IGLESIA DEL HOGAR

Para ayudar a los Padres de Familia en el desempeño de su Sacerdocio en la Iglesia doméstica

Servicio de los MSC Misioneros del Sagrado Corazón

 


 

 

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD A

 

 

 

Contenido

1.INTRODUCCIÓN A LA PALABRA

1.1 Primera Lectura: Éxodo 24,4b-6.8-9

1.2 Segunda Lectura: 1 Cor 13,11-13

1.3 Evangelio: San Juan 3,16-18

2. REFLEXIONEMOS

2.1 Los padres

2.2 Con los Hijos

3. RELACIÓN CON LA MISA

4. Vivencia Familiar

5. Nos Habla La Iglesia

6. Leamos La Biblia Con La Iglesia

7. Oraciones

7.1 Tú eres  santo (San Francisco de Asís)

7.2 Credo Apostólico

 

 

 

1.INTRODUCCIÓN A LA PALABRA

 

1.1 Primera Lectura: Éxodo 24,4b-6.8-9

En mi vida de sacerdote he encontrado a muchas personas que en toda su vida no han experimentado el paso del Señor. Nunca han visto claramente la presencia del Señor. Nunca han tenido esa seguridad entrañable y inequívoca que Dios estaba actuando en ese momento. También descubro en ellos una especie de religión cerebral, es decir, cumplen con los mandamientos, creen en Dios y en la Virgen - maravillosa añadidura de nuestro pueblo que nunca dejará de venerar a la Madre de Dios - y todo lo resuelven con silogismos como quien conforta su fe en y por la verdad. Dicen: "Dios es grande. Él sabrá por qué nos ha mandado esta prueba. Hay que resignarse". Pero nunca han sentido en su corazón esta seguridad como quien puede decir: "Dios existe. ¡Lo he visto!''

 

Pienso que todos tenemos derecho a experimentar a Dios, a ver a Dios en nuestra vida, de manera que la  enseñanza de la Iglesia y nuestra pertenencia se ve como reforzada, como vivificada en nuestro corazón. Es que Dios está presente en cada momento de tu vida. Él hace una historia de salvación contigo. ¿Acaso no sería extraño que uno no lo percibiera?

 

Si no has tenido aún una experiencia de Dios en tu vida, pídesela a Dios. Moisés hizo lo mismo. Él tenía comunicación permanente con Dios pero le pidió que pueda verlo. La primera lectura de la Fiesta de la Santísima Trinidad relata cómo  Dios se hace presente y cumple el deseo de Moisés.  Cuando percibas a Dios en tu vida tú también vas a tener esta misma reacción de Moisés que es la de todos los que experimentan a Dios: "Tú eres un Dios compasivo y misericordioso, lenta a la ira y rico en clemencia y piedad”. ¡Clama al Señor para que se te manifieste a ti también!

 

 

1.2 Segunda Lectura: 1 Cor 13,11-13

Recuerdo a una persona que pensaba que podía distinguir exactamente          cuál de las personas de la Santísima Trinidad estaba actuando en su vida o comunicándose en la oración. Francamente me parece algo muy difícil porque no podía dar razones para fundamentar x sus  afirmaciones. Solamente hablaba que lo sentía. ¿De que sea posible? Es posible.

 

Al leer la segunda lectura me parece que no andaba tan despistada. San Pablo asigna a las tres personas de la Santísima Trinidad una función básica específica en la vida de la comunidad cristiana.  Nuevamente nos topamos con la realidad que no se trata de elucubraciones teóricas sino de experiencias que tenía la comunidad cristiana. Existe quizás una costumbre muy poco desarrollada en nosotros de dirigirnos a las personas de la Santísima Trinidad. Hablamos a Dios y de Dios y muy poco al Padre, o al Hijo o al Espíritu Santo.

 

Habla a Jesucristo y verás cómo  te llenará t de su gracia. Confía tus cuitas al Padre de los cielos y sentirás como colma tu corazón de amor. Invoca al Espíritu Santo y experimentarás como te estrecha en comunión con Dios y con los hombres.

 

Después de la lectura de este pasaje sería bueno de hacer una oración hablando a las personas de la Santísima Trinidad para continuar una  costumbre que es milenaria en la Iglesia: la de establecer una relación muy personal con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Confía que el Señor te hará sentir  su paz y su amor.

