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NOVENA EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN

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Autor: P. Andrés Tostain M.S.C.



Abogada de las causas difíciles



Dios amó tanto al mundo que le envió a su Hijo". (Juan 3,16) María fue la primera en ser testigo de ese amor del Padre, manifestado en Cristo, y a vivirlo. Así lo expresa el título "Nuestra Señora del Sagrado Corazón". Rezarle a ella rezar con ella, es dejarse conducir por ella para vivir ese amor y ser testigos del mismo en el mundo de hoy.

Muchos saben de memoria la oración a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el "Acuérdate ..."; otros la descubrirán.
 

Rezar a Nuestra Señora del Sagrado Corazón es siempre orar con la Iglesia. La que Jesús nos ha dado como Madre, nos reúne alrededor de su Hijo. María nos da la fuerza, el consuelo y la esperanza que ella misma saca para nosotros de la "Fuente de agua viva". Nuestra confianza en ella ensancha nuestra oración a la medida del mundo.

Demos gracias al Padre Julio Chevalier MSC, Fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, por habernos regalado esta devoción.



OREMOS
Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las maravillas que Dios hizo en ti
Te escogió como Madre de su Hijo, a quien seguiste hasta la cruz.
Te glorificó con El, escuchando con agrado tus plegarias por todos los hombres.
Llenos de confianza en el amor del Señor y en tu intercesión, venimos contigo a las fuentes de su corazón, de donde brotan para la vida del mundo la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tú conoces nuestras necesidades:
Habla al Señor por nosotros y por todos los hombres. Ayúdanos a vivir en su amor.
Para eso, alcánzanos las gracias que le pedimos y las que necesitarnos.
Tu petición de madre es poderosa: que Dios responda a nuestra esperanza. Amén.



DÍA PRIMERO
Acuérdate Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las maravillas que Dios hizo en tí

L: Es una gran alegría para nosotros, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, saber que estás ahí, muy cerca, escuchando con benevolencia nuestra plegaria.
T: Puesto que eres nuestra Madre, Tú conoces nuestras necesidades, incluso antes de exponerlas. Tú sabes, pues, por qué venimos a rogarte en el curso de esta novena.
L: Llevando como llevamos el peso de nuestras preocupaciones, de nuestros sufrimientos y de nuestras dudas, quizá no tenemos el corazón lo bastante libre como para abrirnos a la Voluntad de Dios. Por eso nos volvemos hacia Ti, Madre, con una confianza total:
T: Escucha nuestra plegaria; intercede por nosotros junto a tu Hijo; pero, sobre todo, ayúdanos a compartir los sentimientos de su Corazón y mantennos en su amor.
L: Nos gusta darte el hermoso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón un nombre que evoca todas las maravillas de las que te ha colmado el amor del Señor: Elegida de Dios, llena de gracia, toda Tú eres, desde el primer instante de tu Concepción Inmaculada, un don de amor del Corazón de Dios.
T: El Señor se ha inclinado con ternura sobre Ti, para que seas en nuestra noche, una luz de esperanza y de alegría.
L: Virgen purísima, Madre del Hijo de Dios, Hija predilecta del Padre y Santuario del Espíritu Santo, te proclamamos bienaventurada unidos a todas las generaciones.
T: Acuérdate de las maravillas que el amor del Señor ha realizado en Ti y, 
en nombre de este amor, ayúdanos a hacer lo que nos diga Jesús. Amén.

Oración final: Acuérdate...


