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Confesionario para los Curas de los Indios

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  CONFESIONARIO PARA LOS CURAS DE INDIOS -CON LA INSTRUCCIÓN CONTRA SUS RITOS Y EXHORACIÓN PARA AYUDAR A BIEN MORIR Y SUMA DE LOS PRIVILEGIOS Y FORMA DE IMPEDIMENTOS DEL MATRIMONIO

Compuesto y traducido en las Lenguas Quechua y Aymara por autoridad del Concilio Provincial de Lima del arto 1583. Impreso con. Licencia de la Real Audiencia, en la Ciudad de los Reyes, por Antonio Ricardo, primero impresor en estos Reinos del Perú.

Está Año de MDLXXXIIII

Tasado un real por cada pliego en papel[1]

 

PROVISIÓN REAL

Don Felipe, por gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Ara­gón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano; Ar­chiduque de Austria, Duque de Borgoña y Brabante y Milán, Conde de Flandes, de Auspurg, Tirol y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina, etc.

Por cuanto, habiendo nuestra Real Persona, proveído con el celo y afecto con que desea y procura el bien de los naturales de estos Reinos del Perú, se juntase y celebrase el Concilio Provincial, que por decreto del sagrado Concilio de Trento está proveído[2] se cele­bre, como cosa tan necesaria para la doctrina y conversión de los dichos naturales y reformación de los sacerdotes que los han de doctrinar, y para que en lo uno y en lo otro se diese orden tan cierta y uniforme como la experiencia había demostrado que convenía y era necesario para el aprovechamiento y bien espiritual de los dichos naturales; porque de no se Haber hecho hasta ahora así, se (p. 524) habían representado muchos daños e inconvenientes. Y, así, en cumplimiento de ello se juntó y congregó en la dicha Ciudad de Los Reyes el dicho Concilio Provincial, en que asistieron el muy Reverendo in Christo, Padre Arzobispo de la dicha ciudad[3], y los Reve­rendos in Christo, Padres Obispos de Quito[4], de La Imperial[5],'del Cuzco[6] e Santiago de Chile[7],' Tucumán[8],' de La Plata en la Provincia de los Charcas[9],' del Río de la Plata[10]; con los Prelados de las Ordenes y Cabildos Eclesiásticos y Clero," y otras personas doctas en todas facultades. Y entre otras cosas y reformaciones que proveye­ron, ordenaron una Cartilla, Catecismo y Confesionario y Prepara 7       ción para el artículo de la muerte. Lo cual, después de visto y aprobado en el dicho Concilio, se mandó traducir en las dos lenguas generales de los dichos Reinos del Perú: Quichua y Aymara.

Y para que los dichos naturales consiguiesen el fruto tan conocido que de ello se espera se les ha de seguir, los dichos prelados, cabildos eclesiásticos y clero y cabildos de algunas ciudades, y nuestro Procurador Fiscal, y Protector de los dichos naturales, ocurrieron al Presidente y Oidores de la Real Audiencia y Cancillería Real que reside en la dicha Ciudad de Los Reyes (a cuyo carga a la sazón y de presente está el gobierno de los dichos nuestros Reinos del Perú) significando los muchos años e inconvenientes, gastos y costas que se recrecerían no se imprimiendo el dicho Catecismo y Cartilla y Confesionario en los dichos Reinos del Perú, así por no se poder llevar para lo imprimir a los nuestros Reinos de Castilla, por no poder ir allá los correctores de las dichas lenguas quichua y aymara, como por el irreparable y gran daño que se seguiría de venir viciosa la dicha impresión, y los errores que se podrían mostrar a los dichos natura­les andando escritos a mano, de que tantos inconvenientes se podrían seguir, que en gente tan nueva serían irreparables, y que lo que se había hecho para su conversión y aprovechamiento especial redunda se en tanto daño, de que dieron información ante los dichos nuestros Presidente y Oidores. Y por ellos vista y considerada la necesidad que había de la dicha impresión y de la notoriedad de las causas porque se pedía, proveyeron un Auto, firmado de sus nombres, que su tenor es como se sigue:

"En la Ciudad de Los Reyes, en trece días del mes de febrero de 1584 años, los Señores Presidente y Oidores de esta Real Audiencia, habiendo visto los pedimentos hechos en ella por los Reverendísimos Arzobispo y Obispos congregados en el Concilio Provincial que en esta dicha ciudad se ha celebrado, y los hechos por las Iglesias y el clero, y por el Fiscal de su Majestad y ciudades del Reino y Protector de los Indios, acerca de la impresión que se pide se haga del nuevo Catecismo para la doctrina de los indios y Confesionario y Preparación para morir, todo en la lengua de los dichos indios; y vista la probanza que se ha dallo sobre ello, por donde consta de la precisa 14  necesidad que hay de que esto se imprima y el daño que en la con­versión de los indios habría si se dilatase hasta lo consultar con su Majestad, dijeron: que daban y dieron licencia para que en esta ciudad, en la casa y lugar que esta Audiencia señalare, o en la que nombraren las personas a quien se comete, y no en otra parte alguna, so las penas que abajo irán declaradas, Antonio Ricardo, piamontés, impresor, que de presente están en esta ciudad, no otro alguno, pue­da imprimir e imprima el dicho Catecismo original, que está firmado y aprobado por los dichos Reverendísimos congregados en el dicho Concilio, y el Confesionario y Preparación para morir, con que a la impresión asistan el Padre Juan de Alienza, Rector de la Compañía de Jesús, o el Padre José de Acosta, de la dicha Compañía, con dos de los que se hallaron a la traducción de ellos de nuestra lengua castellana en las lenguas de los indios; con que, asimismo, asista uno de los secretarios de esta Real Audiencia, para que dé testimonio de los cuerpos que se imprimieren y de cómo ninguna otra cosa se im­primió más del dicho Catecismo y Confesionario y Preparación, en las dichas lenguas, y con que el dicho impresor ni otra persona alguna, de ninguna calidad y condición que sea, pueda tener ni usar de estos dichos libros hasta ser vistos, firmados y examinados por esta Real Audiencia y por el examinador o examinadores que ella nombrare, y tasado el precio de cada libro; y, entonces, hayan de entrar y entren por cuenta y razón, en poder del dicho impresor o de la persona aquien se cometiere la venta de ellos, por la dicha tasa, para que por el procedido de ellos se pague la imprenta y el impresor y las demás personas que en ello se ocuparen, según y por la forma y orden que esta dicha Real Audiencia proveyere y ordenare y mandare. Lo cual el dicho impresor cumpla y los demás legos a quienes tocare, so pena de perdimiento de todos sus bienes y destierro perpetuo de todas las Indias de Su Majestad. Y, así, lo mandaron y firmaron: El Lic. de Monzón. - El Lic. Ramírez de Cartagena. - El Doctor Arteaga. - El Doctor Alonso Criado de Castilla. - Ante mí: Juan Ramos de Gauna."

Y para que lo contenido en el dicho Auto suso incorporado, como cosa tan importante al descargo de nuestra Real conciencia, y bien de (p. 526) los dichos naturales haya efecto, y para que cosa que tanto trabajo y cuidado ha dado, no quede sin el fruto que deseamos, y con la ayuda y favor de Nuestro Señor esperamos hará. Visto por los dichos nuestro Presidente y Oidores, Gobernadores de los dichos nuestros Reinos del Perú, fue acordado que debíamos mandar esta nuestra carta en la dicha razón, y Nos tuvímoslo por bien, por lo cual damos licencia y facultad al dicho Antonio Ricardo, impresor, para que, guardando el tenor y forma del dicho Auto suso incorporado, pueda imprimir e imprima la dicha Cartilla, Catecismos y Confesionario y Preparación (para ayudar a bien morir) en las dichas lenguas quichua y aymara, en la Casa y Colegio de la Compañía de Jesús, de la dicha Ciudad de Los Reyes, en el aposento de la dicha Casa que señalare el Rector de ella, y con la asistencia de las personas expresadas en el dicho Auto; y se ponga por cabeza de la dicha impresión, en cada cuerpo, así de la Cartilla, Confesionario y Catecismos y Preparación para la hora de la muerte esta licencia, y sin ella no se pueda hacer la dicha impresión ni usar de ella. Y rogamos y encar­gamos a los dichos prelados y sus provisores, vicarios generales y cabildos eclesiásticos en sede vacante y los venerables provinciales, priores, guardianes, comendadores y otras prelados de las Ordenes, que no consientan que ningún doctrinarte está sin las dichas Cartillas, Confesionario, Catecismos y Preparación, firmado de las personas por ello señaladas, ni doctrine por otro alguno; y esto como en cosa tan importante y de su obligación, pongan las penas y el rigor necesario para que se cumpla.

Y mandamos que antes y primero que los dichos libros se vendan por el dicho impresor, a cuyo cargo han de estar, para dar cuenta de ellos y de su procedido, no pueda vender ni venda alguno de ellos sin que primero esté corregido con el original; y para que conste que lo está, vaya firmado cada cuerpo de los dichos libros del Padre Rector o del Padre Maestro José de Acosta, de la dicha Compañía de Jesús, a los cuales y a cada uno de ellos los nombramos por correctores de la dicha impresión, para que vean si está conforme al original firmado del dicho Concilio, como está dicho; y con esto, y no de otra ma­nera, se puedan vender y repartir y usar de ellos en todos los dichos nuestros Reinos del Perú, y no se use de otro alguno para la doctrina de conversión ríe los dichos naturales en sus lenguas, en manera alguna; y que el original de donde fueren sacados e impresos se ponga en el Archivo de la Santa Iglesia Metropolitana de la dicha Ciudad de Los Reyes; y uno de los dichos libros, corregidos y autorizados, se ponga en cada uno de los Archivos de las nuestras Audien­cias y Cancillerías Reales de los dichos nuestros Reinos del Perú y de las Iglesias Catedrales de ellos. Lo cual así se cumpla, so pena de la nuestra merced y de mil pesos de oro para la nuestra cámara y fisco, a cada uno que lo contrario hiciere.

Dada en la Ciudad de los Reyes, a doce días del mes de Agosto de mil y quinientos y ochenta y cuatro años. El Licenciado de Alonzón. El L. Ramírez de Cartagena. El Doctor Arteaga. El D. Alonso Criado de Castilla. Yo, Juan Ramos de Gauna, escribano de cámara de Su Majestad Católica, la hice escribir por su mandado, con acuerdo de su Presidente y Oidores. Registrada: Juan de Sagastizabal; Canciller: Lorenzo de Aliaga.

 

 

(DECRETO ARZOBISPAL)

Nos, Don Toribio Alfonso Mogrovejo, por la gracia de Dios y de la Santa Iglesia de Roma, Arzobispo de la Ciudad de los Reyes, del Consejo de su Majestad, etc. A los muy Ilustres y Reverendísimos Obispos e Ilustres y muy Reverendos Deanes y Cabildos Sede Vacante de las Iglesias nuestras sufragáneas, y a todos los Reverendos Curas a cuyo cargo está la doctrina de indios en nuestro Arzobispado. Salud en Nuestro Señor Jesucristo.

Por cuanto en el Sínodo Provincial que se celebró en esta ciudad el año pasado de mil quinientos y ochenta y tres se ordenó que se compusiese un Confesionario y se tradujese en las lenguas del Cuzco y Aymara; y que, por nos visto y aprobado, se comunicase por auto­ridad del dicho Concilio a las demás Iglesias sufragáneas de esta Provincia para que todos los sacerdotes que tienen a cargo la doctri­na de indios lo tuviesen juntamente con el Catecismo y se aprove­chasen de él como viesen más convenir; y el dicha Confesionario se ha compuesto, por las personas para esto diputadas por el Concilio, con la diligencia y cuidado que se requería; y para que fuese de más efecto, asimismo, se ha hecho una Instrucción cumplida de los errores y supersticiones de los indios; y el dicho Confesionario se ha vuelto en las das lenguas más generales de estos Reinos, y es obra de que se puede esperar mucho servicio de Dios Nuestro Señor y bien espi­ritual de los indios.

Por tanto, conformándonos con lo que el Santo Sínodo está dis­puesto, decirnos: que Nos habernos visto y examinado el dicho Con­fesionario, que es el que va con ésta, y le aprobamos y damos por católico y muy útil y provechoso para los sacerdotes que tienen a cargo los naturales de estos Reinos. Por ende, rogamos y pedimos a Vuestra Señoría y Mercedes le reciban y manden recibir y usar en sus diócesis. Y mandamos a todos los sacerdotes, curas de nuestro Arzobispado, a cuyo cargo estuviere la doctrina de indios, que junta­mente con el Catecismo le hagáis sacar y saquéis y uséis en la forma que por el dicho Concilio Provincial está ordenado. (p. 528)

Dada en los Reyes, diez y ocho de Mayo de mil y quinientos y ochenta y cuatro.

Toribius Archiepiscopus de los Reyes. Por mandado de su Señoría llustrísima. Juan Rodríguez. Secretario.

 

 

DECRETO DEL CONCILIO SOBRE EL CONFESIONARIO

Ex Act. Quinta, Cap. Tertio

Confessionarium pro utilitate indorum ad poenitentiae sacra­mentum venientium conficiendum, et lingua Cuzquensi atque Aymaraica donandum, iuxta huius Synodi diputationem, ab eodem Reverendissimo Metropolitano approbetur, et sic approbatum ex auctoritate huius Synodi omnibus indorum parochis cum Cathechismo tradatur, ut illo, prout expedire viderint, utantur sacramenti poenitentiae ministri[11].

 

 

 

PROEMIO SOBRE EL CONFESIONARIO E INSTRUCCION DE LAS SUPERSTICIONES Y RITOS DE LOS INDIOS EN QUE SE DECLARA COMO SE HAN DE APROVECHAR DE ESTO LOS SACERDOTES

Para asentar la doctrina del Evangelio en cualquiera nación donde se predica de nuevo, del todo es necesario quitar los errores contrarios que los infieles tienen. Porque no hay gente tan bárbara que no tenga algún género de superstición, y sus opiniones cerca de las cosas de Dios, y de las almas humanas y de la obra vida. Y en estas provincias del Perú es cosa de admiración ver la muchedumbre y variedad de supersticiones y ceremonias y ritos y agüeros y sacrificios y fiestas que tenían todos estos indios, y cuán persuadi­dos y asentados les tenía el demonio sus disparates y errores. Y mientras no les desengañaren de sus errores los que doctrinan, por de más es pensar que hayan de recibir la fe estos indios, aunque más les repitan y hagan repetir la doctrina cristiana, como sería en balde y sin fruto sembrar en un matorral espeso, sin desmontarle primero y romperle muy bien.

Y, así, les ha parecido a muchas personas graves .y expertas que una de las causas de haberse imprimido tan poco la fe en muchos de estos indios, ha sido el poco orden y modo de doctrinarles que muchos sacerdotes han tenido. Porque como si éstos fueran muchachos de escuela o unos papagayos, se han contentado con hacerles rezar la doctrina cristiana; y, cuando mucho, les dicen las cosas de nuestra fe sin persuadirles la verdad que han de creer, ni manifestarles las mentiras y engaños que el demonio les tiene enseñados: siendo imposible recibir la fe sin conocer primero su error, como vemos que San Pablo y los otros Apóstoles lo hacían cuando de nuevo predicaban el Evangelio a gentiles.'

Por esta causa ha parecido importante hacer una Relación su­ficiente, y no muy prolija, de los más usados errores y supersticiones de estos indios, para que los sacerdotes tengan noticias de ellos para dos efectos. El uno, para que en sus sermones y pláticas les desengañen, reprobando y destruyendo sus errores y vanidades. Lo cual es fácil de hacer, porque ellas tienen en sí muy poco fundamento, como son cosas de burlería y disparate; y con las razones que se apuntan en la plática que de esto se pone abajo (aunque breve), y con otras  que cada uno hallará, bastantemente se deshacen estos errores y desatinos. Mayormente que es cosa averiguada y por hombres de experiencia advertida, que son estos indios de suyo tan sujetos, y la mentira tiene tan pocas raíces, que con sólo entender ellos que los entienden se dan por vencidos; y en sólo referirles sus engañas y abusos se rinden a la verdad, como el ladrón que en manifes­tándole su hurto se corta. Y, así, debían todos los predicadores y maestros de doctrina cristiana (especialmente los que son buenos lenguas y tienen talento para esto), todas las veces que se les ofrece tratar los misterios de nuestra fe, reprobar y deshacer los errores y supersticiones que los indios tienen en contrario, y aun buscar oca­sión para declararles cuán sin fundamento son sus ceremonias y lo que sus antepasados les enseñaron. Guardando en esto tal moderación, que no se les enseñen más errores de los que ellos ya tienen y usan. Para lo cual es necesario que el que tiene a cargo la doctrina, haga diligencia y se informe bien de las supersticiones que entre sus indios se usan.

El otro efecto para que se pone esta Instrucción, es para los confesores, para que cuando oyeren confesiones de indios viejos o hechiceros o semejantes puedan preguntarles y entenderse con ellos. Y aun para los visitadores y jueces de indias ayudará en negocios que cada día se ofrecen para tener noticia de sus idolatrías y ritos, y corregirlas y quitarlas. Mas no pareció poner esas preguntas a la larga en el Confesionario, así porque fuera inmensa prolijidad, como (p. 530) porque fuera enseñar a muchos indios lo que no saben. Bastan las preguntas que en general se ponen en el primer mandamiento; y lo que más en particular pidiere la confesión de alguno, de la Instrucción lo podrá sacar el confesor.

Ni aun tampoco es necesario que en todas las confesio­nes se pregunte todo lo que se pone en este Confesionario, sino lo que la discreción del confesor viere convenir, aunque lo más común es lo que va apuntando. Para los sacerdotes que no están tan sueltos en la lengua van las pláticas que parecen necesarias para exhortación a la entera confesión y a la contrición y satisfacción. Porque no basta examinar bien al penitente y entender enteramente sus pecados, sino también importa, y es lo más necesario, inducirle y moverle a verdadero arrepentimiento y enmienda de sus culpas. En la cual se debe poner principal cuidado.

Este Confesionario e Instrucción se sacó por los que el Concilio Provincial diputó de diversos confesionarios de indios, y también de algunos tratados y relaciones de personas muy expertas y fidedignas, tomando lo que en general parecía poder aprovechar para extirpar los errores y supersticiones que muchos indios hasta el día de hoy tienen diversas partes de estos Reinos. Aunque el concilio no obliga a confesar por este Confesionario, como obliga a enseñar por el Catecismo que publicó[12], pero manda (y con mucha razón) que todos los sacerdotes que tuvieren cargo de indios, tengan este Confesionario publicado con la autoridad de Metropolitano y de la suya del mismo Concilio, porque ni los misterios de nuestra fe se pueden enseñar sin quitar los errores que contradicen a la verdad católica, ni tampoco los mandamientos de la ley de Dios se pueden guardar como deben, te­niendo los vicios y pecados que impiden la gracia y caridad del Es­píritu Santo.

 

 

 

CONFESIONARIO

(I) ANTES DE LA CONFESION

1. Dios te guarde. ¿Quiéreste confesar?

2. ¿Eres cristiano bautizado?

3. ¿Quién te bautizó? ¿Dónde? ¿Y cómo?

4. ¿Sabes la doctrina cristiana?

5. Dí el Padrenuestro y el Ave María y el Creo en Dios Padre.

Después que lo haya dicho, pregúntele los principales puntos de nuestra fe, como son: Quién es Dios y dónde está. Quién es Jesucris­to, Qué se hace de las almas después de esta vida. Y si no tuviere noticia instrúyale, ante todas cosas, en lo necesario de nuestra fe católica. Y si por sus preguntas pareciere que está suficientemente instruido, pase adelante con la confesión. Mas en artículo de necesi­dad, cuando hay poco tiempo, debe instruirle brevemente en lo sustancial de nuestra fe y luego confesarle. Y lo primero diga la confe­sión general y luego le pregunte: -

6. ¿Qué tanto ha te confesaste? ¿Y con quién?

7. ¿Has callado o escondido algún pecado confesándote?

8. Míralo bien y dime la verdad (Si dijere que sí.)

9. ¿Qué tantos años ha que escondiste tus pecados?

10. Mira, hijo mío, que todas las confesiones que has hecho escondiendo algún pecado por vergüenza o por temor no han valido nada, antes has caído en otro pecado grande. Por eso ahora, pues, dime todos tus pecados sin esconder ninguno.

11. (Si dijere que no.) ¿Cumpliste la penitencia que te dio el Padre por tus pecados?

12, Ahora para confesarte, ¿has pensado bien tus pecados?

13. ¿Vienes con deseo de salir de pecado y ser perdonado?

14. ¿Traes dolor verdadero de tus pecados y propósito de no volver más a ellos?

15. ¿Estás amancebado? ¿O tienes alguna ocasión de estar en pecado?

16. ¿Eres soltero? ¿O casado? ¿Quién te casó? ¿Dónde? ¿Y cómo?

17. ¿Qué oficio tienes? ¿Y de qué vives?

 

[II].  EXHORTACION ANTES DE LA CONFESION

 

 [1) Óyeme, hijo, antes que comiences. Sabe que todos los cristianos para librarse de los pecados que después del bautismo han cometido y de la pena del infiero  que por ellos merecerían, se confiesan al sacerdote que está en lugar de Dios, manifestándole todos sus (p. 532) pecados que han hecho por obra o por palabra o por pensamiento; porque así lo ordenó Nuestro Señor Jesucristo, dando poder al sacerdote para que les absuelva y perdone de parte de Dios todos los pecados de que se acusan, teniendo arrepentimiento de ellos y propósito de enmendarse y hacer penitencia.

[2] Por eso, hijo mío confiesa todos tus pecados para que Dios te perdone, que está- enojado contigo por ellos, y di de corazón: "Porque ofendí a mi Dios y quebranté sus mandamientos enojando al que me crió y redimió, yo me enmendaré, Dios mío, con tu ayuda". Y si tú así te dueles de tus pecados y los manifiestas a todos, serás salvo; si escondes alguno, no te valdrá nada la confesión, antes harás de nuevo otro mayor pecado. Por eso dilos todos, y no temas ni hayas vergüenza, que por muy feos que sean, te los perdonará Dios; y yo no los diré a nadie aunque me maten ni me enojaré ni te castigaré, antes te querré mucho, y de parte de Dios te absolveré y perdonaré tus pecados y olvidaré todo lo que me hubieres dicho, como si los echase en medio de la mar. Porque nuestro Dios manda que los Pa­dres no descubramos ningún pecado que se nos dice en confesión. Y si los dijésemos iríamos al infierno para siempre. Y aun acá seríamos castigados con terribles penas si descubriésemos cosa alguna de lo que sabemos en confesión. Haz, pues, cuenta que hablas aquí con el mismo Dios, y así descubre todo tu corazón.

 

 

[III  CONFESION].

 

[1] Primer Mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas

1. ¿Hay adorado guacas[13]," villcas[14], cerros, ríos, al Sol u otras cosas?

2 ¿Hasles ofrecido ropas, coca[15], cuy[16] u otras cosas? ¿Y qué son esas cosas y cómo las ofreciste?

3. ¿Haste confesado con algún hechicero?

4. ¿Haste curado con algún hechicero? ¿Haslo llamado o hecho llamar para tus necesidades?

5. ¿Qué te mandó que hicieses? ¿Y qué hiciste?

6. ¿Has ofrecido a los muertos alguna cosa?

7. ¿Has desenterrado y hurtado de la iglesia algún difunto para llevarlo a la guaca o a otra parte? (p. 533)

8. Cuando pierdes alguna cosa o te la han hurtado, ¿has ido a algún hechicero para preguntarle por ella y que lo adivine?

9. Viendo algunas cosas de animales, o de sabandijas, o de aves, u oyéndolas cantar, ¿has dicho o creído que ha de suceder bien o mal a ti, o a tus cosas?

10. ¿Has creído en sueños, o pedido que te los declaren, o declarádolos tú a otro?

11. ¿Has dudado en las cosas de la fe o negádolas, diciendo que no son verdad?

12. ¿Has persuadido a otros a que idolatren y hagan cosas al modo de los antiguos, o has favorecido a los tales que persuaden eso?

