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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

Capítulo 1
1:1
PABLO, apóstol, (no de los hombres ni por hombre, mas por Jesucristo y por Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos),
1:2
Y todos los hermanos que están conmigo, á las iglesias de Galacia:
1:3
Gracia sea á vosotros, y paz de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo,
1:4
El cual se dió á sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme á la voluntad de Dios y Padre nuestro;
1:5
Al cual sea la gloria por siglos de siglos. Amén.
1:6
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado del que os llamó á la gracia de Cristo, á otro evangelio:
1:7
No que hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
1:8
Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema.
1:9
Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
1:10
Porque, ¿persuado yo ahora á hombres ó á Dios? ¿ó busco de agradar á hombres? Cierto, que si todavía agradara á los hombres, no sería siervo de Cristo.
1:11
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
1:12
Pues ni yo lo recibí, ni lo aprendí de hombre, sino por revelación de Jesucristo.
1:13
Porque ya habéis oído acerca de mi conducta otro tiempo en el Judaismo, que perseguía sobremanera la iglesia de Dios, y la destruía;
1:14
Y aprovechaba en el Judaismo sobre muchos de mis iguales en mi nación, siendo muy más celador que todos de las tradiciones de mis padres.
1:15
Mas cuando plugo á Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
1:16
Revelar á su Hijo en mí, para que le predicase entre los Gentiles, luego no conferí con carne y sangre;
1:17
Ni fuí á Jerusalem á los que eran apóstoles antes que yo; sino que me fuí á la Arabia, y volví de nuevo á Damasco.
1:18
Después, pasados tres años, fuí á Jerusalem á ver á Pedro, y estuve con Él quince días.
1:19
Mas á ningún otro de los apóstoles vi, sino á Jacobo el hermano del Señor.
1:20
Y en esto que os escribo, he aquí delante de Dios, no miento.
1:21
Después fuí á las partes de Siria y de Cilicia;
1:22
Y no era conocido de vista á las iglesias de Judea, que eran en Cristo;
1:23
Solamente habían oído decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que en otro tiempo destruía.
1:24
Y glorificaban á Dios en mí.


Gal 1:1 Pablo, apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos,
Gal 1:2 y todos los hermanos que conmigo están, a las Iglesias de Galacia.
Gal 1:3 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo,
Gal 1:4 que se entregó a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos de este mundo perverso, según la voluntad de nuestro Dios y Padre,
Gal 1:5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Gal 1:6 Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio
Gal 1:7 - no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo -.
Gal 1:8 Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!
Gal 1:9 Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!
Gal 1:10 Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.
Gal 1:11 Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano,
Gal 1:12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Gal 1:13 Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba,
Gal 1:14 y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.
Gal 1:15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
Gal 1:16 revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre,
Gal 1:17 sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.
Gal 1:18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía.
Gal 1:19 Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.
Gal 1:20 Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento.
Gal 1:21 Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia;
Gal 1:22 pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo.
Gal 1:23 Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir».
Gal 1:24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.

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Capítulo 2

2:1
DESPUÉS, pasados catorce años, fuí otra vez á Jerusalem juntamente con Bernabé, tomando también conmigo á Tito.
2:2
Empero fuí por revelación, y comuniquéles el evangelio que predico entre los Gentiles; mas particularmente á los que parecían ser algo, por no correr en vano, ó haber corrido.
2:3
Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo Griego, fué compelido á circuncidarse.
2:4
Y eso por causa de los falsos hermanos, que se entraban secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para ponernos en servidumbre;
2:5
A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
2:6
Empero de aquellos que parecían ser algo (cuáles hayan sido algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), á mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
2:7
Antes por el contrario, como vieron que el evangelio de la incircuncisión me era encargado, como á Pedro el de la circuncisión,
2:8
(Porque el que hizo por Pedro para el apostolado de la circuncisión, hizo también por mí para con los Gentiles;)
2:9
Y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo y Cefas y Juan, que parecían ser las columnas, nos dieron las diestras de compañía á mí y á Bernabé, para que nosotros fuésemos á los Gentiles, y ellos á la circuncisión.
2:10
Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo mismo que fuí también solícito en hacer.
2:11
Empero viniendo Pedro á Antioquía, le resistí en la cara, porque era de condenar.
2:12
Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo, comía con los Gentiles; mas después que vinieron, se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión.
2:13
Y á su disimulación consentían también los otros Judíos; de tal manera que aun Bernabé fué también llevado de ellos en su simulación.
2:14
Mas cuando vi que no andaban derechamente conforme á la verdad del evangelio, dije á Pedro delante de todos: Si tú, siendo Judío, vives como los Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes á los Gentiles á judaizar?
2:15
Nosotros Judíos naturales, y no pecadores de los Gentiles,
2:16
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.
2:17
Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.
2:18
Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo á edificar, transgresor me hago.
2:19
Porque yo por la ley soy muerto á la ley, para vivir á Dios.
2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí.
2:21
No desecho la gracia de Dios: porque si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.


