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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

 

 

Capítulo 1

1:1

VISIÓN de Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías, Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá.

1:2

Oid, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Altísimo: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí.

1:3

El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento.

1:4

¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron á el Altísimo, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás.

1:5

¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

1:6

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

1:7

Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.

1:8

Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.

1:9

Si el Altísimo de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra.

1:10

Príncipes de Sodoma, oid la palabra de el Altísimo; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

1:11

¿Para qué á mí, dice el Altísimo, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

1:12

¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí, para hollar mis atrios?

1:13

No me traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades.

1:14

Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas; cansado estoy de llevarlas.

1:15

Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos.

1:16

Lavad, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos; dejad de hacer lo malo:

1:17

Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda.

1:18

Venid luego, dirá el Altísimo, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana.

1:19

Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra:

1:20

Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de el Altísimo lo ha dicho.

1:21

¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad; mas ahora, homicidas.

1:22

Tu plata se ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua.

1:23

Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

1:24

Por tanto, dice el Señor el Altísimo de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios:

1:25

Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño:

1:26

Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.

1:27

Sión con juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia.

1:28

Mas los rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á el Altísimo serán consumidos.

1:29

Entonces os avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que escogisteis.

1:30

Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas.

1:31

Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

 

Isa 1:1 Visión que Isaías, hijo de Amós, vio tocante a Judá y Jerusalén en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá.
Isa 1:2 Oíd, cielos, escucha, tierra, que habla Yahveh; «Hijos crié y saqué adelante, y ellos se rebelaron contra mí.
Isa 1:3 Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne.»
Isa 1:4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo tarado de culpa. semilla de malvados, hijos de perdición! Han dejado a Yahveh, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto de espaldas.
Isa 1:5 ¿En dónde golpearos ya, si seguís contumaces? La cabeza toda está enferma, toda entraña doliente.
Isa 1:6 De la planta del pie a la cabeza no hay en él cosa sana: golpes, magulladuras y heridas frescas, ni cerradas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite.
Isa 1:7 Vuestra tierra es desolación, vuestras ciudades, hogueras de fuego; vuestro suelo delante de vosotros extranjeros se lo comen, y es una desolación como devastación de extranjeros.
Isa 1:8 Ha quedado la hija de Sión como cobertizo en viña, como albergue en pepinar, como ciudad sitiada.
Isa 1:9 De no habernos dejado Yahveh Sebaot un residuo minúsculo, como Sodoma seríamos, a Gomorra nos pareceríamos.
Isa 1:10 Oíd una palabra de Yahveh, regidores de Sodoma. Escuchad una instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
Isa 1:11 «¿A mí qué, tanto sacrificio vuestro? - dice Yahveh -. Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de cebones; y sangre de novillos y machos cabríos no me agrada,
Isa 1:12 cuando venís a presentaros ante mí. ¿Quién ha solicitado de vosotros esa pateadura de mis atrios?
Isa 1:13 No sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable. Novilunio, sábado, convocatoria: no tolero falsedad y solemnidad.
Isa 1:14 Vuestros novilunios y solemnidades aborrece mi alma: me han resultado un gravamen que me cuesta llevar.
Isa 1:15 Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas:
Isa 1:16 lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal,
Isa 1:17 aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda.
Isa 1:18 Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán.
Isa 1:19 Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis.
Isa 1:20 Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados, que ha hablado la boca de Yahveh.
Isa 1:21 ¡Cómo se ha hecho adúltera la villa leal! Sión llena estaba de equidad, justicia se albergaba en ella, pero ahora, asesinos.
Isa 1:22 Tu plata se ha hecho escoria. Tu bebida se ha aguado.
Isa 1:23 Tus jefes, revoltosos y aliados con bandidos. Cada cual ama el soborno y va tras los regalos. Al huérfano no hacen justicia, y el pleito de la viuda no llega hasta ellos.
Isa 1:24 Por eso - oráculo del Señor Yahveh Sebaot, el Fuerte de Israel -: ¡Ay! Voy a desquitarme de mis contrarios, voy a vengarme de mis enemigos.
Isa 1:25 Voy a volver mi mano contra ti y purificaré al crisol tu escoria, hasta quitar toda tu ganga.
Isa 1:26 Voy a volver a tus jueces como eran al principio, y a tus consejeros como antaño. Tras de lo cual se te llamará Ciudad de Justicia, Villa-leal.
Isa 1:27 Sión por la equidad será rescatada, y sus cautivos por la justicia.
Isa 1:28 Padecerán quebranto rebeldes y pecadores a una, y los desertores de Yahveh se acabarán.
Isa 1:29 Porque os avergonzaréis de las encinas que anhelabais, y os afrentaréis de los jardines que preferíais.
Isa 1:30 Porque seréis como encina que se le cae la hoja, y como jardín que a falta de agua está.
Isa 1:31 El hombre fuerte se volverá estopa, y su trabajo, chispa: arderán ambos a una, y no habrá quien apague.

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Capítulo 2

2:1

LO que vió Isaías, hijo de Amoz, tocante á Judá y a Jerusalem.

2:2

Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de el Altísimo por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y correrán á él todas las gentes.

2:3

Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de el Altísimo, á la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de el Altísimo.

2:4

Y juzgará entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente contra gente, ni se ensayarán más para la guerra.

2:5

Venid, oh casa de Jacob, y caminemos á la luz de el Altísimo.

2:6

Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque son henchidos de oriente, y de agoreros, como los Filisteos; y en hijos ajenos descansan.

2:7

Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos; ni sus carros tienen número.

2:8

Además está su tierra llena de ídolos, y á la obra de sus manos se han arrodillado, á lo que fabricaron sus dedos.

2:9

Y hase inclinado el hombre, y el varón se ha humillado: por tanto no los perdonarás.

2:10

Métete en la piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa de el Altísimo y del resplandor de su majestad.

2:11

La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y el Altísimo solo será ensalzado en aquel día.

2:12

Porque día de el Altísimo de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo ensalzado; y será abatido:

2:13

Y sobre todos los cedros del Líbano altos y sublimes, y sobre todos los alcornoques de Basán;

2:14

Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados;

2:15

Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;

2:16

Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas pinturas preciadas.

2:17

Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo el Altísimo será ensalzado en aquel día.

2:18

Y quitará totalmente los ídolos.

2:19

Y meteránse en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la presencia espantosa de el Altísimo, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare él para herir la tierra.

2:20

Aquel día arrojará el hombre, á los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;

2:21

Y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de el Altísimo, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare para herir la tierra.

2:22

Dejaos del hombre, cuyo hálito está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Isa 2:1 Lo que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Judá y Jerusalén.
Isa 2:2 Sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones,
Isa 2:3 y acudirán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte de Yahveh, a la Casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos.» Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.
Isa 2:4 Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra.
Isa 2:5 Casa de Jacob, andando, y vayamos, caminemos a la luz de Yahveh.
Isa 2:6 Has desechado a tu pueblo, la Casa de Jacob, porque estaban llenos de adivinos y evocadores, como los filisteos, y con extraños chocan la mano;
Isa 2:7 se llenó su tierra de plata y oro, y no tienen límite sus tesoros; se llenó su tierra de caballos, y no tienen límite sus carros;
Isa 2:8 se llenó su tierra de ídolos, ante la obra de sus manos se inclinan, ante lo que hicieron sus dedos.
Isa 2:9 Se humilla el hombre, y se abaja el varón: pero no les perdones.
Isa 2:10 Entra en la peña, húndete en el polvo, lejos de la presencia pavorosa de Yahveh y del esplendor de su majestad, cuando él se alce para hacer temblar la tierra.
Isa 2:11 Los ojos altivos del hombre serán abajados, se humillará la altanería humana, y será exaltado Yahveh solo en aquel día.
Isa 2:12 Pues será aquel día de Yahveh Sebaot para toda depresión, que sea enaltecida, y para todo lo levantado, que será rebajado:
Isa 2:13 contra todos los cedros del Líbano altos y elevados, contra todas las encinas del Basán,
Isa 2:14 contra todos los montes altos, contra todos los cerros elevados,
Isa 2:15 contra toda torre prominente, contra todo muro inaccesible,
Isa 2:16 contra todas las naves de Tarsis, contra todos los barcos cargados de tesoros.
Isa 2:17 Se humillará la altivez del hombre, y se abajará la altanería humana; será exaltado Yahveh solo, en aquel día,
Isa 2:18 y los ídolos completamente abatidos.
Isa 2:19 Entrarán en las grietas de las peñas y en las hendiduras de la tierra, lejos de la presencia pavorosa de Yahveh y del esplendor de su majestad, cuando él se alce para hacer temblar la tierra.
Isa 2:20 Aquel día arrojará el hombre a los musgaños y a los topos los ídolos de plata y los ídolos de oro que él se hizo para postrarse ante ellos,
Isa 2:21 y se meterá en los agujeros de las peñas y en las hendiduras de las piedras, lejos de la presencia pavorosa de Yahveh y del esplendor de su majestad, cuando él se alce para hacer temblar la tierra.
Isa 2:22 Desentendeos del hombre, en cuya nariz sólo hay aliento, porque ¿qué vale él?

 

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Capítulo 3

3:1

PORQUE he aquí que el Señor el Altísimo de los ejércitos quita de Jerusalem y de Judá el sustentador y el fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;

3:2

El valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;

3:3

El capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente, y el hábil orador.

3:4

Y pondréles mozos por príncipes, y muchachos serán sus señores.

3:5

Y el pueblo hará violencia los unos á los otros, cada cual contra su vecino: el mozo se levantará contra el viejo, y el villano contra el noble.

3:6

Cuando alguno trabare de su hermano, de la familia de su padre, y le dijere, Que vestir tienes, tú serás nuestro príncipe, y sea en tu mano esta ruina;

3:7

El jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir: no me hagáis príncipe del pueblo.

3:8

Pues arruinada está Jerusalem, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra el Altísimo, para irritar los ojos de su majestad.

3:9

La apariencia del rostro de ellos los convence: que como Sodoma predican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque allegaron mal para sí.

3:10

Decid al justo que le irá bien: porque comerá de los frutos de sus manos.

3:11

¡Ay del impío! mal le irá: porque según las obras de sus manos le será pagado.

3:12

Los exactores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.

3:13

el Altísimo está en pie para litigar, y está para juzgar los pueblos.

3:14

el Altísimo vendrá á juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.

3:15

¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo, y moléis las caras de los pobres? dice el Señor el Altísimo de los ejércitos.

3:16

Asimismo dice el Altísimo: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan cuellierguidas y los ojos descompuestos; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies:

3:17

Por tanto, pelará el Señor la mollera de las hijas de Sión, y el Altísimo descubrirá sus vergüenzas.

3:18

Aquel día quitará el Señor el atavío de los calzados, y las redecillas, y las lunetas;

3:19

Los collares, y los joyeles, y los brazaletes;

3:20

Las escofietas, y los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor, y los zarcillos;

3:21

Los anillos, y los joyeles de las narices;

3:22

Las ropas de remuda, los mantoncillos, los velos, y los alfileres;

3:23

Los espejos, los pañizuelos, las gasas, y los tocados.

3:24

Y será que en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y desgarrón en lugar de cinta; y calvez en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de faja ceñimiento de saco; y quemadura en vez de hermosura.

3:25

Tus varones caerán á cuchillo, y tu fuerza en la guerra.

3:26

Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, sentaráse en tierra.

 

Isa 3:1 Pues he aquí que el Señor Yahveh Sebaot está quitando de Jerusalén y de Judá todo sustento y apoyo: (todo sustento de pan y todo sustento de agua);
Isa 3:2 el valiente y el guerrero, el juez y el profeta, el augur y el anciano,
Isa 3:3 el jefe de escuadra y el favorito, el consejero, el sabio hechicero y el hábil encantador.
Isa 3:4 Les daré mozos por jefes, y mozalbetes les dominarán.
Isa 3:5 Querrá mandar la gente, cada cual en cada cual, los unos a los otros y cada cual en su compañero. Se revolverá el mozo contra el anciano, y el vil contra el hombre de peso.
Isa 3:6 Pues agarrará uno a su hermano al de su mismo apellido, diciéndole: «Túnica gastas: príncipe nuestro seas, toma a tu cargo esta ruina.»
Isa 3:7 Pero el otro exclamará aquel día: «No seré vuestro médico; en mi casa no hay pan ni túnica: no me pongáis por príncipe del pueblo.»
Isa 3:8 Así que tropezó Jerusalén, y Judá ha caído; pues sus lenguas y sus fechorías a Yahveh han llegado, irritando los ojos de su majestad.
Isa 3:9 La expresión de su rostro les denuncia, y sus pecados como Sodoma manifiestan, no se ocultan. ¡Ay de ellos, porque han merecido su propio mal!
Isa 3:10 Decid al justo que bien, que el fruto de sus acciones comerá.
Isa 3:11 ¡Ay del malvado! que le irá mal, que el mérito de sus manos se le dará.
Isa 3:12 A mi pueblo le oprime un mozalbete, y mujeres le dominan. Pueblo mío, tus regidores vacilan y tus derroteros confunden.
Isa 3:13 Se levanta a pleitear Yahveh y está en pie para juzgar a los pueblos.
Isa 3:14 Yahveh demanda en juicio a los ancianos de su pueblo y a sus jefes. «Vosotros habéis incendiado la viña, el despojo del mísero tenéis en vuestras casas.
Isa 3:15 Pero ¿qué os importa? Machacáis a mi pueblo y moléis el rostro de los pobres» - oráculo del Señor Yahveh Sebaot -.
Isa 3:16 Dice Yahveh: «Por cuanto son altivas las hijas de Sión, y andan con el cuello estirado y guiñando los ojos, y andan a pasitos menudos, y con sus pies hacen tintinear las ajorcas»,
Isa 3:17 rapará el Señor el cráneo de las hijas de Sión, y Yahveh destapará su desnudez.
Isa 3:18 Aquel día quitará el Señor el adorno de las ajorcas, los solecillos y las lunetas;
Isa 3:19 los aljófares, las lentejuelas y los cascabeles;
Isa 3:20 los peinados, las cadenillas de los pies, los ceñidores, los pomos de olor y los amuletos,
Isa 3:21 los anillos y aretes de nariz;
Isa 3:22 los vestidos preciosos, los mantos, los chales, los bolsos,
Isa 3:23 los espejos, las ropas finas, los turbantes y las mantillas.
Isa 3:24 Por debajo del bálsamo habrá hedor, por debajo de la faja, soga, por debajo de la peluca, rapadura, y por debajo del traje, refajo de arpillera. y por debajo de la hermosura, vergüenza.
Isa 3:25 Tus gentes a espada caerán, y tus campeones en guerra.
Isa 3:26 Y darán ayes y se dolerán a las puertas, y tú, asolada, te sentarás por tierra.

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Capítulo 4

4:1

Y ECHARÁN mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente sea llamado tu nombre sobre nosotras, quita nuestro oprobio.

4:2

En aquel tiempo el renuevo de el Altísimo será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, á los librados de Israel.

4:3

Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalem, será llamado santo; todos los que en Jerusalem están escritos entre los vivientes;

4:4

Cuando el Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare las sangres de Jerusalem de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento.

4:5

Y criará el Altísimo sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura.

4:6

Y habrá sombrajo para sombra contra el calor del día, para acogida y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.

 

Isa 4:1 Asirán siete mujeres a un hombre en aquel día diciendo: «Nuestro pan comeremos, y con nuestras túnicas nos vestiremos. Tan sólo déjanos llevar tu nombre: quita nuestro oprobio.»
Isa 4:2 Aquel día el germen de Yahveh será magnífico y glorioso, y el fruto de la tierra será la prez y ornato de los bien librados de Israel.
Isa 4:3 A los restantes de Sión y a los que quedaren de Jerusalén, se les llamará santos: serán todos los apuntados como vivos en Jerusalén.
Isa 4:4 Cuando haya lavado el Señor la inmundicia de las hijas de Sión, y las manchas de sangre de Jerusalén haya limpiado del interior de ella con viento justiciero y viento abrasador,
Isa 4:5 creará Yahveh sobre todo lugar del monte de Sión y sobre toda su reunión, nube y humo de día, y resplandor de fuego llameante de noche. Y por encima la gloria de Yahveh será toldo
Isa 4:6 y tienda para sombra contra el calor diurno, y para abrigo y reparo contra el aguacero y la lluvia.

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Capítulo 5

5:1

AHORA cantaré por mi amado el cantar de mi amado á su viña. Tenía mi amado una viña en un recuesto, lugar fértil.

5:2

Habíala cercado, y despedregádola, y plantádola de vides escogidas: había edificado en medio de ella una torre, y también asentado un lagar en ella: y esperaba que llevase uvas, y llevó uvas silvestres.

5:3

Ahora pues, vecinos de Jerusalem y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.

5:4

¿Qué más se había de hacer á mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que llevase uvas, ha llevado uvas silvestres?

5:5

Os mostraré pues ahora lo que haré yo á mi viña: Quitaréle su vallado, y será para ser consumida; aportillaré su cerca, y será para ser hollada;

5:6

Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas: y aun á las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

5:7

Ciertamente la viña de el Altísimo de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

5:8

¡Ay de los que juntan casa con casa, y allegan heredad á heredad hasta acabar el término! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?

5:9

Ha llegado á mis oídos de parte de el Altísimo de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.

5:10

Y diez huebras de viña producirán un zaque, y treinta modios de simiente darán tres modios.

5:11

¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!

5:12

Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y vino; y no miran la obra de el Altísimo, ni consideran la obra de sus manos.

5:13

Por tanto mi pueblo fué llevado cautivo, porque no tuvo ciencia: y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.

5:14

Por eso ensanchó su interior el sepulcro, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se holgaba.

5:15

Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y bajados serán los ojos de los altivos.

5:16

Mas el Altísimo de los ejércitos será ensalzado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.

5:17

Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños comerán las gruesas desamparadas.

5:18

¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta,

5:19

Los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos: acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

5:20

¡Ay de los que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

5:21

¡Ay de los sabios en sus ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!

5:22

¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;

5:23

Los que dan por justo al impío por cohechos, y al justo quitan su justicia!

5:24

Por tanto, como la lengua del fuego consume las aristas, y la llama devora la paja, así será su raíz como pudrimiento, y su flor se desvanecerá como polvo: porque desecharon la ley de el Altísimo de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

5:25

Por esta causa se encendió el furor de el Altísimo contra su pueblo, y extendió contra él su mano, é hirióle; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, antes está su mano todavía extendida.

5:26

Y alzará pendón á gentes de lejos, y silbará al que está en el cabo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente.

5:27

No habrá entre ellos cansado, ni que vacile; ninguno se dormirá ni le tomará sueño; á ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus zapatos.

5:28

Sus saetas amoladas, y todos sus arcos entesados; las uñas de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino.

5:29

Su bramido como de león; rugirá á manera de leoncillos, rechinará los dientes, y arrebatará la presa; la apañara, y nadie se la quitará.

5:30

Y bramará sobre él en aquel día como bramido de la mar: entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

 

Isa 5:1 Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor por su viña. Una viña tenía mi amigo en un fértil otero.
Isa 5:2 La cavó y despedregó, y la plantó de cepa exquisita. Edificó una torre en medio de ella, y además excavó en ella un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agraces.
Isa 5:3 Ahora, pues, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, venid a juzgar entre mi viña y yo:
Isa 5:4 ¿Qué más se puede hacer ya a mi viña, que no se lo haya hecho yo? Yo esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado agraces?
Isa 5:5 Ahora, pues, voy a haceros saber, lo que hago yo a mi viña: quitar su seto, y será quemada; desportillar su cerca, y será pisoteada.
Isa 5:6 Haré de ella un erial que ni se pode ni se escarde. crecerá la zarza y el espino, y a las nubes prohibiré llover sobre ella.
Isa 5:7 Pues bien, viña de Yahveh Sebaot es la Casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantío exquisito. Esperaba de ellos justicia, y hay iniquidad; honradez, y hay alaridos.
Isa 5:8 ¡Ay, los que juntáis casa con casa, y campo a campo anexionáis, hasta ocupar todo el sitio y quedaros solos en medio del país!
Isa 5:9 Así ha jurado a mis oídos Yahveh Sebaot: «¡Han de quedar desiertas muchas casas; grandes y hermosas, pero sin moradores!
Isa 5:10 Porque diez yugadas de viña darán sólo una medida, y una carga de simiente producirá una medida.»
Isa 5:11 ¡Ay, los que despertando por la mañana andan tras el licor; los que trasnochan, encandilados por el vino!
Isa 5:12 Sólo hay arpas y cítaras, pandero y flauta en sus libaciones, y no contemplan la obra de Yahveh, no ven la acción de sus manos.
Isa 5:13 Por eso fue deportado mi pueblo sin sentirlo, sus notables estaban muertos de hambre, y su plebe se resecaba de sed.
Isa 5:14 Por eso ensanchó el seol su seno dilató su boca sin medida, y a él baja su nobleza y su plebe y su turba gozosa.
Isa 5:15 Se humilla el hombre, se abaja el varón, los ojos de los altivos son abajados;
Isa 5:16 es ensalzado Yahveh Sebaot en juicio, el Dios Santo muestra su santidad por su justicia.
Isa 5:17 Pacerán los corderos como en su pastizal, y entre las ruinas gordos cabritos ramonearán.
Isa 5:18 ¡Ay, los que arrastran la culpa con coyundas de engaños y el pecado como con bridas de novilla!
Isa 5:19 Los que dicen: «¡Listo, apresure su acción, de modo que la veamos. Acérquese y venga el plan del Santo de Israel, y que lo sepamos!»
Isa 5:20 ¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!
Isa 5:21 ¡Ay, los sabios a sus propios ojos, y para sí mismos discretos!
Isa 5:22 ¡Ay, los campeones en beber vino, los valientes para escanciar licor,
Isa 5:23 los que absuelven al malo por soborno y quitan al justo su derecho.
Isa 5:24 Tal devora las espigas una lengua de fuego y el heno en llamas se derrumba: la raíz de ellos será como podre, y su flor subirá como tamo. Pues recusaron la enseñanza de Yahveh Sebaot y despreciaron el dicho del Santo de Israel.
Isa 5:25 Por eso se ha encendido la ira de Yahveh contra su pueblo, extendió su mano sobre él y le golpeó. Y mató a los príncipes: sus cadáveres yacían como basura en medio de las calles. Con todo eso, no se ha calmado su ira, y aún sigue extendida su mano.
Isa 5:26 Iza bandera a un pueblo desde lejos y le silba desde los confines de la tierra: vedlo aquí, rápido, viene ligero.
Isa 5:27 No hay en él quien se canse y tropiece, quien se duerma y se amodorre; nadie se suelta el cinturón de los lomos, ni se rompe la correa de su calzado.
Isa 5:28 Sus saetas son agudas y todos sus arcos están tensos. Los cascos de sus caballos semejan pedernal y sus ruedas, torbellino.
Isa 5:29 Tiene un rugido como de leona, ruge como los cachorros, brama y agarra la presa, la arrebata, y no hay quien la libre.
Isa 5:30 Bramará contra él aquel día como el bramido del mar, y oteará la tierra, y habrá densa oscuridad, pues la luz se habrá oscurecido en la espesa tiniebla.

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Capítulo 6

6:1

EN el año que murió el rey Uzzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo.

6:2

Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

6:3

Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, el Altísimo de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria.

6:4

Y los quiciales de las puestas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchió de humo.

6:5

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el Altísimo de los ejércitos.

6:6

Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas:

6:7

Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

6:8

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién nos irá? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame á mí.

6:9

Y dijo: Anda, y di á este pueblo: Oid bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

6:10

Engruesa el corazón de aqueste pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; porque no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

6:11

Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas, y sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;

6:12

Hasta que el Altísimo hubiere echado lejos los hombres, y multiplicare en medio de la tierra la desamparada.

6:13

Pues aun quedará en ella una décima parte, y volverá, bien que habrá sido asolada: como el olmo y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco, así será el tronco de ella la simiente santa.

 

Isa 6:1 El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en un trono excelso y elevado, y sus haldas llenaban el templo.
Isa 6:2 Unos serafines se mantenían erguidos por encima de él; cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la faz, con otro par se cubrían los pies, y con el otro par aleteaban,
Isa 6:3 Y se gritaban el uno al otro: «Santo, santo, santo, Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria.».
Isa 6:4 Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que clamaban, y la Casa se llenó de humo.
Isa 6:5 Y dije: «¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!»
Isa 6:6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar,
Isa 6:7 y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.»
Isa 6:8 Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame.»
Isa 6:9 Dijo: «Ve y di a ese pueblo: "Escuchad bien, pero no entendáis, ved bien, pero no comprendáis."
Isa 6:10 Engorda el corazón de ese pueblo hazle duro de oídos, y pégale los ojos, no sea que vea con sus ojos. y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y se le cure.»
Isa 6:11 Yo dije: «¿Hasta dónde, Señor?» Dijo: «Hasta que se vacíen las ciudades y queden sin habitantes, las casas sin hombres, la campiña desolada,
Isa 6:12 y haya alejado Yahveh a las gentes, y cunda el abandono dentro del país.
Isa 6:13 Aun el décimo que quede en él volverá a ser devastado como la encina o el roble, en cuya tala queda un tocón: semilla santa será su tocón.»

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Capítulo 7

7:1

ACONTECIÓ en los días de Achâz hijo de Jotham, hijo de Uzzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria, y Peca hijo de Remalías, rey de Israel, subieron á Jerusalem para combatirla; mas no la pudieron tomar.

7:2

Y vino la nueva á la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Ephraim. Y estremeciósele el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte á causa del viento.

7:3

Entonces dijo el Altísimo á Isaías: Sal ahora al encuentro de Achâz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al cabo del conducto de la Pesquera de arriba, en el camino de la heredad del Lavador,

7:4

Y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se enternezca tu corazón á causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el furor de la ira de Rezín y del Siro, y del hijo de Remalías.

7:5

Por haber acordado maligno consejo contra ti el Siro, con Ephraim y con el hijo de Remalías, diciendo:

7:6

Vamos contra Judá, y la despertaremos, y la partiremos entre nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel:

7:7

El Señor el Altísimo dice así: No subsistirá, ni será.

7:8

Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín: y dentro de sesenta y cinco años Ephraim será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.

7:9

Entretanto la cabeza de Ephraim es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis.

7:10

Y habló más el Altísimo á Achâz, diciendo:

7:11

Pide para ti señal de el Altísimo tu Dios, demandándola en lo profundo, ó arriba en lo alto.

7:12

Y respondió Achâz: No pediré, y no tentaré á el Altísimo.

7:13

Dijo entonces Isaías: Oid ahora casa de David. ¿Os es poco el ser molestos á los hombres, sino que también lo seáis á mi Dios?

7:14

Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel.

7:15

Comerá manteca y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

7:16

Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú aborreces será dejada de sus dos reyes.

7:17

el Altísimo hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Ephraim se apartó de Judá, es á saber, al rey de Asiria.

7:18

Y acontecerá que aquel día silbará el Altísimo á la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y á la abeja que está en la tierra de Asiria.

7:19

Y vendrán, y se asentarán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas.

7:20

En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan de la otra parte del río, á saber, con el rey de Asiria, cabeza y pelos de los pies; y aun la barba también quitará.

7:21

Y acontecerá en aquel tiempo, que críe un hombre una vaca y dos ovejas;

7:22

Y será que á causa de la abundancia de leche que darán, comerá manteca: cierto manteca y miel comerá el que quedare en medio de la tierra.

7:23

Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para los espinos y cardos.

7:24

Con saetas y arco irán allá; porque toda la tierra será espinos y cardos.

7:25

Y á todos los montes que se cavaban con azada, no llegará allá el temor de los espinos y de los cardos: mas serán para pasto de bueyes, y para ser hollados de los ganados.

 

Isa 7:1 En tiempo de Ajaz, hijo de Jotam, hijo de Ozías, rey de Judá, subió Rasón, rey de Aram, con Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, a Jerusalén para atacarla, más no pudieron hacerlo.
Isa 7:2 La casa de David había recibido este aviso: «Aram se ha unido con Efraím», y se estremeció el corazón del rey y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del bosque por el viento.
Isa 7:3 Entonces Yahveh dijo a Isaías: «Ea, sal con tu hijo Sear Yasub al final del caño de la alberca superior, por la calzada del campo del Batanero, al encuentro de Ajaz,
Isa 7:4 y dile: «¡Alerta, pero ten calma! No temas, ni desmaye tu corazón por ese par de cabos de tizones humeantes,
Isa 7:5 ya que Aram, Efraím y el hijo de Remalías han maquinado tu ruina diciendo:
Isa 7:6 Subamos contra Judá y desmembrémoslo, abramos brecha en él y pongamos allí por rey al hijo de Tabel."
Isa 7:7 Así ha dicho el Señor Yahveh: No se mantendrá, ni será así;
Isa 7:8 porque la capital de Aram es Damasco, y el cabeza de Damasco, Rasón; Pues bien: dentro de sesenta y cinco años, Efraím dejará de ser pueblo.
Isa 7:9 La capital de Efraím es Samaría, y el cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Si no os afirmáis en mí no seréis firmes.»
Isa 7:10 Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo:
Isa 7:11 «Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto.»
Isa 7:12 Dijo Ajaz: «No la pediré, no tentaré a Yahveh.»
Isa 7:13 Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?
Isa 7:14 Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
Isa 7:15 Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno.
Isa 7:16 Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio cuyos dos reyes te dan miedo.
Isa 7:17 Yahveh atraerá sobre ti y sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales no los hubo desde aquel en que se apartó Efraím de Judá (el rey de Asur).
Isa 7:18 Aquel día silbará Yahveh al enjambre que hay en los confines de los ríos de Egipto, y a las abejas que hay en tierra de Asur;
Isa 7:19 vendrán y se posarán todas ellas en las quebradas, en los resquicios de las peñas, en todas las corrientes y en todos los arroyos.
Isa 7:20 Aquel día rapará el Señor con navaja alquilada allende el Río, con el rey de Asur, la cabeza y el vello de las piernas y también la barba afeitará,
Isa 7:21 Aquel día criará cada uno una novilla y un par de ovejas.
Isa 7:22 Y así de tanto dar leche, comerá cuajada, porque «cuajada y miel comerá todo el que quedare dentro del país».
Isa 7:23 Aquel día, cualquier lugar donde antes hubo mil cepas por valor de mil piezas de plata, será de la zarza y el abrojo.
Isa 7:24 Con flechas y arco se entrará allí, pues zarza y abrojo será toda la tierra,
Isa 7:25 y en ninguno de los montes que se desbrozan con la azada se podrá entrar por temor de las zarzas y abrojos; será dehesa de bueyes y pastizal de ovejas.»

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Capítulo 8

8:1

Y DÍJOME el Altísimo: Tómate un gran volumen, y escribe en él en estilo de hombre tocante á Maher-salal-hash-baz.

8:2

Y junté conmigo por testigos fieles á Urías sacerdote, y á Zacarías hijo de Jeberechîas.

8:3

Y juntéme con la profetisa, la cual concibió, y parió un hijo. Y díjome el Altísimo: Ponle por nombre Maher-salal-hash-baz.

8:4

Porque antes que el niño sepa decir, Padre mío, y Madre mía, será quitada la fuerza de Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.

8:5

Otra vez tornó el Altísimo á hablarme, diciendo:

8:6

Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y holgóse con Rezín y con el hijo de Remalías,

8:7

He aquí por tanto que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, á saber, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas:

8:8

Y pasando hasta Judá, inundará, y sobrepujará, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.

8:9

Juntaos, pueblos, y seréis quebrantados; oid todos los que sois de lejanas tierras: poneos á punto, y seréis quebrantados; apercibíos, y seréis quebrantados.

8:10

Tomad consejo, y será deshecho; proferid palabra, y no será firme: porque Dios con nosotros.

8:11

Porque el Altísimo me dijo de esta manera con mano fuerte, y enseñóme que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo:

8:12

No digáis, Conjuración, á todas las cosas á que este pueblo dice, Conjuración, ni temáis lo que temen, ni tengáis miedo.

8:13

A el Altísimo de los ejércitos, á él santificad: sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.

8:14

Entonces él será por santuario; mas á las dos casas de Israel por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalem.

8:15

Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados: enredaránse, y serán presos.

8:16

Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.

8:17

Esperaré pues á el Altísimo, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y á él aguardaré.

8:18

He aquí, yo y los hijos que me dió el Altísimo, por señales y prodigios en Israel, de parte de el Altísimo de los ejércitos que mora en el monte de Sión.

8:19

Y si os dijeren: Preguntad á los pythones y á los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo á su Dios? ¿Apelará por los vivos á los muertos?

8:20

¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido.

8:21

Y pasarán por él fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán á su rey y á su Dios, levantando el rostro en alto.

8:22

Y mirarán á la tierra, y he aquí tribulación y tiniebla, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas.

 

Isa 8:1 Yahveh me dijo: «Toma una placa grande, escribe en ella con buril: de Maher Salal Jas Baz,
Isa 8:2 y toma por fieles testigos míos al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Baraquías.»
Isa 8:3 Me acerqué a la profetisa, que concibió y dio a luz un hijo, Yahveh me dijo: «Llámale Maher Salal Jas Baz,
Isa 8:4 pues antes que sepa el niño decir "papá" y "mamá", la riqueza de Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asur.»
Isa 8:5 Volvió Yahveh a hablarme de nuevo:
Isa 8:6 «Porque ha rehusado ese pueblo las aguas de Siloé que van de vagar y se ha desmoralizado ante Rasón y el hijo de Remalías,
Isa 8:7 por lo mismo, he aquí que el Señor hace subir contra ellos las aguas del Río embravecidas y copiosas. Desbordará por todos sus cauces, (el rey de Asur y todo su esplendor) invadirá todas sus riberas.
Isa 8:8 Seguirá por Judá anegando a su paso, hasta llegar al cuello. Y la envergadura de sus alas abarcará la anchura de tu tierra, Emmanuel.
Isa 8:9 Sabedlo, pueblos: seréis destrozados; escuchad, confines todos de la tierra; en guardia: seréis destrozados; en guardia: seréis destrozados.
Isa 8:10 Trazad un plan: fracasará. Decid una palabra: no se cumplirá. Porque con nosotros está Dios.
Isa 8:11 Pues así me ha dicho Yahveh cuando me tomó de la mano y me apartó de seguir por el camino de ese pueblo:
Isa 8:12 No llaméis conspiración a lo que ese pueblo llama conspiración, ni temáis ni tembléis de lo que él teme.
Isa 8:13 A Yahveh Sebaot, a ése tened por santo, sea él vuestro temor y él vuestro temblor.
Isa 8:14 Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para entrambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén.
Isa 8:15 Allí tropezarán muchos, caerán, se estrellarán y serán atrapados y presos.
Isa 8:16 Envuelve el testimonio, sella la enseñanza entre mis discípulos.
Isa 8:17 Aguardaré por Yahveh, el que vela su faz de la casa de Jacob, y esperaré por él.
Isa 8:18 Aquí estamos yo y los hijos que me ha dado Yahveh, por señales y pruebas en Israel, de parte de Yahveh Sebaot, el que reside en el monte Sión.
Isa 8:19 Y cuando os dijeren: «Consultad a los nigromantes y a los adivinos que bisbisean y murmujean; ¿es que no consulta un pueblo a sus dioses, por los vivos a los muertos?»:
Isa 8:20 en pro de la enseñanza y el testimonio ¡Vaya si dirán cosa tal! Lo que no tiene provecho.
Isa 8:21 Pasará por allí lacerado y hambriento, y así que le dé el hambre, se enojará y faltará a su rey y a su Dios. Volverá el rostro a lo alto,
Isa 8:22 la tierra oteará, y sólo habrá cerrazón y negrura, lobreguez prieta y tiniebla espesa.
Isa 8:23 Pues, ¿no hay lobreguez para quien tiene apretura? Como el tiempo primero ultrajó a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, así el postrero honró el camino del mar, allende el Jordán, el distrito de los Gentiles.

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Capítulo 9

9:1

AUNQUE no será esta oscuridad tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez á la tierra de Zabulón, y á la tierra de Nephtalí; y después cuando agravaron por la vía de la mar, de esa parte del Jordán, en Galilea de las gentes.

9:2

El pueblo que andaba en tinieblas vió gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.

9:3

Aumentando la gente, no aumentaste la alegría. Alegraránse delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.

9:4

Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su exactor, como en el día de Madián.

9:5

Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y pábulo del fuego.

