DIRECTORIO GENERAL
PARA LA CATEQUESIS
(1)
CD 44. (2) CT 2. (3) CT 3. (4) Corresponde a la segunda parte del DCG
(1971). (5) Tiene los mismos objetivos de la tercera
parte del DCG. (6) Corresponde a la Cuarta Parte del DCG
(1971). (7) Corresponde a la Quinta Parte del DCG
(1971). Aunque algunos, con importantes razones, aconsejaban situar esta parte
antes que la correspondiente a la de la pedagogía, se ha preferido, dado el
nuevo enfoque de la Tercera Parte, mantener el mismo orden que en el texto de
1971. Se quiere subrayar con ello que la atención al destinatario es una
participación y consecuencia de la misma pedagogía divina, de esa “
condescendencia ” (DV 13) de Dios en la historia de la salvación, al adaptarse
en su Revelación a la condición humana. (8) Recoge todos los elementos de la Sexta
Parte del DCG (1971). (9) Cf DCG 1971, Introducción.
(10)
Ibídem.
(11)
GS 1.
(12)
GS 2.
(13)
GS 2.
(14)
Cf SRS 35.
(15)
SRS 13b; cf EN 30.
(16)
Cf CT 29.
(17)
SRS 41; cf DOCUMENTO DEL SÍNODO DE
OBISPOS, II: De lustitia in mundo (30 noviembre 1971), ifi “ La educación para
la justicia ”: AAS 63 (1971), pp. 935-937; LC 77.
(18)
SRS 42; cf
ChL 42; CEC 2444-2448; TMA 51.
(19)
JUAN XXIII, Carta encíclica Pacem in
Terris (11 abril 1963), 9-27; AAS 55 (1963), pp. 261-270. AquÍ se señalan cuáles
son para la Iglesia los derechos humanos más fundamentales. En los nn. 28-34
(AAS 55 [19631, pp. 270-273) se indican los principales “ deberes del hombre ”.
La catequesis debe prestar atención a ambos aspectos.
(20)
Cf SRS 15a.
(21)
Cf PP 14; CA 29.
(22)
ChL 5d; cf
SRS 26b; VS 31c.
(23)
Cf ChL 5a; Sínodo 1985, II, D, 1.
(24)
Cf SRS 15e; CEC 2444; CA 57b.
(25)
ChL 37a; cf CA 47c.
(26)
Cf AG 22a.
(27)
GS 5.
(28)
GS 54.
(29)
GS 56c.
(30)
Cf EN 20; CT 53.
(31)
GS 19.
(32)
Ibidem.
(33)
EN SS; cf GS 19; LC 41.
(34)
Sínodo 1985, ll, A, 1.
(35)
ChL 4.
(36)
Cf RM 38.
(37)
CA 29 ad c; CA 46a.
(38)
Cf GS 36; JUAN PABLO II, en la Carta
encíclica Dominam et vzvzficantem (18 mayo 1986), 38: AAS 78 (1986), pp.
851-852, establece también esta conexión: “ La ideología de la “muerte de Dios”
en sus efectos demuestra fácilmente que es, a nivel teórico y práctico, la
ideología de la “muerte del hombre” ”.
(39)
VS 101; cf EV 19-20.
(40)
Cf CT 3; MP,D 4.
(41)
TMA 36b; cf GS 19c
(42)
EN S2; cf CT 19 y 42.
(43)
EN 56.
(44)
EN 52.
(45)
EN 48; cf CT 54; ChL 34b; DCG (1971)
6; Sínodo 1985, ll,A,4.
(46)
EN 52.
(47)
Cf EN 52; CT 44.
(48)
Cf ChL 34b; EM 33d.
(49)
LG 10.
(50)
Sínodo 1985, 1, 3.
(51)
IbùJem.
(52)
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA
FE. Carta Communionis notio (28 mayo 1992) 1: AAS 85 (1993), p. 838; cf 36e.
(53)
Cf CT 19b.
(54)
Cf CT 43.
(55)
Cf CT 27b.
(56)
DV lOc.
(57)
Cf CT 29b.
(58)
Cf CT 30.
(59)
CT 23.
(60)
Cf CT 58.
(61)
Cf EN 63.
(62)
Cf FC 4b; cf ChL 3e.
(63)
GS 11; cf GS 4.
(64)
Cf GS 62e; FC 5c.
(65)
Cf Mc 1,15 y paralelos; RM 12-20;
CEC 541-560.
(66)
Cf Mt 5,3-12.
(67)
Cf Mt 5,1-7.29.
(68)
CfMt 13,11.
(69)
Cf Mt 18,1-35.
(70)
Cf Mt 24,1-25.46.
(71)
DV 3.
(72)
Cf 2 P 1,4; CEC 5 1-52.
(73)
DV2.
(74)
Cf Ef 19.
(75)
DV 2.
(76)
EN 11.
(77)
Cf GS 22a.
(78)
Cf Ef 2,8; EN 27.
(79)
Cf EN 9.
(80)
Cf Jn 11,52; AG 2b y 3a.
(81)
Cf DV 15; CT 58; ChL 61; CEC 53.122;
cf S. IRENEO DE LYÓN, Adversus haereses 111,20,2; SCh 211,389-393.; Veáse en la
Tercera Parte, cap. 1 del presente Directorio.
(82)
CEC 54-64.
(83)
DV 2.
(84)
Cf DCG (1971) 11 b.
(85)
Cf Heb 1,1-2.
(86)
DV 4.
(87)
Cf Lc 24,27.
(88)
CEC 65; S. Juan de la Cruz se
expresa así: “Todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra ”
(Subida al Monte Carmelo 2,22); cf Liturgia de las Horas, 1, Oficio de lecturas
del lunes de la segunda semana de Adviento.
(89)
Cf CT 5; CEC 520 y 2053.
(90)
CEC 125, haciendo referencia a DV
18.
(91)
CT 5. El tema del cristocentrismo se
afronta, con más detalle, en: “ Finalidad de la catequesis: la comunión con
Jesucristo ” (Primera Parte, cap. 3) y “ El cristocentrismo del mensaje
evangélico ” (Segunda Parte, cap. 1).
(92)
Cf DV 7.
(93)
Cf DV 7 a.
(94)
Cf DV 8 y CEC 75-79.
(95)
DV lOb; cf CEC 85-87.
(96)
LG 48; AG
1; GS 45; cf CEC 774-776.
(97)
Cf Col 1,26.
(98)
En la Constitución Dei Verbum (nn.
2-5) y en el Catecismo de la Iglesia Católica (rin. 50-175) se habla de la fe
como respuesta a la Revelación. Por razones catequético-pastorales, el presente
Directorio prefiere vincular la fe más a la evangelización que a la Revelación,
en cuanto que ésta última, de hecho, llega al hombre ordinariainente a través
de la misión evangelizadora de la Iglesia.
(99)
EN 14.
(100)
EN 18.
(101)
Cf Mt 28,19-20.
(102)
Cf Hch 1,8.
(103)
Cf Mt 28,19.
(104)
EN 17.
(105)
EN 28.
(106)
Cf EN 22a.
(107)
Cf EN 47b.
(108)
Cf EN 18.
(109)
EN 24d.
(110)
Cf EN 14.
(111)
Cf AG 6b.
(112)
En el dinamismo de la evangelización
hay que distinguir lo que son las “ situaciones iniciales ” (inicia), los “
desarrollos graduales ” (gradus) y la situación de madurez: “ a cada
circunstancia o estado deben corresponder actividades apropiadas o medios
adecuados ” (AG 6).
(113)
Cf EN 18-20 y RM 52-54; AG 11-12 y
22.
(114)
Cf EN 21 y 41; RM 42-43; AG 11.
(115)
EN 5 1.52.53; cf CT 18.19.21.25; EM 44.
(116)
Cf AG 13; EN 10 y 23; CT 19; EM 46.
(117)
EN 22; CT 18; cf AG 14 y EM 47.
(118)
AG 14; CEC 1212; cf CEC 1229-1233.
(119)
Cf EN 23; CT 24; EM 48-49; AG 15.
(120)
Cf ChL 18.
(121)
Cf ChL 32, que muestra la íntima
conexión entre “comunión ” y “misión ”.
(122)
Cf EN 24.
(123)
CT 18.
(124)
Cf AG 6f;RM 33 y 48.
(125)
Cf Hch 6,4. El ministerio de la
Palabra divina, es ejercido en la Iglesia por parte: — de
los ministerios ordenados (cf CIC 756-757); — de
los miembros de los institutos de vida consagrada, en virtud de su consagración
a Dios (cf CIC 758); — de los fides laicos, en
virtud de su bautismo y de la confirmación (cf CIC 759). En relación con el
término ministerio (servitium), es preciso señalar que sólo la constante
referencia al único y fontal ministerio de Cristo permite, en cierta medida,
aplicar también a los fieles no ordenados sin ambigüedad, el término
ministerio... En su sentido originario, este término expresa el trabajo con que
algunos miembros de la Iglesia prolongan, en su interior y para el mundo, la
misión de Cristo. Por el contrario, cuando el término se diferencia en la
relación y en la confrontación entre los diversos munera y oj)haiz, entonces es
preciso advertir con claridad que sólo en virtud de la sagrada ordenación este
término obtiene aquella plenitud y univocidad del significado que la Tradición
siempre le ha atribuido (cf Ju~ PABLO II, Alocución al Simposio sobre “ La
participación de los fieles laicos en el Ministerio ”, n. 4: L’Osservatore
Romano, 23 abril 1994, p. 4).
