 16:21 que inmolaste también a mis hijos y los entregaste haciéndoles pasar por el fuego en su honor?
Eze 16:22 Y en medio de todas tus abominaciones y tus prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas completamente desnuda, agitándote en tu sangre.
Eze 16:23 Y para colmo de maldad - ¡ay, ay de ti!, oráculo del Señor Yahveh -
Eze 16:24 te construiste un prostíbulo, te hiciste una altura en todas las plazas.
Eze 16:25 En la cabecera de todo camino te construiste tu altura y allí contaminaste tu hermosura, entregaste tu cuerpo a todo transeúnte y multiplicaste tus prostituciones.
Eze 16:26 Te prostituiste a los egipcios, tus vecinos, de cuerpos fornidos, y multiplicaste tus prostituciones para irritarme.
Eze 16:27 Entonces yo levanté mi mano contra ti. Disminuí tu ración y te entregué a la animosidad de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de la infamia de tu conducta.
Eze 16:28 Y no harta todavía, te prostituiste a los asirios; te prostituiste sin hartarte tampoco.
Eze 16:29 Luego, multiplicaste tus prostituciones en el país de los mercaderes, en Caldea, y tampoco esta vez quedaste harta.
Eze 16:30 ¡Oh, qué débil era tu corazón - oráculo del Señor Yahveh - para cometer todas estas acciones, dignas de una prostituta descarada!
Eze 16:31 Cuando te construías un prostíbulo a la cabecera de todo camino, cuando te hacías una altura en todas las plazas, despreciando el salario, no eras como la prostituta.
Eze 16:32 La mujer adúltera, en lugar de su marido, toma ajenos.
Eze 16:33 A toda prostituta se le da un regalo. Tú, en cambio, dabas regalos a todos tus amantes, y los atraías con mercedes para que vinieron a ti de los alrededores y se prestasen a tus prostituciones.
Eze 16:34 Contigo ha pasado en tus prostituciones al revés que con las otras mujeres; nadie andaba solicitando detrás de ti; eras tú la que pagabas, y no se te pagaba: ¡ha sido al revés!
Eze 16:35 Pues bien, prostituta, escucha la palabra de Yahveh.
Eze 16:36 Así dice el Señor Yahveh: Por haber prodigado tu bronce y descubierto tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todas tus abominables basuras, por la sangre de tus hijos que les has dado,
Eze 16:37 por esto he aquí que yo voy a reunir a todos los amantes a quienes complaciste, a todos los que amaste y también a los que aborreciste; los voy a congregar de todas partes contra ti, y descubriré tu desnudez delante de ellos, para que vean toda tu desnudez.
Eze 16:38 Voy a aplicarte el castigo de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre: te entregaré al furor y a los celos,
Eze 16:39 te entregaré en sus manos, ellos arrasarán tu prostíbulo y demolerán tus alturas, te despojarán de tus vestidos, te arrancarán tus joyas y te dejarán completamente desnuda.
Eze 16:40 Luego, incitarán a la multitud contra ti, te lapidarán, te acribillarán con sus espadas,
Eze 16:41 prenderán fuego a tus casas y harán justicia de ti, a la vista de una multitud de mujeres; yo pondré fin a tus prostituciones, y no volverás a dar salario de prostituta.
Eze 16:42 Desahogaré mi furor en ti; luego mis celos se retirarán de ti, me apaciguaré y no me airaré más.
Eze 16:43 Porque no te has acordado de los días de tu juventud, y con todas estas cosas me has provocado, he aquí que también yo por mi parte haré recaer tu conducta sobre tu cabeza, oráculo del Señor Yahveh. Pues ¿no has cometido infamia con todas tus abominaciones?
Eze 16:44 Mira, todos los autores de proverbios harán uno a propósito de ti, diciendo: «Cual la madre, tal la hija.»
Eze 16:45 Hija eres, sí, de tu madre, que dejó de amar a sus maridos y a sus hijos, y hermana de tus hermanas, que dejaron de amar a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era una hitita y vuestro padre un amorreo.
Eze 16:46 Tu hermana mayor es Samaria, que habita a tu izquierda con sus hijas. Tu hermana menor es Sodoma, que habita a tu derecha con sus hijas.
Eze 16:47 No has sido parca en imitar su conducta y en cometer sus abominaciones; te has mostrado más corrompida que ellas en toda tu conducta.
Eze 16:48 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que tu hermana Sodoma y sus hijas no obraron como habéis obrado vosotras, tú y tus hijas.
Eze 16:49 Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente,
Eze 16:50 se enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí: por eso las hice desaparecer, como tú viste.
Eze 16:51 En cuanto a Samaria, ni la mitad de tus pecados ha cometido. Tú has cometido muchas más abominaciones que ellas y, al cometer tantas abominaciones, has hecho parecer justas a tus hermanas.
Eze 16:52 Así, pues, carga con tu ignominia por haber decidido el fallo en favor de tus hermanas: a causa de los pecados que has cometido, mucho más abominables que los suyos, ellas resultan ser más justas que tú. Avergüénzate, pues, y carga con tu ignominia por hacer parecer justas a tus hermanas.
Eze 16:53 Yo las restableceré. Restableceré a Sodoma y a sus hijas, restableceré a Samaria y a sus hijas, y después te restableceré a ti en medio de ella,
Eze 16:54 a fin de que soportes tu ignominia y te avergüences de todo lo que has hecho, para consuelo de ellas.
Eze 16:55 Tu hermana Sodoma y sus hijas serán restablecidas en su antiguo estado. Samaria y sus hijas serán restablecidas en su antiguo estado. Tú y tus hijas seréis restablecidas también en vuestro antiguo estado.
Eze 16:56 ¿No hiciste burla de tu hermana Sodoma, el día de tu orgullo,
Eze 16:57 antes que fuese puesta al descubierto tu desnudez? Como ella, eres tú ahora el blanco de las burlas de las hijas de Edom y de todas las de los alrededores, de las hijas de los filisteos, que por todas partes te agobian a desprecios.
Eze 16:58 Tú misma soportas las consecuencias de tu infamia y tus abominaciones, oráculo de Yahveh.
Eze 16:59 Pues así dice el Señor Yahveh: Yo haré contigo como has hecho tú, que menospreciaste el juramento, rompiendo la alianza.
Eze 16:60 Pero yo me acordaré de mi alianza contigo en los días de tu juventud, y estableceré en tu favor una alianza eterna.
Eze 16:61 Y tú te acordarás de tu conducta y te avergonzarás de ella, cuando acojas a tus hermanas, las mayores y las menores, y yo te las dé como hijas, si bien no en virtud de tu alianza.
Eze 16:62 Yo mismo restableceré mi alianza contigo, y sabrás que yo soy Yahveh,
Eze 16:63 para que te acuerdes y te avergüences y no oses más abrir la boca de vergüenza, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 17

17:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
17:2
Hijo del hombre, propón una figura, y compón una parábola á la casa de Israel.
17:3
Y dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Una grande águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro:
17:4
Arrancó el principal de sus renuevos, y llevólo á la tierra de mercaderes, y púsolo en la ciudad de los negociantes.
17:5
Tomó también de la simiente de la tierra, y púsola en un campo bueno para sembrar, plantóla junto á grandes aguas, púsola como un sauce.
17:6
Y brotó, é hízose una vid de mucha rama, baja de estatura, que sus ramas la miraban, y sus raíces estaban debajo de ella: así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos, y echó mugrones.
17:7
Y fué otra grande águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramos, para ser regada por ella por los surcos de su plantío.
17:8
En un buen campo, junto á muchas aguas fué plantada, para que hiciese ramos y llevase fruto, y para que fuese vid robusta.
17:9
Di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y secaráse? Todas las hojas de su lozanía secará, y no con gran brazo, ni con mucha gente, arrancándola de sus raíces.
17:10
Y he aquí que plantada está ella, ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la tocare? En los surcos de su verdor se secará.
17:11
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
17:12
Di ahora á la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino á Jerusalem, y tomó tu rey y sus príncipes, y llevólos consigo á Babilonia.
17:13
Tomó también de la simiente del reino, é hizo con él alianza, y trájole á juramento; y tomó los fuertes de la tierra,
17:14
Para que el reino fuese abatido y no se levantase, sino que guardase su alianza y estuviese en ella.
17:15
Rebelóse empero contra él enviando sus embajadores á Egipto, para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará, el que estas cosas hizo? ¿y el que rompió la alianza, podrá huir?
17:16
Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar del rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuya alianza con él hecha rompió.
17:17
Y no con grande ejército, ni con mucha compañía hará con él Faraón en la batalla, cuando funden baluarte y edifiquen bastiones para cortar muchas vidas.
17:18
Pues menospreció el juramento, para invalidar el concierto cuando he aquí que había dado su mano, é hizo todas estas cosas, no escapará.
17:19
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi concierto que ha invalidado, tornaré sobre su cabeza.
17:20
Y extenderé sobre él mi red, y será preso en mi malla; y hacerlo he venir á Babilonia, y allí estaré á juicio con él, por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado.
17:21
Y todos sus fugitivos con todos sus escuadrones caerán á cuchillo, y los que quedaren serán esparcidos á todo viento; y sabréis que yo el Altísimo he hablado.
17:22
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Y tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y pondrélo; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y plantarlo he yo sobre el monte alto y sublime;
17:23
En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramos, y llevará fruto, y haráse magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves, toda cosa que vuela habitará á la sombra de sus ramos.
17:24
Y sabrán todos los árboles del campo que yo el Altísimo abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, é hice reverdecer el árbol seco. Yo el Altísimo hablé é hice.

Eze 17:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 17:2 Hijo de hombre, propón un enigma, presenta una parábola a la casa de Israel.
Eze 17:3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: El águila grande, de grandes alas, de enorme envergadura, de espeso plumaje abigarrado, vino al Líbano y cortó la cima del cedro;
Eze 17:4 arrancó la punta más alta de sus ramas, la llevó a un país de mercaderes y la colocó en una ciudad de comerciantes.
Eze 17:5 Luego, tomó de la semilla de la tierra y la puso en un campo de siembra; junto a una corriente de agua abundante la colocó como un sauce.
Eze 17:6 Y brotó y se hizo una vid desbordante, de pequeña talla, que volvió sus ramas hacia el águila, mientras sus raíces estaban bajo ella. Se hizo una vid, echó cepas y alargó sarmientos.
Eze 17:7 Había otra águila grande, de grandes alas, de abundante plumaje, y he aquí que esta vid tendió sus raíces hacia ella, hacia ella alargó sus ramas, para que la regase desde el terreno donde estaba plantada.
Eze 17:8 En campo fértil, junto a una corriente de agua abundante, estaba plantada, para echar ramaje y dar fruto, para hacerse una vid magnífica.
Eze 17:9 Di: Así dice el Señor Yahveh: ¿Le saldrá bien acaso? ¿No arrancará sus raíces el águila, no cortará sus frutos, de suerte que se sequen todos los brotes tiernos que eche, sin que sea menester brazo grande ni pueblo numeroso para arrancarla de raíz?
Eze 17:10 Vedla ahí plantada, ¿prosperará tal vez? Al soplar el viento del este, ¿no se secará totalmente? En el terreno en que brotó, se secará.
Eze 17:11 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 17:12 Di a esa casa de rebeldía: ¿No sabéis lo que significa esto? Di: Mirad, el rey de Babilonia vino a Jerusalén; tomó al rey y a los príncipes y los llevó con él a Babilonia.
Eze 17:13 Escogió luego a uno de estirpe real, concluyó un pacto con él y le hizo prestar juramento, después de haberse llevado a los grandes del país,
Eze 17:14 a fin de que el reino quedase modesto y sin ambición, para guardar su alianza y mantenerla.
Eze 17:15 Pero este príncipe se ha rebelado contra él enviando mensajeros a Egipto en busca de caballos y tropas en gran número. ¿Le saldrá bien? ¿Se salvará el que ha hecho esto? Ha roto el pacto ¡y va a salvarse!
Eze 17:16 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que en el lugar del rey que le puso en el trono, cuyo juramento despreció y cuyo pacto rompió, allí en medio de Babilonia morirá.
Eze 17:17 Ni con su gran ejército y sus numerosas tropas le salvará Faraón en la guerra, cuando se levanten terraplenes y se hagan trincheras para exterminar muchas vidas humanas.
Eze 17:18 Ha despreciado el juramento, rompiendo el pacto; aun después de haber dado su mano, ha hecho todo esto: ¡no tendrá remedio!
Eze 17:19 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por mi vida que el juramento mío que ha despreciado, mi alianza que ha roto, lo haré recaer sobre su cabeza.
Eze 17:20 Extenderé mi lazo sobre él y quedará preso en mi red; le llevaré a Babilonia y allí le pediré cuentas de la infidelidad que ha cometido contra mí.
Eze 17:21 Lo más selecto, entre todas sus tropas, caerá a espada, y los que queden serán dispersados a todos los vientos. Y sabréis que yo, Yahveh, he hablado.
Eze 17:22 Así dice el Señor Yahveh: También yo tomaré de la copa del alto cedro, de la punta de sus ramas escogeré un ramo y lo plantaré yo mismo en una montaña elevada y excelsa:
Eze 17:23 en la alta montaña de Israel lo plantaré. Echará ramaje y producirá fruto, y se hará un cedro magnífico. Debajo de él habitarán toda clase de pájaros, toda clase de aves morarán a la sombra de sus ramas.
Eze 17:24 Y todos los árboles del campo sabrán que yo, Yahveh, humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde, hago secarse al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, Yahveh, he hablado y lo haré.


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Capítulo 18

18:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
18:2
¿Qué pensáis vosotros, vosotros que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, diciendo: Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
18:3
Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.
18:4
He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.
18:5
Y el hombre que fuere justo, é hiciere juicio y justicia;
18:6
Que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos á los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni llegare á la mujer menstruosa,
18:7
Ni oprimiere á ninguno; al deudor tornare su prenda, no cometiere robo, diere de su pan al hambriento, y cubriere al desnudo con vestido,
18:8
No diere á logro, ni recibiere aumento; de la maldad retrajere su mano, é hiciere juicio de verdad entre hombre y hombre,
18:9
En mis ordenanzas caminare, y guardare mis derechos para hacer verdad, éste es justo: éste vivirá, dice el Señor el Altísimo.
18:10
Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, ó que haga alguna cosa de éstas,
18:11
Y que no haga las otras; antes comiere sobre los montes, ó violare la mujer de su prójimo,
18:12
Al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no tornare la prenda, ó alzare sus ojos á los ídolos, é hiciere abominación,
18:13
Diere á usura, y recibiere aumento: ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá; su sangre será sobre él.
18:14
Pero si éste engrendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos:
18:15
No comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos á los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare,
18:16
Ni oprimiere á nadie; la prenda no empeñare, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere de vestido al desnudo;
18:17
Apartare su mano del pobre, usura ni aumento no recibiere; hiciere mis derechos, y anduviere en mis ordenanzas, éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
18:18
Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, é hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
18:19
Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará por el pecado de su padre? Porque el hijo hizo juicio y justicia, guardó todas mis ordenanzas, y las hizo, de cierto vivirá.
18:20
El alma que pecare, esa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.
18:21
Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis ordenanzas, é hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá.
18:22
Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas: en su justicia que hizo vivirá.
18:23
¿Quiero yo la muerte del impío? dice el Señor el Altísimo. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
18:24
Mas si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, é hiciere conforme á todas las abominaciones que el impío hizo; ¿vivirá él? Todas las justicias que hizo no vendrán en memoria; por su rebelión con que prevaricó, y por su pecado que cometió, por ello morirá.
18:25
Y si dijereis: No es derecho el camino del Señor: oid ahora, casa de Israel: ¿No es derecho mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos?
18:26
Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello: por su iniquidad que hizo, morirá.
18:27
Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo juicio y justicia, hará vivir su alma.
18:28
Porque miró, y apartóse de todas sus prevaricaciones que hizo, de cierto vivirá, no morirá.
18:29
Si aun dijere la casa de Israel: No es derecho el camino del Señor: ¿No son derechos mis caminos, casa de Israel? Cierto, vuestros caminos no son derechos.
18:30
Por tanto, yo os juzgaré á cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor el Altísimo. Convertíos, y volveos de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina.
18:31
Echad de vosotros todas vuestras iniquidades con que habéis prevaricado, y haceos corazón nuevo y espíritu nuevo. ¿Y por qué moriréis, casa de Israel?
18:32
Que no quiero la muerte del que muere, dice el Señor el Altísimo, convertíos pues, y viviréis.


Eze 18:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 18:2 ¿Por qué andáis repitiendo este proverbio en la tierra de Israel: Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos sufren la dentera?
Eze 18:3 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que no repetiréis más este proverbio en Israel.
Eze 18:4 Mirad: todas las vidas son mías, la vida del padre lo mismo que la del hijo, mías son. El que peque es quien morirá.
Eze 18:5 El que es justo y practica el derecho y la justicia,
Eze 18:6 no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su impureza,
Eze 18:7 no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo,
Eze 18:8 no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre,
Eze 18:9 se conduce según mis preceptos y observa mis normas, obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo: vivirá sin duda, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 18:10 Si éste engendra un hijo violento y sanguinario, que hace alguna de estas cosas
Eze 18:11 que él mismo no había hecho, un hijo que come en los montes, contamina a la mujer de su prójimo,
Eze 18:12 oprime al pobre y al indigente, comete rapiñas, no devuelve la prenda, alza sus ojos a las basuras, comete abominación,
Eze 18:13 presta con usura y cobra intereses, éste no vivirá en modo alguno después de haber cometido todas estas abominaciones; morirá sin remedio, y su sangre recaerá sobre él.
Eze 18:14 Y si éste, a su vez, engendra un hijo que ve todos los pecados que ha cometido su padre, que los ve sin imitarlos,
Eze 18:15 que no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo,
Eze 18:16 no oprime a nadie, no guarda la prenda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento, viste al desnudo,
Eze 18:17 aparta su mano de la injusticia, no presta con usura, ni cobra intereses, practica mis normas y se conduce según mis preceptos, éste no morirá por la culpa de su padre, vivirá sin duda.
Eze 18:18 Su padre, porque fue violento, cometió rapiñas y no obró bien en medio de su pueblo, por eso morirá a causa de su culpa.
Eze 18:19 Y vosotros decís: «¿Por qué no carga el hijo con la culpa de su padre?» Pero el hijo ha practicado el derecho y la justicia, ha observado todos mis preceptos y los ha puesto en práctica: vivirá sin duda.
Eze 18:20 El que peque es quien morirá; el hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre con la culpa de su hijo: al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad.
Eze 18:21 En cuanto al malvado, si se aparta de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá.
Eze 18:22 Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado.
Eze 18:23 ¿Acaso me complazco yo en la muerte del malvado - oráculo del Señor Yahveh - y no más bien en que se convierta de su conducta y viva?
Eze 18:24 Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad en que ha incurrido y del pecado que ha cometido, morirá.
Eze 18:25 Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Escuchad, casa de Israel: ¿Que no es justo mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?
Eze 18:26 Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, a causa del mal que ha cometido muere.
Eze 18:27 Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservará su vida.
Eze 18:28 Ha abierto los ojos y se ha apartado de todos los crímenes que había cometido; vivirá sin duda, no morirá.
Eze 18:29 Y sin embargo la casa de Israel dice: «No es justo el proceder del Señor.» ¿Que mi proceder no es justo, casa de Israel? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?
Eze 18:30 Yo os juzgaré, pues, a cada uno según su proceder, casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y apartaos de todos vuestros crímenes; no haya para vosotros más ocasión de culpa.
Eze 18:31 Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?
Eze 18:32 Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y vivid.

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Capítulo 19

19:1
Y TÚ levanta endecha sobre los príncipes de Israel.
19:2
Y dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! entre los leoncillos crió sus cachorros.
19:3
E hizo subir uno de sus cachorros: vino á ser leoncillo, y aprendió á prender presa, y á devorar hombres.
19:4
Y las gentes oyeron de él: fué tomado con el lazo de ellas, y lleváronlo con grillos á la tierra de Egipto.
19:5
Y viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y púsolo por leoncillo.
19:6
Y él andaba entre los leones; hízose leoncillo, aprendió á hacer presa, devoró hombres.
19:7
Y conoció sus viudas, y asoló sus ciudades; y la tierra fué asolada, y su abundancia, á la voz de su bramido.
19:8
Y dieron sobre él las gentes de las provincias de su alrededor, y extendieron sobre él su red; fué preso en su hoyo.
19:9
Y pusiéronlo en cárcel con cadenas, y lleváronlo al rey de Babilonia; metiéronlo en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
19:10
Tu madre fué como una vid en tu sangre, plantada junto á las aguas, haciendo fruto y echando vástagos á causa de las muchas aguas.
19:11
Y ella tuvo varas fuertes para cetros de señores; y levantóse su estatura por encima entre las ramas, y fué vista en su altura, y con la multitud de sus sarmientos.
19:12
Empero fué arrancada con ira, derribada en tierra, y viento solano secó su fruto; fueron quebradas y secáronse sus varas fuertes; consumiólas el fuego.
19:13
Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
19:14
Y ha salido fuego de la vara de sus ramos, ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte, cetro para enseñorear. Endecha es esta, y de endecha servirá.


Eze 19:1 Y tú entona una elegía sobre los príncipes de Israel.
Eze 19:2 Dirás: ¿Qué era tu madre? Una leona entre leones. Echada entre los leoncillos, criaba a sus cachorros.
Eze 19:3 Exaltó a uno de sus cachorros, que se hizo un león joven; y aprendió a desgarrar su presa, devoró hombres.
Eze 19:4 Oyeron hablar de él las naciones, en su fosa quedó preso; con garfios le llevaron al país de Egipto.
Eze 19:5 Vio ella que su espera era fallida, fallida su esperanza; y tomo otro de sus cachorros, le hizo un león joven.
Eze 19:6 Andaba éste entre los leones, se hizo un león joven, aprendió a desgarrar su presa, devoró hombres;
Eze 19:7 derribó sus palacios, devastó sus ciudades; la tierra y sus habitantes estaban aterrados por la voz de su rugido.
Eze 19:8 Se alzaron contra él las naciones, las provincias circundantes; tendieron sobre él su red y en su fosa quedó preso.
Eze 19:9 Con garfios le cerraron en jaula, le llevaron al rey de Babilonia en calabozos le metieron, para que no se oyese más su voz por los montes de Israel.
Eze 19:10 Tu madre se parecía a una vid plantada a orillas de las aguas. Era fecunda, exuberante, por la abundancia de agua.
Eze 19:11 Tenía ramas fuertes para ser cetros reales; su talla se elevó hasta dentro de las nubes. Era imponente por su altura, por su abundancia de ramaje.
Eze 19:12 Pero ha sido arrancada con furor, tirada por tierra; el viento del este ha agostado su fruto; ha sido rota, su rama fuerte se ha secado, la ha devorado el fuego.
Eze 19:13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequía y de sed.
Eze 19:14 Ha salido fuego de su rama, ha devorado sus sarmientos y su fruto. No volverá a tener su rama fuerte, su cetro real. Esto es una elegía; y de elegía sirvió.

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Capítulo 20

20:1
Y ACONTECIÓ en el año séptimo, en el mes quinto, á los diez del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel á consultar á el Altísimo, y sentáronse delante de mí.
20:2
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
20:3
Hijo del hombre, habla á los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que yo no os responderé, dice el Señor el Altísimo.
20:4
¿Quieres tú juzgarlos? ¿los quieres juzgar tú, hijo del hombre? Notifícales las abominaciones de sus padres;
20:5
Y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: El día que escogí á Israel, y que alcé mi mano por la simiente de la casa de Jacob, y que fuí conocido de ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano á ellos, diciendo: Yo soy el Altísimo vuestro Dios;
20:6
Aquel día que les alcé mi mano, que los sacaría de la tierra de Egipto á la tierra que les había proveído, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
20:7
Entonces les dije: Cada uno eche de sí cada uno de las abominaciones de sus ojos, y no os contaminéis en los ídolos de Egipto. Yo soy el Altísimo vuestro Dios.
20:8
Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme: no echó de sí cada uno las abominaciones de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
20:9
Con todo, á causa de mi nombre, porque no se infamase en los ojos de las gentes en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fuí conocido de ellos, hice para sacarlos de tierra de Egipto.
20:10
Saquélos pues de la tierra de Egipto, y trájelos al desierto;
20:11
Y díles mis ordenanzas, y declaréles mis derechos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos.
20:12
Y díles también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy el Altísimo que los santifico.
20:13
Mas rebeláronse contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis ordenanzas, y desecharon mis derechos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos; y mis sábados profanaron en gran manera; dije, por tanto, que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.
20:14
Pero en atención á mi nombre hice porque no se infamase á la vista de la gentes, delante de cuyos ojos los saqué.
20:15
Y también yo les alcé mi mano en el desierto, que no los metería en la tierra que les dí, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
20:16
Porque desecharon mis derechos, y no anduvieron en mis ordenanzas, y mis sábados profanaron: porque tras sus ídolos iba su corazón.
20:17
Con todo los perdonó mi ojo, no matándolos, ni los consumí en el desierto;
20:18
Antes dije en el desierto á sus hijos: No andéis en las ordenanzas de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis en sus ídolos.
20:19
Yo soy el Altísimo vuestro Dios; andad en mis ordenanzas, y guardad mis derechos, y ponedlos por obra:
20:20
Y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy el Altísimo vuestro Dios.
20:21
Y los hijos se rebelaron contra mí: no anduvieron en mis ordenanzas, ni guardaron mis derechos para ponerlos por obra, los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá en ellos; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.
20:22
Mas retraje mi mano, y en atención á mi nombre hice porque no se infamase á vista de las gentes, delante de cuyos ojos los saqué.
20:23
Y también les alcé yo mi mano en el desierto, que los esparciría entre las gentes, y que los aventaría por las tierras;
20:24
Porque no pusieron por obra mis derechos, y desecharon mis ordenanzas, y profanaron mis sábados, y tras los ídolos de sus padres se les fueron sus ojos.
20:25
Por eso yo también les dí ordenanzas no buenas, y derechos por los cuales no viviesen;
20:26
Y contaminélos en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego todo primogénito, para que los desolase, á fin de que supiesen que yo soy el Altísimo.
20:27
Por tanto, hijo del hombre, habla á la casa de Israel, y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron contra mí rebelión.
20:28
Porque yo los metí en la tierra sobre la cual había alzado mi mano que les había de dar, y miraron á todo collado alto, y á todo árbol espeso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron la irritación de sus ofrendas, allí pusieron también él olor de su suavidad, y allí derramaron sus libaciones.
20:29
Y yo les dije: ¿Qué es ese alto adonde vosotros vais? Y fué llamado su nombre Bamah hasta el día de hoy.
20:30
Di, pues, á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿No os contamináis vosotros á la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?
20:31
Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy: ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que no os responderé.
20:32
Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las gentes, como las familias de las naciones, sirviendo á la madera y á la piedra.
20:33
Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado, tengo de reinar sobre vosotros:
20:34
Y os sacaré de entre los pueblos, y os juntaré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado:
20:35
Y os he de traer al desierto de pueblos, y allí litigaré con vosotros cara á cara.
20:36
Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor el Altísimo.
20:37
Y os haré pasar bajo de vara y os traeré en vínculo de concierto;
20:38
Y apartaré de entre vosotros los rebeldes, y los que se rebelaron contra mí: de la tierra de sus destierros los sacaré, y á la tierra de Israel no vendrán; y sabréis que yo soy el Altísimo.
20:39
Y vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho el Señor el Altísimo: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, pues que á mí no me obedecéis; y no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas, y con vuestros ídolos.
20:40
Empero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor el Altísimo, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra: allí los querré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
20:41
En olor de suavidad os aceptaré, cuando os hubiere sacado de entre los pueblos, y os hubiere juntado de las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros á los ojos de las gentes.
20:42
Y sabréis que yo soy el Altísimo, cuando os hubiere metido en la tierra de Israel, en la tierra por la cual alcé mi mano que la daría á vuestros padres.
20:43
Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y seréis confusos en vuestra misma presencia por todos vuestros pecados que cometisteis.
20:44
Y sabréis que yo soy el Altísimo cuando hiciere con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos, ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor el Altísimo.
20:45
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
20:46
Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el mediodía, y derrama tu palabra hacia la parte austral, y profetiza contra el bosque del campo del mediodía.
20:47
Y dirás al bosque del mediodía: Oye palabra de el Altísimo: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde, y todo árbol seco: no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos rostros, desde el mediodía hasta el norte.
20:48
Y verá toda carne que yo el Altísimo lo encendí; no se apagará.
20:49
Y dije: ¡Ah, Señor el Altísimo! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?
Eze 20:1 El año séptimo, el día diez del quinto mes, algunos de los ancianos de Israel vinieron a consultar a Yahveh y se sentaron ante mí.
Eze 20:2 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
Eze 20:3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: ¿A consultarme venís? Por mi vida, que no me dejaré consultar por vosotros, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 20:4 ¿Vas a juzgarlos? ¿Vas a juzgar, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres.
Eze 20:5 Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: El día que yo elegí a Israel, alcé mi mano hacia la raza de la casa de Jacob, me manifesté a ellos en el país de Egipto, y levanté mi mano hacia ellos diciendo: Yo soy Yahveh, vuestro Dios.
Eze 20:6 Aquel día alcé mi mano hacia ellos jurando sacarlos del país de Egipto hacia una tierra que había explorado para ellos, que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras.
Eze 20:7 Y les dije: Arrojad cada uno los monstruos que seducen vuestros ojos, no os contaminéis con las basuras de Egipto; yo soy Yahveh, vuestro Dios.
Eze 20:8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme. Ninguno arrojó los monstruos que seducían sus ojos; ninguno abandonó las basuras de Egipto. Pensé entonces, derramar mi furor sobre ellos y desahogar en ellos mi cólera, en medio del país de Egipto.
Eze 20:9 Pero tuve consideración a mi nombre y procedí de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones entre las que ellos se encontraban, y a la vista de las cuales me había manifestado a ellos, sacándolos del país de Egipto.
Eze 20:10 Por eso, los saqué del país de Egipto y los conduje al desierto.
Eze 20:11 Les di mis preceptos y les di a conocer mis normas, por las que el hombre vive, si las pone en práctica.
Eze 20:12 Y les di además mis sábados como señal entre ellos y yo, para que supieran que yo soy Yahveh, que los santifico.
Eze 20:13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no se condujeron según mis preceptos, rechazaron mis normas por las que vive el hombre, si las pone en práctica, y no hicieron más que profanar mis sábados. Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos en el desierto, para exterminarlos.
Eze 20:14 Pero tuve consideración a mi nombre, y procedí de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones, a la vista de las cuales los había sacado.
Eze 20:15 Y, una vez más alcé mi mano hacia ellos en el desierto, jurando que no les dejaría entrar en la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras.
Eze 20:16 Pues habían despreciado mis normas, no se habían conducido según mis preceptos y habían profanado mis sábados; porque su corazón se iba tras sus basuras.
Eze 20:17 Pero tuve una mirada de piedad para no exterminarlos, y no acabé con ellos en el desierto.
Eze 20:18 Y dije a sus hijos en el desierto: No sigáis las reglas de vuestros padres, no imitéis sus normas, no os contaminéis con sus basuras.
Eze 20:19 Yo soy Yahveh, vuestro Dios. Seguid mis preceptos, guardad mis normas y ponedlas en práctica.
Eze 20:20 Santificad mis sábados; que sean una señal entre yo y vosotros, para que se sepa que yo soy Yahveh, vuestro Dios.
Eze 20:21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no se condujeron según mis preceptos, no guardaron ni pusieron en práctica mis normas, aquéllas por las que vive el hombre, si las pone en práctica, y profanaron mis sábados. Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos y desahogar en ellos mi cólera, en el desierto.
Eze 20:22 Pero retiré mi mano y tuve consideración a mi nombre, procediendo de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones, a la vista de las cuales los había sacado.
Eze 20:23 Pero una vez más alcé mi mano hacia ellos, en el desierto, jurando dispersarlos entre las naciones y esparcirlos por los países.
Eze 20:24 Porque no habían puesto en práctica mis normas, habían despreciado mis preceptos y profanado mis sábados, y sus ojos se habían ido tras las basuras de sus padres.
Eze 20:25 E incluso llegué a darles preceptos que no eran buenos y normas con las que no podrían vivir,
Eze 20:26 y los contaminé con sus propias ofrendas, haciendo que pasaran por el fuego a todo primogénito, a fin de infundirles horror, para que supiesen que yo soy Yahveh.
Eze 20:27 Por eso, hijo de hombre, habla a la casa de Israel. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: En esto todavía me ultrajaron vuestros padres siéndome infieles.
Eze 20:28 Yo les conduje a la tierra que, mano en alto, había jurado darles. Allí vieron toda clase de colinas elevadas, toda suerte de árboles frondosos, y en ellos ofrecieron sus sacrificios y presentaron sus ofrendas provocadoras; allí depositaron el calmante aroma y derramaron sus libaciones.
Eze 20:29 Y yo les dije: ¿Qué es el alto adonde vosotros vais?; y se le puso el nombre de Bamá, hasta el día de hoy.
Eze 20:30 Pues bien, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Conque vosotros os contamináis conduciéndoos como vuestros padres, prostituyéndoos detrás de sus monstruos,
Eze 20:31 presentando vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego; os contamináis con todas vuestras basuras, hasta el día de hoy, ¿y yo voy a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que no me dejaré consultar por vosotros.
Eze 20:32 Y no se realizará jamás lo que se os pasa por la imaginación, cuando decís: «Seremos como las naciones, como las tribus de los otros países, adoradores del leño y de la piedra.»
Eze 20:33 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo reinaré sobre vosotros, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado.
Eze 20:34 Os haré salir de entre los pueblos y os reuniré de los países donde fuisteis dispersados, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado;
Eze 20:35 os conduciré al desierto de los pueblos y allí os juzgaré cara a cara.
Eze 20:36 Como juzgué a vuestros padres en el desierto de Egipto, así os juzgaré a vosotros, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 20:37 Os haré pasar bajo el cayado y os haré entrar por el aro de la alianza;
Eze 20:38 separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se han rebelado contra mí: les haré salir del país en que residen, pero no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 20:39 En cuanto a vosotros, casa de Israel, así dice el Señor Yahveh: Que vaya cada uno a servir a sus basuras; después, yo juro que me escucharéis y no profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestras basuras.
Eze 20:40 Porque será en mi santa montaña, en la alta montaña de Israel - oráculo del Señor Yahveh - donde me servirá toda la casa de Israel, toda ella en esta tierra. Allí los acogeré amorosamente y allí solicitaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas santas.
Eze 20:41 Como calmante aroma yo os acogeré amorosamente, cuando os haya hecho salir de entre los pueblos, y os reúna de en medio de los países en los que habéis sido dispersados; y por vosotros me mostraré santo a los ojos de las naciones.
Eze 20:42 Sabréis que yo soy Yahveh, cuando os conduzca al suelo de Israel, a la tierra que, mano en alto, juré dar a vuestros padres.
Eze 20:43 Allí os acordaréis de vuestra conducta y de todas las acciones con las que os habéis contaminado, y cobraréis asco de vosotros mismos por todas las maldades que habéis cometido.
Eze 20:44 Sabréis que yo soy Yahveh, cuando actúe con vosotros por consideración a mi nombre, y no con arreglo a vuestra mala conducta y a vuestras corrompidas acciones, casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh.


