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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

Capítulo 1
1:1
PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
1:2
Que Él había antes prometido por sus profetas en las santas Escrituras,
1:3
Acerca de su Hijo, (que fué hecho de la simiente de David según la carne;
1:4
El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesucristo Señor nuestro,
1:5
Por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe en todas las naciones en su nombre,
1:6
Entre las cuales sois también vosotros, llamados de Jesucristo:
1:7
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
1:8
Primeramente, doy gracias á mi Dios por Jesucristo acerca de todos vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo.
1:9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
1:10
Rogando, si al fin algún tiempo haya de tener, por la voluntad de Dios, próspero viaje para ir á vosotros.
1:11
Porque os deseo ver, para repartir con vosotros algún don espiritual, para confirmaros;
1:12
Es á saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe vuestra y juntamente mía.
1:13
Mas no quiero, hermanos, que ingnoréis que muchas veces me he propuesto ir á vosotros (empero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás Gentiles.
1:14
A Griegos y á bárbaros, á sabios y á no sabios soy deudor.
1:15
Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á vosotros que estáis en Roma.
1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.
1:17
Porque en Él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.
1:18
Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia:
1:19
Porque lo que de Dios se conoce, á ellos es manifiesto; porque Dios se lo manifestó.
1:20
Porque las cosas invisibles de Él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables:
1:21
Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fué entenebrecido.
1:22
Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos,
1:23
Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes.
1:24
Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos:
1:25
Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
1:26
Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza:
1:27
Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío.
1:28
Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene,
1:29
Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades;
1:30
Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres,
1:31
Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia:
1:32
Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que las hacen.
Rom 1:1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios,
Rom 1:2 que había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas,
Rom 1:3 acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne,
Rom 1:4 constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro,
Rom 1:5 por quien recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles,
Rom 1:6 entre los cuales os contáis también vosotros, llamados de Jesucristo,
Rom 1:7 a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Rom 1:8 Ante todo, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, por todos vosotros, pues vuestra fe es alabada en todo el mundo.
Rom 1:9 Porque Dios, a quien venero en mi espíritu predicando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de cuán incesantemente me acuerdo de vosotros,
Rom 1:10 rogándole siempre en mis oraciones, si es de su voluntad, encuentre por fin algún día ocasión favorable de llegarme hasta vosotros,
Rom 1:11 pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca,
Rom 1:12 o más bien, para sentir entre vosotros el mutuo consuelo de la común fe: la vuestra y la mía.
Rom 1:13 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, las muchas veces que me propuse ir a vosotros - pero hasta el presente me he visto impedido - con la intención de recoger también entre vosotros algún fruto, al igual que entre los demás gentiles.
Rom 1:14 Me debo a los griegos y a los bárbaros; a los sabios y a los ignorantes:
Rom 1:15 de ahí mi ansia por llevaros el Evangelio también a vosotros, habitantes de Roma.
Rom 1:16 Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego.
Rom 1:17 Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe.
Rom 1:18 En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia;
Rom 1:19 pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó.
Rom 1:20 Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables;
Rom 1:21 porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció:
Rom 1:22 jactándose de sabios se volvieron estúpidos,
Rom 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles.
Rom 1:24 Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos;
Rom 1:25 a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.
Rom 1:26 Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza;
Rom 1:27 igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.
Rom 1:28 Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene:
Rom 1:29 llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos,
Rom 1:30 detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres,
Rom 1:31 insensatos, desleales, desamorados, despiadados,
Rom 1:32 los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.

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Capítulo 2

2:1
POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en lo que juzgas á otro, te condenas á ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas.
2:2
Mas sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que hacen tales cosas.
2:3
¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas á los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios.?
2:4
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía á arrepentimiento?
2:5
Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios;
2:6
El cual pagará á cada uno conforme á sus obras:
2:7
A los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna.
2:8
Mas á los que son contenciosos, y no obedecen á la verdad, antes obedecen á la injusticia, enojo é ira;
2:9
Tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo, el Judío primeramente, y también el Griego.
2:10
Mas gloria y honra y paz á cualquiera que obra el bien, al Judío primeramente, y también al Griego.
2:11
Porque no hay acepción de personas para con Dios.
2:12
Porque todos lo que sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y todos los que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados:
2:13
Porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, mas los hacedores de la ley serán justificados.
2:14
Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley á sí mismos:
2:15
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros;
2:16
En el día que juzgará el Señor lo encubierto de los hombres, conforme á mi evangelio, por Jesucristo.
2:17
He aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío, y estás reposado en la ley, y te glorías en Dios,
2:18
Y sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruído por la ley;
2:19
Y confías que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
2:20
Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la ley:
2:21
Tú pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo? ¿Tú, que predicas que no se ha de hurtar, hurtas?
2:22
¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio?
2:23
¿Tú, que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras á Dios?
2:24
Porque el nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los Gentiles, como está escrito.
2:25
Porque la circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la ley; mas si eres rebelde á la ley, tu circuncisión es hecha incircuncisión.
2:26
De manera que, si el incircunciso guardare las justicias de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión por circuncisión?
2:27
Y lo que de su natural es incircunciso, guardando perfectamente la ley, te juzgará á ti, que con la letra y con la circuncisión eres rebelde á la ley.
2:28
Porque no es Judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne:
2:29
Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios.
Rom 2:1 Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas,
Rom 2:2 y sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que obran semejantes cosas.
Rom 2:3 Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios?
Rom 2:4 O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión?
Rom 2:5 Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios,
Rom 2:6 el cual dará a cada cual según sus obras:
Rom 2:7 a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna;
Rom 2:8 mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación.
Rom 2:9 Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego;
Rom 2:10 en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego;
Rom 2:11 que no hay acepción de personas en Dios.
Rom 2:12 Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados;
Rom 2:13 que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados.
Rom 2:14 En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley;
Rom 2:15 como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza...
Rom 2:16 en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de los hombres, según mi Evangelio, por Cristo Jesús.
Rom 2:17 Pero si tú, que te dices judío y descansas en la ley; que te glorías en Dios;
Rom 2:18 que conoces su voluntad; que disciernes lo mejor, amaestrado por la ley,
Rom 2:19 y te jactas de ser guía de ciegos, luz de los que andan en tinieblas,
Rom 2:20 educador de ignorantes, maestro de niños, porque posees en la ley la expresión misma de la ciencia y de la verdad...
Rom 2:21 pues bien, tú que instruyes a los otros ¡a ti mismo no te instruyes! Predicas: ¡no robar!, y ¡robas!
Rom 2:22 Prohíbes el adulterio, y ¡adulteras! Aborreces los ídolos, y ¡saqueas sus templos!
Rom 2:23 Tú que te glorías en la ley, transgrediéndola deshonras a Dios.
Rom 2:24 Porque, como dice la Escritura, el nombre de Dios, por vuestra causa, es blasfemado entre las naciones.
Rom 2:25 Pues la circuncisión, en verdad, es útil si cumples la ley; pero si eres un transgresor de la ley, tu circuncisión se vuelve incircuncisión.
Rom 2:26 Mas si el incircunciso guarda las prescripciones de la ley ¿no se tendrá su incircuncisión como circuncisión?
Rom 2:27 Y el que, siendo físicamente incircunciso, cumple la ley, te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión eres transgresor de la ley.
Rom 2:28 Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne.
Rom 2:29 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.