(126)
EN 22; cf EN 5 1-53.
(127)
Cf EN 42-45. 54. 57.
(128)
DV 8c.
(129)
PO 4b; cf CD 13c.
(130)
En el Nuevo Testamento aparecen
formas muy diversas de este único ministerio: “ anuncio ”, “ enseñanza ”, “
exhortación ”... La riqueza de expresiones es grande.
(131)
Las
modalidades por las que se canaliza el único ministerio de la Palabra no son,
en realidad, intrínsecas al
mensaje cristiano. Son, más bien, acentuaciones, tonalidades, desarrollos más o
menos explicitados, adoptados a la situación de fe de cada persona y de cada
grupo humano en sus circunstancias.
(132)
Cf
EN 51-53.
(133)
AG
14.
(134)
Hay
razones de diversa índole que legitiman las expresiones “ educación permanente
de la fe ” o “ catequesis permanente ”, a condición de que no se relativice el
carácter prioritario, fundante, estructurante y específico de la catequesis en
cuanto iniciación básica. La expresión “ educación permanente de la fe ” se
generalizó, en la actividad catequética, a partir del Concilio Vaticano II,
para indicar solamente un segundo grado de catequesis, posterior a la
catequesis de iniciación, y no como la totalidad de la acción catequizadora.
Véase cómo esta distinción entre formación básica y formación permanente es
asumida, referida a la preparación de los presbíteros, en: JUAN PABLO II, Exhortación apostólica
Pastores debo vobis (25 marzo 1992), cap. V y VI, especialmente el n. 71: AAS
84 (1992), pp. 729 ss.; 778 Ss.; 782-873.
(135)
DCG(1971) 19d
(136)
Cf SC 35; CEC 1154.
(137)
Cf CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE
LA FE, Instrucción Donum veritatis nsobre la vocación eclesial del teólogo (24
mayo 1990), 6: AAS 82 (1990) p. 1552.
(138)
DCG (1971) 17; cf GS 62g.
(139)
Cf Rm
10,17; LG 16; AG 7; CEC 846-848.
(140)
Cf AG 13a.
(141)
Cf CT 5b.
(142)
Cf CT 20b.
(143)
Cf CEC 166-167.
(144)
Cf CEC 150.153.176.
(145)
DV 5.
(146)
CEC 177.
(147)
Cf EN 10; AG 13b; CEC 1430-1431.
(148)
EN 23.
(149)
Cf AG 13.
(150)
Cf EM 45c.
(151)
Cf EM 46d.
(152)
DV 5; cf CEC 153.
(153)
DV 5• cf CEC 163 y 184.
(154)
CEC 149.
(155)
Cf CT 20a: “ Se trata de hacer
crecer, a nivel de conocimiento y de vida, el germen de fe sembrado por el
Espíritu Santo con el primer anuncio ”.
(156)
Cf EM 46b.
(157)
Cf 1 P 2,2~ Hb 5 13.
(158)
Ef 4,13.
(159)
RICA 12.
(160)
EUSEBIO DE CESAREA, Praeparatio
evangelica 1,1; SCh 206,6; cf LG 16; AG 3a.
(161)
CliL 4c.
(162)
RICA 12 y 111.
(163)
Cf RICA 6 y 7.
(164)
AG 13b.
(165)
Cf AG 13; EN 10; EM 46; VS 66; RICA
10.
(166)
AG 13b.
(167)
Cf MPD 8; CEC 187-189.
(168)
Mt 5,48; cf LG lic. 40b.
42e.
(169)
Cf DV 24; EN 45.
(170)
Cf RM 33
(171)
EM 33b.
(172)
EM 33b. Es importante tomar
conciencia de los “ ámbitos ” (fines) que Redemptoris Missio asigna a la “
misión ad gentes ”. No se trata sólo de “ ámbitos territoriales ”(EM 37 ad a),
sino también de “ agrupaciones humanas y fenómenos sociales nuevos ” (EM 37 ad
b), como son las grandes ciudades, el mundo de la juventud, las migraciones,...
y de “ áreas culturales o areópagos modernos ” (EM 37 ad c), como son el mundo
de la comunicación, de la ciencia, de la ecología,... Según esto, una Iglesia
particular, ya implantada en un territorio, realiza la “ misión ad gentes ” no
sólo “ ad extra ”, sino también “ ad intra ” de sus confines.
(173)
RM 33c.
(174)
RM 33d.
(175)
Ibidem
(176)
RM 34b.
(177)
RM 34c. El texto habla, en concreto,
del mutuo enriquecimiento entre la misión nf intra y la misión nf extra. En RM
59c, en el mismo sentido, se muestra cómo la “ misión ad gentes ” alienta a los
pueblos a su desarrollo, mientras la “ nueva evangelización ” en países más
desarrollados crea una clara conciencia de solidaridad respecto a los otros.
(178)
Cf RM 31 y 34.
(179)
MPD 8.
(180)
DCG (1971) 20; cf CT 43; Cuarta
Parte, cap. 2.
(181)
CT 19.
(182)
Mc 16,15 y Mt 28,19.
(183)
Mc 16,16.
(184)
Cf CT 19; DCG (1971) 18.
(185)
Cf RICA 9-13; CIC 788.
(186)
En el presente Directorio, se supone
que ordinariamente el destinatario de la “ catequesis kerígmática ” o “
precatequesis ” tiene un interés o una inquietud hacia el Evangelio. Si no lo
tiene en absoluto, la acción que se requiere es el “ primer anuncio ”.
(187)
Cf ifiCA 9. 10. 50; CT 19.
(188)
Cf CT 18; CT 20c.
(189)
Cf CT 18.
(190)
Ibidem.
(191)
AG 14.
(192)
CT 18.
(193)
5 CIRILo DE JERUSALEN, Catecheses
illuminandorum 1, 11; PG 33, 351-352.
(194)
Cf Mt 7,24-27.
(195)
CT 13; Cf CT 15.
(196)
CEC 1122.
(197)
AG 14; Cf CEC 1212.1229.
(198)
CEC 1253. En el catecumenado
bautismal de adultos, propio de la “ misión adgentes ”, la catequesis precede
al Bautismo. En la catequesis con bautizados (niños, jóvenes o adultos) la
formación es posterior. Pero también en este caso lo que pretende la catequesis
es hacer descubrir y vivir las inmensas riquezas del Bautismo ya recibido. El
Catecismo de la Iglesia Católica utiliza la expresión catecumenado
post-bautismal (n. 1231). La Exhortación apostólica Christifideles Laici la
llama catequesis postbautismal (n. 61).
(199)
Cf CD 14.
(200)
CT 22; Cf CT 18d. 21b.
(201)
Cf CT21.
(202)
CT 21. Dos razones merecen
destacarse en esta aportación sinodal, asumida por Catechesi Tradendae: su
preocupación por atender a un problema pastoral (“ insisto en la necesidad de
una enseñanza cristiana orgánica y sistemática, dado que desde distintos sitios
se intenta minimizar su importancia ”); y el hecho de considerar la organicidad
de la catequesis como la característica princ: al que la caracteriza.
(203)
CT 21.
(204)
Cf CT 20; S. AGUSTIN, De
catechizandis rudibus, IV, 8: CCL 46, 128-129.
(205)
CfCT21b.
(206)
Cf CT 21c.
(207)
Cf AG 14; CT 33; CEC 1231.
(208)
Cf DCG (1971) 31.
(209)
CT 24.
(210)
DV 21.
(211)
Jn 17,21.
(212)
CT 48; Cf SC 52; DV 24; DCG
(1971)17; Missale Romanum, Ordo Lectionum Missae, 24, Editio Typica Altera,
Roma 1981.
(213)
Cf DV 21-25; PONTIFICIA C0MIsI0N
BIBLIcA, Documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia (21 setiembre
1993), IV, C, 2-3, Ciudad del Vaticano 1993.
(214)
SRS
41; Cf CA 5. 53-62; DCG (1971) 26; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Documento Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la
Iglesia en la formación de los sacerdotes (30 diciembre 1988), Roma 1988.
(215)
CT 23; Cf SC 35 ad 3; CIC 777, ad 1 y 2.
(216)
Cf
CT 21c y 47; DCG (1971) 96 ad c, d, e y f.
(217)
Cf
1 P 3,15; CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum veritatis
6b: l.c. 1552. Ver lo indicado en CT 61, acerca de la correlación existente
entre catequesis y teología.
(218)
CT
45c.
(219)
CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión rel:gjosa de la educación en la Escuela
católica (7 abril 1978), n. 68, Roma 1988; Cf JuAr.~ PABLO II, Alocución a los
sacerdotes de Roma (5 marzo 1981): Insegnamenti Giovanni Paolo H, W/1, p.
629-630; CD 13c; CIC 761.
(220)
Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Documento La Escuela católica (19
marzo 1977) n. 26, Roma 1977.
(221)
CT
69. Nótese cómo, para CT 69, la originalidad de la ERE no consiste sólo en
posibilitar el diálogo con la cultura en general, ya que esto concierne a todas
las formas del ministerio de la Palabra. En la ERE se trata, de modo más
directo, de promover este diálogo en el proceso personal de iniciación,
sistemática y crítica, y de encuentro con el patrimonio cultural, que promueve
la escuela.
(222)
Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EEDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación
en la Escuela católica, n. 70, l.c.