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Capítulo 21

21:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
21:2
Hijo del hombre, pon tu rostro contra Jerusalem, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza sobre la tierra de Israel;
21:3
Y dirás á la tierra de Israel: Así ha dicho el Altísimo: He aquí, que yo contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y talaré de ti al justo y al impío.
21:4
Y por cuanto he de talar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el mediodía hasta el aquilón:
21:5
Y sabrá toda carne que yo el Altísimo saqué mi espada de su vaina; no volverá más.
21:6
Y tú, hijo del hombre, gime con quebrantamiento de lomos, y con amargura; gime delante de los ojos de ellos.
21:7
Y será, que cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás: Por la fama que viene; y todo corazón se desleirá, y todas manos se debilitarán, y angustiaráse todo espíritu, y todas rodillas se irán en aguas: he aquí que viene, y hacerse ha, dice el Señor el Altísimo.
21:8
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
21:9
Hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Di: La espada, la espada está afilada, y aun acicalada;
21:10
Para degollar víctimas está afilada, acicalada está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? A la vara de mi hijo viene menospreciando todo árbol.
21:11
Y dióla á acicalar para tenerla á mano: la espada está afilada, y acicalada está ella, para entregralo en mano del matador.
21:12
Clama y aúlla, oh hijo del hombre; porque ésta será sobre mi pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel. Temores de espada serán á mi pueblo: por tanto, hiere el muslo;
21:13
Porque está probado. ¿Y qué, si la espada desprecia aun el cetro? El no será más, dice el Señor el Altísimo.
21:14
Tú pues, hijo del hombre, profetiza y bate una mano con otra, y dóblese la espada la tercera vez, la espada de muertos: ésta es espada de gran matanza que los penetrará,
21:15
Para que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen: en todas las puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuesta está para que relumbre, y aderezada para degollar.
21:16
Ponte á una parte, ponte á la diestra, ó ponte á la siniestra, hacia donde tu rostro se determinare.
21:17
Y yo también batiré mi mano con mi mano, y haré reposar mi ira. Yo el Altísimo he hablado.
21:18
Y fué á mí palabra de Jehova, diciendo:
21:19
Y tú, hijo del hombre, señálate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia: de una misma tierra salgan ambos: y echa mano á la suerte: en el principio del camino de la ciudad lo harás.
21:20
El camino señalarás por donde venga la espada á Rabba de los hijos de Ammón, y á Judá contra Jerusalem la fuerte.
21:21
Porque el rey de Babilonia se paró en una encrucijada, al principio de dos caminos, para tomar adivinación: acicaló saetas, consultó en ídolos, miró el hígado.
21:22
La adivinación fué á su mano derecha, sobre Jerusalem, para poner capitanes, para abrir la boca á la matanza, para levantar la voz en grito, para poner ingenios contra las puertas, para fundar baluarte, y edificar fuerte.
21:23
Y seráles como adivinación mentirosa en sus ojos, por estar juramentados con juramento á ellos: mas él trae á la memoria la maldad, para prenderlos.
21:24
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto habéis hecho venir en memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis tomados á mano.
21:25
Y tú, profano é impío príncipe de Israel, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad;
21:26
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Depón la tiara, quita la corona: ésta no será más ésta: al bajo alzaré, y al alto abatiré.
21:27
Del revés, del revés, del revés la tornaré; y no será ésta más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y se la entregaré.
21:28
Y tú, hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo sobre los hijos de Ammón, y su oprobio. Dirás pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar; acicalada para consumir con resplandor.
21:29
Te profetizan vanidad, adivínante mentira, para entregarte con los cuellos de los malos sentenciados á muerte, cuyo día vino en tiempo de la consumación de la maldad.
21:30
¿Tornaréla á su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te tengo de juzgar.
21:31
Y derramaré sobre ti mi ira: el fuego de mi enojo haré encender sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción.
21:32
Del fuego serás para ser consumido; tu sangre será en medio de la tierra; no habrá más memoria de ti: porque yo el Altísimo he hablado.


Eze 21:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 21:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el mediodía, destila tus palabras hacia el sur, profetiza contra el bosque de la región del Négueb.
Eze 21:3 Dirás al bosque del Négueb: Escucha la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te prendo fuego, que devorará todo árbol verde y todo árbol seco; será una llama que no se apagará, y arderá todo, desde el Négueb hasta el Norte.
Eze 21:4 Todo el mundo verá que yo, Yahveh, lo he encendido; y no se apagará.
Eze 21:5 - Yo dije: ¡Ah, Señor Yahveh!, ésos andan diciendo de mí: «¿No es éste un charlatán de parábolas?» -
Eze 21:6 Entonces, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 21:7 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, destila tus palabras hacia su santuario y profetiza contra la tierra de Israel.
Eze 21:8 Dirás a la tierra de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti; voy a sacar mi espada de la vaina y extirparé de ti al justo y al malvado.
Eze 21:9 Para extirpar de ti al justo y al malvado va a salir mi espada de la vaina, contra toda carne, desde el Négueb hasta el Norte.
Eze 21:10 Y todo el mundo sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la vaina; no será envainada.
Eze 21:11 Y tú, hijo de hombre, lanza gemidos, con corazón quebrantado. Lleno de amargura, lanzarás gemidos ante sus ojos.
Eze 21:12 Y si acaso te dicen: «¿Por qué esos gemidos?», dirás: «Por causa de una noticia a cuya llegada todos los corazones desfallecerán, desmayarán todos los brazos, todos los espíritus se amilanarán, y todas las rodillas se irán en agua. Ved que ya llega; es cosa hecha, oráculo del Señor Yahveh.»
Eze 21:13 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 21:14 Hijo de hombre, profetiza. Dirás: Así dice el Señor. Di: ¡Espada, espada! Afilada está, bruñida.
Eze 21:15 Para la matanza está afilada, para centellear está bruñida...
Eze 21:16 Se la ha hecho bruñir para empuñarla; ha sido afilada la espada, ha sido bruñida para ponerla en mano de matador.
Eze 21:17 Grita, da alaridos, hijo de hombre, porque está destinada a mi pueblo, a todos los príncipes de Israel destinados a la espada con mi pueblo. Por eso golpéate el pecho,
Eze 21:18 pues la prueba está hecha... oráculo del Señor Yahveh.
Eze 21:19 Y tú, hijo de hombre, profetiza y bate palmas. ¡Golpee la espada dos, tres veces, la espada de las víctimas, la espada de la gran víctima, que les amenaza en torno!
Eze 21:20 A fin de que desmaye el corazón y abunden las ocasiones de caída, en todas las puertas he puesto yo matanza por la espada, hecha para centellear, bruñida para la matanza.
Eze 21:21 ¡Toma un rumbo: a la derecha, vuélvete a la izquierda, donde tus filos sean requeridos!
Eze 21:22 Yo también batiré palmas, saciaré mi furor. Yo, Yahveh, he hablado.
Eze 21:23 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 21:24 Y tú, hijo de hombre, marca dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia, que salgan los dos del mismo país, y marca una señalización, márcala en la cabecera del camino de la ciudad;
Eze 21:25 trazarás el camino para que venga la espada hacia Rabbá de los ammonitas y hacia Judá, a la fortaleza de Jerusalén.
Eze 21:26 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en el cruce, en la cabecera de los dos caminos, para consultar a la suerte. Ha sacudido las flechas, ha interrogado a los terafim, ha observado el hígado.
Eze 21:27 En su mano derecha está la suerte de Jerusalén: para situar arietes, dar la orden de matanza, lanzar el grito de guerra, situar arietes contra las puertas, levantar un terraplén, hacer trincheras.
Eze 21:28 Para ellos y a sus ojos, no es más que un vano presagio: se les había dado un juramento. Pero él recuerda las culpas por las que caerán presos.
Eze 21:29 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por haber hecho recordar vuestras culpas, descubriendo vuestros crímenes, haciendo aparecer vuestros pecados en todas vuestras acciones, y porque así se os ha recordado, caeréis presos en su mano.
Eze 21:30 En cuanto a ti, vil criminal, príncipe de Israel, cuya hora ha llegado con la última culpa,
Eze 21:31 así dice el Señor Yahveh: La tiara se quitará, se depondrá la corona, todo será transformado; lo humilde será elevado, lo elevado será humillado.
Eze 21:32 Ruina, ruina, ruina, eso es lo que haré con él, como jamás la hubo, hasta que llegue aquel a quien corresponde el juicio y a quien yo se lo entregaré.
Eze 21:33 Y tú, hijo de hombre, profetiza y di: Así dice el Señor Yahveh a los ammonitas y sus burlas. Dirás: ¡La espada, la espada está desenvainada para la matanza, bruñida para devorar, para centellear
Eze 21:34 - mientras se tienen para ti visiones vanas, y para ti se presagia la mentira -, para degollar a los viles criminales cuya hora ha llegado con la última culpa!
Eze 21:35 Vuélvela a la vaina. En el lugar donde fuiste creada, en tu tierra de origen, te juzgaré yo;
Eze 21:36 derramaré sobre ti mi ira, soplaré contra ti el fuego de mi furia, y te entregaré en manos de hombres bárbaros, agentes de destrucción.
Eze 21:37 Serás pasto del fuego, tu sangre correrá en medio del país, no quedará de ti recuerdo alguno, porque yo, Yahveh, he hablado.

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Capítulo 22

22:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
22:2
Y tú, hijo del hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú á la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones?
22:3
Dirás, pues: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse!
22:4
En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tus días, y has llegado á tus años: por tanto te he dado en oprobio á las gentes, y en escarnio á todas las tierras.
22:5
Las que están cerca, y las que están lejos de ti, se reirán de ti, amancillada de fama, y de grande turbación.
22:6
He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, fueron en ti para derramar sangre.
22:7
Al padre y á la madre despreciaron en ti: al extranjero trataron con calumnia en medio de ti: al huérfano y á la viuda despojaron en ti.
22:8
Mis santuarios menospreciaste, y mis sábados has profanado.
22:9
Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti: hicieron en medio de ti suciedades.
22:10
La desnudez del padre descubrieron en ti; la inmunda de menstruo forzaron en ti.
22:11
Y cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo; y cada uno contaminó su nuera torpemente; y cada uno forzó en ti á su hermana, hija de su padre.
22:12
Precio recibieron en ti para derramar sangre; usura y logro tomaste, y á tus prójimos defraudaste con violencia: olvidástete de mí, dice el Señor el Altísimo.
22:13
Y he aquí, que herí mi mano á causa de tu avaricia que cometiste, y á causa de tus sangres que fueron en medio de ti.
22:14
¿Estará firme tu corazón? ¿tus manos serán fuertes en los días que obraré yo contra ti? Yo el Altísimo he hablado, y harélo.
22:15
Y yo te esparciré por las gentes, y te aventaré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
22:16
Y tomarás heredad en ti á los ojos de las gentes; y sabrás que yo soy el Altísimo.
22:17
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
22:18
Hijo del hombre, la casa de Israel se me ha tornado en escoria: todos ellos son metal, y estaño, y hierro, y plomo, en medio del horno; escorias de plata se tornaron.
22:19
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto todos vosotros os habéis tornado en escorias, por tanto, he aquí que yo os junto en medio de Jerusalem.
22:20
Como quien junta plata y metal y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundir; así os juntaré en mi furor y en mi ira, y haré reposar, y os fundiré.
22:21
Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.
22:22
Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo el Altísimo habré derramado mi enojo sobre vosotros.
22:23
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
22:24
Hijo del hombre, di á ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor.
22:25
La conjuración de sus profetas en medio de ella, como león bramando que arrebata presa: devoraron almas, tomaron haciendas y honra, aumentaron sus viudas en medio de ella.
22:26
Sus sacerdotes violentaron mi ley, y contaminaron mis santuarios: entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo era profanado en medio de ellos.
22:27
Sus príncipes en medio de ella como lobos que arrebataban presa, derramando sangre, para destruir las almas, para pábulo de su avaricia.
22:28
Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad, y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho el Señor el Altísimo; y el Altísimo no había hablado.
22:29
El pueblo de la tierra usaba de opresión, y cometía robo, y al afligido y menesteroso hacían violencia, y al extranjero oprimían sin derecho.
22:30
Y busqué de ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese al portillo delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
22:31
Por tanto derramé sobre ellos mi ira; con el fuego de mi ira los consumí: torné el camino de ellos sobre su cabeza, dice el Señor el Altísimo.

Eze 22:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 22:2 Y tú, hijo de hombre, ¿no vas a juzgar? ¿No vas a juzgar a la ciudad sanguinaria? Hazle saber todas sus abominaciones.
Eze 22:3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Ciudad que derramas sangre en medio de ti para que llegue tu hora, que haces basuras en tu suelo para contaminarte,
Eze 22:4 por la sangre que derramaste te has hecho culpable, con las basuras que hiciste te has contaminado; has adelantado tu hora, ha llegado el término de tus años. Por eso yo he hecho de ti la burla de las naciones y la irrisión de todos los países.
Eze 22:5 Próximos y lejanos, se reirán de ti, ciudad de nombre impuro, llena de desórdenes.
Eze 22:6 Ahí están dentro de ti los príncipes de Israel, cada uno según su poder, sólo ocupados en derramar sangre.
Eze 22:7 En ti se desprecia al padre y a la madre, en ti se maltrata al forastero residente, en ti se oprime al huérfano y a la viuda.
Eze 22:8 No tienes respeto a mis cosas sagradas, profanas mis sábados.
Eze 22:9 Hay en ti gente que calumnia para verter sangre. En ti se come en los montes, y se comete infamia.
Eze 22:10 En ti se descubre la desnudez del propio padre, en ti se hace violencia a la mujer en estado de impureza.
Eze 22:11 Un comete abominación con la mujer de su prójimo, el otro se contamina de manera infame con su nuera, otro hace violencia a su hermana, la hija de su propio padre;
Eze 22:12 en ti se acepta soborno para derramar sangre; tomas a usura e interés, explotas a tu prójimo con violencia, y te has olvidado de mí, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 22:13 Mira, yo voy a batir palmas a causa de los actos de pillaje que has cometido y de la sangre que corre en medio de ti.
Eze 22:14 ¿Podrá tu corazón resistir y tus manos seguir firmes el día en que yo actúe contra ti? Yo, Yahveh, he hablado y lo haré.
Eze 22:15 Te dispersaré entre las naciones, te esparciré por los países, borraré la impureza que hay en medio de ti,
Eze 22:16 por ti misma te verás profanada a los ojos de las naciones, y sabrás que yo soy Yahveh.
Eze 22:17 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 22:18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos son cobre, estaño, hierro, plomo, en medio de un horno; ¡escoria son!
Eze 22:19 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por haberos convertido todos vosotros en escoria, por eso voy a juntaros en medio de Jerusalén.
Eze 22:20 Como se pone junto plata, cobre, hierro, plomo y estaño en el horno, y se atiza el fuego por debajo para fundirlo todo, así os juntaré yo en mi cólera y mi furor; os pondré y os fundiré.
Eze 22:21 Os reuniré, atizaré contra vosotros el fuego de mi furia, y os fundiré en medio de la ciudad.
Eze 22:22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos vosotros en medio de ella, y sabréis que yo, Yahveh, he derramado mi furor sobre vosotros.
Eze 22:23 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 22:24 Hijo de hombre, dile: Eres una tierra que no ha tenido lluvia ni inundación en el día de la Ira;
Eze 22:25 los príncipes que en ella residen son como un león rugiente que desgarra su presa. Han devorado a la gente, se han apoderado de haciendas y joyas, han multiplicado las viudas en medio de ella.
Eze 22:26 Sus sacerdotes han violado mi ley y profanado mis cosas sagradas; no han hecho diferencia entre lo sagrado y lo profano, ni han enseñado a distinguir entre lo puro y lo impuro; se han tapado los ojos para no ver mis sábados, y yo he sido deshonrado en medio de ellos.
Eze 22:27 Sus jefes, en medio de ella, son como lobos que desgarran su presa, que derraman sangre, matando a las personas para robar sus bienes.
Eze 22:28 Sus profetas los han recubierto de argamasa con sus vanas visiones y sus presagios mentirosos, diciendo: «Así dice el Señor Yahveh», cuando Yahveh no había hablado.
Eze 22:29 El pueblo de la tierra ha hecho violencia y cometido pillaje, ha oprimido al pobre y al indigente, ha maltratado al forastero sin ningún derecho.
Eze 22:30 He buscado entre ellos alguno que construyera un muro y se mantuviera de pie en la brecha ante mí, para proteger la tierra e impedir que yo la destruyera, y no he encontrado a nadie.
Eze 22:31 Entonces he derramado mi ira sobre ellos; en el fuego de mi furia los he exterminado: he hecho caer su conducta sobre su cabeza, oráculo del Señor Yahveh.


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Capítulo 23

23:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
23:2
Hijo del hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,
23:3
Las cuales fornicaron en Egipto; en sus mocedades fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fueron estrujados los pechos de su virginidad.
23:4
Y llamábanse, la mayor, Aholah, y su hermana, Aholibah; las cuales fueron mías, y parieron hijos é hijas. Y llamáronse, Samaria, Aholah; y Jerusalem, Aholibah.
23:5
Y Aholah cometió fornicación en mi poder: y prendóse de sus amantes, los Asirios sus vecinos,
23:6
Vestidos de cárdeno, capitanes y príncipes, mancebos todos de codiciar, caballeros que andaban á caballo.
23:7
Y puso sus fornicaciones con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los Asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró: contaminóse con todos los ídolos de ellos.
23:8
Y no dejó sus fornicaciones de Egipto: porque con ella se echaron en su mocedad, y ellos comprimieron los pechos de su virginidad, y derramaron sobre ella su fornicación.
23:9
Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los Asirios, de quienes se había enamorado.
23:10
Ellos descubrieron sus vergüenzas, tomaron sus hijos y sus hijas, y á ella mataron á cuchillo: y vino á ser de nombre entre las mujeres, pues en ella hicieron juicios.
23:11
Y viólo su hermana Aholibah, y estragó su amor más que ella; y sus fornicaciones, más que las fornicaciones de su hermana.
23:12
Enamoróse de los hijos de los Asirios, sus vecinos, capitanes y príncipes, vestidos en perfección, caballeros que andaban á caballo, todos ellos mancebos de codiciar.
23:13
Y vi que se había contaminado: un camino era el de ambas.
23:14
Y aumentó sus fornicaciones: pues cuando vió hombres pintados en la pared, imágenes de Caldeos pintadas de color,
23:15
Ceñidos de talabartes por sus lomos, y tiaras pintadas en sus cabezas, teniendo todos ellos parecer de capitanes, á la manera de los hombres de Babilonia, nacidos en tierra de Caldeos,
23:16
Enamoróse de ellos en viéndolos, y envióles mensajeros á la tierra de los Caldeos.
23:17
Y entraron á ella los hombres de Babilonia á la cama de los amores, y contamináronla con su fornicación; y ella también se contaminó con ellos, y su deseo se hartó de ellos.
23:18
Así hizo patentes sus fornicaciones, y descubrió sus vergüenzas: por lo cual mi alma se hartó de ella, como se había ya hartado mi alma de su hermana.
23:19
Aun multiplicó sus fornicaciones trayendo en memoria los días de su mocedad, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto.
23:20
Y enamoróse de sus rufianes, cuya carne es como carne de asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
23:21
Así tornaste á la memoria la suciedad de tu mocedad, cuando comprimieron tus pechos en Egipto por los pechos de tu mocedad.
23:22
Por tanto, Aholibah, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí que yo despierto tus amantes contra ti, de los cuales se hartó tu deseo, y yo les haré venir contra ti en derredor;
23:23
Los de Babilonia, y todos los Caldeos, mayordomos, y príncipes, y capitanes, todos los de Asiria con ellos: mancebos todos ellos de codiciar, capitanes y príncipes, nobles y principales, que montan á caballo todos ellos.
23:24
Y vendrán sobre ti carros, carretas, y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, y paveses, y capacetes pondrán contra ti en derredor; y yo daré el juicio delante de ellos, y por sus leyes te juzgarán.
23:25
Y pondré mi celo contra ti, y obrarán contigo con furor; quitarte han tu nariz y tus orejas; y lo que te quedare caerá á cuchillo. Ellos tomarán tus hijos y tus hijas, y tu residuo será consumido por el fuego.
23:26
Y te desnudarán de tus vestidos, y tomarán los vasos de tu gloria.
23:27
Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu fornicación de la tierra de Egipto: ni más levantarás á ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
23:28
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que tú aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hartó tu deseo:
23:29
Los cuales obrarán contigo con odio, y tomarán todo lo que tú trabajaste, y te dejarán desnuda y descubierta: y descubriráse la torpeza de tus fornicaciones, y tu suciedad, y tus fornicaciones.
23:30
Estas cosas se harán contigo, porque fornicaste en pos de las gentes, con las cuales te contaminaste en sus ídolos.
23:31
En el camino de tu hermana anduviste: yo pues pondré su cáliz en tu mano.
23:32
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Beberás el hondo y ancho cáliz de tu hermana; de ti se mofarán las gentes, y te escarnecerán: de grande cabida es.
23:33
Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y de asolamiento, por el cáliz de tu hermana Samaria.
23:34
Lo beberás pues, y lo agotarás, y quebrarás sus tiestos; y tus pechos arrancarás; porque yo he hablado, dice el Señor el Altísimo.
23:35
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu suciedad y tus fornicaciones.
23:36
Y díjome el Altísimo: Hijo del hombre, ¿no juzgarás tú á Aholah, y á Aholibah, y les denunciarás sus abominaciones?
23:37
Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun sus hijos que me habían engendrado, hicieron pasar por el fuego, quemándolos.
23:38
Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis sábados;
23:39
Pues habiendo sacrificado sus hijos á sus ídolos, entrábanse en mi santuario el mismo día para contaminarlo: y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
23:40
Y cuanto más, que enviaron por hombres que vienen de lejos, á los cuales había sido enviado mensajero: y he aquí vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y alcoholaste tus ojos, y te ataviaste con adornos:
23:41
Y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fué adornada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi perfume y mi óleo.
23:42
Y oyóse en ella voz de compañía en holganza: y con los varones fueron traídos de la gente común los Sabeos del desierto; y pusieron manillas sobre sus manos, y coronas de gloria sobre sus cabezas.
23:43
Y dije á la envejecida en adulterios: Sus prostituciones cumplirán ellos ahora, y ella con ellos:
23:44
Porque han venido á ella como quien viene á mujer ramera: así vinieron á Aholah y á Aholibah, mujeres depravadas.
23:45
Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre: porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos.
23:46
Por lo que así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo haré subir contra ellas compañías, las entregaré á turbación y á rapiña:
23:47
Y la compañía de gentes las apedreará con piedras, y las acuchillará con sus espadas: matarán á sus hijos y á sus hijas, y sus casas consumirán con fuego.
23:48
Y haré cesar la depravación de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestra torpeza.
23:49
Y sobre vosotras pondrán vuestra obscenidad, y llevaréis los pecados de vuestros ídolos; y sabréis que yo soy el Señor el Altísimo.