 

 

1.3 Evangelio: San Juan 3,16-18

Generalmente las fiestas litúrgicas  celebran acontecimientos de salvación, es decir, recordamos concretamente un momento cuando Dios interviene en la historia del mundo y de los hombres. (P.e. Navidad, Pascua, etc.).  La fiesta de la Santísima Trinidad quiere celebrar una verdad, digo mal, quiere acercarnos al misterio del Dios Trino.

 

Para que vean como uno se enreda, la palabra misterio no sólo quiere decir que se trata de algo misterioso, escondido a la mirada humana. Misterio en la Biblia siempre quiere decir que Dios actúa. Por eso no estamos celebrando una verdad que Dios es uno y trino. Estamos celebrando el misterio de Dios que nos ama de tres modos.

 

Gran ejemplo de ello es el evangelio. San Juan no habla de que Dios es así y asá. Mas bien nos presenta a Dios en movimiento hacia nosotros. Leamos este pasaje y continuemos exterminando de nuestra e mente imágenes de Dios infantiles y demasiado limitadas. Dios está siempre en camino hacia nosotros porque el es Amor.

 

 

2. REFLEXIONEMOS

2.1 Los padres     

La Santísima Trinidad misterio de Amor.

El dogma (verdad de fe) de la Santísima  Trinidad nos revela que Dios es totalmente don, regalo, estar en camino hacia el otro. El Padre le da al Hijo: "Padre, todo lo tuyo es mío .

 

Y el Hijo continua en la misma dinámica: "Todo lo mío es tuyo"(Jn 17,10). Y este compartir del uno con el otro es tan fuerte, tan real, tan vivo que se constituyó en persona: el Espí­ritu Santo cuya alegría consiste en dar testimonio de los otros dos.

 

Son tres para dar. Y se dan  de una manera tan absoluta que son Uno. Estas palabras de Luis Evely expresan la incapacidad del hombre para decir algo de o sobre el misterio de Dios uno y trino. Con todo, nos dan una pista para acercarnos a Dios. Llegamos a conocerlo y amarlo porque se nos revela como quien nos salva y nos libera. Por eso, abre los ojos de la fe por medio de la oración y te vas a enterar tarde o temprano que Dios es Amor.

 

Los antiguos nos dicen que nuestro intelecto, nuestra razón es limitada por eso no es el medio adecuado para acercarnos a Dios. En cambio el amor no tiene limite porque puede abrazar o puede aprender a abrazar a todo el universo y hasta a Dios. De manera que el amor a Dios y al prójimo permitirá acercarnos a Dios en un movimiento siempre cada vez mas ascendente.

 

 

2.2 Con los Hijos

La Santísima Trinidad

El Padre, el Hijo y el Espiritu Santo son tres Personas. Ya se dieron a conocer en el bautismo de Jesús. El Padre ha enviado el Hijo al mundo; el Hijo se hizo hombre y nos redimió; el Espíritu Santo bajo sobre la Iglesia y nos santifica. Somos bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

Cada una de las tres personas es verdadero Dios. Al igual que el Padre, también el Hijo y el Espiritu Santo son infinitamente santos y perfectos, sapientísimos, omnipotentes y eternos. Por esto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son igualmente adorados.

 

Pero las tres personas divinas son un solo Dios. Tienen un entendimiento divino, una voluntad divina, y una vida divina en infinita bienaventuranzas. Uno solo Dios en tres personas, esto es lo que llamamos la Santísima Trinidad.

 

La verdad de un solo Dios en tres Personas es el misterio más grande de nuestra fe. No lo podemos comprender, pues se necesita para ello tener inteligencia divina. Nuestra inteligencia ni siquiera comprende todas las cosas visibles y creados, mucho menos podrá comprender a Dios. Ni siquiera sabríamos que en Dios hay tres Personas, si Cristo no nos hubiese revelado este misterio.

Todo lo que somos y todo lo que poseemos lo hemos recibido del santo Dios uno y trino. Por esto debemos alabar y dar gracias constantemente al Dios uno y trino.  El Padre nos ha creado y nos ha llamado a la vida eterna; el Hijo nos ha redimido, y el Espí­ritu Santo nos santifica.

(Catecismo alemán).

 

 

3. RELACIÓN CON LA MISA

La Eucaristía es el momento donde más de revela y se hace presente la Santísima Trinidad. Tenemos el privilegio como pueblo sacerdotal y nación consagrada, de poder ofrecer el sacrificio perfecto al Padre en la Sangre de su Hijo bajo la acción del Espíritu Santo.  Por eso la Eucaristía es ante todo una alabanza, y un reconocimiento de parte nuestra de las maravillas que Dios ha obrado y sigue obrando por medio de nosotros.

