IGLESIA DEL HOGAR

Para ayudar a los Padres de Familia en el desempeño de su Sacerdocio en la Iglesia doméstica

Servicio de los MSC Misioneros del Sagrado Corazón

 


 

 

 

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO “A”

 

 

 

Contenido

1. Introducción a la Palabra

1.1 Primera lectura Is 55,10-11

1.2 Segunda Lectura: Romanos 8,18-23

1.3 Evangelio: San Mateo 13,1—23

2 REFLEXIONEMOS (Un texto un tanto largo pero maravilloso. Los padres de familia deberían saberlo de memoria).

2 1 Los Padres

2.2 Con los Hijos

3. Relación con la Misa

4. VIVENCIA FAMILIAR

5. Nos Habla la Iglesia.

6 Leamos la  Biblia con la Iglesia

7. Oraciones

7.1 LE TIENES (Amado Nervo)

7.2. Abre nuestro Corazón (Maertens)

8. VIDA DE LOS SANTOS

 

 

1. Introducción a la Palabra

1.1 Primera lectura * Is 55, 10-11: “La lluvia hace germinar la tierra”

He conocido un movimiento de la Iglesia que me ha demostrado a carta cabal que la palabra de Dios tiene una eficacia ineludible. Casi insensiblemente el anuncio de la palabra y la respectiva reflexión llevan a la conversión. Ahora bien los integrantes de este movimiento se reúnen dos veces a la semana para escuchar y rumiar la palabra de Dios. He visto como los transforma de cristianos mediocres en amigos de Dios. Si usted se anima una vez a la semana a enfrentarse con la Palabra de Dios y la acoge como vehículo de comunicación entre Dios y Usted, puede estar seguro que poco a poco Usted y su familia comenzará a sentir el efecto.

En realidad, todos nuestros textos tienen sólo una meta: ser puente a la palabra de Dios, sea para entenderla mejor, sea para dar una ayuda en la aplicación de ella. También los textos de la Iglesia tienen esta misma meta: abrirnos a la Palabra.

Lea este pasaje breve donde el profeta en nombre de Dios nos asegura que lo que Dios pronuncia para nosotros germinará en nuestro corazón a la vida eterna.

 

1.2 Segunda Lectura: * Rm 8, 18-23: “La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”

Pienso que los cristianos giramos demasiado alrededor de nosotros mismos. Basta mirar el contenido de nuestra oración. ¿Qué es lo que pedimos? Cosas nuestras, soluciones de problemas nuestras,   la paz para inquietudes nuestras. Por lo menos así me sucede a mí.

La lectura de hoy me hizo recordar que estamos como entretejidos en el cosmos, en la creación entera. Dios nos ha hecho boca de los seres inanimados y animados para que lo alabemos en nombre de ellos. Dios nos ha hecho a los hombres corazón del mundo entero para que en nuestro interior se decida la suerte de todo lo creado que no es humano. La salvación nuestra será la salvación del cosmos. Lo experimentamos ya en nuestro propio comportamiento. Cuando nos guían el egoísmo y el lujo, destruimos la naturaleza. Pero cuando vivimos al servicio, entonces Dios se hace presente. La lectura del la carta a los Romanos nos debe hacer comprender que el Espíritu Santo está realizando de salvación para que Dios sea todo en todos. Es un proceso doloroso porque significa morir al pecado y resucitar a la vida eterna. La naturaleza entera participa de nuestra lucha y de nuestra salvación.

 

1.3 Evangelio: * Mt 13, 1-23: “Salió el sembrador a sembrar”

Esta parábola es una de las dos cuya interpretación proviene de Jesús mismo. La otra la leeremos el domingo que viene. La parábola misma nos invita a ubicarnos en una de las categorías. No sé qué les parece a Ustedes. Yo me encuentro en las cuatro categorías porque en algún momento la palabra de Dios no pudo dar fruto porque el diablo me tentó, porque no tuve perseverancia o porque me ahogaban las preocupaciones de todos los días y de mi trabajo.