Eze 23:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 23:2 Hijo de hombre: Había dos mujeres, hijas de la misma madre.
Eze 23:3 Se prostituyeron en Egipto; se prostituyeron en su juventud. Allí fueron palpados sus pechos y acariciado su seno virginal.
Eze 23:4 Estos eran sus nombres: Oholá, la mayor, y Oholibá, su hermana. Fueron mías y dieron a luz hijos e hijas. Sus nombres: Oholá es Samaria; Oholibá, Jerusalén.
Eze 23:5 Oholá se prostituyó cuando me pertenecía a mí; se enamoró perdidamente de sus amantes, los asirios sus vecinos,
Eze 23:6 vestidos de púrpura, gobernadores y prefectos, todos ellos jóvenes apuestos y hábiles caballeros.
Eze 23:7 Les otorgó sus favores - eran todos ellos la flor de los asirios - y, con todos aquellos de los que se había enamorado, se contaminó al contacto de todas sus basuras.
Eze 23:8 No cejó en sus prostituciones comenzadas en Egipto, donde se habían acostado con ella en su juventud, acariciando su seno virginal, y desahogando con ella su lascivia.
Eze 23:9 Por eso yo la entregué en manos de sus amantes, en manos de los asirios de los que se había enamorado.
Eze 23:10 Estos descubrieron su desnudez, se llevaron a sus hijos y sus hijas, y a ella misma la mataron a espada. Vino así a ser ejemplo para las mujeres, porque se había hecho justicia de ella.
Eze 23:11 Su hermana Oholibá vio esto, pero su pasión y sus prostituciones fueron todavía más escandalosas que las de su hermana.
Eze 23:12 Se enamoró de los asirios, gobernadores y prefectos, vecinos suyos, magníficamente vestidos, hábiles caballeros, y todos ellos jóvenes apuestos.
Eze 23:13 Yo vi que estaba impura; la conducta era la misma para las dos,
Eze 23:14 pero ésta superó sus prostituciones: vio hombres pintados en la pared, figuras de caldeos pintadas con bermellón,
Eze 23:15 con cinto en las caderas y amplios turbantes en sus cabezas, con aspecto de escuderos todos ellos, que representaban a los babilonios, caldeos de origen,
Eze 23:16 y en cuanto los vio se enamoró de ellos y les envió mensajeros a Caldea.
Eze 23:17 Los babilonios vinieron donde ella, a compartir el lecho de los amores y a contaminarla con su lascivia; y cuando se contaminó con ellos, su deseo se apartó de ellos.
Eze 23:18 Dejó así al descubierto sus prostituciones y su desnudez; y yo me aparté de ella como me había apartado de su hermana.
Eze 23:19 Pero ésta multiplicó sus prostituciones, acordándose de los días de su juventud, cuando se prostituía en el país de Egipto,
Eze 23:20 y se enamoraba de aquellos disolutos de carne de asnos y miembros de caballos.
Eze 23:21 Has renovado así la inmoralidad de tu juventud, cuando en Egipto acariciaban tu busto palpando tus pechos juveniles.
Eze 23:22 Pues bien, Oholibá, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo suscito contra ti a todos tus amantes, de los que te has apartado; los voy a traer contra ti de todas partes,
Eze 23:23 a los babilonios y a todos los caldeos, los de Pecod, de Soa y de Coa, y con ellos a todos los asirios, jóvenes apuestos, gobernadores y prefectos, todos ellos escuderos de título y hábiles caballeros;
Eze 23:24 y vendrán contra ti desde el norte carros y carretas, con una asamblea de pueblos. Por todas partes te opondrán el pavés, el escudo y el yelmo. Yo les daré el encargo de juzgarte y te juzgarán conforme a su derecho.
Eze 23:25 Desencadenaré mis celos contra ti, y te tratarán con furor, te arrancarán la nariz y las orejas, y lo que quede de los tuyos caerá a espada; se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y lo que quede de los tuyos será devorado por el fuego.
Eze 23:26 Te despojarán de tus vestidos y se apoderarán de tus joyas.
Eze 23:27 Yo pondré fin a tu inmoralidad y a tus prostituciones comenzadas en Egipto; no levantarás más tus ojos hacia ellos, ni volverás a acordarte de Egipto.
Eze 23:28 Porque así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te entrego en manos de los que detestas, en manos de aquellos de los que te has apartado.
Eze 23:29 Ellos te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu trabajo y te dejarán completamente desnuda. Así quedará al descubierto la vergüenza de tus prostituciones. Tu inmoralidad y tus prostituciones
Eze 23:30 te han acarreado todo esto, por haberte prostituido a las naciones, por haberte contaminado con sus basuras.
Eze 23:31 Has imitado la conducta de tu hermana, y yo pondré su cáliz en tu mano.
Eze 23:32 Así dice el Señor Yahveh: Beberás el cáliz de tu hermana, cáliz ancho y profundo, que servirá de burla e irrisión, tan grande es su cabida.
Eze 23:33 Te empaparás de embriaguez y de aflicción. Cáliz de desolación y de angustia, el cáliz de tu hermana Samaria.
Eze 23:34 Lo beberás, lo apurarás; roerás hasta los cascotes, y te desgarrarás el seno. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 23:35 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Puesto que me has olvidado y me has arrojado a tus espaldas, carga tú también con tu inmoralidad y tus prostituciones.
Eze 23:36 Después, Yahveh me dijo: Hijo de hombre, ¿vas a juzgar a Oholá y Oholibá? Repróchales sus abominaciones.
Eze 23:37 Han cometido adulterio, están ensangrentadas sus manos, han cometido adulterio con sus basuras, y hasta a sus hijos, que me habían dado a luz, los han hecho pasar por el fuego como alimento para ellas.
Eze 23:38 Han llegado a hacerme hasta esto: han contaminado mi santuario en este día y han profanado mis sábados;
Eze 23:39 después de haber inmolado sus hijos a sus basuras, el mismo día, han entrado en mi santuario para profanarlo. Esto es lo que han hecho en mi propia casa.
Eze 23:40 Más aún, mandaron en busca de hombres que vinieran de lejos, enviándoles un mensajero, y cuando vinieron te bañaste, te pintaste los ojos y te pusiste las joyas;
Eze 23:41 luego te reclinaste en un espléndido diván, ante el cual estaba aderezada una mesa en la que habías puesto mi incienso y mi aceite.
Eze 23:42 Se oía allí el ruido de una turba indolente, por la multitud de hombres, de bebedores traídos del desierto; ponían ellos brazaletes en las manos de ellas y una corona preciosa en su cabeza.
Eze 23:43 Y yo decía de aquella que estaba gastada de adulterios: Todavía sigue entregándose a sus prostituciones,
Eze 23:44 y vienen donde ella, como se viene donde una prostituta. Así han venido donde Oholá y Oholibá, estas mujeres depravadas.
Eze 23:45 Pero hay hombres justos que les aplicarán el juicio reservado a las adúlteras y a las que derraman sangre, porque ellas son adúlteras y hay sangre en sus manos.
Eze 23:46 Porque así dice el Señor Yahveh: Convóquese contra ellas una asamblea para entregarlas al terror y al pillaje,
Eze 23:47 y la asamblea las matará a pedradas y las acribillará a golpes de espada; matarán a sus hijos y a sus hijas, y prenderán fuego a sus casas.
Eze 23:48 Yo pondré fin a la inmoralidad en esta tierra; todas las mujeres quedarán así avisadas y no imitarán vuestra inmoralidad.
Eze 23:49 Se hará recaer sobre vosotras vuestra inmoralidad, cargaréis con los pecados cometidos con vuestras basuras, y sabréis que yo soy el Señor Yahveh.

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Capítulo 24

24:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo en el noveno año, en el mes décimo, á los diez del mes, diciendo:
24:2
Hijo del hombre, escríbete el nombre de este día: el rey de Babilonia se puso sobre Jerusalem este mismo día.
24:3
Y habla á la casa de rebelión por parábola, y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua:
24:4
Junta sus piezas en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; hínchela de huesos escogidos.
24:5
Toma una oveja escogida; y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; coced también sus huesos dentro de ella.
24:6
Pues así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla no espumada, y cuya espuma no salió de ella! Por sus piezas, por sus piezas sácala; no caiga sobre ella suerte.
24:7
Porque su sangre fué en medio de ella: sobre una piedra alisada la puso; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo.
24:8
Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta.
24:9
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera,
24:10
Multiplicando la leña, encendiendo el fuego, para consumir la carne, y hacer la salsa; y los huesos serán quemados:
24:11
Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su espuma.
24:12
En fraude se cansó, y no salió de ella su mucha espuma. En fuego será su espuma consumida.
24:13
En tu suciedad perversa padecerás: porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu suciedad: nunca más te limpiarás, hasta que yo haga reposar mi ira sobre ti.
24:14
Yo el Altísimo he hablado; vendrá, y harélo. No me tornaré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré: según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice el Señor el Altísimo.
24:15
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
24:16
Hijo del hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deseo de tus ojos: no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
24:17
Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios: ata tu bonete sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de hombres.
24:18
Y hablé al pueblo por la mañana, y á la tarde murió mi mujer: y á la mañana hice como me fué mandado.
24:19
Y díjome el pueblo: ¿No nos enseñarás qué nos significan estas cosas que tú haces?
24:20
Y yo les dije: Palabra de el Altísimo fué á mí, diciendo:
24:21
Di á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Dios: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el regalo de vuestra alma: vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis, caerán á cuchillo.
24:22
Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres;
24:23
Y vuestros bonetes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies: no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis á causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.
24:24
Ezequiel pues os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis: en viniendo esto, entonces sabréis que yo soy el Señor el Altísimo.
24:25
Y tú, hijo del hombre, el día que yo quitaré de ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deseo de sus ojos, y el cuidado de sus almas, sus hijos y sus hijas,
24:26
Este día vendrá á ti un escapado para traer las nuevas.
24:27
En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el escapado, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy el Altísimo.

Eze 24:1 El año noveno, el día diez del décimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 24:2 Hijo de hombre, escribe la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia se ha lanzado sobre Jerusalén precisamente en este día.
Eze 24:3 Compón una parábola sobre esta casa de rebeldía. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: Arrima la olla al fuego, arrímala, y echa agua en ella.
Eze 24:4 Amontona dentro trozos de carne, todos los trozos buenos, pierna y espalda. Llénala de los huesos mejores.
Eze 24:5 Toma lo mejor del ganado menor. Apila en torno la leña debajo, hazla hervir a borbotones, de modo que hasta los huesos se cuezan.
Eze 24:6 Porque así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla toda roñosa, cuya herrumbre no se le va! ¡Vacíala trozo a trozo, sin echar suertes sobre ella!
Eze 24:7 Porque su sangre está en medio de ella, la ha esparcido sobre la roca desnuda, no la ha derramado en la tierra recubriéndola de polvo.
Eze 24:8 Para que el furor desborde, para tomar venganza, he puesto yo su sangre sobre roca desnuda, para que no fuera recubierta.
Eze 24:9 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! También yo voy a hacer un gran montón de leña.
Eze 24:10 Apila bien la leña, enciende el fuego, cuece la carne a punto, prepara las especias, que los huesos se abrasen.
Eze 24:11 Y mantén la olla vacía sobre las brasas, para que se caliente, se ponga al rojo el bronce, se funda dentro de ella su suciedad, y su herrumbre se consuma.
Eze 24:12 Pero ni por el fuego se va la herrumbre de la que está roñosa.
Eze 24:13 De la impureza de tu inmoralidad he querido purificarte, pero tú no te has dejado purificar de tu impureza. No serás, pues, purificada hasta que yo no desahogue mi furor en ti.
Eze 24:14 Yo, Yahveh, he hablado, y cumplo la palabra: no me retraeré, no tendré piedad ni me compadeceré. Según tu conducta y según tus obras te juzgarán, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 24:15 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 24:16 «Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás, no te saldrá una lágrima.
Eze 24:17 Suspira en silencio, no hagas duelo de muertos; ciñe el turbante a tu cabeza, ponte tus sandalias en los pies, no te cubras la barba, no comas pan ordinario.»
Eze 24:18 Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer; y al día siguiente por la mañana hice como se me había ordenado.
Eze 24:19 El pueblo me dijo: «¿No nos explicarás qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?»
Eze 24:20 Yo les dije: «La palabra de Yahveh me ha sido dirigida en estos términos:
Eze 24:21 Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra fuerza, encanto de vuestros ojos, pasión de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que habéis abandonado, caerán a espada.
Eze 24:22 Y vosotros haréis como yo he hecho: no os cubriréis la barba, no comeréis pan ordinario,
Eze 24:23 seguiréis llevando vuestros adornos en la cabeza y vuestras sandalias en los pies, no os lamentaréis ni lloraréis. Os consumiréis a causa de vuestras culpas y gemiréis los unos con los otros.
Eze 24:24 Ezequiel será para vosotros un símbolo; haréis todo lo que él ha hecho. Y cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor Yahveh.»
Eze 24:25 Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su apoyo, su alegre ornato, el encanto de sus ojos, el anhelo de su alma, sus hijos y sus hijas,
Eze 24:26 ese día llegará donde ti el fugitivo que traerá la noticia.
Eze 24:27 Aquel día se abrirá tu boca para hablar al fugitivo; hablarás y ya no seguirás mudo; serás un símbolo para ellos, y sabrán que yo soy Yahveh.


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Capítulo 25

25:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
25:2
Hijo del hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Ammón, y profetiza sobre ellos.
25:3
Y dirás á los hijos de Ammón: Oid palabra del Señor el Altísimo: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto dijiste ¡Ea! acerca de mi santuario que fué profanado, y sobre la tierra de Israel que fué asolada, y sobre la casa de Judá, porque fueron en cautiverio;
25:4
Por tanto, he aquí, yo te entrego á los Orientales por heredad, y pondrán en ti sus apriscos, y colocarán en ti sus tiendas: ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.
25:5
Y pondré á Rabba por habitación de camellos, y á los hijos de Ammón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy el Altísimo.
25:6
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto tú batiste tus manos, y pateaste, y te gozaste del alma en todo tu menosprecio sobre la tierra de Israel;
25:7
Por tanto, he aquí yo extenderé mi mano sobre ti, y te entregaré á las gentes para ser saqueada; y yo te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras: te raeré; y sabrás que yo soy el Altísimo.
25:8
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto dijo Moab y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las gentes;
25:9
Por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Beth-jesi-moth, y Baal-meón, y Chîriathaim,
25:10
A los hijos del oriente contra los hijos de Ammón; y entregaréla por heredad para que no haya más memoria de los hijos de Ammón entre las gentes.
25:11
También en Moab haré juicios; y sabrán que yo soy el Altísimo.
25:12
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por lo que hizo Edom tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos;
25:13
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y talaré de ella hombres y bestias, y la asolaré: desde Temán y Dedán caerán á cuchillo.
25:14
Y pondré mi venganza en Edom por la mano de mi pueblo Israel; y harán en Edom según mi enojo y según mi ira: y conocerán mi venganza, dice el Señor el Altísimo.
25:15
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por lo que hicieron los Palestinos con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades;
25:16
Por tanto, así ha dicho el Altísimo: He aquí yo extiendo mi mano sobre los Palestinos, y talaré los Ceretheos, y destruiré el resto de la ribera de la mar.
25:17
Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando diere mi venganza en ellos.


Eze 25:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 25:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los ammonitas y profetiza contra ellos.
Eze 25:3 Dirás a los ammonitas: Escuchad la palabra del Señor Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: Por haber dicho: «¡Ja, ja!» sobre mi santuario cuando era profanado, sobre la tierra de Israel cuando era devastada y sobre la casa de Judá cuando marchaba al destierro,
Eze 25:4 por eso, he aquí que yo te entrego en posesión a los hijos de Oriente; emplazarán en ti sus campamentos, y pondrán en ti sus tiendas; ellos comerán tus frutos y ellos beberán tu leche.
Eze 25:5 Yo haré de Rabbá un establo de camellos, y de las ciudades de Ammón un redil de ovejas. Y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 25:6 Así dice el Señor Yahveh: Por haber batido palmas y haber pataleado, por haberte alegrado, con todo tu desprecio y animosidad, a costa de la tierra de Israel,
Eze 25:7 por eso, he aquí que yo extiendo mi mano contra ti y te entregaré al saqueo de las naciones, te extirparé de entre los pueblos y te exterminaré de entre los países. Te destruiré, y sabrás que yo soy Yahveh.
Eze 25:8 Así dice el Señor Yahveh: Porque Moab y Seír han dicho: «Mirad, la casa de Judá es igual que todas las naciones»,
Eze 25:9 por eso, he aquí que yo voy a abrir las espaldas de Moab, y a destruir de un extremo al otro sus ciudades, las joyas de ese país, Bet Hayesimot, Baal Meón, Quiryatáyim.
Eze 25:10 A los hijos de Oriente, además de los ammonitas, la entrego en posesión, para que no se recuerde más entre las naciones.
Eze 25:11 Haré justicia de Moab, y se sabrá que yo soy Yahveh.
Eze 25:12 Así dice el Señor Yahveh: Porque Edom ha ejecutado su venganza sobre la casa de Judá y se ha hecho gravemente culpable al vengarse de ella,
Eze 25:13 por eso, así dice el Señor Yahveh: Yo extenderé mi mano contra Edom y extirparé de ella hombres y bestias. La convertiré en desierto; desde Temán a Dedán caerán a espada.
Eze 25:14 Pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, que tratará a Edom según mi cólera y mi furor, y se sabrá lo que es mi venganza, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 25:15 Así dice el Señor Yahveh: Porque los filisteos han actuado vengativamente y han ejecutado su venganza con desprecio y animosidad, tratando de destruir a impulsos de un odio eterno,
Eze 25:16 por eso, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo extiendo mi mano contra los filisteos; extirparé a los kereteos y destruiré lo que queda en el litoral del mar.
Eze 25:17 Ejecutaré contra ellos terribles venganzas, furiosos escarmientos, y sabrán que yo soy Yahveh, cuando les aplique mi venganza.

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Capítulo 26

26:1
Y ACONTECIÓ en el undécimo año, en el primero del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
26:2
Hijo del hombre, por cuanto dijo Tiro sobre Jerusalem: Ea, bien: quebrantada es la que era puerta de las naciones: á mí se volvió: seré llena; ella desierta:
26:3
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas gentes, como la mar hace subir sus ondas.
26:4
Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres: y raeré de ella su polvo, y la dejaré como una peña lisa.
26:5
Tendedero de redes será en medio de la mar, porque yo he hablado, dice el Señor el Altísimo: y será saqueada de las gentes.
26:6
Y sus hijas que están en el campo, serán muertas á cuchillo; y sabrán que yo soy el Altísimo.
26:7
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí que del aquilón traigo yo contra Tiro á Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, y carros, y caballeros, y compañías, y mucho pueblo.
26:8
Tus hijas que están en el campo matará á cuchillo; y pondrá contra ti ingenios, y fundará contra ti baluarte, y afirmará contra ti escudo.
26:9
Y pondrá contra ella arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con sus martillos.
26:10
Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos: con el estruendo de los caballeros, y de las ruedas, y de los carros, temblarán tus muros, cuando entrare por tus puertas como por portillos de ciudad destruída.
26:11
Con las uñas de sus caballos hollará todas tus calles; á tu pueblo matará á cuchillo, y las estatuas de tu fortaleza caerán á tierra.
26:12
Y robarán tus riquezas, y saquearán tus mercaderías: y arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas.
26:13
Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus vihuelas.
26:14
Y te pondré como una peña lisa: tendedero de redes serás; ni nunca más serás edificada: porque yo el Altísimo he hablado, dice el Señor el Altísimo.
26:15
Así ha dicho el Señor el Altísimo á Tiro: ¿No se estremecerán las islas al estruendo de tu caída, cuando gritarán los heridos, cuando se hará la matanza en medio de ti?
26:16
Entonces todos los príncipes de la mar descenderán de sus sillas, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus bordadas ropas: de espanto se vestirán, sentaránse sobre la tierra, y temblarán á cada momento, y estarán sobre ti atónitos.
26:17
Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada en los mares, ciudad que fué alabada, que fué fuerte en la mar, ella y sus habitantes, que ponían su espanto á todos sus moradores?
26:18
Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída, sí, las islas que están en la mar se espantarán de tu éxito.
26:19
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo te tornaré ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán.
26:20
Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con el pueblo del siglo: y te pondré en lo más bajo de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y yo daré gloria en la tierra de los vivientes.
26:21
Yo te tornaré en espanto, y no serás: y serás buscada, y nunca más serás hallada, dice el Señor el Altísimo.


Eze 26:1 El año undécimo, el día primero del mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 26:2 Hijo de hombre, porque Tiro ha dicho contra Jerusalén: «¡Ja, ja! ahí está rota, la puerta de los pueblos; se vuelve hacia mí, su riqueza está en ruinas»,
Eze 26:3 por eso, así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Tiro. Voy a hacer subir contra ti a naciones numerosas, como el mar hace subir sus olas.
Eze 26:4 Derruirán las murallas de Tiro y abatirán sus torres. Yo barreré de ella hasta el polvo y la dejaré como roca pelada.
Eze 26:5 Quedará, en medio del mar, como un secadero de redes. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh. Tiro será presa propicia para las naciones.
Eze 26:6 Y sus hijas que están tierra adentro serán muertas a espada. Y se sabrá que yo soy Yahveh.
Eze 26:7 Pues así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo traigo contra Tiro, por el norte, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, carros y jinetes y gran número de tropas.
Eze 26:8 A tus hijas que están tierra adentro las matará a espada. Hará contra ti trincheras, levantará contra ti un terraplén, alzará contra ti un testudo,
Eze 26:9 lanzará los golpes de su ariete contra tus murallas, demolerá tus torres con sus máquinas.
Eze 26:10 Sus caballos son tan numerosos que su polvo te cubrirá. Al estrépito de su caballería, de sus carros y carretas, trepidarán tus murallas cuando entre él por tus puertas, como se entra en una ciudad, brecha abierta.
Eze 26:11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles, a tu pueblo pasará a cuchillo, y tus grandiosas estelas se desplomarán en tierra.
Eze 26:12 Se llevarán como botín tus riquezas, saquearán tus mercancías, destruirán tus murallas, demolerán tus casas suntuosas. Tus piedras, tus vigas y tus escombros los echarán al fondo de las aguas.
Eze 26:13 Yo haré cesar la armonía de tus canciones, y no se volverá a oír el son de tus cítaras.
Eze 26:14 Te convertiré en roca pelada, quedarás como secadero de redes; no volverás a ser reconstruida, porque yo, Yahveh, he hablado, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 26:15 Así dice el Señor Yahveh a Tiro: Al estruendo de tu caída, cuando giman las víctimas, cuando hierva la carnicería en medio de ti, ¿no temblarán las islas?
Eze 26:16 Bajarán de sus tronos todos los príncipes del mar, se quitarán sus mantos, dejarán sus vestidos recamados. Se vestirán de pavores, se sentarán en tierra, sin tregua temblarán y quedarán pasmados por ti.
Eze 26:17 Entonarán por ti una elegía y te dirán: ¡Ah! ahí estás destruida, desaparecida de los mares, la ciudad famosa, que fue poderosa en el mar, con tus habitantes, los que infundían el terror en todo el continente.
Eze 26:18 Ahora tiemblan las islas en el día de tu caída, las islas del mar están aterradas de tu fin.
Eze 26:19 Porque así dice el Señor Yahveh: Cuando yo te convierta en una ciudad en ruinas como las ciudades despobladas, cuando yo empuje sobre ti el océano, y te cubran las muchas aguas,
Eze 26:20 entonces te precipitaré con los que bajan a la fosa, con el pueblo de antaño; te haré habitar en los infiernos, como las ruinas de antaño, con los que bajan a la fosa, para que no vuelvas a ser restablecida en la tierra de los vivos.
Eze 26:21 Haré de ti un objeto de espanto, y no existirás más. Se te buscará y no se te encontrará jamás, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 27

27:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
27:2
Y tú, hijo del hombre, levanta endechas sobre Tiro.
27:3
Y dirás á Tiro, que está asentada á las entradas de la mar, mercadera de los pueblos de muchas islas: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura.
27:4
En el corazón de las mares están tus términos: los que te edificaron completaron tu belleza.
27:5
De hayas del monte Senir te fabricaron todas las tillas: tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil.
27:6
De castaños de Basán hicieron tus remos: compañía de Asirios hicieron tus bancos de marfil de las islas de Chittim.
27:7
De fino lino bordado de Egipto fué tu cortina, para que te sirviese de vela; de cárdeno y grana de las islas de Elisah fué tu pabellón.
27:8
Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros: tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.
27:9
Los ancianos de Gebal y sus sabios repararon tus hendiduras: todas las galeras de la mar y los remeros de ellas fueron en ti para negociar tus negocios.
27:10
Persas y Lidios, y los de Phut, fueron en tu ejército tus hombres de guerra: escudos y capacetes colgaron en ti; ellos te dieron tu honra.
27:11
Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los Gammadeos en tus torres: sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.
27:12
Tarsis tu mercadera á causa de la multitud de todas riquezas en plata, hierro, estaño, y plomo, dió en tus ferias.
27:13
Grecia, Tubal, y Mesec, tus mercaderes, con hombres y con vasos de metal, dieron en tus ferias.
27:14
De la casa de Togarma, caballos y caballeros y mulos, dieron en tu mercado.
27:15
Los hijos de Dedán eran tus negociantes: muchas islas tomaban mercadería de tu mano; cuernos de marfil y pavos te dieron en presente.
27:16
Siria fué tu mercadera por la multitud de tus labores: con perlas, y púrpura, y vestidos bordados, y linos finos, y corales, y rubíes, dió en tus ferias.
27:17
Judá, y la tierra de Israel, eran tus mercaderes: con trigos de Minith, y pannah, y miel, y aceite, y resina, dieron en tu mercado.
27:18
Damasco, tu mercadera por la multitud de tus labores, por la abundancia de todas riquezas, con vino de Helbón, y lana blanca.
27:19
Asimismo Dan y el errante Javán dieron en tus ferias, para negociar en tu mercado de hierro labrado, mirra destilada, y caña aromática.
27:20
Dedán fué tu mercadera con paños preciosos para carros.
27:21
Arabia y todos los príncipes de Cedar, mercaderes de tu mano en corderos, y carneros, y machos cabríos: en estas cosas fueron tus mercaderes.
27:22
Los mercaderes de Seba y de Raama fueron tus mercaderes: con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, dieron en tus ferias.
27:23
Harán, y Canneh, y Edén, los mercaderes de Seba, de Asiria, y Chilmad, contigo contrataban.
27:24
Estos tus mercaderes negociaban contigo en varias cosas: en mantos de jacinto, y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro.
27:25
Las naves de Tarsis, tus cuadrillas, fueron en tu negociación: y fuiste llena, y fuiste multiplicada en gran manera en medio de los mares.
27:26
En muchas aguas te engolfaron tus remeros: viento solano te quebrantó en medio de los mares.
27:27
Tus riquezas, y tus mercaderías, y tu negociación, tus remeros, y tus pilotos, los reparadores de tus hendiduras, y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída.
27:28
Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán los arrabales.
27:29
Y descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros, y todos los pilotos de la mar se pararán en tierra:
27:30
Y harán oir su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en la ceniza.
27:31
Y haránse por ti calva, y se ceñirán de sacos, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura de alma.
27:32
Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruída en medio de la mar?
27:33
Cuando tus mercaderías salían de las naves, hartabas muchos pueblos: los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tus contrataciones.
27:34
En el tiempo que serás quebrantada de los mares en los profundos de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti.
27:35
Todos los moradores de las islas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto: inmutaránse en sus rostros.
27:36
Los mercaderes en los pueblos silbarán sobre ti: vendrás á ser espanto, y dejarás de ser para siempre.


Eze 27:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 27:2 Y tú, hijo de hombre, entona una elegía sobre Tiro.
Eze 27:3 Dirás a Tiro, la ciudad sentada a la entrada del mar, centro del tráfico de los pueblos hacia islas sin cuento: Así dice el Señor Yahveh: Tiro, tú decías: Yo soy un navío de perfecta hermosura.
Eze 27:4 En el corazón de los mares estaban tus fronteras. Tus fundadores hicieron perfecta tu hermosura.
Eze 27:5 Con cipreses de Senir te construyeron todas tus planchas. Del Líbano tomaron un cedro para erigirte un mástil.
Eze 27:6 De las encinas de Basán hicieron tus remos. El puente te lo hicieron de marfil incrustado en cedro de las islas de Kittim.
Eze 27:7 De lino recamado de Egipto era tu vela que te servía de enseña. Púrpura y escarlata de las islas de Elisá formaban tu toldo.
Eze 27:8 Los habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros. Y tus sabios, Tiro, iban a bordo como timoneles.
Eze 27:9 En ti estaban los ancianos de Guebal y sus artesanos para reparar tus averías. Todas las naves del mar y sus marineros estaban contigo para asegurar tu comercio.
Eze 27:10 Los de Persia, de Lud y de Put servían en tu ejército como hombres de guerra; suspendían en ti el escudo y el yelmo, te daban esplendor.
Eze 27:11 Los hijos de Arvad, con tu ejército, guarnecían por todas partes tus murallas, y los gammadeos tus torres. Suspendían sus escudos en tus murallas, todo alrededor, y hacían perfecta tu hermosura.
Eze 27:12 Tarsis era cliente tuya, por la abundancia de toda riqueza: plata, hierro, estaño y plomo daba por tus mercancías.
Eze 27:13 Yaván, Túbal y Mések traficaban contigo: te daban a cambio hombres y utensilios de bronce.
Eze 27:14 Los de Bet Togarmá daban por tus mercancías caballos de tiro y de silla, y mulos.
Eze 27:15 Los hijos de Rodán traficaban contigo; numerosas islas eran clientes tuyas; te pagaban con colmillos de marfil y madera de ébano.
Eze 27:16 Edom era cliente tuyo por la abundancia de tus productos: daba por tus mercancías malaquita, púrpura, recamados, batista, coral y rubíes.
Eze 27:17 Judá y la tierra de Israel traficaban también contigo: te daban a cambio trigo de Minnit, pannag, miel, aceite y resina.
Eze 27:18 Damasco era cliente tuya por la abundancia de tus productos; gracias a la abundancia de toda riqueza, te proveía de vino de Jelbón y lana de Sajar.
Eze 27:19 Dan y Yaván, desde Uzal, daban por tus mercancías hierro forjado, canela y caña.
Eze 27:20 Dedán traficaba contigo en sillas de montar.
Eze 27:21 Arabia y todos los príncipes de Quedar eran también tus clientes: pagaban con corderos, carneros y machos cabríos.
Eze 27:22 Los mercaderes de Sabá y de Ramá traficaban contigo: aromas de primera calidad y toda clase de piedras preciosas y oro daban por tus mercancías.
Eze 27:23 Jarán, Kanné y Edén, los mercaderes de Sabá, de Asur y de Kilmad traficaban contigo.
Eze 27:24 Traían a tu mercado vestidos de lujo, mantos de púrpura y brocado, tapices multicolores y maromas trenzadas.
Eze 27:25 Las naves de Tarsis formaban tu flota comercial. Estabas repleta y pesada en el corazón de los mares.
Eze 27:26 A alta mar te condujeron los que a remo te llevaban. El viento de oriente te ha quebrado en el corazón de los mares.
Eze 27:27 Tus riquezas, tus mercancías y tus fletes, tus marineros y tus timoneles, tus calafates, tus agentes comerciales, todos los guerreros que llevas, toda la tripulación que transportas, se hundirán en el corazón de los mares el día de tu naufragio.
Eze 27:28 Al oír los gritos de tus marinos, se asustarán las costas.
Eze 27:29 Entonces desembarcarán de sus naves todos los remeros. Los marineros, todos los hombres de mar, se quedarán en tierra.
Eze 27:30 Lanzarán su clamor por ti, gritarán amargamente. Se echarán polvo en la cabeza, se revolcarán en la ceniza;
Eze 27:31 se raparán el pelo por tu causa, se ceñirán de sayal. Llorarán por ti, en la amargura de su alma, con amargo lamento.
Eze 27:32 Entonarán por ti, en su duelo, una elegía, harán por ti esta lamentación: «¿Quién era semejante a Tiro en medio del mar?
Eze 27:33 Cuando tus mercancías se desembarcaban, saciabas a muchos pueblos; con la abundancia de tus riquezas y productos enriquecías a los reyes de la tierra.
Eze 27:34 Mas ahora estás ahí quebrada por los mares en las honduras de las aguas. Tu carga y toda tu tripulación se han hundido contigo.
Eze 27:35 Todos los habitantes de las islas están pasmados por tu causa. Sus reyes están estremecidos de terror, descompuesto su rostro.
Eze 27:36 Los mercaderes de los pueblos silban sobre ti, porque te has convertido en objeto de espanto, y has desaparecido para siempre.»