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Capítulo 3

3:1
¿QUÉ, pues, tiene más el Judío? ¿ó qué aprovecha la circuncisión?,
3:2
Mucho en todas maneras. Lo primero ciertamente, que la palabra de Dios les ha sido confiada.
3:3
¿Pues qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿la incredulidad de ellos habrá hecho vana la verdad de Dios?
3:4
En ninguna manera; antes bien sea Dios verdadero, mas todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos, Y venzas cuando de ti se juzgare.
3:5
Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre.)
3:6
En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios el mundo?
3:7
Empero si la verdad de Dios por mi mentira creció á gloria suya, ¿por qué aun así yo soy juzgado como pecador?
3:8
¿Y por qué no decir (como somos blasfemados, y como algunos dicen que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? la condenación de los cuales es justa.
3:9
¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado.
3:10
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
3:11
No hay quien entienda, No hay quien busque á Dios;
3:12
Todos se apartaron, á una fueron hechos inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno:
3:13
Sepulcro abierto es su garganta; Con sus lenguas tratan engañosamente; Veneno de áspides está debajo de sus labios;
3:14
Cuya boca está llena de maledicencia y de amargura;
3:15
Sus pies son ligeros á derramar sangre;
3:16
Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos;
3:17
Y camino de paz no conocieron:
3:18
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
3:19
Empero sabemos que todo lo que la ley dice, á los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete á Dios:
3:20
Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de Él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.
3:21
Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas:
3:22
La justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en Él: porque no hay diferencia;
3:23
Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios;
3:24
Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús;
3:25
Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
3:26
Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
3:27
¿Dónde pues está la jactancia? Es excluída. ¿Por cuál ley? ¿de las obras? No; mas por la ley de la fe.
3:28
Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.
3:29
¿Es Dios solamente Dios de los Judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles? Cierto, también de los Gentiles.
3:30
Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión.
3:31
¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley.
Rom 3:1 ¿Cuál es, pues, la ventaja del judío? ¿Cuál la utilidad de la circuncisión?
Rom 3:2 Grande, de todas maneras. Ante todo, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios.
Rom 3:3 Pues ¿qué? Si algunos de ellos fueron infieles ¿frustrará, por ventura, su infidelidad la fidelidad de Dios?
Rom 3:4 ¡De ningún modo! Dios tiene que ser veraz y todo hombre mentiroso, como dice la Escritura: Para que seas justificado en tus palabras y triunfes al ser juzgado.
Rom 3:5 Pero si nuestra injusticia realza la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será acaso injusto Dios al descargar su cólera? (Hablo en términos humanos.)
Rom 3:6 ¡De ningún modo! Si no, ¿cómo juzgará Dios al mundo?
Rom 3:7 Pero si con mi mentira sale ganando la verdad de Dios para gloria suya ¿por qué razón soy también yo todavía juzgado como pecador?
Rom 3:8 Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien, como algunos calumniosamente nos acusan que decimos? Esos tales tienen merecida su condenación.
Rom 3:9 Entonces ¿qué? ¿Llevamos ventaja? ¡De ningún modo!
Rom 3:10 Pues ya demostramos que tanto judíos como griegos están bajo el pecado, como dice la Escritura: No hay quien sea justo, ni siquiera uno solo.
Rom 3:11 No hay un sensato, no hay quien busque a Dios.
Rom 3:12 Todos se desviaron, a una se corrompieron; no hay quien obre el bien, no hay siquiera uno.
Rom 3:13 Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua urden engaños. Veneno de áspides bajo sus labios;
Rom 3:14 maldición y amargura rebosa su boca.
Rom 3:15 Ligeros sus pies para derramar sangre;
Rom 3:16 ruina y miseria son sus caminos.
Rom 3:17 El camino de la paz no lo conocieron,
Rom 3:18 no hay temor de Dios ante sus ojos.
Rom 3:19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley lo dice para los que están bajo la ley, para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca reo ante Dios,
Rom 3:20 ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado.
Rom 3:21 Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas,
Rom 3:22 justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna;
Rom 3:23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios -
Rom 3:24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,
Rom 3:25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente,
Rom 3:26 en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús.
Rom 3:27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado.!? Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe.
Rom 3:28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.
Rom 3:29 ¿Acaso Dios lo es únicamente de los judíos y no también de los gentiles? ¡Sí, por cierto!, también de los gentiles;
Rom 3:30 porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos por medio de la fe.
Rom 3:31 Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.

