Orando con los Salmos



Capítulo 3: Hallel (Jalel)
Claudio Daniel Olszanski


Veremos ahora las palabras principales que se utilizan en los salmos para la alabar a Dios:

1.- HALLEL (JALEL)

Es un verbo que significa “alabar”. Se emplea más de 200 veces en la biblia de las cuales 120 están en los salmos. Quiere decir: “gritar de gozo, aclamar”. Puede aparecer también como “tehillah” (tejiláj) expresión que traducimos como “alabanza”.

Si bien en alguna ocasión se lo utiliza para exaltar las virtudes de alguna persona como en Proverbios 12,8:“Se alaba al hombre según su prudencia” (Prov 12,8) generalmente se lo emplea para dirigirse a Dios.

En el libro de los salmos aparece 120 veces sobre todo en la expresión: ¡Aleluya! que combina Hallel + Yahveh para formar la aclamación: ¡Alaben al Señor!

A lo largo del salterio se advierte un movimiento ascendente que nos “conduce irresistiblemente” a la alabanza, para terminar con los salmos 148 – 150 que coronan la obra.

En el salmo 148 se convoca al cielo, a la tierra y a todo el universo a celebrar el nombre de Yahveh, el motivo de la alabanza es el admirable orden de la creación. El versículo final destaca los privilegios de Israel como pueblo elegido por Dios. Oremos juntos con este salmo:

1.-¡Aleluya!
¡Alaben al Señor desde los cielos,
alábenlo en las alturas,
2.-alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos!
3.-¡Alábenlo, sol y luna,
alábenlo astros luminosos;
4.-alábenlo espacios celestiales (cielos de los cielos),
y aguas que están por encima de los cielos!
5.-¡Alaben el nombre del Señor,
porque él lo ordenó y fueron creados,
6.-él los afianzó para siempre,
bajo una ley que no cambiará!
7.-¡Alaben al Señor desde la tierra,
los cetáceos y abismos del mar,
8.-fuego, granizo, nieve, bruma,
y viento huracanado que obedece su palabra,
9.-montañas y todas las colinas,
árboles frutales y todos los cedros,
10.-fieras y ganados,
reptiles y aves que vuelan,
11.-reyes de la tierra y todas las naciones,
príncipes y gobernantes de este mundo,
12.-jóvenes y doncellas también
ancianos junto con los niños!
13.-Alaben el nombre de Yahveh:
porque sólo su nombre es sublime,
su majestad está por encima del cielo y la tierra,
14.-él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él la alabanza de todos sus fieles,
y de los hijos de Israel, el pueblo de sus amigos!

(Salmo 148)

La alabanza es el reconocimiento de la soberanía y del reinado de Dios sobre todo lo creado: cielo, tierra, mares, seres vivientes y hasta sobre nuestras propias vidas.

La alabanza nos da, en cierto modo, el clima de oración de los salmos. Mientras que otras oraciones son para un momento determinado, ya sea un pedido de perdón o una acción de gracias, la alabanza es para siempre, por eso así oraba Israel :“Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mi boca”( Sal 34,2 );“Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre eternamente” ( Sal 145,2 ) ; “Alabaré al Señor toda mi vida, mientras yo exista cantaré para mi Dios” ( Sal 146,2 ).

La alabanza está esencialmente dirigida a Dios. El merece ser alabado sencillamente porque es Dios: “Oh Dios, tu mereces un himno en Sión”, una traducción más literal podría ser: “Oh Dios, es hermoso alabarte en Sión”( Sal 65,2 ).

Hallel es celebrar entusiastamente al Señor. Frente a él no hay peligro de caer en exageraciones, ya que él es todo lo que podemos decir y mucho más: “Grande es el Señor y muy digno de alabanza es incalculable su grandeza”( Sal 145,3 ). Hasta la creación le rinde alabanza:“Alábenle sol y luna, alábenle todas las estrellas de luz”
(Sal 148,3 ).

A pesar de su grandeza y de su poder: “¿Quién como Yahveh nuestro Dios que se sienta en las alturas?” ( Sal 113,5 ) ; “Reina Yahveh, vestido de majestad” ( Sal 93,1 ), el Señor quiere que nos dirijamos a él como hijos, con confianza, Él es un padre que nos va a llenar de amor y ternura: “ El Señor ... rescata tu vida del abismo, te corona de amor y de ternura” ( Sal 103,4) ;“Y tú, Yahveh, no contengas tus ternuras para mí”( Sal 40,12 ). Así como un Padre se alegra con la algarabía de sus hijos así el Señor se regocija con nuestra alabanza.

La alabanza encuentra en la ‘comunidad’ su lugar privilegiado de expresión, es por ello que el verbo se emplea más veces en plural que en singular, pero aunque sea pronunciada por una sola persona, la alabanza desemboca necesariamente en la comunidad: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré” ( Sal 22,23). De un modo especial Israel reconoce la presencia del Señor en las alabanzas de la asamblea:“Tú habitas en las alabanzas de tu pueblo”( Sal 22,4).

La alabanza también puede ser cantada: “Cantad al Señor un canto nuevo, porque él ha hecho maravillas”( Sal 98,1) ; “Celebraré el amor y la justicia, a ti Señor, te cantaré salmos de alabanza”( Sal 101,1). El salmo 95 nos hace una invitación a cantar con júbilo a Dios que es el fundamento de nuestra salvación: “Vengan, cantemos con gozo al Señor, aclamemos a la roca de nuestra salvación” ( Sal 95, 1).

La alabanza debe ser nuestro estilo de vida, nuestro modo de ser cristianos, la alabanza en el presente es un anticipo de la alabanza en el reino, así leemos en el Apocalipsis:

... También oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra, debajo de ella, en el mar y todo lo que hay en ellos decían:

“Al que está sentado en el trono y al Cordero,
sea la gloria, el honor, la alabanza, el poder,
para siempre”.

(Ap 5, 13)