DÍA SEGUNDO
El te escogió como Madre de su Hijo

L: Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón: Las maravillas que en Ti hizo el Señor sólo tenían una finalidad: Preparar tu corazón para acoger al Hijo de Dios
T: El Padre te ha amado desde toda la eternidad; te eligió entre todas las mujeres para convertirte en la Esposa del Espíritu Santo y en la Madre de su Hijo.
L: Este amor excepcional de Dios te fue revelado el día de la Anunciación. Acuérdate de aquel instante en el que el Ángel Gabriel vino en nombre del Altísimo a solicitar tu participación en la obra de la salvación.
T: Volvemos a decirte con él: "Dios, te salve, María, llena eres de gracia, Señor está contigo. " Humilde Esclava del Señor aceptaste que todo se hiciera en Ti según su palabra. Yen tu seno el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Virgen María, te aclamamos con toda la Iglesia como Madre de Dios, pues el Hijo eterno del Padre quiso nacer de Ti, quiso que su naturaleza humana fuera formada en Ti, quiso que su corazón de hombre tuera carne de tu carne
T: Tú has sentido vivir y palpitar junto a tu propio corazón a este Corazón del Hombre Dios.
Eres la primera que has presentido toda la riqueza del amor de Dios manifestado en Jesucristo, aunque, como nosotros, has tenido que caminar en la oscuridad de la fe.
Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón de los maternales lazos que te unen al Corazón de tu Hijo. Intercede por nosotros ante El, prepara nuestro corazón para acoger su amor y concédenos vivir, como Tú, en la aceptación confiada de su voluntad. Amén.

Oración final: Acuérdate...


DÍA TERCERO 
A quien seguiste hasta la Cruz.

L: Nuestra Señora del Sagrado Corazón esta frase del Evangelio nos revela el extraordinario misterio de amor que te unía a tu Hijo: Por amor fuiste fiel hasta el final. Quisiste seguir a Jesús en el camino del Calvario para estar junto a El, cuando clavado en la Cruz, ofrecía su vida por la salvación del mundo ¿Quién podría expresar las angustias de tu corazón maternal en aquellos trágicos instantes?
T: Y, sin embargo, cuando todo se derrumbaba a tu alrededor, permaneciste firme, Madre admirable, porque en Ti el amor es más fuerte que la muerte. Tu fe no vaciló en la noche de la prueba. Delante del Corazón herido de tu Hijo, te convertiste plenamente en nuestra Señora del Sagrado Corazón
L: Dios quiso, por amor también, tu presencia al pie de la Cruz. Al elegir-
' te por Madre, te llamó igualmente a participar en su obra de salvación. En verdad, Cristo es el único Mediador y Salvador, y El solo reconcilia al hombre con Dios. Pero ¿no convenía que, en la nueva creación, la nueva Eva estuviera presente al pie del árbol de la vida, asociada al nuevo Adán, transmitiendo, junto con El, al pueblo de la Nueva Alianza los frutos de la gracia y del perdón?
T: El Señor te ha elegido para este papel único. Y esta es la razón de por qué, en aquel solemne momento, te designa como la mujer por excelencia, como la Madre de todos los vivientes:
L: Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de que te convertiste en nuestra Madre al pie de la Cruz. Cuando suframos, haz que te sintamos a nuestro lado.
T: Ayúdanos a mantener la confianza a pesar de todo; ayúdanos a perseverar fuertes y valientes en la prueba, para así superar todos los problemas de nuestra vida diaria. Amén.

Oración final: Acuérdate...


DÍA CUARTO
Te glorificó con Él, escuchando con agrado tus plegarias

L: Tu fidelidad fue recompensada, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y, a la noche del Calvario, sucedió la luz de la Pascua.
T: Del mismo modo que fuiste asociada al Cristo sufriente, así estás ahora unida a El en la alegría y en la gloria.
L: Jesucristo resucitado quiere, en verdad, comunicar a toda la humanidad la vida gloriosa que en adelante será la suya, pero, para Ti, María, el Señor no ha esperado a la resurrección final. Por amor, El te ha transfigurado en cuerpo y alma, en su luz y en su vida.
T: Tu gloriosa Asunción es, a la vez, un don de Dios y el fruto de la fidelidad en responder a su amor. Para todos nosotros, para el Pueblo de Dios en marcha, ella es también un maravilloso signo de esperanza
L: Si Tú compartes ahora la gloria de tu Hijo, si Tú estás ya cerca de Él por toda la eternidad con tu alma, tu cuerpo glorificado, tu corazón maternal, ¿no será para estar al mismo tiempo más cerca de nosotros? ¿No eres para siempre nuestra Madre?
T: Tú que nos amas, Tú que estás tan íntimamente asociada a Jesús, nuestro único Mediador, intercede por nosotros.
L: Como escuchó tu petición en Caná, así escucha ahora las súplicas que Tú le presentas en nuestro nombre.
T: Madre de la Iglesia, Madre de los hombres, Madre nuestra, habla por nosotros al Corazón de tu Hijo, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oración final: Acuérdate...

