[_Sgdo Corazón de Jesús_] [_Ntra Sra del Sagrado Corazón_] [_Vocaciones_MSC_]
 [_Los MSC_] [_Testigos MSC_
]

MSC en el Perú

Los Misioneros del
Sagrado Corazón
anunciamos desde
hace el 8/12/1854
el Amor de Dios
hecho Corazón
y...
Un Día como Hoy

y haga clic tendrá
Pensamiento MSC
para hoy que no
se repite hasta el
próximo año

Los MSC
a su Servicio

Portal MSC Perú

Mapa del Sitio

WeblogMSC

Escribirnos


free counters

Domingo 6 del Tiempo Ordinario C - Comentarios de Sabios y Santos: con ellos preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical

Recursos adicionales para la preparación

 

Comentarios a las Lecturas Bíblicas

Santos Padres: San Juan Crisóstomo - Bienaventurados

Aplicación: San Pablo VI - Dichosos los pobres

Aplicación: Padres Carmelitas - Bienaventuranzas

Aplicación: P. Clemente González con el Papa Benedicto XVI

Aplicación: María Cruz con el Papa Francisco

 

 

¿Cómo acoger la Palabra de Dios?

La Palabra de Dios y yo - cómo acogerla
Falta un dedo: Celebrarla

 

COMENTARIOS A LAS LECTURAS DOMINICALES


Santos Padres: San Juan Crisóstomo - Bienaventurados

¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!

Hoy tomamos la explicación de este fragmento del Evangelio, de la inspirada homilía de San Juan Crisóstomo sobre las Bienaventuranzas:

“¿Quiénes son estos pobres de espíritu? Son los humildes y contritos de corazón.

Hay, muchos que son humildes no voluntariamente, sino forzados por la necesidad de las cosas. No se refiere a éstos el Señor, pues ningún mérito hay en ello.

Él llama bienaventurados a los que de su libre voluntad se humillan y se compungen.

¿Y por qué no habló de los humildes, sino de los pobres? Porque pobre es más que simplemente humilde. El pobre de espíritu es el que llega al más alto grado de humildad.

Esta es la humildad que alaba el bienaventurado profeta cuando, describiéndonos, no un alma contrita simplemente, sino un alma hecha pedazos por el dolor, nos dice: Sacrificio para Dios, el espíritu contrito. Dios no despreciará un corazón contrito y humillado (Salmo 50,19). *1

Y es así que los más grandes males que infestan la tierra entera, del orgullo han procedido. El diablo, que antes de su orgullo no lo era, por el orgullo se convirtió en diablo.

El primer hombre (Adán), hinchado por el diablo con esperanzas semejantes, fue por él derribado y se convirtió en mortal. Esperando venir a ser Dios, perdió hasta lo que tenía como hombre.

Así, pues, como la soberbia era la cueva de todos los males, la fuente y raíz de toda maldad, Cristo, proporcionando el remedio a la gravedad de la enfermedad, sentó la ley de la humildad como fundamento firme y seguro de toda virtud.

El ayuno, la oración, la limosna, la castidad, cualquier otro bien que juntes sin humildad, todo se escurre como el agua y todo se pierde. Es lo que se cumplió cabalmente en el fariseo.

Cristo no dijo: “Éste o el otro son bienaventurados”, sino: “Bienaventurados los que hagan esto”. Es decir, que aunque seas esclavo, aunque seas pobre y mendigo, extranjero e ignorante, nada de eso es obstáculo para que seas feliz, como te decidas a practicar esta virtud de la humildad.” (Extractos homilía 15 sobre las bienaventuranzas, pág. 198 ss.).

Pidamos al Señor, por intercesión de San Juan Crisóstomo, la Gracia suprema de la humildad alimentada de nuestra esperanza de eternidad. Que podamos repetir con el Santo:

“Nada soy, y nada valgo, todo a Tí te lo debo, sólo a Tí he de servir Señor Dios mío.”