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Capítulo 28

28:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
28:2
Hijo del hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto se enalteció tu corazón y dijiste: Yo soy un dios; en la silla de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios); y has puesto tu corazón como corazón de Dios:
28:3
He aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto;
28:4
Con tu sabiduría y con tu prudencia te has juntado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros;
28:5
Con la grandeza de tu sabiduría en tu contratación has multiplicado tus riquezas; y á causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.
28:6
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,
28:7
Por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extraños, los fuertes de las gentes, que desenvainarán su espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y ensuciarán tu esplendor.
28:8
A la huesa te harán descender, y morirás de las muertes de los que mueren en medio de los mares.
28:9
¿Hablarás delante de tu matador, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador.
28:10
De muerte de incircuncisos morirás por mano de extraños: porque yo he hablado, dice el Señor el Altísimo.
28:11
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
28:12
Hijo del hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Tú echas el sello á la proporción, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
28:13
En Edén, en el huerto de Dios estuviste: toda piedra preciosa fué tu vestidura; el sardio, topacio, diamante, crisólito, onique, y berilo, el zafiro, carbunclo, y esmeralda, y oro, los primores de tus tamboriles y pífanos estuvieron apercibidos para ti en el día de tu creación.
28:14
Tú, querubín grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego has andado.
28:15
Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad.
28:16
A causa de la multitud de tu contratación fuiste lleno de iniquidad, y pecaste: por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín cubridor.
28:17
Enaltecióse tu corazón á causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría á causa de tu resplandor: yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
28:18
Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario: yo pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y púsete en ceniza sobre la tierra á los ojos de todos los que te miran.
28:19
Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se maravillarán sobre ti: en espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
28:20
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
28:21
Hijo del hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella;
28:22
Y dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado: y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando hiciere en ella juicios, y en ella me santificare.
28:23
Y enviaré á ella pestilencia y sangre en sus plazas; y caerán muertos en medio de ella; con espada contra ella alrededor; y sabrán que yo soy el Altísimo.
28:24
Y nunca más será á la casa de Israel espino que le punce, ni espanto que le dé dolor, en todos los alrededores de los que los menosprecian; y sabrán que yo soy el Altísimo.
28:25
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Cuando juntaré la casa de Israel de los pueblos entre los cuales están esparcidos, entonces me santificaré en ellos á los ojos de las gentes, y habitarán en su tierra, la cual dí á mi siervo Jacob.
28:26
Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y habitarán confiadamente, cuando yo haré juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán que yo soy el Altísimo su Dios.


Eze 28:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 28:2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice el Señor Yahveh: ¡Oh!, tu corazón se ha engreído y has dicho: «Soy un dios, estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares.» Tú que eres un hombre y no un dios, equiparas tu corazón al corazón de Dios.
Eze 28:3 ¡Oh sí, eres más sabio que Danel! Ningún sabio es semejante a ti.
Eze 28:4 Con tu sabiduría y tu inteligencia te has hecho una fortuna, has amontonado oro y plata en tus tesoros.
Eze 28:5 Por tu gran sabiduría y tu comercio has multiplicado tu fortuna, y por su fortuna se ha engreído tu corazón.
Eze 28:6 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Porque has equiparado tu corazón al corazón de Dios,
Eze 28:7 por eso, he aquí que yo traigo contra ti extranjeros, los más bárbaros entre las naciones. Desenvainarán la espada contra tu linda sabiduría, y profanarán tu esplendor;
Eze 28:8 te precipitarán en la fosa, y morirás de muerte violenta en el corazón de los mares.
Eze 28:9 ¿Podrás decir aún: «Soy un dios», ante tus verdugos? Pero serás un hombre, que no un dios, entre las manos de los que te traspasen.
Eze 28:10 Tendrás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 28:11 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 28:12 Hijo de hombre, entona una elegía sobre el rey de Tiro. Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza.
Eze 28:13 En Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas formaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, aderezados desde el día de tu creación.
Eze 28:14 Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego.
Eze 28:15 Fuiste perfecto en su conducta desde el día de tu creación, hasta el día en que se halló en ti iniquidad.
Eze 28:16 Por la amplitud de tu comercio se ha llenado tu interior de violencia, y has pecado. Y yo te he degradado del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego.
Eze 28:17 Tu corazón se ha pagado de tu belleza, has corrompido tu sabiduría por causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te he expuesto como espectáculo a los reyes.
Eze 28:18 Por la multitud de tus culpas por la inmoralidad de tu comercio, has profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a ceniza sobre la tierra, a los ojos de todos los que te miraban.
Eze 28:19 Todos los pueblos que te conocían están pasmados por ti. Eres un objeto de espanto, y has desaparecido para siempre.
Eze 28:20 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 28:21 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Sidón y profetiza contra ella.
Eze 28:22 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Sidón; en medio de ti seré glorificado. Se sabrá que yo soy Yahveh, cuando yo haga justicia de ella y manifieste en ella mi santidad.
Eze 28:23 Mandaré contra ella la peste, habrá sangre en sus calles; las víctimas caerán en medio de ella, bajo la espada que la cercará por todas partes, y se sabrá que yo soy Yahveh.
Eze 28:24 No habrá más, para la casa de Israel, espina que punce ni zarza que lacere, entre todos sus vecinos que la desprecian, y se sabrá que yo soy el Señor Yahveh.
Eze 28:25 Así dice el Señor Yahveh: Cuando yo reúna a la casa de Israel de en medio de los pueblos donde está dispersa, manifestaré en ellos mi santidad a los ojos de las naciones. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob;
Eze 28:26 habitarán allí con seguridad, construirán casas y plantarán viñas; vivirán seguros. Cuando yo haga justicia de todos sus vecinos que los desprecian, se sabrá que yo soy Yahveh su Dios.

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Capítulo 29

29:1
EN el año décimo, en el mes décimo, á los doce del mes, fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
29:2
Hijo del hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.
29:3
Habla, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice.
29:4
Yo pues, pondré anzuelos en tus mejillas, y pegaré los peces de tus ríos á tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán pegados á tus escamas.
29:5
Y dejaréte en el desierto, á ti y á todos los peces de tus ríos: sobre la haz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado: á las bestias de la tierra y á las aves del cielo te he dado por comida.
29:6
Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy el Altísimo, por cuanto fueron bordón de caña á la casa de Israel.
29:7
Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo el hombro: y cuando se recostaron sobre ti, te quebraste, y los deslomaste enteramente.
29:8
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí que yo traigo contra ti espada, y talaré de ti hombres y bestias.
29:9
Y la tierra de Egipto será asolada y desierta: y sabrán que yo soy el Altísimo: porque dijo: Mi río, y yo lo hice.
29:10
Por tanto, he aquí yo contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra de Egipto en asolamientos de la soledad del desierto, desde Migdol hasta Seveneh, hasta el término de Etiopía.
29:11
No pasará por ella pie de hombre, ni pie de bestia pasará por ella; ni será habitada por cuarenta años.
29:12
Y pondré á la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán asoladas por cuarenta años: y esparciré á Egipto entre las gentes, y aventarélos por las tierras.
29:13
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: Al fin de cuarenta años juntaré á Egipto de los pueblos entre los cuales fueren esparcidos:
29:14
Y tornaré á traer los cautivos de Egipto, y los volveré á la tierra de Patros, á la tierra de su habitación; y allí serán un reino bajo.
29:15
En comparación de los otros reinos será humilde; ni más se alzará sobre las gentes: porque yo los disminuiré, para que no se enseñoreen en las gentes.
29:16
Y no será más á la casa de Israel por confianza, que haga acordar el pecado, mirando en pos de ellos; y sabrán que yo soy el Señor el Altísimo.
29:17
Y aconteció en el año veinte y siete, en el mes primero, al primero del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
29:18
Hijo del hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo á su ejército prestar grande servicio contra Tiro. Toda cabeza se encalveció, y pelóse todo hombro; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.
29:19
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí que yo doy á Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará su multitud, y cogerá sus despojos, y arrebatará su presa, y habrá paga para su ejército.
29:20
Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto: porque trabajaron por mí, dice el Señor el Altísimo.
29:21
En aquel tiempo haré reverdecer el cuerno á la casa de Israel, y te daré apertura de boca en medio de ellos; y sabrán que yo soy el Altísimo.


Eze 29:1 El año décimo, el día doce del décimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 29:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.
Eze 29:3 Habla y di: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, gran cocodrilo, recostado en medio de sus Nilos, tú que has dicho: «Mi Nilo es mío. yo mismo lo he hecho.»
Eze 29:4 Voy a ponerte garfios en las quijadas, pegaré a tus escamas los peces de tus Nilos, te sacaré fuera de tus Nilos, con todos los peces de tus Nilos, pegados a tus escamas.
Eze 29:5 Te arrojaré al desierto, a ti y a todos los peces de tus Nilos. En la haz del campo caerás, no serás recogido ni enterrado. A las bestias de la tierra y a las aves del cielo te entregaré como pasto,
Eze 29:6 y sabrán todos los habitantes de Egipto que yo soy Yahveh. Porque has sido un apoyo de caña para la casa de Israel;
Eze 29:7 cuando ellos te agarraban, te rompías en sus manos y desgarrabas toda su palma; cuando se apoyaban en tí, te hacías pedazos y hacías vacilar todos los riñones.
Eze 29:8 Por eso, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo traigo contra ti la espada, para extirpar de ti hombres y bestias.
Eze 29:9 El país de Egipto se convertirá en desolación y ruina, y se sabrá que yo soy Yahveh. Por haber dicho: «El Nilo es mío, yo mismo lo he hecho»,
Eze 29:10 por eso, aquí estoy yo contra ti y contra tus Nilos. Convertiré el país de Egipto en ruinas, devastación y desolación, desde Migdol hasta Siene y hasta la frontera de Etiopía.
Eze 29:11 No pasará por él pie de hombre, pie de animal no pasará por él. Quedará deshabitado durante cuarenta años.
Eze 29:12 Yo haré del país de Egipto una desolación en medio de países desolados; sus ciudades serán una desolación entre ciudades en ruinas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países.
Eze 29:13 Porque así dice el Señor Yahveh: Al cabo de cuarenta años, reuniré a los habitantes de Egipto de entre los pueblos en los que habían sido dispersados.
Eze 29:14 Recogeré a los cautivos egipcios y los haré volver al país de Patrós, su país de origen. Allí formarán un reino modesto.
Eze 29:15 Egipto será el más modesto de los reinos y no se alzará más sobre las naciones; le haré pequeño para que no vuelva a imponerse a las naciones.
Eze 29:16 No volverá a ser para la casa de Israel apoyo de su confianza, que provoque el delito de irse en pos de él. Y se sabrá que yo soy el Señor Yahveh.
Eze 29:17 El año veintisiete, el día uno del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 29:18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha emprendido con su ejército grandes movimientos contra Tiro. Todas las cabezas han quedado peladas y todas las espaldas llagadas, pero no ha obtenido de Tiro, ni para sí ni para su ejército, ningún provecho de la empresa acometida contra ella.
Eze 29:19 Por eso, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo entrego a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el país de Egipto. El saqueará sus riquezas, se apoderará de sus despojos y se llevará su botín, que será la paga de su ejército.
Eze 29:20 En compensación de su esfuerzo contra Tiro, yo le entrego el país de Egipto, porque han trabajado para mí, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 29:21 Aquel día yo haré brotar un cuerno a la casa de Israel, y a ti te permitiré abrir la boca en medio de ellos. Y sabrán que yo soy Yahveh.

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Capítulo 30

30:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
30:2
Hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Aullad: ¡Ay del día!
30:3
Porque cerca está el día, cerca está el día del Señor; día de nublado, día de las gentes será.
30:4
Y vendrá espada á Egipto, y habrá miedo en Etiopía, cuando caerán heridos en Egipto; y tomarán su multitud, y serán destruídos sus fundamentos.
30:5
Etiopía, y Libia, y Lidia, y todo el conjunto de pueblo, y Chûb, y los hijos de la tierra de la liga, caerán con ellos á cuchillo.
30:6
Así ha dicho el Altísimo: También caerán los que sostienen á Egipto, y la altivez de su fortaleza caerá: desde Migdol hasta Seveneh caerán en él á cuchillo, dice el Señor el Altísimo.
30:7
Y serán asolados entre las tierras asoladas, y sus ciudades serán entre las ciudades desiertas.
30:8
Y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando pusiere fuego á Egipto, y fueren quebrantados todos sus ayudadores.
30:9
En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en navíos, á espantar á Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto: porque he aquí viene.
30:10
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Haré cesar la multitud de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
30:11
El, y con él su pueblo, los más fuertes de las gentes, serán traídos á destruir la tierra: y desenvainarán sus espadas sobre Egipto, y henchirán la tierra de muertos.
30:12
Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de malos, y destruiré la tierra y su plenitud por mano de extranjeros: yo el Altísimo he hablado.
30:13
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Destruiré también las imágenes, y haré cesar los ídolos de Memphis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor.
30:14
Y asolaré á Patros, y pondré fuego á Zoán, y haré juicios en No.
30:15
Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y talaré la multitud de No.
30:16
Y pondré fuego á Egipto; Sin tendrá gran dolor, y No será destrozada, y Memphis tendrá continuas angustias.
30:17
Los mancebos de Avén y de Pibeseth caerán á cuchillo; y ellas irán en cautiverio.
30:18
Y en Tehaphnes será cerrado el día, cuando quebrantaré yo allí las barras de Egipto, y cesará en ella la soberbia de su fortaleza: nublado la cubrirá, y los moradores de sus aldeas irán en cautiverio.
30:19
Haré pues juicios en Egipto y sabrán que yo soy el Altísimo.
30:20
Y aconteció en el año undécimo, en el mes primero, á los siete del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
30:21
Hijo del hombre, quebrantado he el brazo de Faraón rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado poniéndo le medicinas, poniéndole faja para ligarlo, á fin de vigorizarle para que pueda tener espada.
30:22
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Heme aquí contra Faraón rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano.
30:23
Y esparciré los Egipcios entre las gentes, y aventarélos por las tierras.
30:24
Y fortificaré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
30:25
Fortificaré pues los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando yo pusiere mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extendiere sobre la tierra de Egipto.
30:26
Y esparciré los Egipcios entre las gentes, y los aventaré por las tierras; y sabrán que yo soy el Altísimo.


Eze 30:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 30:2 Hijo de hombre, profetiza y di: Así dice el Señor Yahveh: Gemid: «¡Ah, el día aquel!»
Eze 30:3 Porque está cercano el día, está cercano el día de Yahveh, día cargado de nubarrones, la hora de las naciones será.
Eze 30:4 Vendrá la espada sobre Egipto, cundirá el pánico en Kus, cuando las víctimas caigan en Egipto, cuando sean saqueadas sus riquezas y sus cimientos derruidos.
Eze 30:5 Kus, Put y Lud, toda Arabia y Kub, y los hijos del país de la alianza, caerán con ellos a espada.
Eze 30:6 Así dice Yahveh: Caerán los apoyos de Egipto, se desplomará el orgullo de su fuerza; desde Migdol a Siene, caerán todos a espada, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 30:7 Quedarán desolados entre los países desolados, y sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas.
Eze 30:8 Sabrán que yo soy Yahveh, cuando prenda fuego a Egipto, y se rompan todos sus apoyos.
Eze 30:9 Aquel día saldrán de mi presencia mensajeros en navíos a sembrar el terror en Kus que se cree segura. Cundirá el pánico entre sus habitantes, en el día de Egipto, vedle aquí que llega.
Eze 30:10 Así dice el Señor Yahveh: Yo pondré fin a la multitud de Egipto, por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Eze 30:11 El, y su pueblo con él, la más bárbara de las naciones, serán enviados a asolar el país. Desenvainarán la espada contra Egipto, y llenarán el país de víctimas.
Eze 30:12 Yo dejaré secos los Nilos, y venderé el país en manos de malvados. Devastaré el país y todo lo que encierra, por mano de extranjeros. Yo, Yahveh, he hablado.
Eze 30:13 Así dice el Señor Yahveh: Haré desaparecer las basuras, y pondré fin a los falsos dioses de Nof. No habrá más príncipes en Egipto, y yo sembraré el terror en el país de Egipto.
Eze 30:14 Devastaré Patrós, prenderé fuego a Soán, haré justicia de No.
Eze 30:15 Derramaré mi furor en Sin, la fortaleza de Egipto, exterminaré la multitud de No.
Eze 30:16 Prenderé fuego a Egipto. Sin se retorcerá de dolor, en No se abrirá brecha y cundirán las aguas.
Eze 30:17 Los jóvenes de On y de Pi Béset caerán a espada, y las ciudades mismas partirán al cautiverio.
Eze 30:18 En Tafnis el día se convertirá en tinieblas cuando yo quiebre allí el yugo de Egipto y se acabe el orgullo de su fuerza. A ella le cubrirá un nubarrón, y sus hijas partirán al cautiverio.
Eze 30:19 Así haré justicia de Egipto, y se sabrá que yo soy Yahveh.
Eze 30:20 El año undécimo, el día siete del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 30:21 Hijo de hombre, yo he roto el brazo de Faraón, rey de Egipto, y he aquí que nadie ha curado su herida aplicándole medicamentos y vendas para curarle, de modo que recobre el vigor para empuñar la espada.
Eze 30:22 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra Faraón, rey de Egipto; quebraré sus brazos, el que está sano y el que está roto, y haré que la espada caiga de su mano.
Eze 30:23 Dispersaré a Egipto entre las naciones, lo esparciré por los países.
Eze 30:24 Robusteceré los brazos del rey de Babilonia, pondré mi espada en su mano y romperé los brazos de Faraón, que lanzará ante él gemidos de víctima.
Eze 30:25 Robusteceré los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón desmayarán. Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando pongo mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra el país de Egipto.
Eze 30:26 Dispersaré a Egipto entre las naciones, lo esparciré por los países; y se sabrá que yo soy Yahveh.

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Capítulo 31

31:1
Y ACONTECIÓ en el año undécimo, en el mes tercero, al primero del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
31:2
Hijo del hombre, di á Faraón rey de Egipto, y á su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?
31:3
He aquí era el Asirio cedro en el Líbano, hermoso en ramas, y umbroso con sus ramos, y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas.
31:4
Las aguas lo hicieron crecer, encumbrólo el abismo: sus ríos iban alrededor de su pie, y á todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.
31:5
Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y multiplicáronse sus ramos, y á causa de las muchas aguas se alargaron sus ramas que había echado.
31:6
En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y á su sombra habitaban muchas gentes.
31:7
Hízose, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto á muchas aguas.
31:8
Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios: las hayas no fueron semejantes á sus ramas, ni los castaños fueron semejantes á sus ramos: ningún árbol en el huerto de Dios fué semejante á él en su hermosura.
31:9
Hícelo hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles de Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.
31:10
Por tanto, así dijo el Señor el Altísimo: Por cuanto te encumbraste en altura, y puso su cumbre entre densas ramas, y su corazón se elevó con su altura,
31:11
Yo lo entregaré en mano del fuerte de las gentes, que de cierto le manejará: por su impiedad lo he arrojado.
31:12
Y le cortarán extraños, los fuertes de las gentes, y lo abandonarán: sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por todas las arroyadas de la tierra serán quebrados sus ramos; é iránse de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán.
31:13
Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre su ramas estarán todas las bestias del campo:
31:14
Para que no se eleven en su altura los árboles todos de las aguas, ni levanten su cumbre entre las espesuras, ni en sus ramas se paren por su altura todos los que beben aguas: porque todos serán entregados á muerte, á la tierra baja, en medio de los hijos de los hombres, con los que descienden á la huesa.
31:15
Así ha dicho el Señor el Altísimo: El día que descendió á la sepultura, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas: y al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles del campo se desmayaron.
31:16
Del estruendo de su caída hice temblar las gentes, cuando les hice descender á la fosa con todos los que descienden á la sepultura; y todos los árboles de Edén escogidos, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, tomaron consolación en la tierra baja.
31:17
También ellos descendieron con él á la fosa, con los muertos á cuchillo, los que fueron su brazo, los que estuvieron á su sombra en medio de las gentes.
31:18
¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles de Edén? Pues derrribado serás con los árboles de Edén en la tierra baja: entre los incircuncisos yacerás, con los muertos á cuchillo. Este es Faraón y todo su pueblo, dice el Señor el Altísimo.


Eze 31:1 El año undécimo, el día uno del tercer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 31:2 Hijo de hombre, di a Faraón, rey de Egipto, y a la multitud de sus súbditos: ¿A quién compararte en tu grandeza?
Eze 31:3 Mira: a un cedro del Líbano de espléndido ramaje, de fronda de amplia sombra y de elevada talla. Entre las nubes despuntaba su copa.
Eze 31:4 Las aguas le hicieron crecer, el abismo le hizo subir, derramando sus aguas en torno a su plantación, enviando sus acequias a todos los árboles del campo.
Eze 31:5 Por eso su tronco superaba en altura a todos los árboles del campo, sus ramas se multiplicaban, se alargaba su ramaje, por la abundancia de agua que le hacía crecer.
Eze 31:6 En sus ramas anidaban todos los pájaros del cielo, bajo su fronda parían todas las bestias del campo, a su sombra se sentaban naciones numerosas.
Eze 31:7 Era hermoso en su grandeza, en su despliegue de ramaje, porque sus raíces se alargaban hacia aguas abundantes.
Eze 31:8 No le igualaban los demás cedros en el jardín de Dios, los cipreses no podían competir con su ramaje, los plátanos no tenían ramas como las suyas. Ningún árbol, en el jardín de Dios, le igualaba en belleza.
Eze 31:9 Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios.
Eze 31:10 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por haber exagerado su talla, levantando su copa por entre las nubes, y haberse engreído su corazón de su altura,
Eze 31:11 yo le he entregado en manos del conductor de las naciones, para que le trate conforme a su maldad; ¡le he desechado!
Eze 31:12 Extranjeros, los más bárbaros entre las naciones, lo han talado y lo han abandonado. En los montes y por todos los valles yace su ramaje; sus ramas están destrozadas por todos los barrancos del país; toda la población del país se ha retirado de su sombra y lo ha abandonado.
Eze 31:13 Sobre sus despojos se han posado todos los pájaros del cielo, a sus ramas han venido todas las bestias del campo.
Eze 31:14 Ha sido para que ningún árbol plantado junto a las aguas se engría de su talla, ni levante su copa por entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado se estire hacia ellas con su altura. ¡Porque todos ellos están destinados a la muerte, a los infiernos, como el común de los hombres, como los que bajan a la fosa!
Eze 31:15 Así dice el Señor Yahveh: El día que bajó al seol, en señal de duelo yo cerré sobre él el abismo, detuve sus ríos, y las aguas abundantes cesaron; por causa de él llené de sombra el Líbano, y todos los árboles del campo se amustiaron por él.
Eze 31:16 Hice temblar a las naciones por el estrépito de su caída, cuando le precipité en el seol, con los que bajan a la fosa. En los infiernos se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y más bello del Líbano, regados todos por las aguas.
Eze 31:17 Y al mismo tiempo que él, bajaron al seol, donde las víctimas de la espada, los que eran su brazo y moraban a su sombra en medio de las naciones.
Eze 31:18 ¿A quién eras comparable en gloria y en grandeza, entre los árboles de Edén? Sin embargo has sido precipitado, con los árboles de Edén, en los infiernos; en medio de incircuncisos yaces, con las víctimas de la espada: ése es Faraón y toda su multitud, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 32

32:1
Y ACONTECIÓ en el año duodécimo, en el mes duodécimo, al primero del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
32:2
Hijo del hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de gentes eres semejante, y eres como la ballena en los mares: que secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
32:3
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi esparavel.
32:4
Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la haz del campo, y haré que se asienten sobre ti todas las aves del cielo, y hartaré de ti las bestias de toda la tierra.
32:5
Y pondré tus carnes sobre los montes, y henchiré los valles de tu altura.
32:6
Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se henchirán de ti.
32:7
Y cuando te habré muerto, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas: el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.
32:8
Todas las lumbreras de luz haré entenebrecer en el cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice el Señor el Altísimo.
32:9
Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando llevaré tu quebrantamiento sobre las gentes, por las tierras que no conociste.
32:10
Y haré atónitos sobre ti muchos pueblos, y sus reyes tendrán á causa de ti horror grande, cuando haré resplandecer mi espada delante de sus rostros, y todos se sobresaltarán en sus ánimos á cada momento en el día de tu caída.
32:11
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.
32:12
Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los fuertes de las gentes: y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha.
32:13
Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas: ni más las enturbiará pie de hombre, ni uña de bestias las enturbiarán.
32:14
Entonces haré asentarse sus aguas, y haré ir sus ríos como aceite, dice el Señor el Altísimo.
32:15
Cuando asolaré la tierra de Egipto, y la tierra fuere asolada de su plenitud, cuando heriré á todos los que en ella moran, sabrán que yo soy el Altísimo.
32:16
Esta es la endecha, y cantarla han: las hijas de las gentes la cantarán: endecharán sobre Egipto, y sobre toda su multitud, dice el Señor el Altísimo.
32:17
Y aconteció en el año duodécimo, á los quince del mes, que fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
32:18
Hijo del hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo á él, y á las villas de las gentes fuertes, en la tierra de los profundos, con los que descienden á la sepultura.
32:19
Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.
32:20
Entre los muertos á cuchillo caerán: al cuchillo es entregado: traedlo á él y á todos sus pueblos.
32:21
De en medio del infierno hablarán á él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron, y yacen con los incircuncisos muertos á cuchillo.
32:22
Allí Assur con toda su gente: en derredor de él están sus sepulcros: todos ellos cayeron muertos á cuchillo.
32:23
Sus sepulcros fueron puestos á los lados de la fosa, y su gente está por los alrededores de su sepulcro: todos ellos cayeron muertos á cuchillo, los cuales pusieron miedo en la tierra de los vivientes.
32:24
Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro: todos ellos cayeron muertos á cuchillo, los cuales descendieron incircuncisos á los más profundos lugares de la tierra, porque pusieron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro.
32:25
En medio de los muertos le pusieron cama con toda su multitud: á sus alrededores están sus sepulcros: todos ellos incircuncisos muertos á cuchillo, porque fué puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro: él fué puesto en medio de los muertos.
32:26
Allí Mesech, y Tubal, y toda su multitud: sus sepulcros en sus alrededores: todos ellos incircuncisos muertos á cuchillo, porque habían dado su terror en la tierra de los vivientes.
32:27
Y no yacerán con los fuertes que cayeron de los incircuncisos, los cuales descendieron al sepulcro con sus armas de guerra, y pusieron sus espadas debajo de sus cabezas: mas sus pecados estarán sobre sus huesos, porque fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes.
32:28
Tú pues serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos á cuchillo.
32:29
Allí Idumea, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales con su fortaleza fueron puestos con los muertos á cuchillo: ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.
32:30
Allí los príncipes del aquilón, todos ellos, y todos los de Sidón, que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su fortaleza, yacen también incircuncisos con los muertos á cuchillo, y llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro.
32:31
A estos verá Faraón, y consolaráse sobre toda su multitud; Faraón muerto á cuchillo, y todo su ejército, dice el Señor el Altísimo.
32:32
Porque yo puse mi terror en la tierra de los vivientes, también yacerá entre los incircuncisos con los muertos á cuchillo, Faraón y toda su multitud, dice el Señor el Altísimo.