13. ¿Has dicho mal de Dios, o de Nuestra Señora, o de los Santos, y murmurado de ellos? ¿Has dicho mal de las imágenes e iglesias, y de la ley de los cristianos?

 

[2] Segundo Mandamiento: No jurarás

1. ¿Has jurado con mentira el nombre de Dios, o la Cruz, o los Santos, o por las criaturas?

2. ¿Has engañado a alguno jurando fingidamente?

3. ¿Has jurado de hacer algún mal, como de herir o matar, o hecho que otro jure?

4. ¿Has jurado falso ante algún juez siendo testigo, o por otra vía? 5. ¿Has jurado contra alguno para que le viniese daño en su honra, o hacienda, o de otra suerte?

6. ¿Qué persona era y qué daño le vino?

7. ¿fiaste echado maldiciones para que te crean, mintiendo?

8. ¿Has prometido a Dios Nuestro Señor, o a Nuestra Señora, o a los Santos de hacer alguna cosa por ellos? ¿Qué prometiste? ¿Haslo cumplido?

 

Tercer Mandamiento: Santificarás las fiestas

1. ¿Has oído misa entera los domingos y fiestas de guardar? ¿Cuántos veces faltaste de misa, y por qué?

2. ¿Has estado en la misa con atención?

3. ¿Has hecho que tus hijos y tu familia oigan misa entera los domingos y fiestas?

4. ¿Has trabajado o hecho que otros trabajen en tales días? ¿En qué y por qué?

5. ¿Has comido carne los viernes, sábados, vigilia, o cuatro témporas, y en la cuaresma? ¿Por qué?

6. ¿Has ayunado los viernes de cuaresma y sábado santo y vigilia de Navidad como tienes obligación? ¿Por qué no ayunaste? (p. 534)

7. Cuando amonestan a los que se han de casar, ¿has callado algún impedimento que sepas? ¿Qué impedimento era? ¿Casáronse ellos?

8. ¿Haste huido de la doctrina cristiana? ¿Oído de mala gana y por fuerza? ¿Por qué causa?

9. ¿Haste encomendado y llamado a Dios en tus necesidades y peligros de alma y cuerpo?

 

 [4] Cuarto Mandamiento: honrarás padre y madre

1. ¿Has honrado a tus padres o abuelos, a los sacerdotes, a las Juticias y a los curacas[17], obedeciendo lo que te mandan en cosas buenas?

2. ¿Haslos injuriado de palabra u obra, o has puesto las manos en ellos?

3. ¿Has socorrido a tus padres en sus necesidades y trabajos?

4. ¿Has hecho escarnio de los pobres?

5. ¿Has enseñado la doctrina cristiana y buenas costumbres a tus hijos y familia, o hecho que vayan a aprenderla?

6. ¿Has hecho que se confiesen cada año?

7. ¿Has reprendido y castigado tus hijos cuando son malos o has disimulado sus vicios?

8. ¿Has maltratado a tu mujer? ¿O echádole maldiciones? ¿O a tus hijos o criados? ¿Y estas maldiciones han sido de corazón?

9. ¿Has proveído y dado a tu mujer e hijos y familia lo que han menester?

 

[5] Quinto Mandamiento: No matarás

1. ¿Has muerto a alguna persona, o herídola, o maltratádola, o procurado hacer algo de esto? ¿A quién? ¿Y cómo maltrataste o heriste?

2. ¿Haste deseado la muerte?

3. ¿Haste echado maldiciones de corazón?

4. ¿Haste privado de tu juicio emborrachándote, o sido causa que otros se emborrachen, induciéndoles o forzándoles a ello?

5. ¿Has comido o bebido de modo que te haga daño notable a tu salud?

6. ¿Cuando estás borracho haces algunas idolatrías o algún daño?

7. ¿Has tenido enemistad y querido mal a alguno? ¿Qué tanto tiempo te ha durado ese odio y enemistad?

8. ¿Hasle deseado la muerte a esa persona o a otra? (p 535)

9. ¿Has dado bebedizos o yerbas para matar a alguna persona o hacerle algún mal?

10. ¿Has dado bebedizos a alguna mujer preñada, o aporreádola para que mal para? (Si es mujer.) ¿Has tomado algún bebedizo, o héchote algún daño para mover, o puéstote a peligro de ello?

11. ¿Has afrentado a alguno de palabra o de obra?

12. Cuando está alguno enfermo, ¿hasle dado o hecho algo para que muera más presto? ¿A qué fin hiciste eso?

13. ¿Has dejado de socorrer al que viste en extrema necesidad para que saliese de ella?

14. ¿Has hecho que otro peque con tu mal consejo o mal ejemplo, como que se emborrache, o hurte, o fornique, o se perjure, o sea idólatra, o deje de oír misa?

 

[6] Sexto Mandamiento: No fornicarás

1. ¿Estás amancebado? ¿Qué tanto tiempo hace que lo estás? ¿Cuántas mancebas tienes? ¿Dónde tienes la manceba? ¿Es casada o soltera?

2. ¿Has tenido cuenta con otras mujeres solteras o casadas? ¿Cuántas veces con cada casada? ¿Cuántas con cada soltera?

3. ¿Has pecado con alguna doncella?

4. ¿Has forzado alguna mujer?

5. ¿Hasla persuadirlo con palabras o dádivas a que peque? ¿O has usado de tercera persona para persuadirla?

6. ¿Has emborrachado a alguna mujer para pecar con ella?

7. ¿Has tenido cuenta con alguna parienta tuya? ¿Qué parentesco tenían con ella?

8. ¿Has pecado con dos hermanas? ¿O con madre e hija? ¿O con alguna parienta ele tu mujer? ¿Y qué parentesco tenía con tu mujer?

9. ¿Has pecado con mujer infiel?

10. ¿Antes de casarte qué tanto tiempo estuviste con tu mujer?

11. ¿Confesaste antes de casarte? ¿O estabas en pecado?

12. ¿Has dado palabra de casamiento a alguna mujer? ¿Con juramento? ¿O sin él? ¿Fue para engañarla?

13. ¿Has retozado con mujeres? ¿O besádolas? ¿O abrazádolas? ¿O hecho otras cosas deshonestas?

14. ¿Has pecado con mujer en iglesia o cementerio?

15. ¿Has usado huacanqui[18] para alcanzar mujeres?

16. ¿Has ido al hechicero o a la guaca para pedir remedio o bebedizo para que te quieran las mujeres? (p. 536)

17. ¿Has hablado u oído hablar palabras deshonestas o cantares deshonestos, deleitándote en ellos?

18. ¿Haste alabado de pecados y hechos deshonestos? ¿Y eso si fue con mentira?

19. ¿Has sido alcahuete? ¿De soltero o de casado?

20. ¿Has tenido polución voluntaria? ¿O tocamientos sucios contigo mismo?

21. ¿Has usado del pecado nefando con alguna persona?

22. ¿Has usado de bestialidad con algún animal?

(A las mujeres se han de hacer las preguntas dichas, acomodándolos a las personas. Y no se ha de preguntar de lo dicho más de lo que probablemente se entiende habrá hecho el que se confiesa En las lenguas quechua y aymara se acomoden en las preguntas de este mandamiento con los vocablos pertenecientes a varón y mujer.)

 

[7] Séptimo Mandamiento: No hurtarás

1. ¿Has hurtado alguna cosa? ¿Qué era? ¿Y qué valía eso? ¿Tienes costumbre de hurtar?

2. ¿Has hurtado algo de la iglesia, o alguna cosa sagrada?

3. ¿Has vuelto a su dueño lo que hurtaste?

4. ¿Has hallado alguna cosa perdida y quedádote con ella?

5. ¿Has ayudado a otro a hurtar? ¿O encubierto el hurto que hizo? ¿Qué te dieron por ello?

6. ¿Has engañado a otros vendiendo y comprando en el tianguez[19]  o en otra parte?

7. ¿Has prestado dinero y otra cosa a logro? ¿Y has recibido tal logro? ¿Qué tantas veces lo has usado? ¿Y qué tanto te han dado?

8. ¿Has pagado los jornales a los que trabajan en tu hacienda, casa o chacra?[20]

9. ¿Debes alguna cosa? ¿A quién? ¿Y qué tanto ha? Y teniendo con qué, ¿has pagado o restituirlo lo que debes? ¿O no has querido?

10. ¿Has comprado de otro lo que sabías o tenías sospecha que era hurtado?

 

[8] Octavo Mandamiento: No levantarás falso testimonio

1. ¿Has levantado algún falso testimonio? ¿Qué testimonio? ¿Y con­tra quién? ¿Y qué daño le vino a esa persona?

2. ¿Has publicarlo algunas faltas o pecados secretos de otros? ¿A quien no debías decirlo?

3. ¿Has dicho mentiras en daño notable de otros o de ti mismo? ¿Tienes por costumbre mentir?

4. ¿Eres sembrador de cizaña o chisatoso?

5. ¿Has murmurado del Padre, o del cacique, o de otros, diciendo mal de sus cosas?

6. ¿Has pensado y juzgado maliciosamente de otros sin causa bastante?

7. ¿Sabes que alguno sea hechicero, o enseñe contra la ley de los cristianos, o viva mal? ¿Y sabiéndolo Has dejado de manifestarlo al Padre, o al Visitador[21], o a quien pueda remediarlo? Mira, hijo, que tienes obligación de hacerlo así, y que de otra suerte te irás al infierno.

 

[9] Nono Mandamiento: No desearás la mujer ajena

1. ¿Haste puesto a mirar mujeres y tenido deseo de pecar con ellas? ¿Eran casadas? ¿O solteras? ¿O doncellas? ¿O parientas tuyas? ¿O de tu mujer?

2. Ese mal deseo que te vino, ¿apartástele de ti lucho, o consentiste con él diciendo dentro de ti que pecaras con aquella mujer si pudieras?

3. ¿Ha sido muy ordinario el desear mujeres de esa manera? ¿Y eso es cuántas veces?/ ¿O son pocas veces?

4. ¿Andas aficionado a alguna mujer? ¿Haste pulido y vestido bien para que se aficione a ti? ¿Qué tanto ha que andas con esa afición?

 

 [10] Décimo Mandamiento: No desearás los bienes ajenos

1. ¿Has deseado hurtar alguna cosa? ¿O tener la hacienda ajena y que otro la pierda?

2. ¿Hate pesado de los bienes de otro?

3. ¿Eres mezquino y avariento? ¿Estimas la plata y otras cosas más que a Dios y a tu salvación?

4. ¿Has negarlo al que te viene a pedir con necesidad el socorro que le puedes dar?

I

Preguntas para los caciques y curacas

1. El cacicazgo que tienes, ¿hubístelo de herencia de tus padres desde el tiempo del Inca, o haslo usurpado tú a otro que le pertenecía (p. 539) trayendo pleito con falsas relaciones y gastando la plata de los indios para quedar con el cacicazgo?

2. ¿Quién labra y siembra tus tierras y chacras? ¿Los indios por sus mitas?[22] ¿Y esas mitas son desde el tiempo del Inca, o por orden de los visitadores o gobernadores, o tú les fuerzas a que lo hagan?

3. Las chacras que tienes, ¿son tuyas, heredadas de tus padres, o haslas quitado a los indios? ¿O eran de difuntos que murieron sin herederos, o que pertenecían al común del pueblo, y tú te las has tomado para ti?

4. ¿Tienes minas y echas indios a ellas sin pagarles nada?

5. ¿Has quitado a tus indios su hacienda, tierras, minas, ganado u otra cualquiera cosa? ¿O lo que han ganado con su trabajo, mandas que acudan a ti con ello o parte de ello?

6. ¿Haste quedado con la plata que los españoles u otros te han dado para los indios que llevan cargas o trabajan, y lo mismo de la plata que han de haber los indios del tambo[23]  por las cosas que se dan a los pasajeros?

7. ¿Mas echado derramas[24] o fingido necesidades para sacar plata de tus indios?

8. ¿Has pagado a los que te sirven en tu casa, o chacras, o a tus pastores, o a los que envías a diversas partes?

9. ¿Has sido causa que muera algún indio por enviarle a las yungas[25], ' a minas donde entendías que tenía mucho peligro de su vida?

10. ¿Mas encubierto a los hechiceros e idólatras y a los amancebados, y has recibido algún cohecho para esto?

11. ¿Tienes o sabes de algunos mochaderos[26] o ídolos que haya en tu tierra, o en las chacras, y hechiceros a quien acudas en tus necesidades?

12. ¿Has hecho taquíes[27] y borracheras particulares o públicas donde se hagan ritos antiguos y otros pecados?

13. ¿Has enseñado tú, o hecho que enseñe algún hechicero, las cosas de tus antepasados contra la ley de los cristianos? ¿O has hecho que se ofrezca algo a los guacas, o a los difuntos, en tus enfermedades, o pleitos, o necesidades?

14. ¿Has levantado o hecho que levanten algún falso testimonio a (p. 540) algún Padre para echarle de la doctrina?[28] ¿Y qué daño recibió por tú causa?

15. ¿Has estorbado a tus indios de la doctrina o misa, ocupándoles en otras cosas?

16. ¿Has tomado las hijas de tus indios para chinas? ¿Y haste amancebado con ellas? ¿Cuántas tienes de esta suerte?

17. ¿Has hecho casar por fuerza a indios o indias? ¿O estorbado los casamientos que ellos querían hacer por tus malos fines? ¿Cuántas veces has hecho esto?

18. Con achaque de cobrar la tasa, ¿haste aprovechado del dinero de los indios y has cobrado de ellos más de lo que les cabe, o tomado del dinero que pertenece a la comunidad?

19. ¿Has hecho que paguen los indios que no han de pagar, como viudas, solteras, o viejos, o los enfermos y contrahechos? ¿O hasles hecho pagar dos veces con mentiras?

20. ¿Has escondido indios de la visita, para que te den a ti el tributo y te sirvan?

21. ¿Has quitado a los indios lo que han adquirido con su trabajo, o has hecho que te hagan mita de leña y yerba, u otras cosas más de lo que te está permitido?

22. ¿Haste aprovechado o tomado el dinero de la Iglesia, o de las cofradías, o de las chacras que se hacen para las iglesias?

23. ¿Has socorrido a los indios pobres en sus enfermedades y necesidades?

24. ¿Has procurado que tus indios sepan la doctrina cristiana y vivan bien? ¿O hasles tú con tu mala villa procurarlo a que vivan mal? A los Hilacatas[29] y Principales, Alcaldes[30], Marcacamayos[31] y Quipocamayos[32] se les pueden preguntar casi las mismas preguntas de los Caciques, excepto lo del cacicazgo y echar derramas.

 

Preguntas para Fiscales y Alguaciles y Alcaldes de Indios

1. ¿Has recibido paga o cohecho por que disimules y no digas al Padre los hechiceros y guacas y amancebados y borracheras?

2. ¿Has dejado de avisar al Padre de los enfermos que hay y de los niños que nacen? ¿Hase muerto algún enfermo sin confesión? ¿O algún niño sin bautismo por tu descuido o malicia?

3. ¿Has llevado dinero u otra cosa por disimular con los que no oyen misa, o no van a la doctrina, o no se confiesan o trabajan en días de fiesta? ¿O hasles tú dado licencia para esto de tu autoridad?

4. ¿Has prendido, o azotado, o hecho otro mal, a algún indio o india por enojo y enemistad que tienes con él? ¿O has hecho con miedo y amenazas que alguna india peque contigo?

5. ¿Has hecho justicia en lo que has entendido?

6. ¿Has hecho jurar a los indios en tu vara en cosas que sabías que habían de mentir?

7. ¿Has castigado o hecho castigar los amancebados públicos y los (p. 642) idólatras y ladrones por el orden que te lo tienen mandado los corregidores?

 

Para los hechiceros y Confesores,"

A los hechiceros se les ha de preguntar más en particular todo lo que toca al primer mandamiento, y para esto servirá la Instrucción que se da más larga de los ritos y supersticiones que usan los indios, así en común, como en diversas partes, para que conforme a la tierra y nación se le pregunte al hechicero lo que suelen hacer los tales; y en general se pueden hacer estas preguntas a todos los hechiceros.

1. ¿Eres hechicero de oficio y que lo tienes de herencia? ¿O tú lo deprendiste siendo ya cristiano para ganar de comer?

2. ¿Has industriado a otros indios o indias para que sepan ser hechiceros y adivinar, o echar suertes, o confesar indios, o hablar con el demonio?

3. ¿Has acudido a todos los que te han llamado, y hecho por sus ritos y supersticiones lo que te han pedido para curar enfermos, para adivinar cosas venideras, o saber cosas perdidas y hurtadas o lo que se hace en otra parte, o para aficionar hombres a mujeres, o para otras cosas semejantes?

4. ¿Has confesado algún indio oyendo sus pecados, persuadiéndole que no se confiese a los Padres?

5. ¿Has hecho juntas de indios de noche o de día para enseñarles las cosas de las guacas, o salido a los caminos para decirles dónde han de mochar?

6. ¿Has adorado y sacrificado las guacas, o mirado las entrañas de animales para adivinar, o hacer otras cosas supersticiosas?

7. ¿Has procurado que no sepan la doctrina cristiana ni guarden la ley de Dios, persuadiendo a los indios que sean corno sus antepasados?

 

Exhortación

Después de examinado por los diez mandamientos (a los cuales se han reducido los mandamientos de la Iglesia y los pecados mortales o capitales), se le pregunte en general:

[1] ¿Acuérdaste de alguna cosa demás de las dichas? ¿O tienes que declarar más de lo que has confesado? ¿O han sida más veces las que has pecado de las que dijiste? Mira, hijo, que te va la salvación en decirlo todo, y que yo no me he de enojar ni hacerte mal por saber que han sido más veces más pecados de los que has dicho.

[2] ¿Qué obras haces de cristiano para salvarte? ¿Qué rezas? ¿Y cuándo? ¿Y a qué fin? ¿Das alguna limosna? ¿O haces algún bien? ¿Tienes alguna devoción de ayunar o hacer alguna otra penitencia? ¿Piensas algún rato en Jesucristo? ¿Y en su sagrada pasión? ¿O en las cosas de la otra vida, como son los tormentos de los malos y la gloria de los buenos? Que esas cosas hacen los buenos cristianos. Y especialmente a la mariana, cuando se levantan, llaman a Dios, se ofrecen a El pidiéndole ayuda para no pecar aquel día. Y a la noche, antes de dormir, miran si han hecho algún pecado, y piden perdón a Dios proponiendo de confesarle al Padre, y enmendar­se de ahí en adelante.

 

 

(IV) EXHORTACION O PLÁTICA DESPUÉS DE OIDA TODA LA CONFESION

[1] Hijo mío, mucho me he holgado que me hayas manifestado todos tus pecados. De esta manera serás perdonado y tu alma será, salva, que por esos pecados estaba condenada a las penas del infierno. Mira, hijo; el pecado es como una ponzoña que mata el alma. Y si vieses tu alma cual está con esos pecados que has hecho, tendrías gran dolor. Porque el pecado la ha parado muy negra y muy fea. Tanto que la aborrece el mismo Dios que la creó. Por eso llora mucho, hijo mío, por tu alma, y aborrece esos pecados que te causan tanto mal. Un solo pecado mortal merece tormento de fuego para siempre en el infierno. Dime, ¿qué sentirías si te pusiesen en el fuego un día entero? Y si te hiciesen estar ardiendo diez días, ¿qué sentirías? Pues ¿cómo estarás ardiendo en el infierno un año? ¿Y diez años? ¿Y cien años? ¿Y mil años, cuerpo y alma, y para siempre jamás sin fin? Esto dice el mismo Dios que no puede engañar. ¡Oh qué cosa tan mala es el pecado que lleva al infierno! ¡Cuántos hombres están allá penando para siempre por pecados como esos que tú has hecho! Y si tú hubieras muerto en ellos, ¿dónde estuvieras ahora?

 [21] Pues, no peques más hijo mío, y vuélvete de corazón a Dios nuestro Señor que te ha esperado y te quiere salvar. Mira cuán buen Dios es, y como es tu padre, que te dio el ser que tienes y te sustenta y da todos los bienes que tienes. Y porque te ama como a hijo ha sufrido tus pecados, aunque le has ofendido mucho, y ahora te llama y convida a que hagas penitencia y le pidas perdón. El mismo Dios, Señor tuyo (para que tú seas salvo y perdonado), se hizo hombre y padeció grandes trabajos, y al cabo por ti fue atormentado y azotado y herido y afrentado y enclavado en una cruz, y en ella derramó su sangre preciosa por tus pecados. (p. 644)

 [3] Mira a Jesucristo, tu Redentor, en la cruz, que desde allí te está llamando y diciendo: "Hijo mío, tú me has ofendido mucho, mas vuélvete a mí, que yo te perdonaré. Pon tu corazón en mí, que por mí serás salvo si te arrepientes y te enmiendas de tus pecados". Esto te dice Jesucristo. Dile tú de todo tu corazón con mucho dolor: "¡Oh Señor mío y Dios mío! Yo te ofendí y he sido gran pecador, ahora me vuelvo a ti y me pesa mucho del mal que hice. Tú eres piadoso, no estés enojado conmigo, mas perdona mis culpas por tu preciosa sangre, y dame gracia para que de aquí adelante no vuel­va a pecar. Con tu ayuda, Señor mío Jesucristo, yo me enmendaré y haré penitencia por mis pecados y cumpliré todo lo que el Padre me mandare hacer". ¿No dices esto así de corazón? ¿Pésate mucho de haber ofendido a tu Dios? ¿Enmendarte has de hoy más? ¿Harás la penitencia que yo te diere para que Dios no esté enojado contigo? Nuestro Señor es Padre piadoso y te perdona por la sangre y cruz de Jesucristo, nuestro Redentor, y acepta esa poca penitencia que tú le ofreces.

[4] La penitencia que harás será tal y tal cosa, y mira que la cumplas luego. ¿Haráslo así? Ahora sabe, hijo, que con las palabras que yo diré, por el poder que Dios me dio, quedarás perdonado y absuelto de todos tus pecados, si tienes verdadero dolor de ellos. Por eso con gran dolor date en el pecho diciendo: "Señor mío Jesucristo, ten piedad de mí. Señor mío Jesucristo, ten piedad de mí". Misereatur tui, etc. Dominus noster, etc. Passio domini nostri Iesu Christi, etc.

 

 

[V. REPRENSIONES]

 

[1] Reprensión para las idólatras y supersticiosos

Quiero que sepas cuán enojada está Dios contra ti por esas maldades que has hecho de adorar las guacas o al sol, etc. Porque le has quitado su honra, y la has dado a las piedras y a los cerros y otras cosas que son muy viles. ¿Tú no ves que esas cosas no hablan ni ven, ni sienten ni hacen caso de lo que tú les dices, ni entienden la honra que tú les haces? Di, tonto, ¿por qué haces tan gran necedad?  ¿Tú no ves que tú eres hombre y hablas y sientes, y nada de eso habla ni siente más que las piedras de la calle, que las pisas y no responden? ¿Y si las llamas y honras, tampoco lo saben ni se les da nada? Pues de esa suerte es la guaca y la apachita[33], y el río y el Sol son creaturas de Dios que no saben ni sienten, mas de que Dios les menea (p. 545) y andan como Dios les manda. Y a ti te quiere Dios más que a ellas, porque aunque eres pequeño, tienes allá dentro alma hecha a semejanza de Dios, que vale más que todo eso. No adores más guacas, que es grandísima traición contra Dios.