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Capítulo 4

4:1
¿QUÉ, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne?
4:2
Que si Abraham fué justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios.
4:3
Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á justicia.
4:4
Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda.
4:5
Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.
4:6
Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin obras,
4:7
Diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.
4:8
Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado.
4:9
¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión ó también en la incircuncisión? porque decimos que á Abraham fué contada la fe por justicia.
4:10
¿Cómo pues le fué contada? ¿en la circuncisión, ó en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
4:11
Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión: para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también á ellos les sea contado por justicia;
4:12
Y padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fué en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
4:13
Porque no por la ley fué dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
4:14
Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa.
4:15
Porque la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
4:16
Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme á toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
4:17
(Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.
4:18
El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente.
4:19
Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara;
4:20
Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios,
4:21
Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo.
4:22
Por lo cual también le fué atribuído á justicia.
4:23
Y no solamente por Él fué escrito que le haya sido imputado;
4:24
Sino también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro,
4:25
El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación
Rom 4:1 ¿Qué diremos, pues, de Abraham, nuestro padre según la carne?
Rom 4:2 Si Abraham obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios.
Rom 4:3 En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia.
Rom 4:4 Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor sino como deuda;
Rom 4:5 en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia.
Rom 4:6 Como también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras:
Rom 4:7 Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados.
Rom 4:8 Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa culpa alguna.
Rom 4:9 Entonces, ¿esta dicha recae sólo sobre los circuncisos o también sobre los incircuncisos? Decimos, en efecto, que la fe de Abraham le fue reputada como justicia.
Rom 4:10 Y ¿cómo le fue reputada? ¿siendo él circunciso o antes de serlo? No siendo circunciso sino antes;
Rom 4:11 y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que poseía siendo incircunciso. Así se convertía en padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que la justicia les fuera igualmente imputada;
Rom 4:12 y en padre también de los circuncisos que no se contentan con la circuncisión, sino que siguen además las huellas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de la circuncisión.
Rom 4:13 En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo.
Rom 4:14 Porque si son herederos los de la ley, la fe carece de objeto, y la promesa queda abolida;
Rom 4:15 porque la ley produce la cólera; por el contrario, donde no hay ley, no hay transgresión.
Rom 4:16 Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a fin de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los de la ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros,
Rom 4:17 como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones: padre nuestro delante de Aquel a quien creyó, de Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean.
Rom 4:18 El cual, esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones según le había sido dicho: Así será tu posteridad.
Rom 4:19 No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor - tenía unos cien años - y el seno de Sara, igualmente estéril.
Rom 4:20 Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio gloria a Dios,
Rom 4:21 con el pleno convencimiento de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido.
Rom 4:22 Por eso le fue reputado como justicia.
Rom 4:23 Y la Escritura no dice solamente por él que le fue reputado, sino también por nosotros,
Rom 4:24 a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro,
Rom 4:25 quien fue entregado por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación.

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Capítulo 5

5:1
JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo:
5:2
Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
5:3
Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
5:4
Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
5:5
Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
5:6
Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos.
5:7
Ciertamente apenas muere alguno por un justo: con todo podrá ser que alguno osara morir por el bueno.
5:8
Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
5:9
Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.
5:10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
5:11
Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por el cual hemos ahora recibido la reconciliación.
5:12
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.
5:13
Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa pecado no habiendo ley.
5:14
No obstante, reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron á la manera de la rebelión de Adam; el cual es figura del que había de venir.
5:15
Mas no como el delito, tal fué el don: porque si por el delito de aquel uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios á los muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo.
5:16
Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don: porque el juicio á la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia vino de muchos delitos para justificación.
5:17
Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de gracia, y del don de la justicia.
5:18
Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia á todos los hombres para justificación de vida.
5:19
Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituídos justos.
5:20
La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia;
5:21
Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro.
Rom 5:1 Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo,
Rom 5:2 por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Rom 5:3 Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia;
Rom 5:4 la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza,
Rom 5:5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
Rom 5:6 En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; -
Rom 5:7 en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir -;
Rom 5:8 mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Rom 5:9 ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!
Rom 5:10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!
Rom 5:11 Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Rom 5:12 Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;
Rom 5:13 - porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley;
Rom 5:14 con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir...
Rom 5:15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!
Rom 5:16 Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación.
Rom 5:17 En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo!
Rom 5:18 Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.
Rom 5:19 En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.
Rom 5:20 La ley, en verdad, intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia;
Rom 5:21 así, la mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.

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Capítulo 6

6:1
¿PUES qué diremos? Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca?
6:2
En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en Él?
6:3
¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?
6:4
Porque somos sepultados juntamente con Él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
6:5
Porque si fuimos plantados juntamente en Él á la semejanza de su muerte, así también lo seremos á la de su resurrección:
6:6
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con Él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin de que no sirvamos más al pecado.
6:7
Porque el que es muerto, justificado es del pecado.
6:8
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él;
6:9
Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de Él.
6:10
Porque el haber muerto, al pecado murió una vez; mas el vivir, á Dios vive.
6:11
Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
6:12
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias;
6:13
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento de iniquidad; antes presentaos á Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros á Dios por instrumentos de justicia.
6:14
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
6:15
¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la gracia? En ninguna manera.
6:16
¿No sabéis que á quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecer le, sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para muerte, ó de la obediencia para justicia?
6:17
Empero gracias á Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón á aquella forma de doctrina á la cual sois entregados;
6:18
Y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia.
6:19
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á servir á la justicia.
6:20
Porque cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
6:21
¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte.
6:22
Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna.
6:23
Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Rom 6:1 ¿Qué diremos, pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo!
Rom 6:2 Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él?
Rom 6:3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?
Rom 6:4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
Rom 6:5 Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante;
Rom 6:6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado.
Rom 6:7 Pues el que está muerto, queda librado del pecado.
Rom 6:8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,
Rom 6:9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.
Rom 6:10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.
Rom 6:11 Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
Rom 6:12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias.
Rom 6:13 Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios.
Rom 6:14 Pues el pecado no dominará ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.
Rom 6:15 Pues ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ningún modo!
Rom 6:16 ¿No sabéis que al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de obediencia, para la justicia?
Rom 6:17 Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados,
Rom 6:18 y liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia. -
Rom 6:19 Hablo en términos humanos, en atención a vuestra flaqueza natural -. Pues si en otros tiempos ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y al desorden hasta desordenaros, ofrecedlos igualmente ahora a la justicia para la santidad.
Rom 6:20 Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres respecto de la justicia.
Rom 6:21 ¿Qué frutos cosechasteis entonces de aquellas cosas que al presente os avergüenzan? Pues su fin es la muerte.
Rom 6:22 Pero al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, fructificáis para la santidad; y el fin, la vida eterna.
Rom 6:23 Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