(223)
Cf
JUAN PABLO II, Alocución al Simposio dd Consejo de las Conferencias Episcopales
de Europa sobre la Enseñanza de la Religión Católica en la escuela pública (15
abril 1991): Insegnamenti di Giovanni Paolo H, XIV/1, pp. 780s.
(224)
Ibidem.
(225)
Cf
CT 69; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la
educación en la Escuela católica, n. 66: l.c.
(226)
Cf
CT 33.
(227)
Cf
CT 34.
(228)
1Ver
lo indicado en el cap. 1° de esta Parte en: “ La traiismisión de la Revelación
por medio de la Iglesia, obra del Espíritu Santo ”, y en la Segunda Parte cap.
1°: “ La
eclesialidad del mensaje evangélico ”. cf EN 60, que habla de la eclesialidad
de todo acto de evangelización.
(229)
Cf
LG 64; DV lOa.
(230)
Cf
DCG (1971) 13.
(231)
Cf
AG 22a.
(232)
Cf
CT 28; RICA 25 y 183-187. La traditio-redditio Symboli (entrega y devolución
del Símbolo) ha sido y es un elemento importante del Catecumenado bautismal. La
bipolaridad de este gesto expresa la doble dimensión de la fe: don recibido
(traditio) y respuesta personal e inculturada (redditio). cf CT 28 en orden a
“una utilización acomodada a nuestro tiempo de este rito tan expresivo”.
(233)
Cf
LG 64.
(234)
CEC
169. La relación entre la maternidad de la Iglesia y su función educadora ha
sido expresada bellamente por S.Gregorio Magno: “Después de haber sido
fecundada, concibiendo a sus hijos por el ministerio de la predicación, la
Iglesia les hace crecer en su seno con sus enseñanzas ” (Moralia in lob, XIX
12; CCL 143a, 970).
(235)
CT 5; Cf
CEC 426; AG 14a.
En
relación con esta finalidad cristológica de la catequesis ver lo indicado en la
Primera Parte, cap. 1: “ Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación ”; y
lo que se dice en la Segunda Parte, cap. 1: “ El cristocentrismo del mensaje
evangélico ”.
(236)
AG
13b.
(237)
CT
20c.
(238)
LG
7b.
(239)
MPD
8; cf CEC 185-197.
(240)
Cf
CEC 189.
(241)
Cf
CEC 180-190 y 197.
(242)
Cf
CEC 2113
(243)
Cf
CEC 166-167; 196.
(244)
Cf
EM 45.
(245)
También
el DCG (1971) 2 1-29 distingue entre la finalidad (finis) y las tareas (munera)
de la catequesis. Estas vienen a ser los objetivos específicos en los que se
concreta la finalidad.
(246)
Cf
Mc 4 10-12.
(247)
Cf
Mt 65-6.
(248)
Cf
Mt 10 5-15.
(249)
CT21b.
(250)
GE
4; Cf RICA 19; CIC 788,2.
(251)
Cf
DCG (1971) 36a.
(252)
DCG
(1971) 24.
(253)
DV
25a.
(254)
SC
7.
(255)
Cf
SC 14.
(256)
DCG
(1971) 25b.
(257)
AG
13.
(258)
Cf
LC 62; CEC 1965-1986. El Catecismo de la Iglesia Católica precisa con detalle
las características que la catequesis debe asumir en esta formación moral (n.
1697).
(259)
VS
107.
(260)
Cf
CT 29f.
(261)
RICA
25 y 188-191.
(262)
Cf
CEC 2761.
(263)
PO
6d.
(264)
AG
14d.
(265)
DCG
(1971) 27.
(266)
UR
3b.
(267)
CT
32; Cf CEC 821; CT 32-34.
(268)
Cf
CT 24c; DCG (1971) 28.
(269)
Cf
LG 31b; CIIL 15; CEC 898-900.
(270)
Cf
Mt 10,5-42; Lc 10,1-20.
(271)
Cf
EN 53; EM 55-57.
(272)
Cf
EM 55b; PONTIFICIO CoNsEjo PARA EL DIALOGO INTERRELIGIOSO Y CONGREGACIÓN PARA
LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS, Instrucción Diálogo y anuncio. Reflexiones y
Orientaciones sobre el anuncio del Evangelio y el Diálogo interreligioso (19
mayo 1991) 14-54: AAS 84 (1992) pp. 419-432. CEC, 839-845; en la Cuarta parte,
cap. 4°, al hablar de los destinatarios de la catequesis, se vuelve sobre el
tema de “La catequesis en el contexto de otras religiones ”.
(273)
RM
55a.
(274)
Cf
CIC 773; 778.2.
(275)
Cf
DCG (1971) 22 y 23.
(276)
Cf
DCG (1971) 26.
(277)
DCG
(1971) 31b.
(278)
Cf
RICA 19.
(279)
RiCA
9-13.
(280)
RICA
14-20; 68-72; 98-105.
(281)
RICA
93; Cf MPD 8c.
(282)
RICA
21-26; 133-142; 152-159.
(283)
RICA
25 y 183-187.
(284)
RICA
25 y 188-192.
(285)
RICA
37-40; 235-239.
(286)
Esta
gradualia!ad aparece también en los nombres que la Iglesia utiliza para
designar a los que se encuentran en las diferentes etapas del Catecumenado
bautismal: “simpatizante” (RICA 12), que, aunque todavía no crea plenamente,
está ya inclinado a la fe; “ catecúmeno ” (RICA 17-18), firmemente decidido a
seguir a Jesús; “ elegi” o “ competente ” (RICA 24), llamado para recibir el
Bautismo; “ neófito ” (RICA 33-36), recién nacido a la luz por el Bautismo; y
“fiel cristiano ” (RICA 39), maduro en la fe y miembro activo de la comunidad
cristiana.
(287)
Cf
MPD 8; EN 44; ChL 61.
(288)
En
el presente Directorio General para la Catequesis se utilizan, como distintas,
las expresiones “ catecúmenos ” y “ catequizandos ”, a fin de señalar esta
diferencia. Por su parte el CIC, c. 204-206, recuerda el distinto modo de unión
con la Iglesia que tienen “ catecúmenos ” y “ fieles cristianos ”.
(289)
RICA
295. El propio Ritual de la iniciación cristiana de adultos, cap. 1V, contempla
el caso de los adultos bautizados necesitados de una catequesis de iniciación.
Catechesi Tradena°ae, 44 precisa las diversas circunstancias en que esta
catequesis de iniciación con adultos se hace necesaria.
(290)
AG
14d.
(291)
Metodlio
de Olimpia, por ejemplo, apunta a esta acción maternal de la comunidad
cristiana cuando dice: “ Respecto a lo que son todavía imperfectos (en la vida
cristiana), son los más maduros los que les forman y les dan a luz como en una
acción maternal ” METODIO DE OLIMPIA, Symposium, ifi, 8: SCh 95, 111. Ver, en
el mismo sentido, S. GREGoRIo MAGNO, Homiliarum in Evangelia, 1, ifi, 2: PL 76,
1086 D).
(292)
RICA
8.
(293)
Cf
CT 53.
(294)
DCG
(1971)130. Tal número se abre con la siguiente afirmación: “El Catecumenado de
adultos, que es a la vez catequesis, participación litúrgica y vida comunitaña,
es el ejemplo típico de una institución nacida de la colaboración de varias
tareas pastorales ” (ibídem).
(295)
Cf
DCG (1971) 36a.
(296)
CT
27.
(297)
DV
lOa y b; cf 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,14.
(298)
Cf
Mt 13,52.
(299)
DV
13.
(300)
Ibideni.
(301)
DV
10.
(302)
Como
se ve, se emplean ambas expresiones: la fuente y las fuentes de la catequesis.
Se habla de “ la ” fuente de la catequesis para subrayar la unicidad de la
Palabra de Dios, recordando la concepción de la Revelación en Dei Verbum. Se ha
seguido a CT 27, que habla también de la fuente de la catequesis. Se ha
mantenido, no obstante, la expresión las fuentes, siguiendo el ordinario uso
catequético de la expresión, para indicar los lugares concretos de donde la
catequesis extrae su mensaje; cf DCC (1971) 45.
(303)
Cf
DCG (1971) 45b.
(304)
DV
9.
(305)
Ibidepn.
(306)
DV
lOb
(307)
DV
lOc.
(308)
Cf
MPD 9.
(309)
Cf
CEC 426-429; CT 5-6; DCG (1971) 40.
(310)
CT
5.
(311)
DCG
(1971) 41a. 39. 40. 44.
(312)
GS
10.
(313)
CT
6.
(314)
Cf
1 Co 15,1-4; EN 15e.f.
(315)
CT
lib.
(316)
CEC
139.
(317)
Cf
Jn 14,6.
(318)
La
expresión “ Uno de la Trinidad ” fue utilizada por el V Concilio ecuménico en
Constantinopla (a. 553): cf CONSTANTINOPOLITANO II, Sesión Vifi, can. 4: Dx
424. Ha sido recordada en CEC 468.
(319)
CEC
234; cf CEC 2157.
(320)
DCG
(1971) 41; cf Ef 2,18.
(321)
Cf
DCG (1971) 41.
(322)
Cf
CEC 258. 236 y 259.
(323)
Cf
CEC 236.
(324)
CEC
450.
(325)
Cf
CEC 1702.1878. Soiicitudo Reí Socialis (n. 40) utiliza la expresión “ modelo de
unidad ”, al referirse a este tema. El Catecismo de la Iglesia Católica (n.