Eze 32:1 El año duodécimo, el día uno del duodécimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 32:2 Hijo de hombre, entona una elegía sobre Faraón, rey de Egipto. Le dirás: Leoncillo de las naciones, estás perdido. Eras como un cocodrilo en los mares, chapoteabas en tus ríos, enturbiabas el agua con tus patas, agitabas su corriente.
Eze 32:3 Así dice el Señor Yahveh: Yo echaré sobre ti mi red entre una asamblea de pueblos numerosos, en mi red te sacarán.
Eze 32:4 Te dejaré abandonado por tierra, te tiraré sobre la haz del campo, haré que se posen sobre ti todos los pájaros del cielo, hartaré de ti a todas las bestias de la tierra.
Eze 32:5 Echaré tu carne por los montes, de tu carroña llenaré los valles.
Eze 32:6 Regaré el país con tus despojos, con tu sangre, sobre los montes, y los barrancos se llenarán de ti.
Eze 32:7 Cuando te extingas, velaré los cielos y oscureceré las estrellas. Cubriré el sol de nubes y la luna no dará más su claridad.
Eze 32:8 Oscureceré por tu causa todos los astros que brillan en el cielo, y traeré tinieblas sobre tu país, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 32:9 Entristeceré el corazón de muchos pueblos cuando haga llegar la noticia de tu ruina entre las naciones, hasta países que no conoces.
Eze 32:10 Dejaré pasmados por ti a muchos pueblos, y sus reyes se estremecerán de horror por tu causa, cuando yo blanda mi espada ante ellos. Temblarán sin tregua, cada uno por su vida, el día de tu caída.
Eze 32:11 Porque así dice el Señor Yahveh: La espada del rey de Babilonia caerá sobre ti.
Eze 32:12 Abatiré la multitud de tus súbditos, por la espada de guerreros, todos ellos los más bárbaros de las naciones; arrasarán el orgullo de Egipto y toda su multitud será exterminada.
Eze 32:13 Y haré perecer a todo tu ganado, junto a las aguas abundantes. No las enturbiará más pie de hombre, no volverá a enturbiarlas pezuña de animal.
Eze 32:14 Entonces yo amansaré sus aguas, haré correr sus ríos como aceite, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 32:15 Cuando yo convierta a Egipto en desolación, y el país sea despojado de cuanto contiene, cuando hiera a todos los que lo habitan, sabrán que yo soy Yahveh.
Eze 32:16 Una elegía es ésta, que cantarán las hijas de las naciones. La cantarán sobre Egipto y sobre toda su multitud. Cantarán esta elegía, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 32:17 El año duodécimo, el quince del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 32:18 Hijo de hombre, haz una lamentación sobre la multitud de Egipto, hazle bajar, a él y a las hijas de las naciones, majestuosas, a los infiernos, con los que bajan a la fosa.
Eze 32:19 ¿A quién superas en belleza? Baja, acuéstate con los incircuncisos.
Eze 32:20 En medio de las víctimas de la espada caen (la espada ha sido entregada, la han sacado) él y todas sus multitudes.
Eze 32:21 Le hablan de en medio del seol los más esclarecidos héroes, con sus auxiliares: «Han bajado, yacen ya los incircuncisos, víctimas de la espada».
Eze 32:22 Allí está Asur y toda su asamblea con sus sepulcros en torno a él, todos caídos, víctimas de la espada;
Eze 32:23 sus sepulcros han sido puestos en las profundidades de la fosa, y su asamblea está en torno a su sepulcro, todos caídos víctimas de la espada, los que sembraban el pánico en la tierra de los vivos.
Eze 32:24 Allí está Elam con toda su multitud en torno a su sepulcro; todos caídos víctimas de la espada, han bajado, incircuncisos, a los infiernos, ellos que sembraban el pánico en la tierra de los vivos. Soportan su ignominia con los que bajan a la fosa.
Eze 32:25 En medio de estas víctimas se le ha preparado un lecho, entre toda su multitud con sus sepulcros en torno a él; todos ellos incircuncisos, víctimas de la espada, por haber sembrado el pánico en la tierra de los vivos; soportan su ignominia con los que bajan a la fosa. Se les ha puesto en medio de estas víctimas.
Eze 32:26 Allí están Mesek, Túbal y toda su multitud con sus sepulcros en torno a él, todos incircuncisos, atravesados por la espada, por haber sembrado el pánico en la tierra de los vivos.
Eze 32:27 No yacen con los héroes caídos de antaño, aquellos que bajaron al seol con sus armas de guerra, a los que se les ha puesto la espada bajo su cabeza y los escudos sobre sus huesos, porque el pánico de los héroes cundía en la tierra de los vivos.
Eze 32:28 Pero tú serás quebrantado en medio de incircuncisos y yacerás con las víctimas de la espada.
Eze 32:29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, que fueron puestos, a pesar de su prepotencia, entre las víctimas de la espada. Yacen entre incircuncisos, con los que bajan a la fosa.
Eze 32:30 Allí están todos los príncipes del norte, todos los sidonios, que bajaron con las víctimas, a pesar del pánico que sembraba su prepotencia. Confundidos, yacen, incircuncisos, entre las víctimas de la espada, y soportan su ignominia con los que bajan a la fosa.
Eze 32:31 Faraón los verá y se consolará a la vista de toda esa multitud, víctima de la espada, Faraón y todo su ejército, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 32:32 Porque había sembrado el pánico en la tierra de los vivos, será tendido en medio de incircuncisos, con las víctimas de la espada: Faraón y toda su multitud, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 33

33:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
33:2
Hijo del hombre, habla á los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de sus términos, y se lo pusiere por atalaya,
33:3
Y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare corneta, y avisare al pueblo;
33:4
Cualquiera que oyere el sonido de la corneta, y no se apercibiere, y viniendo la espada lo tomare, su sangre será sobre su cabeza.
33:5
El sonido de la corneta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él: mas el que se apercibiere, librará su vida.
33:6
Pero si el atalaya viere venir la espada, y no tocare la corneta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, tomare de él alguno; por causa de su pecado fué tomado, mas demandaré su sangre de mano del atalaya.
33:7
Tú pues, hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya á la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los apercibirás de mi parte.
33:8
Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano.
33:9
Y si tú avisares al impío de su camino para que de él se aparte, y él no se apartare de su camino, por su pecado morirá él, y tú libraste tu vida.
33:10
Tú pues, hijo del hombre, di á la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y á causa de ellos somos consumidos: ¿cómo pues viviremos?
33:11
Diles: Vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos: ¿y por qué moriréis, oh casa de Israel?
33:12
Y tú, hijo del hombre, di á los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.
33:13
Diciendo yo al justo: De cierto vivirá, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no vendrán en memoria, sino que morirá por su iniquidad que hizo.
33:14
Y diciendo yo al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, é hiciere juicio y justicia,
33:15
Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en las ordenanzas de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
33:16
No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido: hizo juicio y justicia; vivirá ciertamente.
33:17
Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recta la vía del Señor: la vía de ellos es la que no es recta.
33:18
Cuando el justo se apartare de su justicia, é hiciere iniquidad, morirá por ello.
33:19
Y cuando el impío se apartare de su impiedad, é hiciere juicio y justicia, vivirá por ello.
33:20
Y dijisteis: No es recta la vía del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, á cada uno conforme á sus caminos.
33:21
Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, á los cinco del mes, que vino á mí un escapado de Jerusalem, diciendo: La ciudad ha sido herida.
33:22
Y la mano de el Altísimo había sido sobre mí la tarde antes que el escapado viniese, y había abierto mi boca, hasta que vino á mí por la mañana; y abrió mi boca, y no más estuve callado.
33:23
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
33:24
Hijo del hombre, los que habitan aquellos desiertos en la tierra de Israel, hablando dicen: Abraham era uno, y poseyó la tierra: pues nosotros somos muchos; á nosotros es dada la tierra en posesión.
33:25
Por tanto, diles: Así dicho el Señor el Altísimo: ¿Con sangre comeréis, y á vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y sangre derramaréis, y poseeréis vosotros la tierra?
33:26
Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual la mujer de su prójimo: ¿y habréis de poseer la tierra?
33:27
Les dirás así: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Vivo yo, que los que están en aquellos asolamientos caerán á cuchillo, y al que está sobre la haz del campo entregaré á las bestias que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.
33:28
Y pondré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su fortaleza; y los montes de Israel serán asolados, que no haya quien pase.
33:29
Y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando pusiere la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.
33:30
Y tú, hijo del hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto á las paredes y á las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oid qué palabra sale de el Altísimo.
33:31
Y vendrán á ti como viene el pueblo, y se estarán delante de ti como mi pueblo, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra: antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.
33:32
Y he aquí que tú eres á ellos como cantor de amores, gracioso de voz y que canta bien: y oirán tus palabras, mas no las pondrán por obra.
33:33
Empero cuando ello viniere (he aquí viene) sabrán que hubo profeta entre ellos.


Eze 33:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 33:2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo. Les dirás: Si yo hago venir la espada sobre un país, y la gente de ese país escoge a uno de los suyos y le ponen como centinela;
Eze 33:3 y éste, al ver venir la espada sobre el país, toca el cuerno para advertir al pueblo:
Eze 33:4 si resulta que alguien oye bien el sonido del cuerno, pero no hace caso, de suerte que la espada sobreviene y le mata, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza.
Eze 33:5 Ha oído el sonido del cuerno y no ha hecho caso: su sangre recaerá sobre él. En cambio, el que haya hecho caso, salvará su vida.
Eze 33:6 Si, por el contrario, el centinela ve venir la espada y no toca el cuerno, de suerte que el pueblo no es advertido, y la espada sobreviene y mata a alguno de ellos, perecerá éste por su culpa, pero de su sangre yo pediré cuentas al centinela.
Eze 33:7 A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte.
Eze 33:8 Si yo digo al malvado: «Malvado, vas a morir sin remedio», y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
Eze 33:9 Si por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida.
Eze 33:10 Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros andáis diciendo: «Nuestros crímenes y nuestros pecados pesan sobre nosotros y por causa de ellos nos consumimos. ¿Cómo podremos vivir?»
Eze 33:11 Diles: «Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?»
Eze 33:12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque.
Eze 33:13 Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia, comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió.
Eze 33:14 Y si digo al malvado: «Vas a morir», y él se aparta de pecado y practica el derecho y la justicia,
Eze 33:15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
Eze 33:16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.
Eze 33:17 Y los hijos de tu pueblo dicen: «No es justo el proceder del Señor.» El proceder de ellos es el que no es justo.
Eze 33:18 Cuando el justo se aparta de su justicia para cometer injusticia, muere por ello.
Eze 33:19 Y cuando el malvado se aparta de su maldad y observa el derecho y la justicia, vive por ello.
Eze 33:20 Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Yo os juzgaré, a cada uno según su conducta, casa de Israel.
Eze 33:21 El año duodécimo, el día cinco del décimo mes de nuestra cautividad, llegó donde mí el fugitivo de Jerusalén y me anunció: «La ciudad ha sido tomada.»
Eze 33:22 La mano de Yahveh había venido sobre mí, la tarde antes de llegar el fugitivo, y me había abierto la boca para cuando éste llegó donde mí por la mañana; mi boca se abrió y no estuve más mudo.
Eze 33:23 Entonces, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 33:24 Hijo de hombre, los que habitan esas ruinas, en el suelo de Israel, dicen: «Uno solo era Abraham y obtuvo en posesión esta tierra. Nosotros somos muchos; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión.»
Eze 33:25 Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahveh: Vosotros coméis con sangre, alzáis los ojos hacia vuestras basuras, derramáis sangre, ¡y vais a poseer esta tierra!
Eze 33:26 Confiáis en vuestras espadas, cometéis abominación, cada cual contamina a la mujer de su prójimo, ¡y vais a poseer esta tierra!
Eze 33:27 Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: Por mi vida, que los que están entre las ruinas caerán a espada, a los que andan por el campo los entregaré a las bestias como pasto, y los que están en las escarpaduras y en las cuevas morirán de peste.
Eze 33:28 Convertiré esta tierra en soledad desolada, y se acabará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados y nadie pasará más por ellos.
Eze 33:29 Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando convierta esta tierra soledad desolada, por todas las abominaciones que han cometido.
Eze 33:30 En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti a la vera de los muros y a las puertas de las casas. Se dicen unos a otros: «Vamos a escuchar qué palabra viene de parte de Yahveh.»
Eze 33:31 Y vienen a ti en masa, y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque hacen amores con su boca, pero su corazón sólo anda buscando su interés.
Eze 33:32 Tú eres para ellos como una canción de amor, graciosamente cantada, con acompañamiento de buena música. Escuchan tus palabras, pero no hay quien las cumpla.
Eze 33:33 Mas cuando todo esto llegue - y he aquí que ya llega -, sabrán que había un profeta en medio de ellos.

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Capítulo 34

34:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
34:2
Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles á los pastores: Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan á sí mismos! ¿No apacientan los pastores los rebaños?
34:3
Coméis la leche, y os vestís de la lana: la gruesa degolláis, no apacentáis las ovejas.
34:4
No corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma: no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia;
34:5
Y están derramadas por falta de pastor; y fueron para ser comidas de toda bestia del campo, y fueron esparcidas.
34:6
Y anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto: y en toda la haz de la tierra fueron derramadas mis ovejas, y no hubo quien buscase, ni quien requiriese.
34:7
Por tanto, pastores, oid palabra de el Altísimo:
34:8
Vivo yo, ha dicho el Señor el Altísimo, que por cuanto mi rebaño fué para ser robado, y mis ovejas fueron para ser comidas de toda bestia del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron á sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
34:9
Por tanto, oh pastores, oid palabra de el Altísimo:
34:10
Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo á los pastores; y requeriré mis ovejas de su mano, y haréles dejar de apacentar las ovejas: ni los pastores se apacentarán más á sí mismos; pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.
34:11
Porque así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo, yo requeriré mis ovejas, y las reconoceré.
34:12
Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.
34:13
Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras: y las meteré en su tierra, y las apacentaré en los montes de Israel por las riberas, y en todas las habitaciones del país.
34:14
En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel será su majada: allí dormirán en buena majada, y en pastos gruesos serán apacentadas sobre los montes de Israel.
34:15
Yo apacentaré mis ovejas, y yo les haré tener majada, dice el Señor el Altísimo.
34:16
Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré la enferma: mas á la gruesa y á la fuerte destruiré. Yo las apacentaré en juicio.
34:17
Mas vosotras, ovejas mías, así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.
34:18
¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que holléis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas sentadas, holléis además con vuestros pies las que quedan?
34:19
Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis hollado.
34:20
Por tanto, así les dice el Señor el Altísimo: He aquí, yo, yo juzgaré entre la oveja gruesa y la oveja flaca,
34:21
Por cuanto rempujasteis con el lado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos á todas las flacas, hasta que las esparcisteis fuera.
34:22
Yo salvaré á mis ovejas, y nunca más serán en rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.
34:23
Y despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; á mi siervo David: él las apacentará, y él les será por pastor.
34:24
Yo el Altísimo les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo el Altísimo he hablado.
34:25
Y estableceré con ellos pacto de paz, y haré cesar de la tierra las malas bestias; y habitarán en el desierto seguramente, y dormirán en los bosques.
34:26
Y daré á ellas, y á los alrededores de mi collado, bendición; y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendición serán.
34:27
Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra seguramente; y sabrán que yo soy el Altísimo, cuando quebrare las coyundas de su yugo, y los librare de mano de los que se sirven de ellos.
34:28
Y no serán más presa de las gentes, ni las bestias de la tierra las devorarán; sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante;
34:29
Y despertaréles una planta por nombre, y no más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán más avergonzados de las gentes.
34:30
Y sabrán que yo su Dios el Altísimo soy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice el Señor el Altísimo.
34:31
Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor el Altísimo.


Eze 34:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 34:2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza. Dirás a los pastores: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
Eze 34:3 Vosotros os habéis tomado la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las ovejas más pingües; no habéis apacentado el rebaño.
Eze 34:4 No habéis fortalecido a las ovejas débiles, no habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida, no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza.
Eze 34:5 Y ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo; andan dispersas.
Eze 34:6 Mi rebaño anda errante por todos los montes y altos collados; mi rebaño anda disperso por toda la superficie de la tierra, sin que nadie se ocupe de él ni salga en su busca.
Eze 34:7 Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh:
Eze 34:8 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño;
Eze 34:9 por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh.
Eze 34:10 Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa.
Eze 34:11 Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.
Eze 34:12 Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas.
Eze 34:13 Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra.
Eze 34:14 Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena majada; y pacerán pingües pastos por los montes de Israel.
Eze 34:15 Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 34:16 Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré: las pastorearé con justicia.
Eze 34:17 En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.
Eze 34:18 ¿Os parece poco pacer en buenos pastos, para que pisoteéis con los pies el resto de vuestros pastos? Os parece poco beber en agua limpia, para que enturbiéis el resto con los pies?
Eze 34:19 ¡Mis ovejas tienen que pastar lo que vuestros pies han pisoteado y beber lo que vuestros pies han enturbiado!
Eze 34:20 Por eso, así les dice el Señor Yahveh: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la flaca.
Eze 34:21 Puesto que vosotras habéis empujado con el flanco y con el lomo y habéis topado con los cuernos a todas las ovejas más débiles hasta dispersarlas fuera,
Eze 34:22 yo vendré a salvar a mis ovejas para que no estén más expuestas al pillaje; voy a juzgar entre oveja y oveja.
Eze 34:23 Yo suscitaré para ponérselo al frente un solo pastor que las apacentará, mi siervo David: él las apacentará y será su pastor.
Eze 34:24 Yo, Yahveh, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo, Yahveh, he hablado.
Eze 34:25 Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces. Habitarán en seguridad en el desierto y dormirán en los bosques.
Eze 34:26 Yo los asentaré en los alrededores de mi colina, y mandaré a su tiempo la lluvia, que será una lluvia de bendición.
Eze 34:27 El árbol del campo dará su fruto, la tierra dará sus productos, y ellos vivirán en seguridad en su suelo. Y sabrán que yo soy Yahveh, cuando despedace las barras de su yugo y los libre de la mano de los que los tienen esclavizados.
Eze 34:28 No volverán a ser presa de las naciones, las bestias salvajes no volverán a devorarlos. Habitarán en seguridad y no se les turbará más.
Eze 34:29 Haré brotar para ellos un plantío famoso; no habrá más víctimas del hambre en el país, ni sufrirán más el ultraje de las naciones.
Eze 34:30 Y sabrán que yo, Yahveh su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 34:31 Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy vuestro Dios, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 35

35:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
35:2
Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él,
35:3
Y dile: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te pondré en asolamiento y en soledad.
35:4
A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy el Altísimo.
35:5
Por cuanto tuviste enemistades perpetuas, y esparciste los hijos de Israel á poder de espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo;
35:6
Por tanto, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, que á sangre te diputaré, y sangre te perseguirá: y pues la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.
35:7
Y pondré al monte de Seir en asolamiento y en soledad, y cortaré de él pasante y volviente.
35:8
Y henchiré sus montes de sus muertos: en tus collados, y en tus valles, y en todos tus arroyos, caerán ellos muertos á cuchillo.
35:9
Yo te pondré en asolamientos perpetuos, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy el Altísimo.
35:10
Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y las poseeremos, estando allí el Altísimo;
35:11
Por tanto, vivo yo, dice el Señor el Altísimo, yo haré conforme á tu ira, y conforme á tu celo con que procediste, á causa de tus enemistades con ellos: y seré conocido en ellos, cuando te juzgaré.
35:12
Y sabrás que yo el Altísimo he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruídos son, nos son dados á devorar.
35:13
Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.
35:14
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Alegrándose toda la tierra, yo te haré soledad.
35:15
Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fué asolada, así te haré á ti: asolado será el monte de Seir, y toda Idumea, toda ella; y sabrán que yo soy el Altísimo.

Eze 35:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 35:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia la montaña de Seír, y profetiza contra ella.
Eze 35:3 Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, montaña de Seír. Voy a extender mi mano contra ti: te convertiré en soledad desolada,
Eze 35:4 y dejaré en ruinas tus ciudades; serás una desolación, y sabrás que yo soy Yahveh.
Eze 35:5 Por haber alimentado un odio eterno y haber entregado a la espada a los hijos de Israel el día de su desastre, el día de su última culpa,
Eze 35:6 por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo te dejaré en sangre y la sangre te perseguirá. Sí, eres rea de sangre, ¡y la sangre te perseguirá!
Eze 35:7 Haré de la montaña de Seír una soledad desolada, y extirparé de allí al que va y al que viene.
Eze 35:8 Llenaré de víctimas sus montes; en tus colinas, en tus valles y en todos tus barrancos, caerán las víctimas de la espada.
Eze 35:9 Te convertiré en soledades eternas, tus ciudades no volverán a ser habitadas, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 35:10 Por haber dicho tú: «Las dos naciones, los dos países son míos, vamos a tomarlos en posesión», siendo así que Yahveh estaba allí,
Eze 35:11 por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que procederé con la misma cólera y los mismos celos con que tú has procedido en tu odio contra ellos, y me daré a conocer, por ellos, cuando te castigue.
Eze 35:12 Sabrás que yo, Yahveh, he oído todos los insultos que lanzabas contra los montes de Israel diciendo: «Están devastados, nos han sido entregados como pasto.»
Eze 35:13 Me habéis desafiado con vuestra boca, habéis multiplicado contra mí vuestras palabras, lo he oído todo.
Eze 35:14 Así dice el Señor Yahveh: Para alegría de toda esta tierra yo haré de ti una desolación.
Eze 35:15 Como tú te alegraste cuando la heredad de la casa de Israel era una desolación, yo te trataré a ti de la misma manera. Serás una desolación, montaña de Seír, así como Edom entero, y se sabrá que yo soy Yahveh.


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Capítulo 36

36:1
Y TÚ, hijo del hombre, profetiza sobre los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oid palabra de el Altísimo:
36:2
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto el enemigo dijo sobre vosotros: ¡Ea! también las alturas perpetuas nos han sido por heredad;
36:3
Profetiza por tanto, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Pues por cuanto asolándoos y tragándoos de todas partes, para que fueseis heredad á las otras gentes, se os ha hecho andar en boca de lenguas, y ser el oprobio de los pueblos,
36:4
Por tanto, montes de Israel, oid palabra del Señor el Altísimo: Así ha dicho el Señor el Altísimo á los montes y á los collados, á los arroyos y á los valles, á las ruinas y asolamientos, y á las ciudades desamparadas, que fueron puestas á saco y en escarnio á las otras gentes alrededor;
36:5
Por eso, así ha dicho el Señor el Altísimo: He hablado por cierto en el fuego de mi celo contra las demás gentes, y contra toda Idumea, que se disputaron mi tierra por heredad con alegría de todo corazón, con enconamiento de ánimo, para que sus expelidos fuesen presa.
36:6
Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di á los montes y á los collados, y á los arroyos y á los valles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio de las gentes.
36:7
Por lo cual así ha dicho el Señor el Altísimo: Yo he alzado mi mano, que las gentes que os están alrededor han de llevar su afrenta.
36:8
Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestros ramos, y llevaréis vuestro fruto á mi pueblo Israel; porque cerca están para venir.
36:9
Porque heme aquí á vosotros, y á vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.
36:10
Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, á toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades han de ser habitadas, y serán edificadas las ruinas.
36:11
Y multiplicaré sobre vosotros hombres y bestias, y serán multiplicados y crecerán: y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré más bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy el Altísimo.
36:12
Y haré andar hombres sobre vosotros, á mi pueblo Israel; y te poseerán, y les serás por heredad, y nunca más les matarás los hijos.
36:13
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tus gentes has sido:
36:14
Por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás los hijos á tus gentes, dice el Señor el Altísimo.
36:15
Y nunca más te haré oir injuria de gentes, ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más morir los hijos á tus gentes, dice el Señor el Altísimo.
36:16
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
36:17
Hijo del hombre, morando en su tierra la casa de Israel, la contaminaron con sus caminos y con sus obras: como inmundicia de menstruosa fué su camino delante de mí.
36:18
Y derramé mi ira sobre ellos por las sangres que derramaron sobre la tierra; porque con sus ídolos la contaminaron.
36:19
Y esparcílos por las gentes, y fueron aventados por las tierras: conforme á sus caminos y conforme á sus obras los juzgué.
36:20
Y entrados á las gentes á donde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de el Altísimo, y de su tierra de él han salido.
36:21
Y he tenido lástima en atención á mi santo nombre, el cual profanó la casa de Israel entre las gentes á donde fueron.
36:22
Por tanto, di á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor el Altísimo: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las gentes á donde habéis llegado.
36:23
Y santificaré mi grande nombre profanado entre las gentes, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las gentes que yo soy el Altísimo, dice el Señor el Altísimo, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos.
36:24
Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré á vuestro país.
36:25
Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
36:26
Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne.
36:27
Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.
36:28
Y habitaréis en la tierra que dí á vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré á vosotros por Dios.
36:29
Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.
36:30
Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, porque nunca más recibáis oprobio de hambre entre las gentes.
36:31
Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones.
36:32
No lo hago por vosotros, dice el Señor el Altísimo, séaos notorio: avergonzaos y confundíos de vuestras iniquidades, casa de Israel.
36:33
Así ha dicho el Señor el Altísimo: El día que os limpiaré de todas vuestras iniquidades, haré también habitar las ciudades, y las asoladas serán edificadas.
36:34
Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber sido asolada en ojos de todos los que pasaron;
36:35
Los cuales dijeron: Esta tierra asolada fué como huerto de Edén; y estas ciudades desiertas y asoladas y arruinadas, fortalecidas estuvieron.
36:36
Y las gentes que fueron dejadas en vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo el Altísimo he hablado, y harélo.
36:37
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Aun seré solicitado de la casa de Israel, para hacerles esto: multiplicarélos de hombres á modo de rebaños.
36:38
Como las ovejas santas, como las ovejas de Jerusalem en sus solemnidades, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy el Altísimo.


Eze 36:1 Y tú, hijo de hombre, profetiza sobre los montes de Israel. Dirás: Montes de Israel, escuchad la palabra de Yahveh.
Eze 36:2 Así dice el Señor Yahveh: Porque el enemigo ha dicho contra vosotros: «¡Ja, ja, estas alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra!»,
Eze 36:3 por eso, profetiza. Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Porque habéis sido asolados y se os ha codiciado por todas partes hasta pasar a ser posesión de las otras naciones, porque habéis sido el blanco de la habladuría y de la difamación de la gente,
Eze 36:4 por eso, escuchad, montes de Israel, la palabra del Señor Yahveh. Así dice el Señor Yahveh a los montes, a las colinas, a los barrancos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas que han sido entregadas al pillaje y a la irrisión del resto de las naciones circunvecinas.
Eze 36:5 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Sí, en el ardor de mis celos voy a hablar contra las otras naciones y contra Edom entero, que, con alegría en el corazón y desprecio en el alma, se han atribuido mi tierra en posesión para entregar su pasto al pillaje.
Eze 36:6 Por ello, profetiza sobre la tierra de Israel. Dirás a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles: Así dice el Señor Yahveh: Ved que hablo en mis celos y mi furor: Porque habéis sufrido el ultraje de las naciones,
Eze 36:7 por eso, así dice el Señor Yahveh: Juro mano en alto que las naciones que os rodean cargarán con sus propios ultrajes.
Eze 36:8 Y vosotros, montes de Israel, vais a echar vuestras ramas y a producir vuestros frutos para mi pueblo Israel, porque está a punto de volver.
Eze 36:9 Sí, heme aquí por vosotros, a vosotros me vuelvo, vais a ser cultivados y sembrados.
Eze 36:10 Yo multiplicaré sobre vosotros los hombres, la casa de Israel entera. Las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas.
Eze 36:11 Multiplicaré en vosotros hombres y bestias, y serán numerosos y fecundos. Os repoblaré como antaño, mejoraré vuestra condición precedente, y sabréis que yo soy Yahveh.
Eze 36:12 Haré que circulen por vosotros los hombres, mi pueblo Israel. Tomarán posesión de ti, y tu serás su heredad, y no volverás a privarles de sus hijos.
Eze 36:13 Así dice el Señor Yahveh: Porque se ha dicho de ti que devoras a los hombres y que has privado a tu nación de hijos,
Eze 36:14 por eso, ya no devorarás más hombres, ni volverás a privar de hijos a tu nación, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 36:15 No consentiré que vuelvas a oír el ultraje de las naciones, no sufrirás más los insultos de los pueblos, y no volverás a privar de hijos a tu nación, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 36:16 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 36:17 Hijo de hombre, los de la casa de Israel que habitaban en su tierra, la contaminaron con su conducta y sus obras; como la impureza de una menstruante era su conducta ante mí.
Eze 36:18 Entonces yo derramé mi furor sobre ellos, por la sangre que habían vertido en su tierra y por las basuras con las que la habían contaminado.
Eze 36:19 Los dispersé entre las naciones y fueron esparcidos por los países. Los juzgué según su conducta y sus obras.
Eze 36:20 Y en las naciones donde llegaron, profanaron mi santo nombre, haciendo que se dijera a propósito de ellos: «Son el pueblo de Yahveh, y han tenido que salir de su tierra.»
Eze 36:21 Pero yo he tenido consideración a mi santo nombre que la casa de Israel profanó entre las naciones adonde había ido.
Eze 36:22 Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis.
Eze 36:23 Yo santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por vosotros. Y las naciones sabrán que yo soy Yahveh - oráculo del Señor Yahveh - cuando yo, por medio de vosotros, manifieste mi santidad a la vista de ellos.
Eze 36:24 Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo.
Eze 36:25 Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré.
Eze 36:26 Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
Eze 36:27 Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas.
Eze 36:28 Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
Eze 36:29 Os salvaré de todas vuestras impurezas, llamaré al trigo y lo multiplicaré y no os someteré más al hambre.
Eze 36:30 Multiplicaré los frutos de los árboles y los productos de los campos, para que no sufráis más el oprobio del hambre entre las naciones.
Eze 36:31 Entonces os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras acciones que no eran buenas, y sentiréis asco de vosotros mismos por vuestras culpas y vuestras abominaciones.
Eze 36:32 No hago esto por vosotros - oráculo del Señor Yahveh - sabedlo bien. Avergonzaos y confundíos de vuestra conducta, casa de Israel.
Eze 36:33 Así dice el Señor Yahveh: El día que yo os purifique de todas vuestras culpas, repoblaré las ciudades y las ruinas serán reconstruidas;
Eze 36:34 la tierra devastada será cultivada, después de haber sido una desolación a los ojos de todos los transeúntes.
Eze 36:35 Y se dirá: «Esta tierra, hasta ahora devastada, se ha hecho como jardín de Edén, y las ciudades en ruinas, devastadas y demolidas, están de nuevo fortificadas y habitadas.»
Eze 36:36 Y las naciones que quedan a vuestro alrededor sabrán que yo, Yahveh, he reconstruido lo que estaba demolido y he replantado lo que estaba devastado. Yo, Yahveh, lo digo y lo hago.
Eze 36:37 Así dice el Señor Yahveh: Me dejaré todavía buscar por la casa de Israel, para hacer por ellos esto: multiplicarlos como un rebaño humano,
Eze 36:38 como un rebaño de reses consagradas, como el rebaño reunido en Jerusalén, en las fiestas solemnes. Así se llenarán de un rebaño humano vuestras ciudades en ruinas, y se sabrá que yo soy Yahveh.

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Capítulo 37

37:1
Y LA mano de el Altísimo fué sobre mí, y sacóme en espíritu de el Altísimo, y púsome en medio de un campo que estaba lleno de huesos.
37:2
E hízome pasar cerca de ellos por todo alrededor: y he aquí que eran muy muchos sobre la haz del campo, y por cierto secos en gran manera.
37:3
Y díjome: Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor el Altísimo, tú lo sabes.
37:4
Díjome entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oid palabra de el Altísimo.
37:5
Así ha dicho el Señor el Altísimo á estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
37:6
Y pondré nervios sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy el Altísimo.
37:7
Profeticé pues, como me fué mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se llegaron cada hueso á su hueso.
37:8
Y miré, y he aquí nervios sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrío por encima de ellos: mas no había en ellos espíritu.
37:9
Y díjome: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo del hombre, y di al espíritu: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
37:10
Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo.
37:11
Díjome luego: Hijo del hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados.
37:12
Por tanto profetiza, y diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré á la tierra de Israel.
37:13
Y sabréis que yo soy el Altísimo, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío.
37:14
Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo el Altísimo hablé, y lo hice, dice el Altísimo.
37:15
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
37:16
Tú, hijo del hombre, tómate ahora un palo, y escribe en él: A Judá, y á los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: A José, palo de Ephraim, y á toda la casa de Israel sus compañeros.
37:17
Júntalos luego el uno con el otro, para que sean en uno, y serán uno en tu mano.
37:18
Y cuando te hablaren los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?
37:19
Diles: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Ephraim, y á las tribus de Israel sus compañeros, y pondrélos con él, con el palo de Judá, y harélos un palo, y serán uno en mi mano.
37:20
Y los palos sobre que escribieres, estarán en tu mano delante de sus ojos;
37:21
Y les dirás: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo tomo á los hijos de Israel de entre las gentes á las cuales fueron, y los juntaré de todas partes, y los traeré á su tierra:
37:22
Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será á todos ellos por rey: y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos:
37:23
Ni más se contaminarán con sus ídolos, y con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones: y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo á ellos por Dios.
37:24
Y mi siervo David será rey sobre ellos, y á todos ellos será un pastor: y andarán en mis derechos, y mis ordenanzas guardarán, y las pondrán por obra.
37:25
Y habitarán en la tierra que dí á mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre.
37:26
Y concertaré con ellos pacto de paz, perpetuo pacto será con ellos: y los asentaré, y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.
37:27
Y estará en ellos mi tabernáculo, y seré á ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
37:28
Y sabrán las gentes que yo el Altísimo santifico á Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre.