Dime, loco, ¿qué piensas, que la guaca te hace bien o mal? Muy ciego estás. Dios es el que da salud y enfermedad. El que envía lluvia o la quita. El que da el maíz y ganado e hijos y todo cuanto hay, porque él es Señor y Creador de todo, y todo obedece a su voluntad. Llama a Dios y no hagas caso de las guacas, que no pueden nada. No te engañe el diablo que te quiere llevar al infierno; y por eso te dice que la ley de los cristianos no es buena; y que hables con los hechiceros y que adores las guacas y que les ofrezcas tus cosas. ¿Tú no ves cómo los cristianos viracochas' desprecian las guacas y todo lo que tus antepasados mochaban, y comen y huelgan, y mandan y pueden más que vosotros, y hacen lo que quieren? Pues, si las guacas son algo, ¿cómo no se defienden de los viracochas?[34] ¿No ves que el Padre toma la guaca y la pisa y deshace? No por eso le hace mal. Anda, que todo eso es burla y engaño del diablo; no seas tonto. Adora al gran Dios, hacedor de todo, y cree en Jesucristo de todo corazón, y no hagas caso de sueños ni de agüeros ni de otras vanidades. Mira que los cuerpos muertos no comen ni sienten; mas la tierra los come y deshace; y las almas no se sustentan de comida corporal. Por eso ofrece a Dios tus cosas, y pide al Padre que ruegue a Dios por ti, déjate de hechiceros mentirosos que no quieren sino comer de tus haciendas y engañarte. Mira que te digo que si más tornas a esas maldades te castigará Dios reciamente: porque hasta ahora ha disimulado viendo tu ignorancia y poco saber. 157 Ahora ya que yo te he avisado de su parte y te he dicho toda la verdad, si no te enmiendas quizá te enviará un rayo que te parta o un mal rabioso de muerte, como lo ha hecho con otros pecadores idólatras. Mira que Dios ve cuanto haces por muy secreto que sea, y que es terrible cuando se enoja con los que le quitan la honra.

 

 [2] Reprensiones para los que se emborrachan

¿Por qué te emborrachas tantas veces? ¿No te basta comer y beber y holgarte, sino que te has de volver peor que una bestia sin juicio? ¿No ves las maldades que hacen los borrachos, cómo se apuñetean y hieren y matan y a veces se echan con sus madres? Tu carnero y tu caballo cuando beben, nunca beben más de lo que han menester. Y tú eres peor que un caballo, que te tornas bestia, y aun a tu misma salud haces mucho daño. Mira que Dios ha dicho que el que se emborracha irá al infierno, y por lo que ha bebido pasará (p. 646) tormentos rabiosos para siempre. Procura, pues, hijo, de quitar ese vicio; y haz como los Padres y como los buenos cristianos que no se emborrachan, mas beben lo que han menester y dan gracias a Dios por ello.

 

 [3] Reprensión para los amancebados y deshonestos

Dime, ¿no tienes vergüenza de esas suciedades en que andas? ¿Piensas que no te ve nadie cuando haces eso? Pues, sabe que te miran Dios .y los ángeles del cielo, y que les hiedes muy mal por ese torpe vicio. '¿Qué más haría un caballo o un perro que tú haces? Si tienes vergüenza de decir lo que haces, ¿cómo no la tienes de hacerlo tantas veces? Pues, mira que dice Dios que por ese pecado han de ser tus carnes abrasadas en el infierno con fuego cruel. Conténtate pues con tu mujer. Y si no eres casado, cásate, pues Dios para eso te da licencia. Y no tornes más a andar con otras mujeres, ni hacer con tus manos esas suciedades, ni cometer semejantes delitos. Porque te hago saber que si no te enmiendas, te vendrá la muerte y serás condenado para siempre jamás. Por eso, hijo, guárdate, y aun­que te venga esa gana de pecar, no te dejes vencer, mas pelea llamando a Dios; porque un breve deleite de la carne se paga en la otra vida con eterno tormento.

 

 [41] Para los que no restituyen

Mira, hermano, que esa hacienda que tienes ajena, o este daño que has hecho a tu prójimo, que lo restituyas y satisfagas luego, porque de otra suerte si tú no lo quieres hacer así, no puedes ser absuelto de tus pecados, ni vale nada la absolución. Vé, hijo mío, y vuelve eso que hurtaste a su dueño, o dalo a quien se lo vuelva. Y hecho esto, vuelve a mí, que yo te absolveré luego. Y si no puedes restituir luego, a lo menos promete hacerlo en pudiendo, que la ley de Dios manda que lo que tú quieres que hagan los otros contigo, eso mismo hagas tú con ellos.

 

 

 

COMPLEMENTOS DEL CONFESIONARIO

* Instrucción contra las ceremonias y ritos que usan los indios

* Supersticiones de los indios

* Los errores y supersticiones de los indios

* Exhortación para ayudar a bien morir

* Sumario de algunos privilegios y facultades

* Impedimentos del matrimonio

* Forma común de las amonestaciones

Impreso en la Ciudad de los Reyes, por Antonio Ricardo

, primero Impresor en estos Reinos del Perú. Año de M.D.LXXXV.

 

INSTRUCCION CONTRA LAS CEREMONIAS Y RITOS QUE USAN LOS INDIOS CONFORME AL TIEMPO DE SU INFIDELIDAD

 

Capítulo Primero: De las idolatrías

1. Común es casi a todos los indios adorar guacas, ídolos, quebradas, penas o piedras grandes, cerros, cumbres de montes, manantiales, fuentes; y, finalmente, cualquier cosa de naturaleza que parezca notable y diferenciada de las demás.

2. Item, es común adorar el sol, la luna, estrellas, el lucero de la mañana y el de la tarde, las cabrillas[35] y otras estrellas.

3. Item, los difuntos o sus sepulturas, así de los antepasados, como de los indios ya cristianos.

4. Los serranos particularmente adoran el relámpago, el trueno, el rayo, llamándolo Santiago[36].' Item, el arco del cielo (el cual también (p. 550) es reverenciado de los indios de los llanos). Item, las tempestades, los torbellinos o remolinos de viento, las lluvias, el granizo. Item, los serranas adoran los montones de piedras que lineen ellos mismos en las llanadas o encrucijadas, o en cumbreras de montes, que en el Cuzco y en los collas[37] se llaman apachitos, y en otras partes las llaman colorayac rumio, por otros vocablos. Finalmente, adoran cualesquiera otros mochaderos de piedras' donde hallan haberle echado piedras, coca, maíz, cejas, trapos y otras cosas diferentes. Y en algu­nas partes de los llanos hay (1e esto no poco.

5.  Los yungas[38]  especialmente de los Andes, u otros indios que viven en tierras donde hay montañas, adoran también animales como leones, tigres, osos y culebras u otras serpientes.

6. Cuando adoran las guacas, comúnmente inclinan la cabeza y alzan las manos, y hablan con ellas pidiendo lo que quieren.

7. También es común, cuando pasan los ríos o arroyos, beber del agua de ellos por modo de salutación, adorándolos y pidiendo que los dejen pasar en salvo y no los lleven; y a las fuentes y manantiales hacen lo mismo para que no los dañen. Y a las lagunas y lagos y pozos hondos también reverencian por el mismo fin.

8. Los serranos usan, cuando van camino, echar en los mismos caminos o encrucijadas, en los cerros o en rimeros de piedras (que según ya queda dicho se llaman apachitas), o en las peñas y cuevas o en sepulturas antiguas, calzados viejos, plumas, coca mascada o maíz mascado, y otras cosas, pidiendo que los dejen pasar en salvo, y les quiten el cansancio del camino y les den fuerzas para caminar.

9. Usan los mismos tirarse las pestañas o cejas y ofrecerlas al sol, a los cerros, a los apachitas, a los vientos, tempestades, truenos, rayos, a las peñas, cuevas, quebradas, angosturas, o a otras cosas, en veneración suya, pidiéndole que les dejen ir y volver en paz.

10. Item, usan, cuando han de ir lejos de su tierra, encomendarse a sus guacas, o hacer que los hechiceros los encomienden a ellas; y pedirles que les digan lo que les ha de suceder en el viaje, o en el pleito o negocio que llevan, si morirán o si volverán a su tierra. Y para este efecto beben y hacen otras cosas supersticiosas y diversas ceremonias. Y lo mismo suelen hacer por ellos sus mujeres, o hijos, o deudos. Y cuando llegan adonde van, velan de noche en reverencia, o de la guaca, o de algún cerro; u otra cosa, y bebiendo y jugando hacen particulares ceremonias.

11. Los indios de los llanos usan adorar la mar para que les dé pescado o no se embravezca, echando en ella harina de maíz blanco y almagre[39]  u otras cosas. También los serranos, al modo que reverencian las lagunas, reverencian la mar aunque no la hayan visto, y llámanla mamacocha; y los aymaraes, mamacota. Y en especial los serranos, que bajan a los llanos para diversos negocios, adoran la mar con diferentes ceremonias y los llanos. Y la cordillera nevada es también reverenciada y adorada de todos los indios, o cualquiera otra sierra alta que tenga nieve.

12. También usan los que van a minas de plata o de azogue[40] o de otro metal, adorar los cerros y minas, pidiéndoles den su metal, y para esto velan de noche bebiendo y bailando. (p.552)

13. También usan en algunas partes poner en medio de las chacras una piedra luenga para desde allí invocar la verdad de la tierra y para que le guarde la chacra.

14. En tiempo de la cosecha, viendo las papas llamadas llallahuas[41], que son de diferente forma que las demás, o viendo mazorcas de maíz, u otras raíces de diversa hechura que las otras, las suelen adorar y hacer sus ceremonias particulares de adoración bebiendo y bailando, teniéndolo por agüero. Lo mismo hacen en las minas, que llaman coya[42], que adoran y reverencian los metales que se llaman mama[43], o y las piedras de metales, que llaman corpa[44] adorándolas, besándolas y haciéndoles diferentes ceremonias. Item las pepitas de oro, u oro en polvo, y la plata o las huayras[45] donde se funde la plata. Item, el metal llamado soroche[46] y el azogue y el bermellón de azogue, que ellos llaman ychma o llimpi, muy preciado para diversas supersticiones.

 

Capítulo Segundo: De los sacrificios y ofrendas

 [1] Es cosa común entre indios adorar la tierra fértil, que es la tierra que llaman pachamama o camacpacha[47], derramando chicha en ella, o coca, u otras cosas para que les haga bien.

2. Y para el mismo efecto, en tiempo de arar la tierra, barbechar, y sembrar y coger maíz, o papas, o quinua[48], o yuca[49] la y camotes[50], u otras legumbres y frutos de la tierra, suelen ofrecerle sebo quemado, coca, cuy, corderos[51] y otras cosas; y todo esto bebiendo y bailando.

3. Para el mismo efecto suelen ayunar y abstenerse de comer carne, sal, ají y otras cosas. Itero, tienen por abusión que las mujeres preñadas, o que están con el mes, no pasen por los sembrados.

4. También hacen sacrificios de sebo, cuy, coca, carneros[52] y otras cosas, cuando hacen casa nueva o la cubren; y de que las acaban, las velan de noche haciendo ceremonias diversas, bebiendo y bailando. Y todo para que les suceda bien. Itero, cuando repartiendo el ganado hacen otro tanto para que multipliquen.

5. Item, usan sacrificar lo dicho o maíz, y plumas blancas o de otros colores, chaquira[53] (que ellos llaman mollo), conchas de la mar, para librarse de los peligros de la mar, truenos, rayos y otros peligros. Y lo mismo hacen para purificarse de sus pecados o males pasados y para otros fines.

6. También usan algunos asperjar con los dedos la chicha que han de beber hacia el sol, o hacia el fuego, o hacia la tierra, pidiendo que les den paz, vida y contento.

7. Cuando es el año estéril por falta de lluvia, o por llover demasiado, o por hielo y granizo, y finalmente cuando hay falta de temporales, suelen pedir ayuda a las guacas, al sol, a la luna y estrellas, llorando y ofreciéndoles sacrificios de sebo, coca, etc. Y para el mismo fin suelen confesarse al hechizo y ayunar; y mandar a su mujer, o hijos o criados, que ayunen y lloren y que hagan lo mismo que él.

8. En algunas partes, especialmente entre los Andes, usan sacrificar a las guacas, o cerros, o al trueno y rayo, algún hombre o niño, matándole y derramando la sangre, o haciendo otras ceremonias. También suelen sacrificar su propia sangre, o la de otro, adorando las guacas e ídolos para aplacarles con este sacrificio.

Adviértase que así como antiguamente el sacrificar niños u hombres era para cosas de grande importancia, como pestilencia grande o mortandad, u otros trabajos grandes, así también se usa algunas veces por este mismo fin en las partes donde aun todavía dura este género de sacrificio cruel.

 

Capítulo Tercero: De los difuntos

 [1] Es cosa común entre indios desenterrar secretamente los di­funtos de las iglesias, o cementerios, para enterrarlos en las guacas, (p. 554) o cerros, o pampas, o en sepulturas antiguas, o en su casa, o en la del mismo difunto, para darles de comer y beber a sus tiempos. Y enton­ces beben ellos y bailan y cantan juntando sus deudos y allegados para esto.

2. También suelen sacar los hechiceros a los difuntos los dientes, o cortarles los cabellos y uñas, para hacer diversas hechicerías.

3. Usan también cuando entierran sus difuntos los indios poner­les plata en la boca, en las manos, en los senos, o en otra parte, y vestirles ropas nuevas y ponerles otras dobladas dentro de la morta­ja, y también chuspas[54] y calzados y tocados para que todo esto les sirva en la otra vida. Y en las endechas que les dicen, refieren cosas de sus antepasados o de su infidelidad.

4. Item, usan mucho dar de comer y beber en tiempo del entierro de sus difuntos, y dar de beber cantando un canto triste y lamentoso, gastando en esto y en otras ceremonias el tiempo de las exequias, que dura en partes ocho días y en partes menos, y usan hacer sus aniversarios acudiendo, o de mes a mes, o de año a año, con comida, chicha, plata, ropa y otras cosas para sacrificarla, o hacer otras ceremonias antiguas con todo el secreto que pueden.

5. Creen también que las almas de los difuntos andan vagas y solitarias por este mundo padeciendo hambre, sed, frío, calor y cansancio; y que las cabezas de los difuntos, o sus fantasías, andan visitando los parientes, u otras personas, en señal que han de morir, o les ha de venir algún mal. Por este respeto de creer que las almas tienen hombre, o sed u otros trabajos, ofrecen en las sepulturas chicha y cosas de comer y guisados, plata, ropa, lana y otras cosas para que aprovechen a los difuntos; y por esto tienen tan especial cuidado de hacer sus' aniversarios. Y las mismas ofrendas que hacen en las iglesias a uso de cristianos, las enderezan muchos indios e indias en sus intenciones a lo que usaron sus antepasados.

 

Capítulo Cuarto: De los hechiceros y hechicerías

[1] Común cosa es acudir 'a los hechiceros para que les curen en sus enfermedades, llamándoles a su casa, o yendo ellos. Y suelen curar los hechiceros chupando el vientre, u otras partes del cuerpo, o untándoles con sebo o con la carne o grosura del cuy o sapo, o de otras inmundicias, o con yerbas. Lo cual les pagan con plata, ropa, comida, etc.

2. Del mismo modo acuden a los hechiceros en otras necesidades; y para que les adivinen lo que está por venir; y les manifiesten lo que han perdido o les han hurtado; y para que les encomienden a las guacas. Para lo cual todos les dan siempre ropa, plata, etc.

3. También acuden a confesarse con ellos sus pecados; y cumplen las penitencias que les dan, por muy ásperas que sean, de adorar o sacrificar a las guacas, de ayunar, o dar plata, o ropa, o de hacer cosas penales.

4. Item, acuden a los hechiceros para que les den reme­dio para alcanzar una mujer o accionarla, o para que no los deje la manceba; y las mujeres acuden a los mismos para lo mismo. Y para este efecto les suelen dar ropa, mantas, coca, y de sus propios cabellos o pelos, o de los cabellos y ropa del cómplice, y, a veces, de la misma sangre, para que con estas cosas hagan sus hechicerías.

5. Es cosa usada en todas partes tener, o traerse consigo, una manera de hechizos, o nóminas del demonio, que llaman huacanqui[55], para efecto de alcanzar mujeres o aficionarlas, o ellas a los varones. Son estos huacanquis hechos de plumas de pájaros, o de otras cosas diferentes, conforme a la invención de cada provincia. También suelen poner en la cama del cómplice, o de la persona que quieren atraer, o en su ropa, o en otra parte donde le parezca que puedan hacer efecto, estos huacanquis y otros hechizos semejantes hechos de yerbas, o de conchas de la mar, o de maíz, o de otras cosas diferentes. También las mujeres suelen quebrar sus topos[56] o espinas con que hacen las mantas o llicllas, creyendo que por esto el varón no tendrá fuerza para juntarse con ellas, o la que tiene se le quitará luego; y hacen otras cosas diferentes para este mismo fin. También los varo­nes y las mujeres hacen otras diferentes supersticiones, o de yerbas, o de otras cosas, creyendo que por allí habrá efecto en la generación .o en la esterilidad si la pretenden.

6. En algunas partes les da una enfermedad de baile que llaman taqui oncoy o zara oncoy[57], para cuya cura llaman los hechiceros, o van a ellos, y hacen rail supersticiones y hechicerías, donde también hay idolatría, y confesarse con los hechiceros y otras ceremonias diferentes.

7. Para saber las cosas venideras, o decir dónde está lo que se perdió, o lo que hurtaron, usan los hechiceros abrir diversos animales como carneros, cuyes, aves, peces, serpientes, sapos, y en las asadu­ras y entrañas miran los agüeros malos o buenos. También suelen quemar sebo, cuy, coca, tabaco (que ellos llaman sayre); ítem, chaquira o conchas de la mar y otras cosas para adivinar los sucesos que están por venir hacen también en otras partes sus cercos en el suelo (p. 556) y hablan ciertas palabras para esto sabidas, con que invocan al demonio y hablan con él en algún lugar oscuro; y, finalmente, hacen otras muchas supersticiones para esto.

 

Capítulo Quinto: Los ritos de los Indios. De los agüeros y abusiones

[1 Comúnmente cuando ven los indios culebras, o solas o traba­das, serpientes, víboras, lagartijas y otras sabandijas, como arañas, gusanos grandes, sapos, mariposas y otras cosas semejantes, creen y dicen que es de mal agüero y que ha de venir mal por ello. Y a las culebras las pisan con el pie izquierdo después de haberlas muerto y orinado en ellas, para que con esto no venga el mal agüero; y hacen otras ceremonias por este mismo fin.

2. Cuando oyen cantar lechuzas, búhos, buitres, gallinas u otras aves extrañas, o aullar perros, lo tienen por agüero malo y pronóstico de muerte, para sí, o para sus hijos, o para sus vecinos, y particularmente para aquel en cuya casa o lugar cantan o aúllan. Y suelen ofrecerles coca u otras cosas, pidiéndoles que maten y daten a sus enemigos y no a ellos. Item, cuando oyen cantar al ruiseñor o al jilguerito, dicen que han de reñir con alguno, o ha de venir algún mal.

3. Cuando se eclipsa el sol, o la luna, o parece alguna cometa, o resplandor en el aire, suelen gritar y llorar y hacer que otros griten y lloren, y que ladren los perros o aúllen, y para esto los aporrean. Suelen cercar sus casas en procesión de noche con haces de fuego, y hacer otras ceremonias para que no les venga el mal que temen y que tienen por agüero malo.

También tienen por mal agüero, y que es para morir o para algún daño grave, cuando ven el arco del cielo, y, a veces, por bueno, reverenciándolo mucho y no lo osan mirar; o ya que lo miran, no lo osan apuntar con el dedo entendiendo que se morirán, y aquella parte donde les parece que cae el pie del arco, lo tienen por lugar horrendo y temeroso, entendiendo que allí hay alguna guaca u otra cosa digna de temor y reverencia.

4. Cuando graniza, o nieva, o hay tempestad grande, dan gritos, entendiendo que así tendrán remedio; hacen también entonces algu­nos sacrificios y otras supersticiones.

5. Cuando están de parto las mujeres suelen sus maridos, y aun ellas, ayunar, absteniéndose de particulares comidas, y se confiesan con el hechicero y adoran a las guacas o cerros para que el parto salga a luz.

Y adviértase que esto del ayunar (que llaman zaziy) es muy ordinario entre los indios para diversos efectos, absteniéndose de particulares comidas y de otras cosas, mezclando diversas ceremonias.

6. Si paren dos en un vientre, dicen que el uno de ellos es hijo del rayo, que ellos el día de hoy llaman Santiago, ofreciéndolos al trueno.

7. En los llanos usan los indios estando enfermos poner su ropa en los caminos para que lleven los caminantes su enfermedad, o los aires purifiquen sus ropas. También hay esta costumbre en alguna parte de los serranos.

8. Suelen también en diversas partes, así de los llanos como de los serranos, estando enfermos o sanos, irse a lavar a los ríos o fuentes con ciertas ceremonias, creyendo que con esto lavan las ánimas de los pecados y que los llevan las aguas; y toman el heno (o género de esparto que ellos llaman ychu), y escupen en él o hacen otras ceremonias, diciendo sus pecados allí delante del hechicero con mil cere­monias; creen que de esta manera quedan purificados y limpios de pecados, o de sus enfermedades. Otros suelen quemar las mismas ropas con que cometieron los pecados, entendiendo que el fuego los consumirá y ellos quedarán limpios y sin culpa y libres de pena.

9. Cuando tiembla la tierra echan agua en ella diciendo que las guacas tienen sed y quieren beber, o hacen otras ceremonias y su­persticiones diferentes.

10. Cuando les tiemblan los párpados de los ojos, o los labios, o 54      zumban los oídos, o les tiembla alguna parte del cuerpo, o tropiezan los pies, dicen que verán u oirán algo bueno o malo: bueno, si fue el ojo u oído o pie derecho, malo si fue el izquierdo.

11. Los enfermos se suelen embadurnar el cuerpo con maíz o con otras cosas, o embadurnar a otros, para sanar de sus enfermedades.

12. Del espinco, que es un olor que usan los indios, y con el llimpi de que se saca el azogue (que otros llaman ichma), suelen hacer diversas supersticiones; y con cierta flor llamada craya, y con otros colores de tierra que llaman llimpi o sihuayro, y los aymaraes llaman ama, se suelen embadurnar en tiempo de sus fiestas, o para otros fines malos, añadiendo ceremonias y supersticiones.

Itero, algunas naciones se suelen señalar los rostros, las manos y brazos y piernas con fuego, haciendo rayas u otras señales por algunos fines, haciendo para esto algunas ceremonias.

13. En el fuego, cuando salta y hace centellas, echan maíz o chicha, u otra cosa para aplacarlo, haciéndole veneración.

14. Para que venga mal o muera el que aborrecen, llevan su ropa (p. 558) y vestidos y visten con ellos alguna estatua, que hacen en nombre de aquella persona, y maldícenla escupiéndola y colgándola. Asimismo, hacen estatuas pequeñas de barro, o de cera, o de masa; y las ponen en el fuego para que allí se derrita la cera, o se endurezca el barro o haga otros efectos que ellos pretenden, creyendo que con este modo quedan vengados o hacen mal al que aborrecen; y, finalmente, a este propósito hacen diferentes supersticiones y ceremonias.

15. Suelen trasquilar de cierta manera, y a cierto tiempo señalado, o en tal edad, a sus hijos, haciendo que les ofrezcan plata, ropa, lana, algodón y otras cosas, bebiendo y bailando, y para esto hacen junta solemne y gran fiesta. Y con esto las consagran por hijos del sol, o piden que aquel niño viva en prosperidad y suceda a sus padres.

16. Los Incas y gente del Cuzco suelen agujerear las orejas a sus hijos cuando llegan a edad de catorce años, poco más o menos, y ofrecerles plata o ropa, etc., haciendo borracheras y otras supersticiones; y con esto les dan señal, de nobleza, o los arman caballeros. El día de hoy no hay tanto de esto, mas los que aciertan a hacerlo es con diferentes ritos y modos que han inventado para hacerlo secreta­mente.

17. También es común en la edad de catorce o quince años poner a sus hijos los pañetes[58] con ciertas ceremonias, lo cual llaman huarachicuy, y usan ordinariamente todos los indios, haciendo bailes y bebiendo y añadiendo otras supersticiones. Asimismo, a las doncellas, cuando les viene la primera flor, suelen sus padres o madres lavarlas y peinarlas y vestirlas, y ofrecerles algo con ciertas ceremonias y supersticiones. Llaman esta abra, que se hace para la primera flor, quicuchicuy. En otras provincias tienen otros modos diferentes, y cada nación hace esto conforme al uso de la región.

 

Capítulo Sexto: De los errores contra la Fe Católica en que suelen caer algunos indios

[1 Dicen algunas veces de Dios que no es buen Dios y que no tiene cuidado de los pobres y que de balde le sirven los indios.