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Capítulo 7

7:1
¿IGNORÁIS, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive?
7:2
Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive está obligada á la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del marido.
7:3
Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro varón; mas si su marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que no será adúltera si fuere de otro marido.
7:4
Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos á la ley por el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, á saber, del que resucitó de los muertos, á fin de que fructifiquemos á Dios.
7:5
Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte.
7:6
Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto á aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra.
7:7
¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Empero yo no conocí el pecado sino por la ley: porque tampoco conociera la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.
7:8
Mas el pecado, tomando ocasión, obró en mí por el mandamiento toda concupiscencia: porque sin la ley el pecado está muerto.
7:9
Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí.
7:10
Y hallé que el mandamiento, á intimado para vida, para mí era mortal:
7:11
Porque el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por Él me mató.
7:12
De manera que la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno.
7:13
¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No; sino que el pecado, para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte, haciéndose pecado sobremanera pecante por el mandamiento.
7:14
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido á sujeción del pecado.
7:15
Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.
7:16
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
7:17
De manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí.
7:18
Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo.
7:19
Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago.
7:20
Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí.
7:21
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí.
7:22
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios:
7:23
Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros.
7:24
¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?
7:25
Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado.
Rom 7:1 ¿O es que ignoráis, hermanos, - hablo a quienes entienden de leyes - que la ley no domina sobre el hombre sino mientras vive?
Rom 7:2 Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido.
Rom 7:3 Por eso, mientras vive el marido, será llamada adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es adultera si se casa con otro.
Rom 7:4 Así pues, hermanos míos, también vosotros quedasteis muertos respecto de la ley por el cuerpo de Cristo, para pertenecer a otro: a aquel que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que fructificáramos para Dios.
Rom 7:5 Porque, cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, excitadas por la ley, obraban en nuestros miembros, a fin de que produjéramos frutos de muerte.
Rom 7:6 Mas, al presente, hemos quedado emancipados de la ley, muertos a aquello que nos tenía aprisionados, de modo que sirvamos con un espíritu nuevo y no con la letra vieja.
Rom 7:7 ¿Qué decir, entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡De ningún modo! Sin embargo yo no conocí el pecado sino por la ley. De suerte que yo hubiera ignorado la concupiscencia si la ley no dijera: ¡No te des a la concupiscencia!
Rom 7:8 Mas el pecado, tomando ocasión por medio del precepto, suscitó en mi toda suerte de concupiscencias; pues sin ley el pecado estaba muerto.
Rom 7:9 ¡Ah! ¡Vivía yo un tiempo sin ley!, pero en cuanto sobrevino el precepto, revivió el pecado,
Rom 7:10 y yo morí; y resultó que el precepto, dado para vida, me fue para muerte.
Rom 7:11 Porque el pecado, tomando ocasión por medio del precepto, me sedujo, y por él, me mató.
Rom 7:12 Así que, la ley es santa, y santo el precepto, y justo y bueno.
Rom 7:13 Luego ¿se habrá convertido lo bueno en muerte para mí? ¡De ningún modo! Sino que el pecado, para aparecer como tal, se sirvió de una cosa buena, para procurarme la muerte, a fin de que el pecado ejerciera todo su poder de pecado por medio del precepto.
Rom 7:14 Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del pecado.
Rom 7:15 Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco.
Rom 7:16 Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena;
Rom 7:17 en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí.
Rom 7:18 Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo,
Rom 7:19 puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero.
Rom 7:20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí.
Rom 7:21 Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.
Rom 7:22 Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior,
Rom 7:23 pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros.
Rom 7:24 ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?
Rom 7:25 ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado.

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Capítulo 8

8:1
AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
8:2
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
8:3
Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
8:4
Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
8:5
Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
8:6
Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
8:7
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8:8
Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
8:9
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.
8:10
Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
8:11
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
8:12
Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
8:13
Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.
8:14
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
8:15
Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre.
8:16
Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
8:17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados.
8:18
Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.
8:19
Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
8:20
Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza,
8:21
Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
8:22
Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora.
8:23
Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo.
8:24
Porque en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo?
8:25
Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos.
8:26
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
8:27
Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos.
8:28
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
8:29
Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos;
8:30
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
8:31
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32
El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?
8:33
¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
8:35
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
8:36
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero.
8:37
Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.
8:38
Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
8:39
Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Rom 8:1 Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús.
Rom 8:2 Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte.
Rom 8:3 Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne,
Rom 8:4 a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.
Rom 8:5 Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual.
Rom 8:6 Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz,
Rom 8:7 ya que las tendencias de la carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden;
Rom 8:8 así, los que están en la carne, no pueden agradar a Dios.
Rom 8:9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece;
Rom 8:10 mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia.
Rom 8:11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.
Rom 8:12 Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne,
Rom 8:13 pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis.
Rom 8:14 En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Rom 8:15 Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!
Rom 8:16 El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.
Rom 8:17 Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados.
Rom 8:18 Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.
Rom 8:19 Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios.
Rom 8:20 La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza
Rom 8:21 de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Rom 8:22 Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto.
Rom 8:23 Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo.
Rom 8:24 Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?
Rom 8:25 Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia.
Rom 8:26 Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables,
Rom 8:27 y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.
Rom 8:28 Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.
Rom 8:29 Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos;
Rom 8:30 y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.
Rom 8:31 Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?
Rom 8:32 El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?
Rom 8:33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica.
Rom 8:34 ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?
Rom 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?,
Rom 8:36 como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero.
Rom 8:37 Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.
Rom 8:38 Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades
Rom 8:39 ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