 

Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús Abogada de las causas difíciles y desesperadas



DÍA QUINTO
Venimos contigo a las fuentes de su Corazón

L: Cuando el pueblo judío, muerto de sed y agotado, atravesaba el desierto, camino a la Tierra Prometida, Dios le dio de beber, ordenando a Moisés que golpeara la roca con su bastón para hacer brotar de ella una fuente de agua viva.
T: El pueblo de la Nueva Alianza en marcha hacia la verdadera Tierra Prometida, necesitaba también apagar su sed para continuar su marcha. Corno la samaritana, aspira contusamente a una fuente de agua viva que apagaría su sed para siempre.
L: Y Jesús accede a este profundo deseo: "El que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed." El Evangelista añade en seguida: "Porque el agua que yo quiero darle se convertirá en su interior en un manantial que conduce a la vida eterna."
T: Nuestra Señora del Sagrado Corazón Tú has visto con tus ojos la realización de estas palabras:
L: Cuando la lanza del soldado atravesó el costado de tu Hijo y de su Corazón herido manaron sangre y agua, Tú descubriste con San Juan toda la significación de este misterio. Pues la Roca es Cristo, dice San Pablo: "Todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual; bebían, en efecto, de la roca espiritual que los acompañaba, roca que representaba a Cristo."
T: Más allá de la muerte, tu Hijo ha querido, en etecto, abrir su Corazón para apagar nuestra sed para siempre.
L: Según su promesa, lo que nos da es su Espíritu, fuente que salta hasta la vida eterna; es la gracia, los sacramentos, la Vida de Dios.
T: Virgen María, nos gusta llamarte Nuestra Señora del Sagrado Corazón, porque estás muy cerca de esta fuente de agua viva que brota del Corazón de tu Hijo.
L: Te suplicamos que ruegues por nosotros, pecadores; mira a tus hijos que sufren. a todos los que por el mundo no conocen todavía el Evangelio; a todas las víctimas de la injusticia y del odio.
T: Condúcelos a tu Hijo, para que todos los hombres, de toda raza lengua, pueblo y nación vengan a beber con alegría en las fuentes de la salvación. Amén.

Oración final: Acuérdate...


DÍA SEXTO
... de donde brotan para la vida del mundo la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación

L: Todas las gracias que necesitamos brotan del Corazón de tu Hijo, y eres Tú, nuestra Madre, la que cuidas con solicitud sobre nosotros para hacemos participes de ellas.
T: Por eso te rogamos con confianza por nosotros mismos y por todos nuestros hermanos los hombres: En medio de nuestras pruebas, guárdanos de todo desánimo, puesto que muriendo por nosotros en la Cruz, Jesús nos abrió las puertas de la vida.
L: Cuántas veces podría Jesús dirigimos el mismo reproche que a sus discípulos en medio de la tempestad: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?"
T: Ayúdanos, Nuestra Señora del Sagrado Corazón a conservar en nosotros la fuerza de la esperanza. Haznos contemplar el Corazón de tu Hijo para que encontremos en Él la esperanza el consuelo, la salvación.
L: Y por tu plegaria, obtén para nuestro mundo desgarrado por el odio la paz que tu Hijo ha venido a traernos. No es una paz de bienestar y sin problemas la que te pedimos; es la paz que Cristo resucitado comunicó a sus Apóstoles en el Cenáculo.
T: Haz de nosotros constructores de la paz que se comprometen con generosidad al servicio de la justicia.
L: Ayúdanos a salir de nosotros mismos, para que contribuyamos a la construcción de un mundo más justo y más fraterno.
T: Ten piedad de todas las víctimas de la guerra y de la violencia. 
L: Ayúdanos a hacer triunfar la paz, la reconciliación, la justicia.
T: Ayúdanos a crecer en el Amor para que por medio de nosotros se extienda el Reino del amor. Amén.