2, Que no es piadoso, ni tan misericordioso Dios como dicen los cristianos. Que no hay perdón de pecados para los que han pecado gravísimamente, o para otros pecados enormes.

3. Que Dios los creó para vivir en pecado, y especialmente para cosas deshonestas de lujuria y de embriaguez, y que ellos no pueden ser buenos.

4. Que las cosas se hacen, o por la voluntad del sol y de la luna y de las guacas, o por algún liado. Y que Dios no tiene providencia de las cosas de acá abajo.

5. Que como los cristianos tienen imágenes y las adoran, así se pueden adorar las guacas, o ídolos, o piedras que ellos tienen. Y que las imágenes son los ídolos de los cristianos.

6. Que lo que predican los sacerdotes y predicadores no es todo verdad; y que muchas cosas de ellas son encarecimientos, para ate­morizar a los indios. Y que tanta razón hay de creer a sus antepasados y a sus quipos y memoriales, como a los mayores y antepasados de los cristianos y a sus quillcas y escrituras.

7. Que no hay para qué adorar a la Santísima Trinidad, ni a Jesucristo Nuestro Señor. Este lenguaje es particular de los hechiceros, que andan engañando y sonsacando a los indios por apartarlos de la fe católica: añadiendo mil mentiras contra ella; y haciendo juntas de indios secretamente, donde predican contra lo que los sacerdotes enseñan, y abonan su secta falsa.

8. Que bien se puede adorar a Jesucristo Nuestro Señor y al demonio juntamente, porque se han concertado ya entre ambos y están hermanados.

9. Ponen duda y dificultad en algunas cosas de la fe. Principalmente en el misterio de la Santísima Trinidad, en la unidad de Dios, en la pasión y muerte de Jesucristo, en la virginidad de Nuestra Señora, en el santísimo sacramento del altar, en la resurrección general; y acerca del sacramento de la extremaunción (por no habérseles administrada hasta aquí), allende que tenían noticia de él, no creían que era sacramento.

10. Dicen que los matrimonios se pueden disolver aunque sean ratos y consumados; y así, por cualquiera ocasión que sea, dicen que han de apartarse los casados, y piden que los disuelvan.

11. Que pecar soltero con soltera no es pecado, y el lenguaje que hay de decir (no te embaraces con ese casado o casada que es gran hocha[59], mejor es que te envuelvas con otro soltero o soltera que no es pecado) es común entre muchos indios; y mucho más entre mujeres.

12. Que estar un soltero con una soltera algún tiempo amancebados por vía de prueba para haberse de casar, bien se puede hacer; (p.660) y que no es pecado, porque ellos lo hacen para servir a Dios. Y así lo hacen comúnmente muchos indios sin escrúpulo.

13. Que el sacerdote malo, bravo, codicioso, deshonesto, o que tiene otros pecados escandalosos, no consagra en la misa, ni valen los sacramentos que administra, y que no se ha de adorar la hostia y cáliz que los tales alzan en el altar.

14. Que las almas de los difuntos andan vagando y tienen necesidad de comida y bebida y ropa, etc., por la hambre y sed y frío que pasan.

 

 

SUPERSTICIONES DE LOS INDIOS SACADAS DEL SEGUNDO CONCILIO PROVINCIAL DE LUIR, QUE SE CELEBRO EL AÑO DE (MIL QUINIENTOS) SETENTA Y SIETE

 

[1] Ex Capite 98, Sessionis I

Que en cada provincia hay un templo, o guaca principal, adonde 76   todos los de la tal provincia van a adorar y ocurren con sus sacrifi­cios. Y en cada pueblo principal hay otro templo, o guaca menor, donde particularmente ocurre el tal pueblo. Y todos estos adoratorios tienen sus ministros y las cosas necesarias para sus supersticiones.

 

[2] Ex Cap. 99

En las juntas y encrucijadas de caminos, y en las cumbres y collados de cerros, hay los adoratorios, que en la lengua de los indios llaman apachita, en los cuales los indios a la pasada ofrecen coca, maíz. y plumas de aves, y echan las ojotas viejas, y otra cosa alguna de las que llevan para su camino; y si no llevan qué ofrecer, echan a lo menos una piedra, porque con esto les parece que dejan el cansancio del camino y cobran nuevas fuerzas.

 

[3] Ex Cap. 100

Los collas y puquinas[60], y otras naciones de indios, usan formar las cabezas de los niños en diversas figuras con mucha superstición. En algunas partes las hacen muy largas (que llaman zaito homa), adelgazándolas y haciéndolas que vengan al molde de unos como bonetes que llaman chucu, angostas y largos. En otras partes hacen las cabezas llanas y anchas de la frente, que llaman paltahoma. Y además del daño que hacen a los niños con esta violencia, usan ciertos sacrificios al sol y a los ídolos.

 

[4 Ex Cap. 101

De diversas maneras se ofrecían y dedicaban los indios a los demonios. Algunas veces dejando crecer los cabellos hasta la cinta, otras veces trasquilándolos, no de una manera, sino de muchas; y es uso que las mujeres que hacen criznejas los cabellos en las cabezas de los varones, se junten deshonestamente con ellos. También hacen diversas supersticiones cuando los varones crían los cabe­llos largos a manera de mujeres, y cuando los trasquilan o deshacen las criznejas.

 

 [6 Ex Cap. 102

Suelen principalmente los curacas cuando mueren enterrar consigo según su costumbre comida y bebida y vestiduras, u otras cosas semejantes, creyendo que después de muertos se han de aprovechar de ello. Otros cuando mueren suelen mandar a los suyos, como por testamento, no entierren sus cuerpos en las iglesias donde entierran los cristianos; y si los entierran allí por miedo de los sacer­dotes, los saquen después de enterrados y los lleven a los sepulcros de sus mayores.

 

[6 Ex Cap. 103

Los Incas del Cuzco, y los demás de su linaje derramados por el reino, tienen por costumbre, en señal de su nobleza, horadarse las orejas en el lugar que las mujeres suelen poner zarcillos, haciéndolas muy grandes con cierto artificio. Y en algunas partes también hacen esto las mujeres; y antes que hagan esto, hacen ciertos ayunos y ofrecen ciertos sacrificios al sol y a las guacas según sus costumbres antiguas.

 

[7 Ex Cap. 104

En diversos tiempos del año suelen muchas indios hacer cosas supersticiosas cuando siembran y cogen los panes, al tiempo de llover (p.562) o de hielo, y en las necesidades que suceden, haciendo diversos sacrificios y ceremonias antiguas.

 

[8] Ex Cap. 105

Suelen también los indios mirar en agüeros y usar ceremonias y ritos supersticiosos, como los que hacen cuando quitan los nombres a los niños y les ponen otros de nuevo cuando los trasquilan y ponen zaragüelles[61] la primera vez. Y, finalmente, ninguna cosa empiezan de nuevo en que no se haga alguna superstición y miren en agüeros. Item, cuando entierran los cuerpos de los difuntos se trasquilan y se visten cierto género de vestiduras, tocan a tambores y lloran cantando; traen la ropa de los difuntos para los lugares donde anduvieron mientras vivieron; pásenles comida y bebida en las sepulturas; hacen sacrificios al sol y a los demás ídolos.

 

 

 

LOS ERRORES Y SUPERSTICIONES DE LOS INDIOS SACADAS DEL TRATADO Y AVERIGUACION QUE HIZO EL LICENCIADO POLO [DE ONDEGARDO]

Capítulo Primero: De las guacas e ídolos

[11 Después del Viracocha[62], (a quien tenían por señor supremo de todo y adoraban con suma honra), adoraban también al sol y a las estrellas y al trueno y a la tierra que llamaban Pachamama y otras cosas diferentes. Entre las estrellas, comúnmente todos adoraban a la que ellos llaman Collca, que llamamos nosotros las Cabrillas[63]. Y (p. 564) las demás estrellas eran veneradas por aquéllos particularmente que les parecía que habían menester su favor. Porque atribuían a diver­sas estrellas, diversos oficios. Y, así, los ovejeros hacían veneración y sacrificio a una estrella que ellos llaman Urcuchillay, que dicen es un carnero de muchas colores, el cual entiende en la conservación del ganarlo, y se entiende ser la que los astrólogos llaman Lira. Y los mismos adoran a otras ríos que andan cerca de ella que llaman Caluchillay, Urcuchillay, que fingen ser una oveja con un cordero. Otros, que viven en las montañas, adoran otra estrella que se llama Chuqui chinchay, que dicen es un tigre a cuyo cargo están los tigres, osos y leones. También adoran a otra estrella que llaman Anca chinchay, que conserva otros animales. Asimismo, adoran otra que llaman Machacuay, a cuyo cargo están las serpientes y culebras para que no les hagan mal. Y, generalmente, [de] todos los animales y aves que hay en la tierra, creyeron que hubiese un su semejante en el cielo, a cuyo cargo estaba su procreación y aumento. Y, así, tenían cuenta con diversas estrellas, como las que llamaban Chacana y Topalorca y Marrana y Mirco y Miquiquiray, y otras así.

2. El modo de hacer oración al Viracocha, al sol y a las estrellas era uno mismo: que es abrir las manos y hacer cierto sonido con los labios (como quien besa), y pedir lo que cada uno quería y ofrecerle sacrificio, aunque en las palabras había diferencia, cuando hablaban con, el gran Ticci Viracocha. Porque a él le atribuían principalmente el poder y mando de todo; y a las otras guacas, como a señores p dioses particulares, cada uno en su cosa; y que eran inter­cesores para con el Ticci Viracocha.

3. Después del Viracocha y del sol la tercera guaca, y de más veneración, era el trueno, al cual llamaban por tres nombres: Chuquiilla, Catuilla, Intiillapa, fingiendo que es un hombre que está en el cielo con una honda y una porra, y que está en su mano el llover y granizar y tronar y todo lo demás que pertenece a la región del aire, (p. 565) donde se hacen los nublarlos. Esta es guaca general a todos los indios, y ofrecerle diversos sacrificios, y en el Cuzco se le sacrificaban también niños como al sol. Cuando alguna mujer pare en el campo en día que truena, dicen que la criatura que nace es hija del trueno, y que se ha de dedicar para su servicio. Y, así, hay mucho número de hechiceros de éstos, que llaman hijos del trueno.

 

Capítulo Segundo: De las almas y difuntos

[1 Comúnmente creyeron que las almas vivían después de esta vida, y que los buenos tenían gloria y los malos pena. Mas de que los cuerpos hubiesen de resucitar con las almas nunca lo entendieron. Y, así, ponían excesiva diligencia en conservar los cuerpos y sustentar­los y honrarlos después de muertos. Y el vulgo de los indios entendió que las comidas y bebida y ropa que ponían a los difuntos les sustentaban y les libraban de trabajo, aunque los más sabios de los Incas no creían esto.

2. También entendían comúnmente que a los que Dios había dado prosperidad en esta vida eran sus amigos, y así les daba gloria en la otra vida. Y de aquí procedía honrar tanto a los señores y hombres poderosos, aun después de muertos; y, al contrario, despre­ciar a los viejos y a los enfermos y a los pobres, teniéndolos por desechados de Dios. Y el día de hoy, hay gran ignorancia y error acerca de esto en el común de los indios.

3. A los cuerpos de los difuntos tenían los descendientes en gran 101 veneración, haciendo diligencia para que se conservasen. Y para esto les ponían ropa y hacían sacrificios. Especialmente los señores tenían gran suma de ministros que entendían en sus sacrificios y veneración. Y de los Incas cada uno en vida hacía una estatua suya que llamaba Huauqui, a la cual se hacían muchas fiestas; y cuando moría el Inca, ninguna cosa de sus tesoros y ropa heredaba el sucesor; mas todo se aplicaba para los sacrificios y servicio y sustento de sus ministros. Y el día que morían, mataban las mujeres a quien tenía afición y criados y oficiales para que les fuesen a servir a la otra vida. Cuando murió Huayna Cápac[64], fueron mil personas muertas para este efecto. Matábanlas después de muchos cantares y borracheras. Embalsaman los cuerpos muertos de estos Incas y de las mujeres, de modo que duraban doscientos años y más enteros. Sacrificábanles muchas cosas, especialmente niños, y de su sangre hacían una raya de oreja a oreja en el rostro del difunto. Esta superstición 104 ha cesado después que se descubrieron estos cuerpos; mas no cesa entre los indios el tener gran veneración a los cuerpos de sus (p. 666) antepasados, y procurarles comida y bebida y vestidos, y hacerles diversos sacrificios.

 

Capítulo Tercero: De las estatuas de los Incas

[1] Usaron los indios nombrar ciertas estatuas o piedras en su nombre para que en vida y en muerte se les hiciese la misma veneración que a ellos. Y cada ayllo[65] o linaje tenían sus ídolos o estatuas de sus Incas. Las cuales llevaban a la guerra y sacaban en procesión para alcanzar agua y buenos temporales, y les hacían diversas fiestas y sacrificios. De estos ídolos hubo gran suma en el Cuzco y en su comarca.

Entiéndese que ha cesado del todo, o en gran parte, la supersti­ción de adorar estas piedras después que se descubrieron. Que fue la primera Inca Roca, cabeza de la principal parcialidad de los Incas de 107 Manan Cuzco. Y por su orden le sucedieron Yahuarhuaqui, Viracocha Inca, Pachacuti Inca, Topa Inca Yupanquí, Huayria Cápac, Huáscar Inca. De la parcialidad de Urin Cuzco se cuenta el primero, Cinchiroca; y tras él, Cópac Yupanqui, Lluqui Yupanqui, Mayto Cópac, Tarco Huaman[66].

2. El principio que estos indios señalan dicen haber sido Manco Cápac, que después del diluvio dicen haber sido progenitor y padre de las gentes, y que éste salió por una ventana en el pueblo de Tambo. Y dicen haberse después convertido en piedra, a la cual hacían gran veneración. Esta superstición ha cesado del todo, según se entiende.

 

Capítulo Cuarto: De los agüeros

En cualquier negocio que quieran poner por obra que sea de alguna importancia, como hacer casa, andar camino, sembrar, coger, encerrar lo que se coge, casarse, abrir las orejas con su solemnidad, ir a la guerra, volver a sus casas, y en todos los demás negocios de esta condición, tienen por costumbre hacer primero dos prevenciones. Una es de echar suertes, y mirar las entrañas o asaduras de algunos animales; y la segunda hacer algún sacrificio y oferta a los adorato­rios; y el que echa las suertes, ha de mirar el animal. También hace primero acatamiento al Viracocha y al Sol y a Chuquiilla[67], y a alguna guaca particular de su pueblo o parcialidad suya.

 

Capítulo Quinto: De la confesión y penitencia que hacían por sus pecados

[1] Tenían por opinión que todas las enfermedades venían por pecados que hubiesen hecho. Y para el remedio usaban de sacrificios, y ultra de esto, también se confesaban vocalmente quasi en todas las provincias, y tenían confesores diputados para esto, mayores y meno­res, pecados reservados al mayor, y recibían penitencias, y algunas veces ásperas, especialmente si era hombre pobre el que hacía el 113 pecado y no tenía qué dar al confesor. Y este oficio de confesar tam­bién lo tenían las mujeres. En las provincias de Collasuyo fue y es más universal este uso de confesores hechiceros, que llaman ello ichuri vel ichurii, Tienen por opinión que es pecado notable encubrir algún pecado en la confesión, Y los ichuris o confesores averiguan, o por suertes o mirando la asadura de algún animal, si les encubren algún pecado, y castigando con darles en las espaldas cantidad de golpes con cierta piedra, hasta que lo dicen todo, y le dan la peniten­cia y hacen el sacrificio. Esta confesión usan también cuando están enfermos sus hijos, o mujeres o marido, o su cacique, o cuando están en algunos grandes trabajos. Y cuando el Inca estaba enfermo, se confesaban todas las provincias, especialmente los collas[68],

2. Los confesores tenían obligación al secreto, pero con ciertas limitaciones. Los pecados de que principalmente se acusaban eran: lo primero, matar uno a otro fuera de la guerra. Item, tomar la mujer ajena. Item, dar yerbas o hechizos para hacer mal. Item, hurtar. Y por muy notable pecado tenían el descuido en la veneración de sus guacas y el quebrantar sus fiestas y el decir mal del Inca y el no obedecerle. No se acusaban de pecados y actos interiores. Y según relación de algunos sacerdotes, después que los cristianos vinieron a la tierra se acusan a los ichuris o confesores etiam de los pensamientos. El Inca no confesaba sus pecados a ningún hombre, sino sólo al Sol, para que él los dijese al Viracocha y le perdonase.

3. Después de confesado el Inca hacía cierto lavatorio para acabar de limpiarse de sus culpas, y era en esta forma: que poniéndose en un río corriente, decía estas palabras: "Yo he dicho mis pecados al Sol, tú río los recibes, llévalos a la mar donde nunca más parezcan". Estos lavatorios también usaban los demás que se confesaban con ceremonia muy semejante a la que los moros usan, que ellos llaman el guado, y los indios los llaman opacuna. Y cuando acaecía morírsele a algún hombre sus hijos, le tenían por gran pecador diciendo que por sus pecados sucedía que muriese primero el hijo que el padre. Y a éstos tales, cuando después de haberse confesado hacían los (p. 568) lavatorios llamados opacuna (según está dicho), les había de azotar con ciertas hortigas algún indio monstruoso, como corcovado, o contrahecho de su nacimiento, etc.

4. Si los hechiceros o sortílegos, por sus suertes o agüeros, afir­maban que había de morir algún enfermo, no dudaba de matar su propio hijo, aunque no tuviese otro. Y con esto entendía que adquiría salud, diciendo que ofrecía a su hijo en su lugar en sacrificio. Y después de haber cristianos en esta tierra se ha hallado en algunas partes esta crueldad.

 

Capítulo Sexto: Del modo de sacrificar

El modo de matar cualquier res chica o grande que usan los indios según su ceremonia antigua, es la propia que tienen los moros, que llaman el alquible. Que es tomar la res encima del brazo derecho y volverle los ojos hacia el Sol, diciendo diferentes palabras conforme a la cualidad de la res que se mata. Porque si es pintado, se dirigen las palabras al Chuquiilla o trueno, para que no falte el agua; y si es blanco raso, ofrécele al Sol con unas palabras. Y si es lanudo, con otras para que alumbre y críe. Y si es guanaco, como pardo, dirigen el sacrificio al Viracocha. Y en el Cuzco se mataban con esta ceremonia cada día un carnero raso al sol, y se quemaba vestido con una camiseta colorada. Y cuando se quemaba echaban ciertos cestillos de coca en el fuego, que llamaban villea ronco; y para este sacrificio tenían gente diputada y ganado que no servía de otra cosa.

 

Capítulo Séptimo: Del orden del año y tiempos

[1] El año partieron en doce meses por las lunas, y los demás días que sobran cada año los consumían con las mismas lunas. Y a cada luna o mes tenían puesto su mojón o pilar al derredor del Cuzco donde llegaba el Sol aquel mes. Y estos pilares eran adoratorios prin­cipales, a los cuales ofrecían diversos sacrificios; y todo lo que sobraba de los sacrificios de las guacas se llevaba a estos lugares que se llamaban Sucanca; y el que es principio de invierno, Pucuy Sucanca; y el principio de verano, Chirao Sucanca. Al año nombran Huata, en la quichua; y en el aymara de los collas, Mara. A la luna y mes lla­man Quilla; y en la aymara, Pacsi.

2. Cada mes del año tenían diversas fiestas y sacrificios por su orden, como lo ordenó Pachuaculi Inca[69]. El cual hizo que el año comenzase desde diciembre, que es cuando el sol llega a lo último de su curso al Polo Antártico de acá. Antes de este Inca dicen que comenzaba el año desde enero.

 

Capitulo Octavo: De las fiestas de cada mes del año

[1 La primera fiesta y mes principal de todas era la que llamaban Capacraymi, que se hacía en el primer mes del año, que era diciembre, que se llama Raymi. En esta fiesta se ofrecía grande suma de carneros y corderos en sacrificio, y se quemaban con leña labrada y olorosa. Y traían carneros, oro y plata, y se ponían las tres estatuas del Sol y las tres del trueno, padre e hijo y hermano, que decían que tenían el Sol y el trueno. En estas fiestas se dedicaban los muchachos incas y les ponían las guaras o pañetes, y les horadaban las orejas y les azotaban con hondas los viejos y untaban con sangre el rostro, todo en serial de que habían de ser caballeros leales del Inca. Ningún extranjero podía estar en este mes y fiesta en el Cuzco; y al cabo de las fiestas entraban todos los de fuera, y les daban ciertos bollos de maíz con sangre de sacrificio que comían en señal de confederación con el Inca. Hacíanse diversas ceremonias que por haber ya cesado del todo, según se entiende, no se refieren.

Sólo se advierte que el poner de las guaras o pañetes a los mu­chachos, que son de doce o quince anos, dura hasta ahora; y es muy usada entre los indios y llámanla en la quichua, Huarachicuy; y en la aymara, Vicarassiña. También, aunque no sea por la misma orden, ni por el mismo tiempo, usan en muchas partes, especialmente en Potosí y en sus tierras alrededor, hacer la dicha fiesta llamada Raymi al tiempo de sembrar y también por Corpus Christi, vistiéndose y comiendo y bebiendo y bailando y haciendo diferentes sacrificios al modo antiguo.

2. La fiesta del segundo mes se llama Camay, en que hacían diversos sacrificios y echaban las cenizas por un arroyo abajo: este mes es enero.

3. Al tercero mes y fiesta le llamaban Halun pucuy, en que sa­crificaban cien carneros como en los otros meses, y éste responde a febrero.

4. El cuarto mes y fiesta se llamaba Pocha pucuy, en que se ofrecían cien carneros negros: este mes es marzo.

5. El quinto mes y fiesta se llamaba Arihupquiz, en que se sa­crificaban cien carneros moromoros, que es pintados: éste responde a abril. (p. 570)

6. El sexto mes se llama Hatuncuzqui aymoray, que responde a mayo. También se sacrificaban otros cien carneros de todos colores. En esta luna y mes (que es cuando se trae el maíz de la era a casa) se hacía la fiesta que hoy día es muy usada entre indios que llaman Aymoray vel Aymoraña. Esta fiesta se hace viniendo desde la chacra hasta su casa diciendo ciertos cantares, en que ruegan que dure mu­cho el maíz. Y hacen cada uno en su casa una guaca del maíz, la cual llaman Mamacara, tomando de su chacra cierta parte de maíz más señalado en cantidad y poniéndola en una troje pequeña que llaman Pirua, con ciertas ceremonias y velando tres noches. Y este maíz meten en las mantas más ricas que cada uno tiene, y desde que está tapado y aderezado adoran esta Pirua y la tienen en gran veneración, y dicen que es madre del maíz de su chacra y que en esto se da y se conserva el maíz. Y por este mes le hacen un sacrificio particular; y los hechiceros le preguntan si tiene fuerza para el año que viene; y si responde que no, le llevan a quemar a la misma chacra con la solemnidad que cada uno puede, y hacen otra Pirua con las mismas ceremonias, diciendo que la renuevan para que no perezca la simiente del maíz. Y si responde que tiene fuerza para durar más, la dejan hasta otro año. Esta superstición dura hasta hoy día; y es muy común entre los indios tener estas piruas y hacer fiestas del Aymoray.

7. El séptimo mes, que responde a junio, se llama Aucay cuzqui, Intiraymi; y en él se hacía la fiesta llamada Intiraymi, en que se sacrificaban cien carneros guanacos, y que decían que ésta era la fiesta del Sol. En este mes se hacía gran suma de estatuas de leña labrada de quisuar, todas vestidas de ropas ricas, y se hacía el baile que llamaban Cayo. Y en esta fiesta se derramaban muchas flores por el camino y venían los indios embijados[70] y los señores con unas patenillas de oro puestas en las barbas, y cantando todos. Hase de advertir que esta fiesta cae quasi al mismo tiempo que los cristianos hacemos la solemnidad de Corpus Christi; y que en algunas cosas tiene alguna apariencia de semejanza (como es en las danzas, representaciones o cantares), y por esta causa ha habida y hay hoy día, entre los indios que parecen celebrar nuestra fiesta de Corpus Christi, mucha superstición de celebrar la suya antigua del Intiraymi.