2845), habla de la comunión de la Stma. Trinidad como “ la fuente y el criterio
de verdad en toda relación ”.
(326)
LG 4b, que cita textualmente a S. CIPRI~o, De
dominica oratione 23: CCL 3A2, 105.
(327)
(328)
Cf
EN 11-14; RM 12-20; CEC 541-556.La liturgia de la Iglesia lo expresa así en la
Vigilia pascual: “ ... ilumina a tus hijos por tí redimidos para que comprendan
cómo la creación del mundo, en el comienzo de los siglos, no fue obra de mayor grandeza
que el sacrificio pascual de Cristo Señor en la plenitud de los tiempos ”
(Misal Romano, Vigilia Pascual, Oración después de la Primera Lectura).
(329)
EN
9.
(330)
CT
25.
(331)
EN
26.
(332)
Este
don salvífico confiere “ la justificación por la gracia de la fe y de ios sacramentos
de la Iglesia. Esta gracia libera del pecado e introduce en la comunión con
Dios ” (LC 52).
(333)
EN
27.
(334)
Cf
LG 3 y 5.
(335)
Cf
EM 16.
(336)
GS
39.
(337)
LG
5.
(338)
RM
20.
(339)
EN
28.
(340)
Cf
EN 30-35.
(341)
EN
30.
(342)
CA
57; cf CEC 2444.
(343)
EN
30.
(344)
EN
32; cf SRS 41 y EM 58.
(345)
EN
32.
(346)
EN
33; cf LC: Esta Instrucción constituye una referencia obligada para la
catequesis.
(347)
LC
71.
(348)
CA 57; LC 68; cf SRS 42; CEC 2443-2449.
(349)
LC
68.
(350)
SRS
41; cf LC 77. Por su parte, el Sínodo de 1971 abordó un tema de fundamental importancia
para la catequesis: “ La educación para la justicia ”: cf DOCUMENTOS DEL SINODO
DE LOS OBISPOS, II: De lustititia in mundo, ifi: l.c. 835-937.
(351)
RICA
75; cf CEC 1253.
(352)
Cf
CEC 172-175 donde, inspirándose en S. Ireneo de Lyon, se analiza toda la tiqueza
implicada en la realidad del “una sola fe.
(353)
CEC
815: “ La unidad de la Iglesia peregrina está asegurada por vínculos visibles
de comunión: la profesión de una misma fe recibida de los Apóstoles; la
celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos; la sucesión
apostólica por el sacramento del orden, que conserva la concordia fraterna de
la familia de Dios ”.
(354)
EN
61, recogiendo los testimonios de S. Gregorio Magno y de la Didache.
(355)
CEC
1076.
(356)
DCG
(1971) 44.
(357)
Al
fundamentar el contenido de la catequesis en la narración de los
acontecimientos salvadores, los Santos Padres querían enraizar el cristianismo
en el tiempo, mostrando que era historia salvífica y no mera filosofía
religiosa; y que Cristo era el centro de esa historia.
(358)
CEC
54-64. En estos textos del Catecismo de la Iglesia Católica, que son referencia
fundamental para la catequesis bíblica, se indican las etapas más importantes
de la Revelación, en las cuales el tema de la Alianza es clave. Cf CEC 1081 y
1093.
(359)
Cf
DV 4.
(360)
DCG
(1971) 11.
(361)
CEC
1095; cf CEC 1075. 1116. 129-130. 1093-1094.
(362)
CEC
1095. El Catecismo de la Iglesia Católica en el n.1075 indica el carácter
inductivo de esta “ catequesis mistagógica ” pues “ procede ” de lo visible a
lo invisible, del signo al significado, de los ‘sacramentos’ a los “misterios”
”.
(363)
DV
2.
(364)
DCG
(1971) 72; cf CEC 39-43.
(365)
Cf
Cuarta Parte, cap. 5.
(366)
AG
10 cf AG 22a.
(367)
CT
53 cf EN 20.
(368)
El
término “ inculturación ” ha sido asumido por diversos documentos del
Magisterio: cf CT 53 y EM 52-54. El concepto de “ cultura ”, tanto en su
sentido más general, como en su sentido “ sociológico y etnológico ” ha sido
aclarado en GS 53; cf C1IIL 44a.
(369)
AG
22a; cf LG 13 y 17; GS 53-62; DCG (1971) 37.
(370)
Cf
EM 52b que habla del “ largo tiempo ” que requiere la incukuración.
(371)
EN
20; cf EN 63; EM 52.
(372)
LG
13 utiliza la expresión: “ favorece y asume (fovet et assumit) ”.
(373)
LG
17 se expresa de este modo: “ sanar, elevar y perfeccwnar (sanare, elevare et
consummare)”.
(374)
EN
19 afirma: “ akanzar y transformar ”.
(375)
EM
54a.
(376)
EM 54b.
(377)
Cf
GCM 12.
(378)
Cf
CEC 24.
(379)
CT
30.
(380)
Ibidem
(381)
DCG
(1971) 38a.
(382)
DCG
(1971) 38b.
(383)
Cf
Mt 11,30.
(384)
EN
63, que utiliza las expresiones “ transferre ” y “ transtatio ”; cf RM 53b.
(385)
EN
63c; cf CT 53c y 31.
(386)
SÍNODO
1985, ll,D,3; cf EN 65.
(387)
CT
31 que, asimismo, trata la integridad del mensaje; cf DCG (1971) 39 y 43.
(388)
CEC
234.
(389)
UR
11.
(390)
DCG
(1971) 43.
(391)
DCG
(1971) 41.
(392)
Acerca
del símbolo de la fe, 5. Cirilo de Jerusalén dice: “ Esta síntesis de fe no ha
sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha sido
recogido lo que hay en ella de más importante, para dar en su integridad la
única enseñanza de la fe ” (Catecheses illununandorwn 5,12: PG 33, 521). El
texto ha sido recogido en CEC 186; cf CEC 194.
(393)
CEC
1211.
(394)
CEC
1211.
(395)
S.
Agustin presenta el sermón del Monte como “ la carta perfecta de la vida
cristiana. - - que contiene todos los preceptos propios para guiarla ” (De
sermone Domini iv monte 1,1; CCL 35, 1; cf EN 8.
(396)
El
Padre nuestro es, en verdad, “ el resumen de todo el Evangelio ” (TERTULIANO,
De oratione, 1: CSEL 20, 181) “ Recorred todas las oraciones que hay en las
Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la
oración del Señor ” (S. AGUSTÍN, Epístola 130, c.12: PL 33, 502): cf CEC 2761.
(397)
GS
22a.
(398)
Cf
Ibídem.
(399)
CT
22c; cf EN 29.
(400)
GS 22b.
(401)
CEC
521; cf CEC 5 19-521.
(402)
Cf
CT 20b.
(403)
Cf
Rorn 6,4.
(404)
DCG
(1971) 74; cf CT 29.
(405)
Cf
AG 8a.
(406)
Cf
Fil 127.
(407)
Cf
CEC 1697
(408)
Cf
CEC 1145-1152.
(409)
Cf
Tercera Parte, cap. 2.
(410)
DCG
(1971) 46.
(411)
CT
31.
(412)
Cf
CIC 775, 1-3.
(413)
Cf
FD 2d.
(414)
FD
4a.
(415)
(1971)
Introducción.
(416)
(1971),
Tercera parte, cap. 2.
(417)
CEC
11.
(418)
FD
4c~ FD 4b.
(419)
CEC
815.
(420)
FD
4a; cf FD 4c.
(421)
FD
1f cf FD 4c.
(422)
FD
4d.
(423)
Ibidem.
(424)
FD
3d.
(425)
FD
3e.
(426)
Cf
CEC 13.
(427)
Cf
Primera parte, cap. 3 del presente Directorio.
(428)
Cf
Card. J. RATZINGER, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, en J.
RATZINGER y C. SCHÖNBORN, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica,
Madrid 1994, pp. 29-30.
(429)
Cf
CEC 189-190; 1077-1109; 1693-1695; 2564; etc.
(430)
Cf
CEC 27-49; 355-379; 456-478; 1699-1756; etc.
(431)
GS
22a.
(432)
DCG
(1971) 119.
(433)
CEC
24.
(434)
DV
21.
(435)
MPD,
9c; cf PONTIFICIA COMISIÓN BíBLICA, La interpretación de la Biblia en la
Iglesia, IV, C,3.
(436)
CT
27; cf SÍNODO 1985, ll,B,a,1.
(437)
DV
9.
(438)
Cf
MPD 9.
(439)
DV
&.
(440)
Cuando
el Concilio Vaticano II solicitó la restauración del catecumenado de adultos
subrayó su necesaria gradualidad: “ Restáurese el catecumenado de adultos,
dividido en distintas etapas ” (SC 64).
(441)
Es
significativo, a título de ejemplo, el testimonio de Orígenes: “ Cuando
abandonas las tinieblas de la idolatría y deseas llegar al conocimiento de la
ley divina, entonces empiezas tu salida de Egipto. Cuando has sido agregado a
la multitud de los catecómenos y has comenzado a obedecer a los mandamientos de
la Iglesia, entonces has atravesado el mar Rojo. En las paradas del desierto,
cada día, te aplicas a escuchar la ley de Dios y a contemplar el rostro de
Moisés que te descubre la gloria del Sefior. Pero cuando llegues a la fuente
bautismal, habiendo atravesado el Jordán, entrarás en la tierra de la promesa ”
(ORIGENES, Homilíae in lesu Nave, IV, 1: SCR 71, 149).