*1 San Agustín nos recuerda refiriéndose a la compunción de los pobres de espíritu, que “… lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría.» (De sermone Domini in monte, I, 5, 13: CCL 35, 13).

Volver Arriba

 

Aplicación: San Pablo VI

«Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los cielos»

El gozo de permanecer en el amor de Dios comienza ya aquí abajo. Es el del Reino de Dios. Pero se concede dentro de un camino escarpado, que pide una total confianza en el Padre y en el Hijo, una preferencia por el Reino. El mensaje de Jesucristo promete ante todo el gozo, este gozo exigente; ¿no se abre con las bienaventuranzas? «Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los cielos. Dichosos los que ahora tenéis hambre porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis porque reiréis».

Misteriosamente, el mismo Cristo, para arrancar de raíz del corazón del hombre el pecado de suficiencia y manifestar al Padre una total obediencia filial, aceptó morir a manos de los impíos, morir en una cruz. Pero... desde entonces Jesús está vivo para siempre en la gloria del Padre y por eso los discípulos se llenaron de un gozo imperecedero al ver al Señor al atardecer de Pascua (Lc 24,41).

Ahora, aquí abajo, el gozo del Reino realizado sólo puede brotar de la celebración conjunta de la muerte y de la resurrección del Señor. Es la paradoja de la condición cristiana que ilumina de manera singular la condición humana: ni la prueba ni el sufrimiento se eliminan de este mundo, pero cobran un nuevo sentido con la certeza de participar de la redención obrada por el Señor y participar de su gloria. Por eso el cristiano, sometido a las dificultades de la existencia común, no por ello queda reducido a buscar su camino a tientas, ni ver en la muerte el final de sus esperanzas. Tal como lo anunció el profeta: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló. Acreciste su alegría, aumentaste su gozo» (Is 9, 1-2).
(Papa 1963-1978 Exhortación apostólica sobre el gozo cristiano « Gaudete in Domino »)

Volver Arriba


Aplicación: Padres Carmelitas - Bienaventuranzas

• El evangelio de hoy nos presenta las cuatro bienaventuranzas y las cuatro maldiciones del Evangelio de Lucas. Hay una manera progresiva en la forma que Lucas tiene de presentar la enseñanza de Jesús. Hasta el 6,16, dice muchas veces que Jesús enseña a la gente, pero no llega a relatar el contenido de la enseñanza (Lc 4,15.31-32.44; 5,1.3.15.17; 6,6). Ahora, después de informar que Jesús vio la multitud deseosa de oír la palabra de Dios, Lucas trae el primer grande discurso que empieza con la exclamación:"¡Bienaventurados los pobres!" y "¡Ay de vosotros los ricos!", y ocupa todo el resto del capítulo (Lc 6,12-49). Algunos le llaman a este discurso el “Sermón de la planicie”, pues segundo Lucas, Jesús bajó de la montaña y se paró en un lugar de llanura donde hizo su discurso. En el evangelio de Mateo, este mismo discurso está hecho en el monte (Mt 5,1) y es el llamado "Sermón de la Montaña". En Mateo, el sermón tiene ocho bienaventuranzas, que tienen un programa de vida para las comunidades cristianas de origen judaica. En Lucas, el sermón es más breve y más radical. Contiene cuatro bienaventuranzas y cuatro maldiciones, dirigidas para las comunidades, constituidas de ricos y de pobres. Este discurso de Jesús va a ser meditado en el evangelio diario de los próximos días.