Eze 37:1 La mano de Yahveh fue sobre mí y, por su espíritu, Yahveh me sacó y me puso en medio de la vega, la cual estaba llena de huesos.
Eze 37:2 Me hizo pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo de la vega, y estaban completamente secos.
Eze 37:3 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?» Yo dije: «Señor Yahveh, tú lo sabes.»
Eze 37:4 Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la palabra de Yahveh.
Eze 37:5 Así dice el Señor Yahveh a estos huesos: He aquí que yo voy a hacer entrar el espíritu en vosotros, y viviréis.
Eze 37:6 Os cubriré de nervios, haré crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, os infundiré espíritu y viviréis; y sabréis que yo soy Yahveh.»
Eze 37:7 Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras yo profetizaba se produjo un ruido. Hubo un estremecimiento, y los huesos se juntaron unos con otros.
Eze 37:8 Miré y vi que estaban recubiertos de nervios, la carne salía y la piel se extendía por encima, pero no había espíritu en ellos.
Eze 37:9 El me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Dirás al espíritu: Así dice el Señor Yahveh: Ven, espíritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.»
Eze 37:10 Yo profeticé como se me había ordenado, y el espíritu entró en ellos; revivieron y se incorporaron sobre sus pies: era un enorme, inmenso ejército.
Eze 37:11 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo ha acabado para nosotros.
Eze 37:12 Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel.
Eze 37:13 Sabréis que yo soy Yahveh cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío.
Eze 37:14 Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahveh, lo digo y lo haga, oráculo de Yahveh.»
Eze 37:15 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 37:16 Y tú, hijo de hombre, toma un leño y escribe en él: «Judá y los israelitas que están con él.» Toma luego otro leño y escribe en él: «José, leño de Efraím, y toda la casa de Israel que está con él.»
Eze 37:17 Júntalos el uno con el otro de suerte que formen un solo leño, que sean una sola cosa en tu mano.
Eze 37:18 Y cuando los hijos de tu pueblo te digan: «¿No nos explicarás qué es eso que tienes ahí?»,
Eze 37:19 les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que voy a tomar el leño de José (que está en la mano de Efraím) y las tribus de Israel que están con él, los pondré junto al leño de Judá, haré de todo un solo leño, y serán una sola cosa en mi mano.
Eze 37:20 Los leños en los cuales hayas escrito tenlos en tu mano, ante sus ojos,
Eze 37:21 y diles: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo recojo a los hijos de Israel de entre las naciones a las que marcharon. Los congregaré de todas partes para conducirlos a su suelo.
Eze 37:22 Haré de ellos una sola nación en esta tierra, en los montes de Israel, y un solo rey será el rey de todos ellos; no volverán a formar dos naciones, ni volverán a estar divididos en dos reinos.
Eze 37:23 No se contaminarán más con sus basuras, con sus monstruos y con todos sus crímenes. Los salvaré de las infidelidades por las que pecaron, los purificaré, y serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Eze 37:24 Mi siervo David reinará sobre ellos, y será para todos ellos el único pastor; obedecerán mis normas, observarán mis preceptos y los pondrán en práctica.
Eze 37:25 Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, donde habitaron vuestros padres. Allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos, para siempre, y mi siervo David será su príncipe eternamente.
Eze 37:26 Concluiré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre.
Eze 37:27 Mi morada estará junto a ellos, seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Eze 37:28 Y sabrán las naciones que yo soy Yahveh, que santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.

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Capítulo 38

38:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
38:2
Hijo del hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal, y profetiza sobre él.
38:3
Y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí, yo á ti, oh Gog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal.
38:4
Y yo te quebrantaré, y pondré anzuelos en tus quijadas, y te sacaré á ti, y á todo tu ejército, caballos y caballeros, vestidos de todo todos ellos, grande multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas:
38:5
Persia, y Etiopía, y Libia con ellos; todos ellos con escudos y almetes:
38:6
Gomer, y todas sus compañías; la casa de Togarma, á los lados del norte, y todas sus compañías; pueblos muchos contigo.
38:7
Aparéjate, y apercíbete, tú, y toda tu multitud que se ha reunido á ti, y séles por guarda.
38:8
De aquí á muchos días serás tú visitado: al cabo de años vendrás á la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, á los montes de Israel, que siempre fueron para asolamiento: mas fué sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente.
38:9
Y subirás tú, vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú, y todas tus compañías, y muchos pueblos contigo.
38:10
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Y será en aquel día, que subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento;
38:11
Y dirás: Subiré contra tierra de aldeas, iré á gentes reposadas, y que habitan confiadamente: todos ellos habitan sin muros, no tienen cerrojos ni puertas:
38:12
Para arrebatar despojos y para tomar presa; para tornar tu mano sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de las gentes, que se hace de ganados y posesiones, que mora en el ombligo de la tierra.
38:13
Seba, y Dedán, y los mercaderes de Tarsis, y todos sus leoncillos, te dirán: ¿Has venido á arrebatar despojos? ¿has reunido tu multitud para tomar presa, para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?
38:14
Por tanto profetiza, hijo del hombre, y di á Gog: Así ha dicho el Señor el Altísimo: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habitará seguramente, ¿no lo sabrás tú?
38:15
Y vendrás de tu lugar, de las partes del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos á caballo, grande reunión y poderoso ejército:
38:16
Y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días: y te traeré sobre mi tierra, para que las gentes me conozcan, cuando fuere santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.
38:17
Así ha dicho el Señor el Altísimo: ¿No eres tú aquél de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos?
38:18
Y será en aquel tiempo, cuando vendrá Gog contra la tierra de Israel, dijo el Señor el Altísimo, que subirá mi ira en mi enojo.
38:19
Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel;
38:20
Que los peces de la mar, y las aves del cielo, y las bestias del campo, y toda serpiente que anda arrastrando sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la haz de la tierra, temblarán á mi presencia; y se arruinarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá á tierra.
38:21
Y en todos mis montes llamaré contra él espada, dice el Señor el Altísimo: la espada de cada cual será contra su hermano.
38:22
Y yo litigaré con él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, y sobre sus compañías, y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre.
38:23
Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido en ojos de muchas gentes; y sabrán que yo soy el Altísimo.


Eze 38:1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Eze 38:2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Gog, en el país de Magog, príncipe supremo de Mesek y Túbal, y profetiza contra él.
Eze 38:3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mesek y Túbal.
Eze 38:4 Yo te haré dar media vuelta, te pondré garfios en las quijadas, y te haré salir con todo tu ejército, caballos y caballeros, todos bien equipados, inmensa asamblea, todos con escudos y paveses, y diestros en el manejo de la espada.
Eze 38:5 Persia, Kus y Put están con ellos, todos con escudo y yelmo.
Eze 38:6 Gómer, con todas sus huestes, Bet Togarmá, en el extremo norte, con todas sus huestes, pueblos numerosos, están contigo.
Eze 38:7 Disponte y prepárate, tú y toda tu asamblea concentrada en torno a ti, y ponte a mi servicio.
Eze 38:8 Al cabo de muchos días, recibirás órdenes. Después de muchos años, vendrás hacia la tierra cuyos habitantes escaparon a la espada y fueron congregados de entre una multitud de pueblos en los montes de Israel, que habían sido un desierto permanente. Desde que fueron separados de los otros pueblos, habitan todos en seguridad.
Eze 38:9 Tú subirás, avanzarás como un huracán, como un nubarrón que cubrirá la tierra, tú y todas tus huestes, y los numerosos pueblos que están contigo.
Eze 38:10 Así dice el Señor Yahveh: Aquel día te vendrán al corazón proyectos y concebirás perversos planes.
Eze 38:11 Dirás: «Voy a subir contra una tierra abierta, marcharé contra gente tranquila que habita en seguridad. Habitan todos en ciudades sin murallas, sin cerrojos ni puertas.»
Eze 38:12 Irás a saquear, a hacer botín, a poner tu mano sobre ruinas repobladas, en un pueblo congregado de entre las naciones, entregado a reponer el ganado y la hacienda, que habita en el centro de la tierra.»
Eze 38:13 Sabá, Dedán, los mercaderes de Tarsis y todos sus leoncillos te dirán: «¿A saquear has venido? ¿Para hacer botín has concentrado tu asamblea? ¿Para llevarte el oro y la plata, para apoderarte de ganados y haciendas, para hacer un gran botín?»
Eze 38:14 Por eso, profetiza, hijo de hombre. Dirás a Gog: Así dice el Señor Yahveh: ¿No es verdad que aquel día, cuando mi pueblo Israel viva en seguridad, te pondrás en movimiento?
Eze 38:15 Vendrás de tu lugar, del extremo norte, tú y pueblos numerosos contigo, todos montados a caballo, enorme asamblea, ejército innumerable.
Eze 38:16 Subirás contra mi pueblo Israel como un nublado que recubre la tierra. Será al fin de los días; yo te haré venir entonces contra mi tierra para que las naciones me conozcan, cuando yo manifieste mi santidad a sus ojos, a costa tuya, Gog.
Eze 38:17 Así dice el Señor Yahveh: Tú eres aquel de quien yo hablé antaño, por medio de mis siervos los profetas de Israel, que profetizaron en aquel tiempo, durante años, que yo te haría venir contra ellos.
Eze 38:18 Aquel día, cuando Gog avance contra el suelo de Israel - oráculo del Señor Yahveh - estallará mi furor. En mi cólera,
Eze 38:19 en mis celos, en el ardor de mi furia lo digo: Sí, aquel día habrá un gran terremoto en el suelo de Israel.
Eze 38:20 Temblarán entonces ante mí los peces del mar y los pájaros del cielo, las bestias del campo y todos los reptiles que serpean por el suelo, y todos los hombres de sobre la haz de la tierra. Se desplomarán los montes, caerán las rocas, todas las murallas caerán por tierra.
Eze 38:21 Convocaré contra él toda clase de terrores, oráculo del Señor Yahveh. Volverán la espada unos contra otros.
Eze 38:22 Le castigaré con la peste y la sangre, haré caer una lluvia torrencial, granizos, fuego y azufre, sobre él, sobre sus huestes y sobre los numerosos pueblos que van con él.
Eze 38:23 Manifestaré mi grandeza y mi santidad, me daré a conocer a los ojos de numerosas naciones y sabrán que yo soy Yahveh.

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Capítulo 39

39:1
TÚ pues, hijo del hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho el Señor el Altísimo: He aquí yo contra ti, oh Gog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal:
39:2
Y te quebrantaré, y te sextaré, y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel;
39:3
Y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha.
39:4
Sobre los montes de Israel caerás tú, y todas tus compañías, y los pueblos que fueron contigo: á toda ave y á toda cosa que vuela, y á las bestias del campo, te he dado por comida.
39:5
Sobre la haz del campo caerás: porque yo he hablado, dice el Señor el Altísimo.
39:6
Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran seguramente en las islas; y sabrán que yo soy el Altísimo.
39:7
Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré amancillar mi santo nombre; y sabrán las gentes que yo soy el Altísimo, el Santo en Israel.
39:8
He aquí, vino y fué, dice el Señor el Altísimo: este es el día del cual he hablado.
39:9
Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, y escudos, y paveses, arcos y saetas, y bastones de mano, y lanzas: y las quemarán en fuego por siete años.
39:10
Y no traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino que quemarán las armas en el fuego: y despojarán á sus despojadores, y robarán á los que los robaron, dice el Señor el Altísimo.
39:11
Y será en aquel tiempo, que yo daré á Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente de la mar, y obstruirá el paso á los transeuntes, pues allí enterrarán á Gog y á toda su multitud: y lo llamarán, El valle de Hamón-gog.
39:12
Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra:
39:13
Enterrarlos ha todo el pueblo de la tierra: y será para ellos célebre el día que yo fuere glorificado, dice el Señor el Altísimo.
39:14
Y tomarán hombres de jornal, los cuales vayan por el país con los que viajaren, para enterrar á los que quedaron sobre la haz de la tierra, á fin de limpiarla: al cabo de siete meses harán el reconocimiento.
39:15
Y pasarán los que irán por el país, y el que viere los huesos de algún hombre, edificará junto á ellos un mojón, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.
39:16
Y también el nombre de la ciudad será Hamonah: y limpiarán la tierra.
39:17
Y tú, hijo del hombre, así ha dicho el Señor el Altísimo: Di á las aves, á todo volátil, y á toda bestia del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes á mí víctima que os sacrifico, un sacrificio grande sobre los montes de Israel, y comeréis carne y beberéis sangre.
39:18
Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra; de carneros, de corderos, de machos de cabrío, de bueyes, de toros, engordados todos en Basán.
39:19
Y comeréis gordura hasta hartaros y beberéis hasta embriagaros sangre, de mi sacrificio que yo os sacrifiqué.
39:20
Y os hartaréis sobre mi mesa, de caballos, y de caballeros fuertes, y de todos hombres de guerra, dice el Señor el Altísimo.
39:21
Y pondré mi gloria entre las gentes, y todas las gentes verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse.
39:22
Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy el Altísimo su Dios.
39:23
Y sabrán las gentes que la casa de Israel fué llevada cautiva por su pecado; por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y entreguélos en mano de sus enemigos, y cayeron todos á cuchillo.
39:24
Conforme á su inmundicia y conforme á sus rebeliones hice con ellos: y de ellos escondí mi rostro.
39:25
Por tanto, así ha dicho el Señor el Altísimo: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y celaré por mi santo nombre.
39:26
Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habitaren en su tierra seguramente, y no habrá quien los espante;
39:27
Cuando los volveré de los pueblos, y los juntaré de las tierras de sus enemigos, y fuere santificado en ellos en ojos de muchas gentes.
39:28
Y sabrán que yo soy el Altísimo su Dios, cuando después de haberlos hecho pasar á las gentes, los juntaré sobre su tierra, sin dejar más allá ninguno de ellos.
39:29
Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor el Altísimo.


Eze 39:1 Y tú, hijo de hombre, profetiza contra Gog. Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mések y Túbal.
Eze 39:2 Yo te haré dar media vuelta, te conduciré, te haré subir desde el extremo norte y te guiaré a los montes de Israel.
Eze 39:3 Romperé tu arco en tu mano izquierda y haré caer tus flechas de tu mano derecha.
Eze 39:4 En los montes de Israel caerás tú, tus huestes y los pueblos que van contigo. Te he entregado como pasto a toda clase de aves de rapiña y a las fieras del campo.
Eze 39:5 En la haz del campo caerás, porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 39:6 Mandaré fuego sobre Magog y sobre los que viven seguros en las islas, y sabrán que yo soy Yahveh.
Eze 39:7 Manifestaré mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, no dejaré que vuelva a ser profanado mi santo nombre, y las naciones sabrán que yo soy Yahveh, santo en Israel.
Eze 39:8 He aquí que todo esto llega y se va a realizar - oráculo del Señor Yahveh -: éste es el día que yo he anunciado.
Eze 39:9 Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán a quemar y a entregar a las llamas las armas, paveses y escudos, arcos y flechas, mazas y lanzas. Harán fuego con ello durante siete años.
Eze 39:10 No irán ya a buscar leña en el campo, ni la recogerán en el bosque, porque harán el fuego con las armas. Saquearán a sus saqueadores y harán botín de sus depredadores, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 39:11 Aquel día, yo daré a Gog como sepulcro en Israel un lugar famoso, el valle de los Oberim, al este del mar, el que corta el paso a los viajeros: allí será enterrado Gog con toda su multitud, y se le llamará valle de Hamón Gog.
Eze 39:12 La casa de Israel los enterrará para purificar la tierra, durante siete meses.
Eze 39:13 Todo el pueblo de la tierra será movilizado para enterrarlos, y ello les dará renombre el día que yo manifieste mi gloria, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 39:14 Luego se escogerán hombres que recorran constantemente el país y entierren a los que hayan quedado por el suelo, para purificarlo. Al cabo de siete meses empezarán su búsqueda.
Eze 39:15 Cuando, al recorrer el país, alguno de ellos vea huesos humanos, pondrá al lado una señal hasta que los sepultureros los entierren en el valle de Hamón Gog,
Eze 39:16 (Hamoná es también el nombre de una ciudad) y purifiquen así la tierra.
Eze 39:17 En cuanto a ti, hijo de hombre, así dice el Señor Yahveh: Di a los pájaros de todas clases y a todas las fieras del campo: Congregaos, venid, reuníos de todas partes para el sacrificio que yo os ofrezco, un gran sacrificio sobre los montes de Israel; comeréis carne y beberéis sangre.
Eze 39:18 Carne de héroes comeréis, sangre de príncipes de la tierra beberéis. Todos son carneros, corderos, machos cabríos, pingües toros de Basán.
Eze 39:19 Comeréis grasa hasta la saciedad y beberéis sangre hasta la embriaguez, en este sacrificio que yo os brindo.
Eze 39:20 Os hartaréis a mi mesa de caballos y caballeros, de héroes y de toda clase de guerreros, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 39:21 Así manifestaré yo mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán el juicio que voy a ejecutar y la mano que pondré sobre ellos.
Eze 39:22 Y la casa de Israel sabrá desde ese día en adelante que yo soy Yahveh su Dios.
Eze 39:23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue deportada por sus culpas, que, por haberme sido infieles, yo les oculté mi rostro y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada.
Eze 39:24 Los traté como lo merecían sus impurezas y sus crímenes, y les oculté mi rostro.
Eze 39:25 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Ahora voy a hacer volver a los cautivos de Jacob, me compadeceré de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso de mi santo nombre.
Eze 39:26 Ellos olvidarán su ignominia y todas las infidelidades que cometieron contra mí, cuando vivan seguros en su país, sin que nadie los inquiete.
Eze 39:27 Cuando yo los haga volver de entre los pueblos y los recoja de los países de sus enemigos, manifestaré en ellos mi santidad a los ojos de numerosas naciones,
Eze 39:28 y sabrán que yo soy Yahveh su Dios, cuando, después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna en su suelo sin dejar allí a ninguno de ellos.
Eze 39:29 No les ocultaré más mi rostro, porque derramaré mi Espíritu sobre la casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 40

40:1
EN el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, á los diez del mes, á los catorce años después que la ciudad fué herida, en aquel mismo día fué sobre mí la mano de el Altísimo, y llevóme allá.
40:2
En visiones de Dios me llevó á la tierra de Israel, y púsome sobre un monte muy alto, sobre el cual había como edificio de una ciudad al mediodía.
40:3
Y llevóme allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de metal, y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir: y él estaba á la puerta.
40:4
Y hablóme aquel varón, diciendo: Hijo del hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón á todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase eres traído aquí. Cuenta todo lo que ves á la casa de Israel.
40:5
Y he aquí, un muro fuera de la casa: y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano, era de seis codos, de á codo y palmo: y midió la anchura del edificio de una caña, y la altura, de otra caña.
40:6
Después vino á la puerta que daba cara hacia el oriente, y subió por sus gradas, y midió el un poste de la puerta, de una caña en anchura, y el otro poste de otra caña en ancho.
40:7
Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había cinco codos en ancho; y cada poste de la puerta junto á la entrada de la puerta por dentro, una caña.
40:8
Midió asimismo la entrada de la puerta por de dentro, una caña.
40:9
Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de dos codos; y la puerta del portal estaba por de dentro.
40:10
Y la puerta de hacia el oriente tenía tres cámaras de cada parte, todas tres de una medida: también de una medida los portales de cada parte.
40:11
Y midió la anchura de la entrada de la puerta, de diez codos; la longitud del portal de trece codos.
40:12
Y el espacio de delante de las cámaras, de un codo de la una parte, y de otro codo de la otra; y cada cámara tenía seis codos de una parte, y seis codos de otra.
40:13
Y midió la puerta desde el techo de la una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de anchura, puerta contra puerta.
40:14
E hizo los postes de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal por todo alrededor.
40:15
Y desde la delantera de la puerta de la entrada hasta la delantera de la entrada de la puerta de dentro, cincuenta codos.
40:16
Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por de dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las ventanas estaban alrededor por de dentro; y en cada poste había palmas.
40:17
Llevóme luego al atrio exterior, y he aquí, había cámaras, y solado hecho al atrio en derredor: treinta cámaras había alrededor en aquel atrio.
40:18
Y el solado al lado de las puertas, en proporción á la longitud de los portales, era el solado más bajo.
40:19
Y midió la anchura desde la delantera de la puerta de abajo hasta la delantera del atrio interior por de fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte.
40:20
Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.
40:21
Y sus cámaras eran tres de una parte, y tres de otra, y sus postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos su longitud, y veinticinco su anchura.
40:22
Y sus ventanas, y sus arcos, y sus palmas, eran conforme á la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y subían á ella por siete gradas; y delante de ellas estaban sus arcos.
40:23
Y la puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta al norte; y así al oriente: y midió de puerta á puerta cien codos.
40:24
Llevóme después hacia el mediodía, y he aquí una puerta hacia el mediodía: y midió sus portales y sus arcos conforme á estas medidas.
40:25
Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las ventanas: la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.
40:26
Y sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenía palmas, una de una parte, y otra de la otra, en sus postes.
40:27
Y había puerta de hacia el mediodía del atrio interior: y midió de puerta á puerta hacia el mediodía cien codos.
40:28
Metióme después en el atrio de adentro á la puerta del mediodía, y midió la puerta del mediodía conforme á estas medidas.
40:29
Y sus cámaras, y sus postes y sus arcos, eran conforme á estas medidas; y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos la anchura.
40:30
Y los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho.
40:31
Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en sus postes; y sus gradas eran de ocho escalones.
40:32
Y llevóme al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme á estas medidas.
40:33
Y eran sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, conforme á estas medidas: y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.
40:34
Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en sus postes de una parte y otra: y sus gradas eran de ocho escalones.
40:35
Llevóme luego á la puerta del norte, y midió conforme á estas medidas:
40:36
Sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, y sus ventanas alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.
40:37
Y sus postes caían fuera al atrio, con palmas á cada uno de sus postes de una parte y otra: y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:38
Y había allí una cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán el holocausto.
40:39
Y en la entrada de la puerta había dos mesas de la una parte, y otras dos de la otra, para degollar sobre ellas el holocausto, y la expiación, y el sacrificio por el pecado.
40:40
Y al lado por de fuera de las gradas, á la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba á la entrada de la puerta, dos mesas.
40:41
Cuatro mesas de la una parte, y cuatro mesas de la otra parte al lado de la puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán.
40:42
Y las cuatro mesas para el holocausto eran de piedras labradas, de un codo y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de altura de un codo: sobre éstas pondrán las herramientas con que degollarán el holocausto y el sacrificio.
40:43
Y dentro, ganchos de un palmo, dispuestos por todo alrededor; y sobre las mesas la carne de la ofrenda.
40:44
Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el mediodía: una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte.
40:45
Y díjome: Esta cámara que mira hacia el mediodía es de los sacerdotes que tienen la guarda del templo.
40:46
Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que tienen la guarda del altar: estos son los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los hijos de Leví al Señor, para ministrarle.
40:47
Y midió el atrio, cien codos de longitud, y la anchura de cien codos cuadrados; y el altar estaba delante de la casa.
40:48
Y llevóme al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco codos de una parte, y cinco codos de otra; y la anchura de la puerta tres codos de una parte, y tres codos de otra.
40:49
La longitud del pórtico veinte codos, y la anchura once codos, al cual subían por gradas: y había columnas junto á los postes, una de un lado, y otra de otro.


Eze 40:1 El año veinticinco de nuestra cautividad, al comienzo del año, el día diez del mes, catorce años después de la caída de la ciudad, el mismo día, la mano de Yahveh fue sobre mí, y me llevó allá.
Eze 40:2 En visiones divinas, me llevó a la tierra de Israel, y me posó sobre un monte muy alto, en cuya cima parecía que estaba edificada una ciudad, al mediodía.
Eze 40:3 Me llevó allá, y he aquí que había allí un hombre de aspecto semejante al del bronce. Tenía en la mano una cuerda de lino y una vara de medir, y estaba de pie en el pórtico.
Eze 40:4 El hombre me dijo: «Hijo de hombre, mira bien, escucha atentamente y presta atención a todo lo que te voy a mostrar, porque has sido traído aquí para que yo te lo muestre. Comunica a la casa de Israel todo lo que vas a ver.»
Eze 40:5 Y he aquí que por el exterior de la Casa había un muro, todo alrededor. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos de codo y palmo. Midió el espesor de la construcción: una vara, y su altura: una vara.
Eze 40:6 Vino luego al pórtico que miraba a oriente, subió sus gradas y midió el umbral del pórtico: una vara de profundidad.
Eze 40:7 La lonja: una vara de largo por una vara de ancho; la pilastra entre las lonjas: cinco codos; el umbral del pórtico por el lado del vestíbulo del pórtico, hacia el interior: una vara.
Eze 40:9 Midió el vestíbulo del pórtico: ocho codos; su pilastra: dos codos; el vestíbulo del pórtico estaba situado hacia el interior.
Eze 40:10 Las lonjas del pórtico oriental eran tres por cada lado, todas ellas de la misma dimensión; las pilastras tenían también las mismas dimensiones por cada lado.
Eze 40:11 Midió la anchura del vano del pórtico: diez codos, y la longitud del pórtico: trece codos.
Eze 40:12 Había un parapeto delante de las lonjas; cada parapeto tenía un codo por ambos lados. Y la lonja tenía seis codos por cada lado.
Eze 40:13 Midió el pórtico desde el fondo de una lonja hasta el fondo de la otra; anchura: veinticinco codos de una entrada a la otra.
Eze 40:14 Midió el vestíbulo: veinte codos; el atrio giraba todo alrededor del pórtico.
Eze 40:15 Desde la fachada del pórtico donde estaba la entrada, hasta el fondo del vestíbulo interior del pórtico, había cincuenta codos.
Eze 40:16 Había ventanas enrejadas sobre las lonjas y sobre sus pilastras, hacia el interior del pórtico, todo alrededor, e igualmente el vestíbulo tenía, por el interior, ventanas todo alrededor; y sobre las pilastras había palmeras.
Eze 40:17 Me llevó al atrio exterior, y he aquí que allí había salas y un enlosado tirado alrededor del atrio: treinta salas daban a este enlosado.
Eze 40:18 El enlosado que flanqueaba los pórticos correspondía a la profundidad de los mismos: esto es el enlosado inferior.
Eze 40:19 Midió la anchura del atrio, desde la fachada del pórtico inferior hasta la fachada del atrio interior, por fuera: cien codos (a oriente y al norte).
Eze 40:20 Midió después la longitud y la anchura del pórtico que daba al norte del atrio exterior.
Eze 40:21 Sus lonjas eran tres por cada lado; sus pilastras y vestíbulos tenían las mismas dimensiones que los del primer pórtico: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
Eze 40:22 Sus ventanas, su vestíbulo y sus palmeras tenían las mismas dimensiones que las del pórtico que daba a oriente. Se subía a él por siete gradas y su vestíbulo estaba situado hacia el interior.
Eze 40:23 Había un pórtico en el atrio interior, frente al pórtico septentrional, lo mismo que en el pórtico oriental. Midió la distancia de un pórtico a otro: cien codos.
Eze 40:24 Me condujo luego hacia el lado del mediodía: había allí un pórtico en dirección del mediodía; midió sus lonjas, sus pilastras y su vestíbulo: tenían las mismas dimensiones.
Eze 40:25 Tenía, lo mismo que su vestíbulo, ventanas todo alrededor, iguales que las otras ventanas; dimensiones: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho;
Eze 40:26 su escalera tenía siete gradas; su vestíbulo estaba situado hacia el interior, y tenía palmeras, una a cada lado, sobre sus pilastras.
Eze 40:27 El atrio interior tenía también un pórtico hacia el mediodía; midió la distancia de un pórtico a otro, en dirección del mediodía: cien codos.
Eze 40:28 Luego me llevó al atrio, por el pórtico meridional; midió el pórtico meridional: tenía las mismas dimensiones.
Eze 40:29 Sus lonjas, pilastras y vestíbulo tenían estas mismas dimensiones. Lo mismo que su vestíbulo, tenía ventanas todo alrededor; dimensiones: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
Eze 40:30 Y el perímetro del vestíbulo: veinticinco codos de largo y cinco de ancho.
Eze 40:31 Su vestíbulo daba al atrio exterior. Había palmeras sobre sus pilastras y su escalera tenía ocho gradas.
Eze 40:32 Me llevó al pórtico interior, hacia oriente, y midió el pórtico:
Eze 40:33 tenía las mismas dimensiones. Sus lonjas, pilastras y vestíbulo tenían estas mismas dimensiones. Tenía, así como su vestíbulo, ventanas alrededor. Dimensiones: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
Eze 40:34 Su vestíbulo daba al atrio exterior. Había palmeras sobre sus pilastras, a cada lado, y su escalera tenía ocho gradas.
Eze 40:35 Me llevó luego al pórtico septentrional y lo midió: tenía las mismas dimensiones:
Eze 40:36 tenía alrededor, sus lonjas, sus pilastras, su vestíbulo y sus ventanas. Dimensiones: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
Eze 40:37 Su vestíbulo daba al atrio exterior. Había palmeras sobre sus pilastras, a cada lado, y su escalera tenía ocho gradas.
Eze 40:38 Había una sala cuya entrada estaba en el vestíbulo del pórtico. Allí se lavaba el holocausto.
Eze 40:39 Y en el vestíbulo del pórtico había, a cada lado, dos mesas para inmolar sobre ellas el holocausto, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de expiación.
Eze 40:40 Por el lado exterior de quien sube hacia la entrada del pórtico, al norte, había dos mesas, y al otro lado, hacia el vestíbulo del pórtico, dos mesas.
Eze 40:41 Cuatro mesas a un lado y cuatro mesas al otro lado del pórtico, o sea ocho mesas sobre las que se hacía la inmolación.
Eze 40:42 Además cuatro mesas para el holocausto, de piedra de sillería, de codo y medio de largo, codo y medio de ancho y un codo de alto, sobre las cuales se colocaban los instrumentos con los que se inmolaba el holocausto y el sacrificio.
Eze 40:43 Las ranuras, de un palmo de anchura, estaban dispuestas en el interior, todo en torno. Sobre estas mesas se ponía la carne de las ofrendas.
Eze 40:44 Me llevó al atrio interior; había allí, en el atrio interior, dos salas, una al lado del pórtico septentrional, con su fachada al mediodía, y la otra al lado del pórtico meridional, con su fachada al norte.
Eze 40:45 Me dijo: «Esta sala que mira al mediodía está destinada a los sacerdotes que cumplen el ministerio de la Casa.
Eze 40:46 Y la sala que mira al norte está destinada a los sacerdotes que cumplen el ministerio del altar. Son los hijos de Sadoq, los que, entre los hijos de Leví, se acercan a Yahveh para servirle.»
Eze 40:47 Midió el atrio. Tenía cien codos de largo y cien codos de ancho, o sea un cuadrado, y el altar estaba delante de la Casa.
Eze 40:48 Me llevó al Vestíbulo de la Casa y midió las pilastras del Vestíbulo: cinco codos por cada lado; luego la anchura del pórtico: catorce codos; y las paredes laterales del pórtico: tres codos por cada lado.
Eze 40:49 La longitud del Vestíbulo era de veinte codos y su anchura de doce codos. Se subía a él por diez gradas, y tenía columnas junto a las pilastras, una a cada lado.