Si quisiera la Palabra de Dios echaría raíces profundas en mi corazón y daría fruto en abundancia  La experiencia me enseña que cuando estoy orando todos los días y conversando con Dios, entonces la Palabra entra a mi vida y produce fruto. Cuando mi oración e se está enfriando, la palabra de Dios se convierte en información y deja de ser diálogo. Es evidente, cuando no estoy bien con una persona, lo que dice no me interesa mayormente. Si estoy en comunicación viva y sostenida, entonces cada palabra se convierte en regalo.  Precisamente esto sucede con la palabra de Dios.

Leamos  la parábola y su explicación y comencemos luego a quitar piedras y espinas y zarzas. Resistamos al maligno y huirá de nosotros.

 

2 REFLEXIONEMOS           (Un texto un tanto largo pero maravilloso. Los padres de familia deberían saberlo de memoria).

2 1 Los Padres

La fe es descubrimiento y admiración del plan de Dios sobre la familia dado que participa de la vida y misión de la Iglesia,  la cual escucha religiosamente la Palabra de Dios y la proclama con firme confianza, la familia cristiana vive su cometido profético acogiendo y anunciando la Palabra de Dios. Se hace así cada día más, una comunidad creyente y evangelizadora.

De esposos y padres cristianos se exige la obediencia a la fe, y que son llamados a acoger la palabra del Señor que les revela la estupenda novedad - la Buena Nueva - de su vida conyugal y familiar, que Cristo ha hecho santa y santificadora. En efecto, solamente mediante la fe ellos pueden descubrir y admirar con gozosa gratitud a qué dignidad ha elevado Dios el matrimonio y la familia constituyéndola en signo y lugar de la alianza de amor entre Dios y los hombres, entre Jesucristo y la Iglesia esposa suya.

La misma preparación al matrimonio cristiano se califica ya como un itinerario de fe. Es, en efecto, una ocasión para que los novios vuelvan a descubrir y  profundicen la fe recibida  en el Bautismo y alimentada con la educación cristiana. De esta manera reconocen y acogen libremente la vocación a vivir el seguimiento de Cristo y el servicio al Reino de Dios en el estado matrimonial.

El momento fundamental de la fe de los esposos está a en la celebración el sacramento del matrimonio, que en el fondo de su naturaleza es una proclamación dentro de la Iglesia, de la Buena Nueva sobre el amor conyugal. Es la palabra de Dios que “revela" el proyecto sabio y amoroso que Dios tiene sobre los esposos, llamados a la misteriosa y real participación en el amor mismo de Dios hacia la humanidad. Si la celebración sacramental del matrimonio es en sí misma una proclamación de la palabra de Dios en cuanto son por título diverso protagonistas y celebrantes, debe ser una “profesión de fe” hecha dentro y con la Iglesia, comunidad de creyentes.

Esta profesión de fe ha de ser continuada en la vida de los esposos y de la familia. En efecto, Dios que ha llamado a los esposos “al”  matrimonio, continúa a llamarlos “en el” matrimonio. Dentro y a través de los hechos, o los problemas, las dificultades, los acontecimientos de la existencia de cada día, Dios viene a ellos, revelando y proponiendo las “exigencias” concretas de su participación en el amor de Cristo por su Iglesia, de acuerdo con la particular situación familiar, social y eclesial  en la que se encuentran.

El descubrimiento y la obediencia al plan de Dios deben hacerse “en conjunto” por parte de la comunidad conyugal y a familiar, a través de la misma experiencia humana del amor vivido en el Espíritu de Cristo entre los esposos, entre los padres h e hijos. Para esto, también la pequeña Iglesia doméstica, como la gran Iglesia, tiene necesidad de ser evangelizada continua e intensamente. De ahí deriva su primer deber de educación permanente en la fe.