9:6

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

9:7

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de el Altísimo de los ejércitos hará esto.

9:8

El Señor envió palabra á Jacob, y cayó en Israel.

9:9

Y la sabrá el pueblo, todo él, Ephraim y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen:

9:10

Los ladrillos cayeron, mas edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, mas cedros pondremos en su lugar.

9:11

Empero el Altísimo ensalzará los enemigos de Rezín contra él, y juntará sus enemigos;

9:12

De oriente los Siros, y los Filisteos de poniente; y con toda la boca se tragarán á Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.

9:13

Mas el pueblo no se convirtió al que lo hería, ni buscaron á el Altísimo de los ejércitos.

9:14

Y el Altísimo cortará de Israel cabeza y cola, ramo y caña en un mismo día.

9:15

El viejo y venerable de rostro es la cabeza: el profeta que enseña mentira, este es cola.

9:16

Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos.

9:17

Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus mancebos, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia: porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Con todo esto no ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.

9:18

Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinas devorará; y encenderáse en lo espeso de la breña, y serán alzados como humo.

9:19

Por la ira de el Altísimo de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pábulo del fuego: el hombre no tendrá piedad de su hermano.

9:20

Cada uno hurtará á la mano derecha, y tendrá hambre; y comerá á la izquierda, y no se hartará: cada cual comerá la carne de su brazo:

9:21

Manasés á Ephraim, y Ephraim á Manasés, y entrambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, antes todavía extendida su mano.

 

Isa 9:1 El pueblo que andaba a oscuras
Isa 9:2 vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega, como se regocijan repartiendo botín.
Isa 9:3 Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro - la vara de su tirano - has roto, como el día de Madián.
Isa 9:4 Porque toda bota que taconea con ruido, y el manto rebozado en sangre serán para la quema, pasto del fuego.
Isa 9:5 Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».
Isa 9:6 Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.
Isa 9:7 Una palabra ha proferido el Señor en Jacob, y ha caído en Israel.
Isa 9:8 Sabedla, pueblo todo, Efraím y los habitantes de Samaría, los que con arrogancia y engreimiento dicen:
Isa 9:9 «Los ladrillos han caído, pero de sillar edificaremos; los sicómoros fueron talados, pero por cedros los cambiaremos.»
Isa 9:10 Pues bien, Yahveh ha dado ventaja a su adversario, Rasón, y azuzó a sus enemigos:
Isa 9:11 Aram por delante y los filisteos por detrás, devoraron a Israel a boca llena. Con todo eso no se ha calmado su ira, y aún sigue su mano extendida.
Isa 9:12 Pero el pueblo no se volvió hacia el que le castigaba, no buscaron a Yahveh Sebaot.
Isa 9:13 Por eso ha cercenado Yahveh a Israel cabeza y cola, palmera y junco, en un mismo día.
Isa 9:14 El anciano y honorable es la cabeza, y el profeta impostor es la cola.
Isa 9:15 Los directores de este pueblo han resultado desviadores, y sus dirigidos, extraviados.
Isa 9:16 Por eso, de sus jóvenes no se apiadará el Señor, con sus huérfanos y viudas no tendrá misericordia, pues todos son impíos y malvados, y toda boca profiere majadería Con todo eso no se ha calmado su ira, y aún sigue su mano extendida.
Isa 9:17 Porque ha ardido como fuego la maldad, zarza y espino devora, y va a prender en las espesuras del bosque: ya se estiran en columna de humo.
Isa 9:18 Por el arrebato de Yahveh la tierra ha sido quemada, y es el pueblo como pasto de fuego; nadie tiene piedad de su hermano,
Isa 9:19 Corta a diestra y queda con hambre, come a siniestra y no se sacia; cada uno se come la carne de su brazo.
Isa 9:20 Manasés devora a Efraím Efraím a Manasés, y ambos a una van contra Judá. Con todo eso no se ha calmado su ira, y aún sigue su mano extendida.

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Capítulo 10

10:1

¡AY de los que establecen leyes injustas, y determinando prescriben tiranía,

10:2

Por apartar del juicio á los pobres, y por quitar el derecho á los afligidos de mi pueblo; por despojar las viudas, y robar los huérfanos!

10:3

¿Y qué haréis en el día de la visitación? ¿y á quién os acogeréis que os ayude, cuando viniere de lejos el asolamiento? ¿y en dónde dejaréis vuestra gloria?

10:4

Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, antes todavía extendida su mano.

10:5

Oh Assur, vara y bastón de mi furor: en su mano he puesto mi ira.

10:6

Mandaréle contra una gente fementida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y que lo ponga á ser hollado como lodo de las calles.

10:7

Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera; sino que su pensamiento será desarraigar y cortar gentes no pocas.

10:8

Porque él dice: Mis príncipes ¿no son todos reyes?

10:9

¿No es Calno como Carchêmis, Hamath como Arphad, y Samaria como Damasco?

10:10

Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que Jerusalem y Samaria;

10:11

Como hice á Samaria y á sus ídolos, ¿no haré también así á Jerusalem y á sus ídolos?

10:12

Mas acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de Sión, y en Jerusalem, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.

10:13

Porque dijo: Con la fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido prudente: y quité los términos de los pueblos, y saqué sus tesoros, y derribé como valientes los que estaban sentados:

10:14

Y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se cogen los huevos dejados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ó abriese boca y graznase.

10:15

¿Gloriaráse el hacha contra el que con ella corta? ¿se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? como si el bordón se levantase contra los que lo levantan; como si se levantase la vara: ¿no es leño?

10:16

Por tanto el Señor el Altísimo de los ejércitos enviará flaqueza sobre sus gordos; y debajo de su gloria encenderá encendimiento, como ardor de fuego.

10:17

Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinas.

10:18

La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá, desde el alma hasta la carne: y vendrá á ser como abanderado en derrota.

10:19

Y los árboles que quedaren en su bosque, serán en número que un niño los pueda contar.

10:20

Y acontecerá en aquel tiempo, que los que hubieren quedado de Israel, y los que hubieren quedado de la casa de Jacob, nunca más estriben sobre el que los hirió; sino que se apoyarán con verdad en el Altísimo Santo de Israel.

10:21

Las reliquias se convertirán, las reliquias de Jacob, al Dios fuerte.

10:22

Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas de la mar, las reliquias de él se convertirán: la destrucción acordada rebosará justicia.

10:23

Pues el Señor el Altísimo de los ejércitos hará consumación y fenecimiento en medio de la tierra.

10:24

Por tanto el Señor el Altísimo de los ejércitos dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, á la manera de Egipto:

10:25

Mas de aquí á muy poco tiempo, se acabará el furor y mi enojo, para fenecimiento de ellos.

10:26

Y levantará el Altísimo de los ejércitos azote contra él, cual la matanza de Madián en la peña de Oreb: y alzará su vara sobre la mar, según hizo por la vía de Egipto.

10:27

Y acaecerá en aquel tiempo, que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se empodrecerá por causa de la unción.

10:28

Vino hasta Ajad, pasó hasta Migrón; en Michmas contará su ejército:

10:29

Pasaron el vado; alojaron en Geba: Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó.

10:30

Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anathoth.

10:31

Madmena se alborotó: los moradores de Gebim se juntarán.

10:32

Aún vendrá día cuando reposará en Nob: alzará su mano al monte de la hija de Sión, al collado de Jerusalem.

10:33

He aquí el Señor el Altísimo de los ejércitos desgajará el ramo con fortaleza: y los de grande altura serán cortados, y los altos serán humillados.

10:34

Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con fortaleza.

 

Isa 10:1 ¡Ay! los que decretan decretos inicuos, y los escribientes que escriben vejaciones,
Isa 10:2 excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los míseros de mi pueblo, haciendo de las viudas su botín, y despojando a los huérfanos.
Isa 10:3 Pues ¿qué haréis para el día de la cuenta y la devastación que de lontananza viene? ¿a quién acudiréis para pedir socorro? ¿dónde dejaréis vuestra gravedad?
Isa 10:4 Con tal de no arrodillarse entre los prisioneros, entre los muertos caerían. Con todo eso no se ha calmado su ira, y aún sigue su mano extendida.
Isa 10:5 ¡Ay, Asur, bastón de mi ira, vara que mi furor maneja!
Isa 10:6 Contra gente impía voy a guiarlo, contra el pueblo de mi cólera voy a mandarlo, a saquear saqueo y pillar pillaje, y hacer que lo pateen como el lodo de las calles.
Isa 10:7 Pero él no se lo figura así, ni su corazón así lo estima, sino que su intención es arrasar y exterminar gentes no pocas.
Isa 10:8 Pues dice: «¿No son mis jefes todos ellos reyes?
Isa 10:9 ¿No es Kalnó como Karkemis? ¿No es Jamat como Arpad? ¿No es Samaría como Damasco?
Isa 10:10 Como alcanzó mi mano a los reinos de los ídolos - cuyas estatuas eran más que las de Jerusalén y Samaría -
Isa 10:11 como hice con Samaría y sus ídolos, ¿no haré asimismo con Jerusalén y sus simulacros?»
Isa 10:12 Pues bien, cuando hubiere dado remate el Señor a todas sus empresas en el monte Sión y en Jerusalén, pasará revista al fruto del engreimiento del rey de Asur y al orgullo altivo de sus ojos.
Isa 10:13 Porque dijo: «Con el poder de mi mano lo hice, y con mi sabiduría, porque soy inteligente, he borrado las fronteras de los pueblos, sus almacenes he saqueado, y he abatido como un fuerte a sus habitantes.
Isa 10:14 Como un nido ha alcanzado mi mano la riqueza de los pueblos, y como se recogen huevos abandonados, he recogido yo toda la tierra, y no hubo quien aleteara ni abriera el pico ni piara.»
Isa 10:15 ¿Acaso se jacta el hacha frente al que corta con ella? ¿o se tiene por más grande la sierra que el que la blande? ¡como si la vara moviera al que la levanta! ¡como si a quien no es madera el bastón alzara!
Isa 10:16 Por eso enviará Yahveh Sebaot entre sus bien comidos, enflaquecimiento, y, debajo de su opulencia, encenderá un incendio como de fuego.
Isa 10:17 La luz de Israel vendrá a ser fuego, y su Santo, llama; arderá y devorará su espino y su zarza en un solo día,
Isa 10:18 y el esplendor de su bosque y de su vergel en alma y en cuerpo será consumido: será como el languidecer de un enfermo.
Isa 10:19 Lo que quede de los árboles de su bosque será tan poco, que un niño los podrá contar.
Isa 10:20 Aquel día no volverán ya el resto de Israel y los bien librados de la casa de Jacob a apoyarse en el que los hiere, sino que se apoyarán con firmeza en Yahveh.
Isa 10:21 Un resto volverá, el resto de Jacob, al Dios poderoso.
Isa 10:22 Que aunque sea tu pueblo, Israel, como la arena del mar, sólo un resto de él volverá. Exterminio decidido, rebosante de justicia.
Isa 10:23 Porque es un exterminio decidido lo que Yahveh Sebaot realizará en medio de toda la tierra.
Isa 10:24 Por tanto, así dice el Señor Yahveh Sebaot: «No temas, pueblo mío que moras en Sión, a Asur que con la vara te da golpes y su bastón levanta contra ti (en el camino de Egipto).
Isa 10:25 Porque un poquito más y se habrá consumado el furor, y mi ira los consumirá.»
Isa 10:26 Despertará contra él Yahveh Sebaot un azote, como cuando la derrota de Madián en la peña de Horeb, o cuando levantó su bastón contra el mar en el camino de Egipto.
Isa 10:27 Aquel día te quitará su carga de encima del hombro y su yugo de sobre tu cerviz será arrancado. Y el yugo será destruido (...)
Isa 10:28 Vino sobre Ayyat, pasó por Migrón, en Mikmás pasó revista.
Isa 10:29 Han pasado el Vado: «Haremos noche en Gueba.» Temblaba Ramá, Guibeá de Saúl huía.
Isa 10:30 ¡Da gritos de júbilo, Bat Gallim, escucha Laisa! ¡Respóndele, Anatot!
Isa 10:31 Se desbandó Madmená. Los habitantes de Guebim se han puesto a salvo.
Isa 10:32 Hoy mismo en Nob haciendo alto menea su mano contra el Monte de la hija de Sión, la colina de Jerusalén.
Isa 10:33 He aquí que el Señor Yahveh Sebaot sacude el ramaje con estrépito; las guías más altas están partidas y las elevadas van a caer.
Isa 10:34 Golpeará las espesuras del bosque con el hierro, y por los golpes de un Poderoso, caerá.

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Capítulo 11

11:1

Y SALDRÁ una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.

11:2

Y reposará sobre él el espíritu de el Altísimo; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de el Altísimo.

11:3

Y harále entender diligente en el temor de el Altísimo. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos;

11:4

Sino que juzgará con justicia á los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.

11:5

Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones.

11:6

Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará: el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.

11:7

La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.

11:8

Y el niño de teta se entretendrá sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco.

11:9

No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de el Altísimo, como cubren la mar las aguas.

11:10

Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón á los pueblos, será buscada de las gentes; y su holganza será gloria.

11:11

Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que el Altísimo tornará á poner otra vez su mano para poseer las reliquias de su pueblo que fueron dejadas de Assur, y de Egipto, y de Parthia, y de Etiopía, y de Persia, y de Caldea, y de Amath, y de las Islas de la mar.

11:12

Y levantará pendón á las gentes, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro cantones de la tierra.

11:13

Y se disipará la envidia de Ephraim, y los enemigos de Judá serán talados. Ephraim no tendrá envidia contra Judá, ni Judá afligirá á Ephraim;

11:14

Mas volarán sobre los hombros de los Filisteos al occidente, meterán también á saco á los de oriente: Edom y Moab les servirán, y los hijos de Ammón les darán obediencia.

11:15

Y secará el Altísimo la lengua de la mar de Egipto; y levantará su mano con fortaleza de su espíritu sobre el río, y herirálo en sus siete brazos, y hará que pasen por él con zapatos.

11:16

Y habrá camino para las reliquias de su pueblo, las que quedaron de Assur, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.

Isa 11:1 Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.
Isa 11:2 Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh.
Isa 11:3 Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas.
Isa 11:4 Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado.
Isa 11:5 Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.
Isa 11:6 Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá.
Isa 11:7 La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja.
Isa 11:8 Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano.
Isa 11:9 Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.
Isa 11:10 Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.
Isa 11:11 Aquel día volverá el Señor a mostrar su mano para recobrar el resto de su pueblo que haya quedado de Asur y de Egipto, de Patrós, de Kus, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del mar.
Isa 11:12 Izará bandera a los gentiles, reunirá a los dispersos de Israel, y a los desperdigados de Judá agrupará de los cuatro puntos cardinales.
Isa 11:13 Cesará la envidia de Efraím, y los opresores de Judá serán exterminados. Efraím no envidiará a Judá y Judá no oprimirá a Efraím.
Isa 11:14 Ellos se lanzarán sobre la espalda de Filistea Marítima, a una saquearán a los hijos de Oriente. Edom y Moab bajo el dominio de su mano, y los ammonitas bajo su obediencia.
Isa 11:15 Secará Yahveh el golfo del mar de Egipto y agitará su mano contra el Río. Con la violencia de su soplo lo partirá en siete arroyos, y hará posible pasarlo en sandalias;
Isa 11:16 habrá un camino real para el resto de su pueblo que haya sobrevivido de Asur, como lo hubo para Israel, cuando subió del país de Egipto.

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Capítulo 12

12:1

Y DIRÁS en aquel día: Cantaré á ti, oh el Altísimo: pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado.

12:2

He aquí Dios es salud mía; aseguraréme, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH el Altísimo, el cual ha sido salud para mí.

12:3

Sacaréis aguas con gozo de la fuentes de la salud.

12:4

Y diréis en aquel día: Cantad á el Altísimo, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.

12:5

Cantad salmos á el Altísimo; porque ha hecho cosas magníficas: sea sabido esto por toda la tierra.

12:6

Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.

Isa 12:1 Y dirás aquel día: «Yo te alabo, Yahveh, pues aunque te airaste contra mí, se ha calmado tu ira y me has compadecido.
Isa 12:2 He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación,»
Isa 12:3 Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación.»
Isa 12:4 y diréis aquel día: «Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre.
Isa 12:5 Cantad a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.
Isa 12:6 Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

Isa 12:1 Y dirás aquel día: «Yo te alabo, Yahveh, pues aunque te airaste contra mí, se ha calmado tu ira y me has compadecido.
Isa 12:2 He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación,»
Isa 12:3 Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación.»
Isa 12:4 y diréis aquel día: «Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre.
Isa 12:5 Cantad a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.
Isa 12:6 Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

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Capítulo 13

13:1

CARGA de Babilonia, que vió Isaías, hijo de Amoz.

13:2

Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz á ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes.

13:3

Yo mandé á mis santificados, asimismo llamé á mis valientes para mi ira, á los que se alegran con mi gloria.

13:4

Murmullo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; murmullo de ruido de reinos, de gentes reunidas: el Altísimo de los ejércitos ordena las tropas de la batalla.

13:5

Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, el Altísimo y los instrumentos de su furor, para destruir toda la tierra.

13:6

Aullad, porque cerca está el día de el Altísimo; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.

13:7

Por tanto, se enervarán todas la manos, y desleiráse todo corazón de hombre:

13:8

Y se llenarán de terror; angustias y dolores los comprenderán; tendrán dolores como mujer de parto; pasmaráse cada cual al mirar á su compañero; sus rostros, rostros de llamas.

13:9

He aquí el día de el Altísimo viene, crudo, y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores.

13:10

Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre; y el sol se oscurecerá en naciendo, y la luna no echará su resplandor.

13:11

Y visitaré la maldad sobre el mundo, y sobre los impíos su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

13:12

Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ophir al hombre.

13:13

Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de el Altísimo de los ejércitos, y en el día de la ira de su furor.

13:14

Y será que como corza amontada, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá á su tierra.

13:15

Cualquiera que fuere hallado, será alanceado; y cualquiera que á ellos se juntare, caerá á cuchillo.

13:16

Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y forzadas sus mujeres.

13:17

He aquí que yo despierto contra ellos á los Medos, que no curarán de la plata, ni codiciarán oro.

13:18

Y con arcos tirarán á los niños, y no tendrán misericordia de fruto de vientre, ni su ojo perdonará á hijos.

13:19

Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los Caldeos, será como Sodoma y Gomorra, á las que trastornó Dios.

13:20

Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni hincará allí tienda el Arabe, ni pastores tendrán allí majada:

13:21

Sino que dormirán allí bestias fieras, y sus casas se llenarán de hurones, allí habitarán hijas del buho, y allí saltarán peludos.

13:22

Y en sus palacios gritarán gatos cervales, y chacales en sus casas de deleite: y abocado está á venir su tiempo, y sus días no se alargarán.

Isa 13:1 Oráculo contra Babilonia, que contempló Isaías, hijo de Amós.
Isa 13:2 Sobre el monte pelado izad la bandera, levantad la voz a ellos, agitad la mano y que entren por las puertas de los nobles.
Isa 13:3 Yo he mandado a mis consagrados y también he llamado a mis valientes, para ejecutar mi ira a mis gallardos.
Isa 13:4 ¡Ruido estruendoso en los montes, como de mucha gente! ¡Ruido estrepitoso de reinos, naciones reunidas! Yahveh Sebaot pasa revista a su tropa de combate.
Isa 13:5 Vienen de tierra lejana, del cabo de los cielos, Yahveh y los instrumentos de su enojo para arrasar toda la tierra.
Isa 13:6 Ululad, que cercano está el Día de Yahveh, como la destrucción de Sadday viene.
Isa 13:7 Por eso todos los brazos decaen y todo corazón humano se derrite.
Isa 13:8 Se empavorecen, angustias y apuros les sobrecogen, cual parturienta se duelen. Cada cual se asusta de su prójimo. Son los suyos rostros llameantes.
Isa 13:9 He aquí que el Día de Yahveh viene implacable, el arrebato, el ardor de su ira, a convertir la tierra en yermo y exterminar de ella a los pecadores.
Isa 13:10 Cuando las estrellas del cielo y la constelación de Orión no alumbren ya, esté oscurecido el sol en su salida y no brille la luz de la luna,
Isa 13:11 pasaré revista al orbe por su malicia y a los malvados por su culpa. Haré cesar la arrogancia de los insolentes, y la soberbia de los desmandados humillaré.
Isa 13:12 Haré que el hombre sea más escaso que el oro fino, y la humanidad más que metal de Ofir.
Isa 13:13 Por eso haré temblar los cielos, y se removerá la tierra de su sitio, en el arrebato de Yahveh Sebaot, en el día de su ira hirviente.
Isa 13:14 Será como gacela acosada, como ovejas cuando no hay quien las reúna: cada uno enfilará hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.
Isa 13:15 Todo el que fuere descubierto será traspasado, y todo el que fuere apresado caerá por la espada.
Isa 13:16 Sus párvulos serán estrellados ante sus ojos, serán saqueadas sus casas, y sus mujeres violadas.
Isa 13:17 He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no estiman la plata, ni desean el oro.
Isa 13:18 Machacarán a todos sus muchachos, estrellarán a todas sus muchachas, del fruto del vientre no se apiadarán ni de las criaturas tendrán lástima sus ojos.
Isa 13:19 Babilonia, la flor de los reinos, prez y orgullo de Caldea, será semejante a Sodoma y Gomorra, destruidas por Dios.
Isa 13:20 No será habitada jamás ni poblada en generaciones y generaciones, ni pondrá tienda allí el árabe, ni pastores apacentarán allí.
Isa 13:21 Allí tendrán aprisco bestias del desierto y se llenarán sus casas de mochuelos. Allí morarán las avestruces y los sátiros brincarán allí.
Isa 13:22 Se responderán las hienas en sus alcázares y los chacales en sus palacios de recreo. Su hora está para llegar y sus días no tendrán prórroga.

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Capítulo 14

14:1

PORQUE el Altísimo tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá á Israel, y les hará reposar en su tierra: y á ellos se unirán extranjeros, y allegaránse á la familia de Jacob.

14:2

Y los tomarán los pueblos, y traeránlos á su lugar: y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de el Altísimo: y cautivarán á los que los cautivaron, y señorearán á los que los oprimieron.

14:3

Y será en el día que el Altísimo te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir,

14:4

Que levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el exactor, cómo cesó la ciudad codiciosa del oro!

14:5

Quebrantó el Altísimo el bastón de los impíos, el cetro de los señores;

14:6

Al que con ira hería los pueblos de llaga permanente, el cual se enseñoreaba de las gentes con furor, y las perseguía con crueldad.

14:7

Descansó, sosegó toda la tierra: cantaron alabanza.

14:8

Aun las hayas se holgaron de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros.

14:9

El infierno abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida saliesen á recibirte, hizo levantar de sus sillas á todos los príncipes de la tierra, á todos los reyes de las naciones.

14:10

Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros fuiste?

14:11

Descendió al sepulcro tu soberbia, y el sonido de tus vihuelas: gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.

14:12

¡Cómo caiste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las gentes.

14:13

Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto á las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, á los lados del aquilón;

14:14

Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.

14:15

Mas tú derribado eres en el sepulcro, á los lados de la huesa.

14:16

Inclinarse han hacia ti los que te vieren, te considerarán diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;

14:17

Que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades; que á sus presos nunca abrió la cárcel?

14:18

Todos los reyes de las gentes, todos ellos yacen con honra cada uno en su casa.

14:19

Mas tú echado eres de tu sepulcro como tronco abominable, como vestido de muertos pasados á cuchillo, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.

14:20

No serás contado con ellos en la sepultura: porque tú destruiste tu tierra, mataste tu pueblo. No será nombrada para siempre la simiente de los malignos.

14:21

Aparejad sus hijos para el matadero por la maldad de sus padres: no se levanten, ni posean la tierra, é hinchan la haz del mundo de ciudades.

14:22

Porque yo me levantaré sobre ellos, dice el Altísimo de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y las reliquias, hijo y nieto, dice el Altísimo.

14:23

Y convertiréla en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice el Altísimo de los ejércitos.

14:24

el Altísimo de los ejércitos juró, diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado:

14:25

Que quebrantaré al Asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro.

14:26

Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre todas las gentes.

14:27

Porque el Altísimo de los ejércitos ha determinado: ¿y quién invalidará? Y su mano extendida, ¿quién la hará tornar?

14:28

En el año que murió el rey Achâz fué esta carga:

14:29

No te alegres tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá basilisco, y su fruto, ceraste volador.

14:30

Y los primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán seguramente: mas yo haré morir de hambre tu raíz, y mataré tus reliquias.

14:31

Aulla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea: porque humo vendrá de aquilón, no quedará uno solo en sus asambleas.

14:32

¿Y qué se responderá á los mensajeros de la gentilidad? Que el Altísimo fundó á Sión, y que á ella se acogerán los afligidos de su pueblo.

Isa 14:1 Cuando se compadezca Yahveh de Jacob y prefiera todavía a Israel, los afincará en el solar de ellos, y se les juntarán forasteros, que serán incorporados a la casa de Jacob.
Isa 14:2 Tomarán a otros pueblos y, llevándoselos a su lugar, se los apropiará la casa de Israel sobre el solar de Yahveh como esclavos y esclavas. Harán cautivos a sus cautivadores, y dominarán sobre sus tiranos.
Isa 14:3 Entonces, cuando te haya calmado Yahveh de tu disgusto y tu desazón y de la dura servidumbre a que fuiste sometido,
Isa 14:4 dirigirás esta sátira al rey de Babilonia. Dirás: ¡Cómo ha acabado el tirano, cómo ha cesado su arrogancia!
Isa 14:5 Ha quebrado Yahveh la vara de los malvados, el bastón de los déspotas,
Isa 14:6 que golpeaba a los pueblos con saña golpes sin parar, que dominaba con ira a las naciones acosándolas sin tregua.
Isa 14:7 Está tranquila y quieta la tierra toda, prorrumpe en aclamaciones.
Isa 14:8 Hasta los cipreses se alegran por ti, los cedros del Líbano: «Desde que tú has caído en paz, no sube el talador a nosotros.»
Isa 14:9 El seol, allá abajo, se estremeció por ti saliéndote al encuentro; por ti despierta a las sombras, a todos los jerifaltes de la tierra; hace levantarse de sus tronos a los reyes de todas las naciones.
Isa 14:10 Todos ellos responden y te dicen: «¡También tú te has vuelto débil como nosotros, y a nosotros eres semejante!
Isa 14:11 Ha sido precipitada al seol tu arrogancia al son de tus cítaras. Tienes bajo ti una cama de gusanos, tus mantas son gusanera.
Isa 14:12 ¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones!
Isa 14:13 Tú que habías dicho en tu corazón: «Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte.
Isa 14:14 Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo.
Isa 14:15 ¡Ya!: al seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo.»
Isa 14:16 Los que te ven, en ti se fijan; te miran con atención: «¿Ese es aquél, el que hacía estremecer la tierra, el que hacía temblar los reinos,
Isa 14:17 el que puso el orbe como un desierto, y asoló sus ciudades, el que a sus prisioneros no abría la cárcel?»
Isa 14:18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honor, cada uno en su morada.
Isa 14:19 Pero tú has sido arrojado fuera de tu sepulcro, como un brote abominable, recubierto de muertos acuchillados, arrojados sobre las piedras de la fosa, como cadáver pisoteado.
Isa 14:20 No tendrás con ellos sepultura, porque tu tierra has destruido, a tu pueblo has asesinado. No se nombrará jamás la descendencia de los malhechores.
Isa 14:21 Preparad a sus hijos degollina por la culpa de sus padres: no sea que se levanten y se apoderen de la tierra, y llenen de ciudades la haz del orbe.
Isa 14:22 Yo me alzaré contra ellos - oráculo de Yahveh Sebaot - y suprimiré en Babilonia el nombre y resto, hijos y nietos - oráculo de Yahveh.
Isa 14:23 La convertiré en patrimonio de erizos y tierra pantanosa, la barreré con escoba exterminadora - oráculo de Yahveh Sebaot.
Isa 14:24 Ha jurado Yahveh Sebaot diciendo: «Tal como lo había ideado, así fue. Y como lo planeé, así se cumplirá:
Isa 14:25 Quebrantaré a Asur en mi tierra, sobre mis montes le pisotearé. Se apartará su yugo de sobre ellos, su fardo de sobre sus hombros se apartará.»
Isa 14:26 Este es el plan tocante a toda la tierra, y ésta la mano extendida sobre las naciones.
Isa 14:27 Si Yahveh Sebaot toma una decisión, ¿quién la frustrará? Si él extiende su mano, ¿quién se la hará retirar?
Isa 14:28 El año en que murió el rey Ajaz hubo esta oráculo:
Isa 14:29 No te alegres, Filistea toda, porque se haya quebrado la vara del que te hería; pues de raíz de culebra saldrá víbora, y su fruto será dragón volador.
Isa 14:30 Los débiles pacerán en mis pastos y los pobres en seguro se acostarán, mientras que haré morir de hambre tu posteridad, y mataré lo que de ti reste
Isa 14:31 ¡Ulula, puerta! ¡grita, ciudad! ¡derrítete, Filistea toda, que del norte una humareda viene, y nadie deserta en sus columnas!
Isa 14:32 ¿Y qué se responderá a los mensajeros de esa gente?: «Que Yahveh fundó a Sión, y en ella se refugiarán los pobres de su pueblo.»

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Capítulo 15

15:1

CARGA de Moab.

15:2

Subió á Bayith y á Dibón, lugares altos, á llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab: toda cabeza de ella será raída, y toda barba se mesará.

15:3

Ceñiránse de sacos en sus plazas: en sus terrados y en sus calles aullarán todos, descendiendo en llanto.

15:4

Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahas se oirá su voz: por lo que aullarán los armados de Moab, lamentaráse el alma de cada uno de por sí.

15:5

Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhith subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.

15:6

Las aguas de Nimrim serán consumidas, y secaráse la hierba, marchitaránse los retoños, todo verdor perecerá.

15:7

Por tanto las riquezas que habrán adquirido, y las que habrán reservado, llevaránlas al torrente de los sauces.

15:8

Porque el llanto rodeó los términos de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su clamor.

15:9

Y las aguas de Dimón se henchirán de sangre: porque yo pondré sobre Dimón añadiduras, leones á los que escaparen de Moab, y á las reliquias de la tierra.

Isa 15:1 Oráculo sobre Moab. Porque de noche ha sido saqueada, Ar Moab ha perecido Porque de noche ha sido saqueada, Quir Moab ha perecido.
Isa 15:2 Subía la hija de Dibbón a los oteros llorando: sobre el Nebo y sobre Medba Moab ulula. En todas sus cabezas, calvicie; toda barba, raída.
Isa 15:3 En sus calles se han ceñido sayal, sobre sus azoteas y en sus plazas todo el mundo ulula, baja llorando.
Isa 15:4 Gritaban Jesbón y Elalé, hasta Yahas se oía su voz. Por eso los guerreros de Moab tiemblan, su alma le tiembla dentro.
Isa 15:5 Su corazón por Moab clama, sus fugitivos van hasta Soar (Eglat Selisiyyá). ¡La cuesta de Lujit la suben llorando, y por el camino de Joronáyim dan gritos desgarrados!
Isa 15:6 ¡Las aguas de Nimrim son un sequedal, y se ha secado la hierba, se agostó el césped, no hay verdor!
Isa 15:7 Por eso hicieron ahorros... y sus reservas allende el arroyo de los Sauces se las llevan.
Isa 15:8 ¡Los gritos han rodeado las fronteras de Moab; hasta Egláyim llega su ulular, en Beer Elim su ulular!
Isa 15:9 ¡Las aguas de Dimón van llenas de sangre! ¡Aún más añadiré sobre Dimón! ¡Contra los escapados de Moab, y contra los que queden en su suelo un león!

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Capítulo 16

16:1

ENVIAD cordero al enseñoreador de la tierra, desde la Piedra del desierto al monte de la hija de Sión.

16:2

Y será que cual ave espantada que se huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón.

16:3

Reune consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche: esconde los desterrados, no entregues á los que andan errantes.

16:4

Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor: porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra.

16:5

Y dispondráse trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.

16:6

Oído hemos la soberbia de Moab, por extremo soberbio; su soberbia y su arrogancia, y su altivez; mas sus mentiras no serán firmes.

16:7

Por tanto aullará Moab, todo él aullará: gemiréis por los fundamentos de Kir-hareseth, en gran manera heridos.

16:8

Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de gentes hollaron sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y extendídose por el desierto; extendiéronse sus plantas, pasaron la mar.

16:9

Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer la viña de Sibma; embriagarte hé de mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale: porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá la algazara.

16:10

Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador: la canción he hecho cesar.

16:11

Por tanto mis entrañas sonarán como arpa acerca de Moab, y mi interior en orden á Kir-hareseth.

16:12

Y acaecerá, que cuando Moab pareciere que está cansado sobre los altos, entonces vendrá á su santuario á orar, y no le valdrá.

16:13

Esta es la palabra que pronunció el Altísimo sobre Moab desde aquel tiempo.

16:14

Empero ahora el Altísimo ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como años de mozo de soldada, será abatida la gloria de Moab, con toda su grande multitud: y los residuos serán pocos, pequeños, y no fuertes.

Isa 16:1 Enviad corderos al señor del país desde la Roca del Desierto al monte de la hija de Sión.
Isa 16:2 Como aves espantadas, nidada dispersa, serán las hijas de Moab cabe los vados del Arnón.
Isa 16:3 Presenta algún plan, toma una decisión. Haz tu sombra como la noche en pleno mediodía; esconde a los acosados, al fugitivo no delates.
Isa 16:4 Acójanse en ti los acosados de Moab; sé para ellos cobijo ante el devastador. Cuando no queden tiranos, acabe la devastación, y desaparezcan del país los opresores,
Isa 16:5 será establecido sobre la piedad el trono, y se sentará en él con lealtad - en la tienda de David - un juez que busque el derecho, y sea presto a la justicia.
Isa 16:6 Hemos oído la arrogancia de Moab: ¡una gran arrogancia! Su altanería, su arrogancia y su furor y sus bravatas sin fuerza.
Isa 16:7 Por eso, que ulule Moab por Moab; ulule todo él. Por los panes de uvas de Quir Jaréset gimen: «¡Ay, abatidos!»
Isa 16:8 Pues la campiña de Jesbón se ha marchitado, el viñedo de Sibmá, cuyas cepas majaron los señores de las gentes. Hasta Yazer alcanzaban, se perdían por el desierto, sus frondas se extendían, pasaban la mar.
Isa 16:9 Por eso voy a llorar como llora Yazer, viña de Sibmá. Te regaré con mis lágrimas, Jesbón y Elalé, porque sobre tu cosecha y sobre tu segada se ha extinguido el clamor,
Isa 16:10 y se retira del vergel alegría y alborozo, y en las viñas no se lanzan cantos de júbilo, ni gritos. Vino en los lagares no pisa el pisador: el clamor ha cesado.
Isa 16:11 Por eso mis entrañas por Moab como el arpa resuenan, y mi interior por Quir Jeres.
Isa 16:12 Luego, cuando vea Moab que se cansa sobre el alto, entrará a su santuario a orar, pero nada podrá.
Isa 16:13 Esta es la palabra que en un tiempo pronunció Yahveh acerca de Moab.
Isa 16:14 Y ahora ha hablado Yahveh diciendo: «Dentro de tres años, como años de jornalero, será despreciada la gloria de Moab con toda su numerosa muchedumbre, y el resto será pequeñísimo, insignificante.»

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Capítulo 17

17:1

CARGA de Damasco.

17:2

Las ciudades de Aroer desamparadas, en majadas se tornarán; dormirán allí, y no habrá quien los espante.

17:3

Y cesará el socorro de Ephraim, y el reino de Damasco; y lo que quedare de Siria, será como la gloria de los hijos de Israel, dice el Altísimo de los ejércitos.

17:4

Y será que en aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y enflaqueceráse la grosura de su carne.

17:5

Y será como cuando el segador coge la mies, y con su brazo siega las espigas: será también como el que coge espigas en el valle de Rephaim.

17:6

Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el aceituno, dos ó tres granos en la punta del ramo, cuatro ó cinco en sus ramas fructíferas, dice el Altísimo Dios de Israel.

17:7

En aquel día mirará el hombre á su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.

17:8

Y no mirará á los altares que hicieron sus manos, ni mirará á lo que hicieron sus dedos, ni á los bosques, ni á las imágenes del sol.

