Vocación misionera: Cómo encontrarla
CULTIVA TU VOCACIÓN
Ciertamente, en la base de toda vocación está la iniciativa de Dios. Pero
debe estar también nuestra respuesta personal. Cuando no la damos, es señal
de que no nos atrevemos a complicarnos la vid a. Nos gusta más seguir a
nuestro aire, según se presenten las cosas.
Hay personas que piensan que la vocación viene sola. Consecuentemente, la
esperan «sentadas». Creen que un buen examen psicológico puede darles la
solución. Pero olvidan que cualquier cosa en la vida pide un mínimo de
búsqueda, de trabajo.
Tu vocación requiere cuidado, tienes que cultivarla porque se parece a las
plantas. Una planta cultivada crece adecuadamente y produce frutos a su
tiempo. Una planta silvestre, si produce frutos, es por casualidad, porque
tuvo muy buena suerte. No conviene que
dejes tu vocación a la suerte. Debes trabajarla. Tus disposiciones son un
elemento fundamental.
Lo más importante de tu vocación es el diálogo que establezcas con Dios y
con el mundo en el que vives. Dios te llama a través de la realidad. Y, como
sucede en cualquier comunicación, es necesario un receptor abierto: si una
antena tiene buena disposición, recibe bien el mensaje.
La vocación es un diálogo muy especial porque entre el que llama y el que
responde no hay igualdad. Dios y las necesidades del mundo son,
objetivamente, mucho más importantes que tú. Tú eres un simple instrumento.
Sin embargo, Dios ha querido hacerte un instrumento capaz de dialogar y
cuenta con todas tus capacidades para realizar sus proyectos. Así, tú eres
un verdadero protagonista. Pero Dios es el autor de la obra.
Las disposiciones vocacionales que te pueden servir para cultivar tu
vocación, pueden resumirse muy rápidamente:
*Apertura. Estar abierto a las personas, al mundo en que vives, a la Iglesia
que te necesita, a Dios que te habla a través de ellos. Pero es necesario
concretar esta apertura de tu relación con Cristo en tu oración personal,
con tu orientador vocacional, con tus padres.
*Coherencia. Es necesario un mínimo de autenticidad. Para cultivar tu
vocación debes hacer lo que piensas, sin justificarte, sin buscar tu
comodidad. Dios llama, pero necesita personas que sean sensibles a los
valores que Él presenta.
*Experiencia de Iglesia. Encontrar tu vocación es hallar un lugar en la
Iglesia. Para ello es conveniente que pertenezcas a algún grupo, que te
sientas parte de una comunidad cristiana y actúes en ella. ¿Cómo vas a
encontrar tu lugar en la comunidad si no la conoces?
CÓMO ENCONTRAR TU VOCACIÓN
1. Ábrete a la realidad
del mundo, de la sociedad, de los demás. No basta con mirarte a ti mismo. La
vocación tiene que ver con los demás.
2. Mantén una relación frecuente e íntima con Dios. Atrévete a plantearle a
Él el problema de tu vocación y de cómo ves al mundo que te rodea.
3. No intentes caminar solo. Busca a una persona que te pueda ayudar y
déjate acompañar por ella en todo lo que te preocupa.
4. Sirve a los demás en un apostolado. Intenta hacerlo con mucho desinterés,
ocupando los últimos puestos y realizando trabajos silenciosos.
5. Intenta ser radical en tus decisiones. Busca siempre lo mejor, lo más
claro y exigente. No te conformes con cualquier cosa.
6. Ensaya conductas cristianas en tu realidad:
en tu familia, tu grupo, tus estudios, tu trabajo... Experimenta la alegría
de comportarte como un verdadero cristiano.
7. Aliméntate con la Palabra de Dios y los sacramentos. Utiliza estos
instrumentos preciosos que Dios ha puesto a tu alcance.
8. Considera las necesidades de la Iglesia, atrévete a mirarlas de frente y
pregúntate ¿y yo, por qué no?
9. Haz una experiencia de fraternidad entre jóvenes. Participa en algún
grupo juvenil.
10. Si ves claro en algún punto importante, no dudes más, toma una decisión
sin buscar justificaciones para parecer indiferente.
SEGUIR A JESÚS EN LA MISIÓN
Chico, chica, no temas, déjate mirar por Dios, El te guiará y ayudará a
encontrar lo que tu corazón busca. (Hna. Guadalupe Hernández)