• Lucas 6,20: ¡Bienaventurados los pobres! Mirando hacia los discípulos, Jesús declara: "¡Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de los cielos!" Esta declaración identifica la categoría social de los discípulos. ¡Ellos son pobres! Y a ellos Jesús promete: “¡Vuestro es el Reino de los Cielos!” No es una promesa para el futuro. El verbo está al presente. El Reino les pertenece ya. En el evangelio de Mateo, Jesús explicita el sentido y dice: "¡Bienaventurados los pobres de Espíritu!" (Mt 5,3). Son los pobres que tienen al Espíritu de Jesús. Pues hay pobres con cabeza o espíritu de rico. Los discípulos de Jesús son pobres con cabeza de pobre. Como Jesús no quieren acumular, pero asumen su pobreza y, como él, luchan por una convivencia más justa, donde haya fraternidad y puesta en común de los bienes, sin discriminación.

• Lucas 6,21-22: ¡Bienaventurados los que ahora tienen hambre y lloran! En la 2ª y 3ª bienaventuranza Jesús dice. "¡Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Bienaventurados los que ahora lloráis porque reiréis!" Una parte de las frases está al presente y otra al futuro. Aquello que ahora vivimos y sufrimos no es lo definitivo. Lo definitivo es el Reino que estamos construyendo hoy con la fuerza del Espíritu de Jesús. Construir el Reino trae sufrimiento y persecución, pero una cosa es cierta: el Reino va a llegar y “¡seréis saciados y reiréis!”.

• Lucas 6,23: ¡Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien....! La bienaventuranza se refiere al futuro: "Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os expulsen, proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del Hombre. ¡Alegraos ese día porque grande será vuestra recompensa, porque así fueron tratados los profetas!" Con estas palabras de Jesús, Lucas anima a las comunidades de su tiempo, que estaban siendo perseguidas. El sufrimiento no es estertor de muerte, sino dolor de parto. ¡Fuente de esperanza! La persecución era una señal de que el futuro anunciado por Jesús estaba llegando para ellas. Iban por el justo camino

• Lucas 6,24-25: ¡Ay de vosotros los ricos! ¡Ay de vosotros los que estáis hartos y os reís! Después de las cuatro bienaventuranzas a favor de los pobres y excluidos, siguen cuatro amenazas o maldiciones contra los ricos y los que se lo pasan bien y son elogiados por todos. Las cuatro amenazas tienen la misma forma literaria que las cuatro bienaventuranzas. La 1ª está al presente. La 2ª y la 3ª tienen una gran parte al presente y la otra al futuro. Y la 4ª se refiere enteramente al futuro. Estas amenazas sólo se encuentran en el evangelio de Lucas y no en el de Mateo. Lucas es más radical en la denuncia de la injusticia.

Delante de Jesús, en aquella planicie no había ricos. Sólo había gente pobre, venida de todos los lados (Lc 6,17-19). Asimismo, Jesús dice: "¡Ay de vosotros los ricos!" Y es que Lucas, al transmitir estas palabras de Jesús, estaba pensando más en las comunidades de su tiempo. En ellas había ricos y pobres, y había discriminación de los pobres por parte de los ricos, la misma que marcaba la estructura del Imperio Romano (cf. Sant. 5,1-6; Ap 3,17-19). Jesús hace una crítica dura y directa a los ricos: ¡Vosotros los ricos, ya tenéis consolación! ¡Vosotros ya estáis hartos, pero pasaréis hambre! ¡Vosotros os estáis riendo, pero quedaréis afligidos y lloraréis! Señal de que para Jesús, la pobreza no es una fatalidad, ni es fruto de prejuicios, sino que es fruto de enriquecimiento injusto de los otros.

• Lucas 6,26: ¡Ay de vosotros cuando todos hablen bien de vosotros, porque así vuestros padres trataron a los falsos profetas!” Esta cuarta amenaza se refiere a los hijos de los que en el pasado elogiaban a los falsos profetas. Es que algunas autoridades de los judíos usaban su prestigio y su autoridad, para criticar a Jesús.