8. El octavo mes se llama Chahua huarquis, en el cual se quemaban otros cien carneros por el orden dicho, todos pardos de color vizcacha, y este mes responde a julio. (p. 571)

9. El noveno mes se llama Yapaquis, en el cual se quemaban otros cien carneros castaños, y se degollaban y quemaban mil cuyes, para que el hielo y el aire y el agua y el sol no dañase a las chacras: éste parece que responde a agosta.

10. El décimo mes se llama Coya raymi, en el cual se quemaban otros cien carneros blancos lanudos. En este mes (que responde a septiembre) se hacía la Gesta llamada Citua en esta forma: que se juntaban todos antes que saliese la luna el primer día, y en viéndola daban grandes voces con hachas de fuego en las manos, diciendo, "vaya el mal fuera", dándose unos a otros con ellos. Estos se llaman panconcos. Y esto hecho, se hacía el lavatorio general en los arroyos y fuentes cada uno en su zeque o pertenencia, y bebían cuatro días arreo. Este mes sacaban las mamaconas del Sol[71] gran cantidad de bollos hechos con sangre de ciertos sacrificios; y a cada uno de los forasteros daban un bocado, y también enviaban a las guacas forasteras de todo el Reino y a diversos curacas en señal de confederación y lealtad al Sol y al Inca. Los lavatorios y borracheras, y algún rastro de esta fiesta llamada Citua, aún dura todavía en algunas partes con ceremonias algo diferenciadas y con mucho secreto. Aunque lo principal y público ha ya cesado.

11. El undécimo mes se llama Homa raymi puchayquis, en el cual sacrificaban cien carneros; y si faltaba agua, para que lloviese ponían un carnero todo negro atado en un llano, derramando mucha chicha al derredor, y no le daban de comer hasta que lloviese. Esto se usa también ahora en muchas partes, por este mismo tiempo, que es por octubre.

12. El último mes se llama Ayantarca, en el cual se sacrificaban otros cien carneros y se hacía la fiesta llamada Raymi cantarayquis. En este mes (que responde a noviembre) se aparejaba lo necesario para los muchachos que se habían de hacer orejones el mes siguiente, y los muchachos con los viejos hacían cierto alarde dando algunas vueltas. Y esta fiesta se llamaba Itu raymi, la cual se hace de ordi­nario cuando llueve mucho, o poco, o hay pestilencia.

 

Capítulo Noveno: De las fiestas extraordinarias

[1 La fiesta del Ytu no tenía tiempo señalado, más que en tiempos de gran necesidad se hacía. Para ella ayunaba toda la gente dos días, en los cuales no llegaban a mujeres, ni comían cosa con sal, ni (p. 572) ají, ni bebían chicha; y todos se juntaban en una plaza donde no 15O hubiese forasteros ni animales. Y para esta fiesta tenían ciertas mantas y vestidos y aderezos que sólo servían para ella; y andaban en procesión, cubiertas las cabezas con sus mantas, muy de espacio, tocando sus tambores y sin hablar uno con otro.

Duraba esto un día y una noche; y el día siguiente comían y bebían y bailaban dos días con sus noches, diciendo que su oración había sido acepta. Y aunque no se haga hoy día con toda aquella ceremonia, pero es muy general hacer otra fiesta semejante, que llamar Ayma, con vestiduras que tienen depositadas para ello. Y como está dicho, esta manera de procesión o vueltas con tambores, y el ayuno que precede y borrachera que se sigue, usan para urgentes necesidades.

2. Y aunque el sacrificar reses y otras cosas, que no pueden esconder de los españoles, las han dejado, a lo menos en lo público, pero conservan todavía muchas ceremonias que tienen origen de estas fiestas y supersticiones antiguas. Por eso es necesario advertir en ellas especialmente que esta fiesta del Ytu la hacen disimuladamente hoy día en las danzas de Corpus Christi, haciendo las danzas de llama y de huacon y otras conforme a su ceremonia antigua. En lo cual se debe mirar mucho.

3. Cuando había nuevo Inca rey y le daban la borla (que era la insignia del Reino), entre otras innumerables ceremonias y fiestas y sacrificios que hacían, sacrificaban hasta cantidad de doscientos de niños de cuatro años hasta diez. Mas porque ya esto ha cesado del todo, no hay que hacer más mención de ello. Sino sólo advertir que había otras muchas fiestas particulares que se hacían por victorias y por otros sucesos; y en cada provincia ultra de las generales había otras propias y especiales.

 

Capítulo Décimo: De las hechicerías

[1] El oficio de hechicero lo usaban siempre personas de poca estimación y pobres. Parque decían ellos que siendo, por una parte, el oficio de hechiceros bajo y vil; y que, por otra, no convenía que ninguno estuviese ocioso en la república, era bien que lo usase gente baja. Por lo cual, atento a que con todo esa lo tenían por necesario, mandaron que le usasen aquellos que según su edad y necesidad no pudiesen entender en otros. Y, así, se debe advertir que el día de hoy los que son hechiceros, son de esta condición baja y vil, y que compelidos de la necesidad lo usan; y si algún rico y noble lo usa, será tal que tuvo el oficio de herencia y después enriqueció. Ninguna he­chicería, ni suerte, ni agüero hacían que no fuese procediendo sacrificio grande o pequeño según la necesidad de la persona o causa por que se hacía. De estos sacrificios se sustentaban, consumida la parte que les parecía bastaba. Y puesto que ahora ha cesado la mayor parte de estos sacrificios, empero no ha cesado el oficio de hechiceros y los instrumentos, y en lugar de sacrificios llevan premio de plata, ropa o comida. Y como son muchos los pobres y viejos, así son muchos los hechiceros. Y se ha de advertir que fuera de otros modos que había para constituir hechiceros (según se dice en esta Instrucción), se constituían también con ceremonias de hacer ayunar al que había de ser hechicero por tiempo de un año, o más o menos, haciendo que se abstuviese de ají, sal u otras cosas, particulares comidas y actos, instruyéndolo y haciendo diversas ceremonias; y el día de hoy los hay constituidos en esta forma que se llaman camasca o soncoyoc, no sólo viejos, pero mozos, que aun después de haber recibido el bautismo fueron graduados en el oficio de hechiceros con mil su­persticiones hechas con mucho secreto; y ellos, par la mayor parte, curan en lugares oscuros o de noche donde no los ven.

2. De estos hechiceros, así como hay mucho número, así también hay muchas diferencias. Unos hay diestros en hacer confecciones de yerbas y raíces para matar al que las dan. Y unas yerbas y raíces hay que matan en mucho tiempo, otras en poco, conforme a la confección y mezcla que hacen. Las que hacen semejantes hechicerías son casi siempre mujeres. Y para estas mezclas usan tener muelas, dientes y figuras de ovejas hechas de diferentes cosas, cabellos, uñas y sapos vivos y muertos, conchas de diferente manera y color, cabezas de animales y animalejos pequeños secos, y gran diferencia de raíces, y ollas pequeñas llenas de confección de yerbas, untos, y arañas grandes vivas, y tapadas las ollas con barro. Y en sintiéndose alguno enfermo, luego acude a estos hechiceros para que deshaga el daño que sospechan habérseles hecho por algún mal suyo; y con viajes y supersticiones varias hacen esto, y muchas veces con lo que dan a los enfermos para sanar mueren. Por lo cual son estas hechicerías en gran manera temidas aun por los caciques.

Otros hechiceros y hechiceras hay que entienden en las hechice­rías permitidas por sus leyes. Mas es de advertir que todas las he­chicerías, o las más de las que usaban de lo que es permitido, usan también de esto otro que era vedado y se tenía por pecado. Y de aquí 166 es que fácilmente confiesan lo que era permitido, y este otro con mucha dificultad. Ni los indios osan descubrirlas de temor, porque lo uno temen de ser hechizados de nuevo, y lo otro de que también ellas manifestarían los males suyos. Este género de hechizos de ponzoña castigaban los Incas matando los tales hechiceros hasta sus descendientes.

3. Otro género de hechicero había entre indios, permitido por los Incas en cierta manera, que son como brujos. Que toman la figura que quieren y van por el aire en breve tiempo por mucho camino; y (p. 574) ven lo que pasa, hablan con el demonio, el cual les responde en ciertas piedras, o en otras cosas que ellos veneran mucho. Estos sirven de adivinos y de decir lo que pasa en lugares muy remotos, antes que venga o pueda venir la nueva. Como aun después que los españoles vinieron ha sucedido que en distancias de más de doscientas o trescientas leguas se ha sabido de los motines, de las grandes batallas y de los alzamientos y muertes, así de los tiranas, como de los que eran de la parte del Rey, y de personas particulares, el mismo día y tiempo que tales cosas sucedieron, o el día siguiente, que por curso natural era imposible saberla tan presto.

Para hacer esta abusión de adivinaciones se meten en una casa cerrada por dentro y se emborrachan hasta perder el juicio, y después a cabo de un día dicen lo que se les pregunta. Algunos dicen y afirman que éstos usan de ciertas unturas. Los indios dicen que las viejas usan de ordinario este oficio, y viejas de una provincia llamada Coayllo y de otro pueblo llamado Manchay, y en la provincia de Guarochiri y en otras partes que ellos no señalan. También sirven de declarar dónde están las cosas perdidas y hurtadas. Y de este género de hechiceros hay en todas partes. A los cuales acuden muy de ordinario los anaconas[72]  y chinas que sirven a los españoles cuando pierden alguna cosa de su amo, o desean saber algún suceso de cosas pasadas, o de las cosas que están por venir; como cuando bajan a las ciudades de los españoles a negocios particulares o públicos, preguntan si les irá bien, o si enfermarán o morirán, o si volverán sanos, o si alcanzarán lo que pretende; y los hechiceros responden sí o no habiendo hablado con el demonio en lugar oscuro, de manera que se oye su voz, mas no se ve con quién hablan, ni lo que dicen; y hacen mil ceremonias y sacrificios para este efecto, allende que invocan para esto al demonio y emborrachándose (como está dicho). Y para este oficio particular usan de una yerba llamada Villca, echando el zumo de ella en la chicha, o tomándola por otra vía. (p. 575)

Adviértase que aunque se dice que solas las viejas usan de este oficio de adivinar y decir lo que pasa en otras partes remotas, y declarar lo perdido y hurtado, también lo usan el día de hoy indios no sólo viejos, pero mozos, y piden para esto que les traigan coca, cuy, pelos o cabellos, sebo o ropa u otras cosas; y no quieren ser vistos en la obra. Y en lo de las provincias también se note que no sólo en Guarochiri, mas en la comarca del Cuzco, en los collas, en los guancas[73], en los llanos, en la tierra ele Guanuco y de las Chachapoyas y en otras muchas provincias los hay.

 

Capítulo Décimo Primero: De los sortílegos y adivinos

 [1] También había y hay entre los indios hechiceros sortílegos, oficio tenido por muy útil y necesario. Y como ninguna cosa hacían o emprendían los indios que no la echasen a suertes, de aquí nacía que había mucha cantidad de estos hechiceros, los cuales comúnmente eran varones (aunque algunas veces lo usaban mujeres), que tollos eran de Condesuyo[74].  Usan de suertes para saber el suceso de cualquier negocio que hacen o quieren hacer, y para saber cuál sacrificio es agradable a la guaca, y mezclándose idolatrías y mil hechicerías. Los que entienden en esto son gente baja y vil como los demás hechiceros. Y los caciques tienen por oficio de elegir por tales sortílegos, a los cuales van faltando las fuerzas para otros trabajos y que son pobres, y así no hay pueblo que no tenga de éstos. Y para esta elección preceden diversas ceremonias y ritos y ayunos que les mandan hacer los mismos caciques o los hechiceros por su orden. Usan, pues, este género de suerte con diferentes artificios, en especial con pedrezuelas de diferentes colores, o con pedrezuelas negras, o con maíces, o con mollos. Y sus sucesores o herederos guardan estas cosas con mucho cuidado para usarlas a su tiempo, que es en tiempo de necesidad o la vejez.

Dicen que el trueno o alguna guaca dio estas pedrezuelas a los 18O tales hechiceros. Otros dicen que un difunto se las trajo de noche entre sueños. Otros que algunas mujeres en tiempo tempestuoso se empreñaron del Chuquiilla, y a cabo de nueve meses las parieron con dolor, y que les fue dicho en sueños que serían ciertas las suertes que por ellas se hiciesen. Tienen éstas mucho crédito acerca de los indios; y si alguno está muy enfermo y le dicen que se ha de morir (porque así parece por las suertes), sacrifican el hijo que tienen, diciendo que (p. 576) truecan la vida de aquél por la suya. También usan para las suertes de unas arañas grandes, que las tienen tapadas con una olla y les dan allí de comer, y cuando viene alguno a saber el suceso de lo que ha de hacer, hace primero un sacrificio el hechicero y luego destapa la olla; y si la araña tiene algún pie encogido ha de ser el suceso malo, y si todos extendidos el suceso será bueno. Este género de hechicería es más usado en los Chinchaysuyos[75],   y allí veneran mucho la araña. Y en otras partes, a las culebras; y en otras, otros animales que sirven para este efecto de suertes.

Adviértase que aun el día de hoy no ha cesado esto; y aunque no usan todos de todas estas cosas para mirar los sucesos venideros, mas usan las que en cada provincia se han inventado, como es el mazo de la mazorca; algún tiesto quebrado; la saliva en la mano, haciéndola correr por la palma o dedos, y conforme a como corre, así adivinan los sucesos, y una manera de frijoles colorados llamados guayros, y otras diferentes cosas que hasta el día de hoy las usan para género de suerte, etiam muchos de los indios ladinos[76] y sus mujeres.

2. También hay otros sortílegos para decir lo por venir, y para esto mascan cierta coca, y echan de su zumo con la saliva en la palma de la mano tendiendo los dos dedos mayores de ella; y si cae por ambos igualmente, es el suceso bueno; y si por el uno solo, malo. Y precede un sacrificio adorando al Sol. También lo preguntaban a las guacas y recibían respuesta.

3. Las suertes se hacían por todas cuantas cosas que­rían hacer, como por sembrar, coger, encerrar el pan, caminar, edificar, casarse, o hacer divorcio. También para saber cuales sacrificios agradaban al trueno, a cuyo cargo estaba el llover, helar, granizar, etc.; hacían para esto un sacrificio pequeño. Para que declarase el trueno qué sacrificio quería echaban las suertes de conchas de la mar, y si salía que no, echaban otras suertes que solían, hasta que el sortt1ego aprobaba, entonces se tenía el sacrificio por acepto. Y contribuyendo el pueblo lo que les cabía, entregaban todo lo necesario 188 a los oficiales del sacrificio (diferentes de los sortílegos), los cuales tomando cada uno su parte, y yendo todos, lo ofrecían en lo más alto de la puna diciendo ciertas palabras; y cada uno volviendo al pueblo decía lo que e] trueno le había respondido de su determinación en hacer o no hacer lo que se le había pedido; y por qué causa estaba enojado y si aquel sacrifico le agradaba o no; o si le habían de hacer más sacrificios. Y conforme a como decía el hechicero le daban entero crédito, poniendo por obra todo lo que declaraba; habiendo grandes borracheras y bailes de noche y de día, y otras ceremonias e idolatrías.

Adviértase que los oficiales del sacrificio, que son muchos y muy comunes, se elegían en esta forma. Si algún varón o mujer nació en el campo en tiempo que atronaba, se tenía en cuenta con él, Ilamándolo Chuquiilla; y cuando era viejo, le mandaban entendiese en esto, creyendo que el sacrificio hecho por mano de éste era más acepto. También había algunos llamados hijos del trueno, nacidos de mujeres que afirmaban que habían concebido del trueno y parido. Y a éstos los señalaban para esto. Item, a dos o tres nacidos de un vientre; y, finalmente, a todos aquellos en quienes ponía más de lo común la naturaleza (entendiendo que no fue sin misterio), los señalaban para esto llamándolos guacas. Y ni más ni menos, cualquiera cosa que les sucedía, o en la chacra o en sus personas, diferente que a los otros, lo atribuían a esto. Y si hallaban una piedra, o concha, o cosa señalada, la tenían en más que si la hallase otro.

 

Capítulo Décimo Segundo: De los ministros de sacrificios

También había indios señalados para hacer sacrificios a las fuentes, manantiales o arroyos, que pasaban por el pueblo y chacras. Y hacíanlos en acabando de sembrar, para que no dejasen de correr y regasen sus chacras. Estos sacrificios elegían los sortílegos por sus suertes. Las cuales acabadas, de la contribución del pueblo se juntaba lo que se había de sacrificar, y lo entregaban a los que tenían el cargo de hacer los dichos sacrificios. Y hacíanlos al principio del invierno, que es cuando las fuentes y manantiales y ríos crecen por la humedad del tiempo, y ellos atribuianlo a sus sacrificios. No sacrificaban a las fuentes y manantiales de los despoblados. El día de hoy aún queda todavía esta veneración de las fuentes, manantiales, acequias, arroyos o ríos que pasan por los poblados y chacras. Y también tienen reverencia a las fuentes y ríos de los despoblados. Al encuentro de los ríos hacen particular reverencia y veneración, y allí se lavan para sanar, untándose primero con harina ele maíz o con otras cosas, y añadiendo diferentes ceremonias, y lo mismo hacen con los baños.

 

Capítulo Décimo Tercero: De las curas y médicos

 [1] También hay indios que curan enfermedades, así hombres como mujeres, que se llaman camasca o soncoyoc. Y no hacen cura que no preceda sacrificio y suertes. Y dicen éstos que entre sueños se les dio el oficio de curar, apareciéndoles alguna persona que se dolía de su necesidad y que les dio el tal poder. Y, así, siempre que curan (p. 578) hacen sacrificio a esta persona que dicen se les apareció entre sueños y que les enseñó el modo de curar y los instrumentos de ello,

2. También hay mujeres parteras, y dicen que entre sueños se les dio este oficio, apareciéndoseles quien les dio el poder e instrumentos. Y estas mismas entienden en curar las preñadas para enderezar la criatura, y aun para matarla en el cuerpo de la madre con artifi­cios que tienen, llevando paga por esto. Otras hay que curan quebrados, y sacrifican mientras dura la cura del lugar quebrado o desconcertado; y, generalmente, usan de palabras, de sacrificios, de uncio­nes, de sobar y otras supersticiones. Si alguna india pare dos de un vientre y es pobre, desde luego usa el oficio de partera haciéndose sacrificios, ayunos y ceremonias en su parto. Cualquiera que tuvo quebrado brazo o pierna, u otra parte del cuerpo, y sanó antes del tiempo que comúnmente sanaban los otros enfermos, era tenido por maestro de curar semejante enfermedad. Y otros ha habido que fingiendo tal enfermedad decían que habían sanado muy presto, y teniéndolo por milagro acudían a ellos enfermos para ser curados. Adviértase aquí que aunque los pobres y mendigos usaban este oficio de hechiceros, sortílegos, sacrificadores, etc., con todo los ricos y podero­sos sabían y saben más de estas cosas; y eran los que las sustentaban, y mandaban que se hiciese (como los Incas, caciques y curacas), dando razón de cada cosa y del origen de ella.

3. También es bien advertir que en las tierras ricas y abundantes de comida o ganado y plata, reinan más las idolatrías y supersticio­nes (como en estas partes del Perú). Mas en las provincias pobres, como los chirihuanes[77], chaneses, lucumanenses, xuríes, diaguilas, hasta el Río de la Plata, y otras muchas que son pobres y necesitadas, aunque algunas afloran al Sol o algunas estrellas con solas palabras y meneos fiel cuerpo, y con tenerlos en mucho, mas no ponen tanta diligencia y observancia de religión supersticiosa ni usan de tanta altitud de ceremonias ni sacrificios, ni tienen que sacrificar; y, en fin, no es cosa general, pues son los más los que no tienen idolatrías, sino que toda su ocupación es coger con mucho trabajo lo que comen y aun lo que beben y otras cosas que habrá menester.

 

Capítulo Décimo Cuarto: De los sacrificios y cosas que sacrificaban

[1 Las cosas que sacrificaban a las guacas eran primeramente niños de diez años para abajo, y esto para negocios de mucha importancia y no tan comúnmente: aliogábanlos y enterrábanlos.

Item ropa fina para tejer [con) la cual hacían ciertas ceremonias. Hacíanlas también de diferente manera según la cualidad del negocio, quemábanla con diferentes ritos. Item, el ganado que ellos tienen, teniendo grande cuenta con la edad, cualidad y color de la res, para conformar con la cualidad de la causa porque se sacrificaba. Res que fuese hembra nunca la sacrificaban, teniendo respeto al multiplico. Item, cuyes, que son unos animalejos que crían en sus casas, mayores que ratones. Servían éstos para mirar los agüeros y los sucesos de las cosas. También servía para esto el ganado que tenían. Estos dos géneros de animales sacrificaban. De los silvestres no usa­ban, porque decían que para sacrificio de su salud y bien no se había de sacrificar sino cosa que hubiese adquirido y criado con su trabajo.

Adviértase que el día de hoy es muy usado este género de sacrificio de cuyes, así son los serranos como en los de los llanos.

2. Item, sacrificaban pájaros de la Puna cuando habían de ir a la guerra, para hacer disminuir las fuerzas de las guacas de sus contrarios. Este sacrificio se llamaba Cuzco viza, o Conte viza, o Hualla viza, o Sopa viza. Y hacíanlo en esta forma: tomaban muchos géneros de pájaros de la Puna, y juntaban mucha leña espinosa llamada yanlli, la cual encendida, juntaban las pájaros (y esta junta llamaban quizo), y los echaban en el fuego, alrededor del cual andaban los oficiales del sacrificio con ciertas piedras redondas y esquinadas, donde estaban pintadas culebras, leones, sapos, tigres, diciendo usachun, que significaba "suceda nuestra victoria bien", y otras palabras en que decían "piérdanse las fuerzas de las guacas fíe nuestros contrarios". Y sacaban unos carneros prietos, que estaban en prisión (p. 580) algunos días sin comer, que se llamaban urca, y matándolos decían que así como los corazones de aquéllos estaban desmayados, así desmayasen sus contrarios. Y si en estos carneros veían que cier­ta carne, que está tras del corazón, no se había consumido con los ayunos y prisión pasada, teníanlo por mal agüero. Y traían ciertos perros negros, llamados apurucos, y matábanlos y echábanlos en un llano, y con ciertas ceremonias hacían comer aquella carne a cierto género de gente. También hacían este sacrificio para que el Inca no fuese ofendido con ponzoña, y para esto ayunaban desde la mañana hasta que salía la estrella, y entonces se hartaban y zahoraban a uso de moros. Este sacrificio era el más acepto para contra los dioses de los contrarios.

Y aunque el día de hoy ha cesado casi todo esto por haber cesado las guerras, con todo han quedado rastros; y no pocos para penden­cias particulares de indios comunes, o de caciques, o de unos pueblos con otros, y es bien estar muy sobre el aviso.

3. Item, sacrificaban u ofrecían conchas de la mar, que llaman mollo. Y ofrecíanlas a las fuentes y manantiales, diciendo que las conchas eran hijas de la mar, madre de todas las aguas. Tienen diferentes nombres según la color, y así sirven a diferentes efectos. Usaban de estas conchas casi en todas las maneras de sacrificios, y aun el día de hoy echan algunos el molla molido en la chicha por superstición. Este molla labrado, que por otro nombre se llama chaquira, es en todo dañoso, por cuanto sirve cuasi a todo género de sacrificios y ritos. Y los españoles lo han tenido por muy buena gran­jería en especial en Trujillo y su comarca, y en otras partes de estos 216 llanos, y el día de hoy no se deja de vender en algunos lugares.