17:9

En aquel día las ciudades de su fortaleza serán como los frutos que quedan en los pimpollos y en las ramas, las cuales fueron dejadas á causa de los hijos de Israel; y habrá asolamiento.

17:10

Porque te olvidaste del Dios de tu salud, y no te acordaste de la roca de tu fortaleza; por tanto plantarás plantas hermosas, y sembrarás sarmiento extraño.

17:11

El día que las plantares, las harás crecer, y harás que tu simiente brote de mañana; mas la cosecha será arrebatada en el día del coger, y del dolor desesperado.

17:12

¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo de la mar: y murmullo de naciones hará alboroto como murmurio de muchas aguas.

17:13

Los pueblos harán estrépito á manera de ruido de grandes aguas: mas Dios le reprenderá, y huirá lejos; será ahuyentado como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino.

17:14

Al tiempo de la tarde he aquí turbación; y antes de la mañana ya no es. Esta es la parte de los que nos huellan, y la suerte de los que nos saquean.

Isa 17:1 Oráculo contra Damasco. He aquí que Damasco deja de ser ciudad, y va a ser montón de derribo.
Isa 17:2 Abandonadas sus ciudades para siempre, serán para los ganados; se acostarán allí y no habrá quien los espante.
Isa 17:3 Dejará de existir el baluarte de Efraím y el reinado de Damasco, y el resto de Aram vendrá a ser como la gloria de los israelitas - oráculo de Yahveh Sebaot -.
Isa 17:4 Aquel día, será debilitada la gloria de Jacob, y su gordura enflaquecerá.
Isa 17:5 Será como cuando apuña un segador la mies, y su brazo las espigas siega; será como espigador en el valle de Refaím,
Isa 17:6 - que quedan en él rebuscos -; como en el vareo del olivo: dos, tres bayas en la punta de la guía; cuatro, cinco en sus ramas fructíferas - oráculo de Yahveh, el Dios de Israel -.
Isa 17:7 Aquel día se dirigirá el hombre a su Hacedor, y sus ojos hacia el Santo de Israel mirarán.
Isa 17:8 No se fijará en los altares, obras de sus manos, ni lo que hicieron sus dedos mirará: los cipos y las estelas solares.
Isa 17:9 Aquel día estarán tus ciudades abandonadas, como cuando el abandono de los bosques y matorrales, ante los hijos de Israel: habrá desolación.
Isa 17:10 Porque olvidaste a Dios tu salvador, y de la Roca de tu fortaleza no te acordaste. Por eso plantabas plantíos deleitosos, y de mugrón extranjero los sembraste.
Isa 17:11 Hoy tu plantío veías crecer, y florecer desde la mañana tu simiente. Pero desaparecerá la mies el día de la enfermedad, y el dolor será incurable.
Isa 17:12 ¡Ay!, bramar de muchos pueblos, como bramar de mares braman. Retumbar de naciones que retumban como retumbo de crecidas aguas.
Isa 17:13 (De naciones que retumban como retumbo de crecidas aguas.) Pero él las increpa, y de lejos huyen, y son perseguidas como el tamo de los montes por el viento, y como torbellino por el huracán.
Isa 17:14 A la hora del atardecer se presenta el miedo, antes de la mañana ya no existen. Esea sea la parte de nuestros despojadores, la suerte de nuestros saqueadores.

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Capítulo 18

18:1

¡AY de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía;

18:2

Que envía mensajeros por la mar, y en navíos de junco sobre las aguas! Andad, ligeros mensajeros, á la gente tirada y repelada, al pueblo asombroso desde su principio y después; gente harta de esperar y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos.

18:3

Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando levantará bandera en los montes, la veréis; y oiréis cuando tocará trompeta.

18:4

Porque el Altísimo me dijo así: Reposaréme, y miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la tierra.

18:5

Porque antes de la siega, cuando el fruto fuere perfecto, y pasada la flor fueren madurando los frutos, entonces podará con podaderas los ramitos, y cortará y quitará las ramas.

18:6

Y serán dejados todos á las aves de los montes, y á las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, é invernarán todas las bestias de la tierra.

18:7

En aquel tiempo será traído presente el Altísimo de los ejércitos, el pueblo tirado y repelado, pueblo asombroso desde su principio y después; gente harta de esperar y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos; al lugar del nombre de el Altísimo de los ejércitos, al monte de Sión.

Isa 18:1 ¡Ay, tierra de susurro de alas, la de allende los ríos de Kus,
Isa 18:2 la que envía por mar embajadores, y en barcos de juncos sobre la haz de las aguas! Id, mensajeros ligeros, a la nación esbelta y de brillante piel, al pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos.
Isa 18:3 Todos los moradores del orbe y habitantes de la tierra, al izarse pendón en los montes, mirad, al tañerse el cuerno, escuchad;
Isa 18:4 que así me ha dicho Yahveh: Estaré quedo y observaré desde mi puesto, como calor ardiente al brillar la luz, como nube de rocío en el calor de la siega.
Isa 18:5 Pues antes de la siega, al acabar la floración, cuando su fruto en cierne comience a madurar, cortará los sarmientos con la podadera y los pámpanos viciosos arrancará y podará.
Isa 18:6 Serán dejados juntamente a merced de las aves rapaces de los montes y de las bestias de la tierra; pasarán allí el verano las rapaces y toda bestia terrestre allí invernará.
Isa 18:7 En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahveh Sebaot, al lugar del nombre de Yahveh Sebaot, el monte Sión, de parte de un pueblo esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos.

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Capítulo 19

19:1

CARGA de Egipto.

19:2

Y revolveré Egipcios contra Egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo: ciudad contra ciudad, y reino contra reino.

19:3

Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán á sus imágenes, á sus mágicos, á sus pythones y á sus adivinos.

19:4

Y entregaré á Egipto en manos de señor duro; y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor el Altísimo de los ejércitos.

19:5

Y las aguas de la mar faltarán, y el río se agotará y secará.

19:6

Y alejaránse los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos la caña y el carrizo serán cortados.

19:7

Las verduras de junto al río, de junto á la ribera del río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán.

19:8

Los pescadores también se entristecerán; y harán duelo todos los que echan anzuelo en el río, y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas.

19:9

Los que labran lino fino, y los que tejen redes, serán confundidos;

19:10

Porque todas sus redes serán rotas: y se entristecerán todos los que hacen viveros para peces.

19:11

Ciertamente son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de Faraón, se ha desvanecido. ¿Cómo diréis á Faraón: Yo soy hijo de los sabios, é hijo de los reyes antiguos?

19:12

¿Dónde están ahora aquellos tus prudentes? Dígante ahora, ó hágante saber qué es lo que el Altísimo de los ejércitos ha determinado sobre Egipto.

19:13

Hanse desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Noph: engañaron á Egipto las esquinas de sus familias.

19:14

el Altísimo mezcló espíritu de vahido en medio de él; é hicieron errar á Egipto en toda su obra, como desatina el borracho en su vómito.

19:15

Y no aprovechará á Egipto cosa que haga la cabeza ó la cola, el ramo ó el junco.

19:16

En aquel día serán los Egipcios como mujeres; porque se asombrarán y temerán, en la presencia de la mano alta de el Altísimo de los ejércitos, que él ha de levantar sobre ellos.

19:17

Y la tierra de Judá será de espanto á Egipto; todo hombre que de ella se acordare se asombrará, por causa del consejo que el Altísimo de los ejércitos acordó sobre aquél.

19:18

En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por el Altísimo de los ejércitos: una será llamada la ciudad Herez.

19:19

En aquel tiempo habrá altar para el Altísimo en medio de la tierra de Egipto, y el trofeo de el Altísimo junto á su término.

19:20

Y será por señal y por testimonio á el Altísimo de los ejércitos en la tierra de Egipto: porque á el Altísimo clamarán á causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre.

19:21

Y el Altísimo será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán á el Altísimo en aquel día; y harán sacrificio y oblación; y harán votos á el Altísimo, y los cumplirán.

19:22

Y herirá á Egipto, herirá y sanará; y se convertirán á el Altísimo, y les será clemente, y los sanará.

19:23

En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto á Asiria, y Asirios entrarán en Egipto, y Egipcios en Asiria; y los Egipcios servirán con los Asirios á el Altísimo.

19:24

En aquel tiempo, Israel será tercero con Egipto y con Asiria; será bendición en medio de la tierra;

19:25

Porque el Altísimo de los ejércitos los bendecirá, diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el Asirio obra de mis manos, é Israel mi heredad.

Isa 19:1 Oráculo contra Egipto. Allá va Yahveh cabalgando sobre nube ligera y entra en Egipto, se tambalean los ídolos de Egipto ante él y el corazón de Egipto se derrite en su interior.
Isa 19:2 Revolveré a egipcios contra egipcios, peleará cada cual con su hermano, y cada uno con su compañero, ciudad contra ciudad, reino contra reino.
Isa 19:3 Se trastornará el espíritu de Egipto en su interior, y sus planes anularé. Consultarán a los ídolos, a los brujos, a los nigromantes y los adivinos.
Isa 19:4 Entregaré a Egipto en manos de un señor duro, y un rey cruel los dominará - oráculo del Señor Yahveh Sebaot -.
Isa 19:5 Se desecarán las aguas del mar, y el Río se secará y quedará seco; hederán los ríos,
Isa 19:6 menguarán y se secarán los canales de Egipto. La caña y el junco se marchitarán.
Isa 19:7 Los prados junto al canal, junto al borde del canal, y todo sembrado del canal se secarán, serán aventados y desaparecerán.
Isa 19:8 Gemirán los pescadores, y se lamentarán todos los que echan en el canal anzuelo; y los que extienden red sobre las aguas, languidecerán.
Isa 19:9 Estarán confusos los que trabajan el lino, cardadoras y tejedores palidecerán.
Isa 19:10 Estarán sus tejedores abatidos, todos los jornaleros desanimados.
Isa 19:11 En verdad, están locos los príncipes de Soán, los sabios consejeros de Faraón forman un estúpido consejo. ¿Cómo decís a Faraón: «Hijo de sabios soy, hijo de reyes antiguos?»
Isa 19:12 Pues entonces, ¿dónde están tus sabios? Que te manifiesten, pues, y te hagan conocer lo que ha planeado Yahveh Sebaot tocante a Egipto.
Isa 19:13 Han enloquecido los príncipes de Soán, han sido engañados los príncipes de Nof; los jefes de sus tribus extravían a Egipto.
Isa 19:14 Yahveh ha infundido en ellos espíritu de vértigo que hace dar tumbos a Egipto en todas sus empresas, como se tambalea el ebrio en su vomitona.
Isa 19:15 Y no le sale bien a Egipto empresa alguna que haga la cabeza o la cola, la palmera o el junco.
Isa 19:16 Aquel día será Egipto como las mujeres. Temblará y se espantará cada vez que Yahveh Sebaot menee su mano contra él.
Isa 19:17 El territorio de Judá será la afrenta de Egipto: cada vez que se lo mienten, se espantará ante los planes que Yahveh Sebaot está trazando contra él.
Isa 19:18 Aquel día habrá cinco ciudades en tierra de Egipto que hablarán la lengua de Canaán y que jurarán por Yahveh Sebaot: Ir Haheres se llamará una de ellas.
Isa 19:19 Aquel día habrá un altar de Yahveh en medio del país de Egipto y una estela de Yahveh junto a su frontera.
Isa 19:20 Estará como señal y testimonio de Yahveh Sebaot en el país de Egipto. Cuando clamen a Yahveh a causa de los opresores, les enviará un libertador que los defenderá y librará.
Isa 19:21 Será conocido Yahveh de Egipto, y conocerá Egipto a Yahveh aquel día, le servirán con sacrificio y ofrenda, harán votos a Yahveh y los cumplirán.
Isa 19:22 Yahveh herirá a Egipto, pero al punto le curará. Se convertirán a Yahveh, y él será propicio y los curará.
Isa 19:23 Aquel día habrá una calzada desde Egipto a Asiria. Vendrá Asur a Egipto y Egipto a Asiria, y Egipto servirá a Asur.
Isa 19:24 Aquel día será Israel tercero con Egipto y Asur, objeto de bendición en medio de la tierra,
Isa 19:25 pues le bendecirá Yahveh Sebaot diciendo: «Bendito sea mi pueblo Egipto, la obra de mis manos Asur, y mi heredad Israel.»

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Capítulo 20

20:1

EN el año que vino Thartán á Asdod, cuando le envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó;

20:2

En aquel tiempo habló el Altísimo por Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve, y quita el saco de tus lomos, y descalza los zapatos de tus pies. E hízolo así, andando desnudo y descalzo.

20:3

Y dijo el Altísimo: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía;

20:4

Así llevará el rey de Asiria la cautividad de Egipto y la transmigración de Etiopía, de mozos y de viejos, desnuda y descalza, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto.

20:5

Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria.

20:6

Y dirá en aquel día el morador de esta isla: Mirad qué tal fué nuestra esperanza, donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria: ¿y cómo escaparemos?

Isa 20:1 El año en que vino el copero mayor a Asdod - cuando le envió Sargón, rey de Asur, y atacó a Asdod y la tomó -,
Isa 20:2 en aquella sazón habló Yahveh por medio de Isaías, hijo de Amós, en estos términos: «Ve y desata el sayal de tu cintura, y quítate las sandalias de los pies.» El lo hizo así, y anduvo desnudo y descalzo.
Isa 20:3 Dijo Yahveh: «Así como ha andado mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años como señal y presagio respecto a Egipto y Kus,
Isa 20:4 así conducirá el rey de Asur a los cautivos de Egipto y a los deportados de Kus, mozos y viejos, desnudos, descalzos y nalgas al aire - desnudez de Egipto.
Isa 20:5 Se quedarán asustados y confusos por Kus, su esperanza, y por Egipto, su prez.
Isa 20:6 Y dirán los habitantes de esta costa aquel día: «Ahí tenéis en qué ha parado la esperanza nuestra, adonde acudíamos en busca de auxilio para librarnos del rey de Asur. Pues ¿cómo nos escaparemos nosotros?

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Capítulo 21

21:1

CARGA del desierto de la mar. así vienen de la tierra horrenda.

21:2

Visión dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, Persa; cerca, Medo. Todo su gemido hice cesar.

21:3

Por tanto mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto: agobiéme oyendo, y al ver heme espantado.

21:4

Pasmóse mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me tornó en espanto.

21:5

Pon la mesa, mira del atalaya, come, bebe: levantaos, príncipes, ungid el escudo.

21:6

Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que viere.

21:7

Y vió un carro de un par de caballeros, un carro de asno, y un carro de camello. Luego miró muy más atentamente.

21:8

Y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda:

21:9

Y he aquí este carro de hombres viene, un par de caballeros. Después habló, y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.

21:10

Trilla mía, y paja de mi era: os he dicho lo que oí de el Altísimo de los ejércitos, Dios de Israel.

21:11

Carga de Duma. Danme voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche?

21:12

El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche: si preguntareis, preguntad; volved, venid.

21:13

Carga sobre Arabia. En el monte tendréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedanim.

21:14

Salid á encontrar al sediento; llevadle aguas, moradores de tierra de Tema, socorred con su pan al que huye.

21:15

Porque de la presencia de las espadas huyen, de la presencia de la espada desnuda, de la presencia del arco entesado, de la presencia del peso de la batalla.

21:16

Porque así me ha dicho el Altísimo: De aquí á un año, semejante á años de mozo de soldada, toda la gloria de Cedar será desecha;

21:17

Y las reliquias del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán apocadas: porque el Altísimo Dios de Israel lo ha dicho.

Isa 21:1 Oráculo sobre el Desierto Marítimo. Como torbellinos pasando por el Négueb vienen del desierto, del país temible.
Isa 21:2 Una visión dura me ha sido mostrada: El saqueador saquea y el devastador devasta. Sube Elam; asedia, Media. He hecho cesar todo suspiro.
Isa 21:3 Por eso mis riñones se han llenado de espanto. En mí hacen presa dolores, como dolores de parturienta. Estoy pasmado sin poder oír, me estremezco sin ver.
Isa 21:4 He perdido el sentido, escalofríos me sobrecogen. El crepúsculo de mis anhelos se me convierte en sobresalto.
Isa 21:5 Se prepara la mesa, se despliega el mantel, se come y se bebe. - ¡Levantaos, jefes, engrasad el escudo!
Isa 21:6 Pues así me ha dicho el Señor: «Anda, pon un vigía que vea y avise.
Isa 21:7 Cuando vea carros, troncos de caballos, jinetes en burro, jinetes en camello, preste atención, mucha atención.»
Isa 21:8 Y exclamó el vigía: «Sobre la atalaya, mi señor, estoy firme a lo largo del día, y en mi puesto de guardia estoy firme noches enteras.
Isa 21:9 Pues bien: por ahí vienen jinetes, troncos de caballos.» Replicó y dijo: «¡Cayó, cayó Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses se han estrellado contra el suelo!»
Isa 21:10 Trilla mía y parva de mi era: lo que he oído de parte de Yahveh Sebaot, Dios de Israel, os lo he anunciado.
Isa 21:11 Oráculo sobre Duma. Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿qué hay de la noche? centinela, ¿qué hay de la noche?»
Isa 21:12 Dice el centinela: «Se hizo de mañana y también de noche. Si queréis preguntar, volveos, venid.»
Isa 21:13 Oráculo en la estepa. En el bosque, en la estepa, haced noche, caravanas de dedanitas.
Isa 21:14 Al encuentro del sediento llevad agua, habitantes del país de Temá; salid con pan al encuentro del fugitivo.
Isa 21:15 Pues de las espadas huyen, de la espada desnuda, del arco tendido, de la pesadumbre de la guerra.
Isa 21:16 Pues así me ha dicho el Señor: «Al cabo de un año como año de jornalero se habrá consumido toda la gloria de Quedar.
Isa 21:17 Del resto de los arqueros, de los paladines, de los bravos de los hijos de Quedar, quedarán pocos, porque Yahveh, Dios de Israel, lo ha dicho.»

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Capítulo 22

22:1

CARGA del valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido sobre los terrados?

22:2

Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos á cuchillo, ni muertos en guerra.

22:3

Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados: todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos se habían huído.

22:4

Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.

22:5

Porque día es de alboroto, y de huella, y de fatiga por el Señor el Altísimo de los ejércitos en el valle de la visión, para derribar el muro, y dar grita al monte.

22:6

Y Elam tomó aljaba en carro de hombres y de caballeros; y Chîr descubrió escudo.

22:7

Y acaeció que tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de á caballo acamparon á la puerta.

22:8

Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.

22:9

Y visteis las roturas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas de la pesquera de abajo.

22:10

Y contasteis las casas de Jerusalem, y derribasteis casas para fortificar el muro.

22:11

E hicisteis foso entre los dos muros con las aguas de la pesquera vieja: y no tuvisteis respeto al que la hizo, ni mirasteis de lejos al que la labró.

22:12

Por tanto el Señor el Altísimo de los ejércitos llamó en este día á llanto y á endechas, á mesar y á vestir saco.

22:13

Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos.

22:14

Esto fué revelado á mis oídos de parte de el Altísimo de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor el Altísimo de los ejércitos.

22:15

el Altísimo de los ejércitos dice así: Ve, entra á este tesorero, á Sebna el mayordomo, y dile:

22:16

¿Qué tienes tú aquí, ó á quien tienes tú aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, ó el que esculpe para sí morada en una peña?

22:17

He aquí que el Altísimo te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.

22:18

Te echará á rodar con ímpetu, como á bola por tierra larga de términos: allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.

22:19

Y arrojarte he de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.

22:20

Y será que, en aquel día, llamaré á mi siervo Eliacim, hijo de Hilcías;

22:21

Y vestirélo de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y á la casa de Judá.

22:22

Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.

22:23

E hincarélo como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra á la casa de su padre.

22:24

Y colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde los vasos de beber hasta todos los instrumentos de música.

22:25

En aquel día, dice el Altísimo de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado, y será quebrado y caerá; y la carga que sobre él se puso, se echará á perder; porque el Altísimo habló.

Isa 22:1 Oráculo contra el valle de la Visión. ¿Qué tienes ahora, que has subido en pleno a las azoteas,
Isa 22:2 de rumores henchida, ciudad alborotada, villa bullanguera? Tus caídos no son caídos a espada ni muertos en guerra.
Isa 22:3 Todos sus jefes huyeron a una: del arco escapaban. Todos tus valientes fueron apresados a una: lejos huían.
Isa 22:4 Por eso he dicho: «¡Apartaos de mí! Voy a llorar amargamente. No os empeñéis en consolarme por la devastación de la hija de mi pueblo.»
Isa 22:5 Porque es día de perturbación, de extravío y de aplastamiento para el Señor Yahveh Sebaot. En el valle de la Visión se zapa un muro y el grito de socorro llega a la montaña,
Isa 22:6 Elam lleva el carcaj, Aram monta a caballo, Quir desnuda el escudo.
Isa 22:7 Tus mejores valles se vieron llenos de carros, y los de a caballo formaron frente a la puerta.
Isa 22:8 Entonces cayó la defensa de Judá. Contemplasteis aquel día el arsenal de la Casa del Bosque.
Isa 22:9 Y las brechas de la ciudad de David visteis que eran muchas, y reunisteis las aguas de la alberca inferior.
Isa 22:10 Las casas de Jerusalén contasteis, y demolisteis casas para fortificar la muralla.
Isa 22:11 Un estanque hicisteis entre ambos muros para las aguas de la alberca vieja; pero no os fijasteis en su Hacedor, al que desde antiguo lo ideó de lejos no le visteis.
Isa 22:12 Llamaba el Señor Yahveh Sebaot aquel día a lloro y a lamento y a raparse y ceñirse de sayal,
Isa 22:13 mas lo que hubo fue jolgorio y alegría, matanza de bueyes y degüello de ovejas, comer carne y beber vino: «¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!»
Isa 22:14 Entonces me reveló al oído Yahveh Sebaot: «No será expiada esa culpa hasta que muráis» - ha dicho el Señor Yahveh Sebaot -.
Isa 22:15 Así dice el Señor Yahveh Sebaot: Preséntate al mayordomo, a Sebná, encargado del palacio,
Isa 22:16 el que labra en alto su tumba, el que se talla en la peña una morada: «¿Qué es tuyo aquí y a quién tienes aquí, que te has labrado aquí una tumba?»
Isa 22:17 He aquí que Yahveh te hace rebotar, hombre, y te vuelve a agarrar.
Isa 22:18 Te enrolla en ovillo, como una pelota en tierra de amplios espacios. Allí morirás, y allí irán tus carrozas gloriosas, vergüenza del palacio de tu señor.
Isa 22:19 Te empujaré de tu peana y de tu pedestal te apearé.
Isa 22:20 Aquel día llamaré a mi siervo Elyaquim, hijo de Jilquías.
Isa 22:21 Le revestiré de tu túnica, con tu fajín le sujetaré, tu autoridad pondré en su mano, y será él un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
Isa 22:22 Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.
Isa 22:23 Le hincaré como clavija en lugar seguro, y será trono de gloria para la casa de su padre.
Isa 22:24 Colgarán allí todo lo de valor de la casa de su padre - sus descendientes y su posteridad -, todo el ajuar menudo, todas las tazas y cántaros.
Isa 22:25 Aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot - se removerá la clavija hincada en sitio seguro, cederá y caerá, y se hará añicos el peso que sostenía, porque Yahveh ha hablado.

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Capítulo 23

23:1

CARGA de Tiro.

23:2

Callad, moradores de la isla, mercader de Sidón, que pasando la mar te henchían.

23:3

Su provisión era de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fué también feria de gentes.

23:4

Avergüénzate, Sidón, porque la mar, la fortaleza de la mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni parí, ni crié mancebos, ni levanté vírgenes.

23:5

En llegando la fama á Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.

23:6

Pasaos á Tarsis; aullad, moradores de la isla.

23:7

¿No era ésta vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán á peregrinar lejos.

23:8

¿Quién decretó esto sobre Tiro la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?

23:9

el Altísimo de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria; y para abatir todos los ilustres de la tierra.

23:10

Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis; porque no tendrás ya más fortaleza.

23:11

Extendió su mano sobre la mar, hizo temblar los reinos: el Altísimo mandó sobre Canaán que sus fuerzas sean debilitadas.

23:12

Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar á Chîttim; y aun allí no tendrás reposo.

23:13

Mira la tierra de los Caldeos; este pueblo no era; Assur la fundó para los que habitaban en el desierto: levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.

23:14

Aullad, naves de Tarsis; porque destruída es vuestra fortaleza.

23:15

Y acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.

23:16

Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada: haz buena melodía, reitera la canción, porque tornes en memoria.

23:17

Y acontecerá, que al fin de los setenta años visitará el Altísimo á Tiro: y tornaráse á su ganancia, y otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra sobre la haz de la tierra.

23:18

Mas su negociación y su ganancia será consagrada á el Altísimo: no se guardará ni se atesorará, porque su negociación será para los que estuvieren delante de el Altísimo, para que coman hasta hartarse, y vistan honradamente.

Isa 23:1 Oráculo sobre Tiro. Ululad, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza. De vuelta del país de Kittim les ha sido descubierto.
Isa 23:2 Quedad mudos, habitantes de la costa, mercaderes de Sidón, cuyos viajantes atravesaban el mar
Isa 23:3 por las aguas inmensas. La siembra del canal, la siega del Nilo, era su riqueza, y ella era el mercado de las naciones.
Isa 23:4 Avergüénzate, Sidón, porque ha dicho la mar: «No tuve dolores ni di a luz, ni crié mancebos, ni eduqué doncellas.»
Isa 23:5 En cuanto se oiga la nueva en Egipto, se dolerán de las nuevas de Tiro.
Isa 23:6 Pasad a Tarsis, ululad, habitantes de la costa:
Isa 23:7 ¿Es ése vuestro emporio arrogante, de remota antigüedad, cuyos pies le llevaron lejos en sus andanzas?
Isa 23:8 ¿Quién ha planeado esto contra Tiro, la coronada cuyos comerciantes eran príncipes, cuyos traficantes eran nobles de la tierra?
Isa 23:9 Es Yahveh Sebaot quien ha planeado profanar el orgullo de toda su magnificencia y envilecer a todos los nobles de la tierra.
Isa 23:10 Cultiva tu tierra, hija de Tarsis: no hay puerto ya.
Isa 23:11 Su mano extendió él sobre la mar, hizo estremecer los reinos. Yahveh mandó respecto a Canaán, demoler sus castillos,
Isa 23:12 y dijo: No vuelvas más a rebullir, doncella oprimida, hija de Sidón. Levántate y vete a Kittim, que tampoco allí tendrás reposo.
Isa 23:13 Ahí tienes la tierra de los caldeos; no eran un pueblo; Asur la fundó para las bestias del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron sus alcázares, la convirtieron en ruinas.
Isa 23:14 Ululad, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza.
Isa 23:15 Aquel día quedará en olvido Tiro durante setenta años. En los días de otro rey, al cabo de setenta años, le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera:
Isa 23:16 «Toma el arpa, rodea la ciudad, ramera olvidada: tócala bien, canta a más y mejor, para que seas recordada.»
Isa 23:17 Bien, al cabo de los setenta años visitará Yahveh a Tiro, y ella volverá a su ganancia y se prostituirá a todos los reinos de la tierra sobre la haz de la tierra.
Isa 23:18 Será su mercadería y su ganancia consagrada a Yahveh. No será atesorada ni almacenada, sino que para los que moren delante de Yahveh será su mercadería, para comer a saciedad y para cubrirse espléndidamente.

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Capítulo 24

24:1

HE aquí que el Altísimo vacía la tierra, y la desnuda, y trastorna su haz, y hace esparcir sus moradores.

24:2

Y será como el pueblo, tal el sacerdote; como el siervo, tal su señor; como la criada, tal su señora; tal el que compra, como el que vende; tal el que da emprestado, como el que toma prestado; tal el que da á logro, como el que lo recibe.

24:3

Del todo será vaciada la tierra, y enteramente saqueada; porque el Altísimo ha pronunciado esta palabra.

24:4

Destruyóse, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.

24:5

Y la tierra se inficionó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron el pacto sempiterno.

24:6

Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y se disminuyeron los hombres.

24:7

Perdióse el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.

24:8

Cesó el regocijo de los panderos, acabóse el estruendo de los que se huelgan, paró la alegría del arpa.

24:9

No beberán vino con cantar: la bebida será amarga á los que la bebieren.

24:10

Quebrantada está la ciudad de la vanidad; toda casa se ha cerrado, porque no entre nadie.

24:11

Voces sobre el vino en las plazas; todo gozo su oscureció, desterróse la alegría de la tierra.

24:12

En la ciudad quedó soledad, y con asolamiento fué herida la puerta.

24:13

Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como aceituno sacudido, como rebuscos acabada la vendimia.

24:14

Estos alzarán su voz, cantarán gozosos en la grandeza de el Altísimo, desde la mar darán voces.

24:15

Glorificad por esto á el Altísimo en los valles: en islas de la mar sea nombrado el Altísimo Dios de Israel.

24:16

De lo postrero de la tierra oímos salmos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi flaqueza, mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales.

24:17

Terror y sima y lazo sobre ti, oh morador de la tierra.

24:18

Y acontecerá que el que huirá de la voz del terror, caerá en la sima; y el que saliere de en medio de la sima, será preso del lazo: porque de lo alto se abrieron ventanas, y temblarán los fundamentos de la tierra.

24:19

Quebrantaráse del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.

24:20

Temblará la tierra vacilando como un borracho, y será removida como una choza; y agravaráse sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.

24:21

Y acontecerá en aquel día, que el Altísimo visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y sobre los reyes de la tierra que hay sobre la tierra.

24:22

Y serán amontonados como se amontonan encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán visitados después de muchos días.

24:23

La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando el Altísimo de los ejércitos reinare en el monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus ancianos fuere glorioso.

Isa 24:1 He aquí que Yahveh estraga la tierra, la despuebla, trastorna su superficie y dispersa a los habitantes de ella:
Isa 24:2 al pueblo como al sacerdote; al siervo como al señor; a la criada como a su señora; al que compra como al que vende; al que presta como al prestatario; al acreedor como a su deudor.
Isa 24:3 Devastada será la tierra y del todo saqueada, porque así ha hablado Yahveh.
Isa 24:4 En duelo se marchitó la tierra, se amustia, se marchita el orbe, el cielo con la tierra se marchita.
Isa 24:5 La tierra ha sido profanada bajo sus habitantes, pues traspasaron las leyes, violaron el precepto, rompieron la alianza eterna.
Isa 24:6 Por eso una maldición ha devorado la tierra, y tienen la culpa los que habitan en ella. Por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra, y quedan pocos del linaje humano.
Isa 24:7 El mosto estaba triste, la viña mustia: se trocaron en suspiros todas las alegrías del corazón.
Isa 24:8 Cesó el alborozo de los tímpanos, suspendióse el estrépito de los alegres, cesó el alborozo del arpa.
Isa 24:9 No beben vino cantando: amarga el licor a sus bebedores.
Isa 24:10 Ha quedado la villa vacía, ha sido cerrada toda casa, y no se puede entrar.
Isa 24:11 Se lamentan en las calles por el vino. Desapareció toda alegría, emigró el alborozo de la tierra.
Isa 24:12 Ha quedado en la ciudad soledad, y de desolación está herida la puerta.
Isa 24:13 Porque en medio de la tierra, en mitad de los pueblos, pasa como en el vareo del olivo, como en los rebuscos cuando acaba la vendimia.
Isa 24:14 Ellos levantan su voz y lanzan hurras; la majestad de Yahveh aclaman desde el mar.
Isa 24:15 Por eso, en Oriente glorificad a Yahveh, en las islas del mar el nombre de Yahveh, Dios de Israel.
Isa 24:16 Desde el confín de la tierra cánticos hemos oído: «¡Gloria al justo!» Y digo: «¡Menguado de mí, menguado de mí! ¡Ay de mí, y de estos malvados que hacen maldad, los malvados que han consumado la maldad!»
Isa 24:17 ¡Pánico, hoya y trampa contra ti, morador de la tierra!
Isa 24:18 Sucederá que el que escape del pánico, caerá en la hoya, y el que suba de la hoya, será preso en la trampa. Porque las esclusas de lo alto han sido abiertas, y se estremecen los cimientos de la tierra,
Isa 24:19 Estalla, estalla la tierra, se hace pedazos la tierra, sacudida se bambolea la tierra,
Isa 24:20 vacila, vacila la tierra como un beodo, se balancea como una cabaña; pesa sobre ella su rebeldía, cae, y no volverá a levantarse.
Isa 24:21 Aquel día castigará Yahveh al ejército de lo alto en lo alto y a los reyes de la tierra en la tierra;
Isa 24:22 serán amontonados en montón los prisioneros en el pozo, serán encerrados en la cárcel y al cabo de muchos días serán visitados.
Isa 24:23 Se afrentará la luna llena, se avergonzará el pleno sol, cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén, y esté la Gloria en presencia de sus ancianos.

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Capítulo 25

25:1

el Altísimo, tú eres mi Dios: te ensalzaré, alabaré tu nombre; porque has hecho maravillas, los consejos antiguos, la verdad firme.

25:2

Que tornaste la ciudad en montón, la ciudad fuerte en ruina: el alcázar de los extraños que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedeficada.

25:3

Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.

25:4

Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, amparo contra el turbión, sombra contra el calor: porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra frontispicio.

25:5

Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube, harás marchitar el pimpollo de los robustos.

25:6

Y el Altísimo de los ejércitos hará en este monte á todos los pueblos convite de engordados, convite de purificados, de gruesos tuétanos, de purificados líquidos.

25:7

Y deshará en este monte la máscara de la cobertura con que están cubiertos todos los pueblos, y la cubierta que está extendida sobre todas las gentes.

25:8

Destruirá á la muerte para siempre; y enjugará el Señor toda lágrima de todos los rostros: y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra: porque el Altísimo lo ha dicho.

25:9

Y se dirá en aquel día: He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es el Altísimo á quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salud.

25:10

Porque la mano de el Altísimo reposará en este monte, y Moab será trillado debajo de él, como es trillada la paja en el muladar.

25:11

Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar: y abatirá su soberbia con los miembros de sus manos:

25:12

Y allanará la fortaleza de tus altos muros: la humillará y echará á tierra, hasta el polvo.

Isa 25:1 Yahveh, tú eres mi Dios, yo te ensalzo, alabo tu nombre, porque has hecho maravillas y planes muy de antemano que no fallan.
Isa 25:2 Porque has puesto la ciudad como un majano, y la villa fortificada, hecha como una ruina; el alcázar de orgullosos no es ya ciudad, y nunca será reedificado.
Isa 25:3 Por eso te glorificará un pueblo poderoso, villa de gentes despóticas te temerá.
Isa 25:4 Porque fuiste fortaleza para el débil, fortaleza para el pobre en su aprieto, parapeto contra el temporal, sombra contra el calor. Porque el aliento de los déspotas es como lluvia de invierno.
Isa 25:5 Como calor en sequedal humillarás el estrépito de los poderosos; como el calor a la sombra de una nube, el himno de los déspotas se debilitará.
Isa 25:6 Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos depurados;
Isa 25:7 consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la cobertura que cubre a todos los gentes;
Isa 25:8 consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahveh ha hablado.
Isa 25:9 Se dirá aquel día: «Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su salvación.»
Isa 25:10 Porque la mano de Yahveh reposará en este monte, Moab será aplastado en su sitio como se aplasta la paja en el muladar.
Isa 25:11 Extenderá en medio de él sus manos como las extiende el nadador al nadar, pero Yahveh abajará su altivez y el esfuerzo de sus manos.
Isa 25:12 La fortificación inaccesible de tus murallas derrocará, abajará, la hará tocar la tierra, hasta el polvo.

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Capítulo 26

26:1

EN aquel día cantarán este cantar en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos: salud puso Dios por muros y antemuro.

26:2

Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.

26:3

Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado.

26:4

Confiad en el Altísimo perpetuamente: porque en el Señor el Altísimo está la fortaleza de los siglos.

26:5

Porque derribó los que moraban en lugar sublime: humilló la ciudad ensalzada, humillóla hasta la tierra, derribóla hasta el polvo.

26:6

Hollarála pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.

26:7

El camino del justo es rectitud: Tú, Recto, pesas el camino del justo.

26:8

También en el camino de tus juicios, oh el Altísimo, te hemos esperado: á tu nombre y á tu memoria es el deseo del alma.