 

 

4. Vivencia Familiar

Insistimos de nuevo sobre la necesidad de crear en el hogar el lugar de Dios. Puede ser

- como los vemos aun hoy en día en muchos lugares - un modesto crucifijo sea en la esquina del cuarto - la cruz aparece luego como inclinándose hacia el que lo contempla. O también algo más elaborado: en una mesita o repisa fijada en la pared se colocan velas, flores, etc.  Encima se cuelgan la cruz y las imágenes de la Virgen y de los santos patronos de la familia. En la mesa o repisa pueden colocarse un florero con flores. ¡Pero, por favor, nada de flores artificiales! Una manera muy económica de mantener siempre viva esa luz como expresión de la fe del hogar, consiste en utilizar aceite. Se puede armar un flotador cortando un pedazo de corcho, pegar encima un pedazo de lata fina y atravesar todo con un clavo para pasar la mecha. El vaso que contiene el aceite se pinta de rojo. De esta manera existe en el hogar un lugar que concentra la fe, donde la familia  se reúne a rezar. Por turno los miembros de la familia (también el papá) se encargan de mantener el adorno y la lucecita prendida.

 

 

5. Nos Habla La Iglesia

UNIDAD Y UNICIDAD DE LA IGLESIA

El amor de Dios para con nosotros se manifestó en que el Padre envió al mundo a su Hijo unigénito para que, hecho hombre, regenerara a todo el género humano con la redención y lo congregara en unidad. Cristo, antes de ofrecerse a si mismo como víctima inmaculada en el altar de la cruz, rogó al Padre por los creyentes, diciendo:"Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti, para que también ellos sean uno en nosotros; a fin de que el mundo crea que tú me enviaste" (Jn 17,21); e instituyó en su Iglesia el admirable sacrametto de la Eucaristía, por el cual se significa y se realiza la unidad de la Iglesia. Dio a los suyos el nuevo mandamiento del amor mutuo y les prometió el Espíritu  Consolador que, Señor y dador de vida, permanecería con ellos para siempre.

 

Después de levantado en la cruz y glorificado, el Señor Jesús envió el Espíritu que había prometido, por medio del cual llamó y congregó al pueblo de la Nueva Alianza, que es la Iglesia, en la unidad de la fe, de la esperanza y de la caridad, como enseña el Apóstol: "Hay  un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como han sido llamados a una sola esperanza, la de su vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Ef 4,4-5). Porque todos los que han sido bautiza­dos en Cristo, se han revestido en Cristo. . . . Porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús (Gal  3,27-8). El Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable unión de los fieles y tan estrechamente une a todos en Cristo, que es el Principio de la unidad de la Iglesia. El es el que obra las dis­tribuciones de gracias y ministerios, enriqueciendo a la Iglesia de Jesucristo, con variedad de dones para la perfección consumada de los santos en orden a la obra del minis­terios, a la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef 4,12).

  (Vat. II. Decreto sobre el Ecumenismo  no.2).

 

 

6.  Leamos La Biblia Con La Iglesia

Vea la s emana que corresponde en el Tiempo ordinario

 

 

7. Oraciones

7.1 Tú eres  santo (San Francisco de Asís)

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.

Tú eres fuerte, Tú eres grande, Tú eres altísimo.

Eres rey omnipotente,

Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra,

Tú eres trino y uno, Señor Dios, todo bien.

Tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero

Tú eres caridad y amor, Tú eres sabiduría.

Tú eres humildad, Tú eres paciencia, Tú eres seguridad.

Tú eres caridad y amor, Tú eres sabiduría.

Tú eres quietud, Tú eres gozo y alegría .

Tú eres justicia y esperanza

Tú eres todas  nuestras riquezas a satisfacción.

Tú eres hermosura,  Tú eres mansedumbre

Tú eres protector, Tú eres custodio y defensor

Tú eres fortaleza, Tú eres refrigerio.

Tú eres esperanza nuestra

Tú eres nuestra fe

Tú eres la gran dulzura nuestra

Tú eres la vida eterna nuestra

grande y admirable Señor

Dios omnipotente misericordioso salvador.

 

7.2 Credo Apostólico

Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor ; que fue concebido por obra ygracia del Espiritu Santo, nació de Santa María Virgen; pade­ció bajo el poder de  Poncio Pilato,  fue crucificado, muerte ysepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre. Desde allí ha de venir para juzgar a los vivos y los difuntos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica; la comunión de les santos; el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos y la vida eterana. Amén

 

 

 

 

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