Para la reflexión personal

• ¿Miramos la vida de las personas con la misma mirada de Jesús? Dentro de tu corazón, ¿qué piensas de verdad: una persona pobre y hambrienta puede ser realmente feliz? Las telenovelas y la propaganda del comercio, ¿qué ideal de nos presentan?
• Diciendo “Felices los pobres”, Jesús ¿estaba queriendo decir que los pobres han de seguir en la pobreza?
(ocarm.org)

Volver Arriba

Aplicación: P. Clemente González con el Papa Benedicto XVI

Meditación del Papa Benedicto
Referidas a la comunidad de los discípulos de Jesús, las Bienaventuranzas son una paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas se ven las cosas en la perspectiva correcta, esto es, desde la escala de valores de Dios, que es distinta de la del mundo. Precisamente los que según los criterios del mundo son considerados pobres y perdidos son los realmente felices, los bendecidos, y pueden alegrarse y regocijarse, no obstante todos sus sufrimientos. Las Bienaventuranzas son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura, y en las que "se invierten los valores". Son promesas escatológicas, pero no debe entenderse como si el júbilo que anuncian deba trasladarse a un futuro infinitamente lejano o sólo al más allá. Cuando el hombre empieza a mirar y a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesús, entonces vive con nuevos criterios y, por tanto, ya ahora algo del éschaton, de lo que está por venir, está presente. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, pág. 35).

Reflexión
El mensaje cristiano es desconcertante. ¿Cómo dice Jesús que son más felices los pobres, los hambrientos, los que lloran y los que son odiados? ¿Acaso no es mejor ser rico, comer bien, reír y tener buena fama?
Las Bienaventuranzas nos dicen que es preferible ser pobre que apegarse a los bienes materiales. Porque sólo un corazón desprendido puede llenarse de Dios. El que tiene su corazón lleno de cosas, ¿dónde puede albergar a Dios? ¿Le quedará algún hueco para El?

Podemos inspirarnos en las Bienaventuranzas para hacernos un programa de vida para este curso que comienza. El primer objetivo será despegarse cada día, poco a poco, de algo superfluo. Para eso hay que ponerse metas: cada semana, cada mes, etc. El segundo objetivo es el del “hambre espiritual”, el hambre de Dios. Vamos a cultivar nuestro espíritu con unos minutos de oración al día, con lecturas provechosas, con la cercanía a los sacramentos, procurando que en nuestra casa desaparezca el ruido y haya más silencio. El tercer propósito se refiere a los sacrificios. Hay que aprender a sobrellevarlos con elegancia, ofreciéndolos a Jesús como Él ofreció su cruz por nosotros. Y por último, tomando la cuarta Bienaventuranza, hay que lograr vivir cristianamente, con coherencia, dando testimonio aunque otros nos miren mal.

Propósito
Hagamos todas estas cosas con alegría, sabiendo que la recompensa será grande en el cielo.

Diálogo con Cristo
Pobreza, hambre, dolor, críticas… no son deseables ni fáciles de aceptar, pero Tú, Señor, me las propones como el camino a seguir. Ayúdame a buscar tu Reino y a vivir con un gran espíritu de fe y amor lo que venga por añadidura.

catholic.net



Volver Arriba



Aplicación: María Cruz con el Papa Francisco

Meditación del Papa Francisco
Se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado.

Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas, y que lean el pasaje de Mateo 25. Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el programa de acción. (Discurso de S.S. Francisco a los participantes del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, octubre de 2014).

Reflexión
Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos... y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.

¿Cómo entender el Evangelio? ¿Dónde está el contraste? ¿Cómo explicar estas antinomias?
El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo se abren a nuevas dimensiones y son capaces de descubrir la riqueza del compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en medio del desconcierto...

Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.

Propósito
Que mi cercanía y apoyo a una persona que sufre, le haga experimentar el amor de Cristo.

Diálogo con Cristo
Dios de cielos y tierra que alimentas los pájaros del campo y no olvidas nada de lo que has creado, te pido por todos los hombres que pasan hambre para que descubran en tu Palabra la fuerza que los conforte y encuentren hermanos que sacien su necesidad.

catholic.net

Ejemplos

El error

Por propia culpa

 

Volver Arriba