(442)
Cf
CEC 13.
(443)
El
presente apartado se refiere exclusivamente a los Catecismos oficiales, es
decir, a aquéllos que el Obispo diocesano (CIC 775, 1) o l~ Conferencia
episcopal (CIC 775, 2) asumen como propios. Los catecismos no oficiales (CIC
827,1) y otros instrumentos de trabajo para la catequesis (DCG 1971, 116) serán
considerados en la Quinta Parte, cap. 4.
(444)
FD
4c.
(445)
FD
4d.
(446)
Cf
CIC 775.
(447)
CT
53a.
(448)
CT
50.
(449)
DV
15.
(450)
Cf
DV 13.
(451)
DV
13.
(452)
Cf
DV 13. “Ben:gnzdad inefable”, “providencia y cuidado”, “condescendencia” son
expresiones que definen la pedagogía divina en la Revelación. Muestran el deseo
de Dios de “ adaptarse ” (synkatabasis) a los seres humanos. Este mismo
espíritu es el que ha de guiar la elaboración de los Catecismos locales.
(453)
DCG
(1971) 119.
(454)
En
la catequesis, junto a los instrumentos, intervienen otros factores decisivos:
la persona del catequista, el método de transmisión, la relación que se
establece entre catequista y catequizando, el respeto al ritmo interior de
recepción por parte del destinatario, el clima de amor y de fe en la
comunicación, el compromiso activo de la comunidad cristiana, etc.
(455)
Cf
Cuarta Parte, cap. 1.
(456)
CEC
24.
(457)
GS
44.
(458)
CT
53a.
(459)
Cf CT 55c; MPD 7; DCG (1971) 34.
(460)
Cf
CT 36-45.
(461)
En
los Catecismos locales debe prestarse atención al tratamiento y orientación de
la religiosidad popular (cf EN 48; CT 54 ; CEC 1674-1676), así como a lo
concermente al diálogo ecuménico (cf CT 32-34; CEC 8 17-822) y al diálogo
interreligioso (cf EN 53; RM 55-57; CEC 839-845).
(462)
LC
72 distingue entre “ principios de reflexión ”, “ criterios de juicio ” y “
directrices de acción ”, que la Iglesia ofrece en su doctrina social. Un
Catecismo sabrá distinguir estos niveles.
(463)
Se
hace refiencia aquí, fundamentalmente a las “ diferentes situaciones
socio-religiosas ” ante la evangelización. Se trata de ellas en la Primera
Parte, cap. 1.
(464)
Acerca
de esta distinción entre Catecismos locales y obras de síntesis del CEC ver lo
indicado en CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE CONGREGACIÓN PARA EL CLERO,
Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales Orientaciones acerca de
las “ obras de síntesis ” del Catecismo de la Iglesia Católica (Prot. n.
94004378 del 20 diciembre 1994), Permisas 1-5. Entre otras cosas dice: “ Las
obras de síntesis del CEC pueden, erróneamente, ser entendidas como
sustitutivas de los Catecismos locales, al punto de desalentar de hecho la
preparación de éstos, mientras carecen, por su parte, de las adaptaciones a las
particulares situaciones de los destinatarios, que requiere la catequesis ” (n.
4).
(465)
Cf
CIC 775, 1-2.
(466)
La
cuestión del lenguaje, tanto en los Catecismos locales como en el acto
catequético, es de suma importaníca. Cf CT 59.
(467)
EN
63. En esta delicada tarea de “ asimilar-traducir ”, indicada en este texto, es
muy importante tener en cuenta la observación hecha por la CONGREGACIÒN PARA LA
DOCTRINA DE LA FE Y LA CONGREGACIÓN PARA EL CLERO EN Orientaciones acerca de
las ‘obras de síntesis’ del Catecismo de la Iglesia Católica, Premisas 3: “ La
elaboración de Catecismos locales, que tengan al CEC como ‘texto de referencia
válido y auterizado’ (FD 4), permanece como objetivo importante para los
Episcopados. Pero las previsibles dificultades que se encontrarán en tal
empresa sólo podrán ser superadas si, mediante un adecuado y quizá incluso
prolongado tiempo de asimilación del CEC, se prepara el terreno teológico,
catequético y lingiiístico para una real obra de incukuración de los contenidos
del Catecismo ”.
(468)
GS
62b.
(469)
FD
4b.
(470)
RM
54b.
(471)
CEC
815.
(472)
LG
23a.
(473)
CONGREGACIÓN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “ Communionis notio ”, n. 9: l.c.843.
(474)
Cf
CT 63b.
(475)
Cf
Jn 15,15; Mc 9,33-37; Mc 10,41-45.
(476)
Cf
CT 9a.
(477)
Cf
Mc 8,14-21.27.
(478)
Cf
Mc 4,34; Le 12,41.
(479)
Cf
Le 11,1-2.
(480)
Cf
Le 10,1-20.
(481)
Cf
Jn 16-13.
(482)
Cf
Mt 10,20; Jn 15,26; Hch 4, 31.
(483)
Cf
CT 9.
(484)
CT
58.
(485)
DV 15; DCG
(1971) 33; CT 58; (HL 61; CEC 53. 122. 684. 708. 1145. 1950. 1964.
(486)
Cf
Dt 8,5; Os 11,3-4; Pr 3,11-12.
(487)
Cf
Dt 4,36-40; 11, 2-7.
(488)
Cf
Ex 12,25-27; Dt 6,4-8; 6, 20-25; 31, 12-13; Jos 4,20.
(489)
Cf Am 4,6; Os 7,19; Jr 2,30; Pr 3, 11-12; Hb
12, 4-11; Ap 3,19.
(490)
Cf
Mc 8, 34-38; Mt 8,18-22.
(491)
LG
1.
(492)
CEC
169; cf GE 3c.
(493)
Cf
GE 4.
(494)
Cf
PABLO VI, Carta enc. Ecclesiam suam (6 agosto 1964), III: AAS 56 (1964), pp.
637-659.
(495)
Cf
DV 2.
(496)
Cf RM 15; CEC 24b-25; DCG (1971)10.
(497)
Cf
MPD 11 CT 58
(498)
Cf
CT 52.
(499)
Cf
PABLO VI, Carta Encíclica Ecclesiam Suam: l.c. 609-659.
(500)
Cf
MPD 7-11; CEC 3; 13; DCG (1971) 36.
(501)
DV
5.
(502)
Cf
MPD 7; CT 55; DCG (1971) 4.
(503)
CT
55.
(504)
Cf
DCG (1971) 10 y 22.
(505)
DV
11 cf CEC 684
(506)
Cf
DV 2.
(507)
Cf
DV 13.
(508)
Cf
EN 63; CT 59.
(509)
27 Cf CT 31.
(510)
Cf
GE 1-4; CT 58.
(511)
Cf
CT 51.
(512)
Ibídem.
(513)
Cf
CT 31. 52. 59.
(514)
Cf
CT 52.
(515)
Cf
PONTIFICIA COMISIÓN BíBLICA, La inteipretación de &z Biblia en la Igksza,
1993.
(516)
Cf
MPD 9.
(517)
Cf
DCG (1971) 72.
(518)
Cf
DCG (1971) 72.
(519)
Cf
Primera Parte, cap. 3; DCG (1971) 74; CT 22.
(520)
Entendemos
aquí las experiencias vinculadas a las “ grandes preguntas ” de la vida y de la
realidad, en concreto, de las personas: la existencia de Dios, el destino de
las personas, el origen y el fin de la historia, la verdad sobre el bien y
sobre el mal, el sentido del sufrimiento, del amor, del futuro...; cf EN 53; CT
22 y 39.
(521)
Cf
Primera Parte, cap. 3; DCG (1971) 71; CT 55.
(522)
Cf
MPD 9.
(523)
Cf
CT 55.
(524)
Cf
CEC 22.
(525)
CT
55.
(526)
Cf
Primera Parte, cap. 3, en “ El catecumenado bautismal: estructura y gradualidad
”.
(527)
Cf
DCG (1971) 71; Quinta Parte, caps. 1 y 2.
(528)
Cf
n. 298.
(529)
Cf
DCG (1971) 75.
(530)
Cf
AG 14; DCG (1971) 35; CT 24.
(531)
Cf
EN 46.
(532)
Cf
DCG (1971) 76.
(533)
Mt
18,20.
(534)
Cf DCG (1971) 122-123; EN 45; CT 46; FC 76; ChL
44; RM 37; AN 440; EA 71; 122-124.
(535)
Cf
RM 37.
(536)
Cf
AN 440.
(537)
EN
45b.
(538)
Cf
CT 46.
(539)
Cf
DCG (1971) 122.
(540)
EM
371.
(541)
EN
45.
(542)
Cf
FC 76.
(543)
Ca
44f.
(544)
RM 15; cf EN 49-50; CT 35s; EM 14; 23.
(545)
Cf
Lc 4,18.
(546)
Cf
Mc 16,15.
(547)
Cf
Exposición introducctoria.
(548)
Cf
DCG (1971) 77.
(549)
EN
49-50; CT 14; 35s.
(550)
EH
13; cf EN 31.
(551)
Cf
EH 13-14; ŒC 24.
(552)
Cf
DCG (1971) 75.