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Capítulo 41

41:1
METIÓME luego en el templo, y midió los postes, siendo el ancho seis codos de una parte, y seis codos de otra, que era la anchura del tabernáculo.
41:2
Y la anchura de la puerta era de diez codos; y los lados de la puerta, de cinco codos de una parte, y cinco de otra. Y midió su longitud de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos.
41:3
Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta de dos codos; y la puerta de seis codos; y la anchura de la entrada de siete codos.
41:4
Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo: y díjome: Este es el lugar santísimo.
41:5
Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos la anchura de las cámaras, en torno de la casa alrededor.
41:6
Y las cámaras eran cámara sobre cámara, treinta y tres por orden; y entraban modillones en la pared de la casa alrededor, sobre los que las cámaras estribasen, y no estribasen en la pared de la casa.
41:7
Y había mayor anchura y vuelta en las cámaras á lo más alto; el caracol de la casa subía muy alto alrededor por de dentro de la casa: por tanto la casa tenía más anchura arriba; y de la cámara baja se subía á la alta por la del medio.
41:8
Y miré la altura de la casa alrededor: los cimientos de las cámaras eran una caña entera de seis codos de grandor.
41:9
Y la anchura de la pared de afuera de las cámaras era de cinco codos, y el espacio que quedaba de las cámaras de la casa por de dentro.
41:10
Y entre las cámaras había anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa.
41:11
Y la puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba; una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el mediodía: y la anchura del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor.
41:12
Y el edificio que estaba delante del apartamiento al lado de hacia el occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de anchura alrededor, y noventa codos de largo.
41:13
Y midió la casa, cien codos de largo: y el apartamiento, y el edificio, y sus paredes, de longitud de cien codos;
41:14
Y la anchura de la delantera de la casa, y del apartamiento al oriente, de cien codos.
41:15
Y midió la longitud del edificio que estaba delante del apartamiento que había detrás de él, y las cámaras de una parte y otra, cien codos; y el templo de dentro, y los portales del atrio.
41:16
Los umbrales, y las ventanas estrechas, y las cámaras, tres en derredor á la parte delantera, todo cubierto de madera alrededor desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también cubiertas.
41:17
Encima de sobre la puerta, y hasta la casa de dentro, y de fuera, y por toda la pared en derredor de dentro y por de fuera, tomó medidas.
41:18
Y estaba labrada con querubines y palmas: entre querubín y querubín una palma: y cada querubín tenía dos rostros:
41:19
Un rostro de hombre hacia la palma de la una parte, y rostro de león hacia la palma de la otra parte, por toda la casa alrededor.
41:20
Desde el suelo hasta encima de la puerta había labrados querubines y palmas, y por toda la pared del templo.
41:21
Cada poste del templo era cuadrado, y la delantera del santuario era como la otra delantera.
41:22
La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, y su superficie, y sus paredes, eran de madera. Y díjome: Esta es la mesa que está delante de el Altísimo.
41:23
Y el templo y el santuario tenían dos portadas.
41:24
Y en cada portada había dos puertas, dos puertas que se volvían: dos puertas en la una portada, y otras dos en la otra.
41:25
Y en las puertas del templo había labrados de querubines y palmas, así como estaban hechos en las paredes, y grueso madero sobre la delantera de la entrada por de fuera.
41:26
Y había ventanas estrechas, y palmas de una y otra parte por los lados de la entrada, y de la casa, y por las vigas.


Eze 41:1 Me llevó dentro del Santo y midió sus pilastras: seis codos de ancho por un lado y seis codos de ancho por el otro.
Eze 41:2 Anchura de la entrada: diez codos. Las paredes laterales de la entrada: cinco codos de ancho por un lado y cinco por el otro. Midió su longitud: cuarenta codos; y su anchura: veinte codos.
Eze 41:3 Penetró en el interior y midió la pilastra de la entrada: dos codos; después la entrada: seis codos; y las paredes laterales de la entrada: siete codos.
Eze 41:4 Midió su longitud: veinte codos; y su anchura: veinte codos delante del Santo; y me dijo: «Esto es el Santo de los Santos.»
Eze 41:5 Midió el muro de la Casa: seis codos; y la anchura de la parte lateral: cuatro codos, todo alrededor de la Casa.
Eze 41:6 Las celdas laterales estaban superpuestas en tres pisos de treinta celdas cada uno. Se habían dispuesto en el muro de la Casa salientes para estribar las celdas por todo el ámbito: así las celdas no estribaban en el muro de la Casa.
Eze 41:7 La anchura de las celdas aumentaba a medida que se subía, ensanchamiento que se lograba, a costa del muro, según se subía, y todo alrededor de la Casa; por eso el interior se ensanchaba por arriba. Del piso inferior se subía al del medio, y de éste al superior.
Eze 41:8 Y vi que la Casa tenía un talud todo alrededor. Era la base de las celdas laterales, de una vara entera de seis codos.
Eze 41:9 El espesor del muro de las celdas laterales, por el exterior, era de cinco codos; quedaba un pasadizo entre las celdas laterales de la Casa.
Eze 41:10 Entre las salas había una anchura de veinte codos, por todo el ámbito de la Casa.
Eze 41:11 Y las celdas laterales tenían dos entradas sobre el pasadizo, una hacia el norte y otra hacia el mediodía. La anchura del pasadizo era de cinco codos todo alrededor.
Eze 41:12 El edificio que bordeaba el patio por el lado occidental tenía setenta codos de anchura; y la pared de este edificio tenía un espesor de cinco codos, todo alrededor, con una longitud de noventa codos.
Eze 41:13 Midió la Casa: su longitud era de cien codos. El patio más el edifico y sus muros tenían una longitud de cien codos.
Eze 41:14 Anchura de la fachada de la Casa más el patio hasta oriente: cien codos.
Eze 41:15 Midió la longitud del edificio a lo largo del patio que tenía detrás, y sus galerías a cada lado: cien codos. El interior del Santo y los vestíbulos del atrio,
Eze 41:16 los umbrales, las ventanas enrejadas, las galerías de los tres lados, alrededor, frente al umbral, estaban recubiertos de madera por todo el ámbito, desde el suelo hasta las ventanas, y las ventanas estaban guarnecidas de un enrejado.
Eze 41:17 Desde la entrada hasta el interior de la Casa, y por fuera, así como en todo el ámbito del muro, por fuera y por dentro,
Eze 41:18 había representado querubines y palmeras, una palmera entre querubín y querubín; cada querubín tenía dos caras:
Eze 41:19 una cara de hombre vuelta hacia la palmera de un lado y una cara de león hacia la palmera del otro lado; así por todo el ámbito de la Casa.
Eze 41:20 Desde el suelo hasta encima de la entrada estaban representados los querubines y las palmeras en el muro.
Eze 41:21 El jambaje del Santo era cuadrado. Delante del Santuario se veía algo como
Eze 41:22 un altar de madera de tres codos de alto, dos codos de largo y dos de ancho. Sus ángulos, su base y sus lados eran de madera. El hombre me dijo: «Esta es la mesa que está delante de Yahveh.»
Eze 41:23 El Santo tenía una puerta doble, y el Santuario una puerta doble.
Eze 41:24 Eran puertas de dos hojas movibles, dos hojas en una puerta y dos en la otra.
Eze 41:25 Y por encima (sobre las puertas del Santo), había representados querubines y palmeras como los representados en los muros. Sobre la fachada del Vestíbulo, por el exterior, había un arquitrabe de madera.
Eze 41:26 Ventanas enrejadas y palmeras había a ambos lados, en las paredes laterales del Vestíbulo, las celdas laterales de la Casa y los arquitrabes.

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Capítulo 42

42:1
SACÓME luego al atrio de afuera hacia el norte, y llevóme á la cámara que estaba delante del espacio que quedaba enfrente del edificio de hacia el norte.
42:2
Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y la anchura de cincuenta codos.
42:3
Frente á los veinte codos que había en el atrio de adentro, y enfrente del solado que había en al atrio exterior, estaban las cámaras, las unas enfrente de las otras en tres pisos.
42:4
Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho á la parte de adentro, con viaje de un codo; y sus puertas hacia el norte.
42:5
Y las cámaras más altas eran más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas y de las de en medio del edificio:
42:6
Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios: por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las del medio desde el suelo.
42:7
Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.
42:8
Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos: y delante de la fachada del templo había cien codos.
42:9
Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio de afuera.
42:10
A lo largo del muro del atrio hacia el oriente, enfrente de la lonja, y delante del edificio, había cámaras.
42:11
Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte, conforme á su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme á sus puertas, y conforme á sus entradas.
42:12
Y conforme á las puertas de las cámaras que estaban hacia el mediodía, tenía una puerta al principio del camino, del camino delante del muro hacia el oriente á los que entran.
42:13
Y díjome: Las cámaras del norte y las del mediodía, que están delante de la lonja, son cámaras santas, en las cuales los sacerdotes que se acercan á el Altísimo comerán las santas ofrendas: allí pondrán las ofrendas santas, y el presente, y la expiación, y el sacrificio por el pecado: porque el lugar es santo.
42:14
Cuando los sacerdotes entraren, no saldrán del lugar santo al atrio de afuera, sino que allí dejarán sus vestimentas con que ministrarán, porque son santas; y vestiránse otros vestidos, y así se allegarán á lo que es del pueblo.
42:15
Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, sacóme por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y midiólo todo alrededor.
42:16
Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir en derredor.
42:17
Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
42:18
Midió al lado del mediodía, quinientas cañas de la caña de medir.
42:19
Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir.
42:20
A los cuatro lados lo midió: tuvo el muro todo alrededor quinientas cañas de longitud, y quinientas cañas de anchura, para hacer separación entre el santuario y el lugar profano.


Eze 42:1 Luego me hizo salir al atrio exterior, hacia el norte, y me llevó a las salas situadas cara al patio, es decir frente al edificio, al norte.
Eze 42:2 La longitud era de cien codos, hacia el norte, y la anchura de cincuenta codos.
Eze 42:3 Frente a los pórticos del atrio interior, y frente al enlosado del atrio exterior, había una galería a lo largo de la galería triple,
Eze 42:4 y, por delante de las salas, un corredor de diez codos de ancho hacia el interior, y cien codos de largo; sus puertas daban al norte.
Eze 42:5 Las salas superiores eran estrechas, porque las galerías les comían parte de su espacio, más estrechas que las de abajo y las del medio del edificio,
Eze 42:6 porque estaban divididas en tres pisos y no tenían columnas como el atrio. Por eso, se iban estrechando con relación a las de abajo y las del medio (a partir del suelo).
Eze 42:7 Y el muro exterior, paralelo a las salas, en dirección al atrio exterior, frente a las salas, tenía cincuenta codos de longitud.
Eze 42:8 Pues la longitud de las salas que daban al atrio exterior era de cincuenta codos, mientras que las que miraban al Santo tenían cien codos.
Eze 42:9 Por debajo de las salas había una entrada del lado de oriente, que daba acceso desde el atrio exterior.
Eze 42:10 A todo lo largo del muro del atrio, en dirección del mediodía, cara al patio y al edificio, había salas.
Eze 42:11 Un corredor pasaba por delante de ellas, como en las salas situadas en dirección norte; tenían igual longitud e igual anchura; iguales salidas, igual disposición y entradas iguales.
Eze 42:12 Por debajo de las salas orientadas al mediodía había una entrada al comienzo de cada corredor, frente al muro situado hacia oriente, según se entra.
Eze 42:13 El me dijo: «Las salas del norte y las salas del mediodía que miran al patio son las salas del Santuario, donde los sacerdotes que se acercan a Yahveh comerán las cosas sacratísimas. Allí depositarán las cosas sacratísimas, la oblación, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de expiación, porque es un lugar santo.
Eze 42:14 Y cuando los sacerdotes entren allí, no saldrán del santuario al atrio exterior sin haber dejado allí sus vestiduras litúrgicas, porque estas vestiduras son santas; para acercarse a los lugares destinados al pueblo se pondrán otras ropas.»
Eze 42:15 Cuando acabó de medir el interior de la Casa, me hizo salir en dirección al pórtico que mira a oriente y midió todo el ámbito.
Eze 42:16 Midió el lado oriental con su vara de medir: quinientos codos de perímetro, con la vara de medir.
Eze 42:17 Luego midió el lado norte con la vara de medir: quinientos codos de perímetro.
Eze 42:18 Después midió el lado sur con la vara de medir: quinientos codos
Eze 42:19 de perímetro. Por el lado occidental midió con la vara de medir: quinientos codos.
Eze 42:20 Midió por fin por los cuatro lados el muro que lo cercaba, todo alrededor: longitud, quinientos; anchura, quinientos; para separar lo sagrado de lo profano.

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Capítulo 43

43:1
LLEVÓME luego á la puerta, á la puerta que mira hacia el oriente;
43:2
Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía de hacia el oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía á causa de su gloria.
43:3
Y la visión que vi era como la visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad: y las visiones eran como la visión que vi junto al río de Chebar; y caí sobre mi rostro.
43:4
Y la gloria de el Altísimo entró en la casa por la vía de la puerta que daba cara al oriente.
43:5
Y alzóme el espíritu, y metióme en el atrio de adentro; y he aquí que la gloria de el Altísimo hinchió la casa.
43:6
Y oí uno que me hablaba desde la casa: y un varón estaba junto á mí.
43:7
Y díjome: Hijo del hombre, este es el lugar de mi asiento, y el lugar de las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre: y nunca más contaminará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, y con los cuerpos muertos de sus reyes en sus altares:
43:8
Y poniendo ellos su umbral junto á mi umbral, y su poste junto á mi poste, y no más que pared entre mí y ellos, contaminaron mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron: consumílos por tanto en mi furor.
43:9
Ahora echarán lejos de mí su fornicación, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
43:10
Tú, hijo del hombre, muestra á la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados, y midan la traza de ella.
43:11
Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender la figura de la casa, y su traza, y sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes: y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma, y todas sus reglas, y las pongan por obra.
43:12
Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, todo su término alrededor será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.
43:13
Y estas son las medidas del altar por codos (el codo de á codo y palmo). El seno, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Este será el fondo alto del altar.
43:14
Y desde el seno de sobre el suelo hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo: y desde el lugar menor hasta el lugar mayor, cuatro codos, y la anchura de un codo.
43:15
Y el altar, de cuatro codos, y encima del altar, cuatro cuernos.
43:16
Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado á sus cuatro lados.
43:17
Y el área, de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor: y el seno de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente.
43:18
Y díjome: Hijo del hombre, así ha dicho el Señor el Altísimo: Estas son las ordenanzas del altar el día en que será hecho, para ofrecer sobre él holocausto, y para esparcir sobre él sangre.
43:19
Darás á los sacerdotes Levitas que son del linaje de Sadoc, que se allegan á mí, dice el Señor el Altísimo, para ministrarme, un becerro de la vacada para expiación.
43:20
Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del área, y en el borde alrededor: así lo limpiarás y purificarás.
43:21
Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme á la ley de la casa, fuera del santuario.
43:22
Y al segundo día ofrecerás un macho de cabrío sin defecto, para expiación; y purificarán el altar como lo purificaron con el becerro.
43:23
Cuando acabares de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada:
43:24
Y los ofrecerás delante de el Altísimo, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto á el Altísimo.
43:25
Por siete días sacrificarán un macho cabrío cada día en expiación; asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño.
43:26
Por siete días expiarán el altar, y lo limpiarán, y ellos henchirán sus manos.
43:27
Y acabados estos días, al octavo día, y en adelante, sacrificarán los sacerdotes sobre el altar vuestros holocaustos y vuestros pacíficos; y me seréis aceptos, dice el Señor el Altísimo.


Eze 43:1 Me condujo luego hacia el pórtico, el pórtico que miraba a oriente,
Eze 43:2 y he aquí que la gloria del Dios de Israel llegaba de la parte de oriente, con un ruido como el ruido de muchas aguas, y la tierra resplandecía de su gloria.
Eze 43:3 Esta visión era como la que yo había visto cuando vine para la destrucción de la ciudad, y también como lo que había visto junto al río Kebar. Entonces caí rostro en tierra.
Eze 43:4 La gloria de Yahveh entró en la Casa por el pórtico que mira a oriente.
Eze 43:5 El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y he aquí que la gloria de Yahveh llenaba la Casa.
Eze 43:6 Y oí que alguien me hablaba desde la Casa, mientras el hombre permanecía en pie junto a mí.
Eze 43:7 Me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde se posa la planta de mis pies. Aquí habitaré en medio de los hijos de Israel para siempre; y la casa de Israel, así como sus reyes, no contaminarán más mi santo nombre con sus prostituciones y con los cadáveres de sus reyes,
Eze 43:8 poniendo su umbral junto a mi umbral y sus jambas junto a mis jambas, con un muro común entre ellos y yo. Ellos contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron; por eso los he devorado en mi cólera.
Eze 43:9 De ahora en adelante alejarán de mí sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré en medio de ellos para siempre.
Eze 43:10 «Y tú, hijo de hombre, describe este Templo a la casa de Israel, para que queden avergonzados de sus culpas y tomen nota de su plano.
Eze 43:11 Se avergüenzan de toda su conducta, enséñales la forma del Templo y su plano, sus salidas y entradas, su forma y todas sus disposiciones, toda su forma y todas sus leyes. Pon todo esto por escrito ante sus ojos, para que guarden con exactitud todas sus leyes y disposiciones, y las pongan en práctica.
Eze 43:12 Este es el fuero del Templo: En la cumbre del monte, todo el territorio en su ámbito es santísimo. (Tal es el fuero del Templo.)»
Eze 43:13 Y estas son las dimensiones del altar en codos de codo y palmo: su cavidad, un codo por un codo de ancha. El reborde junto a la ranura, todo alrededor, un palmo. Y está la altura del altar:
Eze 43:14 desde la cavidad del suelo hasta el zócalo inferior, dos codos por un codo de ancho; desde el zócalo pequeño hasta el grande, cuatro codos por un codo de ancho.
Eze 43:15 El fóculo tenía cuatro codos, y por encima del fóculo había cuatro cuernos.
Eze 43:16 El fóculo medía doce codos de largo por doce codos de ancho: era cuadrado por sus cuatro lados.
Eze 43:17 Y el zócalo: catorce codos de largo por catorce de ancho: un cuadrado. El reborde todo alrededor: medio codo; y la cavidad, todo alrededor: un codo. Las gradas estaban vueltas hacia oriente.
Eze 43:18 Y me dijo: Hijo de hombre, así dice el Señor Yahveh: Estas son las disposiciones del altar el día en que sea erigido para ofrecer en él el holocausto y derramar la sangre.
Eze 43:19 A los sacerdotes levitas - los de la descendencia de Sadoq que se acercan a mí para servirme, oráculo del Señor Yahveh - les darás un novillo en sacrificio por el pecado.
Eze 43:20 Tomarás su sangre, y rociarás los cuatro cuernos, los cuatro ángulos del zócalo y el reborde todo alrededor. Así quitarás el pecado y harás expiación por él.
Eze 43:21 Luego tomarás el novillo del sacrificio por el pecado: se le quemará en una dependencia de la Casa, fuera del Santuario.
Eze 43:22 El segundo día, ofrecerás un macho cabrío sin defecto en sacrificio por el pecado y se quitará el pecado del altar como se hizo con el novillo.
Eze 43:23 Cuando hayas acabado de quitar el pecado, ofrecerás un novillo sin defecto y un carnero del rebaño sin defecto.
Eze 43:24 Los ofrecerás delante de Yahveh, y los sacerdotes les echarán sal y los ofrecerán en holocausto a Yahveh.
Eze 43:25 Durante siete días ofrecerás el macho cabrío del sacrificio por el pecado, cada día; se hará también el sacrificio del novillo y del carnero sin defecto tomado del rebaño.
Eze 43:26 Así, durante siete días se hará la expiación del altar, se le purificará y se le consagrará.
Eze 43:27 Pasados estos días, desde el octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestros sacrificios de comunión. Y yo os seré propicio, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 44

44:1
Y TORNÓME hacia la puerta de afuera del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
44:2
Y díjome el Altísimo: Esta puerta ha de estar cerrada: no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque el Altísimo Dios de Israel entró por ella; estará por tanto cerrada.
44:3
Para el príncipe; el príncipe, él se sentará en ella para comer pan delante de el Altísimo: por el camino de la entrada de la puerta entrará, y por el camino de ella saldrá.
44:4
Y llevóme hacia la puerta del norte por delante de la casa, y miré, y he aquí, la gloria de el Altísimo había henchido la casa de el Altísimo: y caí sobre mi rostro.
44:5
Y díjome el Altísimo: Hijo del hombre, pon tu corazón, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de el Altísimo, y todas sus leyes: y pon tu corazón á las entradas de la casa, y á todas las salidas del santuario.
44:6
Y dirás á los rebeldes, á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor el Altísimo: Básteos de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel.
44:7
De haber vosotros traído extranjeros, incircuncisos de corazón é incircuncisos de carne, para estar en mi santuario, para contaminar mi casa; de haber ofrecido mi pan, la grosura y la sangre: é invalidaron mi pacto por todas vuestras abominaciones:
44:8
Y no guardasteis el ordenamiento de mis santificaciones, sino que os pusisteis guardas de mi ordenanza en mi santuario.
44:9
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón é incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.
44:10
Y los Levitas que se apartaron lejos de mí cuando Israel erró, el cual se desvió de mí en pos de sus ídolos, llevarán su iniquidad.
44:11
Y serán ministros en mi santuario, porteros á las puertas de la casa, y sirvientes en la casa: ellos matarán el holocausto y la víctima al pueblo, y ellos estarán delante de ellos para servirles.
44:12
Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron á la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano acerca de ellos, dice el Señor el Altísimo, que llevarán su iniquidad.
44:13
No serán allegados á mí para serme sacerdotes, ni se llegarán á ninguna de mis santificaciones; á las santidades de santidades; sino que llevarán su vergüenza, y sus abominaciones que hicieron.
44:14
Pondrélos, pues, por guardas de la guarda de la casa en todo su servicio, y en todo lo que en ella hubiere de hacerse.
44:15
Mas los sacerdotes Levitas, hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario, cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, ellos serán allegados á mí para ministrarme, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice el Señor el Altísimo.
44:16
Esos entrarán en mi santuario, y ellos se allegarán á mi mesa para ministrarme, y guardarán mi ordenamiento.
44:17
Y será que cuando entraren por las puertas del atrio interior, se vestirán de vestimentas de lino: no asentará sobre ellos lana, cuando ministraren en las puertas del atrio de adentro, y en el interior.
44:18
Tiaras de lino tendrán en sus cabezas, y pañetes de lino en sus lomos: no se ceñirán para sudar.
44:19
Y cuando salieren al atrio de afuera, al atrio de afuera al pueblo, se desnudarán de sus vestimentas con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otros vestidos: así no santificarán el pueblo con sus vestimentas.
44:20
Y no raparán su cabeza, ni dejarán crecer el cabello; sino que lo recortarán trasquilando sus cabezas.
44:21
Y ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando hubieren de entrar en el atrio interior.
44:22
Ni viuda, ni repudiada se tomarán por mujeres; sino que tomarán vírgenes del linaje de la casa de Israel, ó viuda que fuere viuda de sacerdote.
44:23
Y enseñarán á mi pueblo á hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán á discernir entre lo limpio y lo no limpio.
44:24
Y en el pleito ellos estarán para juzgar; conforme á mis derechos lo juzgarán: y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis solemnidades, y santificarán mis sábados.
44:25
Y á hombre muerto no entrará para contaminarse; mas sobre padre, ó madre, ó hijo, ó hija, hermano, ó hermana que no haya tenido marido, se contaminará.
44:26
Y después de su purificación, le contarán siete días.
44:27
Y el día que entrare al santuario, al atrio de adentro, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice el Señor el Altísimo.
44:28
Y será á ellos por heredad: yo seré su heredad; y no les daréis posesión en Israel: yo soy su posesión.
44:29
El presente, y la expiación, y el sacrificio por el pecado, comerán; y toda cosa dedicada en Israel, será de ellos.
44:30
Y las primicias de todos los primeros de todo, y toda ofrenda de todo lo que se ofreciere de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes: daréis asimismo las primicias de todas vuestras masas al sacerdote, para que haga reposar la bendición en vuestras casas.
44:31
Ninguna cosa mortecina, ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.


Eze 44:1 Me volvió después hacia el pórtico exterior del santuario, que miraba a oriente. Estaba cerrado.
Eze 44:2 Y Yahveh me dijo: Este pórtico permanecerá cerrado. No se le abrirá, y nadie pasará por él, porque por él ha pasado Yahveh, el Dios de Israel. Quedará, pues, cerrado.
Eze 44:3 Pero el príncipe sí podrá sentarse en él para tomar su comida en presencia de Yahveh. Entrará por el vestíbulo del pórtico y por el mismo saldrá.
Eze 44:4 Luego me llevó por el pórtico septentrional hacia la fachada de la Casa; miré, y he aquí que la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Yahveh, y caí rostro en tierra.
Eze 44:5 Yahveh me dijo: Hijo de hombre, presta atención, mira bien y escucha con cuidado lo que te voy a decir acerca de todas las disposiciones de la Casa de Yahveh y de todas sus leyes. Te fijarás bien en lo que respecta a la admisión en la Casa y a la exclusión del santuario.
Eze 44:6 Y dirás a esta casa de rebeldía, la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Ya pasan de la raya todas vuestras abominaciones, casa de Israel,
Eze 44:7 que habéis cometido introduciendo extranjeros incircuncisos de corazón y de cuerpo para que estuvieran en mi santuario y profanaran mi Casa, cuando me ofrecíais mi alimento, grasa y sangre; así habéis roto mi alianza con todas vuestras abominaciones.
Eze 44:8 En lugar de atender al ministerio de mis cosas santas, habéis encargado a otros el ejercicio de mi ministerio en mi Santuario, en lugar vuestro.
Eze 44:9 Así dice el Señor Yahveh: Ningún extranjero, incircunciso de corazón y de cuerpo, entrará en mi santuario, ninguno de los extranjeros que viven en medio de los israelitas.
Eze 44:10 En cuanto a los levitas, que me abandonaron cuando Israel se descarriaba lejos de mí para ir en pos de sus basuras, soportarán el peso de sus culpas.
Eze 44:11 Serán en mi Santuario los encargados de la guardia de las puertas de la Casa y ministros del servicio de la Casa. Ellos inmolarán el holocausto y el sacrificio por el pueblo, y estarán a su disposición para servirle.
Eze 44:12 Por haberse puesto a su servicio delante de sus basuras y haber sido para la casa de Israel ocasión de culpa, por eso, yo levanto la mano contra ellos - oráculo del Señor Yahveh - y soportarán el peso de su culpa.
Eze 44:13 No se acercarán más a mí para ejercer ante mí el sacerdocio ni para tocar mis cosas santas y las cosas sacratísimas: soportarán el peso de su ignominia y de las abominaciones que cometieron.
Eze 44:14 Les encargaré de ejercer el ministerio en la Casa, en lo que atañe a su servicio y a todo lo que allí se hace.
Eze 44:15 Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoq, que cumplieron mi ministerio en el santuario cuando los israelitas se descarriaban lejos de mí, ellos sí se acercarán a mí para servirme, y estarán en mi presencia para ofrecerme la grasa y la sangre, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 44:16 Ellos entrarán en mi Santuario y se acercarán a mi mesa para servirme; ellos cumplirán mi ministerio.
Eze 44:17 Cuando entren por los pórticos del atrio interior, llevarán hábitos de lino; no irán vestidos de lana cuando oficien en los pórticos del atrio interior, y en la Casa.
Eze 44:18 Llevarán en la cabeza turbantes de lino, y fajas de lino a los riñones; no se ceñirán nada que transpire el sudor.
Eze 44:19 Cuando salgan al atrio exterior, donde el pueblo, se quitarán las vestiduras con que hayan oficiado, las dejarán en las salas del Santo, y se pondrán otras ropas, con el fin de no santificar al pueblo con sus vestiduras.
Eze 44:20 No se raparán la cabeza, ni dejarán crecer libremente su cabellera, sino que se cortarán cuidadosamente el pelo.
Eze 44:21 Ningún sacerdote beberá vino el día que tenga que entrar en el atrio interior.
Eze 44:22 No tomarán por esposa ni una viuda ni una mujer repudiada, sino una virgen de la raza de Israel; una viuda sólo en el caso de que sea viuda de un sacerdote.
Eze 44:23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir lo sagrado de lo profano y le harán saber la diferencia entre lo puro y lo impuro.
Eze 44:24 En los pleitos serán ellos los jueces; juzgarán conforme a mi derecho; observarán en todas mis fiestas mis leyes y preceptos, y santificarán mis sábados.
Eze 44:25 No se acercarán a un muerto, para no contaminarse, pero por un padre, una madre, un hijo, una hija, un hermano, o una hermana no casada podrán contaminarse.
Eze 44:26 Después de haberse purificado, se contará una semana,
Eze 44:27 y luego, el día en que entre en el Santo, en el atrio interior para oficiar en el Santo, ofrecerá su sacrificio por el pecado, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 44:28 No tendrán heredad alguna: yo seré su heredad. No les daréis propiedad en Israel: yo seré su propiedad particular.
Eze 44:29 Ellos comerán la oblación, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de expiación. Todo lo que sea consagrado al anatema en Israel será para ellos.
Eze 44:30 Lo mejor de todas vuestras primicias y de toda clase de ofrendas reservadas que ofrezcáis, será para los sacerdotes; y lo mejor de vuestras moliendas, se lo daréis a los sacerdotes, para que la bendición repose sobre vuestra casa.
Eze 44:31 Los sacerdotes no comerán carne de ningún ave ni bestia muerta o desgarrada.