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Capítulo 9

9:1
VERDAD digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo,
9:2
Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
9:3
Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
9:4
Que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas;
9:5
Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
9:6
No empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que son de Israel son Israelitas;
9:7
Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas: En Isaac te será llamada simiente.
9:8
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios; mas los que son hijos de la promesa, son contados en la generación.
9:9
Porque la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo.
9:10
Y no sólo esto; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre,
9:11
(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese;)
9:12
Le fué dicho que el mayor serviría al menor.
9:13
Como está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí.
9:14
¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
9:15
Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré.
9:16
Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
9:17
Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
9:18
De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.
9:19
Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá á su voluntad?
9:20
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?
9:21
¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza?
9:22
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte,
9:23
Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que Él ha preparado para gloria;
9:24
Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles?
9:25
Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; Y á la no amada, amada.
9:26
Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
9:27
También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas:
9:28
Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra.
9:29
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos semejantes.
9:30
¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe;
9:31
Mas Israel que seguía la ley de justicia, no ha llegado á la ley de justicia.
9:32
¿Por qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
9:33
Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída; Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado.
Rom 9:1 Digo la verdad en Cristo, no miento, - mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo -,
Rom 9:2 siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón.
Rom 9:3 Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne,
Rom 9:4 - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas,
Rom 9:5 y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
Rom 9:6 No es que haya fallado la palabra de Dios. Pues no todos los descendientes de Israel son Israel.
Rom 9:7 Ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos. Sino que «por Isaac llevará tu nombre una descendencia»;
Rom 9:8 es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia.
Rom 9:9 Porque éstas son las palabras de la promesa: «Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo.»
Rom 9:10 Y más aún; también Rebeca concibió de un solo hombre, nuestro padre Isaac;
Rom 9:11 ahora bien, antes de haber nacido, y cuando no habían hecho ni bien ni mal - para que se mantuviese la libertad de la elección divina,
Rom 9:12 que depende no de las obras sino del que llama - le fue dicho a Rebeca: El mayor servirá al menor,
Rom 9:13 como dice la Escritura: Amé a Jacob y odié a Esaú.
Rom 9:14 ¿Qué diremos, pues? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo!
Rom 9:15 Pues dice él a Moisés: Seré misericordioso con quien lo sea: me apiadaré de quien me apiade.
Rom 9:16 Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia.
Rom 9:17 Pues dice la Escritura a Faraón: Te he suscitado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea conocido en toda la tierra.
Rom 9:18 Así pues, usa de misericordia con quien quiere, y endurece a quien quiere.
Rom 9:19 Pero me dirás: Entonces ¿de qué se enoja? Pues ¿quién puede resistir a su voluntad?
Rom 9:20 ¡Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso la pieza de barro dirá a quien la modeló: "por qué me hiciste así"?
Rom 9:21 O ¿es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables?
Rom 9:22 Pues bien, si Dios, queriendo manifestar su cólera y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia objetos de cólera preparados para la perdición,
Rom 9:23 a fin de dar a conocer la riqueza de su gloria con los objetos de misericordia que de antemano había preparado para gloria:
Rom 9:24 con nosotros, que hemos sido llamados no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles...
Rom 9:25 Como dice también en Oseas: Llamaré pueblo mío al que no es mi pueblo: y amada mía a la que no es mi amada.
Rom 9:26 Y en el lugar mismo en que se les dijo: No sois mi pueblo, serán llamados: Hijos de Dios vivo.
Rom 9:27 Isaías también clama en favor de Israel: Aunque los hijos de Israel fueran numerosos como las arenas del mar, sólo el resto será salvo.
Rom 9:28 Porque pronta y perfectamente cumplirá el Señor su palabra sobre la tierra.
Rom 9:29 Y como predijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos dejara una descendencia, como Sodoma hubiéramos venido a ser, y semejantes a Gomorra.
Rom 9:30 ¿Qué diremos, pues? Que los gentiles, que no buscaban la justicia, han hallado la justicia - la justicia de la fe -
Rom 9:31 mientras Israel, buscando una ley de justicia, no llegó a cumplir la ley.
Rom 9:32 ¿Por qué? Porque la buscaba no en la fe sino en las obras. Tropezaron contra la piedra de tropiezo,
Rom 9:33 como dice la Escritura: He aquí que pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de escándalo; mas el que crea en él, no será confundido.

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Capítulo 10

10:1
HERMANOS, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud.
10:2
Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á ciencia.
10:3
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado á la justicia de Dios.
10:4
Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree.
10:5
Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.
10:6
Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo á Cristo:)
10:7
O, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de los muertos.)
10:8
Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos:
10:9
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10
Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.
10:11
Porque la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.
10:12
Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan:
10:13
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
10:14
¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?
10:15
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!
10:16
Mas no todos obedecen al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído á nuestro anuncio?
10:17
Luego la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.
10:18
Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos.
10:19
Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os provocaré á ira.
10:20
E Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban; Manifestéme á los que no preguntaban por mí.
10:21
Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.
Rom 10:1 Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es que se salven.
Rom 10:2 Testifico en su favor que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento.
Rom 10:3 Pues desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.
Rom 10:4 Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo creyente.
Rom 10:5 En efecto, Moisés escribe acerca de la justicia que nace de la ley: Quien la cumpla, vivirá por ella.
Rom 10:6 Mas la justicia que viene de la fe dice así: No digas en tu corazón ¿quién subirá al cielo?, es decir: para hacer bajar a Cristo;
Rom 10:7 o bien: ¿quién bajará al abismo?, es decir: para hacer subir a Cristo de entre los muertos.
Rom 10:8 Entonces, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros proclamamos.
Rom 10:9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Rom 10:10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación.
Rom 10:11 Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido.
Rom 10:12 Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan.
Rom 10:13 Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Rom 10:14 Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?
Rom 10:15 Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien!
Rom 10:16 Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva. Porque Isaías dice: ¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación?
Rom 10:17 Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.
Rom 10:18 Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí! Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la tierra sus palabras.
Rom 10:19 Pero pregunto: ¿Es que Israel no comprendió? Moisés es el primero en decir: Os volveré celosos de una que no es nación; contra una nación estúpida os enfureceré.
Rom 10:20 Isaías, a su vez, se atreve a decir: Fui hallado de quienes no me buscaban; me manifesté a quienes no preguntaban por mi.
Rom 10:21 Mas a Israel dice: Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo incrédulo y rebelde.

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Capítulo 11

11:1
DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
11:2
No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura? cómo hablando con Dios contra Israel dice:
11:3
Señor, á tus profetas han muerto, y tus altares han derruído; y yo he quedado solo, y procuran matarme.
11:4
Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.
11:5
Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia.
11:6
Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
11:7
¿Qué pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos;
11:8
Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
11:9
Y David dice: Séales vuelta su mesa en lazo, y en red, Y en tropezadero, y en paga:
11:10
Sus ojos sean obscurecidos para que no vean, Y agóbiales siempre el espinazo.
11:11
Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
11:12
Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
11:13
Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
11:14
Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
11:15
Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
11:16
Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
11:17
Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
11:18
No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
11:19
Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
11:20
Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
11:21
Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
11:22
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
11:23
Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
11:24
Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
11:25
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
11:26
Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
11:27
Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
11:28
Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
11:29
Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
11:30
Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
11:31
Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
11:32
Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
11:33
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
11:34
Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero?
11:35
¿O quién le dió á Él primero, para que le sea pagado?
11:36
Porque de Él, y por Él, y en Él, son todas las cosas. A Él sea gloria por siglos. Amén.
Rom 11:1 Y pregunto yo: ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín!
Rom 11:2 Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se queja ante Dios contra Israel?
Rom 11:3 ¡Señor!, han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares; y he quedado yo solo y acechan contra mi vida.
Rom 11:4 Y ¿qué le responde el oráculo divino? Me he reservado 7.000. hombres que no han doblado la rodilla ante Baal.
Rom 11:5 Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia.
Rom 11:6 Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no sería ya gracia.
Rom 11:7 Entonces, ¿qué? Que Israel no consiguió lo que buscaba; mientras lo consiguieron los elegidos. Los demás se endurecieron,
Rom 11:8 como dice la Escritura: Dióles Dios un espíritu de embotamiento: ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy.
Rom 11:9 David también dice: Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y justo pago,
Rom 11:10 oscurézcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar.
Rom 11:11 Y pregunto yo: ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De ningún modo! Sino que su caída ha traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos.
Rom 11:12 Y, si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua, riqueza para los gentiles ¡qué no será su plenitud!
Rom 11:13 Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio,
Rom 11:14 pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos.
Rom 11:15 Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?
Rom 11:16 Y si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa también las ramas.
Rom 11:17 Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú - olivo silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz y de la savia del olivo,
Rom 11:18 no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, sábete que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz que te sostiene.
Rom 11:19 Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.
Rom 11:20 ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras tú, por la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien, teme.
Rom 11:21 Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco a ti te perdone.
Rom 11:22 Así pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no, también tú serás desgajado.
Rom 11:23 En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
Rom 11:24 Porque si tú fuiste cortado del olivo silvestre que eras por naturaleza, para ser injertado contra tu natural en un olivo cultivado, ¡con cuánta más razón ellos, según su naturaleza, serán injertados en su propio olivo!
Rom 11:25 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles,
Rom 11:26 y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades.
Rom 11:27 Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados.
Rom 11:28 En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres.
Rom 11:29 Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
Rom 11:30 En efecto, así como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes contra Dios, mas al presente habéis conseguido misericordia a causa de su rebeldía,
Rom 11:31 así también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia.
Rom 11:32 Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia.
Rom 11:33 ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!
Rom 11:34 En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa?
Rom 11:35 Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.