Gal 2:1 Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito.
Gal 2:2 Subí movido por una revelación y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles - tomando aparte a los notables - para saber si corría o había corrido en vano.
Gal 2:3 Pues bien, ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser griego, fue obligado a circuncidarse.
Gal 2:4 Pero, a causa de los intrusos, los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud,
Gal 2:5 a quienes ni por un instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio...
Gal 2:6 Y de parte de los que eran tenidos por notables - ¡qué me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas - en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron.
Gal 2:7 Antes al contrario, viendo que me había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual que a Pedro la de los circuncisos,
Gal 2:8 - pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles -
Gal 2:9 y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos;
Gal 2:10 sólo que nosotros debíamos tener presentes a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero.
Gal 2:11 Mas, cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión.
Gal 2:12 Pues antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, comía en compañía de los gentiles; pero una vez que aquéllos llegaron, se le vio recatarse y separarse por temor de los circuncisos.
Gal 2:13 Y los demás judíos le imitaron en su simulación, hasta el punto de que el mismo Bernabé se vio arrastrado por la simulación de ellos.
Gal 2:14 Pero en cuanto vi que no procedían con rectitud, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?»
Gal 2:15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo,
Gal 2:16 conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado.
Gal 2:17 Ahora bien, si buscando nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿estará Cristo al servicio del pecado? ¡De ningún modo!
Gal 2:18 Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro transgresor.
Gal 2:19 En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado:
Gal 2:20 y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gal 2:21 No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano.

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Capítulo 3

3:1
¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros?
3:2
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?
3:3
¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?
3:4
¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si empero en vano.
3:5
Aquel, pues, que os daba el Espíritu, y obraba maravillas entre vosotros ¿hacíalo por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?
3:6
Como Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia.
3:7
Sabéis por tanto, que los que son de fe, los tales son hijos de Abraham.
3:8
Y viendo antes la Escritura que Dios por la fe había de justificar á los Gentiles, evangelizó antes á Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
3:9
Luego los de la fe son benditos con el creyente Abraham.
3:10
Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
3:11
Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.
3:12
La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.
3:13
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:)
3:14
Para que la bendición de Abraham fuese sobre los Gentiles en Cristo Jesús; para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu.
3:15
Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto sea de hombre, con todo, siendo confirmado, nadie lo cancela, ó le añade.
3:16
A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo.
3:17
Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
3:18
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa: empero Dios por la promesa hizo la donación á Abraham.
3:19
¿Pues de qué sirve la ley? Fué puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la simiente á quien fué hecha la promesa, ordenada aquélla por los ángeles en la mano de un mediador.
3:20
Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno.
3:21
¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
3:22
Mas encerró la Escritura todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada á los creyentes por la fe de Jesucristo.
3:23
Empero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta.
3:24
De manera que la ley nuestro ayo fué para llevarnos á Cristo, para que fuésemos justificados por la fe.
3:25
Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo;
3:26
Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
3:27
Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.
3:28
No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
3:29
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme á la promesa los herederos.