(553)
Cf
DCG (1971) 21.
(554)
CT
13.
(555)
Cf
GS 44; EN 63; CT 31; CEC 24-25.
(556)
GS
44. En esta Cuarta Parte se usan, porque los emplea el Magisterio y por
utilidad práctica, los dos términos de adaptación e inculturación, dando
preferentemente al primero el sentido de atención a las personas y al segundo
el sentido de atención a los contextos culturales. La adaptación tiene en
cuenta las diversas circunstancias
(557)
Cf
EM 33.
(558)
CEC
24.
(559)
EH
14.
(560)
Cf
CT 45.
(561)
Cf
DCG (1971) 20; 92-97; CT 43-44; COINCAT, La catequesis de adultos en la
comunidad cristiana, 1990.
(562)
Cf
DCG (1971) 20; CT 19. 44; COINCAT 10-18.
(563)
Cf
COINCAT 10-18.
(564)
Cf
CT 44.
(565)
Cf
CT 19.
(566)
Cf
DCG (1971) 92-94; CT 43; COINCAT 20-25; 26-30; 33-84.
(567)
Cf
iCo 13,11; Ef 4,13.
(568)
Cf
COINCAT 33-84.
(569)
Cf
COINCAT 26-30.
(570)
LG
31; cf EN 70; ChL 23.
(571)
Cf
CbL 57-59.
(572)
Cf
DCG (1971) 97.
(573)
Cf
Primera Parte, cap. 2; DCG (1971) 96.
(574)
Cf
DCG (1971) 78-81; CT 36-37.
(575)
Cf
DCG (1971) 78-79; C1’IL 47.
(576)
Cf
ChL 47.
(577)
Cf
Mc 10,14.
(578)
Cf
DCG (1971) 78-79; CT 37.
(579)
Cf
CT 37.
(580)
Cf
SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIvINo, Directorio para la misa con niños (1
noviembre 1973): AAS 66 (1974), pp. 30-46.
(581)
Cf
DCG (1971) 79.
(582)
Cf
DCG (1971) 78. 79.
(583)
Cf
DCG (1971) 80-81; CT 42.
(584)
Cf
DCG (1971) 82-91; EN 72; CT 38-42.
(585)
Cf
DCG (1971) 83.
(586)
Cf
Exposición introducctoria, 23-24.
(587)
Cf
DCG (1971) 82; EN 72; MDP 3; CT 38-39; ŒL 46; TMA 58.
(588)
GE
2; C1IL 46.
(589)
Cf
Mt 19,16-22; JUAN PABLO II, Carta apostólica A los jóvenes del mundo, (Parati
semper) (31 marzo 1985): AAS 77 (1985), pp. 579-628.
(590)
Cf
JUAN PABLO II, A los jóvenes del mundo, cit. n. 3.
(591)
ChL
46; cf DCG (1971) 89.
(592)
Cf
DCG (1971) 84-89; CT 38-40.
(593)
Cf
DCG (1971) 87.
(594)
Otros
temas significativos: relación entre fe y razón; la existencia y el sentido de
Dios; el problema del mal; la persona de Cristo; la Iglesia; el orden ético en
relación con la subjetividad personal; el encuentro de hombre y mujer; la
doctrina social de la Iglesia...
(595)
CT
40.
(596)
Cf
DCG (1971) 95; ChL 48.
(597)
Cf ChL 48.
(598)
Cf
DCG (1971) 91; CT 41.
(599)
Cf
CT 59.
(600)
Cf
EN 51-56; MIPD 15.
(601)
Cf
Exposición introducctoria, 23-24.
(602)
(603)
EN
54.Cf 1 P 3,15.
(604)
Cf
DCG (1971) 6; EN 48; CT 54.
(605)
EN
48.
(606)
EN
48.
(607)
Cf
PABLO VI, Exho. apos. Marialis cultus (2 febrero 1974) 24.25.29: AAS 66 (1974),
pp. 134-136.141.
(608)
Cf
DCG (1971) 27; MPD 15; EN 54; CT 32-34; PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE
LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Directorio para la aplicación de los principios y
de las normas sobre el ecumenismo (25 marzo 1993) 61: AAS 85 (1993), pp.
1063-1064; TMA 34; JUAN PABLO II, Carta encíclica Ut unum sint (25 mayo 1995)
18: AAS 87 (1995), p. 932.
(609)
CT
32.
(610)
Cf
UR 11.
(611)
Cf
Directorio para el ecumenismo, n. 190, l.c., p. 1107.
(612)
Cf
CT 33.
(613)
Cf
NA 4; SECRETARIADO PARA LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS (Comisión para las
relaciones religiosas con el hebraísmo), Hebreos y hebraísmo en la predicación
y en la catequesis católica (24 junio 1985).
(614)
CEC
839.
(615)
Hebreos
y hebraísmo, cit., VII.
(616)
Cf
NA 4.
(617)
Cf
EN 53; MPD 15; ChL 35; RM 55-57; CEC 839-845; TMA 53; PoNTIFICIO CONSEJO PARA
EL DIÁLOGO INTERBELIGIOSO Y CONGREGACIÓN PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS,
Inst. Diálogo y anuncio (19 mayo 991): AAS 84 (1992), pp. 414-446; 1263.
(618)
Cf
SECRETARIADO PARA LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS — SECRETARIADO PARA LOS NO
CRISTIANOS — SECRETARIADO PARA LOS NO CREYENTES — PONTIFICIO CONSEJO PARA LA
CULTURA, El fenómeno de las sectas o nuevos mozionientos rel:giosos: desafio
pastoral: “ L’Qsservatore Romano ” del 7 mayo 1986.
(619)
El
fenómeno de las sectas o nuevos movimentos religiosos: desafio pastoral, cit.
5.4.
(620)
RM
38.
(621)
Cf
Segunda Parte, cap. 1; DGC (1971) 8; EN 20. 63; CT 53; RM 52-54; JUAN PABLO II,
Discurso a los miembros del Consejo Internacional para la Catequesis: “
L’Osservatore Romano ” del 27 septiembre 1992; CONGREGACIÓN PARA EL CULTO
DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Instrucción La liturgia romana y la
inculturación, (25 enero 1995): A.AS 87 (1995), pp. 288-319; CoMISIÓN TEOLÓGICA
INERNACIONAL Documento Commissio Theologica sobre Fee inculturación (3-8
octubre 1988); JUAN PABLO II, Exhor. apos., Iglesia en Africa, l.c.;
Alocuciones con ocasión de sus viajes pastorales.
(622)
Cf
EN 20. 63; CT 53; RM 52-54; CEC 172-175.
(623)
CT
53.
(624)
Cf
Segunda Parte, cap. 1.
(625)
Cf
CT 53.
(626)
CT
53.
(627)
EN
20.
(628)
RM
54.
(629)
Cf
CT 59.
(630)
CT
59.
(631)
RM
37.
(632)
Cf
Tercera Parte, cap. 2.
(633)
Cf
DGC (1971) 123.
(634)
JUAN
PABLO II, Alocución a los miembros del COINCAT, l.c.
(635)
CEC
24; cf FD 4.
(636)
RM
37.
(637)
ChL
63.
(638)
Cf
Quinta Parte, cap. 4.
(639)
EN
63.
(640)
En
esta Quinta Parte, como en el resto del presente documento, la expresión
Iglesia particular se refiere a la diócesis y a las circunscripciones
eclesiásticas asimiladas (CIC 368). La expresión Iglesia local se refiere a la
agrupación de Iglesias particulares, bien establecidas en una región o nación,
o bien en un conjunto de naciones vinculadas entre sí por lazos particulares.
cf Primera Parte, cap 3: “ La catequesis: acción de naturaleza eclesial ” y
Segunda Parte, cap 1: “ La eclesialidad del mensaje evangélico ”.
(641)
Como
indica Lumen Gentium 26a, las legítimas congregaciones de fieles reciben el
nombre de “ Iglesias ” en el Nuevo Testamento; cf los textos bíblicos con que
se abre esta parte.
(642)
Cf
CD 11.
(643)
La
Iglesia particular, en CD 11, se describe, antes que nada, como “ porción del
Pueblo de Dios ” (Populi Dei portio).
(644)
CONGREGACIÓN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Communionir Notio 7 (AAS85/1993, 838-850).
(645)
Communionis
notio 9b.
(646)
LG
23b recoge el testimonio de S. Hilario Poitiers In Ps 14,3 (PL 9, 206) y de S.
Gregorio Magno Moral IV, 7. 12 (PL, 75, 643).
(647)
EN
14.
(648)
Hch
2,11.
(649)
Communionis
Notio 7 l.c. 842.
(650)
Communionis Notio 9b l.c., p. 843; cf AG 4.
(651)
La
expresión “ ministerio de la catequesis ” es utilizada en CT 13.
(652)
Es
importante subrayar el carácter de servicio único que tiene la catequesis en la
Iglesia particular. El “ sujeto ” de las grandes acciones evangelizadoras es la
Iglesia particular. Es ella la que anuncia, la que transmite el Evangelio, la
que celebra,... Los agentes “ sirven ” a ese ministerio y actúan “ en nombre de
la Iglesia ”. Las implicaciones teológicas, espirituales y pastorales de esta “
edesialidad ” de la catequesis son grandes.
(653)
CT
16: “ Es una responsabilidad diferenciada pero común ”. Cf también la nota 55,
del n. 50, como darificación del término “ ministerio de la Palabra ”.