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Capítulo 12

12:1
ASÍ que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto.
com Juan Crisólogo
12:2
Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
12:3
Digo pues por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme á la medida de la fe que Dios repartió á cada uno.
12:4
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, empero todos los miembros no tienen la misma operación;
12:5
Así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los otros.
12:6
De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme á la medida de la fe;
12:7
ó si ministerio, en servir; ó el que enseña, en doctrina;
12:8
El que exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
12:9
El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno;
12:10
Amándoos los unos á los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos á los otros;
12:11
En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor;
12:12
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
12:13
Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad.
12:14
Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis.
12:15
Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.
12:16
Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.
12:17
No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
12:18
Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres.
12:19
No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor.
12:20
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza.
12:21
No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.
Rom 12:1 Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.
Rom 12:2 Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
Rom 12:3 En virtud de la gracia que me fue dada, os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que otorgó Dios a cada cual.
Rom 12:4 Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función,
Rom 12:5 así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros.
Rom 12:6 Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe;
Rom 12:7 si es el ministerio, en el ministerio; la enseñanza, enseñando;
Rom 12:8 la exhortación, exhortando. El que da, con sencillez; el que preside, con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovialidad.
Rom 12:9 Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien;
Rom 12:10 amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros;
Rom 12:11 con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al Señor;
Rom 12:12 con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración;
Rom 12:13 compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
Rom 12:14 Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis.
Rom 12:15 Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran.
Rom 12:16 Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría.
Rom 12:17 Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres:
Rom 12:18 en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres;
Rom 12:19 no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor.
Rom 12:20 Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza.
Rom 12:21 No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien.

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Capítulo 13

13:1
TODA alma se someta á las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.
13:2
Así que, el que se opone á la potestad, á la ordenación de Dios resiste: y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí.
13:3
Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
13:4
Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme: porque no en vano lleva el cuchillo; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.
13:5
Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por la ira, mas aun por la conciencia.
13:6
Porque por esto pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que sirven á esto mismo.
13:7
Pagad á todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al que temor, temor; al que honra, honra.
13:8
No debáis á nadie nada, sino amaros unos á otros; porque el que ama al prójimo, cumplió la ley.
13:9
Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás: y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
13:10
La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la caridad.
13:11
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.
13:12
La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz,
13:13
Andemos como de día, honestamente: no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia:
13:14
Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus deseos.
Rom 13:1 Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas.
Rom 13:2 De modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán sobre sí mismos la condenación.
Rom 13:3 En efecto, los magistrados no son de temer cuando se obra el bien, sino cuando se obra el mal. ¿Quieres no temer la autoridad? Obra el bien, y obtendrás de ella elogios,
Rom 13:4 pues es para ti un servidor de Dios para el bien. Pero, si obras el mal, teme: pues no en vano lleva espada: pues es un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra el mal.
Rom 13:5 Por tanto, es preciso someterse, no sólo por temor al castigo, sino también en conciencia.
Rom 13:6 Por eso precisamente pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente en ese oficio.
Rom 13:7 Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor.
Rom 13:8 Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Rom 13:9 En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Rom 13:10 La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud.
Rom 13:11 Y esto, teniendo en cuenta el momento en que vivimos. Porque es ya hora de levantaros del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.
Rom 13:12 La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
Rom 13:13 Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.
Rom 13:14 Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.

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Capítulo 14

14:1
RECIBID al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas.
14:2
Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres.
14:3
El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado.
14:4
¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle.
14:5
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo.
14:6
El que hace caso del día, hácelo para el Señor: y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias á Dios.
14:7
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.
14:8
Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos.
14:9
Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
14:10
Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo.
14:11
Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que á mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará á Dios.
14:12
De manera que, cada uno de nosotros dará á Dios razón de sí.
14:13
Así que, no juzguemos más los unos de los otros: antes bien juzgad de no poner tropiezo ó escándalo al hermano.
14:14
Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de suyo nada hay inmundo: mas á aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para Él es inmunda.
14:15
Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme á la caridad. No arruines con tu comida á aquél por el cual Cristo murió.
14:16
No sea pues blasfemado vuestro bien:
14:17
Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
14:18
Porque el que en esto sirve á Cristo, agrada á Dios, y es acepto á los hombres.
14:19
Así que, sigamos lo que hace á la paz, y á la edificación de los unos á los otros.
14:20
No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas á la verdad son limpias: mas malo es al hombre que come con escándalo.
14:21
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, ó se ofenda ó sea debilitado.
14:22
¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena á sí mismo con lo que aprueba.
14:23
Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no comió por fe: y todo lo que no es de fe, es pecado.
Rom 14:1 Acoged bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones.
Rom 14:2 Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras.
Rom 14:3 El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido.
Rom 14:4 ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.
Rom 14:5 Este da preferencia a un día sobre todo; aquél los considera todos iguales. ¡At��ngase cada cual a su conciencia!
Rom 14:6 El que se preocupa por los días, lo hace por el Señor; el que come, lo hace por el Señor, pues da gracias a Dios: y el que no come, lo hace por el Señor, y da gracias a Dios.
Rom 14:7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo.
Rom 14:8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos.
Rom 14:9 Porque Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos.
Rom 14:10 Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú ¿por qué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,
Rom 14:11 pues dice la Escritura: ¡Por mi vida!, dice el Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua bendecirá a Dios.
Rom 14:12 Así pues, cada uno de vosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.
Rom 14:13 Dejemos, por tanto, de juzgarnos los unos a los otros: juzgad más bien que no se debe poner tropiezo o escándalo al hermano. -
Rom 14:14 Bien sé, y estoy persuadido de ello en el Señor Jesús, que nada hay de suyo impuro; a no ser para el que juzga que algo es impuro, para ése si lo hay -.
Rom 14:15 Ahora bien, si por un alimento tu hermano se entristece, tú no procedes ya según la caridad. ¡Que por tu comida no destruyas a aquel por quien murió Cristo!
Rom 14:16 Por tanto, no expongáis a la maledicencia vuestro privilegio.
Rom 14:17 Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
Rom 14:18 Toda vez que quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres.
Rom 14:19 Procuremos, por tanto, lo que fomente la paz y la mutua edificación.
Rom 14:20 No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento. Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo.
Rom 14:21 Lo bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad.
Rom 14:22 La fe que tú tienes, guárdala para ti delante de Dios. ¡Dichoso aquel que no se juzga culpable a sí mismo al decidirse!
Rom 14:23 Pero el que come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe; pues todo lo que no procede de la buena fe es pecado.