Gal 3:1 ¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?
Gal 3:2 Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación?
Gal 3:3 ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne?
Gal 3:4 ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería!
Gal 3:5 El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?
Gal 3:6 Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia.
Gal 3:7 Tened, pues, entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham.
Gal 3:8 La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones.
Gal 3:9 Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente.
Gal 3:10 Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley.
Gal 3:11 - Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe;
Gal 3:12 pero la ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos -
Gal 3:13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero,
Gal 3:14 a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa.
Gal 3:15 Hermanos, voy a explicarme al modo humano: aun entre los hombres, nadie anula ni añade nada a un testamento hecho en regla.
Gal 3:16 Pues bien, las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a los descendientes», como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia, es decir, a Cristo.
Gal 3:17 Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430. años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada.
Gal 3:18 Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en forma de promesa.
Gal 3:19 Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador.
Gal 3:20 Ahora bien, cuando hay uno solo no hay mediador, y Dios es uno solo.
Gal 3:21 Según eso, ¿la ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Si de hecho se nos hubiera otorgado una ley capaz de vivificar, en ese caso la justicia vendría realmente de la ley.
Gal 3:22 Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo.
Gal 3:23 Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse.
Gal 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe.
Gal 3:25 Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo.
Gal 3:26 Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Gal 3:27 En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo:
Gal 3:28 ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gal 3:29 Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.

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Capítulo 4

4:1
TAMBIÉN digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es señor de todo;
4:2
Mas está debajo de tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
4:3
Así también nosotros, cuando éramos niños, éramos siervos bajo los rudimentos del mundo.
4:4
Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito á la ley,
4:5
Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
4:6
Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.
4:7
Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.
4:8
Antes, en otro tiempo, no conociendo á Dios, servíais á los que por naturaleza no son dioses:
4:9
Mas ahora, habiendo conocido á Dios, ó más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo á los flacos y pobres rudimentos, en los cuales queréis volver á servir?
4:10
Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años.
4:11
Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.
4:12
Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo soy como vosotros: ningún agravio me habéis hecho.
4:13
Que vosotros sabéis que por flaqueza de carne os anuncié el evangelio al principio:
4:14
Y no desechasteis ni menospreciasteis mi tentación que estaba en mi carne: antes me recibisteis como á un ángel de Dios, como á Cristo Jesús.
4:15
¿Dónde está pues vuestra bienaventuranza? porque yo os doy testimonio que si se pudiera hacer, os hubierais sacado vuestros ojos para dármelos.
4:16
¿Heme pues hecho vuestro enemigo, diciéndoos la verdad?
4:17
Tienen celos de vosotros, pero no bien: antes os quieren echar fuera para que vosotros los celéis á ellos.
4:18
Bueno es ser celosos en bien siempre; y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
4:19
Hijitos míos, que vuelvo otra vez á estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros;
4:20
Querría cierto estar ahora con vosotros, y mudar mi voz; porque estoy perplejo en cuanto á vosotros.
4:21
Decidme, los que queréis estar debajo de la ley, ¿no habéis oído la ley?
4:22
Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos; uno de la sierva, el otro de la libre.
4:23
Mas el de la sierva nació según la carne; pero el de la libre nació por la promesa.
4:24
Las cuales cosas son dichas por alegoría: porque estas mujeres son los dos pactos; el uno ciertamente del monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar.
4:25
Porque Agar ó Sinaí es un monte de Arabia, el cual es conjunto á la que ahora es Jerusalem, la cual sirve con sus hijos.
4:26
Mas la Jerusalem de arriba libre es; la cual es la madre de todos nosotros.
4:27
Porque está escrito: Alégrate, estéril, que no pares: Prorrumpe y clama, la que no estás de parto; Porque más son los hijos de la dejada, que de la que tiene marido.
4:28
Así que, hermanos, nosotros como Isaac somos hijos de la promesa.
4:29
Empero como entonces el que era engendrado según la carne, perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
4:30
Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera á la sierva y á su hijo; porque no será heredero el hijo de la sierva con el hijo de la libre.
4:31
De manera, hermanos, que no somos hijos de la sierva, mas de la libre.