(654)
AG
14. En este mismo sentido se expresa CT 16: “ La catequesis ha sido siempre y
seguirá siendo una obra de la que la Iglesia entera debe sentirse y querer ser
responsable ”. Cf también en MPD 12; ifiCA 12; CIC 774.1.
(655)
“
La catequesis debe apoyarse en el testimonio de la comunidad eclesial ” (DCG
1971, 35); cf Cuarta Parte, cap. 2.
(656)
CT
24.
(657)
“
Además del apostolado que incumbe absolutamente a todos los fieles, los laicos
pueden también ser llamados a una cooperación más inmediata con el apostolado
de la jerarquía, como aquellos hombres y mujeres que ayudaban al apóstol Pablo
en la evangelización, trabajando mucho en el Señor ” (LG 33). Esta doctrina
conciliar ha sido recogida por CIC 228 y 759.
(658)
LG
25; cf CD 12a; EN 68c.
(659)
LG
25.
(660)
Ibidem.
(661)
DV
8.
(662)
CT
63b.
(663)
Cf
CT 12a.
(664)
CT
63c.
(665)
CT
63c; CIC 775.1.
(666)
Cf
CT 63c; CIC 823.1.
(667)
CT
63c.
(668)
CD
14b; CIC 780.
(669)
PO
12a; cf PO 2. 6; JuAN PABLO II, Exhrtación apostólica post-sinodal Pastores
dabo vobis (25 marzo 1992), n. 12: l.c. 675-677.
(670)
PO
6b.
(671)
Cf
CIC 773.
(672)
LG
10.
(673)
LG
10. Sobre los “ dos modos de participar en el único sacerdocio de Cristo ”
cfCEC 1546-1547.
(674)
PO
9b.
(675)
Cf
CIC 776-777.
(676)
CT
64. Respecto a esta orientación de fondo que los presbíteros han de dar a la
catequesis, el Concilio Vaticano II indica dos exigencias fundamentales: “ no
enseñar la propia sabiduría sino la Palabra de Dios ” (P0 4) y “ exponer la
Palabra de Dios no de modo genérico y abstracto sino aplicándola a las
circunstancias concretas de la vida ” (ibidem).
(677)
Cf
en el capítulo 3 de esta Parte el número dedicado a “ La familia como ámbito o
medio de crecimiento en la fe ”, donde se analizan las características de la
catequesis familiar. Este número se ha centrado más en la consideración de los
padres como agentes de catequesis; cf CIC 774.2.
(678)
CT
68.
(679)
CT
68.
(680)
Ibidem
(681)
OIL
62; cf FC 38.
(682)
FC
38; CT 68.
(683)
CT
68; cf EN 71b.
(684)
Cf
CT 68.
(685)
LG
11; cf FC 36b.
(686)
CT
65; CIC 778.
(687)
CEC
915; LG 44.
(688)
EN
69; cf VC 33.
(689)
Cf
VC 31 acerca de “ las relaciones entre los diversos estados de vida del
cristiano ”; cf CEC 932.
(690)
CT
65~ cf RM 69
(691)
CT
65.
(692)
Cf
1 Co 12,4; LG 12b.
(693)
LG
31. En ChI. 15 se analiza con detalle este “ carácter secular”
(694)
LG
35.
(695)
AA
2b; cf Rituale Romanum, Ordo Baptismi Parvulorum, n. 62, Editio Typica, 1969;
RICA 224.
(696)
CEC
429.
(697)
El
Código de Derecho Canónico establece que la autoridad de la Iglesia puede
encomendar un oficio o servicio eclesial a los laicos, prescindiendo de si ese
servicio es o no tus “ ministerio ” no ordenado formalmente instituido como
tal: “ Los laicos que sean considerados idóneos tienen capacidad de ser
llamados por los sagrados Pastores para aquellos oficios eclesiales y encargos
(officia ecclesiastica et munera), que puedan cumplir según las prescripciones
del derecho ” (CIC 228.1); cf EN 73; CbL 23.
(698)
CT
66b’ cf GCM.
(699)
CT
66b.
(700)
GCM
4.
(701)
Ibidem.
(702)
CT
45; cf RM 37 ad b, 2°.
(703)
RM
33.
(704)
CT
66a.
(705)
CT
66a; cf CT 42.
(706)
Cf
DCG (1971) 96 ad c.
(707)
Cf
CT 45; DCG (1971) 95.
(708)
Cf
DCG (1971) 91; CT 41.
(709)
CT
45a; cf CT 45 a.
(710)
GCM
5.
(711)
El
Concilio Vaticano II distingue dos tipos de catequistas: los “ catequistas con
plemi dedwación ” y los “ catequistas auxiliares ” (cf AG 17). Esta dístinción
es retomada en (3CM 4, con la terminología de “ catequistas a tiempo pleno ” y
“ catequistas a tiempo parcial ”.
(712)
Cf
GCM 5.
(713)
Cf
DCG (1971) 108a.
(714)
DCG
(1971) 111.
(715)
Cf
CT 5. Este texto define la finalidad cristocéntrica de la catequesis. Este
hecho determina el cristocentrismo del contenido de la catequesis, el
cristocentrismo de la respuesta del destinatario, el sí a Jesucristo y el
cristocentrismo de la espiritualidad del catequista y de su formación.
(716)
Se
señalan aquí las cuatro etapas del catecumenado bautismal con una perspectiva
cristocéntrica.
(717)
(3CM
20.
(718)
LG
64.
(719)
DCG
(1971) 114.
(720)
Cf
(3CM 7.
(721)
Cf
(3CM 13.
(722)
DCG
(1971) 31.
(723)
CT
52; cf CT 22.
(724)
Œ
CT 22d.
(725)
Cf
(3CM 21.
(726)
Las
cualidades humanas que sugiere (3CM son las siguientes: facilidad de relaciones
humanas y de diálogo, idoneidad para la comunicación, disponibilidad para
colaborar, función de guía, serenidad de juicio, comprensión y realismo,
capacidad para consolar y hacer recobrar la esperanza... (cf 21).
(727)
EN
79.
(728)
Cf
ŒL 60.
(729)
DCG
(1971)112. (3CM 23 subraya la importancia primordial de la Sagrada Escrirusa en
la formación de los catequistas: “ La Sagrada Escritura deberá seguir siendo la
materia principal de la enseñanza y constituir el alma de todo el estudio
teológico. Esta ha de intensificarse cuanto sea necesario ” (23).
(730)
CbL
60c.
(731)
CT
22.
(732)
DCG
(1971) 112.
(733)
GS
62b.
(734)
DCG
(1971) 100.
(735)
GS
59.
(736)
“
La enseñanza de las ciencias humanas plantea difíciles cuestiones respecto a su
selección y método, dado el itiunero y diversidad de estas disciplinas. Puesto
que se trata de formar catequistas y rio especialistas en psicología, la norma
a seguir es distinguir y seleccionar lo que les puede ayudar directamente a
adquirir la capacidad de comunicar ” (DCG, 1971, 112).
(737)
Un
texto fundamental para la utilización de las ciencias humanas en la formación
de los catequistas sigue siendo esta recomendación del concilio Vaticano II en
GS 62: “ Los fieles deben vivir estrechamente unidos a los otros hombres de su
tiempo y procurar comprender perfectamente su forma de pensar y sentir que se
expresan por medio de la cultura. Deben armonizar los conocimientos de las
nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes descubrimientos con la moral
cristiana y la enseñanza de la doctrina cristiana, para que la cultura religiosa
y la rectitud de espíritu avancen en ellos al mismo paso que el conocimiento de
las ciencias y los avances diarios de la técnica, y así ellos mismos sean
capaces de examinar e ir’terpretar todas las cosas con íntegro sentido
cristiano ”
(738)
La
importancia de la pedagogía ha sido subrayada por CT 58: “ Entre las numerosas
y prestigiosas ciencias del hombre que han progresado enormemente en nuestros
días, la pedagogía es ciertamente una de las más importantes... La ciencia de
la educación y el arte de enseñar son objeto de continuos replanteamientos con
miras a una mejor adaptación o a una mayor eficacia ”.
(739)
CfCT58.
(740)
Cf
DCG (1971) 113.
(741)
Ibia!em..
(742)
DCG
(1971) 112
(743)
Cf
GCM 28.
(744)
“
Los sacerdotes y los religiosos deben ayudar a los fieles laicos en su
formación. En este sentido, los Padres del Sínodo han invitado a los
presbíteros y a los candidatos a las sagradas órdenes a prepararse
cuidadosamente para ser capaces de favorecer la vocación y misión de los laicos
” (GEL 61).
(745)
Cf
C1IL 61.
(746)
(GCM
22).
(747)
Cf
DCG (1971) 110.
(748)
Cf
para lo que se refiere a escuelas de catequistas en tierras de misión: AG 17c;
BM 73; CIC 785 y (3CM 30. Para la Iglesia en general ver DCG (1971) 109.
(749)
La
expresión “ catequista de base ” es utilizada en DCG (1971) 112C.Escuelas de
catequistas de base
(750)
Cf
DCG (1971) 109b.
(751)
DCG
(1971) 109a.
(752)
GT
71a.
(753)
Ver
Quinta Parte, cap. 1: “ La comunidad cristiana y la responsabilidad de
catequizar ”, donde se habla de la comunidad como responsable de la catequesis.
Aquí se contempla como “ lugar” de catequización.