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Capítulo 15

15:1
ASÍ que, los que somos más firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los flacos, y no agradarnos á nosotros mismos.
15:2
Cada uno de nosotros agrade á su prójimo en bien, á edificación.
15:3
Porque Cristo no se agradó á sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperan, cayeron sobre mí.
15:4
Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
15:5
Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis unánimes según Cristo Jesús;
15:6
Para que concordes, á una boca glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
15:7
Por tanto, sobrellevaos los unos á los otros, como también Cristo nos sobrellevó, para gloria de Dios.
15:8
Digo, pues, que Cristo Jesús fué hecho ministro de la circuncisión por la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas á los padres,
15:9
Y para que los Gentiles glorifiquen á Dios por la misericordia; como está escrito: Por tanto yo te confesaré entre los Gentiles, Y cantaré á tu nombre.
15:10
Y otra vez dice: Alegraos, Gentiles, con su pueblo.
15:11
Y otra vez: Alabad al Señor todos los Gentiles, Y magnificadle, todos los pueblos.
15:12
Y otra vez, dice Isaías: Estará la raíz de Jessé, Y el que se levantará á regir los Gentiles: Los Gentiles esperarán en Él.
15:13
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.
15:14
Empero cierto estoy yo de vosotros, hermanos míos, que aun vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podáis amonestaros los unos á los otros.
15:15
Mas os he escrito, hermanos, en parte resueltamente, como amonestándoos por la gracia que de Dios me es dada,
15:16
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.
15:17
Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que mira á Dios.
15:18
Porque no osaría hablar alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí para la obediencia de los Gentiles, con la palabra y con las obras,
15:19
Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios: de manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilírico, he llenado todo del evangelio de Cristo.
15:20
Y de esta manera me esforcé á predicar el evangelio, no donde antes Cristo fuese nombrado, por no edificar sobre ajeno fundamento:
15:21
Sino, como esta escrito: A los que no fué anunciado de Él, verán: Y los que no oyeron, entenderán.
15:22
Por lo cual aun he sido impedido muchas veces de venir á vosotros.
15:23
Mas ahora no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir á vosotros muchos años há,
15:24
Cuando partiere para España, iré á vosotros; porque espero que pasando os veré, y que seré llevado de vosotros allá, si empero antes hubiere gozado de vosotros.
15:25
Mas ahora parto para Jerusalem á ministrar á los santos.
15:26
Porque Macedonia y Acaya tuvieron por bien hacer una colecta para los pobres de los santos que están en Jerusalem.
15:27
Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales.
15:28
Así que, cuando hubiere concluído esto, y les hubiere consignado este fruto, pasaré por vosotros á España.
15:29
Y sé que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.
15:30
Ruégoos empero, hermanos, por el Señor nuestro Jesucristo, y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí á Dios,
15:31
Que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio á los santos en Jerusalem sea acepta;
15:32
Para que con gozo llegue á vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.
15:33
Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.
Rom 15:1 Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no buscar nuestro propio agrado.
Rom 15:2 Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación;
Rom 15:3 pues tampoco Cristo buscó su propio agrado, antes bien, como dice la Escritura: Los ultrajes de los que te ultrajaron cayeron sobre mi.
Rom 15:4 En efecto todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Rom 15:5 Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús,
Rom 15:6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Rom 15:7 Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios.
Rom 15:8 Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los patriarcas,
Rom 15:9 y para que los gentiles glorificasen a Dios por su misericordia, como dice la Escritura: Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre.
Rom 15:10 Y en otro lugar: Gentiles, regocijaos juntamente con su pueblo;
Rom 15:11 y de nuevo: Alabad, gentiles todos, al Señor y cántenle himnos todos los pueblos.
Rom 15:12 Y a su vez Isaías dice: Aparecerá el retoño de Jesé, el que se levanta para imperar sobre los gentiles. En él pondrán los gentiles su esperanza.
Rom 15:13 El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.
Rom 15:14 Por mi parte estoy persuadido, hermanos míos, en lo que a vosotros toca, de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de todo conocimiento y capacitados también para amonestaros mutuamente.
Rom 15:15 Sin embargo, en algunos pasajes os he escrito con cierto atrevimiento, como para reavivar vuestros recuerdos, en virtud de la gracia que me ha sido otorgada por Dios,
Rom 15:16 de ser para los gentiles ministro de Cristo Jesús, ejerciendo el sagrado oficio del Evangelio de Dios, para que la oblación de los gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.
Rom 15:17 Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo referente al servicio de Dios.
Rom 15:18 Pues no me atreveré a hablar de cosa alguna que Cristo no haya realizado por medio de mi para conseguir la obediencia de los gentiles, de palabra y de obra,
Rom 15:19 en virtud de señales y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios, tanto que desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico he dado cumplimiento al Evangelio de Cristo;
Rom 15:20 teniendo así, como punto de honra, no anunciar el Evangelio sino allí donde el nombre de Cristo no era aún conocido, para no construir sobre cimientos ya puestos por otros,
Rom 15:21 antes bien, como dice la Escritura: Los que ningún anuncio recibieron de él, le verán, y los que nada oyeron, comprenderán.
Rom 15:22 Esa era la razón por la cual siempre me veía impedido de llegar hasta vosotros.
Rom 15:23 Mas ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones, y deseando vivamente desde hace muchos años ir donde vosotros,
Rom 15:24 cuando me dirija a España... Pues espero veros al pasar, y ser encaminado por vosotros hacia allá, después de haber disfrutado un poco de vuestra compañía.
Rom 15:25 Mas, por ahora, voy a Jerusalén para el servicio de los santos,
Rom 15:26 pues Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta en favor de los pobres de entre los santos de Jerusalén.
Rom 15:27 Lo tuvieron a bien, y debían hacérselo; pues si los gentiles han participado en sus bienes espirituales, ellos a su vez deben servirles con sus bienes temporales.
Rom 15:28 Así que, una vez terminado este asunto, y entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España, pasando por vosotros.
Rom 15:29 Y bien sé que, al ir a vosotros, lo haré con la plenitud de las bendiciones de Cristo.
Rom 15:30 Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí,
Rom 15:31 para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos;
Rom 15:32 y pueda también llegar con alegría a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre vosotros.
Rom 15:33 El Dios de la paz sea con todos vosotros. Amén.