Gal 4:1 Pues yo digo: Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, con ser dueño de todo;
Gal 4:2 sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre.
Gal 4:3 De igual manera, también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo.
Gal 4:4 Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,
Gal 4:5 para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva.
Gal 4:6 La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
Gal 4:7 De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios.
Gal 4:8 Pero en otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que en realidad no son dioses.
Gal 4:9 Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales queréis volver a servir de nuevo?
Gal 4:10 Andáis observando los días, los meses, las estaciones, los años.
Gal 4:11 Me hacéis temer no haya sido en vano todo mi afán por vosotros.
Gal 4:12 Os ruego que os hagáis como yo, pues yo me hice como vosotros. Ningún agravio me hicisteis.
Gal 4:13 Pero bien sabéis que una enfermedad me dio ocasión para evangelizaros por primera vez;
Gal 4:14 y, no obstante la prueba que suponía para vosotros mi cuerpo, no me mostrasteis desprecio ni repulsa, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios: como a Cristo Jesús.
Gal 4:15 ¿Dónde están ahora los parabienes que os dabais? Pues yo mismo puedo atestiguaros que os hubierais arrancado los ojos, de haber sido posible, para dármelos.
Gal 4:16 ¿Es que me he vuelto enemigo vuestro diciéndoos la verdad?
Gal 4:17 El celo que ésos muestran por vosotros no es bueno; quieren alejaros de mí para que mostréis celo por ellos.
Gal 4:18 Bien está procurarse el celo de otros para el bien, siempre, y no sólo cuando yo estoy entre vosotros,
Gal 4:19 ¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros.
Gal 4:20 Quisiera hallarme ahora en medio de vosotros para poder acomodar el tono de mi voz, pues no sé cómo habérmelas con vosotros.
Gal 4:21 Decidme vosotros, los que queréis estar sometidos a la ley: ¿No oís la ley?.
Gal 4:22 Pues dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre.
Gal 4:23 Pero el de la esclava nació según la naturaleza; el de la libre, en virtud de la Promesa.
Gal 4:24 Hay en ello una alegoría: estas mujeres representan dos alianzas; la primera, la del monte Sinaí, madre de los esclavos, es Agar,
Gal 4:25 (pues el monte Sinaí está en Arabia) y corresponde a la Jerusalén actual, que es esclava, y lo mismo sus hijos.
Gal 4:26 Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre,
Gal 4:27 pues dice la Escritura: Regocíjate estéril, la que no das hijos; rompe en gritos de júbilo, la que no conoces los dolores de parto, que más son los hijos de la abandonada que los de la casada.
Gal 4:28 Y vosotros, hermanos, a la manera de Isaac, sois hijos de la Promesa.
Gal 4:29 Pero, así como entonces el nacido según la naturaleza perseguía al nacido según el espíritu, así también ahora.
Gal 4:30 Pero ¿qué dice la Escritura? Despide a la esclava y a su hijo, pues no ha de heredar el hijo de la esclava juntamente con el hijo de la libre.
Gal 4:31 Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

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Capítulo 5

5:1
ESTAD, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre.
5:2
He aquí yo Pablo os digo, que si os circuncidareis, Cristo no os aprovechará nada.
5:3
Y otra vez vuelvo á protestar á todo hombre que se circuncidare, que está obligado á hacer toda la ley.
5:4
Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
5:5
Porque nosotros por el Espíritu esperamos la esperanza de la justicia por la fe.
5:6
Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión; sino la fe que obra por la caridad.
5:7
Vosotros corríais bien: ¿quién os embarazó para no obedecer á la verdad?
5:8
Esta persuasión no es de aquel que os llama.
5:9
Un poco de levadura leuda toda la masa.
5:10
Yo confío de vosotros en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis: mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que Él sea.
5:11
Y yo, hermanos, si aun predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? pues que quitado es el escándalo de la cruz.
5:12
Ojalá fuesen también cortados los que os inquietan.
5:13
Porque vosotros, hermanos, á libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión á la carne, sino servíos por amor los unos á los otros.
5:14
Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
5:15
Y si os mordéis y os coméis los unos á los otros, mirad que también no os consumáis los unos á los otros.
5:16
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.
5:17
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagáis lo que quisieres.
5:18
Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley.
5:19
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución,
5:20
Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
5:21
Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
5:22
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
5:23
Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.
5:24
Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias.
5:25
Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.
5:26
No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos á los otros, envidiándose los unos á los otros.