También sacrificaban plumas de diversos colores, en especial coloradas y amarillas, traídas de los Andes, llamadas paucar pillco parihuana. También sacrificaban oro y plata, haciendo diferentes figuras pequeñas o vasos. Item, harina de maíz, o de otras legumbres, o de masa, o bollos hechos de esta harina. Item, chicha y otras co­midas diferentes, coca o cestillos de ella, sebo, cabellos, sangre propia o de animales y otras cosas; y, finalmente, de todo cuanto sembraban y criaban. Y desde el hijo que engendraban, hasta la última cosa que criaban, si les parecía conveniente lo sacrificaban. Esto de los niños parece que ha cesado, a lo menos entre indios que ya tienen conocimiento. En las demás cosas quedan aún grandes rastros y reliquias, en especial en cosas de cuyes, coca, comida, chicha, plumas y carneros y otras cosas así, etc. Y, así, es menester mucho cuidado y diligencia.

4. En lo que toca a las Hechiceras viejas o mozas, o hechiceros viejos y mozos, del tiempo de ahora, es aun más pernicioso lo nuevo que se ha inventado. Y para esto es de advertir que son en doble maneras. Unos que traen la cara descubierta, y se ve claramente que son hechiceros que hacen lo que antiguamente se hacía. Y a éstos no se llegan sino indios, o muy desalmados o aquellos que no han recibido enteramente la fe, si saben las cosas de Dios. Mas porque nunca hacen sus cosas, sino con todo el secreto del inundo, son muy dañosos. Otros hay que allende que visitan los lugares de los pueblos de españoles e indios, usan su oficio de hechicería con especie de cristiandad. Y cuando llegan al enfermo, echan sus bendi­ciones sobre el enfermo, santíguanse, dicen: "¡Ay Dios! ¡Jesús!", u otras palabras buenas. Hacen que hacen oración a Dios, y ponen las manos, y parados, o de rodillas, o sentados, menean los labios, alzan los ojos al cielo, dicen palabras santas; y aconséjenle que se confiese, y que haga otras obras de cristianos. Lloran y dicen mil caricias, hacen la cruz y dicen que tienen poder para esto de Dios, o de los Padres, o de los Apóstoles.

Y a vueltas de esto secretamente sacrifican y hacen otras ceremonias con cuyes, coca, sebo y otras cosas, soban el vientre y las piernas u otras partes del cuerpo, y chupan aquella parte que duele del enfermo y dicen que sacan sangre, o gusanos, o pedrezuelas, y muéstrenlas diciendo que por allí salió la enfermedad. Y es que traen la dicha en la boca al tiempo de chupar, y después la muestran al enfermo o a sus deudos, y dicen que ya ha salido el mal y que sanará el enfermo. Y hacen otros mil embustes para esto.

Las viejas o mozas que usan de esto son herbolarias, parteras, miran las preñadas, declaran lo que entienden y matan las criaturas, si así lo piden las mismas preñadas por algún respecto. Y los varones que lo usan también son herbolarios. Y los unos y los otros, algunas veces (con toda la disimulación que pueden), oyen los pecados del enfermo preguntándoselos por exquisitos modos para que no se en­tienda que son ichuris (que son confesores antiguos). Y al tiempo de oírlos, o después de habérselos oído (ya que no todos, a lo menos alguna parte, que son aquellos que le parece que bastan para aliviar la enfermedad), hacen sus ceremonias diciendo palabras fingidas, dan sus penitencias, y con palabras equívocas les dan a entender que no dejen los ritos antiguos, pues son buenos para el remedio de sus males.

Finalmente, so especie ele cristiandad hacen mil males y hacen más daño que los que descubiertamente se muestran ser hechiceros. Porque a éstos sí los llaman la primera o segunda vez, mas no la tercera; y, finalmente, temen los indios de encomendarse a ellos, y hacen escrúpulo grande de ello. Das de los fingidos y disimulados no. Cuando a estos fingidos los llaman de parte del enfermo, se hacen rogar diciendo que ellos no son hechiceros, sino cristianos, y que si piensan que por medio de hechizos se ha de hacer, que no irá, sino que ha de hacer la cura y medicinas por modos de cristianos. Así que es tal el modo que los indios (que según está dicho) huyan de los (p. 582) hechiceros que a lo descubierto hacen sus males, no huyen [de éstos. Antes los indios muy entendidos, y que parecen temerosos de Dios, se aprovechan de ellos entendiendo que no hay malicia en lo que hacen, y con esta ignorancia los envían a llamar y se curan con ellos. Aunque no deja de haber mucho que los llaman, con recelo y sospecha. Y muchos de estos hechiceros son tenidos en buena reputación, a lo menos no por hechiceros; y curan algunos públicamente, porque, o tienen licencia expresa de los jueces eclesiásticos, o no se repara en el mal que puede haber y los permiten. Conviene, pues, que en esto haya mucho recato y diligencia continua. (p. 238)

 

Capítulo Décimo Quinto: Cómo el Inca dio al modo del Cuzco sus guacas a todos sus Reinos

1. Cuando el Inca conquistaba de nuevo una provincia o pueblo, lo primero que hacía era tomar la guaca principal de la tal provincia o, pueblo y la traía al Cuzco, así por tener a aquella gente del todo sujeta y que no se le rebalse, como porque contribuyesen cosas y 232 personas para los sacrificios y guardas de las guacas y para otras cosas. Ponía esta guaca en el templo del Sol llamado Coricancha, donde había muchos altares, y en ellos estaban las estatuas del Vi­racocha, del Sol, del trueno y otras guacas. O ponía las tales guacas de las provincias en otras partes diferentes, o en los caminos confor­233 me al suyo, o provincia que era. Y como era tanta la gente que acudía allí de toda la tierra, todos se industriaban por lo que allí se les enseñaba.

2. Y en lo que toca a la veneración de las fuentes, manantiales ríos, cerros, quebradas, angosturas, collados, cumbres de montes, encrucijadas de caminos, piedras, peñas, cuevas, y en lo del arco del cielo, y en la abusión acerca del canto de la lechuza, búho y otras cosas, se hacía y tenía en las demás partes del reino, y se tenían en reverencia al modo del Cuzco. Y como el Cuzco y su comarca tenía gran suma de ídolos, guacas, villcas, adoratorios o mochaderos, 235 constituidos en diferentes partes, así también tenían en cada provin­cia particulares guacas y adoratorios, y cada una otra cosa más par­ticular que adoraba, y cada familia cuerpos de difuntos que venerar. Finalmente, cada tierra y provincia tenía mucha diversidad de mochaderos. Y si ahora se han deshecho los ídolos, piedras e instrumentos de sacrificios y otras cosas muchas que tenían para sus ritos, con todo están en pie los cerros, collados, fuentes, manantiales, ríos, la­gunas, mar, angosturas, peñas, apachitas so y otras cosas así, cuya veneración aún dura todavía: Y es necesario que haya mucha (p. 583) vigilancia para desterrar de sus corazones esta impía veneración. Las guacas y adoratorios del Cuzco, y algunas leguas alrededor de él, son de diversos nombres, y debía de haber otras más. De todo lo cual mucha parte se ha olvidado, mas con todo no dejará ele haber algún rastro, y en especial donde hay viejos y viejas, y más donde hay principales y curacas inclinados a estos ritos.

 

 

 

 

[EXHORTACION PARA AYUDAR A BIEN MORIR]

DECRETO DEL SANTO CONCILIO PROVINCIAL SOBRE LA EXHORTACION O PREPARACION PARA AYUDAR A BIEN MORIR

Ex Actione II, Cap. XXIX

His, qui de vita decedunt, dent opera parochi ut assistant et maxime periculoso tempore, animas sibi commissas juvent. Quod si per se non possint, cene aliquen idoneum substituant, qui morientem excitet et coliortetur, atque indis praesertim exhortatione ab hac Synodo evulgata opitulentur[78].''

 

EXHORTACION BREVE PARA LOS INDIOS QUE ESTÁN MUY AL CABO DE LA VIDA PARA QUE EL SACERDOTE O ALGUN OTRO LES AYUDE A BIEN MORIR

Hermano mío, Nuestro Señor Jesucristo sea con tu alma, y la salve en esta hora de tus enemigos. Ahora es tiempo que te acuerdes de Dios, y le llames en tu corazón para que te ayude. Ya ves como tus parientes y amigos no te pueden librar de la muerte, ni te aprovechan ya las cosas de este mundo. Pero mira a tu Dios y llámale con todo tu corazón, que él es el verdadero padre y tu Hacedor, y te quiere salvar, y llevar a aquella vida del cielo, donde tendrás perpetuo descanso y alegría, si tú ahora te encomiendas a Jesucristo y le llamas de todo tu corazón, teniendo grande arrepentimiento de los pecados que has hecha y propósito que si te diese más larga vida le servirías y vivirías bien. Llama a Jesucristo, hermano mío, que es tu Dios y tu Padre, y dile en tu alma (si no puedes con la boca):

"Oh Señor mío Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que moristeis por mí en la cruz por redimir mi alma, no permitáis que esta criatura vuestra se pierda, pues tanto padecisteis por mí, no me dejéis en poder de mis enemigos; mas libradme, Señor, que en vos confío yo y a vos llamo y a vos quiera por Dios y Señor, y ni tengo ni adoro otro Dios. Yo soy cristiano bautizado, y aunque pecador indigno, soy hijo de la Santa Iglesia, y tengo y creo firmemente todo lo que ella tiene y cree. Yo soy vuestra hechura y vuestro siervo. No desechéis ni olvidéis en esta hora a este miserable. ¡Oh, Señor!, yo fui malo y pequé muchos pecados. A mí me pesa en el corazón de haberos enojado y ofendido. Yo he confesado al padre mis pecados, todos los que me he acordado, perdonadme vos, pues sois piadoso y amoroso; acordaos de este pobre que os llama. Si me dais más larga vida, yo enmendaré y os serviré cuanto os pudiere; y si sois servido de me llevar ahora, yo lo tengo por bien, y esto sólo os pido, que no me olvidéis ni me dejéis. Y por vuestra santa Pasión, y por los méritos de la Virgen María, madre nuestra y abogada de los pecadores, y por todos vuestros Santos, salvadme, Dios mío, para que vaya a gozar de la vida eterna. ¡Oh Señor, quién mereciese tanto bien!"

Jesús sea contigo, hermano mío; Jesús te ayude, Jesús te libre de tus enemigas. Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, un solo Dios verdadero, en quien tú crees, ése te salve, y sea contigo. El que te hizo y te redimió con su sangre, ese mismo te llevará a su gloria.

 

 

(Oración]

"No permitáis, Dios nuestro, que se condene esta alma que tú hiciste a tu imagen y semejanza. Defiéndela, Señor, de sus enemigos, y perdónale sus pecados. Llévala al lugar de descanso con tus esco­gidos, que a ti llama y en ti confía. ¡Oh, buen Jesús!, ten piedad de esta alma, y llévala a la vida eterna que nos prometiste, para que te goce y alabe para siempre. Que eres un Dios con el Padre y con el Espíritu Santo. Amén."

 

 

OTRA EXHORTACION MÁS LARGA

PARA LOS QUE NO ESTAN TAN AL CABO Y TIENEN NECESIDAD DE DISPONER SU ALMA

Hermano mío, nuestro Señor os dé su gracia y sea con vos. Amén. Ya veis que vuestra enfermedad es peligrosa, y que es necesario que os aparejéis para pasar de esta vida, si Dios quiere llevaros de ella: pues hay otra vida que nunca se acaba llena de gozo y de todos bienes, la cual van a gozar aquellos que en la hora postrera de esta vida están en gracia de Dios. Por esa, Hermano, mirad mucho que en el poco tiempo que os queda podéis ganar el cielo para siempre si hacéis lo que yo os diré; y si no, que iréis condenado a penas eternas del infierno. Porque sabed, hermano mío, que en saliendo vuestra alma de ese cuerpo, será presentada ante el juicio de Jesucristo, Dios y Señor nuestro, donde ha de oír sentencia de salvación o de condenación eterna, según lo que mereciere. Y después de esta vida no os queda remedio si os condenáis. Y ahora, aunque hay poco tiempo, si os volvéis a Dios y le llamáis con todo vuestro corazón, haciendo lo que os diré, seréis salvo para siempre jamás. Por eso, hermano mío, holgad mucho que os diga lo que os conviene para vuestra salvación.

 (Confesión.) Primeramente me decid si os habéis confesado de todos vuestros pecados, y si no, pensadlos bien como pudiéredes, y decidlos todos sin callar ninguno. Porque si calláis alguno, no vale nada vuestra confesión, antes ofendéis más a Dios. Y mirad, hijo mío, que Dios, que no puede mentir ni engañar, ha dicho que el que confiesa todos sus pecados al sacerdote, teniendo verdadero arrepentimiento de ellos, será perdonado, aunque sean muchos y muy grandes. Porque Dios es muy piadoso, y muy manso con los que se acusan. Y por la sangre de Jesucristo son perdonados todos nuestros pecados. Y el sacerdote, oyendo vuestras culpas, no las puede decir a nadie, sino sólo rogar a Dios por vos. [Y si calláis algún pecado, el demonio os acusará de todos ante Jesucristo, y seréis condenado para siempre.

 (Restitución.) También os aviso, Hijo mío, que si habéis hurtado o tenéis algo ajeno lo declaréis, y mandéis se le vuelva a cada uno lo que es suyo. Y si hiciste algún daño a vuestro prójimo lo digáis, para que el Padre vea cómo se satisfará, porque no podéis ser salvo sin restituir lo que debéis. (Testamento.) Y si tenéis alguna hacienda, habéisla de dejar a vuestras hijos, o padre, o madre, si lo tenéis; pero bien podéis de una parte de ella hacer bien por vuestra alma, mandando se os digan algunas misas u otros sufragios.

 (Confesión de la fe.) Y, especialmente, creed y confesad que hay un solo Dios Todopoderoso, eterno e infinito, que es Padre e Hijo y Espíritu Santo; y aunque son tres personas, no es más de un solo Dios vivo y verdadero. Y en éste sólo creéis. Y todos los demás que adoraban vuestros pasados eran demonios, y fingidos y falsos dioses. Y, ansí, los despreciáis y tenéis por mentira y engaño. Sólo a este Dios que adoramos los cristianos adoráis y en él creéis. Porque éste solo es el que hizo el ciclo y la tierra y todo cuanto hay; (p. 586) y creó al hombre para que alcance la vida del cielo, la cual da él a los que le sirven, en compañía de los Santos Angeles y de los justos, donde hay, descanso y alegría para siempre jamás.

¡0h, quién se viese allá, hijo mío!  Gozaos mucho que os llama Dios para allá. Y poned vuestra fe y esperanza en Jesucristo vuestro Salvador, que siendo Hijo de Dios verdadero, se hizo hombre, y nació de la Virgen Santa María, Señora nuestra y abogada en esta hora. Y él mismo siendo Dios padeció, en cuanto hombre, crueles dolores y muerte en la cruz para salvar a nosotros pecadores, y fue sepultado su cuerpo, y estuvo allí tres días, y al tercero resucitó glorioso para nunca morir. Y subió a los ciclos, y está a la diestra de Dios Padre con gran gloria. Y al fin del mundo ha de venir a juzgar a todos los hombres, y todos han de resucitar entonces y vos también, en este propio cuerpo, aunque la tierra lo coma [fol. 6v], porque el gran poder de Dios hará esta obra maravillosa. ,

Y aunque seáis pecador y hayáis ofendido mucho a Dios, si os convertís a él, y recibís los sacramentos de la Santa Iglesia, él os perdonará, porque perdona a todos aquellos que reciben como deben los sacramentos de la Santa Iglesia, que son el bautismo y la peni­tencia, y los demás a sus tiempos. Y a los malos, que no se convierten a Dios, les están aparejados tormentos crueles de fuego en el infierno para siempre en compañía de los demonios, que son nuestros enemigos y nos engañan, diciendo que es mentira lo que les enseñan los cristianos. Que lo de los antepasados es lo bueno, y que es bien 264 emborracharse y andar con mujeres y holgarse en esta vida, y que en la enfermedad llaméis a las guacas y a los hechiceros y llagáis lo que ellos os dicen. Esto dice el diablo para engañaras. No le creáis, mas escupid en él y echadle de vos, y llamad a Jesucristo que es vuestro Padre y vuestro Dios, y os quiere salvar. ¿No creéis y confesáis todo lo que he dicho? Así lo confesad y tened firmemente, porque ésta es palabra de Dios, que por su boca la enseñó y no puede engañar.

(Temor.) Y si habéis pecado, temed el juicio (le Dios, que ahora habéis (le parecer ante él y dar cuenta (le toda vuestra vida. ¡Oh, qué espantosa es aquella cuenta y cuán terrible su sentencia, con que a los malos les condena a fuego eterno!

Y pues los justos temen y tiemblan delante de él, ¿qué será de los grandes pecadores? Pero si vos llamáis a Jesucristo de corazón, él será vuestro ayudador y os librará, porque aunque hayáis hecho muchos pecados, es mucho mayor su bondad; [fol. 7v] y murió por vos, y con su sangre os lavará y limpiará.

* (Esperanza.) El os tiene por hijo y os convida con amor, porque vino del cielo a la tierra a salvar a los pecadores, y en cualquier punto que el pecador se convirtiere a él, le abre los brazos de misericordia (p. 587) y le recibe, como al hombre lo pese de haber pecado, y deter­mine firmemente de no pecar más.

 (Contrición.) Por eso, hijo, ahora es tiempo (le volveros n Dios y pedirle perdón de todas vuestras culpas y maldades, y llorarlos diciendo: "¡Oh mi Señor mi Dios! ¿Cómo parecerá ante ti este siervo malo, que te ha enojad y ofendido tantas veces? No merecía tan mala vida como la mía, sino muerte eterna y dolor sin fin. Porque yo he quebrantado tu ley por cosas viles; yo he sido tan ingrato a tus beneficios, que no merecía un punto de vida. ¡Ay de mí que tan malo he sido, y después de cristiano bautizado he ensuciado mi alma con tantas maldades! ¿Qué será de mí, oh gran Señor? ¿Quién remediará tantos males míos? Mas, oh buen Dios y Padre mío y toda mi esperanza Jesucristo, tú moriste por mí, y no quieres que me condene, y dices: vesme aquí en esta cruz para tu remedio. Pues, oh Señor, no desprecies a este pecador pobre y vil que te llama y espera en ti. Perdona mis culpas pasadas, que a mí me pesa en el corazón de Haberlas hecho, y quiero morir antes de ofenderte otra vez. No tengo qué ofrecerte por tantos pecados, mas ofrézcate, Dios mío y Padre mío, esas tus llagas y tus azotes y tus afrentas, esa tu cruz, para recompensa de mis culpas. Sea yo perdonado por esa sangre tuya, y por ese amor que me tuviste. Y, si algo vale, también te ofrezco esta mi enfermedad y los dolores de ella, y la muerte si tú quieres que yo la pase. Sólo quiero que no estés enojado conmigo, y haz de mí lo que quieres, que tú eres todo mi deseo y todo mi amor. ¡Oh si mereciese mi alma ir a esa tu casa de gloria para gozar de tus bienes para siempre! ¡Cuán dichoso sería yo en dejarlo todo y esta vida del cuerpo por alcanzar a ti que eres la vida verdadera de mi alma! Óyeme y no me desprecies, buen Jesús, pues en esta hora no tengo otro arrimo ni otra esperanza sino a Ti".

 (Invocación a los Santos)  ¡Oh cuán de buena gana oye Jesucristo vuestras palabras! Hijo mío, miradle, en esta cruz, abiertos los brazos para recibiros. Adoradla y besadla, y tened firme confianza que habéis de sor perdonado y salvo. La gloriosa Virgen María, Madre de Dios, abogada nuestra, ella también os mira y favorece y defiende a vuestros enemigos. No teméis con su favor. Llamadla y pedidle su ayuda. Llamad a los Santos Angeles, y al de vuestra guarda, y a los Santos y a vuestro patrono, que todos os ayudarán. Y para vuestro consuelo todos también os ayudaremos llamando a Dios y a sus Santos en vuestra ayuda. Si no pudiéredes con la boca, a lo menos con el corazón, no ceséis (le llamar a Jesucristo juntamente con nosotros. (p. 588)

 

LETANIA

 

Cristo, oye nuestros ruegos.

Cristo, otorga nuestros ruegos.

Padre Celestial, verdadero Dios, ten piedad de él.

Hijo Dios, Redentor del mundo, verdadero Dios, ten piedad de él.

 Espíritu Santo, verdadero Dios, ten piedad de él.

Santa y gloriosa Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de él.

Santa María, ruega por él.

Santa Madre de Dios, ruega...

Santa Virgen de las Vírgenes, ruega...

San Miguel, ruega...

San Gabriel, ruega...

 San Rafael, ruega...

Todos los Santos Angeles de Dios, rogad por él.

Todos los Coros de Espíritus Bienaventurados, rogad...

San Juan Bautista, ruega [por él].

Todos los Santos Patriarcas y Profetas, rogad [por él].

San Pedro, ruega [por él].

San Pablo, ruega...

San Andrés, ruega...

Santiago, ruega...

San Juan, ruega...

Santo Tomás, ruega...

Santiago, ruega...

San Felipe, ruega...

San Bartolomé, ruega...

San Mateo, ruega...

San Simón, ruega...

San Tadeo, ruega...

San Matías, ruega...

San Bernabé, ruega...

 San Lucas, ruega...

San Marcos, ruega...

Todos los Santos Apóstoles y Evangelistas, rogad por él.

Todos los Santos Discípulos del Señor, rogad por…

Todos los Santos Inocentes, rogad por...

San Esteban, ruega [por él].

 San Lorenzo, ruega...

San Vicente, ruega...

San Fabián y San Sebastián, rogad [por él].

San Juan y San Pablo, rogad...

San Gervasio y San Trobasio, rogad...

 Todos los Santos Mártires, rogad por él.

San Silvestre, ruega [por él],

San Gregorio, ruega...

San Ambrosio, ruega...

 San Agustín, ruega...

San Jerónimo, ruega...  (p. 589)

San Martín, ruega...

San Nicolás, ruega...

Todos los Santos Pontífices y Confesores, rogad [por él].

Todos los Santos Doctores, rogad...

San Benito, ruega [por él].

San Antonio, ruega...

San Bernardo, ruega...

Santo Domingo, ruega...

San Francisco, ruega...

Todos los Santos Monjes y Ermitaños, rogad [por él].

Todos los Santos Sacerdotes y Levitas, rogad por él.

Santa María Magdalena, rogad [por él].

Santa Águeda, rogad...

Santa Lucía, rogad...

Santa Inés, rogad...

Santa Cecilia, rogad...

Santa Catalina, rogad...

Santa Anastasia, rogad...

Todas las Santas Vírgenes y Viudas, rogad [por él].

Todos los Santos y Santas de Dios, intercedan [por él].

 Séle piadoso, y perdónale, Señor.

Séle piadoso, y líbrale, Señor.

De tu gran saña, líbrale, Señor.

De la mala muerte, líbranos, Señor.

De peligro de muerte, líbranos...

De las penas del infierno, líbranos...

De todo mal, líbranos...

Del poder del diablo, líbranos...

Por tu Venida y Nacimiento, líbranos...

Por el Bautismo y Santo Ayuno tuyo, líbranos...

Por tu Cruz y Pasión, líbranos...

Por tu Muerte y Sepultura, líbranos...

Por tu Santa Resurrección, líbranos...

 Por tu admirable Ascensión, líbranos...

Por la venida del Espíritu Santo consolador, líbranos...

En el día del Juicio, líbranos...

Los pecadores te rogamos, óyenos...

Que tú le perdones te rogamos, óyenos...

Que tú le ayudes te rogamos, óyenos...

Que tú le defiendas te rogamos, óyenos...

Que tú le salves te rogamos, óyenos...

Padre Nuestro.

Dios te Salve, María.

Creo en Dios Padre. (p. 590)

 

ORACION

"Señor misericordioso, que no quieres la muerte del pecador, sino que se convierta a ti y viva: rogárnosle por tu Sagrada Pasión que te apiades del alma de este tu siervo en esta hora postrimera, y perdónale todos sus pecados. Por la virtud de tu gracia le hagas participante de la vida eterna. Que eres tú misma Jesucristo, que con el Padre y con el Espíritu Santo vives y reinas, un Dios para siempre sin fin. Amén."