26:9

Con mi alma te he deseado en la noche; y en tanto que me durare el espíritu en medio de mí, madrugaré á buscarte: porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

26:10

Alcanzará piedad el impío, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará á la majestad de el Altísimo.

26:11

el Altísimo, bien que se levante tu mano, no ven: verán al cabo, y se avergonzarán los que envidian á tu pueblo; y á tus enemigos fuego los consumirá.

26:12

el Altísimo, tú nos depararás paz; porque también obraste en nosotros todas nuestras obras.

26:13

el Altísimo Dios nuestro, señores se han enseñoreado de nosotros fuera de ti; mas en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.

26:14

Muertos son, no vivirán: han fallecido, no resucitarán: porque los visitaste, y destruiste, y deshiciste toda su memoria.

26:15

Añadiste al pueblo, oh el Altísimo, añadiste al pueblo: hicístete glorioso: extendíste lo hasta todos los términos de la tierra.

26:16

el Altísimo, en la tribulación te buscaron: derramaron oración cuando los castigaste.

26:17

Como la preñada cuando se acerca el parto gime, y da gritos con sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh el Altísimo.

26:18

Concebimos, tuvimos dolores de parto, parimos como viento: salud ninguna hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo.

26:19

Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío, cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos.

26:20

Anda, pueblo mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la ira.

26:21

Porque he aquí que el Altísimo sale de su lugar, para visitar la maldad del morador de la tierra contra él; y la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus muertos.

Isa 26:1 Aquel día se cantará este cantar en tierra de Judá: «Ciudad fuerte tenemos; para protección se le han puesto murallas y antemuro.
Isa 26:2 Abrid las puertas, y entrará una gente justa que guarda fidelidad;
Isa 26:3 de ánimo firme y que conserva la paz, porque en ti confió.
Isa 26:4 Confiad en Yahveh por siempre jamás, porque en Yahveh tenéis una Roca eterna.
Isa 26:5 Porque él derroca a los habitantes de los altos, a la villa inaccesible; la hace caer, la abaja hasta la tierra, la hace tocar el polvo;
Isa 26:6 la pisan pies, pies de pobres, pisadas de débiles.»
Isa 26:7 La senda del justo es recta; tú allanas la senda recta del justo.
Isa 26:8 Pues bien, en la senda de tus juicios te esperamos, Yahveh; tu nombre y tu recuerdo son el anhelo del alma.
Isa 26:9 Con toda mi alma te anhelo en la noche, y con todo mi espíritu por la mañana te busco. Porque cuando tú juzgas a la tierra, aprenden justicia los habitantes del orbe.
Isa 26:10 Aunque se haga gracia al malvado, no aprende justicia; en tierra recta se tuerce, y no teme la majestad de Yahveh.
Isa 26:11 Yahveh, alzada está tu mano, pero no la ven; verán tu celo por el pueblo y se avergonzarán, tu ira ardiente devorará a tus adversarios.
Isa 26:12 Yahveh, tú nos pondrás a salvo, que también llevas a cabo todas nuestras obras.
Isa 26:13 Yahveh, Dios nuestro, nos han dominado otros señores fuera de ti, pero no recordaremos otro Nombre sino el tuyo.
Isa 26:14 Los muertos no vivirán, las sombras no se levantarán, pues los has castigado, los has exterminado y has borrado todo recuerdo de ellos.
Isa 26:15 Has aumentado la nación, Yahveh, has aumentado la nación y te has glorificado, has ampliado todos los límites del país.
Isa 26:16 Yahveh, en el aprieto de tu castigo te buscamos; la angustia de la opresión era tu castigo para nosotros.
Isa 26:17 Como cuando la mujer encinta está próxima al parto sufre, y se queja en su trance, así éramos nosotros delante de ti, Yahveh.
Isa 26:18 Hemos concebido, tenemos dolores como si diésemos a luz viento; pero no hemos traído a la tierra salvación, y no le nacerán habitantes al orbe.
Isa 26:19 Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán, despertarán y darán gritos de júbilo los moradores del polvo; porque rocío luminoso es tu rocío, y la tierra echará de su seno las sombras.
Isa 26:20 Vete, pueblo mío, entra en tus cámaras y cierra tu puerta tras de ti, escóndete un instante hasta que pase la ira.
Isa 26:21 Porque he ahí a Yahveh que sale de su lugar a castigar la culpa de todos los habitantes de la tierra contra él; descubre la tierra sus manchas de sangre y no tapa ya a sus asesinados.

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Capítulo 27

27:1

EN aquel día el Altísimo visitará con su espada dura, grande y fuerte, sobre leviathán, serpiente rolliza, y sobre leviathán serpiente retuerta; y matará al dragón que está en la mar.

27:2

En aquel día cantad de la viña del vino rojo.

27:3

Yo el Altísimo la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día, porque nadie la visite.

27:4

No hay en mí enojo. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinas y cardos? Yo los hollaré, quemarélos juntamente.

27:5

¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí, haga paz conmigo.

27:6

Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto.

27:7

¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió? ¿ó ha sido muerto como los que lo mataron?

27:8

Con medida la castigarás en sus vástagos. El reprime su recio viento en el día del aire solano.

27:9

De esta manera pues será purgada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado, cuando tornare todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levantarán los bosques, ni las imágenes del sol.

27:10

Porque la ciudad fortalecida será asolada, la morada será desamparada y dejada como un desierto: allí se apacentará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.

27:11

Cuando sus ramas se secaren, serán quebradas; mujeres vendrán á encenderlas: porque aquél no es pueblo de entendimiento; por tanto su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.

27:12

Y acontecerá en aquel día, que herirá el Altísimo desde el álveo del río hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno á uno.

27:13

Acontecerá también en aquel día, que se tañerá con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra de Egipto, y adorarán á el Altísimo en el monte santo, en Jerusalem.

Isa 27:1 Aquel día castigará Yahveh con su espada dura, grande, fuerte, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón que hay en el mar.
Isa 27:2 Aquel día se dirá: Viña deliciosa, cantadla.
Isa 27:3 Yo, Yahveh, soy su guardián. A su tiempo la regaré. Para que no se la castigue, de noche y de día la guardaré.
Isa 27:4 - Ya no tengo muralla. ¿Quién me ha convertido en espinos y abrojos? - Yo les haré guerra y los pisotearé, los quemaré todos a una,
Isa 27:5 o que se acojan a mi amparo, que hagan la paz conmigo, que conmigo hagan la paz.
Isa 27:6 En los días que vienen arraigará Jacob, echará Israel flores y frutos, y se llenará la haz de la tierra de sus productos.
Isa 27:7 ¿Acaso le ha herido como hirió a quien le hería? ¿ha sido muerto él como fueron muertos sus matadores?
Isa 27:8 Te querellaste con ella y la echaste, la despediste; la echó con su aliento áspero como viento de Oriente.
Isa 27:9 En verdad, con esto sería expiada la culpa de Jacob, y éste sería todo el fruto capaz de apartar su pecado; dejar todas las piedras que le sirven de ara de altar como piedras de cal desmenuzadas. Cipos y estelas del sol no se erigirán,
Isa 27:10 pues la ciudad fortificada ha quedado solitaria, mansión dejada y abandonada como un desierto donde el novillo pace, se tumba y ramonea.
Isa 27:11 Cuando se seca su ramaje es quebrado en astillas: vienen mujeres y le prenden fuego. Por no ser éste un pueblo inteligente, por eso no le tiene piedad su Hacedor, su Plasmador no le otorga gracia.
Isa 27:12 Aquel día vareará Yahveh desde la corriente del Río hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis reunidos de uno en uno, hijos de Israel.
Isa 27:13 Aquel día se tocará un cuerno grande, y vendrán los perdidos por tierra de Asur y los dispersos por tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo de Jerusalén.

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Capítulo 28

28:1

¡AY de la corona de soberbia, de los ebrios de Ephraim, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino!

28:2

He aquí el Altísimo tiene un fuerte y poderoso: como turbión de granizo y como torbellino trastornador; como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba á tierra.

28:3

Con los pies será hollada la corona de soberbia de los borrachos de Ephraim;

28:4

Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, en viéndola el que la mira, se la traga tan luego como la tiene á mano.

28:5

En aquel día el Altísimo de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura á las reliquias de su pueblo;

28:6

Y por espíritu de juicio al que se sentare en juicio, y por fortaleza á los que harán tornar la batalla hasta la puerta.

28:7

Mas también éstos erraron con el vino; y con la sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con la sidra, fueron trastornados del vino, aturdiéronse con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.

28:8

Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.

28:9

¿A quién se enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿á los arrancados de los pechos?

28:10

Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá:

28:11

Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará á este pueblo,

28:12

A los cuales él dijo: Este es el reposo: dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio: mas no quisieron oir.

28:13

La palabra pues de el Altísimo les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos.

28:14

Por tanto, varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo que está en Jerusalem, oid la palabra de el Altísimo.

28:15

Porque habéis dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, é hicimos acuerdo con la sepultura; cuando pasare el turbión del azote, no llegará á nosotros, pues que hemos puesto nuestra acogida en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos:

28:16

Por tanto, el Señor el Altísimo dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se apresure.

28:17

Y ajustaré el juicio á cordel, y á nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo.

28:18

Y será anulado vuestro concierto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no será firme: cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.

28:19

Luego que comenzare á pasar, él os arrebatará; porque de mañana de mañana pasará, de día y de noche; y será que el espanto solamente haga entender lo oído.

28:20

Porque la cama es tan angosta que no basta, y la cubierta estrecha para recoger.

28:21

Porque el Altísimo se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.

28:22

Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor el Altísimo de los ejércitos.

28:23

Estad atentos, y oid mi voz; estad atentos, y oid mi dicho.

28:24

El que ara para sembrar, ¿arará todo el día; romperá y quebrará los terrones de la tierra?

28:25

Después que hubiere igualado su superficie, ¿no derramará la neguilla, sembrará el comino, pondrá el trigo por su orden, y la cebada en su señal, y la avena en su término?

28:26

Porque su Dios le instruye, y le enseña á juicio.

28:27

Que la neguilla no se trillará con trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta; sino que con un palo se sacude la neguilla, y el comino con una vara.

28:28

El pan se trilla; mas no siempre lo trillará, ni lo comprimirá con la rueda de su carreta, ni lo quebrantará con los dientes de su trillo.

28:29

También esto salió de el Altísimo de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.

Isa 28:1 ¡Ay, corona de arrogancia - borrachos de Efraím - y capullo marchito - gala de su adorno - que está en el cabezo del valle fértil, aficionados al vino!
Isa 28:2 He aquí que uno, fuerte y robusto, enviado por el Señor, como una granizada, como huracán devastador, como aguacero torrencial de desbordadas aguas, los echará a tierra con la mano.
Isa 28:3 Con los pies será hollada la corona de arrogancia, los borrachos de Efraím,
Isa 28:4 y el capullo marchito, gala de su adorno, que está en el cabezo del valle fértil; y serán como la breva que precede al verano, que, en cuanto la ve uno, la toma con la mano y se la come.
Isa 28:5 Aquel día será Yahveh Sebaot corona de gala, diadema de adorno para el resto de su pueblo,
Isa 28:6 espíritu de juicio para el que se siente en el tribunal, y energía para los que rechazan hacia la puerta a los atacantes.
Isa 28:7 También ésos por el vino desatinan y por el licor divagan: sacerdotes y profetas desatinan por el licor, se ahogan en vino, divagan por causa del licor, desatinan en sus visiones, titubean en sus decisiones.
Isa 28:8 Porque todas las mesas están cubiertas de vómito asqueroso, sin respetar sitio.
Isa 28:9 «¿A quién se instruirá en el conocimiento? ¿a quién se le hará entender lo que oye? A los recién destetados, a los retirados de los pechos.
Isa 28:10 Porque dice: Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer sam, zeer sam.»
Isa 28:11 Sí, con palabras extrañas y con lengua extranjera hablará a este pueblo
Isa 28:12 él, que les había dicho: «¡Ahora, descanso! Dejad reposar al fatigado. ¡Ahora, calma!» Pero ellos no han querido escuchar.
Isa 28:13 Ahora Yahveh les dice: «Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer sam, zeer sam», de suerte que vayan y caigan hacia atrás y se fracturen, caigan en la trampa y sean presos.
Isa 28:14 Por tanto oíd la palabra de Yahveh, hombres burlones, señores de este pueblo de Jerusalén.
Isa 28:15 Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el engaño nos hemos escondido.»
Isa 28:16 Por eso, así dice el Señor Yahveh: «He aquí que yo pongo por fundamento en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará.
Isa 28:17 Pondré la equidad como medida y la justicia como nivel.» Barrerá el granizo el refugio de mentira y las aguas inundarán el escondite.
Isa 28:18 Será rota vuestra alianza con la muerte y vuestro pacto con el seol no se mantendrá. Cuando pasare el azote desbordado, os aplastará.
Isa 28:19 Siempre que pase os alcanzará. Porque mañana tras mañana pasará, de día y de noche, y habrá estremecimiento sólo con oírlo.
Isa 28:20 La cama será corta para poder estirarse y el cobertor será estrecho para poder taparse.
Isa 28:21 Porque como en el monte Perasim surgirá Yahveh, como en el valle de Gabaón se enfurecerá para hacer su acción, su extraña acción, y para trabajar su trabajo, su exótico trabajo.
Isa 28:22 Ahora no os burléis, no sea que se aprieten vuestras ligaduras. Porque cosa concluida y decidida he oído de parte de Yahveh Sebaot, tocante a toda la tierra.
Isa 28:23 Escuchad y oíd mi voz, atended y oíd mi palabra.
Isa 28:24 ¿Acaso cada día ara al arador para sembrar, abre y rompe su terreno?
Isa 28:25 Luego que ha igualado su superficie, ¿no esparce la neguilla, y desparrama el comino, y pone trigo, cebada y espelta, cada cosa en su tablar?
Isa 28:26 Quien le enseña esta usanza, quien le instruye es su Dios.
Isa 28:27 Porque no con el trillo es trillada la neguilla, ni se hace girar rueda de carreta sobre el comino; sino que con el bastón es apaleada la neguilla, y el comino con la vara.
Isa 28:28 ¿Se tritura el grano? No. No se le trilla indefinidamente; se hace girar la rueda de la carreta, y se le limpia, pero sin triturarlo.
Isa 28:29 También esto de Yahveh Sebaot ha salido: trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.

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Capítulo 29

29:1

¡AY de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año á otro, mátense víctimas.

29:2

Mas yo pondré á Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será á mí como Ariel.

29:3

Porque asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios, y levantaré contra ti baluartes.

29:4

Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de pythón, y tu habla susurrará desde el polvo.

29:5

Y la muchedumbre de tus extranjeros será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento.

29:6

De el Altísimo de los ejércitos serás visitada con truenos y con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.

29:7

Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las gentes que pelearán contra Ariel, y todos los que pelearán contra ella y sus ingenios, y los que la pondrán en apretura.

29:8

Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma está vacía; ó como el que tiene sed y sueña, y parece que bebe; mas cuando se despierta, hállase cansado, y su alma sedienta: así será la multitud de todas las gentes que pelearán contra el monte de Sión.

29:9

Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegad; embriagaos, y no de vino; titubead, y no de sidra.

29:10

Porque el Altísimo extendió sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró vuestros ojos: cubrió vuestros profetas, y vuestros principales videntes.

29:11

Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.

29:12

Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dira: No sé leer.

29:13

Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fué enseñado por mandamiento de hombres:

29:14

Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la prudencia de sus prudentes.

29:15

¡Ay de los que se esconden de el Altísimo, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?

29:16

Vuestra subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá de su hacedor, No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, No entendió?

29:17

¿No será tornado de aquí á muy poco tiempo el Líbano en Carmelo, y el Carmelo será estimado por bosque?

29:18

Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.

29:19

Entonces los humildes crecerán en alegría en el Altísimo, y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.

29:20

Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido: serán talados todos los que madrugaban á la iniquidad.

29:21

Los que hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la puerta, y torcieron lo justo en vanidad.

29:22

Por tanto, el Altísimo que redimió á Abraham, dice así á la casa de Jacob: No será ahora confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;

29:23

Porque verá á sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.

29:24

Y los errados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.

Isa 29:1 ¡Ay, Ariel, Ariel, villa donde acampó David! Añadid año sobre año, las fiestas completen su ciclo,
Isa 29:2 y pondré en angustias a Ariel, y habrá llanto y gemido. Ella será para mí un Ariel;
Isa 29:3 acamparé en círculo contra ti, estrecharé contra ti la estacada, y levantaré contra ti trinchera;
Isa 29:4 serás abatida, desde la tierra hablar��s, por el polvo será ahogada tu palabra, tu voz será como un espectro de la tierra, y desde el polvo tu palabra será como un susurro.
Isa 29:5 Y será como polvareda fina la turba de tus soberbios, y como tamo que pasa la turba de tus potentados. Sucederá que, de un momento a otro,
Isa 29:6 de parte de Yahveh Sebaot serás visitada con trueno, estrépito y estruendo, turbión, ventolera y llama de fuego devoradora,
Isa 29:7 Será como un sueño, visión nocturna, la turba de todas las gentes que guerrean contra Ariel, todas sus milicias y las máquinas de guerra que la oprimen.
Isa 29:8 Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero despierta y tiene el estómago vacío; como cuando el sediento sueña que está bebiendo, pero se despierta cansado y sediento. Así será la turba de todas las gentes, que guerrean contra el monte Sión.
Isa 29:9 Idiotizaos y quedad idiotas, cegaos y quedad ciegos; emborrachaos, pero no de vino, tambaleaos, y no por el licor.
Isa 29:10 Porque ha vertido sobre vosotros Yahveh espíritu de sopor, he pegado vuestros ojos (profetas) y ha cubierto vuestras cabezas (videntes).
Isa 29:11 Toda revelación será para vosotros como palabras de un libro sellado, que da uno al que sabe leer diciendo: «Ea, lee eso»; y dice el otro: «No puedo, porque está sellado»;
Isa 29:12 y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee eso»; y dice éste: «No sé leer»
Isa 29:13 Dice el Señor: Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos de mí, y el temor que me tiene son preceptos enseñados por hombres,
Isa 29:14 por eso he aquí que yo sigo haciendo maravillas con ese pueblo, haciendo portentosas maravillas; perderé la sabiduría de sus sabios, y eclipsaré el entendimiento de sus entendidos.
Isa 29:15 Ay de los que se esconden de Yahveh para ocultar sus planes, y ejecutan sus obras en las tinieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, quién nos conoce?»
Isa 29:16 ¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: «No me ha hecho», y la vasija diga de su alfarero: «No entiende el oficio?»
Isa 29:17 ¿Acaso no falta sólo un poco, para que el Líbano se convierta en vergel, y el vergel se considere una selva?
Isa 29:18 Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán,
Isa 29:19 los pobres volverán a alegrarse en Yahveh, y los hombres más pobres en el Santo de Israel se regocijarán.
Isa 29:20 Porque se habrán terminado los tiranos, se habrá acabado el hombre burlador, y serán exterminados todos los que desean el mal;
Isa 29:21 los que declaran culpable a otro con su palabra, y tienden lazos al que juzga en la puerta, y desatienden al justo por una nonada.
Isa 29:22 Por tanto, así dice Yahveh, Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: «No se avergonzará en adelante Jacob, ni en adelante su rostro palidecerá;
Isa 29:23 porque en viendo a sus hijos, las obras de mis manos, en medio de él, santificarán mi Nombre.» Santificarán al Santo de Jacob, y al Dios de Israel tendrán miedo.
Isa 29:24 Los descarriados alcanzarán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.

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Capítulo 30

30:1

¡AY de los hijos que se apartan, dice el Altísimo, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado á pecado!

30:2

Pártense para descender á Egipto, y no han preguntado mi boca; para fortificarse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

30:3

Mas la fortaleza de Faraón se os tornará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

30:4

Cuando estarán sus príncipes en Zoán, y sus embajadores habrán llegado á Hanes,

30:5

Se avergonzarán todos del pueblo que no les aprovechará, ni los socorrerá, ni les traerá provecho; antes les será para vergüenza, y aun para oprobio.

30:6

Carga de las bestias del mediodía: Por tierra de tribulacion y de angustia, de donde salen la leona y el leon, la vibora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de jumentos sus riquezas, y sus tesoros sobre corcovas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.

30:7

Ciertamente Egipto en vano é inútilmente dará ayuda; por tanto yo le dí voces, que su fortaleza sería estarse quietos.

30:8

Ve pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y asiéntala en un libro, para que quede hasta el postrero día, para siempre por todos los siglos.

30:9

Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oir la ley de el Altísimo;

30:10

Que dicen á los videntes: No veáis; y á los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;

30:11

Dejad el camino, apartaos de la senda, haced cesar de nuestra presencia al Santo de Israel.

30:12

Por tanto el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado;

30:13

Por tanto os será este pecado como pared abierta que se va á caer, y como corcova en alto muro, cuya caída viene súbita y repentinamente.

30:14

Y quebrarálo como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen menuzos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, ó para coger agua de la poza.

30:15

Porque así dijo el Señor el Altísimo, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,

30:16

Sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos: por tanto vosotros huiréis. Sobre ligeros cabalgaremos: por tanto serán ligeros vuestros perseguidores.

30:17

Un millar huirá á la amenaza de uno; á la amenaza de cinco huiréis vosotros todos; hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre cabezo.

30:18

Empero el Altísimo esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será ensalzado teniendo de vosotros misericordia: porque el Altísimo es Dios de juicio: bienaventurados todos los que le esperan.

30:19

Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalem: nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; en oyendo la voz de tu clamor te responderá.

30:20

Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus enseñadores nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus enseñadores.

30:21

Entonces tus oídos oirán á tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis á la mano derecha, ni tampoco torzáis á la mano izquierda.

30:22

Entonces profanarás la cobertura de tus esculturas de plata, y la vestidura de tu vaciadizo de oro: las apartarás como trapo de menstruo: ¡Sal fuera! les dirás.

30:23

Entonces dará el Señor lluvia á tu sementera, cuando la tierra sembrares; y pan del fruto de la tierra; y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en anchas dehesas.

30:24

Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra, comerán grano limpio, el cual será aventado con pala y criba.

30:25

Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado subido, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres.

30:26

Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que soldará el Altísimo la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida.

30:27

He aquí que el nombre de el Altísimo viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume;

30:28

Y su aliento, cual torrente que inunda: llegará hasta el cuello, para zarandear las gentes con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndo les errar.

30:29

Vosotros tendréis canción, como en noche en que se celebra pascua; y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de el Altísimo, al Fuerte de Israel.

30:30

Y el Altísimo hará oir su voz potente, y hará ver el descender de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego consumidor; con dispersión, con avenida, y piedra de granizo.

30:31

Porque Assur que hirió con palo, con la voz de el Altísimo será quebrantado.

30:32

Y en todo paso habrá madero fundado, que el Altísimo hará hincar sobre él con tamboriles y vihuelas, cuando con batallas de altura peleará contra ellos.

30:33

Porque Topheth ya de tiempo está diputada y aparejada para el rey, profunda y ancha; cuyo foco es de fuego, y mucha leña; el soplo de el Altísimo, como torrente de azufre, la enciende.

Isa 30:1 ¡Ay de los hijos rebeldes - oráculo de Yahveh - para ejecutar planes, que no son míos, y para hacer libaciones de alianza, mas no a mi aire, amontonando pecado sobre pecado!
Isa 30:2 Los que bajan a Egipto sin consultar a mi boca, para buscar apoyo en la fuerza de Faraón y ampararse a la sombra de Egipto.
Isa 30:3 La fuerza del Faraón se os convertirá en vergüenza, y el amparo de la sombra de Egipto, en confusión.
Isa 30:4 Cuando estuvieron en Soán sus jefes, y cuando sus emisarios llegaron a Janés,
Isa 30:5 todos llevaron presentes a un pueblo que les será inútil, a un pueblo que no sirve de ayuda - ni de utilidad - sino de vergüenza y de oprobio.
Isa 30:6 Oráculo sobre los animales del Négueb. Por tierra de angustia y aridez, de leona y de león rugiente, de áspid y dragón volador, llevan a lomos de pollinos su riqueza, y sobre jiba de camellos sus tesoros hacia un pueblo que no les será útil,
Isa 30:7 a Egipto, cuyo apoyo es huero y vano. Por eso he llamado a ese pueblo «Ráhab la cesante.»
Isa 30:8 Ahora ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure hasta el último día, para testimonio hasta siempre:
Isa 30:9 Que es un pueblo terco, criaturas hipócritas, hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahveh;
Isa 30:10 que han dicho a los videntes: «No veáis»; y a los visionarios: «No veáis para nosotros visiones verdaderas; habladnos cosas halagüeñas, contemplad ilusiones.
Isa 30:11 Apartaos del camino, desviaos de la ruta, dejadnos en paz del Santo de Israel.»
Isa 30:12 Por tanto, así dice el Santo de Israel: Por cuanto habéis rechazado vosotros esta palabra, y por cuanto habéis fiado en lo torcido y perverso y os habéis apoyado en ello,
Isa 30:13 por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa en una alta muralla, cuya quiebra sobrevendrá de un momento a otro,
Isa 30:14 y va a ser su quiebra como la de una vasija de alfarero, rota sin compasión, en la que al romperse no se encuentra una sola tejoleta bastante grande para tomar fuego del hogar o para extraer agua del aljibe.
Isa 30:15 Porque así dice el Señor Yahveh, el Santo de Israel: «Por la conversión y calma seréis liberados, en el sosiego y seguridad estará vuestra fuerza.» Pero no aceptasteis,
Isa 30:16 sino que dijisteis: «No, huiremos a caballo.» ¡Pues, bien, huid! Y «sobre rápidos carros montaremos». ¡Pues bien, rápidamente seréis perseguidos!
Isa 30:17 Mil temblarán ante la amenaza de uno solo; ante la amenaza de cinco huiréis, hasta que seáis dejados como mástil en la cúspide del monte y como gallardete sobre una colina.
Isa 30:18 Sin embargo aguardará Yahveh para haceros gracia, y así se levantará para compadeceros, porque Dios de equidad es Yahveh: ¡dichosos todos los que en él esperan!
Isa 30:19 Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere, te responderá.
Isa 30:20 Os dará el Señor pan de asedio y aguas de opresión, y después no será ya ocultado el que te enseña; con tus ojos verás al que te enseña,
Isa 30:21 y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ese es el camino, id por él», ya sea a la derecha, ya a la izquierda.
Isa 30:22 Declararás impuro el revestimiento de tus ídolos de plata y el ornato de tus imágenes fundidas en oro. Los rechazarás como paño inmundo: «¡Fuera de aquí!», les dirás.
Isa 30:23 El dará lluvia a tu sementera con que hayas sembrado el suelo, y la tierra te producirá pan que será pingüe y sustancioso. Pacerán tus ganados aquel día en pastizal dilatado;
Isa 30:24 los bueyes y asnos que trabajan el suelo comerán forraje salado, cribado con bieldo y con criba.
Isa 30:25 Habrá sobre todo monte alto y sobre todo cerro elevado manantiales que den aguas perennes, el día de la gran matanza, cuando caigan las fortalezas.
Isa 30:26 Será la luz de la luna como la luz del sol meridiano, y la luz del sol meridiano será siete veces mayor - con luz de siete días - el día que vende Yahveh la herida de su pueblo y cure la contusión de su golpe.
Isa 30:27 He aquí que el nombre de Yahveh viene de lejos, ardiente su ira y pesada su opresión. Sus labios llenos están de furor, su lengua es como fuego que devora,
Isa 30:28 y su aliento como torrente desbordado que cubre hasta el cuello. Cribará a las naciones con criba nefasta, pondrá el bocado de sus bridas en la mandíbula de sus pueblos.
Isa 30:29 Vosotros cantaréis como en la noche de santificar fiesta; se os alegrará el corazón como el de quien va al son de flauta a entrar en el monte de Yahveh, a la Peña de Israel.
Isa 30:30 Hará oír Yahveh la majestad de su voz, y mostrará la descarga de su brazo con ira inflamada y llama de fuego devoradora, turbión, aguacero y granizo.
Isa 30:31 Pues por la voz de Yahveh será hecho añicos Asur: con un bastón le golpeará.
Isa 30:32 A cada pasada de la vara de castigo que Yahveh descargue sobre él - con adufes y con arpas - y con guerras de sacudir las manos guerreará contra él.
Isa 30:33 Porque de antemano está preparado un Tófet - también para el rey - un foso profundo y ancho; hay paja y madera en abundancia. El aliento de Yahveh, cual torrente de azufre, lo enciende.

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Capítulo 31

31:1

¡AY de los que descienden á Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en caballeros, porque son valientes; y no miraron al Santo de Israel, ni buscaron á el Altísimo!

31:2

Mas él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Levantaráse pues contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad.

31:3

Y los Egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu: de manera que en extendiendo el Altísimo su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán á una.

31:4

Porque el Altísimo me dijo á mí de esta manera: Como el león y el cachorro del león brama sobre su presa, y si se llega contra él cuadrilla de pastores, no temerá por sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos: así el Altísimo de los ejércitos descenderá á pelear por el monte de Sión, y por su collado.

31:5

Como las aves que vuelan, así amparará el Altísimo de los ejércitos á Jerusalem, amparando, librando, pasando, y salvando.

31:6

Convertíos á aquel contra quien los hijos de Israel profundamente se rebelaron.

31:7

Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.

31:8

Entonces caerá el Assur por cuhillo, no de varón; y consumirálo espada, no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus mancebos serán tributarios.

31:9

Y de miedo pasará su fortaleza y sus príncipes tendrán pavor de la bandera, dice el Altísimo, cuyo fuego está en Sión, y su horno en Jerusalem.

Isa 31:1 ¡Ay, los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballería se apoyan, y fían en los carros porque abundan y en los jinetes porque son muchos; mas no han puesto su mirada en el Santo de Israel, ni a Yahveh han buscado.
Isa 31:2 Pero también él es sabio, hará venir el mal, y no retirará sus palabras; se levantará contra la casa de los malhechores y contra la ayuda de los que obran la iniquidad.
Isa 31:3 En cuanto a Egipto, es humano, no divino, y sus caballos, carne, y no espíritu; Yahveh extenderá su mano, tropezará el ayudador y caerá el ayudado y todos a una perecerán.
Isa 31:4 Porque así me ha dicho Yahveh: Como ruge el león y el cachorro sobre su presa, y cuando se convoca contra él a todos los pastores, de sus voces no se intimida, ni de su tumulto se apoca: tal será el descenso de Yahveh Sebaot para guerrear sobre el monte Sión y sobre su colina.
Isa 31:5 Como pájaros que vuelan, así protegerá Yahveh Sebaot a Jerusalén, protegerá y librará, perdonará y salvará.
Isa 31:6 Volveos a aquel de quien profundamente os apartasteis, hijos de Israel.
Isa 31:7 Porque aquel día repudiará cada uno las divinidades de plata y las divinidades de oro que hicieron vuestras manos pecadoras.
Isa 31:8 Caerá Asur por espada no de hombres, y por espada no humana serán devorados; se dará a la fuga ante la espada, y sus mejores guerreros serán destinados a trabajos.
Isa 31:9 Aterrado, abandonará su tropa, y sus jefes espantados abandonarán su estandarte. Oráculo de Yahveh, que tiene fuego en Sión, y horno en Jerusalén.

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Capítulo 32

32:1

HE aquí que en justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.

32:2

Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

32:3

No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.

32:4

Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos será desenvuelta para hablar claramente.

32:5

El mezquino nunca más será llamado liberal, ni será dicho generoso el avariento.

32:6

Porque el mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la impiedad y para hablar escarnio contra el Altísimo, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.

32:7

Cierto los avaros malas medidas tienen: él maquina pensamientos para enredar á los simples con palabras cautelosas, y para hablar en juicio contra el pobre.

32:8

Mas el liberal pensará liberalidades, y por liberalidades subirá.

32:9

Mujeres reposadas, levantaos, oid mi voz; confiadas, escuchad mi razón.

32:10

Días y años tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no acudirá.

32:11

Temblad, oh reposadas; turbaos, oh confiadas: despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con saco.

32:12

Sobre los pechos lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.

32:13

Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de placer en la ciudad de alegría.

32:14

Porque los palacios serán desiertos, la multitud de la ciudad cesará: las torres y fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde huelguen asnos monteses, y ganados hagan majada:

32:15

Hasta que sobre nosotros sea derramado espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo labrado, y el campo labrado sea estimado por bosque.

32:16

Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo labrado asentará la justicia.

32:17

Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre.

32:18

Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.

32:19

Y el granizo, cuando descendiere será en los montes; y la ciudad será del todo abatida.

32:20

Dichosos vosotros los que sembráis sobre todas aguas, y metéis en ellas el pie de buey y de asno.

Isa 32:1 He aquí que para hacer justicia reinará un rey, y los jefes juzgarán según derecho.
Isa 32:2 Será cada uno como un sitio abrigado contra el viento y a cubierto del temporal; como fluir de aguas en sequedal, como sombra de peñón en tierra agostada.
Isa 32:3 No se cerrarán los ojos de los videntes, y los oídos de los que escuchan percibirán;
Isa 32:4 el corazón de los alocados se esforzará en aprender, y la lengua de los tartamudos hablará claro y ligero.
Isa 32:5 No se llamará ya noble al necio, ni al desaprensivo se le llamará magnífico.
Isa 32:6 Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento.
Isa 32:7 Cuanto al desaprensivo, sus tramas son malas, se dedica a inventar maquinaciones para sorprender a los pobres con palabras engañosas, cuando el pobre expone su causa.
Isa 32:8 Mientras que el noble medita nobles cosas, y en las cosas nobles está firme.
Isa 32:9 Mujeres indolentes, ¡arriba!, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi palabra.
Isa 32:10 Dentro de un año y algunos días temblaréis las que confiáis, pues se habrá acabado la vendimia para no volver más.
Isa 32:11 Espantaos, indolentes, temblad, confiadas, desvestíos, desnudaos, ceñid vuestra cintura,
Isa 32:12 golpeaos el pecho, por los campos atrayentes, por las viñas fructíferas.
Isa 32:13 Sobre el solar de mi pueblo zarza y espino crecerá, y también sobre todas las casas de placer de la villa alegre,
Isa 32:14 porque el alcázar habrá sido abandonado, el genio de la ciudad habrá desaparecido; Ofel y el Torreón quedarán en adelante vacíos por siempre, para delicia de asnos y pastizal de rebaños.
Isa 32:15 Al fin será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu. Se hará la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva.
Isa 32:16 Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel;
Isa 32:17 el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua.
Isa 32:18 Y habitará mi pueblo en albergue de paz, en moradas seguras y en posadas tranquilas.
Isa 32:19 - La selva será abatida y la ciudad hundida.
Isa 32:20 Dichosos vosotros, que sembraréis cabe todas las corrientes, y dejaréis sueltos el buey y el asno.

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Capítulo 33

33:1

¡AY de ti, el que saqueas, y nunca fuiste saqueado; el que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabares de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabares de hacer deslealtad, haráse contra ti.

33:2

Oh el Altísimo, ten misericordia de nosotros, á ti hemos esperado: tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.

33:3

Los pueblos huyeron á la voz del estruendo; las gentes fueron esparcidas por tus levantamientos.

33:4

Mas vuestra presa será cogida como cuando cogen las orugas: correrá sobre ellos como de una á otra parte corren las langostas.

33:5

Será ensalzado el Altísimo, el cual mora en las alturas: llenó á Sión de juicio y de justicia.

33:6

Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y la fuerza de la salvación: el temor de el Altísimo será su tesoro.

33:7

He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.

33:8

Las calzadas están desechas, cesaron los caminantes: anulado ha la alianza, aborreció las ciudades, tuvo en nada los hombres.

33:9

Enlutóse, enfermó la tierra: el Líbano se avergonzó, y fué cortado: hase tornado Sarón como desierto; y Basán y Carmel fueron sacudidos.

33:10

Ahora me levantaré, dice el Altísimo; ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido.

33:11

Concebisteis hojarascas, aristas pariréis: el soplo de vuestro fuego os consumirá.

33:12

Y los pueblos serán como cal quemada: como espinas cortadas serán quemados con fuego.

33:13

Oid, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia.

33:14

Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros habitará con las llamas eternas?

33:15

El que camina en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oir sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala:

33:16

Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas.

33:17

Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.

33:18

Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?