Ministerio de Evangelización de la Familia Cristiana

En la medida en que la familia cristiana acoge el Evangelio y madura en la fe, se hace comunidad evangelizadora. Escuchemos de nuevo a Pablo VI:”La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia”.

Dentro pues de una familia consciente de esta misión, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no sólo comunican a sus hijos el evangelio, sino que pueden a su vez recibir e de ellos este mismo evangelio profundamente vivido. Una familia así se hace evangelizadora de muchas otras familias y del ambiente en que ha vive”.

Como ha repetido el Sínodo, recogiendo mi llamada lanaza en Puebla, la futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. Esta misión apostólica de la familia esta enraizada en el Bautismo y recibe con la gracia sacramental del matrimonio una nueva fuerza para transmitir al fe, para santificar y transformar la sociedad actual según el plan de Dios.

La familia cristiana, hoy sobre todo, tiene una especial vocación a ser testigo de la alianza pascual de Cristo, mediante la constante irradiación de la alegría del amor y de la certeza de la esperanza, de la que debe dar razón:”La familia cristiana proclama en voz alta tanto las presentes virtudes del reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada”.

La absoluta necesidad de la catequesis familiar surge con signo de singular fuerza en determinadas situaciones, que la Iglesia constata por desgracia en diverso s lugares:

En los lugares donde una legislación antirreligiosa pretende incluso impedir la educación en la fe, o donde ha cundido la incredulidad o ha penetrado el secularismo hasta el punto de restar prácticamente imposible una verdadera creencia religiosa, la Iglesia  doméstica es el único ámbito donde los niños y los jóvenes pueden recibir una auténtica catequesis.”

Un servicio eclesial

El ministerio de evangelización de los padres  cristianos es original e insustituible y asume las características de la vida  familiar hecha, como debería estar, de amor, sencillez, concreción y testimonio cotidiano.

La familia debe formar a los hijos para la vida, de manera que cada uno cumpla en plenitud su cometido, de acuerdo con la vocación recibida de Dios. Efectivamente, la familia que está abierta a los valores transcendentes, que sirve a los hermanos en la alegría, que cumple con generosa fidelidad sus obligaciones y es  consciente de su cotidiana participación en el misterio de la cruz gloriosa de Cristo, se convierte en el primero y mejor seminario de vocaciones a la vida consagrada  al Reino de Dios.

El ministerio de evangelización y catequesis de los padres debe acompañar a la vida de los hijos también durante su adolescencia y juventud, cuando ellos, como sucede con frecuencia, dudan o incluso rechazan la fe cristiana recibida en los primeros años de su vida. Y así como en la Iglesia no se puede separar la obra de evangelización del sufrimiento del apóstol, así también en la familia cristiana los padres deben afrontar con valentía y gran serenidad de espíritu las dificultades que halla a veces en los mismos hijos su ministerio de evangelización. No hay que olvidar que el servicio llevado a cabo por los cónyuges y padres cristianos en favor del Evangelio es esencialmente un servicio eclesial, es decir, que se realiza en el contexto de la Iglesia entera en cuanto comunidad evangelizada y evangelizadora. En cuanto  enraizado y derivado de la única misión de la Iglesia y en cuanto ordenado a la edificación del único Cuerpo de Cristo, el ministerio de evangelización y de catequesis de la Iglesia doméstica ha de quedar en íntima comunión y ha de armonizarse responsablemente con los otros servicios de evangelización y de  catequesis presentes y operantes en la comunidad eclesial, tanto diocesana como parroquial.

(Juan Pablo II Familiaris Consortio nos. 51-52)

 

2.2 Con los Hijos

Durante la persecución de Nerón los cristianos se escondieron en las catacumbas que son como túneles subterráneos donde sepultaban a los muertos. Un día llevaron a uno allá  sobre el cual pesaba la condena de muerte. Le dijeron que se esconda allí y que buscase una antorcha que había allí para que le alumbrara. El hombre era descuidado y pensaba:” ¿Por qué necesitaría yo una antorcha? Ya encontraré el camino”. En la oscuridad se perdió y habría muerto allí de hambre si  no hubieran ido en su busca.