Oración final: Acuérdate...


DÍA SÉPTIMO
Tú conoces nuestras necesidades: habla al Señor por nosotros y por todos los hombres

L: Tu gloriosa Asunción no te ha separado de tus hijos, Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Al contrario, sabemos que ahora estás junto a nosotros para siempre, maternalmente presente y compasiva, cada vez que nos volvemos a Dios por medio de la oración.
T: Por eso a pesar de nuestras miserias y de nuestras debilidades, podemos apoyarnos en Ti con confianza.
L: Desde las bodas de Cana, desde el Calvario, desde el Cenáculo y ahora junto a Dios, Tú eres nuestra embajadora cerca de tu Hijo.
T: Por eso te suplicamos, María. Tú que has cantado tan maravillosa-mente a Dios tu reconocimiento y amor presenta a tu Hijo Jesús nuestras alabanzas y nuestra acción de gracias.
L: El Señor ha hecho también en nosotros maravillas, pero apenas sabemos verlas y reconocerlas. Repítele nuestra alegría de haber sido salvados por Él, de ser en Él hijos del Padre y templos del Espíritu Santo.
T: Ofrécele nuestra gratitud por la Fe, el Bautismo, la Eucaristía, y por 
damos la maravillosa esperanza de contemplarlo un día contigo eternamente.
L: Preséntale nuestras peticiones. Tú sabes las intenciones que llevamos en nuestro corazón Tú sabes por qué venimos a rogarte cada día de esta novena.
T: Nuestra Señora del Sagrado Corazón Madre que tanto nos amas, te pedimos, ruegues por nosotros al Corazón de tu Hijo, fuente de toda gracia.
L: Preséntale igualmente las necesidades de todos nuestros hermanos, los hombres, y más especialmente de los que se han asociado a nuestra Comunidad de Oración.
T: Te rogamos con ellos y por ellos. Ya todos nosotros guárdanos en la confianza y en la paz. Amén.

Oración final: Acuérdate...

 

Nuestra Señora del Sagrado Corazón



DÍA OCTAVO 
Ayúdanos a vivir en su amor

L: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, la noche de Jueves Santo, tu Hijo Jesús nos pidió con insistencia que observáramos su mandato:
T: Para que nuestra caridad sea auténtica, debemos, pues, amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
L: En cierto modo, debemos prolongar en el tiempo y en el espacio el Amor mismo del Corazón de Jesús a todos los hombres. Y esto no será posible si no estamos unidos con todo nuestro ser a Jesucristo, para vivir de su amor y hacerle presente a nuestro alrededor. Por eso, en aquella misma noche del Jueves Santo nos pide:
T: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado":
L: Tú, que has cumplido siempre tan perfectamente la voluntad de Dios; Tú, que has vivido tan por entero en el Amor de tu Hijo, ayúdanos a observar sus mandamientos.
T: Ayúdanos a permanecer en su amor para que sepamos, por nuestra parte, amar a nuestros hermanos con un amor total y desinteresado.
L: Tenemos muchas cosas que pedirte en esta novena, Madre bondadosa, pero ésta es la más importante:
T: Ante todo, transforma nuestro corazón, ayúdanos a vivir en el amor de tu Hijo como Tú has sabido hacerlo.
L: Pon en nosotros los sentimientos que están en el Corazón de Jesús para la gloria del Padre y el servicio de nuestros hermanos.
T: Haz de nosotros testigos del Amor para que por fin venga el Reino de Cristo.