33:19

No verás á aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.

33:20

Mira á Sión, ciudad de nuestras solemnidades: tus ojos verán á Jerusalem, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.

33:21

Porque ciertamente allí será el Altísimo para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera, ni por él pasará grande navío.

33:22

Porque el Altísimo es nuestro juez, el Altísimo es nuestro legislador, el Altísimo es nuestro Rey, él mismo nos salvará.

33:23

Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela: repartiráse entonces presa de muchos despojos: los cojos arrebatarán presa.

33:24

No dirá el morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado. Isa 33:1 ¡Ay, tú que saqueas, y no has sido saqueado, que despojas, y no has sido despojado! En terminando tú de saquear, serás saqueado; así que acabes de despojar, serás despojado;
Isa 33:2 Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos. Sé nuestro brazo por las mañanas y nuestra salvación en tiempo de apretura.
Isa 33:3 Al fragor del estrépito se dispersan los pueblos, al alzarte tú se desperdigan las gentes,
Isa 33:4 se amontona el botín como quien amontona saltamontes, se abalanzan sobre él, como se abalanzan las langostas.
Isa 33:5 Exaltado sea Yahveh, pues reposa en lo alto; llene a Sión de equidad y de justicia.
Isa 33:6 Sean tus días estables; la riqueza que salva son la sabiduría y la ciencia, el temor de Yahveh sea tu tesoro.
Isa 33:7 ¡Mirad! Ariel se lamenta por las calles, los embajadores de paz amargamente lloran.
Isa 33:8 Han quedado desiertas las calzadas, ya no hay transeúntes por los caminos. Han violado la alianza, han recusado los testimonios, no se tiene en cuenta a nadie.
Isa 33:9 La tierra está en duelo, languidece; el líbano está ajado y mustio. Ha quedado el Sarón como la estepa, se van pelando el Basán y el Carmelo.
Isa 33:10 «Ahora me levanto - dice Yahveh - ahora me exalto, ahora me elevo.
Isa 33:11 Concebiréis forraje, pariréis paja, y mi soplo como fuego os devorará;
Isa 33:12 los pueblos serán calcinados, espinos cercenados que en fuego arderán.
Isa 33:13 Oíd, los alejados, lo que he hecho; enteraos, los cercanos, de mi fuerza.»
Isa 33:14 Se espantaron en Sión los pecadores, sobrecogió el temblor a los impíos: ¿Quién de nosotros podrá habitar con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros podrá habitar con las llamas eternas?
Isa 33:15 El que anda en justicia y habla con rectitud; el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal.
Isa 33:16 Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura.
Isa 33:17 Tus ojos contemplarán un rey en su belleza, verán una tierra dilatada.
Isa 33:18 Tu corazón musitará con sobresalto: «¿Dónde está el que contaba, dónde el que pesaba, dónde el que contaba torres?»
Isa 33:19 Y no verás al pueblo audaz, pueblo de lenguaje oscuro, incomprensible, al bárbaro cuya lengua no se entiende.
Isa 33:20 Contempla a Sión, villa de nuestras solemnidades: tus ojos verán a Jerusalén, albergue fijo, tienda sin trashumancia, cuyas clavijas no serán removidas nunca y cuyas cuerdas no serán rotas.
Isa 33:21 Sino que allí Yahveh será magnífico para con nosotros; como un lugar de ríos y amplios canales, por donde no ande ninguna embarcación de remos, ni navío de alto bordo lo atraviese.
Isa 33:22 (Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará.)
Isa 33:23 Se han distendido las cuerdas, no sujetan derecho el mástil, no despliegan estandarte. Entonces será repartido un botín numeroso: hasta los cojos tendrán botín,
Isa 33:24 y no dirá ningún habitante: «Estoy enfermo»; al pueblo que allí mora le será perdonada su culpa.

 

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Capítulo 34

34:1

GENTES, allegaos á oir; y escuchad, pueblos. Oiga la tierra y lo que la hinche, el mundo y todo lo que él produce.

34:2

Porque el Altísimo está airado sobre todas las gentes, é irritado sobre todo el ejército de ellas: destruirálas y entregarálas al matadero por la sangre de ellos.

34:3

Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se desleirán por la sangre de ellos.

34:4

Y todo el ejército de los cielos se corromperá, y plegarse han los cielos como un libro: y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.

34:5

Porque en los cielos se embriagará mi espada: he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.

34:6

Llena está de sangre la espada de el Altísimo, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de cabritos, de grosura de riñones de carneros: porque el Altísimo tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.

34:7

Y con ellos vendrán abajo unicornios, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura.

34:8

Porque es día de venganza de el Altísimo, año de retribuciones en el pleito de Sión.

34:9

Y sus arroyos se tornarán en pez, y su polvo en azufre, y su tierra en pez ardiente.

34:10

No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo: de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.

34:11

Y la poseerán el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el cuervo morarán en ella: y extenderáse sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.

34:12

Llamarán á sus príncipes, príncipes sin reino: y todos sus grandes serán nada.

34:13

En sus alcázares crecerán espinas, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, patio para los pollos de los avestruces.

34:14

Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará á su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo.

34:15

Allí anidará el cuclillo, conservara sus huevos, y sacará sus pollos, y juntarálos debajos de sus alas: también se ayuntarán allí buitres, cada uno con su compañera.

34:16

Inquirid en el libro de el Altísimo, y leed si faltó alguno de ellos: ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó y reuniólos su mismo espíritu.

34:17

Y él les echó las suertes, y su mano les repartió con cordel: para siempre la tendrán por heredad, de generación en generación morarán allí.

Isa 34:1 Acercaos, naciones, a oír, atended, pueblos; oiga la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y cuanto en él brota,
Isa 34:2 que ira tiene Yahveh contra todas las naciones, y cólera contra todas sus mesnadas. Las ha anatematizado, las ha entregado a la matanza.
Isa 34:3 Sus heridos yacen tirados, de sus cadáveres sube el hedor, y sus montes chorrean sangre;
Isa 34:4 se esfuma todo el ejército de los cielos. Se enrollan como un libro los cielos, y todo su ejército palidece como palidece el sarmiento de la cepa, como una hoja mustia de higuera.
Isa 34:5 Porque se ha emborrachado en los cielos mi espada; ya desciende sobre Edom y sobre el pueblo de mi anatema para hacer justicia.
Isa 34:6 La espada de Yahveh está llena de sangre, engrasada de sebo, de sangre de carneros y machos cabríos, de sebo de riñones de carneros, porque tiene Yahveh un sacrificio en Bosrá, y gran matanza en Edom.
Isa 34:7 En vez de búfalos caerán pueblos, y en vez de toros un pueblo de valientes. Se emborrachará su tierra con sangre, y su polvo será engrasado de sebo.
Isa 34:8 Porque es día de venganza para Yahveh, año de desquite del defensor de Sión.
Isa 34:9 Se convertirán sus torrentes en pez, su polvo en azufre, y se hará su tierra pez ardiente.
Isa 34:10 Ni de noche ni de día se apagará, por siempre subirá el humo de ella. De generación en generación quedará arruinada, y nunca jamás habrá quien pase por ella.
Isa 34:11 La heredarán el pelícano y el erizo, el ibis y el cuervo residirán en ella. Tenderá Yahveh sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío.
Isa 34:12 Los sátiros habitarán en ella, ya no habrá en ella nobles que proclamen la realeza, y todos sus príncipes serán aniquilados.
Isa 34:13 En sus alcázares crecerán espinos, ortigas y cardos en sus fortalezas; será morada de chacales y dominio de avestruces.
Isa 34:14 Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso.
Isa 34:15 Allí anidará la víbora, pondrá, incubará y hará salir del huevo. También allí se juntarán los buitres.
Isa 34:16 Buscad el libro de Yahveh y leed; no faltará ninguno de ellos, ninguno de ellos echará en falta a otro. Pues su misma boca lo ha ordenado y su mismo espíritu los junta.
Isa 34:17 Es él mismo el que los echa a suertes, con su mano les reparte el país a cordel; lo poseerán por siempre y morarán en él de generación en generación.

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Capítulo 35

35:1

ALEGRARSE han el desierto y la soledad: el yermo se gozará, y florecerá como la rosa.

35:2

Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo: la gloria del Líbano le será dada, la hermosura de Carmel y de Sarón. Ellos verán la gloria de el Altísimo, la hermosura del Dios nuestro.

35:3

Confortad á las manos cansadas, roborad las vacilantes rodillas.

35:4

Decid á los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará.

35:5

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.

35:6

Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

35:7

El lugar seco será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas; en la habitación de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos.

35:8

Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará por él inmundo; y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos no yerren.

35:9

No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.

35:10

Y los redimidos de el Altísimo volverán, y vendrán á Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido.

Isa 35:1 Que el desierto y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa y la florezca como flor;
Isa 35:2 estalle en flor y se regocije hasta lanzar gritos de júbilo. La gloria del Líbano le ha sido dada, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Se verá la gloria de Yahveh, el esplendor de nuestro Dios.
Isa 35:3 Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes.
Isa 35:4 Decid a los de corazón intranquilo: ¡Animo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene vengador; es la recompensa de Dios, él vendrá y os salvará.
Isa 35:5 Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán.
Isa 35:6 Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo. Pues serán alumbradas en el desierto aguas, y torrentes en la estepa,
Isa 35:7 se trocará la tierra abrasada en estanque, y el país árido en manantial de aguas. En la guarida donde moran los chacales verdeará la caña y el papiro.
Isa 35:8 Habrá allí una senda y un camino, vía sacra se la llamará; no pasará el impuro por ella, ni los necios por ella vagarán.
Isa 35:9 No habrá león en ella, ni por ella subirá bestia salvaje, no se encontrará en ella; los rescatados la recorrerán.
Isa 35:10 Los redimidos de Yahveh volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría les acompañarán! ¡Adiós, penar y suspiros!

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Capítulo 36

36:1

ACONTECIÓ en el año catorce del rey Ezechîas, que Sennachêrib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fuertes de Judá, y tomólas.

36:2

Y el rey de Asiria envió á Rabsaces con grande ejército desde Lachîs á Jerusalem al rey Ezechîas: y asentó el campo á los caños de la pesquera de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.

36:3

Y salió á él Eliacim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna, escriba, y Joah hijo de Asaph, canciller.

36:4

A los cuales dijo Rabsaces: Ahora pues, diréis á Ezechîas: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?

36:5

Digo, alegas tú, (empero palabras vanas) que tengo consejo y fortaleza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías que te rebelas contra mí?

36:6

He aquí que confías en este bordón de caña frágil, en Egipto, sobre el cual si alguien se apoyare, entrarásele por la mano, y se la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.

36:7

Y si me dijeres, En el Altísimo nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos altos y cuyos altares hizo quitar Ezechîas, y dijo á Judá y á Jerusalem: Delante de este altar adoraréis?

36:8

Ahora pues yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.

36:9

¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de á caballo?

36:10

¿Y por ventura vine yo ahora á esta tierra para destruirla sin el Altísimo el Altísimo me dijo: Sube á esta tierra para destruirla?

36:11

Entonces dijo Eliacim, y Sebna y Joah á Rabsaces: Rogámoste que hables á tus siervos en lengua siriaca, porque nosotros la entendemos: y no hables con nosotros en lengua judáica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro.

36:12

Y dijo Rabsaces: ¿Envióme mi señor á ti y á tu señor, á que dijese estas palabras, y no á los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol y beber su orina con vosotros?

36:13

Púsose luego en pie Rabsaces, y gritó á grande voz en lengua judáica, diciendo: Oid las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

36:14

El rey dice así: No os engañe Ezechîas, porque no os podrá librar.

36:15

Ni os haga Ezechîas confiar en el Altísimo, diciendo: Ciertamente el Altísimo nos librará: no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.

36:16

No escuchéis á Ezechîas: porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid á mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo;

36:17

Hasta que yo venga y os lleve á una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.

36:18

Mirad no os engañe Ezechîas diciendo: el Altísimo nos librará. ¿Libraron los dioses de las gentes cada uno á su tierra de la mano del rey de Asiria?

36:19

¿Dónde está el dios de Hamath y de Arphad? ¿dónde está el dios de Sepharvaim? ¿libraron á Samaria de mi mano?

36:20

¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que el Altísimo libre de mi mano á Jerusalem?

36:21

Mas callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.

36:22

Entonces Eliacim hijo de Hilcías mayordormo, y Sebna escriba, y Joah hijo de Asaph canciller, vinieron á Ezechîas rotos sus vestidos, y contáronle las palabras de Rabsaces.

Isa 36:1 En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asur, contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas.
Isa 36:2 El rey de Asur envió desde Lakís a Jerusalén, donde el rey Ezequías, al copero mayor con un fuerte destacamento. Se colocó éste en el canal de la alberca superior, que está junto al camino del campo del Batanero.
Isa 36:3 El mayordomo de palacio, Elyaquim, hijo de Jilquías, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, salieron donde él.
Isa 36:4 El copero mayor les dijo: «Decid a Ezequías: Así habla el gran rey, el rey de Asur: ¿Qué confianza es ésa en la que fías?
Isa 36:5 Te has pensado que meras palabras de los labios son consejo y bravura para la guerra. Pero ahora ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?
Isa 36:6 Mira: te has confiado al apoyo de esa caña rota, de Egipto, que penetra y traspasa la mano del que se apoya sobre ella. Pues así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.
Isa 36:7 Pero vais a decirme: "Nosotros confiamos en Yahveh nuestro Dios." ¿No ha sido él, Ezequías, quien ha suprimido los altos y los altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén: "Os postraréis delante de este altar?"
Isa 36:8 Pues apuesta ahora con mi señor, el rey de Asur: te daré dos mil caballos si eres capaz de encontrarte jinetes para ellos.
Isa 36:9 ¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más pequeños servidores de mi señor? ¡Te fías de Egipto para tener carros y gentes de carro!
Isa 36:10 Y ahora ¿acaso he subido yo contra esta tierra para destruirla, sin contar con Yahveh? Yahveh me ha dicho: "Sube contra esta tierra y destrúyela."»
Isa 36:11 Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor, háblanos a nosotros tus siervos en arameo, que lo entendemos; no nos hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.»
Isa 36:12 El copero mayor dijo: «¿Acaso mi señor me ha enviado a decir estas cosas a tu señor, o a ti, y no a los hombres que se encuentran sobre la muralla, que tienen que comer sus excrementos y beber sus orinas con vosotros?»
Isa 36:13 Se puso en pie el copero mayor y gritó con gran voz en lengua judía, diciendo: «Escuchad las palabras del gran rey, el rey de Asur.
Isa 36:14 Así dice el rey: No os engañe Ezequías, porque no podrá libraros.
Isa 36:15 Que Ezequías no os haga confiar en Yahveh diciendo: "De cierto nos librará Yahveh, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asur."
Isa 36:16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asur: Haced paces conmigo, rendíos a mí, y comerá cada uno de su viña y de su higuera, y beberá cada uno de su cisterna,
Isa 36:17 hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas.
Isa 36:18 Que no os engañe Ezequías, diciendo: "Yahveh nos librará." ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada uno a su tierra de la mano del rey de Asur?
Isa 36:19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad, dónde los dioses de Sefarváyim, dónde están los dioses de Samaría? ¿Acaso han librado a Samaría de mi mano?
Isa 36:20 ¿Quiénes, de entre todos los dioses de los países, los han librado de mi poder, para que libre Yahveh a Jerusalén de mi mano?»
Isa 36:21 Calló el pueblo y no le respondió una palabra, porque el rey había dado esta orden diciendo: «No le respondáis.»
Isa 36:22 Elyaquim, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, fueron donde Ezequías, desgarrados los vestidos, y le relataron las palabras del copero mayor.

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Capítulo 37

37:1

ACONTECIÓ pues, que el rey Ezechîas, oído esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de saco vino á la casa de el Altísimo.

37:2

Y envió á Eliacim mayordomo, y á Sebna escriba, y á los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de sacos, á Isaías profeta, hijo de Amoz.

37:3

Los cuales le dijeron: Ezechîas dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es este día: porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la que pare.

37:4

Quizá oirá el Altísimo tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor á blasfemar al Dios vivo, y á reprender con las palabras que oyó el Altísimo tu Dios: alza pues oración tú por las reliquias que aun han quedado.

37:5

Vinieron pues los siervos de Ezechîas á Isaías.

37:6

Y díjoles Isaías: Diréis así á vuestro señor: Así dice el Altísimo: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.

37:7

He aquí que yo doy en él un espíritu, y oirá un rumor, y volveráse á su tierra: y yo haré que en su tierra caiga á cuchillo.

37:8

Vuelto pues Rabsaces, halló al rey de Asiria que batía á Libna; porque ya había oído que se había apartado de Lachîs.

37:9

Mas oyendo decir de Tirhakah rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra: en oyéndolo, envió mensajeros á Ezechîas, diciendo:

37:10

Diréis así á Ezechîas rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria.

37:11

He aquí que tú oiste lo que hicieron los reyes de Asiria á todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?

37:12

¿Libraron los dioses de las gentes á los que destruyeron mis antepasados, á Gozán, y Harán, Rezeph, y á los hijos de Edén que moraban en Thelasar?

37:13

¿Dónde está el rey de Amath, y el rey de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de Henah, y de Hivah?

37:14

Y tomó Ezechîas las cartas de mano de los mensajeros, y leyólas; y subió á la casa de el Altísimo, y las extendió delante de el Altísimo.

37:15

Entonces Ezechîas oró á el Altísimo, diciendo:

37:16

el Altísimo de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios sobre todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.

37:17

Inclina, oh el Altísimo, tu oído, y oye; abre, oh el Altísimo, tus ojos, y mira: y oye todas las palabras de Sennachêrib, el cual ha enviado á blasfemar al Dios viviente.

37:18

Ciertamente, oh el Altísimo, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,

37:19

Y entregaron los dioses de ellos al fuego: porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, leño y piedra: por eso los deshicieron.

37:20

Ahora pues, el Altísimo Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres el Altísimo.

37:21

Entonces Isaías hijo de Amoz, envió á decir á Ezechîas: el Altísimo Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Sennachêrib rey de Asiria,

37:22

Esto es lo que el Altísimo habló de él: Hate menospreciado, y ha hecho escarnio de ti la virgen hija de Sión: meneó su cabeza á tus espaldas la hija de Jerusalem.

37:23

¿A quién injuriaste y á quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.

37:24

Por mano de tus siervos denostaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros subiré á las alturas de los montes, á las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; vendré después á lo alto de su límite, al monte de su Carmel.

37:25

Yo cavé, y bebí las aguas; y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de lugares atrincherados.

37:26

¿No has oído decir que de mucho tiempo ha yo lo hice, que de días antiguos lo he formado? Helo hecho venir ahora, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de ruinas.

37:27

Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán como grama del campo y hortaliza verde, como hierba de los tejados, que antes de sazón se seca.

37:28

Conocido he tu estado, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.

37:29

Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido á mis oídos: pondré pues mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y haréte tornar por el camino por donde viniste.

37:30

Y esto te será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo: y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.

37:31

Y el residuo de la casa de Judá que hubiere escapado, tornará á echar raíz abajo, y hará fruto arriba.

37:32

Porque de Jerusalem saldrán reliquias, y del monte de Sión salvamento: el celo de el Altísimo de los ejércitos hará esto.

37:33

Por tanto, así dice el Altísimo acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella: no vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.

37:34

Por el camino que vino se tornará, y no entrará en esta ciudad, dice el Altísimo:

37:35

Pues yo ampararé á esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi siervo.

37:36

Y salió el ángel de el Altísimo, é hirió ciento ochenta y cinco mil en el campo de los Asirios: y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.

37:37

Entonces Sennachêrib rey de Asiria partiéndose se fué, y volvióse, é hizo su morada en Nínive.

37:38

Y acaeció, que estando orando en el templo de Nisroch su dios, Adremelech y Sarezer, sus hijos, le hirieron á cuchillo, y huyeron á la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

Isa 37:1 Cuando lo oyó el rey Ezequías desgarró sus vestidos, se cubrió de sayal y se fue a la Casa de Yahveh.
Isa 37:2 Envió a Elyaquim, mayordomo, a Sebná, secretario, y a los sacerdotes ancianos cubiertos de sayal donde el profeta Isaías, hijo de Amós.
Isa 37:3 Ellos le dijeron: «Así habla Ezequías: Este día es día de angustia, de castigo y de vergüenza. Los hijos están para salir del seno, pero no hay fuerza para dar a luz.
Isa 37:4 ¿No habrá oído Yahveh tu Dios las palabras del copero mayor al que ha enviado el rey de Asur, su señor, para insultar al Dios vivo? ¿No castigará Yahveh tu Dios las palabras que ha oído? Dirige una plegaria en favor del Resto que aún queda!»
Isa 37:5 Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron donde Isaías,
Isa 37:6 éste les dijo: «Así diréis a vuestro señor: Esto dice Yahveh: No tengas miedo por las palabras que has oído, con las que me insultaron los criados del rey de Asur.
Isa 37:7 Voy a poner en él un espíritu, oirá una noticia y se volverá a su tierra, y en su tierra yo lo haré caer a espada.»
Isa 37:8 El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur atacando a Libná , pues había oído que había partido de Lakís,
Isa 37:9 porque había recibido esta noticia acerca de Tirhacá, rey de Kus: «Ha salido a guerrear contra ti.» Senaquerib volvió a enviar mensajeros para decir a Ezequías:
Isa 37:10 «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en el que confías pensando: "No será entregada Jerusalén en manos del rey de Asur".
Isa 37:11 Bien has oído lo que los reyes de Asur han hecho a todos los países, entregándolos al anatema, ¡y tú te vas a librar!
Isa 37:12 ¿Acaso los dioses de las naciones salvaron a aquellos que mis padres aniquilaron, a Gozán, a Jarán, a Résef, a los edenitas que estaban en Tel Basar?
Isa 37:13 ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Laír, de Sefarváyim, de Hená y de Ivvá?»
Isa 37:14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego subió a la Casa de Yahveh y Ezequías la desenrolló ante Yahveh.
Isa 37:15 Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh:
Isa 37:16 «Yahveh Sebaot, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú sólo eres Dios en todos los reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos y la tierra.
Isa 37:17 «Tiende, Yahveh, tu oído y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Oye las palabras con que Senaquerib ha enviado a insultar al Dios vivo.
Isa 37:18 Es verdad, Yahveh, que los reyes de Asur han exterminado a todas las naciones y su territorio,
Isa 37:19 y han entregado sus dioses al fuego, porque ellos no son dioses, sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra, y por eso han sido aniquilados.
Isa 37:20 Ahora, pues, Yahveh, Dios nuestro, sálvanos de su mano, y sabrán todos los reinos de la tierra que sólo tú eres Dios, Yahveh.»
Isa 37:21 Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: «Así dice Yahveh, Dios de Israel, a quien has suplicado acerca de Senaquerib, rey de Asur.
Isa 37:22 Esta es la palabra que Yahveh pronuncia contra él: Ella te desprecia, ella te hace burla, la virgen hija de Sión. Mueve la cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén.
Isa 37:23 ¿A quién has insultado y blasfemado? ¿Contra quién has alzado tu voz y levantas tus ojos altaneros? ¡Contra el Santo de Israel!
Isa 37:24 Por tus siervos insultas a Adonay y dices: "Con mis muchos carros subo a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano, derribo la altura de sus cedros, la flor de sus cipreses, alcanzo el postrer de sus refugios su jardín del bosque.
Isa 37:25 Yo he cavado y bebido en extranjeras aguas. Secaré bajo la planta de mis pies, todos los Nilos del Egipto."
Isa 37:26 ¿Lo oyes bien? Desde antiguo lo tengo preparado; desde viejos días lo había planeado, ahora lo ejecuto. Tú has convertido en cúmulos de ruinas las fuertes ciudades.
Isa 37:27 Sus habitantes, de débiles manos, confusos y aterrados, son planta del campo, verdor de hierba, hierba de tejados, pasto quemado por el viento de Oriente.
Isa 37:28 Si te alzas o te sientas, si sales o entras, yo lo sé; (y que te alzas airado contra mí).
Isa 37:29 Pues que te alzas airado contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos, voy a poner mi anillo en tus narices, mi brida en tu boca, y voy a devolverte por la ruta por la que has venido.
Isa 37:30 La señal será ésta: Este año se comerá lo que rebrote, lo que nazca de sí al año siguiente. Al año tercero sembrad y segad, plantad las viñas y comed su fruto.
Isa 37:31 El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y fruto en lo alto.
Isa 37:32 Pues saldrá un Resto de Jerusalén, y supervivientes del monte Sión; el celo de Yahveh Sebaot lo hará.
Isa 37:33 Por eso, así dice Yahveh del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no lanzará flechas en ella, no le opondrá escudo, ni alzará en contra de ella empalizada.
Isa 37:34 Volverá por la ruta que ha traído. No entrará en esta ciudad, oráculo de Yahveh.
Isa 37:35 Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi siervo David.»
Isa 37:36 Aquella misma noche salió el Angel de Yahveh e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; a la hora de despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres.
Isa 37:37 Senaquerib, rey de Asiria, partió y, volviéndose, se quedó en Nínive.
Isa 37:38 Y sucedió que estando él postrado en el templo de su dios Nisrok, sus hijos Adrammélek y Saréser le mataron a espada y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Su hijo Asarjaddón reinó en su lugar.

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Capítulo 38

38:1

EN aquellos días cayó Ezechîas enfermo para morir. Y vino á él Isaías profeta, hijo de Amoz, y díjole: el Altísimo dice así: Ordena tu casa, porque tú morirás, y no vivirás.

38:2

Entonces volvió Ezechîas su rostro á la pared, é hizo oración á el Altísimo.

38:3

Y dijo: Oh el Altísimo, ruégote te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezechîas con gran lloro.

38:4

Entonces fué palabra de el Altísimo á Isaías, diciendo:

38:5

Ve, y di á Ezechîas: el Altísimo Dios de David tu padre dice así: Tu oración he oído, y visto tus lágrimas: he aquí que yo añado á tus días quince años.

38:6

Y te libraré, y á esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y á esta ciudad ampararé.

38:7

Y esto te será señal de parte de el Altísimo, que el Altísimo hará esto que ha dicho:

38:8

He aquí que yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Achâz por el sol, diez grados. Y el sol fué tornado diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.

38:9

Escritura de Ezechîas rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad.

38:10

Yo dije: En el medio de mis días iré á las puertas del sepulcro: Privado soy del resto de mis años.

38:11

Dije: No veré á JAH, á JAH en la tierra de los que viven: Ya no veré más hombre con los moradores del mundo.

38:12

Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como el tejedor corté mi vida; cortaráme con la enfermedad; Me consumirás entre el día y la noche.

38:13

Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos: De la mañana á la noche me acabarás.

38:14

Como la grulla y como la golondrina me quejaba; Gemía como la paloma: alzaba en lo alto mis ojos: el Altísimo, violencia padezco; confórtame.

38:15

¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré recapacitando en la amargura de mi alma todos los años de mi vida.

38:16

Oh Señor, sobre ellos vivirán tus piedades, Y á todos diré consistir en ellas la vida de mi espíritu; Pues tú me restablecerás, y me harás que viva.

38:17

He aquí amargura grande me sobrevino en la paz: Mas á ti plugo librar mi vida del hoyo de corrupción. Porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.

38:18

Porque el sepulcro no te celebrará, ni te alabará la muerte; Ni los que descienden al hoyo esperarán tu verdad.

38:19

El que vive, el que vive, éste te confesará, como yo hoy: El padre hará notoria tu verdad á los hijos.

38:20

el Altísimo para salvarme; Por tanto cantaremos nuestros salmos En la casa de el Altísimo todos los días de nuestra vida.

38:21

Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.

38:22

Había asimismo dicho Ezechîas: ¿Qué señal tendré de que he de subir á la casa de el Altísimo?

Isa 38:1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: «Así habla Yahveh: Haz testamento, porque muerto eres y no vivirás.»
Isa 38:2 Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh.
Isa 38:3 Dijo: «¡Ah, Yahveh! Dígnate recordar que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto haciendo lo recto a tus ojos.» Y Ezequías lloró con abundantes lágrimas.
Isa 38:4 Entonces le fue dirigida a Isaías la palabra de Yahveh, diciendo:
Isa 38:5 «Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días.
Isa 38:6 Te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, y ampararé a esta ciudad.»
Isa 38:7 Isaías respondió: «Esta será para ti de parte de Yahveh, la señal de que Yahveh hará lo que ha dicho.
Isa 38:8 Mira, voy a hacer retroceder a la sombra diez gradas de las que ha descendido el sol por las gradas de Ajaz. Y desanduvo el sol diez gradas por las que había descendido.
Isa 38:9 Cántico de Ezequías, rey de Judá cuando estuvo enfermo y sanó de su mal:
Isa 38:10 Yo dije: A la mitad de mis días me voy; en las puertas del seol se me asigna un lugar para el resto de mis años.
Isa 38:11 Dije: No veré a Yahveh en la tierra de los vivos; no veré ya a ningún hombre de los que habitan el mundo.
Isa 38:12 Mi morada es arrancada, se me arrebata como tienda de pastor. Enrollo como tejedor mi vida, del hilo del tejido me cortaste. De la noche a la mañana acabas conmigo;
Isa 38:13 grité hasta la madrugada: Como león tritura todos mis huesos. De la noche a la mañana acabas conmigo.
Isa 38:14 Como grulla, como golondrina chirrío, zureo como paloma. Se consumen mis ojos de mirar hacia arriba. Yahveh, estoy oprimido, sal por mí.
Isa 38:15 ¿Qué diré? ¿De qué le hablaré, cuando él mismo lo ha hecho? Caminaré todos mis años en la amargura de mi alma.
Isa 38:16 El Señor está con ellos, viven y todo lo que hay en ellos es vida de su espíritu. Tú me curarás, me darás la vida.
Isa 38:17 Entonces mi amargura se trocará en bienestar, pues tú preservaste mi alma de la fosa de la nada, porque te echaste a la espalda todos mis pecados.
Isa 38:18 Que el Seol no te alaba ni la Muerte te glorifica, ni los que bajan al pozo esperan en tu fidelidad.
Isa 38:19 El que vive, el que vive, ése te alaba, como yo ahora. El padre enseña a los hijos tu fidelidad.
Isa 38:20 Yahveh, sálvame, y mis canciones cantaremos todos los días de nuestra vida junto a la Casa de Yahveh.
Isa 38:21 Isaías dijo: «Traed una masa de higos, aplicadla sobre la úlcera y sanará.»
Isa 38:22 Ezequías dijo: «¿Cuál será la señal de que subiré a la Casa de Yahveh?»

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Capítulo 39

39:1

EN aquel tiempo Merodachbaladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes á Ezechîas; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido.

39:2

Y holgóse con ellos Ezechîas, y enseñoles la casa de su tesoro, plata y oro, y especierías, y ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y todo lo que se pudo hallar en sus tesoros: no hubo cosa en su casa y en todo su señorío, que Ezechîas no les mostrase.

39:3

Entonces Isaías profeta vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido á ti? Y Ezechîas respondió: De tierra muy lejos han venido á mí, de Babilonia.

39:4

Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezechîas: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.

39:5

Entonces dijo Isaías á Ezechîas: Oye palabra de el Altísimo de los ejércitos:

39:6

He aquí, vienen días en que será llevado á Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy: ninguna cosa quedará, dice el Altísimo.

39:7

De tus hijos que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

39:8

Y dijo Ezechîas á Isaías: La palabra de el Altísimo que has hablado, es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y verdad en mis días.

Isa 39:1 En aquel tiempo, Merodak Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías porque había oído que había estado enfermo y se había curado.
Isa 39:2 Se alegró Ezequías por ello y enseñó a los enviados su cámara del tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite precioso, su arsenal y todo cuanto había en los tesoros; no hubo nada que Ezequías no les mostrara en su casa y en todo su dominio.
Isa 39:3 Entonces el profeta Isaías fue donde el rey Ezequías y le dijo: «¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?» Respondió Ezequías: «Han venido de un país lejano, de Babilonia.»
Isa 39:4 Dijo: «¿Qué han visto en tu casa?» Respondió Ezequías: «Han visto cuanto hay en mi casa; nada hay en los tesoros que no les haya enseñado.»
Isa 39:5 Dijo Isaías a Ezequías: «Escucha la palabra de Yahveh Sebaot:
Isa 39:6 Vendrán días en que todo cuanto hay en tu casa y cuanto reunieron tus padres hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará, dice Yahveh.
Isa 39:7 Y se tomará de entre tus hijos, los que han salido de ti, los que has engendrado, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»
Isa 39:8 Respondió Ezequías a Isaías: «Es buena la palabra de Yahveh que me dices.» Pues pensaba: «¡Con tal que haya paz y seguridad en mis días!»

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Capítulo 40

40:1

CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.

40:2

Hablad al corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de el Altísimo por todos sus pecados.

40:3

Voz que clama en el desierto: Barred camino á el Altísimo: enderezad calzada en la soledad á nuestro Dios.

40:4

Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.

40:5

Y manifestaráse la gloria de el Altísimo, y toda carne juntamente la verá; que la boca de el Altísimo habló.

40:6

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo:

40:7

La hierba se seca, y la flor se cae; porque el viento de el Altísimo sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo.

40:8

Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

40:9

Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem; levántala, no temas; di á las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro!

40:10

He aquí que el Señor el Altísimo vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro.

40:11

Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente las paridas.

40:12

¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados?

40:13

¿Quién enseñó al espíritu de el Altísimo, ó le aconsejo enseñándole?

40:14

¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia?

40:15

He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.

40:16

Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.

40:17

Como nada son todas las gentes delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.

40:18

¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?

40:19

El artífice apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas de plata.

40:20

El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.

40:21

¿No sabéis? ¿no habéis oído? ¿nunca os lo han dicho desde el principio? ¿no habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?

40:22

El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar:

40:23

El torna en nada los poderosos, y á los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.

40:24

Como si nunca fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas.

40:25

¿A qué pues me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo.

40:26

Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién crió estas cosas: él saca por cuenta su ejército: á todas llama por sus nombres; ninguna faltará: tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud.

40:27

¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino es escondido de el Altísimo, y de mi Dios pasó mi juicio?

40:28

¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es el Altísimo, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

40:29

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

40:30

Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen:

40:31

Mas los que esperan á el Altísimo tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.

Isa 40:1 Consolad, consolad a mi pueblo - dice vuestro Dios.
Isa 40:2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia, ya ha satisfecho por su culpa, pues ha recibido de mano de Yahveh castigo doble por todos sus pecados.
Isa 40:3 Una voz clama: «En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios.
Isa 40:4 Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie.
Isa 40:5 Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá. Pues la boca de Yahveh ha hablado.»
Isa 40:6 Una voz dice: «¡Grita!» Y digo: «¿Qué he de gritar?» - «Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo.
Isa 40:7 La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le dé el viento de Yahveh (pues, cierto, hierba es el pueblo).
Isa 40:8 La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre.
Isa 40:9 Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las ciudades de Judá: «Ahí está vuestro Dios.»
Isa 40:10 Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo. Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede.
Isa 40:11 Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.
Isa 40:12 ¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y abarcó con su palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el polvo de la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza?
Isa 40:13 ¿Quién abarcó el espíritu de Yahveh, y como consejero suyo le enseñó?
Isa 40:14 ¿Con quién se aconsejó, quién le explicó y le enseñó la senda de la justicia, y le enseñó la ciencia, y el camino de la inteligencia le mostró?
Isa 40:15 Las naciones son como gota de un cazo, como escrúpulo de balanza son estimadas. Las islas como una chinita pesan.
Isa 40:16 El Líbano no basta para la quema, ni sus animales para holocausto.
Isa 40:17 Todas las naciones son como nada ante él, como nada y vacío son estimadas por él.
Isa 40:18 Pues ¿con quién asemejaréis a Dios, qué semejanza le aplicaréis?
Isa 40:19 El fundidor funde la estatua, el orfebre con oro la recubre y funde cadenas de plata.
Isa 40:20 El que presenta una ofrenda de pobre escoge madera incorruptible, se busca un hábil artista para erigir una estatua que no vacile.
Isa 40:21 ¿No lo sabíais? ¿No lo habíais oído? ¿No os lo había mostrado desde el principio? ¿No lo entendisteis desde que se fundó la tierra?
Isa 40:22 El está sentado sobre el orbe terrestre, cuyos habitantes son como saltamontes; él expande los cielos como un tul, y los ha desplegado como una tienda que se habita.
Isa 40:23 El aniquila a los tiranos, y a los árbitros de la tierra los reduce a la nada.
Isa 40:24 Apenas han sido plantados, apenas sembrados, apenas arraiga en tierra su esqueje, cuando sopla sobre ellos y se secan, y una ráfaga como tamo se los lleva.
Isa 40:25 ¿Con quién me asemejaréis y seré igualado?, dice el Santo.
Isa 40:26 Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que hace salir por orden al ejército celeste, y a cada estrella por su nombre llama. Gracias a su esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una.
Isa 40:27 ¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel: «Oculto está mi camino para Yahveh, y a Dios se le pasa mi derecho?»
Isa 40:28 ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es Yahveh, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable.
Isa 40:29 Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta.
Isa 40:30 Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan,
Isa 40:31 mientras que a los que esperan en Yahveh él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.