 

SUMARIO DE ALGUNOS PRIVILEGIOS Y FACULTADES CONCEDIDAS PARA LAS INDIAS POR DIVERSOS SUMOS PONTIFICES

El cual vio y aprobó el Santo Concilio Provincial de Lima del año de MDLXXXIII, y mandó que se pusiese juntamente con el Catecismo para que los Curas y las demás personas a quien toca, tengan noticia de ello[79].

* (Fiestas) 1. Por Bula de Paulo III[80], están reservados los indios de guardar otras fiestas más ele los domingos del año, el día de Navidad, día de Resurrección, el día de la venida del Espíritu Santo: de suerte que en estas tres Pascuas, sólo son obligados a guardar el primer día de ellos. Item, el día ele la Circuncisión y el día de la Epifanía o fiesta de los Reyes, el día de la Ascensión, el día de Corpus Christi. Item, de las fiestas de Nuestra Señora: el día de su Nativi­299 dad, el día* de su Purificación, el (lía de la Anunciación, el día de la Asunción. Item, el día de los Apóstoles San Pedro y San Pablo. Y no otro día alguno. Ex Conc. Lin. 2, Sec. 3, Cap. 90.

* (Ayunos) II. Por Bula de Paulo III, están reservados ayunar los indios otros días de precepto fuera de los siguientes: los viernes 300 de Cuaresma, el Sábado Santo, [fol. 14r1 la vigilia de Navidad. Ex Conc. Lim. 2, Ses. 3, Cap. 91,

* (Comidas) III. Por Bula de Paulo III[81], les es permitido a los indios, en Cuaresma y en otros días de ayuno, comer cualesquier manjares, que son concedidos a los que toman la Bula de la Cruzada[82]. Ex. Conc. Lim. 2. Ses. 3, Cap. 91.

* (Grados para casarse) IV. Por Bula de Paulo III, se concede a los indios de este nuevo orbe, que se puedan casar dentro de tercero y cuarto grados de consanguinidad. Ex Conc. Limensi 2, Ses. 3, Cap. 69; Ex Manuali Mexicano, fol. 34.

 (Matrimonios) V. Por Bula de Gregorio XIII[83] se concede que, en el fuero interior y exterior, se pueda dispensar con los indios para que se casen en cualesquier grados que no sean prohibidos por derecho divino. Y si estuvieren ya casados (aunque lo hayan hecho a sabiendas teniendo noticias del impedimento), para que puedan de nuevo contraer el tal matrimonio. La dispensación dicha, en el fuero exterior, se ha de hacer con autoridad del Ordinario y de uno de la Compañía de Jesús. Y vale este privilegio hasta el año de 115197. Y en el fuero interior, basta la facultad de alguno de la dicha Compa­ñía, y es perpetuo privilegio. Ex Litteris Apostolicis, Año 1577, XVII lulij.

 (Matrimonio) VI. Por Breve de Pío V[84], se concede que, en el fuero interior y exterior, se pueda dispensar con los indios que se convierten a la fe habiendo tenido muchas mujeres en su infidelidad, se casen y tengan por legítimamente (p. 592) de ellas se convirtiera y bautizare juntamente con ellos, aunque no haya sido la primera mujer de las que en su infidelidad tomaron y viven todavía. Y que el tal matrimonio, sin escrúpulo alguno, se tenga por legítimo. Ex Litteris Apost. authenticis, Año 1571, Die 2 Augusti. Del Archivo de la Iglesia de la Ciudad de los Reyes.

 

 (Velaciones) VII, Por Bula de Pío IV[85]," a instancia del Rey Ca­tólico, se concede a los indios que en cualquier tiempo del año puedan velarse y recibir las bendiciones de la Iglesia, con que no hagan aparato de fiesta pública en los tiempos que se cierran las velaciones. Vale por 25 años, que es hasta 12 de agosto de 1587. Ex Manuali Mexic., fol. 7, ex Litteris Apost. in fine Summae de Sacramentis Bartholomei Ledesmae.

* (Casos de la Cena) VIII. Por Bula de Paulo III[86], se concede a los indios que puedan ser absueltos por sus curas, o aquellas que tienen cargo de ellos, de todos los casos reservados, etiam a la Sede Apostó 308 tica, etiam de los contenidos de la Bula de la Cena, poniéndoles peni­tencia saludable. Ex Manuali Mexic. Entiéndase teniendo los curas o confesores comunicada esta facultad por el Obispo, y no de otra suerte, como está declarado en la Bula de la Cruzada.

* (Casos de herejía y reservados) IX. Por Bula de Gregorio XIII[87]; a instancia de la Majestad Católica, se concede a todos los Arzobispos y Obispos de las Indias, y a las personas a quien ellos en esta parte cometieren sus veces, que puedan absolver de crimen, de herejía e idolatría, y otros cualesquier casos reservados, así en el fuero de la conciencia, como en el fuero exterior, a cualesquier indios hombres y mujeres, y asimismo a los que fueren nacidos de indios y mauras, o de mauras e indias[88], imponiéndoles alguna penitencia saludable conforme a su culpa.  Y declara su Santidad que, cuanto a esto, no estorba el haber declarado que por la Bula de la Cruzada no se concede absolver de caso de herejía. Porque, cuanto a los indios y personas dichas, no se deroga el dicho privilegio y facultad de poderles absolver de herejía y de los demás casos reservados. Ex litteris authenticis Gregorii XIII. Datis 1 lanuarii, anno 1583. Fue enviado este Breve por el Comisario General de la Santa Cruzada Don Tomás de Salazar. Y añadióse a los Privilegios vistos por el Santo Concilio Provincial por mandado del Reverendísimo Metropolitano.

 

* (Casos reservados) X. Por concesión (leí Concilio Provincial de la Ciudad de los Reyes, se da facultad a todos los curas y confesores de indios que los puedan absolver de todos los casos reservados a los obispos. Ex Conc. Limensi Tercio, Actione 2. Cap. 17.

313        * (Entredichos) XI. Por Bula de Pío IV[89];' a instancia del Rey Católico, se les concede a los indios que no sean obligados a guardar entredichos ningunos, como no hayan ellos sido la causa o sean especialmente entredichos. Vale por treinta años este privilegio, que es hasta 12 de agosto del año de 1593. Ex Concilio Lim. 2, Ses. 3, Cap. 314 92, et ex Manuali Mexic., fol. 138.

* (Indulgencias y Jubileos) XII. Por Bula de Pío IV[90], a instancia del Rey Católico, se concede a los indios que ganen las indulgencias y jubileos que demandan confesión y comunión y ayunos, con que guarden el ayuno. Y cuanto a la confesión, si no tuvieren por entonces copia de confesores, tengan contrición y firme propósito de confesarse en pudiendo, o a lo menos dentro de un mes. Ex Conc. Lim. 2, Ses. 3, Cap. 94, et ex Manuali Mexicano, fol. 182.

* (Crisma) XIII. Por Breve de Pío V[91]," pueden los Obispos de las Indias usar para el Santo Crisma el licor que acá llaman bálsamo. Ex 316 authentico ipsius dato Episcopo Tucumanensi primo. Del Archivo de la Santa Iglesia de los Reyes.

* (Crisma) XIV. Por Bula de Pío IV[92]," a instancia del Rey Cató­lico, se concede lo mismo cuanto al bálsamo, que está dicho conceder­se por Breve de Pío V; y se añade más, que se pueda consagrar 317 crisma con el número de ministros que se hallaren, aunque no sean tantos como pille el derecho. Ex Lit. Apost. in fine Summae de Sacramentis Barthol. Ledesmae.

* (Irregularidad) XV. Por Breve de Pío V[93], 's se concede a los Obispos de las Indias que puedan dispensar con cualesquiera personas que estén en las Indias en irregularidad contraída por cualesquiera (p. 594) delitos, como no sean homicidio voluntario fuera de guerra ni simonía. Con tal que los que así fueren absueltos de los tales delitos y dispensados en la irregularidad, sean obligados a cumplir la penitencia que les fuere impuesta por el confesor aprobado por el Ordinario. Y no la cumpliendo, la tal absolución y dispensación, cuanto al fuero de la conciencia, es nula y de ningún efecto. Ex Lit. Apost., año 1571, 4 Augusti. Del Archivo de la Iglesia de Los Reyes.

 

[IMPEDIMENTOS DEL MATRIMONIO]

 

 (I) LA FORMA QUE SE IIA DE TENER EN PUBLICAR LOS IMPEDIMENTOS DEL MATRIA10NIO CUANDO SE HACEN, ES LA SIGUIENTE:

Convendrá por lo menas algunas veces al año, cuando se junta todo el pueblo, hacerla leer como está aquí por extenso, para que no tengan ignorancia de cosas que tanto les importa saber.

Los que se quieren casar han de saber los impedimentos que la Santa Madre Iglesia tiene declarados, con los cuales no se puede hacer matrimonio. (rol. 16v] Y si alguno pretende casarse, no quedará casado, sino amancebado, y en estado de condenarse para siempre. 322 Y los que supieren que alguno se quiere casar teniendo cualquier impedimento de éstos que os diré, lo diga al Padre, porque si lo supiere y no lo manifestare, pecará gravemente, y será condenado para siempre. Pues, por eso manda la Santa Iglesia [fol. 17r] que se amonesten primero en público los que se quieren casar, para que si alguno supiere cualquier impedimento de éstos, lo diga. Y no tema a nadie, aunque sea curaca o principal. El que tuviere tal impedimento o supiere, dígalo, que más vale hacer lo que Dios manda, que no lo que el curaca quiere. Y Dios del cielo, y el Rey y sus ministros, le librarán que no le haga mal alguno el curaca ni otros. Y si 324 callare, será castigado como merece.

* (Infidelitas) Lo primero: el que se quiere casar, mire que sea cristiana bautizada la que toma por mujer. Y la mujer, mire que sea cristiano bautizado el que toma por marido. De otra manera no valdrá nada su casamiento.

* (Secundae nuptiae) Lo segundo: mire que no sea el uno o el otro casado otra vez, viviendo todavía el primer marido o la primera mujer, porque no valdrá nada el tal casamiento; y serán castigados los que así se casaren. Mas si ya murió el marido o la mujer con quien estaba casado la primera vez, bien puede tornarse a casar otra vez; y de la misma manera otras veces en servicio de Dios.

 

* (Consanguinitas) Lo tercero: mire que no sea su parienta o pariente, por lo menos dentro del primera y segundo grado del paren­tesco. Por primero y segundo grado de parentesco se ha de entender que no sea madre o abuela, hija ni nieta; ni sea hermana 327 de padre o de madre, ni sea tía, hermana de su padre o de su madre; ni sobrina, hija de su hermano o de su hermana; ni sea prima, hija de su tío o de su tía. De la misma suerte, la mujer mire que no se case con su padre o abuelo; ni con su hijo o nieto; ni sea hermano de padre o de madre; ni sea su tío, hermano de padre o madre; [fol. 19r] 328 ni su sobrino, hijo de su hermano o hermana; ni sea su primo, hijo de su tío o de su tía. Porque si así se casaren, no valdrá nada su casamiento, y harán gran pecado.

 

* (Affinitas illicita) Lo cuarto: mire el que se quiere casar que la que toma por mujer no haya sido su madrastra, mujer de su padre; 329 ni su entenada, hija de su primera mujer; ni sea su cuñada, hermana de su primera mujer, ni haya sido mujer de su hermano. [rol. 19v] Y la mujer mire que el varón que toma par marido no haya sida marido de su madre, que es su padrastro; ni marido de su hija, que es su yerno; ni marido de su Hermana, que es su cuñado; ni sea 330 hermano (le su marido primero. Porque si así se casaren, no valdrá nada su casamiento y serán condenados.

* (Affinitas ex fornicatione) Lo quinto: mire el varón que se casa, que no tome por mujer a madre ni hija ni hermana; [fol. 20r] ni prima hermana ni tía ni sobrina de alguna mujer que él haya cono 331 ciclo carnalmente. Y la mujer mire que no tome por marida a padre o hijo o hermano, o tío o sobrino o primo de algún hombre con quien haya tenido cuenta carnalmente. Porque no valdrá nada tal casa­miento.

* (Cognatio spiritualis) Lo sexto: mire que no sea su compadre o su comadre; o su ahijada o su ahijada; o su padrino o su madrina de bautismo o de confirmación. Quiero decir que no haya en el bautismo o en la confirmación tenido como padrino o madrina al que se casa, o a su hijo o a su hija, ni él haya tenida al otro como padrino o madrina, ni a su hijo o a su hija. Porque no valdrá nada el tal casamiento.

 (Crimen) Lo séptimo: mire que el que se casa que no tome por mujer a la que conoció carnalmente en vida de otro marido dándole palabra de casarse con ella, o siendo causa de que muriese (p. 596) su marido matándole, o aconsejando a su mujer o a otra persona que le matase. Y la mujer mire también que no se case con el tal adúltero u homicida, con quien concertó la muerte de su marido o de la mujer de él, o tuvo cuenta prometiendo de casarse con él. Porque no valdrá nada el tal casamiento.

* (Violencia el metus) Lo octavo: mire que no se case con alguna mujer que por fuerza o por miedo o por amenazas le haya hecho él, o los curacas o alguna persona, que conceda en casarse con él. Porque el matrimonio quiere Dios que sea libre y de pura voluntad. Y si es forzada por miedo o por amenazas a casarse con alguno contra toda su voluntad, no vale el tal matrimonio.

 

(II) FORMA COMÚN DE LAS AMONESTACIONES

Los Impedimentos que hacen que no valga el Matrimonio que se contrae con alguno de ellos, son los siguientes, los cuales se han de decir en las amonestaciones:

Fulano y Fulana quieren casarse. Diga, quien supiere, si alguno de ellos no es cristiano bautizado; si es casado otra vez y vive su marido o mujer; si son parientes, hermanos de padre y de madre; o tío o sobrino o primos hermanos; o su padrastro o madras­tra; o si son cuñadas; si alguno de ellos ha tenido cuenta con el padre o madre o hermano del otro, o si alguno de ellos es compadre o comadre, padrino o madrina del otro de bautismo o confirmación. Si se han conocido carnalmente entre sí y concertado de casarse, después de la muerte del otro marido o de otra mujer, o han sido causa de su muerte con este intento. Finalmente, si él o ella son forzados con miedo, o de otra manera, a casarse y se casan contra su voluntad.

El que supiere cualquiera cosa de éstas, la diga luego al Padre. Porque si lo callare, acá será castigado como merece y será condenado en el infierno. Y si lo dijere, hará como buen hijo lo que manda la Santa Madre Iglesia. Y no tema a nadie de decir la verdad, 340 que no le vendrá mal alguno por ello.

Impreso en la Ciudad de los Reyes, por Antonio Ricardo, primero Impresor en estos Reinos del Perú. Año de M.D.L. XXXV.

 

Notas

[1] SIGLAS:

" Para el significado de las siglas que corresponden o las fuentes y estudios empleados en la redacción de las siguientes notas, véase el glosario que figura al concluir el texto del 'Tercero Catecismo" o "Sermonario". (p. 743).

GI = Glosario: Indica que lo palabra o vocablo en cuestión se encuentra explicada en detalle en el "Glosario" que figura al finalizar el texto del "Tercero Catecismo" o "Sermona­rio". (p. 743)

[2] 1 Sesión XXIV de Ref., Cap. 2. Cfr. nota 1 al texto de la Doctrina Cristiana y Catecismo

[3] ' Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo

[4] ' Fr. Pedro de la Peña, OP ("murió durante el Concilio").

[5] ' Fr. Antonio de San Miguel, OFM

[6] ' Don Sebastión de Lartaún ("murió durante el Concilio

[7] Fr. Diego de Medellín, 0FM.

[8] Fr. Francisco de Victoria, OP.

[9] Don Alonso Granero de Avalos

[10] Fr. Alonso Guerra, OP

[11] Tr.: "De la mismo manera, el Confesionario que se ha de hacer para utilidad de los indios y curas que administran el sacramento de la penitencia, hecho por los diputados por este Sínodo y vuelto a Ia lengua del Cuzco y en la aimara, se ven y apruebe por el mismo Reverendísimo Metropolitano; y así aprobado, se dé con autoridad de este Sínodo juntamente con el Catecismo n lodos los que tienen cargo de indios para que se aprovechen y usen de él los confesores, como vieren que conviene". CL, 1, 373

[12] "El III Limense, en el Capitulo 3 de la Segunda Acción, estableció el uso obligatorio del Catecismo: "...Manda, pues, el Santo Sínodo a todos los curas de indios, en virtud de santa obediencia y so penn de excomunión, que tengan y usen de este Catecismo, que con su au­toridad se publica, dejados todos los demás, y conforme a él trabajen de instruir las almas que están a su cargo,.,' CL, 1, 323`

[13] Guaca, huata (Q): ídolos, figurillas de hombres y animales que traían consigo los indios. Cfr. Glosario (=GI).

[14] " Víllca, huillca (A): Significado semejante al quechua "huaco" (GI).

[15] " Arbusto del antiguo Incanato. Científicamente, con este nombre se designa a las especies del género Erytroxylum P. Br., de la familia de las critroxiláceas, pero en especial a las hojas de la especie Erytroxylum Coca Lam. Se conocen unos 120 especies de coca (GI

[16] " Trátase del Cauea porsellus, o también llamado cobayo o conejo de Indias (GI)

[17] Curacas (Q): Antiguos señores de los indios (caciques) (Gl)

[18] " Iluncanqui, guacariqui (Q): Amuleto que llevaban los enamorados (GI)

[19] En lengua nóhunll significa mercado (GI).

[20] Chacra, chúcara (Q): Parcela de tierra dedicada o la agricultura (GI)

[21] El texto lince alusión n los Visitadores contra Ia idolatría

[22] Mita (Q): Turno, tanda. Servicio o trabajo forzado que se presta a los Opus y curacas(Gl)

[23] Tambo, tampu (GI): Lugar de hospedaje o alojamiento, mesón, venta (Gl)

[24] En la terminología del derecho indiano significa: tributo o contribución temporaria o extraordinaria

[25] r Yungas, yuncas (Q): Valle tropical, tierra caliente (GI)

[26] Mochadero (Q): Derivado de mochay: besar, adorar. Lugar donde se ofrecen sacrificios a las guaca

[27] " Taqui (Q): Baile, canto, canción (GI)

[28] Según CYRIACI MORELLI (Muriel), se llaman doctrinas los parroquias de indios. En su Fasti Nobi Orbis, dice: "Doctrinae vera Indiis appellantur Indorum parochiae, in quibus unus, duo ver plures resident sacerdotes saeculares vel regulares cura animarum cura” (Ordinatio DXXI, Ad., fol. ,541). (Gl.)

[29] .Hilcata (A): Jefe o "principal del ayllo" o parcialidad (VB, 133)

[30] m El sistema de alcaldes constituye una admirable tentativa de autogobierno indígena dentro del marco de ]os instituciones coloniales. Actuabnn comojueces en la administración de In justicia, sobre todo en el orden civil. Pero no podían condenar o muerte ni mutilaciones. Por lo general, ejercían una serie de nmplins nlribuciones en orden n procurar el bien moral y material de los pueblos: juez de paz en los litigios; reprimir los escóndalos y pecados públicos; fomentar las obrns comunales; vigilar la administrnción de Ins cajas y bienes pro­pios de In comunidad; visitar la cárcel y el hospital; cuidar de los huérfanos; vigilar cl orden en las calles, cosos, mercados, etc. En razón de la bondad y eficacia del sistema, el nrrobispo Jerónimo de Lonysn nbogó insistentemente por que se nombrnran en todos parten alcaldes y regidores de indios sometidos al corregidor español. Y en tonto el Licenciado Polo de Ondegardo y nuestro pudre José de Acosta reconocieron la necesidad de tales funcionarios. Cfr. DPIS, Lib. 111, Cap. XXIII; PNC, "De lis Justicias y Cabildos", II, 739-749; Leyes de Indias (Recopilación), Lib. VI, Ht. III, ley 15-1G; C. BAYI.r;, Los Cabildos Seculares en la América Española (Madrid, 1952), 3G3-388, y J. M. 0'rs Y CAroF:Quí, Ilistoria del derecho español en América y del derecho indiano (Madrid, 1969), 158-160. (GI.)

[31] Marcacamayoc (Q): Oficial del pueblo. Fr. MAttrIN 0r; MunúA, en su Hisloria general del Perú, "Trace referencia a unos funcionarios que exisHan en todos los pueblos grandes y chicos, que eran llamados marcacamayoc o llaclacantayoc, que tenían cuenta por sus propios quipus de todos los linbitnnles, pnrn repnrlirles la taren conforme n lo que hubiesen dispues­to los curacas. Dicho marcacamayoc se ponía en una pare alta de la alden, y a la hora que estaba la gente en reposo, como a prima noche o de madrugada, proclomnba o grandes voces todo lo que había de hacerse en el curso del día, previniendo del castigo que se les aplicaría a los que no cumpliesen" d. E. VALcAItci.L, historia del PerH antiguo, II, 498-499). El INCA G"ctt.Aso escribe llaciacamayu, y lo traduce por "regidor del pueblo". Estos oficiales eran 'diputados solamente para hacer beneficiar las ticrrns de que los llamamos pobres..., tenían cuidado al tiempo de barbechar, sembrar y coger los frutos, subirse de noche en atalayas o torres..., y locnban una trompeta o caracol para pedir ntencíón, y n grandes voces decían: tal día se labran las tierras de los impedidos, acuda cada uno a su pertenencia...' Componían in categoría de impedidos "los viejos y enfermos..., ¡os viudas, huérfanos y pobres...' (CRI, Lib. V, Cnp. 11, II, 150). Pnra el INCA, llnclactunnyu también síl;niricn "ciertos jueces que tenían el cargo de visitar km templos, los lugares y edificios ptlblicos y Ins enana pnrticuln­res". En cuanto n la visitn de los cnsns, "por s( o por sus ministros, controlaban el cuidado y diligencia que nsf el varón como la mujer tenían acerca de sus casas y familia, y la obediencia, solicitud y ocupación de los hijos... Y a los que hafnbnn nliñosos premiabnn con loarlos en público, y a los desaliñndos castigaban con azotes en brazos y piernas, o con otros penas que la ley mandaba..." (Idem, Cap. XI, 163)

 

[32] Quipocarnayo, quipucomayo (()): Oficial de quipos. Persona encargada de in confacc­ción y lectura de los quipos, ó sea del sistema incaico para llevar cuento y memoria de los hechos notables. El PAaaF C0aO señala que "eran como entre nosotros los historiadores, es cribanos y contadores, a los cuales les daban entero crédito" (IINM, Lib. XII, Cap. XXXVII, II, 143-144). Cfr. IINAlA, Lib. I, Cnp, XXVB, 39, y Lib. VI, Cnp. VIII, 189; CRI, Lib. VI, Cnp. IX, 11, 204, y RF, 35. En muchos ocasiones, los quipocsrnnyos quedaron asimilados al cabildo indígena con el cargo de escribanos

[33] Apachita, apachela (Q): Montones de piedras en los pasos de la cordillera o de las sierras, o en las encrucijadas de los caminos, donde los viajeros indígenas nunca dejaban de añadir una nueva piedra, como signo de agrndccimicnto a las divinidades que los protegían  durante las travesías (Gl)

[34] Hijos de la espuma del mar. (= españoles, cristianos) (GI)

[35]Probablemente, se alude a las Pléyades, estrellas que componen la constelación del Toro, formando un grupo que desde antiguo se lo conocía con el nombre de "Cabra o "Ca­brillas", y que los indígenas los designaban con la voz queclma oncoy u onhoy. Al respecto, AiutIAGA reficre:'...los indios adoraban algunas eslrellns, especialmente a orrkoy (que son las siete cabrillas)..." (El, Cnp. 2, 201).