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Capítulo 45

45:1
Y CUANDO partiereis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una suerte para el Altísimo que le consagréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho: esto será santificado en todo su término alrededor.
45:2
De esto serán para el santuario quinientas de longitud, y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
45:3
Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en anchura diez mil, en lo cual estará el santuario, el santuario de santuarios.
45:4
Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes ministros del santuario, que se llegan para ministrar á el Altísimo: y seráles lugar para casas, y lugar santo para el santuario.
45:5
Asimismo veinticinco mil de longitud, y diez mil de anchura, lo cual será para los Levitas ministros de la casa, en posesión, con veinte cámaras.
45:6
Y para la posesión de la ciudad daréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario: será para toda la casa de Israel.
45:7
Y la parte del príncipe será junto al apartamiento del santuario, de la una parte y de la otra, y junto á la posesión de la ciudad, delante del apartamiento del santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el rincón occidental hacia el occidente, hasta el rincón oriental hacia el oriente: y la longitud será de la una parte á la otra, desde el rincón del occidente hasta el rincón del oriente.
45:8
Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán á mi pueblo: y darán la tierra á la casa de Israel por sus tribus.
45:9
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Básteos, oh príncipes de Israel: dejad la violencia y la rapiña: haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice el Señor el Altísimo.
45:10
Peso de justicia, y epha de justicia, y bato de justicia, tendréis.
45:11
El epha y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima parte del homer, y la décima parte del homer el epha: la medida de ellos será según el homer.
45:12
Y el siclo será de veinte geras: veinte siclos, con veinticinco siclos, y quince siclos, os serán una mina.
45:13
Esta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte de un epha de homer del trigo, y la sexta parte de un epha de homer de la cebada.
45:14
Y la ordenanza del aceite será que ofreceréis un bato de aceite, que es la décima parte de un coro: diez batos harán un homer; porque diez batos son un homer.
45:15
Y una cordera de la manada de doscientas, de las gruesas de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para pacíficos, para expiación por ellos, dice el Señor el Altísimo.
45:16
Todo el pueblo de la tierra será obligado á esta ofrenda para el príncipe de Israel.
45:17
Mas del príncipe será el dar el holocausto, y el sacrificio, y la libación, en las solemnidades, y en las lunas nuevas, y en los sábados, y en todas las fiestas de la casa de Israel: él dispondrá la expiación, y el presente, y el holocausto, y los pacíficos, para expiar la casa de Israel.
45:18
Así ha dicho el Señor el Altísimo: El mes primero, al primero del mes, tomarás un becerro sin defecto de la vacada, y expiarás el santuario.
45:19
Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del área del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio de adentro.
45:20
Así harás el séptimo del mes por los errados y engañados; y expiarás la casa.
45:21
El mes primero, á los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días: comeráse pan sin levadura.
45:22
Y aquel día el príncipe sacrificará por sí, y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.
45:23
Y en los siete días de solemnidad hará holocausto á el Altísimo, siete becerros y siete carneros sin defecto, cada día de los siete días; y por el pecado un macho cabrío cada día.
45:24
Y con cada becerro ofrecerá presente de un epha, y con cada carnero un epha; y por cada epha un hin de aceite.
45:25
En el mes séptimo, á los quince del mes, en la fiesta, hará como en estos siete días, cuanto á la expiación, y cuanto al holocausto, y cuanto al presente, y cuanto al aceite.


Eze 45:1 Cuando os repartáis por sorteo esta tierra en heredad, reservaréis como ofrenda para Yahveh un recinto sagrado de la tierra, de una longitud de veinticinco mil codos por una anchura de veinte mil. Será sagrado en toda su extensión.
Eze 45:2 De aquí se tomará para el santuario un cuadrado de quinientos codos por quinientos, alrededor del cual habrá un margen de cincuenta codos.
Eze 45:3 También de su área medirás una longitud de veinticinco mil codos por una anchura de diez mil: aquí estará el santuario, el Santo de los Santos.
Eze 45:4 Será el recinto sagrado de la tierra, destinado a los sacerdotes, que ejercen el ministerio del santuario y que se acercan a Yahveh para servirle. Para ellos será este lugar, para que construyan sus casas y como lugar sagrado para el santuario.
Eze 45:5 Un terreno de veinticinco mil codos de largo por diez mil de ancho será reservado a los levitas, servidores de la Casa, en propiedad, con ciudades para vivir.
Eze 45:6 Y como propiedad de la ciudad fijaréis un terreno de cinco mil codos de ancho por veinticinco mil de largo, junto a la parte reservada del santuario: esto será para toda la casa de Israel.
Eze 45:7 Al príncipe le tocará, a ambos lados del recinto de la parte reservada para el santuario y de la propiedad de la ciudad, a lo largo de la parte reservada para el santuario y de la propiedad de la ciudad, por el lado occidental hacia occidente, y por el oriental hacia oriente, una longitud igual a cada una de las partes, desde la frontera occidental hasta la frontera oriental
Eze 45:8 de la tierra. Esto será su propiedad en Israel. Así mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo: dejarán la tierra a la casa de Israel, a sus tribus.
Eze 45:9 Así dice el Señor Yahveh: Ya es demasiado, príncipes de Israel. Desistid de la opresión y de la violencia, practicad el derecho y la justicia, liberad a mi pueblo de vuestros impuestos, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 45:10 Usad balanzas justas, una arroba justa, una medida justa.
Eze 45:11 La arroba y la medida sean iguales, de suerte que la medida contenga un décimo de carga y la arroba un décimo de carga. A partir de la carga serán fijadas las medidas.
Eze 45:12 El siclo será de veinte óbolos. Veinte siclos, veinticinco siclos y quince siclos harán una mina.
Eze 45:13 Esta es la ofrenda que reservaréis: un sexto de arroba por cada carga de trigo y un sexto de arroba por cada carga de cebada.
Eze 45:14 Regla para el aceite, para la medida de aceite: una medida de aceite por cada diez medidas, es decir, por un tonel de diez medidas, o de una carga, pues diez medidas hacen una carga.
Eze 45:15 Se reservará una oveja por cada rebaño de doscientas de las praderas de Israel, para la oblación, el holocausto y el sacrificio de comunión, como expiación por ellos, oráculo del Señor Yahveh.
Eze 45:16 Todo el pueblo de la tierra contribuirá a esta ofrenda reservada para el príncipe de Israel.
Eze 45:17 El príncipe se encargará de los holocaustos, de la oblación y de la libación en las fiestas, novilunios y sábados, en todas las solemnidades de la casa de Israel. El proveerá lo necesario para el sacrificio por el pecado, para la oblación, el holocausto y los sacrificios de comunión, para la expiación de la casa de Israel.
Eze 45:18 Así dice el Señor Yahveh: El primer mes, el día uno del mes, tomarás un novillo sin defecto, para quitar el pecado del santuario.
Eze 45:19 El sacerdote tomará la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá en las jambas del pórtico de la Casa, en los cuatro ángulos del zócalo del altar, y en las jambas de los pórticos del atrio interior.
Eze 45:20 Lo mismo harás el día siete del mes, en favor de todo aquel que haya pecado por inadvertencia o irreflexión. Así haréis la expiación de la Casa.
Eze 45:21 El día catorce del primer mes será para vosotros la fiesta de la Pascua. Durante siete días se comerá el pan sin levadura.
Eze 45:22 Aquel día, el príncipe ofrecerá por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra un novillo en sacrificio por el pecado.
Eze 45:23 Durante los siete días de la fiesta, ofrecerá en holocausto a Yahveh siete novillos y siete carneros sin defecto, cada uno de los siete días, y en sacrificio por el pecado, un macho cabrío cada día.
Eze 45:24 Como oblación, ofrecerá una medida por novillo y una medida por carnero, y de aceite un sextario por medida.
Eze 45:25 El día quince del séptimo mes, en la fiesta, hará lo mismo durante siete días, ofreciendo el sacrificio por el pecado, el holocausto, la oblación y el aceite.

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Capítulo 46

46:1
ASÍ ha dicho el Señor el Altísimo: La puerta del atrio de adentro que mira al oriente, estará cerrada los seis días de trabajo, y el día del sábado se abrirá: abriráse también el día de la nueva luna.
46:2
Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta de afuera, y estará al umbral de la puerta, mientras los sacerdotes harán su holocausto y sus pacíficos, y adorará á la entrada de la puerta: después saldrá; mas no se cerrará la puerta hasta la tarde.
46:3
Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de el Altísimo, á la entrada de la puerta, en los sábados y en las nuevas lunas.
46:4
Y el holocausto que el príncipe ofrecerá á el Altísimo el día del sábado, será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha:
46:5
Y por presente un epha con cada carnero; y con cada cordero un presente, don de su mano, y un hin de aceite con el epha.
46:6
Mas el día de la nueva luna, un becerro sin tacha de la vacada, y seis corderos, y un carnero: deberán ser sin defecto.
46:7
Y hará presente de un epha con el becerro, y un epha con cada carnero: mas con los corderos, conforme á su facultad; y un hin de aceite por cada epha.
46:8
Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la puerta: y por el mismo camino saldrá.
46:9
Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de el Altísimo en las fiestas, el que entrare por la puerta del norte, saldrá por la puerta del mediodía; y el que entrare por la puerta del mediodía, saldrá por la puerta del norte: no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella.
46:10
Y el príncipe, cuando ellos entraren, él entrará en medio de ellos: y cuando ellos salieren, él saldrá.
46:11
Y en las fiestas y en las solemnidades será el presente un epha con cada becerro, y un epha con cada carnero; y con los corderos, lo que le pareciere; y un hin de aceite con cada epha.
46:12
Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto ó pacíficos á el Altísimo, abriránle la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus pacíficos, como hace en el día del sábado: después saldrá; y cerrarán la puerta después que saliere.
46:13
Y sacrificarás á el Altísimo cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto, cada mañana lo sacrificarás.
46:14
Y con él harás todas las mañanas presente de la sexta parte de un epha, y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina: presente para el Altísimo continuamente por estatuto perpetuo.
46:15
Ofrecerán pues el cordero, y el presente y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.
46:16
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Si el príncipe diere algún don de su heredad á alguno de sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por herencia.
46:17
Mas si de su heredad diere don á alguno de sus siervos, será de él hasta el año de libertad, y volverá al príncipe; mas su herencia será de sus hijos.
46:18
Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, por no defraudarlos de su posesión: de lo que él posee dará herencia á sus hijos; para que mi pueblo no sea echado cada uno de su posesión.
46:19
Metióme después por la entrada que estaba hacia la puerta, á las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y había allí un lugar á los lados del occidente.
46:20
Y díjome: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán el sacrificio por el pecado y la expiación: allí cocerán el presente, por no sacarlo al atrio de afuera para santificar al pueblo.
46:21
Luego me sacó al atrio de afuera, y llevóme por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un patio.
46:22
En los cuatro rincones del atrio había patios juntos de cuarenta codos de longitud, y treinta de anchura: tenían una misma medida todos cuatro á los rincones.
46:23
Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de todos cuatro, y chimeneas hechas abajo alrededor de las paredes.
46:24
Y díjome: Estos son los aposentos de los cocineros, donde los servidores de la casa cocerán el sacrificio del pueblo.


Eze 46:1 Así dice el Señor Yahveh: El pórtico del atrio interior que mira a oriente estará cerrado los seis días laborables. El sábado se le abrirá, así como el día del novilunio;
Eze 46:2 y el príncipe entrará desde el exterior por el vestíbulo del pórtico y se quedará de pie junto a las jambas del pórtico. Entonces los sacerdotes ofrecerán su holocausto y su sacrificio de comunión. El se postrará en el umbral del pórtico, luego saldrá, y no se cerrará el pórtico hasta la tarde.
Eze 46:3 El pueblo de la tierra se postrará ante Yahveh a la entrada de este pórtico, los sábados y los días de novilunio.
Eze 46:4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Yahveh el sábado, será de seis corderos sin defecto y de un carnero sin defecto;
Eze 46:5 y como oblación una medida por carnero; por los corderos, una oblación que queda a discreción, y de aceite un sextario por medida.
Eze 46:6 En el día del novilunio: un novillo sin defecto, seis corderos y un carnero sin defecto.
Eze 46:7 Y hará oblación de una medida por novillo y de una medida por carnero; por los corderos, lo que pueda, y de aceite un sextario por medida.
Eze 46:8 Cuando el príncipe entre, entrará por el vestíbulo del pórtico y por el mismo saldrá.
Eze 46:9 Y cuando el pueblo de la tierra venga ante Yahveh en las solemnidades, los que entren por el pórtico septentrional para postrarse, saldrán por el pórtico meridional, y los que entren por el pórtico meridional saldrán por el pórtico septentrional. Nadie volverá a salir por el pórtico por donde entró, sino que saldrá por el de enfrente.
Eze 46:10 Y el príncipe irá en medio de ellos; entrará como ellos y saldrá como ellos.
Eze 46:11 En las fiestas y solemnidades, la oblación será de una medida por novillo, de una medida por carnero, por los corderos a discreción, y de aceite, un sextario por medida.
Eze 46:12 Cuando el príncipe ofrezca un holocausto voluntario o un sacrificio de comunión voluntario a Yahveh, se le abrirá el pórtico que mira a oriente, ofrecerá su holocausto y su sacrificio de comunión, de la misma manera que el día de sábado, saldrá luego, y el pórtico se cerrará en cuanto haya salido.
Eze 46:13 Ofrecerás cada día en holocausto a Yahveh un cordero de un año sin defecto: lo ofrecerás cada mañana.
Eze 46:14 Ofrecerás además cada mañana, como oblación, un sexto de medida, y de aceite, un tercio de sextario, para amasar la flor de harina. Esto es la oblación a Yahveh, decreto eterno, fijo para siempre.
Eze 46:15 Se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, cada mañana, como holocausto perpetuo.
Eze 46:16 Así dice el Señor Yahveh: Si el príncipe hace un regalo a alguno de sus hijos, tomándolo de su heredad, el regalo pertenecerá a sus hijos, será su propiedad por derecho de herencia.
Eze 46:17 Pero si hace de su heredad un regalo a uno de sus siervos, pertenecerá a éste sólo hasta el año de la liberación, luego retornará al príncipe. Solamente a sus hijos podrá pasar su heredad.
Eze 46:18 El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo despojándole de su propiedad; sólo de su propiedad particular legará partes a sus hijos, para que nadie de mi pueblo sea privado de su propiedad.
Eze 46:19 Luego me llevó, por la entrada que estaba al lado del pórtico, a las salas del Santo reservadas a los sacerdotes, las que miraban al norte. Allí, en la extremidad occidental, había un espacio.
Eze 46:20 Me dijo: «Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las víctimas de los sacrificios de expiación y de los sacrificios por el pecado, y donde cocerán la oblación, a fin de que no se saque nada al atrio exterior y se ve santifique así al pueblo.»
Eze 46:21 Me sacó luego al atrio exterior y me hizo pasar junto a los cuatro ángulos del atrio; en cada uno de los ángulos del atrio había un patio:
Eze 46:22 esto es, en los cuatro ángulos del atrio, cuatro pequeños patios de cuarenta codos de longitud y treinta de anchura, los cuatro de las mismas dimensiones.
Eze 46:23 Una tapia cercaba los cuatro, y en la parte baja de la tapia había levantados unos fogones, todo alrededor.
Eze 46:24 Y me dijo: «Estos son los fogones donde los servidores de la Casa cocerán los sacrificios del pueblo.»

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Capítulo 47

47:1
HÍZOME tornar luego á la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente: porque la fachada de la casa estaba al oriente: y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al mediodía del altar.
47:2
Y sacóme por el camino de la puerta del norte, é hízome rodear por el camino fuera de la puerta, por de fuera al camino de la que mira al oriente: y he aquí las aguas que salían al lado derecho.
47:3
Y saliendo el varón hacia el oriente, tenía un cordel en su mano; y midió mil codos, é hízome pasar por las aguas hasta los tobillos.
47:4
Y midió otros mil, é hízome pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, é hízome pasar por las aguas hasta los lomos.
47:5
Y midió otros mil, é iba ya el arroyo que yo no podía pasar: porque las aguas se habían alzado, y el arroyo no se podía pasar sino á nado.
47:6
Y díjome: ¿Has visto, hijo del hombre? Después me llevó, é hízome tornar por la ribera del arroyo.
47:7
Y tornando yo, he aquí en la ribera del arroyo había árboles muy muchos de la una parte y de la otra.
47:8
Y díjome: Estas aguas salen á la región del oriente, y descenderán á la llanura, y entrarán en la mar: y entradas en la mar, recibirán sanidad las aguas.
47:9
Y será que toda alma viviente que nadare por donde quiera que entraren estos dos arroyos, vivirá: y habrá muy muchos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo.
47:10
Y será que junto á él estarán pescadores; y desde En-gadi hasta En-eglaim será tendedero de redes: en su clase será su pescado como el pescado de la gran mar, mucho en gran manera.
47:11
Sus charcos y sus lagunas no se sanarán; quedarán para salinas.
47:12
Y junto al arroyo, en su ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto: á sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario: y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
47:13
Así ha dicho el Señor el Altísimo: Este es el término en que partiréis la tierra en heredad entre las doce tribus de Israel: José dos partes.
47:14
Y la heredaréis así los unos como los otros: por ella alcé mi mano que la había de dar á vuestros padres: por tanto, esta tierra os caerá en heredad.
47:15
Y este será el término de la tierra hacia la parte del norte; desde la gran mar, camino de Hethlon viniendo á Sedad;
47:16
Hamath, Berotha, Sibrahim, que está entre el término de Damasco y el término de Hamath; Haser-hatticon, que es el término de Hauran.
47:17
Y será el término del norte desde la mar de Haser-enon al término de Damasco al norte, y al término de Hamath al lado del norte.
47:18
Al lado del oriente, por medio de Hauran y de Damasco, y de Galaad, y de la tierra de Israel, al Jordán: esto mediréis de término hasta la mar del oriente.
47:19
Y al lado del mediodía, hacia el mediodía, desde Tamar hasta las aguas de las rencillas; desde Cades y el arroyo hasta la gran mar: y esto será el lado austral, al mediodía.
47:20
Y al lado del occidente la gran mar será el término hasta en derecho para venir á Hamath: este será el lado del occidente.
47:21
Partiréis, pues, esta tierra entre vosotros por las tribus de Israel.
47:22
Y será que echaréis sobre ella suertes por herencia para vosotros, y para los extranjeros que peregrinan entre vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos: y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel; echarán suertes con vosotros para heredarse entre las tribus de Israel.
47:23
Y será que en la tribu en que peregrinare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha dicho el Señor el Altísimo.


Eze 47:1 Me llevó a la entrada de la Casa, y he aquí que debajo del umbral de la Casa salía agua, en dirección a oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia oriente. El agua bajaba de debajo del lado derecho de la Casa, al sur del altar.
Eze 47:2 Luego me hizo salir por el pórtico septentrional y dar la vuelta por el exterior, hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente, y he aquí que el agua fluía del lado derecho.
Eze 47:3 El hombre salió hacia oriente con la cuerda que tenía en la mano, midió mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta los tobillos.
Eze 47:4 Midió otros mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta las rodillas. Midió mil más y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta la cintura.
Eze 47:5 Midió otros mil: era ya un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido hasta hacerse un agua de pasar a nado, un torrente que no se podía atravesar.
Eze 47:6 Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?» Me condujo, y luego me hizo volver a la orilla del torrente.
Eze 47:7 Y a volver vi que a la orilla del torrente había gran cantidad de árboles, a ambos lados.
Eze 47:8 Me dijo: «Esta agua sale hacia la región oriental, baja a la Arabá, desemboca en el mar, en el agua hedionda, y el agua queda saneada.
Eze 47:9 Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Los peces serán muy abundantes, porque allí donde penetra esta agua lo sanea todo, y la vida prospera en todas partes adonde llega el torrente.
Eze 47:10 A sus orillas vendrán los pescadores; desde Engadí hasta Eneglayim se tenderán redes. Los peces serán de la misma especie que los peces del mar Grande, y muy numerosos.
Eze 47:11 Pero sus marismas y sus lagunas no serán saneadas, serán abandonadas a la sal.
Eze 47:12 A orillas del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales cuyo follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán: producirán todos los meses frutos nuevos, porque esta agua viene del santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas de medicina.»
Eze 47:13 Así dice el Señor Yahveh: Esta es la frontera de la tierra que os repartiréis entre las doce tribus de Israel, dando a José dos partes.
Eze 47:14 Recibiréis cada uno por igual vuestra parte, porque yo juré, mano en alto, dársela a vuestros padres, y esta tierra os pertenecerá en heredad.
Eze 47:15 Esta es la frontera de la tierra: lado septentrional: desde el mar Grande, el camino de Jetlón hasta la Entrada de Jamat, Sedad,
Eze 47:16 Berotá, Sibráyim, que está entre el territorio de Damasco y el de Jamar, Jaser Hattikón hacia el territorio del Jaurán;
Eze 47:17 la frontera correrá desde el mar hasta Jasar Enán, quedando al norte el territorio de Damasco, así como el territorio de Jamat. Este, el lado septentrional.
Eze 47:18 Lado oriental: entre el Jaurán y Damasco, entre Galaad y la tierra de Israel, el Jordán servirá de frontera hacia el mar oriental, hasta Tamar: Este, el lado oriental.
Eze 47:19 Lado meridional, al sur: desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cadés, hacia el torrente, hasta el mar Grande. Este, el lado meridional, al sur.
Eze 47:20 Lado occidental: el mar Grande será la frontera hasta enfrente de la Entrada de Jamat. Este, el lado occidental.
Eze 47:21 Os repartiréis esta tierra, según las tribus de Israel.
Eze 47:22 Os la repartiréis como heredad para vosotros y para los forasteros que residan con vosotros y que hayan engendrado hijos entre vosotros, porque los consideraréis como al israelita nativo. Con vosotros participarán en la suerte de la heredad, en medio de las tribus de Israel.
Eze 47:23 En la tribu donde resida el forastero, allí le daréis su heredad, oráculo del Señor Yahveh.

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Capítulo 48

48:1
Y ESTOS son los nombres de las tribus: Desde la extremidad septentrional por la vía de Hethlon viniendo á Hamath, Haser-enon, al término de Damasco, al norte, al término de Hamath: tendrá Dan una parte, siendo sus extremidades al oriente y al occidente.
48:2
Y junto al término de Dan, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Aser una parte.
48:3
Y junto al término de Aser, desde el lado oriental hasta la parte de la mar, Nephtalí, otra.
48:4
Y junto al término de Nephtalí, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Manasés, otra.
48:5
Y junto al término de Manasés, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Ephraim, otra.
48:6
Y junto al término de Ephraim, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Rubén, otra.
48:7
Y junto al término de Rubén, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Judá, otra.
48:8
Y junto al término de Judá, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, será la suerte que apartaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes es á saber, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar; y el santuario estará en medio de ella.
48:9
La suerte que apartaréis para el Altísimo, será de longitud de veinticinco mil cañas, y de diez mil de ancho.
48:10
Y allí será la suerte santa de los sacerdotes, de veinticinco mil cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al mediodía: y el santuario de el Altísimo estará en medio de ella.
48:11
Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc, que guardaron mi observancia, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los Levitas.
48:12
Ellos tendrán por suerte, apartada en la partición de la tierra, la parte santísima, junto al término de los Levitas.
48:13
Y la de los Levitas, al lado del término de los sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de anchura: toda la longitud de veinticinco mil, y la anchura de diez mil.
48:14
No venderán de ello, ni permutarán, ni traspasarán las primicias de la tierra: porque es cosa consagrada á el Altísimo.
48:15
Y las cinco mil cañas de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán profanas, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará en medio.
48:16
Y estas serán sus medidas: á la parte del norte cuatro mil y quinientas cañas, y á la parte del mediodía cuatro mil y quinientas, y á la parte del oriente cuatro mil y quinientas, y á la parte del occidente cuatro mil y quinientas.
48:17
Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas y cincuenta cañas, y al mediodía de doscientas y cincuenta, y al oriente de doscientas y cincuenta, y de doscientas y cincuenta al occidente.
48:18
Y lo que quedare de longitud delante de la suerte santa, diez mil cañas al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará de la suerte santa, será para sembrar para los que sirven á la ciudad.
48:19
Y los que servirán á la ciudad, serán de todas las tribus de Israel.
48:20
Todo el apartado de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en cuadro, apartaréis por suerte para el santuario, y para la posesión de la ciudad.
48:21
Y del príncipe será lo que quedare de la una parte y de la otra de la suerte santa, y de la posesión de la ciudad, es á saber, delante de las veinticinco mil cañas de la suerte hasta el término oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el término occidental, delante de las partes dichas será del príncipe: y suerte santa será; y el santuario de la casa estará en medio de ella.
48:22
Y desde la posesión de los Levitas, y desde la posesión de la ciudad, en medio estará lo que pertenecerá al príncipe. Entre el término de Judá y el término de Benjamín estará la suerte del príncipe.
48:23
Cuanto á las demás tribus, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, tendrá Benjamín una parte.
48:24
Y junto al término de Benjamín, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Simeón, otra.
48:25
Y junto al término de Simeón, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Issachâr, otra.
48:26
Y junto al término de Issachâr, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Zabulón, otra.
48:27
Y junto al término de Zabulón, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Gad, otra.
48:28
Y junto al término de Gad, á la parte del austro, al mediodía, será el término desde Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta la gran mar.
48:29
Esta es la tierra que partiréis por suertes en heredad á las tribus de Israel, y estas son sus porciones, ha dicho el Señor el Altísimo.
48:30
Y estas son las salidas de la ciudad á la parte del norte, cuatro mil y quinientas cañas por medida.
48:31
Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.
48:32
Y á la parte del oriente cuatro mil y quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.
48:33
Y á la parte del mediodía, cuatro mil y quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Issachâr, otra; la puerta de Zabulón, otra.
48:34
Y á la parte del occidente cuatro mil y quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Nephtalí, otra.
48:35
En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será el Altísimo SHAMMA.

  • Eze 48:1 Y estos son los nombres de las tribus. Desde el extremo norte, a lo largo del camino de Jetlón, hacia la Entrada de Jamat, Jasar Enán, quedando al norte el territorio de Damasco, a lo largo de Jamat: será para él desde el lado oriental hasta el lado occidental: Dan, una parte.
    Eze 48:2 Limitando con Dan, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Aser, una parte.
    Eze 48:3 Limitando con Aser, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Neftalí, una parte.
    Eze 48:4 Limitando con Neftalí, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Manasés, una parte.
    Eze 48:5 Limitando con Manasés, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Efraím, una parte.
    Eze 48:6 Limitando con Efraím, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Rubén, una parte.
    Eze 48:7 Limitando con Rubén, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Judá, una parte.
    Eze 48:8 Limitando con Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental, estará la ofrenda sagrada que reservaréis, de veinticinco mil codos de ancha, y de larga como cada una de las otras partes desde el lado oriental hasta el lado occidental. Y en medio estará el santuario.
    Eze 48:9 La ofrenda sagrada que reservaréis para Yahveh tendrá veinticinco mil codos de longitud y diez mil de anchura.
    Eze 48:10 A ellos, a los sacerdotes, pertenecerá la ofrenda santa reservada: veinticinco mil codos al norte, diez mil codos de anchura al oeste, diez mil codos de anchura al este, y veinticinco mil codos de longitud al sur; y el santuario de Yahveh estará en el medio;
    Eze 48:11 a los sacerdotes consagrados, aquellos de entre los hijos de Sadoq que cumplieron mi ministerio, y que no se descarriaron al descarriarse los israelitas, como se descarriaron los levitas,
    Eze 48:12 a ellos les corresponderá una parte de la tierra reservada como ofrenda sacratísima, junto al territorio de los levitas.
    Eze 48:13 Los levitas, a semejanza del territorio de los sacerdotes, tendrán un territorio de veinticinco mil codos de largo y diez mil de ancho - longitud total, veinticinco mil, y anchura, diez mil.
    Eze 48:14 No podrán vender ni cambiar ni ceder nada de esta parte de la tierra, porque está consagrada a Yahveh.
    Eze 48:15 Los cinco mil codos de anchura que quedan a lo largo de los veinticinco mil, serán un terreno profano para la ciudad, para viviendas y pastizales. La ciudad quedará en medio.
    Eze 48:16 Y estas serán sus dimensiones: por el lado norte, cuatro mil quinientos codos; por el lado sur, cuatro mil quinientos codos; por el lado este, cuatro mil quinientos codos; por el lado oeste, cuatro mil quinientos codos.
    Eze 48:17 Y los pastizales de la ciudad se extenderán hacia el norte doscientos cincuenta codos, hacia el sur doscientos cincuenta, hacia el este doscientos cincuenta y hacia el oeste doscientos cincuenta.
    Eze 48:18 Quedará una extensión, a lo largo de la ofrenda santa reservada, de diez mil codos hacia oriente y diez mil hacia occidente, a lo largo de la ofrenda santa reservada: sus productos servirán para la alimentación de los trabajadores de la ciudad.
    Eze 48:19 Los trabajadores que trabajen en la ciudad serán tomados de todas las tribus de Israel.
    Eze 48:20 El total de la ofrenda reservada será de veinticinco mil codos por veinticinco mil. Reservaréis un cuarto de la ofrenda santa reservada para la propiedad de la ciudad.
    Eze 48:21 Lo que quede será para el príncipe, a uno y otro lado de la ofrenda santa reservada y de la propiedad de la ciudad, a lo largo de los veinticinco mil codos al este, hasta la frontera oriental, y al oeste a lo largo de los veinticinco mil codos hasta la frontera occidental, para el príncipe, en correspondencia a las demás partes; y en el medio estará la ofrenda santa res reservada y el santuario de la Casa.
    Eze 48:22 Así, desde la propiedad de los levitas y la propiedad de la ciudad que están en medio de la parte del príncipe, entre la frontera de Judá y la de Benjamín, pertenecerá al príncipe.
    Eze 48:23 Y las demás tribus: desde el lado oriental hasta el lado occidental: Benjamín, una parte.
    Eze 48:24 Limitando con Benjamín, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Simeón, una parte.
    Eze 48:25 Limitando con Simeón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Isacar, una parte.
    Eze 48:26 Limitando con Isacar, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Zabulón, una parte.
    Eze 48:27 Limitando con Zabulón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: Gad, una parte.
    Eze 48:28 Y limitando con Gad, por el lado meridional, al sur, la frontera correrá desde Tamar hacia las aguas de Meribá de Cadés, el torrente, hasta el mar Grande.
    Eze 48:29 Tal es la tierra que repartiréis en heredad entre las tribus de Israel y tales serán sus partes, oráculo del Señor Yahveh.
    Eze 48:30 Y estas son las salidas de la ciudad: por el lado norte, se medirán cuatro mil quinientos codos.
    Eze 48:31 Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel. Al norte tres puertas: la puerta de Rubén, la puerta de Judá y la puerta de Leví.
    Eze 48:32 Por el lado oriental, cuatro mil quinientos codos y tres puertas: la puerta de José, la puerta de Benjamín y la puerta de Dan.
    Eze 48:33 Por el lado meridional, cuatro mil quinientos codos y tres puertas: la puerta de Simeón, la puerta de Isacar y la puerta de Zabulón.
    Eze 48:34 Por el lado occidental, cuatro mil quinientos codos y tres puertas: la puerta de Gad, la puerta de Aser y la puerta de Neftalí.
    Eze 48:35 El perímetro total será de dieciocho mil codos. Y en adelante el nombre de la ciudad será: «Yahveh está allí.»


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