Oración final: Acuérdate...


DÍA NOVENO
Tu petición de Madre es poderosa

L: Nuestra Señora del Sagrado Corazón hemos llegado al término de esta novena. Nuestra confianza en tu bondad y en el poder de tu intercesión no ha dejado de crecer al contemplar tu gracia y tu belleza, al meditar la extraordinaria relación de amor que te une al Corazón de tu Hijo.
T: Aunque no seamos escuchados en el momento y del modo deseado guardaremos siempre la misma confianza filial: Pues nuestra plegaria nunca es inútil y Tú sabes mejor que nosotros lo que conviene a nuestro bien espiritual.
L: Continuaremos rogándote: renovaremos, si es preciso, nuestra novena, pues la perseverancia es el medio más seguro para obtener tu ayuda.
T: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de las maravillas que el Señor hizo en ti.
1: El te ha elegido como Madre de su Hijo.
T: Tú has acompañado a Jesús hasta la cruz.
L: Por eso, Él te hace compartir su gloria y escucha tus súplicas por nosotros.
T: Ofrécele nuestras alabanzas y nuestra gratitud. L: Haznos vivir como Tú, en el amor a tu Hijo.
T: Conduce a todos los hombres a la fuente de agua viva que brota de su Corazón.
L: Por intermedio de él y con tu protección, tenemos motivos para esperar de nuevo. Para buscar nuevos senderos de justicia y de paz.
T: Mira nuestra confianza y atiende nuestras súplicas.
L: Muéstrate siempre como madre nuestra.
T: Nuestra Señor del Sagrado Corazón ruega por nosotros. Amén.

Oración final: Acuérdate..

.Nuestra Señora del Sagrado Corazón




Letanía bíblica mariana
Señor, ten piedad Cristo, ten piedad Señor, ten piedad Santa María, ruega por nosotros.
Criatura selecta de Dios,
Elegida por Dios para los hombres
Muy estimada y venerada por los hombres
Tu sierva colaboradora de Dios Tu sierva fiel de Dios
Tu sierva obediente de Dios
Tu sierva muy entregada de Dios Tu sierva generosa de Dios
Tu que te alegraste al escuchar la voluntad de Dios
Madre del Hijo de Dios
Madre de Jesucristo
Madre del que nos reconcilia con Dios Madre del Salvador
Madre del que nos anunció la misericordia de Dios
Madre del que nació en pobreza Madre del que fue perseguido Madre del niño no comprendido
Madre del hombre con que muchos se molestaban
Madre del hombre al que todos abandonaron
Madre de aquel que fue tratado como un malhechor
Madre del que fue insultado
Madre del que se sintió abandonado por Dios
Madre de aquel que murió con un grito 
Madre del que es hermano de todos los que sufren y son torturados
Madre del que fue acogido por Dios
Madre del que fue elevado por el Padre celestial
Madre de aquel a quien Dios resucitó como el primero entre muchos herma-nos
Tu, nuestra hermana en la fe
Hermana de todos los que confían en Cristo
Hermana de todos los que conservan su palabra
Hermana de todos los que lo pierden
Hermana de todos los que lo buscan dolorosamente
Hermana de todos los que no lo com-prenden
Hermana de todos los que sin embargo le siguen
Hermana de todos los que hacen lo que él dice.
Hermana de todos los que se entregan al Dios incomprensible
Hermana de todos los que perseveran al pie de la cruz
Hermana de todos los que mueren con Cristo
Hermana de todos los que siguen es-perando también en grandes dificulta-des
Hermana de todos los que resucitan con Cristo
Imagen de lo que nos espera donde Dios 
Esperanza de todos los que todavía están en camino
Anda de aquellos que tambalean por sus dudas en la fe
Peregrina por los caminos de nuestra fe. 
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo .... (3x)
 

 

 


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