(754)
Cf
CONGREGACIÓN PARA I~ DOCTRINA DE LA FE, Communzonis notio, 1: l.c. 838.
(755)
Cf
MPD 13.
(756)
Cf
CT 24.
(757)
CT
67a. Se trata de una expresión dásica en catequesis. La Exhortación apostólica
habla de los “ lugares ” de la catequesis: (“ de locis catecheseos ”).
(758)
LG
11; cfAA 11; FC 49.
(759)
EN
71.
(760)
Cf
GS 52; FC 37a.
(761)
Ver
la Primera Parte, cap. 3: “ El catecumenado bautismal: estructura y gradualidad
”. Aquí se contempla el catecumenado bautismal como “ lugar ” de catequesis y
en relación a la continua presencia de la comunidad en él.
(762)
Cf
DCG (1971) 130 donde se describe la finalidad del catecumenado bautismal. Cf
RICA 4, indica la conexión del catecumenado bautismal con la comunidad
cristiana.
(763)
MPD
8c.
(764)
Cf
RICA 4. 41.
(765)
RICA
18.
(766)
RICA
41.
(767)
Cf
RICA 41.
(768)
Cf
CT 67c.
(769)
Cf
AA 10.
(770)
CT
67b.
(771)
Ibídem.
(772)
Ibidem.
(773)
La
importancia de la catequesis de adultos ha sido subrayada en CT 43 y en el DCG
(1971) 20.
(774)
ChL
61.
(775)
Cf
EN 52.
(776)
Cf
DCG (1971) 96c.
(777)
Es
importante constatar cómo Juan Pablo II, en ChL 61, recalca la conveniencia de
las pequeñas comunidades eclesiales en el marco de las parroquias, y no como un
movimiento paralelo que absorba sus mejores miembros: “ Dentro de las
parroquias... las pequeñas comunidades eclesiales presentes pueden ser una
ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e
incisiva la conciencia y la experiencia de la comunión y de la misión edesial
”.
(778)
Cf
CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA La Escuela Catolica 1 c
(779)
Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de 1a educacion en
la Escuela catolica n 31 1 c.
(780)
GE
8.
(781)
CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación..., n. 32: l.c.
(782)
“
El carácter propio y la razón profunda de la escuela católica, el motivo por el
cual deberían preferirla los padres católicos, es precisamente la calidad de la
ensefianza religiosa integrada en la educación de los alumnos ” (CT 69); cf
Primera parte, cap. 2 un. 73-76.
(783)
AG
12b.
(784)
Cf
CT 70.
(785)
CT
70. Se contempla aquí aquellas asociaciones, movimientos o grupos de fieles, en
que se atienden aspectos catequéticos en sus objetivos formativos, pero que no
nacen propiamente para constituirse en ámbitos de catequización.
(786)
C1IL
62.
(787)
CT
67.
(788)
CT
47b.
(789)
Cf
CT 47b.
(790)
CT
47. En este texto Juan Pablo II se refiere a los diversos grupos de jóvenes:
grupos de acción católica, grupos caritativos, grupos de oración, grupos de
reflexión cristiana... Pide que no falte en ellos “ un verdadero estudio de la
doctrina cristiana ”. La catequesis es una dimensión que debe siempre darse en
la vida apostólica del laicado.
(791)
Ct
21.
(792)
Cf
CT 67 b-c.
(793)
Cf
EN 58 que indica cómo las comunidades eclesiales de base “ florecen un poco por
todas partes en la Iglesia ”. RM 51 afirma que se trata de “ un fenómeno de
rápida expansión ”.
(794)
EN
58.
(795)
RM
51a; cf EN 58f; lc 69.
(796)
RM
51c.
(797)
Ibidem; cf EN 58; LC 69.
(798)
DCG
(1971) 126. El Secretariado diocesano de catequesis (oßìcium catecheticum) fue
mandado instituir en todas las diócesis por el decreto Provido Sane: cf SAGRADA
CONGREGACIÓN DEL CONCILIO, Decreto Provido sane (12 enero 1935): AAS 27 (1935)
p. 151; ver también CIC 775,1.
(799)
Cf
DCG (1971) 100. Ver las pistas sugeridas en la Exposición Introductoria y
Quinta Parte, cap. 9: “ Análisis de la situación y de las necesidades ”.
(800)
DGC
(1971) 103. Ver en este capítulo el epígrafe titulado: “ Programa de acción y
orientaciones catequéticas ”.
(801)
DCG
(1971) 108-109. Ver en esta Quinta Parte, cap. 2: “ La pastoral de catequistas
en la Iglesia particular ” y “ Escuelas de catequistas y Centros Superiores
para peritos en catequesis ”.
(802)
DCG
(1971) 116-124.
(803)
DCG
(1971) 126.
(804)
CT
63. El propio Juan Pablo II recomienda dotar a la catequesis de “ una
organización adecuada y eficaz, haciendo uso de las personas, de los medios e
instrumentos, así como de los recursos económicos necesarios ”.
(805)
DCG
(1971) 126.
(806)
Ibidem.
(807)
DCG
(1971) 127.
(808)
CIC
775.3.
(809)
Cf
DCG (1971) 129.
(810)
AG
38a; cf CIC 756.1-2.
(811)
JUAN
PABLO II, Alocución A los Obispos de Estados Unidos de América (16 Septiembre
1987) 4: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, X, 3 (1987) 556. La expresión ha
sido recogida por la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Communionis Notio
13: l.c. 846.
(812)
Constitución
apostólica Pastor Bonus, art. 1. Esta Constitución (28 junio 1988) trata de la reforma
de la Curia Romana que fue pedida por el Concilio: cf CD 9. Una primera reforma
fue promulgada con la Constitución apostólica de Pablo VI Regimini &clesiae
universae (18 agosto 1967): AAS 59 (1967) pp. 885-928.
(813)
Ver
los un. 282-285 del presente capítulo.
(814)
PB 94.
(815)
R.M
33.
(816)
Ibidem.
(817)
CD
17a: “ Las diversas formas de apostolado han de estar oportunamente coordinadas
e íntimamente unidas entre sí, bajo la dirección del Obispo, de modo que todas
las iniciativas y actividades de carácter catequético, misionero, caritativo,
social, familiar, escolar y de cualquier otro trabajo con fines pastorales,
sean conducidas a una acción concorde por la que resplandezca más claramente la
unidad de toda la diócesis ”.
(818)
Cf
Cuarta Parte, cap. 2: “ La catequesis por edades ”.
(819)
CT
45b.
(820)
Ibidem
(821)
Cf
DCG (1971) 20, donde se indica cómo las demás formas de catequesis “ se ordenan
” (ordinantur) a la catequesis de adultos.
(822)
CT
18d.
(823)
RM
33.
(824)
Ibidem.
(825)
CT
19. 42.
(826)
Cf
AG 11-15. El concepto de evangelización como un proceso estructurado en etapas
ha sido analizado en la Primera Parte, cap. 1: “ EJ proceso de la
evangelización ”.
(827)
CT
67b.
(828)
DCG
(1971) 100.
(829)
Cf
Quinta Parte, cap. 5.
(830)
DCG
(1971)102; cf Exposición introductoria 16.
(831)
Cf
DCG (1971) 117 y 134; PB 94.
(832)
Acerca
de este conjunto de libros catequéticos, Catechesi Tradendae dice: “ Uno de los
aspectos más interesantes del florecimiento actual de la catequesis consiste en
la renovación y multiplicación de los libros catequéticos que en la Iglesia se
ha verificado un poco por doquier. Han visto la luz obras numerosas y muy
logradas, y constituyen una verdadera riqueza al servicio de la enseñanza
catequética ” (CT 49).DCG (1971) 120 define los “ Textos didácticos ” del
siguiente modo: “ Los textos didácticos son medios complementarios ofrecidos a
la comunidad cristiana, a la cual incumbe la catequesis. Ningún texto puede
sustituir la comunicación viva del mensaje cristiano. Sin embargo, los textos
tienen gran importancia, porque sirven para una más amplia explicación de los
documentos de la tradición cristiana y de los elementos, que favorecen la
actividad catequética ”.
(833)
Respecto
a las guías, DCG (1971)121 indica lo que deben contener: “ La explicación del
mensaje de la salvación (con una constante referencia a las fuentes y con una
clara distinción entre lo que pertenece a la fe y a la doctrina que se ha de
creer, y lo que son meras opiniones de los teólogos); consejos psicológicos y
pedagógicos y sugerencias relativas al método ”.
(834)
Cf
Tercera Parte, cap. 2 La comunicación social DCG (1971)122.
(835)
CT
49b.
(836)
Ibidem.
(837)
Ibidem.
(838)
La
cuestión de los Catecismos locales ha sido tratada en la Segunda Parte, cap. 2:
FD 4c. “ Los Catecismos en las Iglesias locales ”. Aquí se dan solamente
algunos criterios para su elaboración. Con la denominación “ Catecismos locales
”, el presente documento se refiere a los Catecismos propuestos por las
Iglesias particulares o por las Conferencias episcopales.
(839)
Fd
4c.
(840)
CT
50.
(841)
DCG
(1971) 119, 134; CIC 775, 2; PB 94.
(842)
Cf
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta Communionis Notio 9: l.c. 843.
(843)
Cf
EN, 75a.
(844)
Cf
EN, 75d.
(845)
EM,
21.
(846)
Cf
CT, 72.
(847)
CT
72a. (848) CT 73.
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