Es una imagen de nuestra vida. Pensamos que podemos caminar por los túneles de nuestra vida sin la luz de la palabra de Dios, Pero sin ella nos perdemos porque nos sabemos  pro donde ir, no sabemos cuál es el verdadero camino. No sabríamos que es mejor dejarse pegar que pegar, no sabríamos que es mejor dejarse robar que robar, no sabríamos que es mejor dejarse insultar que insultar. Solamente por medio de la Palabra de Dios podemos saber cómo ha actuado Jesús que es nuestro ejemplo. Vamos a pensar ahora cuándo debemos a encender la antorcha de la Palabra de Dios en nuestra  casa para que ilumine toda nuestra vida.

 

3. Relación con la Misa

La Eucaristía es el momento privilegiado del anuncio de la palabra porque se reúne la Iglesia, la comunidad cristiana para alimentarse de la palabra de Dios.”No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Recordemos que cuando es anunciada a viva voz, allí es la Palabra viva de vida eterna para todos los oyentes.

 

4. VIVENCIA FAMILIAR

Es de vital importancia que por lo menos una vez a la  semana la familia se reúna alrededor de la Palabra de Dios. Crea firmemente que allí estará presente Cristo de manera muy especial y actuará en todos los miembros de la familia. Su palabra es eficaz y realizará su cometido.

Al rezar con sus hijos la oración de la noche, lea una Palabra  breve de Jesús, como que están escuchando a Jesús mismo y anime a sus hijos a contestar a los que Jesús les ha dicho. Esto supone que usted mismo tiene la costumbre de hacerlo.

A los niños les gusta organizar representaciones. Hay muchas historias bíblicas que se prestan a ello.

 

5. Nos Habla la Iglesia.

Inspiración y verdad de la Escritura

La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa madre Iglesia, fiel a la fe de los a Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo (Jn 20,31; 2 Tim 3,16; 2 Pe 1,19-21; 3,15-16), tiene a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia. En la composición de los Libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería.

Como todo lo que afirman los hagiógrafos o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los Libres sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra. Por tanto, toda la Escritura, inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir en la justicia; para que el hombre de Dios esté en forma, equipado para toda obra buena ( 2 Tim 3,16-17).

Lectura asidua de la Escritura.

El Santo Sínodo recomienda insistentemente a todos los fieles la lectura asidua de la Escritura para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Fil 3,8), “pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”. Acudan de buena gana al texto mismo: en la liturgia tan llena del lenguaje de Dios; en la lectura espiritual, o bien en otras instituciones o con otros medios que para dicho fin se organizan hoy por todas partes, con aprobación o por iniciativa de los pastores de la Iglesia. Recuerden que la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues “a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escucharnos cuando leemos sus palabras”.

(Concilio Vaticano II “Sobre la divina Relevación” ns. 11 y 25)

 

6 Leamos la  Biblia con la Iglesia

L.  Ex 1,8-14.22                  S.123                Is 1,11-17                      S. 49                Mt 10,34-11,1

M. Ex 2, 1-15a                   S.68                 Is 7,1-9                         S.47                 Mt 11,20-24

M. Ex 3,1-6.9-12                 S.102                Is 10,5-7.13-16               S193                 Mt 11 25-27

J.   Ex 3,13-20                    S.115                Is 26, 7-9.12.16-19         S. 101               Mt11,28-30

V.  Ex  11,10-12,14             S.115                Is 38,1-6.21-22.7-8         S. 38                Mt 12, 1-8

S.  Ex 12,37-42                   S.135                Miq 2,1-5                       S.10                 Mt 12,14-21

 

7. Oraciones

7.1 LE TIENES (Amado Nervo)

Pues busco, debo encontrar. Pues llamo, débenme abrir. Pues pido, me deben dar. Pues amo, débeme amar a aquel que me hizo vivir. ¿Calla? Un día me hablará. ¿Me pone a prueba? Soy fiel. ¿Pasa? No lejos irá; pues tiene alas mi alma, y va volando detrás de él. Es poderoso, mas no podrá mi amor esquivar. Invisible se volvió, mas ojos de lince yo tengo y le habré de mirar. Alma, sigue hasta el final en pos del Bien en medio de los bienes y consuélate en tu mal pensando como Pascal: “¿Le buscas?  ¡Es que ya le tienes!”