Gal 5:1 Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud.
Gal 5:2 Soy yo, Pablo, quien os lo dice: Si os dejáis circuncidar, Cristo no os aprovechará nada.
Gal 5:3 De nuevo declaro a todo hombre que se circuncida que queda obligado a practicar toda la ley.
Gal 5:4 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Os habéis apartado de la gracia.
Gal 5:5 Pues a nosotros nos mueve el Espíritu a aguardar por la fe los bienes esperados por la justicia.
Gal 5:6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad.
Gal 5:7 Comenzasteis bien vuestra carrera, ¿quién os puso obstáculo para no seguir a la verdad?
Gal 5:8 Semejante persuasión no proviene de Aquel que os llama.
Gal 5:9 Un poco de levadura fermenta toda la masa.
Gal 5:10 Por mi parte, confío en el Señor que vosotros no pensaréis de otra manera; pero el que os perturba llevará su castigo, quienquiera que sea.
Gal 5:11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy todavía perseguido? ¡Pues se acabó ya el escándalo de la cruz!
Gal 5:12 ¡Ojalá que se mutilaran los que os perturban!
Gal 5:13 Porque, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros.
Gal 5:14 Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Gal 5:15 Pero si os mordéis y os devoráis mutuamente, ¡mirad no vayáis mutuamente a destruiros!
Gal 5:16 Por mi parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne.
Gal 5:17 Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais.
Gal 5:18 Pero, si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Gal 5:19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje,
Gal 5:20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones,
Gal 5:21 envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
Gal 5:22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad,
Gal 5:23 mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.
Gal 5:24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.
Gal 5:25 Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.
Gal 5:26 No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.

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Capítulo 6

6:1
HERMANOS, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote á ti mismo, porque tú no seas también tentado.
6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo.
6:3
Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, á sí mismo se engaña.
6:4
Así que cada uno examine su obra, y entonces tendrá gloria sólo respecto de sí mismo, y no en otro.
6:5
Porque cada cual llevará su carga.
6:6
Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye.
6:7
No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
6:8
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
6:9
No nos cansemos, pues, de hacer bien; que á su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado.
6:10
Así que, entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente á los domésticos de la fe.
6:11
Mirad en cuán grandes letras os he escrito de mi mano.
6:12
Todos los que quieren agradar en al carne, éstos os constriñen á que os circuncidéis, solamente por no padecer persecución por la cruz de Cristo.
6:13
Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; sino que quieren que vosotros seáis circuncidados, para gloriarse en vuestra carne.
6:14
Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo.
6:15
Porque en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino la nueva criatura.
6:16
Y todos los que anduvieren conforme á esta regla, paz sobre ellos, y misericordia, y sobre el Israel de Dios.
6:17
De aquí adelante nadie me sea molesto; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.
6:18
Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. Enviada de Roma á los Gálatas.

  • Gal 6:1 Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado.
    Gal 6:2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo.
    Gal 6:3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.
    Gal 6:4 Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo, y no en otros, motivo para glorificarse,
    Gal 6:5 pues cada uno tiene que llevar su propia carga.
    Gal 6:6 Que el discípulo haga partícipe en toda suerte de bienes al que le instruye en la Palabra.
    Gal 6:7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará:
    Gal 6:8 el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna.
    Gal 6:9 No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos.
    Gal 6:10 Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.
    Gal 6:11 Mirad con qué letras tan grandes os escribo de mi propio puño.
    Gal 6:12 Los que quieren ser bien vistos en lo humano, ésos os fuerzan a circuncidaros, con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo.
    Gal 6:13 Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne.
    Gal 6:14 En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!
    Gal 6:15 Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva.
    Gal 6:16 Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.
    Gal 6:17 En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús.
    Gal 6:18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

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