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Capítulo 41

41:1

ESCUCHADME, islas, y esfuércense los pueblos; alléguense, y entonces hablen: estemos juntamente á juicio.

41:2

¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, é hízolo enseñorear de reyes; entrególos á su espada como polvo, y á su arco como hojarascas arrebatadas?

41:3

Siguiólos, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado.

41:4

¿Quién obró é hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo el Altísimo, el primero, y yo mismo con los postreros.

41:5

Las islas vieron, y tuvieron temor, los términos de la tierra se espantaron: congregáronse, y vinieron.

41:6

Cada cual ayudó á su cercano, y á su hermano dijo: Esfuérzate.

41:7

El carpintero animó al platero, y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura, y afirmólo con clavos, porque no se moviese.

41:8

Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo.

41:9

Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te deseché.

41:10

No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

41:11

He aquí que todos los que se airan contra ti, serán avergonzados y confundidos: serán como nada y perecerán, los que contienden contigo.

41:12

Los buscarás, y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen guerra.

41:13

Porque yo el Altísimo soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudé.

41:14

No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo te socorrí, dice el Altísimo, y tu Redentor el Santo de Israel.

41:15

He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes: trillarás montes y los molerás, y collados tornarás en tamo.

41:16

Los aventarás, y los llevará el viento, y esparcirálos el torbellino. Tú empero te regocijarás en el Altísimo, te gloriarás en el Santo de Israel.

41:17

Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, que no hay; secóse de sed su lengua; yo el Altísimo los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.

41:18

En los altos abriré ríos, y fuentes en mitad de los llanos: tornaré el desierto en estanques de aguas, y en manaderos de aguas la tierra seca.

41:19

Daré en el desierto cedros, espinos, arrayanes, y olivas; pondré en la soledad hayas, olmos, y álamos juntamente;

41:20

Porque vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de el Altísimo hace esto, y que el Santo de Israel lo crió.

41:21

Alegad por vuestra causa, dice el Altísimo: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob.

41:22

Traigan, y anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir.

41:23

Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; ó á lo menos haced bien, ó mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.

41:24

He aquí que vosotros sois de nada, y vuestras obras de vanidad; abominación el que os escogió.

41:25

Del norte desperté uno, y vendrá; del nacimiento del sol llamará en mi nombre: y hollará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero.

41:26

¿Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; ó de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie, sí, no hay quien enseñe, ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras.

41:27

Yo soy el primero que he enseñado estas cosas á Sión, y á Jerusalem daré un portador de alegres nuevas.

41:28

Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo: preguntéles, y no respondieron palabra.

41:29

He aquí, todos iniquidad, y las obras de ellos nada: viento y vanidad son sus vaciadizos.

Isa 41:1 Hacedme silencio, islas, y renueven su fuerza las naciones. Alléguense y entonces hablarán, reunámonos todos a juicio.
Isa 41:2 ¿Quién ha suscitado de Oriente a aquel a quien la justicia sale al paso? ¿Quién le entrega las naciones, y a los reyes abaja? Conviértelos en polvo su espada, en paja dispersa su arco;
Isa 41:3 les persigue, pasa incólume, el sendero con sus pies no toca.
Isa 41:4 ¿Quién lo realizó y lo hizo? El que llama a las generaciones desde el principio: yo, Yahveh, el primero, y con los últimos yo mismo.
Isa 41:5 Ved, islas, y temed; confines de la tierra, y temblad. Acercaos y venid.
Isa 41:6 El uno ayuda al otro y dice a su colega: «¡Animo!»
Isa 41:7 Anima el fundidor al orfebre, el que pule a martillo al que bate en el yunque, diciendo de la soldadura: «Está bien.» Y fija el ídolo con clavos para que no se mueva.
Isa 41:8 Y tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien elegí, simiente de mi amigo Abraham;
Isa 41:9 que te así desde los cabos de la tierra, y desde lo más remoto te llamé y te dije: «Siervo mío eres tú, te he escogido y no te he rechazado»:
Isa 41:10 No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera.
Isa 41:11 ¡Oh! Se avergonzarán y confundirán todos los abrasados en ira contra ti. Serán como nada y perecerán los que buscan querella.
Isa 41:12 Los buscarás y no los hallarás a los que disputaban contigo. Serán como nada y nulidad los que te hacen la guerra.
Isa 41:13 Porque yo, Yahveh tu Dios, te tengo asido por la diestra. Soy yo quien te digo: «No temas, yo te ayudo.»
Isa 41:14 No temas, gusano de Jacob, gente de Israel: yo te ayudo - oráculo de Yahveh - y tu redentor es el Santo de Israel.
Isa 41:15 He aquí que te he convertido en trillo nuevo, de dientes dobles. Triturarás los montes y los desmenuzarás, y los cerros convertirás en tamo.
Isa 41:16 Los beldarás, y el viento se los llevará, y una ráfaga los dispersará. Y tú te regocijarás en Yahveh, en el Santo de Israel te gloriarás.
Isa 41:17 Los humildes y los pobres buscan agua, pero no hay nada. La lengua se les secó de sed. Yo, Yahveh, les responderé, Yo, Dios de Israel, no los desampararé.
Isa 41:18 Abriré sobre los calveros arroyos y en medio de las barrancas manantiales. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra árida en hontanar de aguas.
Isa 41:19 Pondré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivares. Pondré en la estepa el enebro, el olmo y el ciprés a una,
Isa 41:20 de modo que todos vean y sepan, adviertan y consideren que la mano de Yahveh ha hecho eso, el Santo de Israel lo ha creado.
Isa 41:21 «Aducid vuestra defensa - dice Yahveh - allegad vuestras pruebas - dice el rey de Jacob.
Isa 41:22 Alléguense e indíquennos lo que va a suceder. Indicadnos cómo fue lo pasado, y reflexionaremos; o bien hacednos oír lo venidero para que lo conozcamos.
Isa 41:23 Indicadnos las señales del porvenir, y sabremos que sois dioses. En suma, haced algún bien o algún mal, para que nos pongamos en guardia y os temamos.
Isa 41:24 ¡Oh! Vosotros sois nada, y vuestros hechos, nulidad, lo mejor de vosotros, abominación.»
Isa 41:25 Le he suscitado del norte, y viene, del sol naciente le he llamado por su nombre. Ha hollado a los sátrapas como lodo, como el alfarero patea el barro.
Isa 41:26 ¿Quién lo indicó desde el principio, para que se supiese, o desde antiguo, para que se dijese: «Es justo»? Ni hubo quien lo indicase, ni hubo quien lo hiciese oír, ni hubo quien oyese vuestras palabras.
Isa 41:27 Primicias de Sión: «¡Aquí están, aquí están!» envío a Jerusalén la buena nueva.
Isa 41:28 Miré, y no había nadie; entre éstos no había consejeros a quienes yo preguntara y ellos respondieran.
Isa 41:29 ¡Oh! Todos ellos son nada; nulidad sus obras, viento y vacuidad sus estatuas.

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Capítulo 42

42:1

HE aquí mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido en quien mi alma toma contentamiento: he puesto sobre él mi espíritu, dará juicio á las gentes.

42:2

No clamará, ni alzará, ni hará oir su voz en las plazas.

42:3

No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio á verdad.

42:4

No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley.

42:5

Así dice el Dios el Altísimo, el Criador de los cielos, y el que los extiende; el que extiende la tierra y sus verduras; el que da respiración al pueblo que mora sobre ella, y espíritu á los que por ella andan:

42:6

Yo el Altísimo te he llamado en justicia, y te tendré por la mano; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de las gentes;

42:7

Para que abras ojos de ciegos, para que saques de la cárcel á los presos, y de casas de prisión á los que están de asiento en tinieblas.

42:8

Yo el Altísimo: este es mi nombre; y á otro no daré mi gloria, ni mi alabanza á esculturas.

42:9

Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anuncio nuevas cosas: antes que salgan á luz, yo os las haré notorias.

42:10

Cantad á el Altísimo un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis á la mar, y lo que la hinche, las islas y los moradores de ellas.

42:11

Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar: canten los moradores de la Piedra, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.

42:12

Den gloria á el Altísimo, y prediquen sus loores en las islas.

42:13

el Altísimo saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo: gritará, voceará, esforzaráse sobre sus enemigos.

42:14

Desde el siglo he callado, tenido he silencio, y heme detenido: daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente.

42:15

Tornaré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques.

42:16

Y guiaré los ciegos por camino que no sabían, haréles pisar por las sendas que no habían conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.

42:17

Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las esculturas, y dicen á las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.

42:18

Sordos, oid; y vosotros ciegos, mirad para ver.

42:19

¿Quién ciego, sino mi siervo? ¿quién sordo, como mi mensajero que envié? ¿quién ciego como el perfecto, y ciego como el siervo de el Altísimo,

42:20

Que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?

42:21

el Altísimo se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.

42:22

Mas este es pueblo saqueado y hollado, todos ellos enlazados en cavernas y escondidos en cárceles: son puestos á saco, y no hay quien libre; hollados, y no hay quien diga, Restituid.

42:23

¿Quién de vosotros oirá esto? ¿quién atenderá y escuchará en orden al porvernir?

42:24

¿Quién dió á Jacob en presa, y entregó á Israel á saqueadores? ¿No fué el Altísimo, contra quien pecamos? y no quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.

42:25

Por tanto derramó sobre él el furor de su ira, y fuerza de guerra; púsole fuego de todas partes, empero no entendió; y encendióle, mas no ha parado mientes.

Isa 42:1 He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones.
Isa 42:2 No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz.
Isa 42:3 Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia;
Isa 42:4 no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas.
Isa 42:5 Así dice el Dios Yahveh, el que crea los cielos y los extiende, el que hace firme la tierra y lo que en ella brota, el que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan.
Isa 42:6 Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
Isa 42:7 para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.
Isa 42:8 Yo, Yahveh, ese es mi nombre, mi gloria a otro no cedo, ni mi prez a los ídolos.
Isa 42:9 Lo de antes ya ha llegado, y anuncio cosas nuevas; antes que se produzcan os las hago saber.
Isa 42:10 Cantad a Yahveh un cántico nuevo, su loor desde los confines de la tierra. Que le cante el mar y cuanto contiene, las islas y sus habitantes.
Isa 42:11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las explanadas en que habita Quedar. Aclamen los habitantes de Petra, desde la cima de los montes vociferen.
Isa 42:12 Den gloria a Yahveh, su loor en las islas publiquen.
Isa 42:13 Yahveh como un bravo sale, su furor despierta como el de un guerrero; grita y vocifera, contra sus enemigos se muestra valeroso.
Isa 42:14 «Estaba mudo desde mucho ha, había ensordecido, me había reprimido. Como parturienta grito, resoplo y jadeo entrecortadamente.
Isa 42:15 Derribaré montes y cedros, y todo su césped secaré; convertiré los ríos en tierra firme y las lagunas secaré.
Isa 42:16 Haré andar a los ciegos por un camino que no conocían, por senderos que no conocían les encaminaré. Trocaré delante de ellos la tiniebla en luz, y lo tortuoso en llano. Estas cosas haré, y no las omitiré.»
Isa 42:17 Haceos atrás, confusos de vergüenza, los que confiáis en ídolos, los que decís a la estatua fundida: «Vosotros sois nuestros dioses.»
Isa 42:18 ¡Sordos, oíd! ¡Ciegos, mirad y ved!
Isa 42:19 ¿Quién está ciego, sino mi siervo? ¿y quién tan sordo como el mensajero a quien envío? (¿Quién es tan ciego como el enviado y tan sordo como el siervo de Yahveh?)
Isa 42:20 Por más que has visto, no has hecho caso; mucho abrir las orejas, pero no has oído.
Isa 42:21 Yahveh se interesa, por causa de su justicia, en engrandecer y dar lustre a la Ley.
Isa 42:22 Pero es un pueblo saqueado y despojado, han sido atrapados en agujeros todos ellos, y en cárceles han sido encerrados. Se les despojaba y no había quien salvase; se les depredaba y nadie decía: «¡Devuelve!»
Isa 42:23 ¿Quién de vosotros escuchará esto, atenderá y hará caso para el futuro?
Isa 42:24 ¿Quién entregó al pillaje a Jacob, y a Israel a los saqueadores? ¿No ha sido Yahveh, contra quien pecamos, rehusamos andar por sus caminos, y no escuchamos sus instrucciones?
Isa 42:25 Vertió sobre él el ardor de su ira, y la violencia de la guerra le abrasó, por todos lados sin que se apercibiese, le consumió, sin que él reflexionase.

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Capítulo 43

43:1

Y AHORA, así dice el Altísimo Criador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, Formador tuyo, oh Israel: No temas, fakporque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

43:2

Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

43:3

Porque yo el Altísimo Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tú Salvador: á Egipto he dado por tu rescate, á Etiopía y á Seba por ti.

43:4

Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé: daré pues hombres por ti, y naciones por tu alma.

43:5

No temas, porque yo soy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.

43:6

Diré al aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas: trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los términos de la tierra,

43:7

Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los críe, los formé y los hice.

43:8

Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y á los sordos que tienen oídos.

43:9

Congréguense á una todas las gentes, y júntense todos los pueblos: ¿quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oir las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad.

43:10

Vosotros sois mis testigos, dice el Altísimo, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fué formado Dios, ni lo será después de mí.

43:11

Yo, yo el Altísimo, y fuera de mí no hay quien salve.

43:12

Yo anuncié, y salvé, é hice oir, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice el Altísimo, que yo soy Dios.

43:13

Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre: si yo hiciere, ¿quién lo estorbará?

43:14

Así dice el Altísimo, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié á Babilonia, é hice descender fugitivos todos ellos, y clamor de Caldeos en las naves.

43:15

Yo el Altísimo, Santo vuestro, Criador de Israel, vuestro Rey.

43:16

Así dice el Altísimo, el que da camino en la mar, y senda en las aguas impetuosas;

43:17

El que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; quedan extinguidos, como pábilo quedan apagados.

43:18

No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis á memoria las cosas antiguas.

43:19

He aquí que yo hago cosa nueva: presto saldrá á luz: ¿no la sabréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

43:20

La bestia del campo me honrará, los chacales, y los pollos del avestruz: porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.

43:21

Este pueblo crié para mí, mis alabanzas publicará.

43:22

Y no me invocaste á mí, oh Jacob; antes, de mí te cansaste, oh Israel.

43:23

No me trajiste á mí los animales de tus holocaustos, ni á mí me honraste con tus sacrificios: no te hice servir con presente, ni te hice fatigar con perfume.

43:24

No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios; antes me hiciste servir en tus pecados, me has fatigado con tus maldades.

43:25

Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí; y no me acordaré de tus pecados.

43:26

Hazme acordar, entremos en juicio juntamente; relata tú para abonarte.

43:27

Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.

43:28

Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema á Jacob, y por oprobio á Israel.

Isa 43:1 Ahora, así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. «No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío.
Isa 43:2 Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti.
Isa 43:3 Porque yo soy Yahveh tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu lugar
Isa 43:4 dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida.
Isa 43:5 No temas, que yo estoy contigo; desde Oriente haré volver tu raza, y desde Poniente te reuniré.
Isa 43:6 Diré al Norte: "Dámelos"; y al Sur: "No los retengas", Traeré a mis hijos de lejos, y a mis hijas de los confines de la tierra;
Isa 43:7 a todos los que se llamen por mi nombre, a los que para mi gloria creé, plasmé e hice.»
Isa 43:8 Haced salir al pueblo ciego, aunque tiene ojos, y sordo, aunque tiene orejas.
Isa 43:9 Congréguense todas las gentes y reúnanse los pueblos. ¿Quién de entre ellos anuncia eso, y desde antiguo nos lo hace oír? Aduzcan sus testigos, y que se justifiquen; que se oiga para que se pueda decir: «Es verdad.»
Isa 43:10 Vosotros sois mis testigos - oráculo de Yahveh - y mi siervo a quien elegí, para que me conozcáis y me creáis a mí mismo, y entendáis que yo soy: Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá.
Isa 43:11 Yo, yo soy Yahveh, y fuera de mí no hay salvador.
Isa 43:12 Yo lo he anunciado, he salvado y lo he hecho saber, y no hay entre vosotros ningún extraño. Vosotros sois mis testigos - oráculo de Yahveh - y yo soy Dios;
Isa 43:13 yo lo soy desde siempre, y no hay quien libre de mi mano. Yo lo tracé, y ¿quién lo revocará?
Isa 43:14 Así dice Yahveh que os ha rescatado, el Santo de Israel. Por vuestra causa he enviado a hacer caer todos sus cerrojos de las prisiones de Babilonia, y se volverán en ayes los hurras de los caldeos
Isa 43:15 Yo, Yahveh vuestro Santo, el creador de Israel, vuestro Rey.
Isa 43:16 Así dice Yahveh, que trazó camino en el mar, y vereda en aguas impetuosas.
Isa 43:17 El que hizo salir carros y caballos a una con poderoso ejército; a una se echaron para no levantarse, se apagaron, como mecha se extinguieron.
Isa 43:18 ¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo?
Isa 43:19 Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo.
Isa 43:20 Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y las avestruces, pues pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar de beber a mi pueblo elegido.
Isa 43:21 El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas.
Isa 43:22 Tú no me has invocado, Jacob, porque te has fatigado de mí, Israel.
Isa 43:23 No me has traído tus ovejas en holocausto ni me has honrado con tus sacrificios. No te obligué yo a servirme con oblación ni te he fatigado a causa del incienso.
Isa 43:24 No me has comprado cañas con dinero ni con la grasa de tus sacrificios me has saciado; hasta me has convertido en siervo con tus pecados, y me has cansado con tus iniquidades.
Isa 43:25 Era yo, yo mismo el que tenía que limpiar tus rebeldías por amor de mí y no recordar tus pecados.
Isa 43:26 Házmelo recordar y vayamos a juicio juntos, haz tú mismo el recuento para justificarte.
Isa 43:27 Pecó tu primer padre y tus intérpretes se rebelaron contra mí.
Isa 43:28 Destituía los príncipes de mi santuario; por eso entregué a Jacob al anatema y a Israel a los ultrajes.

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Capítulo 44

44:1

AHORA pues oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, á quien yo escogí.

44:2

Así dice el Altísimo, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jeshurun, á quien yo escogí.

44:3

Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra árida: mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos:

44:4

Y brotarán entre hierba, como sauces junto á las riberas de las aguas.

44:5

Este dirá: Yo soy de el Altísimo; el otro se llamará del nombre de Jacob; y otro escribirá con su mano, A el Altísimo, y se apellidará con el nombre de Israel.

44:6

Así dice el Altísimo, Rey de Israel, y su Redentor, el Altísimo de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios.

44:7

¿Y quién llamará como yo, y denunciará esto, y lo ordenará por mí, desde que hice el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.

44:8

No temáis, ni os amedrentéis: ¿no te lo hice oir desde antiguo, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte: no conozco ninguno.

44:9

Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos para su confusión son testigos, que ellos ni ven ni entienden.

44:10

¿Quién formó un dios, ó quién fundó una estatua que para nada es de provecho?

44:11

He aquí que todos sus compañeros serán avergonzados, porque los mismos artífices son de los hombres. Todos ellos se juntarán, estarán, se asombrarán, y serán avergonzados á una.

44:12

El herrero tomará la tenaza, obrará en las ascuas, darále forma con los martillos, y trabajará en ella con la fuerza de su brazo: tiene luego hambre, y le faltan las fuerzas; no beberá agua, y se desmaya.

44:13

El carpintero tiende la regla, señala aquélla con almagre, lábrala con los cepillos, dale figura con el compás, hácela en forma de varón, á semejanza de hombre hermoso, para estar en casa.

44:14

Cortaráse cedros, y tomará encina y alcornoque, y entre los árboles del bosque se esforzará; plantará pino, que se críe con la lluvia.

44:15

De él se servirá luego el hombre para quemar, y tomará de ellos para calentarse; encenderá también el horno, y cocerá panes: hará además un dios, y lo adorará; fabricará un ídolo, y arrodillaráse delante de él.

44:16

Parte del leño quemará en el fuego; con parte de él comerá carne, aderezará asado, y se saciará; después se calentará, y dirá: ¡Oh! heme calentado, he visto el fuego;

44:17

Y torna su sobrante en un dios, en su escultura; humíllase delante de ella, adórala, y ruégale diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú.

44:18

No supieron ni entendieron: porque encostrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.

44:19

No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y comíla; ¿he de tornar en una abominación lo restante de ello? ¿delante de un tronco de árbol tengo de humillarme?

44:20

De ceniza se apacienta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No hay una mentira á mi mano derecha?

44:21

Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú: Israel, no me olvides.

44:22

Yo deshice como á nube tus rebeliones, y como á niebla tus pecados: tórnate á mí, porque yo te redimí.

44:23

Cantad loores, oh cielos, porque el Altísimo lo hizo; gritad con júbilo, lugares bajos de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está: porque el Altísimo redimió á Jacob, y en Israel será glorificado.

44:24

Así dice el Altísimo, tu Redentor, y formador tuyo desde el vientre: Yo el Altísimo, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

44:25

Que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco á los agoreros; que hago tornar atrás los sabios, y desvanezco su sabiduría;

44:26

Que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice á Jerusalem: Serás habitada; y á las ciudades de Judá: Reedificadas serán, y sus ruinas levantaré;

44:27

Que dice al profundo: Sécate, y tus ríos haré secar;

44:28

Que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, en diciendo á Jerusalem, Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

Isa 44:1 Ahora, pues, escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo elegí.
Isa 44:2 Así dice Yahveh que te creó, te plasmó ya en el seno y te da ayuda: «No temas, siervo mío, Jacob, Yesurún a quien yo elegí.
Isa 44:3 Derramaré agua sobre el sediento suelo, raudales sobre la tierra seca. Derramaré mi espíritu sobre tu linaje, mi bendición sobre cuanto de ti nazca.
Isa 44:4 Crecerán como en medio de hierbas, como álamos junto a corrientes de aguas.
Isa 44:5 El uno dirá: "Yo soy de Yahveh", el otro llevará el nombre de Jacob. Un tercero escribirá en su mano: "De Yahveh" y se le llamará Israel.»
Isa 44:6 Así dice Yahveh el rey de Israel, y su redentor, Yahveh Sebaot: «Yo soy el primero y el último, fuera de mí, no hay ningún dios.
Isa 44:7 ¿Quién como yo? Que se levante y hable. Que lo anuncie y argumente contra mí; desde que fundé un pueblo eterno, cuanto sucede, que lo diga, y las cosas del futuro, que las revele.
Isa 44:8 No tembléis ni temáis; ¿no lo he dicho y anunciado desde hace tiempo? Vosotros sois testigos; ¿hay otro dios fuera de mí? ¡No hay otra Roca, yo no la conozco!»
Isa 44:9 ¡Escultores de ídolos! Todos ellos son vacuidad; de nada sirven sus obras más estimadas; sus testigos nada ven y nada saben, y por eso quedarán abochornados.
Isa 44:10 ¿Quién modela un dios o funde un ídolo, sin esperar una ganancia?
Isa 44:11 Mas ved que todos sus devotos quedarán abochornados y sus artífices, que no son más que hombres; se reunirán todos y comparecerán; y todos temblarán avergonzados.
Isa 44:12 El forjador trabaja con los brazos, configura a golpe de martillo, ejecuta su obra a fuerza de brazo; pasa hambre y se extenúa; no bebe agua y queda agotado.
Isa 44:13 El escultor tallista toma la medida, hace un diseño con el lápiz, trabaja con la gubia, diseña a compás de puntos y le da figura varonil y belleza humana, para que habite en un templo.
Isa 44:14 Taló un cedro para sí, o tomó un roble, o una encima y los dejó hacerse grandes entre los árboles del bosque; o plantó un cedro que la lluvia hizo crecer.
Isa 44:15 Sirven ellos para que la gente haga fuego. Echan mano de ellos para calentarse. O encienden lumbre para cocer pan. O hacen un dios, al que se adora, un ídolo para inclinarse ante él.
Isa 44:16 Quema uno la mitad y sobre las brasas asa carne y come el asado hasta hartarse. También se calienta y dice: «¡ Ah! ¡me caliento mientras contemplo el resplandor!»
Isa 44:17 Y con el resto hace un dios, su ídolo, ante el que se inclina, le adora y le suplica, diciendo: «¡Sálvame, pues tú eres mi dios!»
Isa 44:18 No saben ni entienden, sus ojos están pegados y no ven; su corazón no comprende.
Isa 44:19 No reflexionan, no tienen ciencia ni entendimiento para decirse: «He quemado una mitad, he cocido pan sobre las brasas; he asado carne y la he comido; y ¡voy a hacer con lo restante algo abominable! ¡voy a inclinarme ante un trozo de madera!
Isa 44:20 A quien se apega a la ceniza, su corazón engañado le extravía. No salvará su vida. Nunca dirá: «¿Acaso lo que tengo en la mano es engañoso?»
Isa 44:21 Recuerda esto, Jacob, y que eres mi siervo, Israel. ¡Yo te he formado, tú eres mi siervo, Israel, yo no te olvido!
Isa 44:22 He disipado como una nube tus rebeldías, como un nublado tus pecados. ¡Vuélvete a mí, pues te he rescatado!
Isa 44:23 ¡Gritad, cielos, de júbilo, porque Yahveh lo ha hecho! ¡Clamad, profundidades de la tierra! ¡Lanzad gritos de júbilo, montañas, y bosque con todo su arbolado, pues Yahveh ha rescatado a Jacob y manifiesta su gloria en Israel!
Isa 44:24 Así dice Yahveh, tu redentor, el que te formó desde el seno. Yo, Yahveh, lo he hecho todo, yo, solo, extendí los cielos, yo asenté la tierra, sin ayuda alguna.
Isa 44:25 Yo hago que fallen las señales de los magos y que deliren los adivinos; hago retroceder a los sabios y convierto su ciencia en necedad.
Isa 44:26 Yo confirmo la palabra de mi siervo y hago que triunfe el proyecto de mis mensajeros. Yo digo a Jerusalén: «Serás habitada», y a las ciudades de Judá: «Seréis reconstruidas.» ¡Yo levantaré sus ruinas!
Isa 44:27 Yo digo al abismo: «¡Sécate! Yo desecaré tus ríos.»
Isa 44:28 Yo soy el que dice a Ciro: «Tú eres mi pastor y darás cumplimiento a todos mis deseos, cuando digas de Jerusalén: "Que sea reconstruida" y del santuario: "¡Echa los cimientos!"»

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Capítulo 45

45:1

ASÍ dice el Altísimo á su ungido, á Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar gentes delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:

45:2

Yo iré delante de ti, y enderezaré las tortuosidades; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;

45:3

Y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados; para que sepas que yo soy el Altísimo, el Dios de Israel, que te pongo nombre.

45:4

Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; púsete sobrenombre, aunque no me conociste.

45:5

Yo el Altísimo, y ninguno más hay: no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste;

45:6

Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo el Altísimo, y ninguno más que yo:

45:7

Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo el Altísimo que hago todo esto.

45:8

Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salud y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo el Altísimo lo crié.

45:9

¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces; ó tu obra: No tiene manos?

45:10

¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y á la mujer: ¿Por qué pariste?

45:11

Así dice el Altísimo, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.

45:12

Yo hice la tierra, y crié sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y á todo su ejército mandé.

45:13

Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice el Altísimo de los ejércitos.

45:14

Así dice el Altísimo: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los Sabeos hombres agigantados, se pasarán á ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos: á ti harán reverencia, y á ti suplicarán, diciendo: Cierto, en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.

45:15

Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.

45:16

Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes.

45:17

Israel es salvo en el Altísimo con salud eterna; no os avergonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos.

45:18

Porque así dijo el Altísimo, que crió los cielos, él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la crió en vano, para que fuese habitada la crió: Yo el Altísimo, y ninguno más que yo.

45:19

No hablé en escondido, en lugar de tierra de tinieblas; no dije á la generación de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy el Altísimo que hablo justicia, que anuncio rectitud.

45:20

Reuníos, y venid; allegaos, todos los escapados de las gentes: no saben aquellos que erigen el madero de su escultura, y los que ruegan al dios que no salva.

45:21

Publicad, y haced llegar, y entren todos en consulta: ¿quién hizo oir esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo el Altísimo? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador: ningún otro fuera de mí.

45:22

Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.

45:23

Por mí hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada. Que á mí se doblará toda rodilla, jurará toda lengua.

45:24

Y diráse de mí: Ciertamente en el Altísimo está la justicia y la fuerza: á él vendrán, y todos los que contra él se enardecen, serán avergonzados.

45:25

En el Altísimo será justificada y se gloriará toda la generación de Israel.

Isa 45:1 Así dice Yahveh a su Ungido Ciro, a quien he tomado de la diestra para someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes, para abrir ante él los batientes de modo que no queden cerradas las puertas.
Isa 45:2 Yo marcharé delante de ti y allanaré las pendientes. Quebraré los batientes de bronce y romperé los cerrojos de hierro.
Isa 45:3 Te daré los tesoros ocultos y las riquezas escondidas, para que sepas que yo soy Yahveh, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre.
Isa 45:4 A causa de mi siervo Jacob y de Israel, mi elegido, te he llamado por tu nombre y te he ennoblecido, sin que tú me conozcas.
Isa 45:5 Yo soy Yahveh, no hay ningún otro; fuera de mí ningún dios existe. Yo te he ceñido, sin que tú me conozcas,
Isa 45:6 para que se sepa desde el sol levante hasta el poniente, que todo es nada fuera de mí. Yo soy Yahveh, no ningún otro;
Isa 45:7 yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia, yo soy Yahveh, el que hago todo esto.
Isa 45:8 Destilad, cielos, como rocío de lo alto, derramad, nubes, la victoria. Abrase la tierra y produzca salvación, y germine juntamente la justicia. Yo, Yahveh, lo he creado.
Isa 45:9 ¡Ay de quien litiga con el que la ha modelado, la vasija entre las vasijas de barro! ¿Dice la arcilla al que la modela: «¿Qué haces tú?», y «¿Tu obra no está hecha con destreza?»
Isa 45:10 ¡Ay del que dice a su padre!: «��Qué has engendrado?» y a su madre: «¿Qué has dado a luz?»
Isa 45:11 Así dice Yahveh, el Santo de Israel y su modelador: «¿Vais a pedirme señales acerca de mis hijos y a darme órdenes acerca de la obra de mis manos?
Isa 45:12 Yo hice la tierra y creé al hombre en ella. Yo extendí los cielos con mis manos y doy órdenes a todo su ejército.
Isa 45:13 Yo le he suscitado para la victoria y he allanado todos sus caminos. El reconstruirá mi ciudad y enviará a mis deportados sin rescate y sin recompensa», dice Yahveh Sebaot.
Isa 45:14 Así dice Yahveh: Los productos de Egipto, el comercio de Kus y los sebaítas, de elevada estatura, vendrán a ti y tuyos serán. Irán detrás de ti, encadenados, ante ti se postrarán, y te suplicarán: «Sólo en ti hay Dios, no hay ningún otro, no hay más dioses.»
Isa 45:15 De cierto que tú eres un dios oculto, el Dios de Israel, salvador.
Isa 45:16 Quedarán abochornados, afrentados, marcharán con ignominia los fabricadores de ídolos.
Isa 45:17 Israel será salvado por Yahveh, con salvación perpetua. No quedaréis abochornados ni afrentados nunca jamás.
Isa 45:18 Pues así dice Yahveh, creador de los cielos, él, que es Dios, plasmador de la tierra y su hacedor, él, que la ha fundamentado, y no la creó caótica, sino que para ser habitada la plasmó: «Yo soy Yahveh, no existe ningún otro.
Isa 45:19 No he hablado en oculto ni en lugar tenebroso. No he dicho al linaje de Jacob: Buscadme en el caos. Yo soy Yahveh, que digo lo que es justo y anuncio lo que es recto.»
Isa 45:20 Reuníos y venid, acercaos todos, supervivientes de las naciones. No saben nada los que llevan sus ídolos de madera, los que suplican a un dios que no puede salvar.
Isa 45:21 Exponed, aducid vuestras pruebas, deliberad todos juntos: «¿Quién hizo oír esto desde antiguo y lo anunció hace tiempo? ¿No he sido yo Yahveh? No hay otro dios, fuera de mí. Dios justo y salvador, no hay otro fuera de mí.
Isa 45:22 Volveos a mí y seréis salvados confines todos de la tierra, porque yo soy Dios, no existe ningún otro.
Isa 45:23 Yo juro por mi nombre; de mi boca sale palabra verdadera y no será vana: Que ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará
Isa 45:24 diciendo: ¡Sólo en Yahveh hay victoria y fuerza! A él se volverán abochornados todos los que se inflamaban contra él.
Isa 45:25 Por Yahveh triunfará y será gloriosa toda la raza de Israel.

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Capítulo 46

46:1

POSTRÓSE Bel, abatióse Nebo; sus simulacros fueron puestos sobre bestias, y sobre animales de carga: os llevarán cargados de vosotros, carga penosa.

46:2

Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.

46:3

Oidme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz.

46:4

Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.

46:5

¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que sea semejante?

46:6

Sacan oro del talego, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; humíllanse y adoran.

46:7

Echanselo sobre los hombros, llévanlo, y asiéntanlo en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Danle voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.

46:8

Acordaos de esto, y tened vergüenza, tornad en vosotros, prevaricadores.

46:9

Acordaos de las cosas pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay á mí semejante;

46:10

Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere;

46:11

Que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir: he lo pensado, y también lo haré.

46:12

Oidme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.

46:13

Haré que se acerque mi justicia, no se alejará: y mi salud no se detendrá. Y pondré salud en Sión, y mi gloria en Israel.

Isa 46:1 Bel se desploma, Nebó se derrumba, sus ídolos van sobre animales y bestias de carga; llevados como fardos sobre un animal desfallecido.
Isa 46:2 Se derrumbaron, se desplomaron todos, no pudieron salvar la carga; ellos mismos van cautivos.
Isa 46:3 Escuchadme, casa de Jacob, y todos los supervivientes de la casa de Israel, los que habéis sido transportados desde el seno, llevados desde el vientre materno.
Isa 46:4 Hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, hasta que se os vuelva el pelo blanco, yo os llevaré. Ya lo tengo hecho, yo me encargaré, yo me encargo de ello, yo os salvaré.
Isa 46:5 ¿A quién me podréis asemejar o comparar? ¿A quién me asemejaréis para que seamos parecidos?
Isa 46:6 Sacan el oro de sus bolsas, pesan la plata en la balanza, y pagan a un orfebre para que les haga un dios, al que adoran y ante el cual se postran.
Isa 46:7 Se lo cargan al hombro y lo transportan, lo colocan en su sitio y allí se queda. No se mueve de su lugar. Hasta llegan a invocarle, mas no responde, no salva de la angustia.
Isa 46:8 Recordad esto y sed hombres, tened seso, rebeldes,
Isa 46:9 recordad lo pasado desde antiguo, pues yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios, no hay otro como yo.
Isa 46:10 Yo anuncio desde el principio lo que viene después y desde el comienzo lo que aún no ha sucedido. Yo digo: Mis planes se realizarán y todos mis deseos llevaré a cabo.
Isa 46:11 Yo llamo del Oriente un ave rapaz de un país lejano al hombre en quien pensé. Tal como lo he dicho, así se cumplirá; como lo he planeado, así lo haré.
Isa 46:12 Escuchadme vosotros, los que habéis perdido el corazón, los que estáis alejados de lo justo.
Isa 46:13 Yo hago acercarse mi victoria, no está lejos, mi salvación no tardará. Pondré salvación en Sión, mi prez será para Israel.