 

7.2. Abre nuestro Corazón (Maertens)

Padre de bondad: no nos dejes solos; que el Espíritu de Jesús permanezca con nosotros.

Que abra nuestros ojos a la acción de tu palabra.

Que desate nuestra lengua para que podamos ser testigos decididos de la nueva humanidad por Cristo transformada.

Que dé valor a los servidores de la Palabra como dio valor a los profetas. Y a los mensajeros de la Buena Nueva.

Que camine con todos los hombres al ritmo de su libertad para que presten adhesión a tu Palabra,

pues por ella fue hecha carne en Jesucristo.

 

8. VIDA DE LOS SANTOS

29 de mayo            Santa María Magdalena de Pazzis

Celebramos la fiesta de Santa María Magdalena de Pazzis. Al bautizarse recibió el nombre de Santa Catalina de Siena. Pero al entrar a la orden  de las Carmelitas y al hacer sus votos asumió el nombre de María Magdalena. Desde niña tuvo una gran inclinación al sacrificio y la penitencia. Se sentía feliz poder sufrir por amor a Jesús.

A la edad de 16 años pidió ser admitida a la orden carmelita porque había oído que en esa orden comulgaban frecuentemente lo que no era la regla en otras congregaciones. Durante 5 años sólo vivió de pan y agua y durante 5 años sufrió las más horrendas tentaciones. Mirando la cruz y colocada bajo la protección de la Virgen Santísima pudo resistir en humildad y obediencia. Su lema era: Sufrir, no morir. El amor ardiente a Dios y los hombres la impulsó de realizar incansablemente la reforma de su orden. Ella que tenía el privilegio de ver al Señor en visiones, frecuentemente decía que las obras de caridad eran mucho más valiosas que las visiones. Porque las visiones eran un don de Dios mientras que las obras de caridad entrañaban también algo de nuestro amor.

Cada hora, cada momento era para ella oportunidad de dirigirse a Dios y a la Madre de Dios. Un día el Señor le anunció que iba a  sufrir mucho pero añadió: La madre de mi Hijo te consolará.

Muchas veces le apareció la Virgen Santa para consolarla en sus atroces sufrimientos y para animarla en progresar. Santa María Magdalena de Pazzis, al meditar los misterios de la salvación, siempre admiraba también la parte que tuvo y tiene la Madre de Dios en nuestra salvación. Ella se acostumbraba de celebrar con mucha veneración y alegría las fiestas de la Madre de Dios.

El 25 de mayo de 1607 entregó su alma a Dios en la muerte y  también en este momento se ofreció de nuevo a Dios y a la Virgen como victima por los pecadores.

La santa nos enseña que la devoción a la Virgen no es una panacea contra todo mal y sufrimiento. Como la Virgen Santísima nosotros también debemos estar dispuestos de caminar con Jesús el camino de la cruz. Dios muestra su amor de la manera que sea mejor para nosotros. Muchas veces Dios usa del sufrimiento para guiarnos por el camino del amor. Podemos estar seguros que nos concederá lo mismo como a Santa María Magdalena:”Te esperan sufrimientos y angustias pero la madre de mi Hijo te va a consolar”. Que estas horas de gracia que pasamos junto a la Virgen, nos fortalezcan y nos concedan la fe de ver en todos los acontecimientos de la vida el amor de Dios.

 

 

 

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