La práctico de este tipo de cultos estelares parece Imber eslndo muy difundida, incluso bien avanzado el siglo xvi. En 1564, operaos treinta lados después de In conquista del Pent, el misionero Luis Olivera descubrió entre su feligresía In nparición de un fuerte rebrote idolátrico. Scrinmenle alarmando, pidió nyuda al Obispado del Cuzco para contrarrestar la actividad de sus propagadores. Esto ocurría en la anliíun provincia de Gunmnnga. El movi. miento se lo conoce con el nombre de Tila¡ Orncoy (Danza del /-¡n del inundo o Culto estelar de las Siete Cabrillas). El presidente de la Audiencia de Lima, tope García de Castro, enco­mendó In nctividnd persecutoria a Crisl6l>nl de Albornoz. Recientemente, los Informes de este exlirpndor de idolatrías han sido publicados por Luis MILLONES, bajo el Htulo Las Informaciones de Cristóbal de Albornoz, en Sondeos, N° 79, Cidoc, Cuernavaca -México, 1971. Con anterioridad PiF:me Duvims dio n conocer otro escrito: Un inédito de Cristóbal de Albornoz: La instrucción para descubrir todas las guacas del Perú y sus carnayos y hacien­das, en Journul des Américani.sles, LVI-I, 7-39. París, 1967. Cfr. NATHAN WACí1TEL, Los vencidos: Los ¡radios del Perú (rente a la conquista española (1530-1570) (Madrid, 1976), 282­289. (GI. = estrellas)

[36] La razón por In cual los indígenas nsocinron ni trueno, ni rayo y ni relámpago con el apóstol Snntingo no es fácil de precisar. El P. J. E. MONAST nrricsgn uno hipótesis personal: "Los evpañolos vencieron a los incas al grito de ¡Santiago! ¡Snntingo! (era el grito de guerra más usado y más eficaz de los conquistadores). Por Sarlingo y por el Rey... Gracias o este santo nombre, y n sus cañones, triunfaran en sus lrnznñns más gloriosas. Los blancos avan­zaban en medio del estruendo del trueno que se fundía en cl grito de ¡Santiago! sobre los indios ensordecidos... por In explosión de In pólvora ele los cañones. Los incas tenfnn su dios del trueno... Por otra parte, la imngcn marcial que los invasores unían de Snntingo era pnrn imponerse tonto desde el punto de vista mistngógico como desde el punto de vista militar. Y, nsf, los indios nsocinron al trueno con la estnlun ecuestre del implacable Snntingo. ¿Acaso el sobrenombre de Roarrerges, que Jesús da n los hijos de Zebedco, contribuyó a esta ¡den­lificación de Santiago con el trueno? Es posible, pero de ninguna manera cierto" dos Indios Aimaraes, 45-46. Buenos Aires, 1972). Parecida interpretación ofrece b4. R. PAUEUES en bfilo,s, supersticiones y superuiuencias populares de Bolivia, 4. La Paz, 1920.

Esta explicación parece encontrar cierta base histórica en cl siguiente comentario del P. ARMAGA: "...En el nombre de Santiago tienen también superstición y suelen dar este nombre a uno de los chuchos (mellizos) como a hijos del raya, que suelen Ilnmar Santiago. No en­tiendo que será por el nombre de Bonncrgcs, que le puso al apóstol Santiago y a su hermano San Juan, Cristo Nuestro Señor, llamándoles rayos, que esta quiere decir hijos del trueno, según la frnse hebrea, sino o porque se habrá extendido por acá la frnse o conseja de los muchachos de España, que cuando truena dicen que corre el caballo de Santiago, o porque veían en las guerras que tenían los españoles, cuando querían disparar los nrcnbuces, que los indios llaman Illapa, o Rayo, npellidnbnn primero ¡Sarrliagol ¡Santiago! De cualquier manera que sea, usurpan con gran superstición cl nombre de Snnliago, y ns(, entre los demás constituciones que dejan los visitadores acribada la visita es una, que nadie se llame Santingo, sino Diego..." (El, Cnp. VI, 215). Cfr. SI, Cap. XXIX, 1

 

[37] ' Con este nombre se designa al grupo indígena que hnbitnba la zona andino-peruana sobre In altiplanicie del lago Titicaen, y los valles inmediatos basta el Cuzco y Bolivia, concentrarlos sobre lodo en la provincia del Collao. El nombre colla suele utilizarse como sinónimo de aimara. Durante la cnmpañn de expansión incaica pasaron a formar parte del Imperio del Tahuantinsuyo, como una de Iris parles componentes, reconociendo el loca los linajes y altos jernrqu(ns de las familias nobles que llcvnbnn el nombre genérico de collas. Por comodidad administrativa, los incas, y luego los españoles, designaron con este nombre a todos los núcleos nborfgenes situados alrededor del Titicnca y al sur de esta zona, hasta Chile. Cfr. CRI, Lib. II, Caps. XI y XIX, II, 68-59 y 68-69

[38] ' CIEZA DE LEóN define al término yunga como denotntivo de los habitnntes de las tierras cálidas, haciendo notar que no sólo los hay en In cosln, sino también en los valles profundos de la sierra: "...Y n todos los moradores de los altos nombran serranos, y a los que habitan en Ion llanos, yungas; y en muchos lugnrcs de la sicrrn por donde van los ríos, como las sierras siendo muy altas, Iris Ilnnurns estén nbrigadns y templndas, tanto, que en muchas partes lince calor, como en estos )Innos, les moradores que viven en ellos, nunque estén en la sierra llaman yungas; y en lodo cl Penl, cuando hablan de estas parten abrigadas y cálidas que están entre las sierras, luego dicen: 'es yunga'; y las moradores no tienen otro nombre, nu nque los tengan en los pueblas y consnrcas; de manera que los que viven en las partes ya dichas, y los que moran en todos estos fnnus y costa del Perú, se llaman yungas, por vivir en tierra cálida da Crónica del Perrí, Cnp. XL, 413-414). El siguiente Capítulo es dedicado por el cronista a descubrir Iris costumbres de estos pueblos.

La lengua que hablaban se remonta a In época de los clrimrfs, anterior a los incas. En los primeros tiempos de la conquisto usaban la lengua yunga más de cuarenta pueblos, según lo atestigua FERNANDO DE LA CARRERA, autor de un Arle de la Lengua Yunga, impreso en Limn en 1644. A pesar de Imber siria sometido por los Incas, conservaron su lengua, a la que utilizaban can preferencia al qucchun. Después de un siglo de la conquista el yunga se hablaba en los valles de Trujillo, Znñn, Piurn, Cnlnmarcn, Lunnlcuaná, y aun en Cajamarca. Cfr. CARLOS PRINCE, Idiomas y dialectos del Conlirrenle Sur-Americano..., 50-51; y L. Ed VAI,cdncE¡„ Historia del Perú Anliguo, I, 337-339

[39] ' Mineral constituido por la mezcla nntural de alúmina y tierra, con óxido rojo de hierro, que le otorga el calor encendido que los indígenas tanto ndmiraban. Químicamente es un peróxido de hierro aluminoso. Es el sil allicurn de ton antiguos

[40] ' Nombre vulgar del mercurio. Ern utilizado par los españoles en el laboreo de las minne de pinta. Cfr. NNAI, Lib. III, Caps. XXXVIII-XXXIX, I, 144-147

[41] ' Llallahuas (Q): Gemelos

[42] ' Coya (Q): Veta o fildn de mineral; tnmbién, "minas, diosn de minas" (DK, 147).

[43] "Mama (Q): Según TSCHUDI, "metal en terrón, veta principal en una mina, piedra con metal" (DK, 367)

[44] "' Corpa (Q): Piedra de metal rico. Cfr. IINM, Lib. III, Cnp. XL, I, 149. Para TsCIIUDI, 'terrón, corral de terrones, nombre de minas de pinta en el departamento de Lima" (DK, 172).

[45] "' Huayras o guayras (Q): Horno o brnscro para fundir In pinta. Cfr. HNAf, Lib. XIII, Cap. XI, II, 166

[46] "Soroche (Q): Mineral plateado semejante al talco. El P. ACOSTA, nl describir el proceso de obtención y purificación de la plata, dice: '...el que es metal rico se beneficia por fundición en aquellos hornos que Ilnmnn guayras: éste cs cl metal que es más plomoso, y el plomo le hace derretir; y aun para mejor derrelido, echan los indios el que Ilnmnn soroche, que es un metal muy plomizo..." (IINMA, Lib. IV, Cnp. IX, 100)

[47] a Pachamama (Q): Madre tierra. Camacr crendor; pacha: tierra. Cfr. IINAI, Lib. XIII, Cap. VII, 11, 161. (GI.).

 

[48] " Quinua (Q): Trótase del Chenopodium quinoa, de la familia de las quenopodiáceas. Sus semillas, hojas y tallos constituían uno de los alimentos básicos en las costumbres alimenticias de los indígenas. Cfr. IINAI, Lib. IV, Cnp. V, I, 163-164

[49] Yuca (voz antillonn): Nombre vulgnr de algunas especies de mandioca (del guaraní mandocg). Arbusto de la familia de las euforbidcens. De su raíz se obtiene la harina de tapioca. Cfr. IINM, Lib. IV, Cap. VII, 1, 164-165

[50] " Camote (voz. náhuatl, comolli): Nombre vulgar de In especie Conuoluulus batatas L, de lo familia de las conuoluuláceas, llnmnda comúnmente bnlata o papa dulce, Cfr. IINAf, Lib. IV, Cnp. VIII, I, 1GG.

 

[51] " Cuy Coca (GI). Cordero: véase próxima nota

[52] '° Con el nombre genérico de "carnero de la tierra" y "corderos de la tierra", los españoles designaron a lo llama y a su crin. (GI)

[53] " Chaquira (Q): Cuentas o collares de veneras o de caracoles

[54] " Chuspa (Q): Bolsa para guardar la coca, taleguilla, zurrón (GI)

[55] u Iluacanqui (Q): Amuleto que servía como hechizo o gualicho (Gp

[56] "Topo o lupu (Q): Prendedor o alfiler de plata, oro, cobre, que utilizaban las mujeres para prender o sujetar las vestimentas

[57]u Puede tratarse de alguna forma de epilepsin o temblores

[58] Parte de la vestimenta de los indígenas varones. Especie de calzoncillo que envolvía la cintura, cayendo hasta la parle mcdin de los muslos inferiores. En quechua, guaros o huaras. Cfr. HNA4, Lib. XIV, Cap. Il, 11, 238; en el mismo vol., 208, 211, 246 y 247

[59] Hocha (Q): Pecado. Cfr. DCC, fol. 77r

[60] ° Este grupo indígena, que con anterioridad a la dominación incaica estaba formado por tribus poderosas, habitaba las islas del lago Chucuito, en el Collao y en las serranías inme­dintas; siendo atraídos al cristianismo por los Mercedarios, que establecieron sus misiones cerca de Pucnrini. Cfr. CARLOS PRINCE, Idiomas y dialectos.... 49

[61] 37 Parte de la vestimenta de los indígenas varones. Especie de calzoncillos anchos y largos. En el Catecismo de Luis ZAPATA CÁRDENAS (1676), se lee: "Ilem por cuanto In desnu­dez en cosa torpe y fea y deslionean, se manda al sacerdote que tenga cuidado de pernundir, y mandar con todo rigor, que ningún indio ni india ando desnudo y descubiertas sus car-nes..., y dé orden cómo los indios anden vestidos con camisetas y zarnguelles, )insta nbnjo de la rodilln...' (Cap. 6, Del vestido). Para TSCHUDI es sinónimo del término español "pañetes o calzones" y del indígena 'hunrns" (DK, 313)

[62] Con este vocablo se designa en los reímos mitológicos a In "divinidad creadora" o al 'hacedor del mundo'. (Gl).

 

[63] Al respecto B. Coao dice: 'La ndornci6n de las estrellas procedió de aquella opinión en que estaban da que para la conservación de cada especir de cosas habla el Criador señnlado, y como substituido, una causa segunda; en cuya conformidad creyeron que de lodos los animales y aves de la tierra había en el cielo un símil que atendía a la conservación .y aumento de ellos, atribuyendo este oficio y ministerios a varias constelaciones de estrellas. Y, así, de aquella junta que se hace de estrellas pequeñas llamadas vulgarmente Ias Cabri llas y de estos indios Collca afirmaban que salieron todos los símiles, y que de ella mannba In virtud en que se conservan; por la cual In llamaban madre y lenínn universalmente lados los nyllos y fnmilias por guaca muy principal; conocfnnln todos, y los que entre éstos algo entendían, lenínn cuenta con su curso en todo cl año más que con el de las otras estrellas..., y le hacían grandes sacrificios por todos los provincias... (HNM, Lib. XIII, cap. VI, II, 159).

Adelantamos cl posible significado de las estrellas que a continuación menciona el texto. Urcuchillay (Q): Constelación zodiacal, Aries. Caluchillay (Q): Según G. Holguín, se trataría de la Vía Láctea o de la Cruz del Sur. Chuquichinchay (Q): Constelación zodiacal, Leo. Ancochinchay (Q): Cometa. Afachacuay (Q): Constelación zodiacal, Cáncer. Topalorca (Q): Constelación zodiacal, Capricornio. Afirco (Q): Planeta Marte o constelación de los Gemelos. Afiquiquiray (Q): Constelación zodiacal, Acuario. Afamana (Q): Constelación de lo Virgen (Virgo). Chacana (Q): Estrellas que forman la Cruz del Sur. Cfr. VICENTE FIDEL LÓPEZ, Les roces aryennes du Pérou, II Parle, Cap. I, 137148. París, 1871

[64] Inca XI

[65] Ayllo (Q): Linaje, tribu, familia, parcialidad, género. Cfr. DK, 7,5

[66] Un panorama general sobre los soberanos locos, en M. STINGI, El Imperio de los Incas Esplendor y decadencia de los hijos del Sol (Buenos Aires, 1986), 79•192

[67]Rayo, relámpago, trueno

[68] División ndmínistrativa: provincias del sur.

[69] Inca X.

[70] Se hace referencia a la costumbre usado por la mayor parte de los indios de pintarse de diferentes colores el pecho y el rostro. El vocablo tiene su origen en la posta colorante que se obtenía de la bija o achiote (voz antillana), planta lintórea de Ina regiones tropicales de América, de cuyo fruto se extrae una sustancia de color encornado. Para el mismo efecto los indígenas del Perú utiliznban el mineral llamado Ilimpi. Cfr. J. oí, ACOSTA, Carta Anua de 1577..., QAF„ vol. 72, 282

[71] Mamaconas (Q): En las crónicas este vocablo posee varios mntices: madres, mntronns, señoras nobles, monjas del Sol, maestras de novicias, etc. Pero todos hacen referencia a las funciones que estos mujeres ejercían dentro de los monasterios de doncellas indígenas, tam. bién llamados acllalmaci (casa de escogidas), por vivir en ellos las Bellos, o vírgenes electas y consagrados al Sol. (Gl)

[72] Annconas o yanaconas: JUAN DE MATIENZO refiere que "hay en ente Reino del Perú otra merna de indion que se llaman yanaconas: ésos son indios que ellos, o aun padres, salieron del repartimiento o provincia donde eran naturales, y han vivido con españoles Hirviéndoles en sus cosan, a en chácaras y heredades, o en minas" (GPM, 1 Parte, Cap. VIII, 25). En su nuevo régimen de vida "poseen ngorn su gnnndo y chácaras, y lineen sus semenlerna para sí, y tratan y contrntnn". Estando entre los españoles, han "aprendido oficios de anstres, zapa­teros, labradores y otros oficios mecánicos con que ganan de comer", y "viven como cristianos entre cristianos".

El cronista señala la existencia de cuatro clases de yanaconas: 1°) los "que sirven en chácaras de pancoger,. se ocupan en arar, sembrar y coger el pan de trigo, cebada, o maíz, o popas, o chuño, suyo y de sus amos"; 2°) "los que los españoles tienen en sus casas y se sirven de ellos en la caballería, o en acompañamiento, o en trajinería, que es ir con cargas de carneros de la tierra a Potosí o a otras partes"; 3°) "los que están en las minas de Potosí y Parco, que luego que se descubrió Potosí se solían encomendar y daban cada semana un tonto a sus amos"; y 4*) "los que están en los Andes en el beneficio de la coca:, a éstos se los llama camayos, que también sirven de trajinada" Udem, I Parte, Cap. VIII, 25-29)

[73] Cuancas o huancos: Según CIEZA DE LEóN, este núcleo aborigen estaba situado en el valle de Jauja. Cfr. La Crónica del Perú, Cap. LXXXIV, 432-433. El INCA GARCILASO divide a los huancas en Ins siguientes tribus: sausas, huanca vilcas, llasas, palancas, pumpus,chucurpus, ancaras, huayllas y yauyus. Cfr. CRI, Lib. VI, Caps. X y XVI, 11, 206-207 y 213.

[74] " División administrativo: ni poniente

[75]" División administrativa: al norte

[76] " De latinus, latino: el que sabe latín. En Hispanoamérica este vocablo designa a los indios que habiendo sido reducidos, y generalmente convertidos al cristianismo o en vías de ello, prestaban servicios domésticos o agrarios en las casas o haciendas de españoles

[77] " Chiriguanos o clririhuanos: Grupo aborigen perteneciente a la rnma o familia de los guaraníes, que habitaban en los bosques orientales de Bolivin, alrededor de Santa Cruz de la Sierra. En la Argentina llegaron a ocupar parte del Chaco sallaña en la zona de Orán. Habían inmigrado a estos territorios desde el Paraguay, hacia 1522.

' Chanés o chaneses: Antiguo pueblo brasllido de habla aruac, en parte gunranízado, y ubicado en las márgenes de los ríos Pilcomnyo y Bermejo en el distrito argentino del Chaco salteño.

' Tuccumanenses: Denominación colectiva, de acentuado carácter geográfico, empleada pnrn designar a los conglomerados indígenas centrales de In antigua Cobernnción del Tucu­mán: uilelas, tules, sanauirones, cornechingones, etc.

Jurfes o Xurtes: Al comienzo de la Conquista, con este término, utilizado más bien en sentido geográfico que étnico, se señalaba a los naturales que habitaban el territorio donde se fundó la ciudad de Santiago del Estero, y zonas próximas. Es sinónimo de habitantes de la llanura.

Diaguifas: Como en el coso anterior, en los Inimeros momentos de la Conquista con la denominación genérica de diaguilas se calificaba n los indígenas de la región montañosa pnrn diferenciarlos de los de la llnnurn, conocidos comojurtes. Los fuentes de la época suelen

distinguir en este grupo, el más representativo de los antiguos habitantes del noroeste argentino, tres parcialidades: pulares (en el Valle de Salla), calchaqules (Valle de Calchaqul y Yocavil, en Salla y partes contiguas de Tucumán y Catamarca) y diaguitos (en Catamarca y zonas vecinas s La Rioja). Sobre estos pueblos, como en general para el resto de la pobla­ción aborigen del actual territorio argentino, véase PARLO CABRERA, Ensayo sobre Etnología Argentina. Buenos Aires, 1931; SALVADOR CANAL$ Fume, Poblaciones indígenas de la Argen-tina. Buenos Aires, 1973; CAYETANO BRUNO, /ti storia de la Iglesia en In Argentino, 1, 35-8D (breve, pero completa síntesis). Buenos Aires, 19G6; ANTONIO SFIMANO, Los oborfgenes ar­gentinos. Buenos Aires, 1947; y DICK EDGAR IBARRA GRASSO, Argentinn Indígena y Prehistoria Americano. Buenos Aires, 197

[78] "A Ios que están por morir procuren los curas hallarse presentes, v nyudar a las almas que están a su cargo en aquel tiempo tan peligroso; y si no pudieren asistir por mismos, a lo menos envíen en su lugar a alguna persona cual convenga para que anime y esfuerce el doliente, y particularmente a los indios que se les dé este socorro y ayuda con la Exhortación que para el efecto ha compuesto este Sínodo" (CL, I, 331)

[79] "El texto latino de este Sumario ha sido publicado por FRANCISCO HERNÁEZ en CBBD (1, 165-166), de acuerdo con la edición de Fu. (FRANCISCO HAROLDO (Lima Limata ConciIiis, Constitutionibus Synodalibus el aliis monumentis quibus Toribius Mogroveius, 111. Madrid, 1673)

[80] Bula Altitudo Diuini Consilii, 1' de junio de 1537. Cfr. CBBD, I, G5-67 (texto latino); OIOP, Il, 49-52 (texto cnslellano) Idem.

[81] Idem, El Manual a que se hace referencia al final del texto, es el Manuale  Sacramentorum secundum usum Ecclesiae Mexicanae Anno Domini 1560. De esta obra se hizo, también en México, una segunda edición en 1568: Manuale Sacramentorum, .secundum usum almae Ecclesiae Mexicanae, novissime impressum, cum decretis sancti Concilii Tridentini e Bullis a Summis Pontificibus istis neophitis concessis, quae ornnia in Indiae reperies... Anno Domini 1568. Cfr. JOSÉ TE MEDINA, La Imprenta en México, I, 139, 169-174. El original impreso de In primera edición ha sido recientemente publicado por JAKOB BAUMGARTNER, Mission und Liturgie in Mexico (Immensee, Suiza, 1971-1972),  II, 293-378.

[82] Esta Bula e Indulto fueron concedidos a los Reyes de España, en favor de todos sus súbditos, por diversos Pontífices en recompensa de la lucha secular que habían mantenido contra los musulmanes desde los albores de In Reconquista. Se Ilama Bula de la Cruzada, por contener una serie de privilegios semejantes a los que se les otorgaban a los Cruzados medievales que partían a recobrar In Tierra Santa. Las primeras concesiones se remontan al Papa Urbano II, que el 1º de julio de 1089 comenzó a otorgarlas para la reconquista de Tarragona. Con el correr de los años, y a medida que avanzaba la Reconquista, diversos Papas fueron ampliando estos privilegios. En 1509, Julio II concedió la Bula a los Reyes Católicos, y en 1573 Gregorio III, mediante la Bula Cum alias felicis, la extendió a las Indias (texto latino y resumen castellano en CBBD, I, 720-727). A partir de ese momento, aunque ni los indios ni los negros participaron jamás en las luchas por la Reconquista, por especial merced de In Santa Sede, comenzaron o gozar de los mismos beneficios que en esta materia gozaban los españoles y criollos en las Indias. Los principales privilegios contenidos en la Bula, desde Gregorio VIII, se refieren a indulgencias plenarias, oratorios, elección de confesor para reservados, carnes y lacticinios. Sobre el origen y modificaciones posteriores de la Bula en lo que hace a su aplicación en América, véase el excelente estudio documental de FRANCISCO J. HERNÁEZ, en CBBD, 1, 705 927.

[83] Breve del 17 de julio de 1577. Cfr. CBBD. I, 123.

[84] Breve Romani Pontificis, 2 de agosto de 1571.Cfr. CBBD. I, 76 (texto latino).

[85] Bula Etsi Sedes Aposlolica, 12 de agosto de 1GG2. CBBD, I, 168-169 (texto latino). La Suma a la que se hace referencia al final del texto, es el Summarium Sacramentorum de Fr. BARTOLOME DF LEDESMA. Este dominico, renombrado profesor de Prima de Teología en las Universidades de México y de Lima, fue nombrado en 1579 obispo de Oaxaca (México). En el transcurso del magisterio mexicano, publicó su obra en 1566, en cuya portada se lee: Reuerendi Patris Fratris Bartholemei a Ledesma, ordinis Praedicatorum et sacrae Theologiae professoris de septem nonae legis socramentis Summarium. Cum indice locupletissimo... Mexici, excudebat Antonius de Espinosa..., 1566. Una segunda edición fue realizada en Salamanca en 1585. Cfr. JOSÉ T. MEDINA, La Imprenta en México, I, 153-167.

[86] “Bula Altitudo Diuini' Consilii, 1° de junio de 1537

[87] "Breve Cum Sicut Exponi, 1° de junio de 1573. Cfr. CDDD, I, 88-89 (texto latino); OIOP, ii, 119121 (texto castellano)

[88] " Maura-,Mauro: Del latín maurus (moro), habitantes de la Mauritania (nordeste de África) que habían pasado a la Península, y desde allí al Nuevo Mundo

[89] Breve del 12 de agosto de 1562. Cfr. CBDD, I, 169.

[90] Cfr. CBBD, 1, 167, N' 9, nota final

[91] Breve Digna reddirnur attentione (2 de agosto de 1571). Texto latino en CBBD, I, 182  

[92] " Breve Licet Ecclesia Romana (12 de agoslo de 1562). Texto latino en CDBA I, 181. 

[93] Breve Decens et debitum (4 de agosto de 1571). Texto latino en CBDD, I, 184-185.




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