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Capítulo 47

47:1

DESCIENDE, y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia, siéntate en la tierra sin trono, hija de los Caldeos: que nunca más te llamarán tierna y delicada.

47:2

Toma el molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos.

47:3

Descubierta será tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza, y no encontraré hombre.

47:4

Nuestro Redentor, el Altísimo de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.

47:5

Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los Caldeos: porque nunca más te llamarán señora de reinos.

47:6

Enojéme contra mi pueblo, profané mi heredad, y entreguélos en tu mano: no les hiciste misericordias; sobre el viejo agravaste mucho tu yugo.

47:7

Y dijiste: Para siempre seré señora: y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería.

47:8

Oye pues ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.

47:9

Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez: en toda su perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros.

47:10

Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más.

47:11

Vendrá pues sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar: y destrucción que no sabrás, vendrá de repente sobre ti.

47:12

Estáte ahora en tus encantamentos, y con la multitud de tus agüeros, en los cuales te fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás.

47:13

Haste fatigado en la multitud de tus consejos. Parezcan ahora y defiéndante los contempladores de los cielos, los especuladores de las estrellas, los que contaban los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.

47:14

He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre á la cual se sienten.

47:15

Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, tus negociantes desde tu niñez: cada uno echará por su camino, no habrá quien te salve.

Isa 47:1 Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel! ¡Siéntate en tierra, destronada, hija de los caldeos! Ya no se te volverá a llamar la dulce, la exquisita.
Isa 47:2 Toma el molino y muele la harina. Despójate de tu velo, descubre la cola de tu vestido, desnuda tus piernas y vadea los ríos.
Isa 47:3 Descubre tu desnudez y se vean tus vergüenzas. Voy a vengarme y nadie intervendrá.
Isa 47:4 Nuestro redentor, cuyo nombre es Yahveh Sebaot, el Santo de Israel, dice:
Isa 47:5 Siéntate en silencio y entra en la tiniebla, hija de los caldeos, que ya no se te volverá a llamar señora de reinos.
Isa 47:6 Irritado estaba yo contra mi pueblo, había profanado mi heredad y en tus manos los había entregado; pero tú no tuviste piedad de ellos; hiciste caer pesadamente tu yugo sobre el anciano.
Isa 47:7 Tú decías: «Seré por siempre la señora eterna.» No has meditado esto en tu corazón no te has acordado de su fin.
Isa 47:8 Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es carecer de hijos.»
Isa 47:9 Estas dos desgracias vendrán sobre ti en un instante, en el mismo día. Carencia de hijos y viudez caerán súbitamente sobre ti, a pesar de tus numerosas hechicerías y del poder de tus muchos sortilegios.
Isa 47:10 Te sentías segura en tu maldad, te decías: «Nadie me ve.» Tu sabiduría y tu misma ciencia te han desviado. Dijiste en tu corazón: «¡Yo, y nadie más!»
Isa 47:11 Vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar. Vendrá sobre ti súbitamente una devastación que no sospechas.
Isa 47:12 ¡Quédate, pues, con tus sortilegios y tus muchas hechicerías con que te fatigas desde tu juventud! ¿Te podrán servir de algo? ¿Acaso harás temblar?
Isa 47:13 Te has cansado de tus planes. Que se presenten, pues, y que te salven los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen saber, en cada mes, lo que te sucederá.
Isa 47:14 Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus vidas del poder de las llamas. No serán brasas para el pan ni llama ante la cual sentarse.
Isa 47:15 Eso serán para ti tus hechiceros por los que te has fatigado desde tu juventud. Cada uno errará por su camino, y no habrá quien te salve.

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Capítulo 48

48:1

OID esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de el Altísimo, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni en justicia:

48:2

Porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían: su nombre, el Altísimo de los ejércitos.

48:3

Lo que pasó, ya antes lo dije; y de mi boca salió; publiquélo, hícelo presto, y vino á ser.

48:4

Porque conozco que eres duro, y nervio de hierro tu cerviz, y tu frente de metal,

48:5

Díjetelo ya días há; antes que viniese te lo enseñé, porque no dijeses: Mi ídolo lo hizo, mis estatuas de escultura y de fundición mandaron estas cosas.

48:6

Oístelo, vístelo todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora pues te he hecho oir nuevas y ocultas cosas que tú no sabías.

48:7

Ahora han sido criadas, no en días pasados; ni antes de este día las habías oído, porque no digas: He aquí que yo lo sabía.

48:8

Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oreja; porque sabía que desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.

48:9

Por amor de mi nombre dilataré mi furor, y para alabanza mía te daré largas, para no talarte.

48:10

He aquí te he purificado, y no como á plata; hete escogido en horno de aflicción.

48:11

Por mí, por amor de mí lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré á otro.

48:12

Oyeme, Jacob, y tú, Israel, llamado de mí: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.

48:13

Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielo con el palmo; en llamándolos yo, parecieron juntamente.

48:14

Juntaos todos vosotros, y oid. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? el Altísimo lo amó, el cual ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo en los Caldeos.

48:15

Yo, yo hablé, y le llamé, y le traje; por tanto será prosperado su camino.

48:16

Allegaos á mí, oid esto; desde el principio no hablé en escondido; desde que la cosa se hizo, estuve allí: y ahora el Señor el Altísimo me envió, y su espíritu.

48:17

Así ha dicho el Altísimo, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo el Altísimo Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que andas.

48:18

¡Ojalá miraras tú á mis mandamientos! fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas de la mar.

48:19

Fuera como la arena tu simiente, y los renuevos de tus entrañas como las pedrezuelas de ella; nunca su nombre fuera cortado, ni raído de mi presencia.

48:20

Salid de Babilonia, huid de entre los Caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra: decid: Redimió el Altísimo á Jacob su siervo.

48:21

Y no tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; hízoles correr agua de la piedra: cortó la peña, y corrieron aguas.

48:22

No hay paz para los malos, dijo el Altísimo.

Isa 48:1 Escucha esto, casa de Jacob, los que lleváis el nombre de Israel, los que habéis salido de las aguas de Judá. Los que juráis por el nombre de Yahveh, los que invocáis al Dios de Israel, mas no según verdad y justicia.
Isa 48:2 Porque lleváis el nombre de la ciudad santa y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es Yahveh Sebaot.
Isa 48:3 Yo anuncié desde hace tiempo las cosas pasadas, salieron de mi boca y las di a conocer; de pronto, las hice y se cumplieron.
Isa 48:4 Yo sabía que tú eres obstinado, que es tu cerviz una barra de hierro y tu frente de bronce.
Isa 48:5 Por eso te anuncié las cosas hace tiempo y antes que ocurrieran te las di a conocer, no sea que dijeras: «Las hizo mi ídolo, mi estatua, mi imagen fundida lo ordenó.»
Isa 48:6 Tú has oído todo esto, ¿no vas a admitirlo? Ahora te hago saber cosas nuevas, secretas, no sabidas,
Isa 48:7 que han sido creadas ahora, no hace tiempo, de las que hasta ahora nada oíste, para que no puedas decir: «Ya lo sabía.»
Isa 48:8 Ni las oíste ni las hiciste ni de antemano te fue abierto el oído, pues sé muy bien que tú eres pérfido y se te llama rebelde desde el seno materno.
Isa 48:9 Por amor de mi nombre retardé mi cólera, a causa de mi alabanza me contuve para no arrancarte.
Isa 48:10 Mira que te he apurado, y no había en ti plata, te he probado en el crisol de la desgracia.
Isa 48:11 Por mí, por mí, lo hago, pues ¿cómo mi nombre sería profanado? No cederé a otro mi gloria.
Isa 48:12 Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último.
Isa 48:13 Sí, es mi mano la que fundamentó la tierra y mi diestra la que extendió los cielos. Yo los llamo y todos se presentan.
Isa 48:14 Reuníos todos y escuchad: ¿Quién de entre ellos anunció estas cosas? «Mi amigo cumplirá mi deseo contra Babilonia y la raza de los caldeos.»
Isa 48:15 Yo mismo le he hablado, le he llamado, le he hecho que venga y triunfe en sus empresas.
Isa 48:16 Acercaos a mí y escuchad esto: Desde el principio no he hablado en oculto, desde que sucedió estoy yo allí. Y ahora el Señor Yahveh me envía con su espíritu.
Isa 48:17 Así dice Yahveh, tu redentor, el Santo de Israel. Yo, Yahveh, tu Dios, te instruyo en lo que es provechoso y te marco el camino por donde debes ir.
Isa 48:18 ¡Si hubieras atendido a mis mandatos, tu dicha habría sido como un río y tu victoria como las olas del mar!
Isa 48:19 ¡Tu raza sería como la arena los salidos de ti como sus granos! ¡Nunca habría sido arrancado ni borrado de mi presencia su nombre!
Isa 48:20 ¡Salid de Babilonia! ¡Huid de los caldeos! ¡Anunciad con voz de júbilo, hacedlo saber, proclamad hasta el extremo de la tierra, decid: Yahveh ha rescatado a su siervo Jacob!
Isa 48:21 No padecieron sed en los sequedales a donde los llevó; hizo brotar para ellos agua de la roca. Rompió la roca y corrieron las aguas.
Isa 48:22 No hay paz para los malvados, dice Yahveh.

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Capítulo 49

49:1

OIDME, islas, y escuchad, pueblos lejanos: el Altísimo me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.

49:2

Y puso mi boca como espada aguda, cubrióme con la sombra de su mano; y púsome por saeta limpia, guardóme en su aljaba.

49:3

Y díjome: Mi siervo eres, oh Israel, que en ti me gloriaré.

49:4

Yo empero dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mi fortaleza; mas mi juicio está delante de el Altísimo, y mi recompensa con mi Dios.

49:5

Ahora pues, dice el Altísimo, el que me formó desde el vientre por su siervo, para que convierta á él á Jacob. Bien que Israel no se juntará, con todo, estimado seré en los ojos de el Altísimo, y el Dios mío será mi fortaleza.

49:6

Y dijo: Poco es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures los asolamientos de Israel: también te dí por luz de las gentes, para que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra.

49:7

Así ha dicho el Altísimo, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las gentes, al siervo de los tiranos. Verán reyes, y levantaránse príncipes, y adorarán por el Altísimo; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.

49:8

Así dijo el Altísimo: En hora de contentamiento te oí, y en el día de salud te ayudé: y guardarte he, y te daré por alianza del pueblo, para que levantes la tierra, para que heredes asoladas heredades;

49:9

Para que digas á los presos: Salid; y á los que están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres serán sus pastos.

49:10

No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá á manaderos de aguas.

49:11

Y tornaré camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.

49:12

He aquí estos vendrán de lejos; y he aquí estotros del norte y del occidente, y estotros de la tierra de los Sineos.

49:13

Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes: porque el Altísimo ha consolado su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.

49:14

Mas Sión dijo: Dejóme el Altísimo, y el Señor se olvidó de mí.

49:15

¿Olvidaráse la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.

49:16

He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros.

49:17

Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.

49:18

Alza tus ojos alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido á ti. Vivo yo, dice el Altísimo, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.

49:19

Porque tus asolamientos, y tus ruinas, y tu tierra desierta, ahora será angosta por la multitud de los moradores; y tus destruidores serán apartados lejos.

49:20

Aun los hijos de tu orfandad dirán á tus oídos: Angosto es para mí este lugar; apártate por amor de mí, para que yo more.

49:21

Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró estos? porque yo deshijada estaba y sola, peregrina y desterrada: ¿quién pues crió éstos? He aquí yo estaba dejada sola: éstos ¿dónde estaban?

49:22

Así dijo el Señor el Altísimo: He aquí, yo alzaré mi mano á las gentes, y á los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.

49:23

Y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus amas de leche; el rostro inclinado á tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies: y conocerás que yo soy el Altísimo, que no se avergonzarán los que me esperan.

49:24

¿Será quitada la presa al valiente? ó ¿libertaráse la cautividad legítima?

49:25

Así empero dice el Altísimo: Cierto, la cautividad será quitada al valiente, y la presa del robusto será librada; y tu pleito yo lo pleitearé, y yo salvaré á tus hijos.

49:26

Y á los que te despojaron haré comer sus carnes, y con su sangre serán embriagados como mosto; y conocerá toda carne que yo el Altísimo soy Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

Isa 49:1 ¡Oídme, islas, atended, pueblos lejanos! Yahveh desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre.
Isa 49:2 Hizo mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me escondió; hízome como saeta aguda, en su carcaj me guardó.
Isa 49:3 Me dijo: «Tú eres mi siervo (Israel), en quien me gloriaré.»
Isa 49:4 Pues yo decía: «Por poco me he fatigado, en vano e inútilmente mi vigor he gastado. ¿De veras que Yahveh se ocupa de mi causa, y mi Dios de mi trabajo?»
Isa 49:5 Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi fuerza.
Isa 49:6 «Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.»
Isa 49:7 Así dice Yahveh, el que rescata a Israel, el Santo suyo, a aquel cuya vida es despreciada, y es abominado de las gentes, al esclavo de los dominadores: Veránlo reyes y se pondrán en pie, príncipes y se postrarán por respeto a Yahveh, que es leal, al Santo de Israel, que te ha elegido.
Isa 49:8 Así dice Yahveh: En tiempo favorable te escucharé, y en día nefasto te asistiré. Yo te formé y te he destinado a ser alianza del pueblo, para levantar la tierra, para repartir las heredades desoladas,
Isa 49:9 para decir a los presos: «Salid», y a los que están en tinieblas: «Mostraos». Por los caminos pacerán y en todos los calveros tendrán pasto.
Isa 49:10 No tendrán hambre ni sed, ni les dará el bochorno ni el sol, pues el que tiene piedad de ellos los conducirá, y a manantiales de agua los guiará.
Isa 49:11 Convertiré todos mis montes en caminos, y mis calzadas serán levantadas.
Isa 49:12 Mira: Estos vienen de lejos, esos otros del norte y del oeste, y aquéllos de la tierra de Sinim.
Isa 49:13 ¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! Prorrumpan los montes en gritos de alegría, pues Yahveh ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se ha compadecido.
Isa 49:14 Pero dice Sión: «Yahveh me ha abandonado, el Señor me ha olvidado.»
Isa 49:15 - ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Isa 49:16 Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tus muros están ante mí perpetuamente.
Isa 49:17 Apresúrense los que te reedifican, y salgan de ti los que te arruinaron y demolieron.
Isa 49:18 Alza en torno los ojos y mira: todos ellos se han reunido y han venido a ti. ¡Por mi vida! - oráculo de Yahveh - que con todos ellos como con velo nupcial te vestirás, y te ceñirás con ellos como una novia.
Isa 49:19 Porque tus ruinas y desolaciones y tu tierra arrasada van a ser ahora demasiado estrechas para tanto morador, y se habrán alejado tus devoradores.
Isa 49:20 Todavía te dirán al oído los hijos de que fuiste privada: «El lugar es estrecho para mí, Cédeme sitio para alojarme.»
Isa 49:21 Y dirás para ti misma: «¿Quién me ha dado a luz éstos? Pues yo había quedado sin hijos y estéril, desterrada y aparte, y a éstos ¿quién los crió? He aquí que yo había quedado sola, pues éstos ¿dónde estaban?»
Isa 49:22 Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a alzar hacia las gentes de mi mano, y hacia los pueblos voy a levantar mi bandera; traerán a tus hijos en brazos, y tus hijas serán llevadas a hombros.
Isa 49:23 Reyes serán tus tutores, y sus princesas, nodrizas tuyas. Rostro en tierra se postrarán ante ti, y el polvo de tus pies lamerán. Y sabrás que yo soy Yahveh; no se avergonzarán los que en mí esperan.
Isa 49:24 ¿Se arrebata al valiente la presa, o se escapa el prisionero del guerrero?
Isa 49:25 Pues así dice Yahveh: Sí, al valiente se le quitará el prisionero, y la presa del guerrero se le escapará; con tus litigantes yo litigaré, y a tus hijos yo salvaré.
Isa 49:26 Haré comer a tus opresores su propia carne, como con vino nuevo, con su sangre se embriagarán. Y sabrá todo el mundo que yo, Yahveh, soy el que te salva, y el que te rescata, el Fuerte de Jacob.

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Capítulo 50

50:1

ASÍ dijo el Altísimo: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿ó quiénes son mis acreedores, á quienes os he yo vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fué repudiada vuestra madre:

50:2

Porque vine, y nadie pareció; llamé, y nadie respondió. ¿Ha llegado á acortarse mi mano, para no redimir? ¿no hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar la mar; torno los ríos en desierto, hasta pudrirse sus peces, y morirse de sed por falta de agua.

50:3

Visto de oscuridad los cielos, y torno como saco su cobertura.

50:4

El Señor el Altísimo me dió lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga como los sabios.

50:5

El Señor el Altísimo me abrió el oído, y yo no fuí rebelde, ni me torné atrás.

50:6

Dí mi cuerpo á los heridores, y mis mejillas á los que me mesaban el cabello: no escondí mi rostro de las injurias y esputos.

50:7

Porque el Señor el Altísimo me ayudará; por tanto no me avergoncé: por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.

50:8

Cercano está de mí el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? acérquese á mí.

50:9

He aquí que el Señor el Altísimo me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán, los comerá polilla.

50:10

¿Quién hay entre vosotros que teme á el Altísimo, y oye la voz de su siervo? el que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de el Altísimo, y apóyese en su Dios.

50:11

He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas: andad á la luz de vuestro fuego, y á las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados.

Isa 50:1 Así dice Yahveh: ¿Dónde está esa carta de divorcio de vuestra madre a quien repudié? o ¿a cuál de mis acreedores os vendí? Mirad que por vuestras culpas fuisteis vendidos, y por vuestras rebeldías fue repudiada vuestra madre.
Isa 50:2 ¿Por qué cuando he venido no había nadie, cuando he llamado no hubo quien respondiera? ¿Acaso se ha vuelto mi mano demasiado corta para rescatar o quizá no habrá en mí vigor para salvar? He aquí que con un gesto seco el mar, convierto los ríos en desierto; quedan en seco sus peces por falta de agua y mueren de sed.
Isa 50:3 Yo visto los cielos de crespón y los cubro de sayal.
Isa 50:4 El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos;
Isa 50:5 el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás.
Isa 50:6 Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.
Isa 50:7 Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado.
Isa 50:8 Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo? Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí!
Isa 50:9 He aquí que el Señor Yahveh me ayuda: ¿quién me condenará? Pues todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá.
Isa 50:10 El que de entre vosotros tema a Yahveh oiga la voz de su Siervo. El que anda a oscuras y carece de claridad confíe en el nombre de Yahveh y apóyese en su Dios.
Isa 50:11 ¡Oh vosotros, todos los que encendéis fuego, los que sopláis las brasas! Id a la lumbre de vuestro propio fuego y a las brasas que habéis encendido. Esto os vendrá de mi mano: en tormento yaceréis.

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Capítulo 51

51:1

OIDME, los que seguís justicia, los que buscáis á el Altísimo: mirad á la piedra de donde fuisteis cortados, y á la caverna de la fosa de donde fuisteis arrancados.

51:2

Mirad á Abraham vuestro padre, y á Sara que os parió; porque solo lo llamé, y bendíjelo, y multipliquélo.

51:3

Ciertamente consolará el Altísimo á Sión: consolará todas sus soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su soledad como huerto de el Altísimo; hallarse ha en ella alegría y gozo, alabanza y voz de cantar.

51:4

Estad atentos á mí, pueblo mío, y oidme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de pueblos.

51:5

Cercana está mi justicia, salido ha mi salud, y mis brazos juzgarán á los pueblos: á mí esperarán las islas, y en mi brazo pondrán su esperanza.

51:6

Alzad á los cielos vuestros ojos, y mirad abajo á la tierra: porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores: mas mi salud será para siempre, mi justicia no perecerá.

51:7

Oidme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus denuestos.

51:8

Porque como á vestidura los comerá polilla, como á lana los comerá gusano; mas mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salud por siglos de siglos.

51:9

Despiértate, despiértate, vístete de fortaleza, oh brazo de el Altísimo; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó á Rahab, y el que hirió al dragón?

51:10

¿No eres tú el que secó la mar, las aguas del grande abismo; el que al profundo de la mar tornó en camino, para que pasasen los redimidos?

51:11

Cierto, tornarán los redimidos de el Altísimo, volverán á Sión cantando, y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: poseerán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.

51:12

Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, del hijo del hombre, que por heno será contado?

51:13

Y haste ya olvidado de el Altísimo tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir: mas ¿en dónde está el furor del que aflige?

51:14

El preso se da prisa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, ni que le falte su pan.

51:15

Empero yo el Altísimo, que parto la mar, y suenan sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es el Altísimo de los ejércitos.

51:16

Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para que plantase los cielos y fundase la tierra, y que dijese á Sión: Pueblo mío eres tú.

51:17

Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalem, que bebiste de la mano de el Altísimo el cáliz de su furor; las heces del cáliz de aturdimiento bebiste, y chupaste.

51:18

De todos los hijos que parió, no hay quien la gobierne; ni quien la tome por su mano de todos los hijos que crió.

51:19

Estas dos cosas te han acaecido; ¿quién se dolerá de ti? asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién te consolará?

51:20

Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como buey montaraz en la red, llenos del furor de el Altísimo, de la ira del Dios tuyo.

51:21

Oye pues ahora esto, miserable, ebria, y no de vino:

51:22

Así dijo tu Señor el Altísimo, y tu Dios, el cual pleitea por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, la hez del cáliz de mi furor; nunca más lo beberás:

51:23

Y ponerlo he en mano de tus angustiadores que dijeron á tu alma: Encórvate, y pasaremos. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, á los que pasan.

Isa 51:1 Prestadme oído, seguidores de lo justo, los que buscáis a Yahveh. Reparad en la peña de donde fuisteis tallados, y en la cavidad de pozo de donde fuisteis excavados.
Isa 51:2 Reparad en Abraham vuestro padre, y en Sara, que os dio a luz; pues uno solo era cuando le llamé, pero le bendije y le multipliqué.
Isa 51:3 Cuando haya consolado Yahveh a Sión, haya consolado todas sus ruinas y haya trocado el desierto en Edén y la estepa en Paraíso de Yahveh, regocijo y alegría se encontrarán en ella, alabanza y son de canciones.
Isa 51:4 Préstame atención, pueblo mío, mi nación, escúchame; que una instrucción saldrá de mí, y juicio mío para luz de las naciones. Inminente,
Isa 51:5 cercana está mi justicia, saldrá mi liberación, y mis brazos juzgarán a los pueblos. Las islas esperan en mí y cuentan con mi brazo.
Isa 51:6 Alzad a los cielos vuestros ojos y contemplad la tierra abajo, pues los cielos como humareda se disiparán, la tierra como un vestido se gastará y sus moradores como el mosquito morirán. Pero mi salvación por siempre será, y mi justicia se mantendrá intacta.
Isa 51:7 Prestadme oído, sabedores de lo justo, pueblo consciente de mi ley. No temáis las injurias de los hombres, y de sus ultrajes no os asustéis;
Isa 51:8 pues como un vestido se los comerá la polilla, y como lana los comerá la tiña. Pero mi justicia por siempre será, y mi salvación por generaciones de generaciones.
Isa 51:9 ¡Despierta, despierta, revístete de poderío, oh brazo de Yahveh! ¡Despierta como en los días de antaño, en las generaciones pasadas! ¿No eres tú el que partió a Ráhab, el que atravesó al Dragón?
Isa 51:10 ¿No eres tú el que secó la Mar, las aguas del gran Océano, el que trocó las honduras del mar en camino para que pasasen los rescatados?
Isa 51:11 Los redimidos de Yahveh volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría les acompañarán! ¡Adiós, el penar y suspiros!
Isa 51:12 Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú, que tienes miedo del mortal y del hijo del hombre, al heno equiparado?
Isa 51:13 Olvidas a Yahveh, tu hacedor, el que extendió los cielos y cimentó la tierra; y te estás despavorido todo a lo largo del día ante la furia del opresor, en cuanto se aplica a destruir. Pues ¿dónde está esa furia del opresor?
Isa 51:14 Pronto saldrá libre el que está en la cárcel, no morirá en la hoya, no le faltará el pan.
Isa 51:15 Yo soy Yahveh tu Dios, que agito el mar y hago bramar sus olas; Yahveh Sebaot es mi nombre.
Isa 51:16 Yo he puesto mis palabras en tu boca y te he escondido a la sombra de mi mano, cuando extendía los cielos y cimentaba la tierra, diciendo a Sión: «Mi pueblo eres tú.»
Isa 51:17 ¡Despierta, despierta! ¡Levántate, Jerusalén! Tú, que has bebido de mano de Yahveh la copa de su ira. El cáliz del vértigo has bebido hasta vaciarlo.
Isa 51:18 No hay quien la guíe de entre todos los hijos que ha dado a luz, no hay quien la tome de la mano de entre todos los hijos que ha criado.
Isa 51:19 Estas dos cosas te han acaecido - ¿quién te conduele? - saqueo y quebranto, hambre y espada - ¿quién te consuela? -
Isa 51:20 Tus hijos desfallecen, yacen, en la esquina de todas las calles como antílope en la red, llenos de la ira de Yahveh, de la amenaza de tu Dios.
Isa 51:21 Por eso, escucha esto, pobrecilla, ebria, pero no de vino.
Isa 51:22 Así dice tu Señor Yahveh, tu Dios, defensor de tu pueblo. Mira que yo te quito de la mano la copa del vértigo, el cáliz de mi ira; ya no tendrás que seguir bebiéndolo.
Isa 51:23 Yo lo pondré en la mano de los que te afligían, de los que a ti misma te decían: «Póstrate para que pasemos», y tú pusiste tu espalda como suelo y como calle de los que pasaban.

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Capítulo 52

52:1

DESPIERTA, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalem, ciudad santa: porque nunca más acontecerá que venga á ti incircunciso ni inmundo.

52:2

Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalem; suéltate de las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión.

52:3

Porque así dice el Altísimo: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados.

52:4

Porque así dijo el Señor el Altísimo: Mi pueblo descendió á Egipto en tiempo pasado, para peregrinar allá; y el Assur lo cautivó sin razón.

52:5

Y ahora ¿qué á mí aquí, dice el Altísimo, ya que mi pueblo sea llevado sin por qué? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice el Altísimo, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día.

52:6

Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día: porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

52:7

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice á Sión: Tu Dios reina!

52:8

¡Voz de tus atalayas! alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo á ojo verán que el Altísimo vuelve á traer á Sión.

52:9

Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalem: porque el Altísimo ha consolado su pueblo, á Jerusalem ha redimido.

52:10

el Altísimo desnudó el brazo de su santidad ante los ojos de todas las gentes; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro.

52:11

Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; limpiaos los que lleváis los vasos de el Altísimo.

52:12

Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque el Altísimo irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel.

52:13

He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y ensalzado, y será muy sublimado.

52:14

Como se pasmaron de ti muchos, en tanta manera fué desfigurado de los hombres su parecer; y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.

52:15

Empero él rociará muchas gentes: los reyes cerrarán sobre él sus bocas; porque verán lo que nunca les fué contado, y entenderán lo que jamás habían oído.

Isa 52:1 ¡Despierta, despierta! ¡Revístete de tu fortaleza, Sión! ¡Vístete tus ropas de gala, Jerusalén, Ciudad Santa! Porque no volverán a entrar en ti incircuncisos ni impuros.
Isa 52:2 Sacúdete el polvo, levántate, cautiva Jerusalén, Líbrate de las ligaduras de tu cerviz, cautiva hija de Sión.
Isa 52:3 Porque así dice Yahveh: De balde fuisteis vendidos, y sin plata seréis rescatados.
Isa 52:4 Sí, así dice el Señor Yahveh: A Egipto bajó mi pueblo en un principio, a ser forastero allí, y luego Asiria le oprimió sin motivo.
Isa 52:5 Y ahora, ¿qué voy a hacer aquí - oráculo de Yahveh - pues mi pueblo ha sido arrebatado sin motivo? Sus dominadores profieren gritos - oráculo de Yahveh - y todo a lo largo del día mi nombre es blasfemado.
Isa 52:6 Por eso mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día y comprenderá que yo soy el que decía: «Aquí estoy.»
Isa 52:7 ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios!»
Isa 52:8 ¡Una voz! Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus propios ojos ven el retorno de Yahveh a Sión.
Isa 52:9 Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque ha consolado Yahveh a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.
Isa 52:10 Ha desnudado Yahveh su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la salvación de nuestro Dios.
Isa 52:11 ¡Apartaos, apartaos, salid de allí! ¡Cosa impura no toquéis! ¡Salid de en medio de ella, manteneos limpios, portadores del ajuar de Yahveh!
Isa 52:12 Pues sin prisa habréis de salir, no iréis a la desbandada, que va al frente de vosotros Yahveh, y os cierra la retaguardia el Dios de Israel.
Isa 52:13 He aquí que prosperará mi Siervo, será enaltecido, levantado y ensalzado sobremanera.
Isa 52:14 Así como se asombraron de él muchos - pues tan desfigurado tenía el aspecto que no parecía hombre, ni su apariencia era humana -
Isa 52:15 otro tanto se admirarán muchas naciones; ante él cerrarán los reyes la boca, pues lo que nunca se les contó verán, y lo que nunca oyeron reconocerán.

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Capítulo 53

53:1

¿QUIÉN ha creído á nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de el Altísimo?

53:2

Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.

53:3

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.

53:4

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

53:5

Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.

53:6

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas el Altísimo cargó en él el pecado de todos nosotros.

53:7

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

53:8

De la cárcel y del juicio fué quitado; y su generación ¿quién la contará? Porque cortado fué de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fué herido.

53:9

Y dipúsose con los impíos su sepultura, mas con los ricos fué en su muerte; porque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.

53:10

Con todo eso el Altísimo quiso quebrantarlo, sujetándole á padecimiento. Cuando hubiere puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de el Altísimo será en su mano prosperada.

53:11

Del trabajo de su alma verá y será saciado; con su conocimiento justificará mi siervo justo á muchos, y él llevará las iniquidades de ellos.

53:12

Por tanto yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fué contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.

Isa 53:1 ¿Quién dio crédito a nuestra noticia? Y el brazo de Yahveh ¿a quién se le reveló?
Isa 53:2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar.
Isa 53:3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta.
Isa 53:4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.
Isa 53:5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados.
Isa 53:6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
Isa 53:7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca.
Isa 53:8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido;
Isa 53:9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.
Isa 53:10 Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahveh se cumplirá por su mano.
Isa 53:11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
Isa 53:12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.

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Capítulo 54

54:1

ALÉGRATE, oh estéril, la que no paría; levanta canción, y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto: porque más son los hijos de la dejada que los de la casada, ha dicho el Altísimo.

54:2

Ensancha el sitio de tu cabaña, y las cortinas de tus tiendas sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y fortifica tus estacas.

54:3

Porque á la mano derecha y á la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará gentes, y habitarán las ciudades asoladas.

54:4

No temas, que no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada: antes, te olvidarás de la vergüenza de tu mocedad, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.

54:5

Porque tu marido es tu Hacedor; el Altísimo de los ejércitos es su nombre: y tu redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.

54:6

Porque como á mujer dejada y triste de espíritu te llamó el Altísimo, y como á mujer moza que es repudiada, dijo el Dios tuyo.

54:7

Por un pequeño momento te dejé; mas te recogeré con grandes misericordias.

54:8

Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo tu Redentor el Altísimo.

54:9

Porque esto me será como las aguas de Noé; que juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.

54:10

Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo el Altísimo, el que tiene misericordia de ti.

54:11

Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré.

54:12

Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y todo tu término de piedras de buen gusto.

54:13

Y todos tus hijos serán enseñados de el Altísimo; y multiplicará la paz de tus hijos.

54:14

Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás; y de temor, porque no se acercará á ti.

54:15

Si alguno conspirare contra ti, será sin mí: el que contra ti conspirare, delante de ti caerá.

54:16

He aquí que yo crié al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he criado al destruidor para destruir.

54:17

Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y tú condenarás toda lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos de el Altísimo, y su justicia de por mí, dijo el Altísimo.

Isa 54:1 Grita de júbilo, estéril que no das a luz, rompe en gritos de júbilo y alegría, la que no ha tenido los dolores; que más son los hijos de la abandonada, que los hijos de la casada, dice Yahveh.
Isa 54:2 Ensancha el espacio de tu tienda las cortinas extiende, no te detengas; alarga tus sogas, tus clavijas asegura;
Isa 54:3 porque a derecha e izquierda te expandirás, tu prole heredará naciones y ciudades desoladas poblarán.
Isa 54:4 No temas, que no te avergonzarás, ni te sonrojes, que no quedarás confundida, pues la vergüenza de tu mocedad olvidarás, y la afrenta de tu viudez no recordarás jamás.
Isa 54:5 Porque tu esposo es tu Hacedor, Yahveh Sebaot es su nombre; y el que te rescata, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra se llama.
Isa 54:6 Porque como a mujer abandonada y de contristado espíritu, te llamó Yahveh; y la mujer de la juventud ¿es repudiada? - dice tu Dios.
Isa 54:7 Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recogeré.
Isa 54:8 En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con amor eterno te he compadecido - dice Yahveh tu Redentor.
Isa 54:9 Será para mí como en tiempos de Noé: como juré que no pasarían las aguas de Noé más sobre la tierra, así he jurado que no me irritaré mas contra ti ni te amenazaré.
Isa 54:10 Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá - dice Yahveh, que tiene compasión de ti.
Isa 54:11 Pobrecilla, azotada por los vientos, no consolada, mira que yo asiento en carbunclos tus piedras y voy a cimentarte con zafiros.
Isa 54:12 Haré de rubí tus baluartes, tus puertas de piedras de cuarzo y todo tu término de piedras preciosas.
Isa 54:13 Todos tus hijos serán discípulos de Yahveh, y será grande la dicha de tus hijos.
Isa 54:14 En justicia serás consolidada. Manténte lejos de la opresión, pues ya no temerás, y del terror, pues no se acercará a ti.
Isa 54:15 Si alguien te ataca, no será de parte mía; quienquiera que te ataque, contra ti se estrellará.
Isa 54:16 He aquí que yo he creado al herrero, que sopla en el fuego las brasas y saca los instrumentos para su trabajo.
Isa 54:17 Yo he creado al destructor para aniquilar. Ningún arma forjada contra ti tendrá éxito, e impugnarás a toda lengua que se levante a juicio contigo. Tal será la heredad de los siervos de Yahveh y las victorias que alcanzarán por mí - oráculo de Yahveh -.

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Capítulo 55

55:1

A TODOS los sedientos: Venid á las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche.

55:2

¿Por qué gastáis el dinero no en pan, y vuestro trabajo no en hartura? Oidme atentamente, y comed del bien, y deleitaráse vuestra alma con grosura.

55:3

Inclinad vuestros oídos, y venid á mí; oid, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes á David.

55:4

He aquí, que yo lo dí por testigo á los pueblos, por jefe y por maestro á las naciones.

55:5

He aquí, llamarás á gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán á ti; por causa de el Altísimo tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.

55:6

Buscad á el Altísimo mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

55:7

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase á el Altísimo, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

55:8

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Altísimo.

55:9

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

55:10

Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come,

  comentario -

55:11

Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá á mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

55:12

Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.

55:13

En lugar de la zarza crecerá haya, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán: y será á el Altísimo por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

Isa 55:1 ¡Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y comed, sin plata, y sin pagar, vino y leche!
Isa 55:2 ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestro jornal en lo que no sacia? Hacedme caso y comed cosa buena, y disfrutaréis con algo sustancioso.
Isa 55:3 Aplicad el oído y acudid a mí, oíd y vivirá vuestra alma. Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y fieles promesas hechas a David.
Isa 55:4 Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y legislador de las naciones.
Isa 55:5 Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo que no te conocía, a ti correrá por amor de Yahveh tu Dios y por el Santo de Israel, porque te ha honrado.
Isa 55:6 Buscad a Yahveh mientras se deja encontrar, llamadle mientras está cercano.
Isa 55:7 Deje el malo su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Yahveh, que tendrá compasión de él, a nuestro Dios, que será grande en perdonar.
Isa 55:8 Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos - oráculo de Yahveh -.
Isa 55:9 Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros.
Isa 55:10 Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer,
Isa 55:11 así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié.
Isa 55:12 Sí, con alegría saldréis, y en paz seréis traídos. Los montes y las colinas romperán ante vosotros en gritos de júbilo, y todos los árboles del campo batirán palmas.
Isa 55:13 En lugar del espino crecerá el ciprés, en lugar de la ortiga crecerá el mirto. Será para renombre de Yahveh, para señal eterna que no será borrada.