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Capítulo 16

16:1
ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas:
16:2
Que la recibáis en el Señor, como es digno á los santos, y que la ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado á muchos, y á mí mismo.
16:3
Saludad á Priscila y Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesús;
16:4
(Que pusieron sus cuellos por mi vida: á los cuales no doy gracias yo sólo, mas aun todas las iglesias de los Gentiles;)
16:5
Asimismo á la iglesia de su casa. Saludad á Epeneto, amado mío, que es las primicias de Acaya en Cristo.
16:6
Saludad á María, la cual ha trabajado mucho con vosotros.
16:7
Saludad á Andrónico y á Junia, mis parientes, y mis compañeros en la cautividad, los que son insignes entre los apóstoles; los cuales también fueron antes de mí en Cristo.
16:8
Saludad á Amplias, amado mío en el Señor.
16:9
Saludad á Urbano, nuestro ayudador en Cristo Jesús, y á Stachîs, amado mío.
16:10
Saludad á Apeles, probado en Cristo. Saludad á los que son de Aristóbulo.
16:11
Saludad á Herodión, mi pariente. Saludad á los que son de la casa de Narciso, los que están en el Señor.
16:12
Saludad á Trifena y á Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad á Pérsida amada, la cual ha trabajado mucho en el Señor.
16:13
Saludad á Rufo, escogido en el Señor, y á su madre y mía.
16:14
Saludad á Asíncrito, y á Flegonte, á Hermas, á Patrobas, á Hermes, y á los hermanos que están con ellos.
16:15
Saludad á Filólogo y á Julia, á Nereo y á su hermana, y á Olimpas, y á todos los santos que están con ellos.
16:16
Saludaos los unos á los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.
16:17
Y os ruego hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.
16:18
Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesucristo, sino á sus vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples.
16:19
Porque vuestra obediencia ha venido á ser notoria á todos; así que me gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios en el bien, y simples en el mal.
16:20
Y el Dios de paz quebrantará presto á Satanás debajo de vuestros pies. la gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con vosotros.
16:21
Os saludan Timoteo, mi coadjutor, y Lucio y Jasón y Sosipater, mis parientes.
16:22
Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.
16:23
Salúdaos Gayo, mi huésped, y de toda la iglesia. Salúdaos Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.
16:24
La gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
16:25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
16:26
Mas manifestado ahora, y por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, declarado á todas las gentes para que obedezcan á la fe;
16:27
Al sólo Dios sabio, sea gloria por Jesucristo para siempre. Amén. Fué escrita de Corinto á los Romanos, enviada por medio de Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas.

 

Rom 16:1 Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la Iglesia de Cencreas.
Rom 16:2 Recibidla en el Señor de una manera digna de los santos, y asistidla en cualquier cosa que necesite de vosotros, pues ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo.
Rom 16:3 Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús.
Rom 16:4 Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad;
Rom 16:5 saludad también a la Iglesia que se reúne en su casa. Saludad a mi querido Epéneto, primicias del Asia para Cristo.
Rom 16:6 Saludad a María, que se ha afanado mucho por vosotros.
Rom 16:7 Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo.
Rom 16:8 Saludad a Ampliato, mi amado en el Señor.
Rom 16:9 Saludad a Urbano, colaborador nuestro en Cristo; y a mi querido Estaquio.
Rom 16:10 Saludad a Apeles, que ha dado buenas pruebas de sí en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
Rom 16:11 Saludad a mi pariente Herodión. Saludad a los de la casa de Narciso, en el Señor.
Rom 16:12 Saludad a Trifena y a Trifosa, que se han fatigado en el Señor. Saludad a la amada Pérside, que trabajó mucho en el Señor.
Rom 16:13 Saludad a Rufo, el escogido del Señor; y a su madre, que lo es también mía.
Rom 16:14 Saludad a Asíncrito y Flegonta, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.
Rom 16:15 Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, lo mismo que a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.
Rom 16:16 Saludaos los unos a los otros con el beso santo. Todas las Iglesias de Cristo os saludan.
Rom 16:17 Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos,
Rom 16:18 pues esos tales no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio vientre, y, por medio de suaves palabras y lisonjas, seducen los corazones de los sencillos.
Rom 16:19 Vuestra obediencia se ha divulgado por todas partes; por lo cual, me alegro de vosotros. Pero quiero que seáis ingeniosos para el bien e inocentes para el mal.
Rom 16:20 Y el Dios de la paz aplastará bien pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Rom 16:21 Os saluda Timoteo, mi colaborador, lo mismo que Lucio, Jasón y Sosípatro, mis parientes.
Rom 16:22 Os saludo en el Señor yo, Tercio, que he escrito esta carta.
Rom 16:23 Os saluda Gayo, huésped mío y de toda la Iglesia.
Rom 16:24 Os saluda Erasto, cuestor de la ciudad, y Cuarto, nuestro hermano.
Rom 16:25 A Aquel que puede consolidaros conforme al Evangelio mío y la predicación de Jesucristo: revelación de un Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos,
Rom 16:26 pero manifestado al presente, por la Escrituras que lo predicen, por disposición del Dios eterno, dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe,
Rom 16:27 a Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.

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