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Capítulo 56

56:1

ASÍ dijo el Altísimo: Guardad derecho, y haced justicia: porque cercana está mi salud para venir, y mi justicia para manifestarse.

56:2

Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que esto abrazare: que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

56:3

Y el hijo del extranjero, allegado á el Altísimo, no hable diciendo: Apartaráme totalmente el Altísimo de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.

56:4

Porque así dijo el Altísimo á los eunucos que guardaren mis sábados, y escogieren lo que yo quiero, y abrazaren mi pacto:

56:5

Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos é hijas; nombre perpetuo les daré que nunca perecerá.

56:6

Y á los hijos de los extranjeros que se allegaren á el Altísimo para ministrarle, y que amaren el nombre de el Altísimo para ser sus siervos: á todos los que guardaren el sábado de profanarlo, y abrazaren mi pacto,

56:7

Yo los llevaré al monte de mi santidad, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa, casa de oración será llamada de todos los pueblos.

56:8

Dice el Señor el Altísimo, el que junta los echados de Israel: Aun juntaré sobre él sus congregados.

56:9

Todas las bestias del campo, todas las bestias del monte, venid á devorar.

56:10

Sus atalayas ciegos son, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir.

56:11

Y esos perros ansiosos no conocen hartura; y los mismos pastores no supieron entender: todos ellos miran á sus caminos, cada uno á su provecho, cada uno por su cabo.

56:12

Venid, dicen, tomaré vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, ó mucho más excelente.

Isa 56:1 Así dice Yahveh: Velad por la equidad y practicad la justicia, que mi salvación está para llegar y mi justicia para manifestarse.
Isa 56:2 Dichoso el mortal que tal haga, el hombre que persevere en ello, guardándose de profanar el sábado, guardando su mano de hacer nada malo.
Isa 56:3 Que el extranjero que se adhiera a Yahveh, no diga: «¡De cierto que Yahveh me separará de su pueblo!» No diga el eunuco: «Soy un árbol seco.»
Isa 56:4 Pues así dice Yahveh: Respecto a los eunucos que guardan mis sábados y eligen aquello que me agrada y se mantienen firmes en mi alianza,
Isa 56:5 yo he de darles en mi Casa y en mis muros monumento y nombre mejor que hijos e hijas; nombre eterno les daré que no será borrado.
Isa 56:6 En cuanto a los extranjeros adheridos a Yahveh para su ministerio, para amar el nombre de Yahveh, y para ser sus siervos, a todo aquel que guarda el sábado sin profanarle y a los que se mantienen firmes en mi alianza,
Isa 56:7 yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos sobre mi altar. Porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Isa 56:8 Oráculo del Señor Yahveh que reúne a los dispersos de Israel. A los ya reunidos todavía añadiré otros.
Isa 56:9 Bestias todas del campo, venid a comer, bestias todas del bosque.
Isa 56:10 Sus vigías son ciegos, ninguno sabe nada; todos son perros mudos, no pueden ladrar; ven visiones, se acuestan, amigos de dormir.
Isa 56:11 Son perros voraces, no conocen hartura, y ni los pastores saben entender. Cada uno sigue su propio camino cada cual, hasta el último, busca su provecho
Isa 56:12 «Venid, voy a sacar vino y nos emborracharemos de licor, que el día de mañana será como el de hoy, o muchísimo mejor.»

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Capítulo 57

57:1

PERECE el justo, y no hay quien pare mientes; y los píos son recogidos, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es recogido el justo.

57:2

Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.

57:3

Mas vosotros llegaos acá, hijos de la agorera, generación de adúltero y de fornicaria.

57:4

¿De quién os habéis mofado? ¿contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, simiente mentirosa,

57:5

Que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol umbroso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos?

57:6

En las pulimentadas piedras del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y á ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No me tengo de vengar de estas cosas?

57:7

Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama: allí también subiste á hacer sacrificio.

57:8

Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo: porque á otro que á mí te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, é hiciste con ellos alianza: amaste su cama donde quiera que la veías.

57:9

Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el profundo.

57:10

En la multitud de tus caminos te cansaste, mas no dijiste: No hay remedio; hallaste la vida de tu mano, por tanto no te arrepentiste.

57:11

¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado á la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he yo disimulado desde tiempos antiguos, y nunca me has temido?

57:12

Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.

57:13

Cuando clamares, líbrente tus allegados; empero á todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá el monte de mi santidad.

57:14

Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.

57:15

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

57:16

Porque no tengo de contender para siempre, ni para siempre me he de enojar: pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he criado.

57:17

Por la iniquidad de su codicia me enojé y heríle, escondí mi rostro y ensañéme; y fué él rebelde por el camino de su corazón.

57:18

Visto he sus caminos, y le sanaré, y le pastorearé, y daréle consolaciones, á él y á sus enlutados.

57:19

Crío fruto de labios: Paz, paz al lejano y al cercano, dijo el Altísimo; y sanarélo.

57:20

Mas los impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta, y sus aguas arrojan cieno y lodo.

57:21

No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.

Isa 57:1 El justo perece, y no hay quien haga caso; los hombres buenos son arrebatados, y no hay quien lo considere. Cuando ante la desgracia es arrebatado el justo,
Isa 57:2 se va en paz. ¡Descansen en sus lechos todos los que anduvieron en camino recto!
Isa 57:3 Pero vosotros venid acá, hijos de hechicera, raza adúltera que te prostituyes:
Isa 57:4 ¿De quién os mofáis? ¿Contra quién abrís la boca y sacáis la lengua? ¿No sois vosotros engendros de pecado, prole bastarda?
Isa 57:5 Los que entráis en calor entre terebintos, bajo cualquier árbol frondoso, degolladores de niños en las torrenteras, debajo de los resquicios de las peñas.
Isa 57:6 En las piedras lisas del torrente tengas tu parte: ¡ellas, ellas te toquen en suerte! Que también sobre ellas vertiste libaciones, hiciste oblación. ¿Acaso con estas cosas me voy a aplacar?
Isa 57:7 Sobre montaña alta y empinada pusiste tu lecho. Hasta allí subiste a hacer el sacrificio.
Isa 57:8 Detrás de la puerta y de la jamba pusiste tu memorial. Sí, te desnudaste, subiste, y no conmigo, a tu lecho, y lo extendiste. Llegaste a un acuerdo con aquellos con quienes te plugo acostarte, mirando el monumento.
Isa 57:9 Te has acercado con aceite para Mélek, multiplicaste tus aromas. Enviaste a tus emisarios muy lejos, y los hiciste bajar hasta el seol.
Isa 57:10 De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: «Me rindo.» Hallaste el vigor de tu mano, y así no quedaste debilitada.
Isa 57:11 Pues bien, ¿de quién te asustaste y tuviste miedo, que fuiste embustera, y de mí no te acordaste, no hiciste caso de ello? ¿No es que porque me callé desde siempre, a mí no me temiste?
Isa 57:12 Yo voy a denunciar tu virtud y tus hechos, y no te aprovecharán.
Isa 57:13 Cuando grites, que te salven los reunidos en torno a ti, que a todos ellos los llevará el viento, los arrebatará el aire. Pero aquel que se ampare en mí poseerá la tierra y heredará mi monte santo.
Isa 57:14 Entonces se dirá: Reparad, reparad, abrid camino, quitad los obstáculos del camino de mi pueblo.
Isa 57:15 Que así dice el Excelso y Sublime, el que mora por siempre y cuyo nombre es Santo. «En lo excelso y sagrado yo moro, y estoy también con el humillado y abatido de espíritu, para avivar el espíritu de los abatidos, para avivar el ánimo de los humillados.
Isa 57:16 Pues no disputaré por siempre ni estaré eternamente enojado, pues entonces el espíritu ante mí desmayaría y las almas que yo he creado.
Isa 57:17 Por culpa de su codicia me enojé y le herí, ocultándome en mi enojo. Pero el rebelde seguía su capricho.
Isa 57:18 Sus caminos vi. Yo le curaré y le guiaré, y le daré ánimos a él y a los que con él lloraban,
Isa 57:19 poniendo alabanza en los labios: ¡Paz, paz al de lejos y al de cerca! - dice Yahveh -. Yo le curaré.»
Isa 57:20 Los malos son como mar agitada cuando no puede calmarse, cuyas aguas lanzan cieno y lodo.
Isa 57:21 «No hay paz para los malvados» - dice mi Dios

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Capítulo 58

58:1

CLAMA á voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia á mi pueblo su rebelión, y á la casa de Jacob su pecado.

58:2

Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese obrado justicia, y que no hubiese dejado el derecho de su Dios: pregúntanme derechos de justicia, y quieren acercarse á Dios.

58:3

¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis, y todos demandáis vuestras haciendas.

58:4

He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.

58:5

¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de saco y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable á el Altísimo?

58:6

¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres á los quebrantados, y que rompáis todo yugo?

58:7

¿No es que partas tu pan con el hambriento, y á los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne?

58:8

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; é irá tu justicia delante de ti, y la gloria de el Altísimo será tu retaguardia.

58:9

Entonces invocarás, y oirte ha el Altísimo; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad;

58:10

Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día;

58:11

Y el Altísimo te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serán como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan.

58:12

Y edificarán los de ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.

58:13

Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de el Altísimo; y lo venerares, no hacinedo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras:

58:14

Entonces te delelitarás en el Altísimo; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré á comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de el Altísimo lo ha hablado.

Isa 58:1 Clama a voz en grito, no te moderes; levanta tu voz como cuerno y denuncia a mi pueblo su rebeldía y a la casa de Jacob sus pecados.
Isa 58:2 A mí me buscan día a día y les agrada conocer mis caminos, como si fueran gente que la virtud practica y el rito de su Dios no hubiesen abandonado. Me preguntan por las leyes justas, la vecindad de su Dios les agrada.
Isa 58:3 - ¿Por qué ayunamos, si tú no lo ves? ¿Para qué nos humillamos, si tú no lo sabes? - Es que el día en que ayunabais, buscabais vuestro negocio y explotabais a todos vuestros trabajadores.
Isa 58:4 Es que ayunáis para litigio y pleito y para dar de puñetazos a malvados. No ayunéis como hoy, para hacer oír en las alturas vuestra voz.
Isa 58:5 ¿Acaso es éste el ayuno que yo quiero el día en que se humilla el hombre? ¿Había que doblegar como junco la cabeza, en sayal y ceniza estarse echado? ¿A eso llamáis ayuno y día grato a Yahveh?
Isa 58:6 ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?
Isa 58:7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?
Isa 58:8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
Isa 58:9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad,
Isa 58:10 repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.
Isa 58:11 Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Isa 58:12 Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas, levantarás los cimientos de pasadas generaciones, se te llamará Reparador de brechas, y Restaurador de senderos frecuentados.
Isa 58:13 Si apartas del sábado tu pie, de hacer tu negocio en el día santo, y llamas al sábado «Delicia», al día santo de Yahveh «Honorable», y lo honras evitando tus viajes, no buscando tu interés ni tratando asuntos,
Isa 58:14 entonces te deleitarás en Yahveh, y yo te haré cabalgar sobre los altozanos de la tierra. Te alimentaré con la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Yahveh ha hablado.

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Capítulo 59

59:1

HE aquí que no se ha acortado la mano de el Altísimo para salvar, ni hase agravado su oído para oir:

59:2

Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oir.

59:3

Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.

59:4

No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad: confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben trabajo, y paren iniquidad.

59:5

Ponen huevos de áspides, y tejen telas de arañas: el que comiere de sus huevos, morirá; y si lo apretaren, saldrá un basilisco.

59:6

Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos: sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos.

59:7

Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad, destrucción y quebrantamiento en sus caminos.

59:8

No conocieron camino de paz, ni hay derecho en sus caminos: sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

59:9

Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia: esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.

59:10

Palpamos la pared como ciegos, y andamos á tiento como sin ojos; tropezamos al medio día como de noche; estamos en oscuros lugares como muertos.

59:11

Aullamos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas: esperamos juicio, y no lo hay; salud, y alejóse de nosotros.

59:12

Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados:

59:13

El prevaricar y mentir contra el Altísimo, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira.

59:14

Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.

59:15

Y la verdad fué detenida; y el que se apartó del mal, fué puesto en presa: y viólo el Altísimo, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho.

59:16

Y vió que no había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su brazo, y afirmóle su misma justicia.

59:17

Pues de justicia se vistió como de loriga, con capacete de salud en su cabeza: y vistióse de vestido de venganza por vestidura, y cubrióse de celo como de manto,

59:18

Como para retribuir, como para retornar ira á sus enemigos, y dar el pago á sus adversarios: el pago dará á las islas.

59:19

Y temerán desde el occidente el nombre de el Altísimo, y desde el nacimiento del sol su gloria: porque vendrá el enemigo como río, mas el espíritu de el Altísimo levantará bandera contra él.

59:20

Y vendrá el Redentor á Sión, y á los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice el Altísimo.

59:21

Y este será mi pacto con ellos, dijo el Altísimo: El espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente, dijo el Altísimo, ni de la boca de la simiente de tu simiente, desde ahora y para siempre.

Isa 59:1 Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahveh para salvar, ni es duro su oído para oír,
Isa 59:2 sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír.
Isa 59:3 Porque vuestras manos están manchadas de sangre y vuestros dedos de culpa, vuestros labios hablan falsedad y vuestra lengua habla perfidia.
Isa 59:4 No hay quien clame con justicia ni quien juzgue con lealtad. Se confían en la nada y hablan falsedad, conciben malicia y dan a luz iniquidad.
Isa 59:5 Hacen que rompan su cascarón las víboras y tejen telas de araña; el que come de sus huevos muere, y si son aplastados sale una víbora.
Isa 59:6 Sus hilos no sirven para vestido ni con sus tejidos se pueden cubrir. Sus obras son obras inicuas y acciones violentas hay en sus manos.
Isa 59:7 Sus pies corren al mal y se apresuran a verter sangre inocente. Sus proyectos son proyectos inicuos, destrucción y quebranto en sus caminos.
Isa 59:8 Camino de paz no conocen, y derecho no hay en sus pasos. Tuercen sus caminos para provecho propio, ninguno de los que por ellos pasan conoce la paz.
Isa 59:9 Por eso se alejó de nosotros el derecho y no nos alcanzó la justicia. Esperábamos la luz, y hubo tinieblas, la claridad, y anduvimos en oscuridad.
Isa 59:10 Palpamos la pared como los ciegos y como los que no tienen ojos vacilamos. Tropezamos al mediodía como si fuera al anochecer, y habitamos entre los sanos como los muertos.
Isa 59:11 Todos nosotros gruñimos como osos y zureamos sin cesar como palomas. Esperamos el derecho y no hubo, la salvación, y se alejó de nosotros.
Isa 59:12 Porque fueron muchas nuestras rebeldías delante de ti, y nuestros pecados testifican contra nosotros, pues nuestras rebeldías nos acompañan y conocemos nuestras culpas:
Isa 59:13 rebelarse y renegar de Yahveh, apartarse de seguir a nuestro Dios, hablar de opresión y revueltas, concebir y musitar en el corazón palabras engañosas.
Isa 59:14 Porque ha sido rechazado el juicio y la justicia queda lejos. Porque la verdad en la plaza ha tropezado y la rectitud no puede entrar.
Isa 59:15 La verdad se echa en falta y el que se aparta del mal es despojado. Lo vio Yahveh y pareció mal a sus ojos que no hubiera derecho.
Isa 59:16 Vio que no había nadie y se maravilló de que no hubiera intercesor. Entonces le salvó su brazo y su justicia le sostuvo.
Isa 59:17 Se puso la justicia como coraza y el casco de salvación en su cabeza. Se puso como túnica vestidos de venganza y se vistió el celo como un manto.
Isa 59:18 Según los merecimientos así pagará: ira para sus opresores y represalia para sus enemigos. Dará a las islas su merecido.
Isa 59:19 Temerán desde Occidente el nombre de Yahveh y desde el Oriente verán su gloria, pues vendrá como un torrente encajonado contra el que irrumpe con fuerza el soplo de Yahveh.
Isa 59:20 Vendrá a Sión para rescatar, a aquellos de Jacob que se conviertan de su rebeldía. - Oráculo de Yahveh -.
Isa 59:21 Cuanto a mí, esta es la alianza con ellos, dice Yahveh. Mi espíritu que ha venido sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios no caerán de tu boca ni de la boca de tu descendencia ni de la boca de la descendencia de tu descendencia, dice Yahveh, desde ahora y para siempre.

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Capítulo 60

60:1

LEVÁNTATE, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de el Altísimo ha nacido sobre ti.

60:2

Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá el Altísimo, y sobre ti será vista su gloria.

60:3

Y andarán las gentes á tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.

60:4

Alza tus ojos en derredor, y mira: todos estos se han juntado, vinieron á ti: tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.

60:5

Entonces verás y resplandecerás; y se maravillará y ensanchará tu corazón, que se haya vuelto á ti la multitud de la mar, y la fortaleza de las gentes haya venido á ti.

60:6

Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Epha; vendrán todos los de Seba; traerán oro é incienso, y publicarán alabanzas de el Altísimo.

60:7

Todo el ganado de Cedar será juntado para ti: carneros de Nebayoth te serán servidos: serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.

60:8

¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas á sus ventanas?

60:9

Ciertamente á mí esperarán las islas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de el Altísimo tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.

60:10

Y los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.

60:11

Tus puertas estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche, para que sea traída á ti fortaleza de gentes, y sus reyes conducidos.

60:12

Porque la gente ó el reino que no te sirviere, perecerá; y del todo serán asoladas.

60:13

La gloria del Líbano vendrá á ti, hayas, pinos, y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.

60:14

Y vendrán á ti humillados los hijos de los que te afligieron, y á las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y llamarte han Ciudad de el Altísimo, Sión del Santo de Israel.

60:15

En lugar de que has sido desechada y aborrecida, y que no había quien por ti pasase, ponerte he en gloria perpetua, gozo de generación y generación.

60:16

Y mamarás la leche de las gentes, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo el Altísimo soy el Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

60:17

En vez de cobre traeré oro, y por hierro plata, y por madera metal, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus exactores.

60:18

Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tus términos; mas á tus muros llamarás Salud, y á tus puertas Alabanza.

60:19

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que el Altísimo te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.

60:20

No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna: porque te será el Altísimo por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados.

60:21

Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.

60:22

El pequeño será por mil, el menor, por gente fuerte. Yo el Altísimo á su tiempo haré que esto sea presto.

Isa 60:1 ¡Arriba, resplandece, que ha llegado tu luz, y la gloria de Yahveh sobre ti ha amanecido!
Isa 60:2 Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece Yahveh y su gloria sobre ti aparece.
Isa 60:3 Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alborada.
Isa 60:4 Alza los ojos en torno y mira: todos se reúnen y vienen a ti. Tus hijos vienen de lejos, y tus hijas son llevadas en brazos.
Isa 60:5 Tú entonces al verlo te pondrás radiante, se estremecerá y se ensanchará tu corazón, porque vendrán a ti los tesoros del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti.
Isa 60:6 Un sin fin de camellos te cubrirá, jóvenes dromedarios de Madián y Efá. Todos ellos de Sabá vienen portadores de oro e incienso y pregonando alabanzas a Yahveh.
Isa 60:7 Todas las ovejas de Quedar se apiñarán junto a ti, los machos cabríos de Nebayot estarán a tu servicio. Subirán en holocausto agradable a mi altar, y mi hermosa Casa hermosearé aún más.
Isa 60:8 ¿Quiénes son éstos que como nube vuelan, como palomas a sus palomares?
Isa 60:9 Los barcos se juntan para mí, los navíos de Tarsis en cabeza, para traer a tus hijos de lejos, junto con su plata y su oro, por el nombre de Yahveh tu Dios y por el Santo de Israel, que te hermosea.
Isa 60:10 Hijos de extranjeros construirán tus muros, y sus reyes se pondrán a tu servicio, porque en mi cólera te herí, pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Isa 60:11 Abiertas estarán tus puertas de continuo; ni de día ni de noche se cerrarán, para dejar entrar a ti las riquezas de las naciones, traídas por sus reyes.
Isa 60:12 Pues la nación y el reino que no se sometan a ti perecerán, esas naciones serán arruinadas por completo.
Isa 60:13 La gloria del Líbano vendrá a ti, el ciprés, el olmo y el boj a una, a embellecer mi Lugar Santo y honrar el lugar donde mis pies reposan.
Isa 60:14 Acudirán a ti encorvados los hijos de los que te humillaban, se postrarán a tus pies todos los que te menospreciaban, y te llamarán la Ciudad de Yahveh, la Sión del Santo de Israel.
Isa 60:15 En vez de estar tú abandonada, aborrecida y sin viandantes, yo te convertiré en lozanía eterna, gozo de siglos y siglos.
Isa 60:16 Te nutrirás con la leche de las naciones, con las riquezas de los reyes serás amamantada, y sabrás que yo soy Yahveh tu Salvador, y el que rescata, el Fuerte de Jacob.
Isa 60:17 En vez de bronce traeré oro, en vez de hierro traeré plata, en vez de madera, bronce, y en vez de piedras, hierro. Te pondré como gobernantes la Paz, y por gobierno la Justicia.
Isa 60:18 No se oirá más hablar de violencia en tu tierra, ni de despojo o quebranto en tus fronteras, antes llamarás a tus murallas «Salvación» y a tus puertas «Alabanza».
Isa 60:19 No será para ti ya nunca más el sol luz del día, ni el resplandor de la luna te alumbrará de noche, sino que tendrás a Yahveh por luz eterna, y a tu Dios por tu hermosura.
Isa 60:20 No se pondrá jamás tu sol, ni tu luna menguará, pues Yahveh será para ti luz eterna, y se habrán acabado los días de tu luto.
Isa 60:21 Todos los de tu pueblo serán justos, para siempre heredarán la tierra; retoño de mis plantaciones, obra de mis manos para manifestar mi gloria.
Isa 60:22 El más pequeño vendrá a ser un millar, el más chiquito, una nación poderosa. Yo, Yahveh, a su tiempo me apresuraré a cumplirlo.

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Capítulo 61

61:1

EL espíritu del Señor el Altísimo es sobre mí, porque me ungió el Altísimo; hame enviado á predicar buenas nuevas á los abatidos, á vendar á los quebrantados de corazón, á publicar libertad á los cautivos, y á los presos abertura de la cárcel;

61:2

A promulgar año de la buena voluntad de el Altísimo, y día de venganza del Dios nuestro; á consolar á todos los enlutados;

61:3

A ordenar á Sión á los enlutados, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de el Altísimo, para gloria suya.

61:4

Y edificarán los desiertos antiguos, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades asoladas, los asolamientos de muchas generaciones.

61:5

Y estarán extranjeros, y apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.

61:6

Y vosotros seréis llamados sacerdotes de el Altísimo, ministros del Dios nuestro seréis dichos: comeréis las riquezas de las gentes, y con su gloria seréis sublimes.

61:7

En lugar de vuestra doble confusión, y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doblado, y tendrán perpetuo gozo.

61:8

Porque yo el Altísimo soy amador del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo.

61:9

Y la simiente de ellos será conocida entre las gentes, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, los conocerán, que son simiente bendita de el Altísimo.

61:10

En gran manera me gozaré en el Altísimo, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, rodeóme de manto de justicia, como á novio me atavió, y como á novia compuesta de sus joyas.

61:11

Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su simiente, así el Señor el Altísimo hará brotar justicia y alabanza delante de todas las gentes.

Isa 61:1 El espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, por cuanto que me ha ungido Yahveh. A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la libertad;
Isa 61:2 a pregonar año de gracia de Yahveh, día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran,
Isa 61:3 para darles diadema en vez de ceniza, aceite de gozo en vez de vestido de luto, alabanza en vez de espíritu abatido. Se les llamará robles de justicia, plantación de Yahveh para manifestar su gloria.
Isa 61:4 Edificarán las ruinas seculares, los lugares de antiguo desolados levantarán, y restaurarán las ciudades en ruinas, los lugares por siempre desolados.
Isa 61:5 Vendrán extranjeros y apacentarán vuestros rebaños, e hijos de extraños serán vuestros labradores y viñadores.
Isa 61:6 Y vosotros seréis llamados «sacerdotes de Yahveh», «ministros de nuestro Dios» se os llamará. La riqueza de las naciones comeréis y en su gloria les sucederéis.
Isa 61:7 Por cuanto su vergüenza había sido doble, y en lugar de afrenta, gritos de regocijo fueron su herencia, por eso en su propia tierra heredarán el doble, y tendrán ellos alegría eterna.
Isa 61:8 Pues yo, Yahveh, amo el derecho y aborrezco la rapiña y el crimen. Les daré el salario de su trabajo lealmente, y alianza eterna pactaré con ellos.
Isa 61:9 Será conocida en las naciones su raza y sus vástagos entre los pueblos; todos los que los vean reconocerán que son raza bendita de Yahveh.
Isa 61:10 «Con gozo me gozaré en Yahveh, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con aderezos.
Isa 61:11 Porque, como una tierra hace germinar plantas y como un huerto produce su simiente, así el Señor Yahveh hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones.»

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Capítulo 62

62:1

POR amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalem no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha.

62:2

Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de el Altísimo nombrará.

62:3

Y serás corona de gloria en la mano de el Altísimo, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.

62:4

Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Asolamiento; sino que serás llamada Hephzibah, y tu tierra, Beulah; porque el amor de el Altísimo será en ti, y tu tierra será casada.

62:5

Pues como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.

62:6

Sobre tus muros, oh Jerusalem, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de el Altísimo, no ceséis,

62:7

Ni le deis tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga á Jerusalem en alabanza en la tierra.

62:8

Juró el Altísimo por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza: Que jamás daré tu trigo por comida á tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que tú trabajaste:

62:9

Mas los que lo allegaron lo comerán, y alabarán á el Altísimo; y los que lo cogieron, lo beberán en los atrios de mi santuario.

62:10

Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón á los pueblos.

62:11

He aquí que el Altísimo hizo oir hasta lo último de la tierra: Decid á la hija de Sión: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.

62:12

Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de el Altísimo; y á ti te llamarán Ciudad Buscada, no desamparada.

Isa 62:1 Por amor de Sión no he de callar, por amor de Jerusalén no he de estar quedo, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación brille como antorcha.
Isa 62:2 Verán las naciones tu justicia, todos los reyes tu gloria, y te llamarán con un nombre nuevo que la boca de Yahveh declarará.
Isa 62:3 Serás corona de adorno en la mano de Yahveh, y tiara real en la palma de tu Dios.
Isa 62:4 No se dirá de ti jamás «Abandonada», ni de tu tierra se dirá jamás «Desolada», sino que a ti se te llamará «Mi Complacencia», y a tu tierra, «Desposada». Porque Yahveh se complacerá en ti, y tu tierra será desposada.
Isa 62:5 Porque como se casa joven con doncella, se casará contigo tu edificador, y con gozo de esposo por su novia se gozará por ti tu Dios.
Isa 62:6 Sobre los muros de Jerusalén he apostado guardianes; ni en todo el día ni en toda la noche estarán callados. Los que hacéis que Yahveh recuerde, no guardéis silencio.
Isa 62:7 No le dejéis descansar, hasta que restablezca, hasta que trueque a Jerusalén en alabanza en la tierra.
Isa 62:8 Ha jurado Yahveh por su diestra y por su fuerte brazo: «No daré tu grano jamás por manjar a tus enemigos. No beberán hijos de extraños tu mosto por el que te fatigaste,
Isa 62:9 sino que los que lo cosechen lo comerán y alabarán a Yahveh, y los que los recolecten lo beberán en mis atrios sagrados.»
Isa 62:10 ¡Pasad, pasad por las puertas! ¡Abrid camino al pueblo! ¡Reparad, reparad el camino, y limpiadlo de piedras! ¡Izad pendón hacia los pueblos!
Isa 62:11 Mirad que Yahveh hace oír hasta los confines de la tierra: «Decid a la hija de Sión: Mira que viene tu salvación; mira, su salario le acompaña, y su paga le precede.
Isa 62:12 Se les llamará "Pueblo Santo", "Rescatados de Yahveh"; y a ti se te llamará "Buscada", "Ciudad no Abandonada".»

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Capítulo 63

63:1

¿QUIÉN es éste que viene de Edom, de Bosra con vestidos bermejos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.

63:2

¿Por qué es bermejo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?

63:3

Pisado he yo solo el lagar, y de los pueblos nadie fué conmigo: pisélos con mi ira, y hollélos con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis ropas.

63:4

Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos es venido.

63:5

Y miré y no había quien ayudará, y maravilléme que no hubiera quien sustentase: y salvóme mi brazo, y sostúvome mi ira.

63:6

Y con mi ira hollé los pueblos, y embriaguélos de mi furor, y derribé á tierra su fortaleza.

63:7

De las misericordias de el Altísimo haré memoria, de las alabanzas de el Altísimo, conforme á todo lo que el Altísimo nos ha dado, y de la grandeza de su beneficencia hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus miseraciones.

63:8

Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fué su Salvador.

63:9

En toda angustia de ellos él fué angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del siglo.

63:10

Mas ellos fueron rebeldes, é hicieron enojar su espíritu santo; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.

63:11

Empero acordóse de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir de la mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su espíritu santo?

63:12

¿El que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que rompió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo?

63:13

¿El que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?

63:14

El espíritu de el Altísimo los pastoreó, como á una bestia que desciende al valle; así pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.

63:15

Mira desde el cielo, y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria: ¿dónde está tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas y de tus miseraciones para conmigo? ¿hanse estrechado?

63:16

Tú empero eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, é Israel no nos conoce: tú, oh el Altísimo, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.

63:17

¿Por qué, oh el Altísimo, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón á tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.

63:18

Por poco tiempo lo poseyó el pueblo de tu santidad: nuestros enemigos han hollado tu santuario.

63:19

Hemos venido á ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fué llamado tu nombre.

Isa 63:1 - ¿Quién es ése que viene de Edom, de Bosrá, con ropaje teñido de rojo? ¿Ese del vestido esplendoroso, y de andar tan esforzado? - Soy yo que hablo con justicia, un gran libertador.
Isa 63:2 - Y ¿por qué está de rojo tu vestido, y tu ropaje como el de un lagarero?
Isa 63:3 - El lagar he pisado yo solo; de mi pueblo no hubo nadie conmigo. Los pisé con ira, los pateé con furia, y salpicó su sangre mis vestidos, y toda mi vestimenta he manchado.
Isa 63:4 ¡Era el día de la venganza que tenía pensada, el año de mi desquite era llegado!
Isa 63:5 Miré bien y no había auxiliador; me asombré de que no hubiera quien apoyase. Así que me salvó mi propio brazo, y fue mi furia la que me sostuvo.
Isa 63:6 Pisoteé a pueblos en mi ira, los pise con furia e hice correr por tierra su sangre.
Isa 63:7 Las misericordias de Yahveh quiero recordar, las alabanzas de Yahveh, por todo lo que nos ha premiado Yahveh, por la gran bondad para la casa de Israel, que tuvo con nosotros en su misericordia, y por la abundancia de sus bondades.
Isa 63:8 Dijo él: «De cierto que ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán.» Y fue él su Salvador
Isa 63:9 en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él mismo en persona los liberó. Por su amor y su compasión él los rescató: los levantó y los llevó todos los días desde siempre.
Isa 63:10 Mas ellos se rebelaron y contristaron a su Espíritu santo, y él se convirtió en su enemigo, guerreó contra ellos.
Isa 63:11 Entonces se acordó de los días antiguos, de Moisés su siervo. ¿Dónde está el que los sacó de la mar, el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en él su Espíritu santo,
Isa 63:12 el que hizo que su brazo fuerte marchase al lado de Moisés, el que hendió las aguas ante ellos para hacerse un nombre eterno,
Isa 63:13 el que les hizo andar por los abismos como un caballo por el desierto, sin que tropezaran,
Isa 63:14 cual ganado que desciende al valle? El Espíritu de Yahveh los llevó a descansar. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.
Isa 63:15 observa desde los cielos y ve desde tu aposento santo y glorioso. ¿Dónde está tu celo y tu fuerza, la conmoción de tus entrañas? ¿Es que tus entrañas se han cerrado para mí?
Isa 63:16 Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que nos rescata» desde siempre.
Isa 63:17 ¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vuélvete, por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
Isa 63:18 ¿Por qué el enemigo ha invalido tu santuario, tu santuario han pisoteado nuestros opresores?
Isa 63:19 Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. ¡Ah si rompieses los cielos y descendieses - ante tu faz los montes se derretirían,

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Capítulo 64

64:1

¡OH si rompiese los cielos, y descendieras, y á tu presencia se escurriesen los montes,

64:2

Como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre á tus enemigos, y las gentes temblasen á tu presencia!

64:3

Cuando, haciendo terriblezas cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti.

64:4

Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.

64:5

Saliste al encuentro al que con alegría obraba justicia, á los que se acordaban de ti en tus caminos: he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en esos hay perpetuidad, y seremos salvos.

64:6

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

64:7

Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para tenerte; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

64:8

Ahora pues, el Altísimo, tú eres nuestro padre; nosotros lodo, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos, todos nosotros.

64:9

No te aires, oh el Altísimo, sobremanera, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad: he aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.

64:10

Tus santas ciudades están desiertas, Sión es un desierto, Jerusalem una soledad.

64:11

La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fué consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruídas.

64:12

¿Te estarás quieto, oh el Altísimo, sobre estas cosas? ¿callarás, y nos afligirás sobremanera?

Isa 64:1 como prende el fuego en la hojarasca, como el fuego hace hervir al agua - para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, y hacer temblar a las naciones ante ti,
Isa 64:2 haciendo tú cosas terribles, inesperadas. (Tú descendiste: ante tu faz, los montes se derretirán.)
Isa 64:3 Nunca se oyó. No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios, sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él.
Isa 64:4 Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y recuerdan tus caminos. He aquí que estuviste enojado, pero es que fuimos pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos salvaremos.
Isa 64:5 Somos como impuros todos nosotros, como paño inmundo todas nuestras obras justas. Caímos como la hoja todos nosotros, y nuestras culpas como el viento nos llevaron.
Isa 64:6 No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestras culpas.
Isa 64:7 Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.
Isa 64:8 No te irrites, Yahveh, demasiado, ni para siempre recuerdes la culpa. Ea, mira, todos nosotros somos tu pueblo.
Isa 64:9 Tus ciudades santas han quedado desiertas, Sión desierta ha quedado, Jerusalén desolada.
Isa 64:10 Nuestra Casa santa y gloriosa, en donde te alabaron nuestros padres, ha parado en hoguera de fuego, y todas nuestras cosas más queridas han parado en ruinas.
Isa 64:11 ¿Es que ante esto te endurecerás, Yahveh, callarás y nos humillarás sin medida?

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Capítulo 65

65:1

FUÍ buscado de los que no preguntaban por mí; fuí hallado de los que no me buscaban. Dije á gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.

65:2

Extendí mis manos todo el día á pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;

65:3

Pueblo que en mi cara me provoca de continuo á ira, sacrificando en huertos, y ofreciendo perfume sobre ladrillos;

65:4

Que se quedan en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche; que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;

65:5

Que dicen: Estáte en tu lugar, no te llegues á mí, que soy más santo que tú: éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día.

65:6

He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, antes retornaré, y daré el pago en su seno,

65:7

Por vuestras iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice el Altísimo, los cuales hicieron perfume sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron: por tanto yo les mediré su obra antigua en su seno.

65:8

Así ha dicho el Altísimo: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, que bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.

65:9

Mas sacaré simiente de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí.

65:10

Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Achôr para majada de vacas, á mi pueblo que me buscó.

65:11

Empero vosotros los que dejáis á el Altísimo, que olvidáis el monte de mi santidad, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino;

65:12

Yo también os destinaré al cuchillo, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero: por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oisteis; sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que á mí desagrada.

65:13

Por tanto así dijo el Señor el Altísimo: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados;

65:14

He aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis.

65:15

Y dejaréis vuestro nombre por maldición á mis escogidos, y el Señor el Altísimo te matará; y á sus siervos llamará por otro nombre.

65:16

El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.

65:17

Porque he aquí que yo crío nuevos cielos y nueva tierra: y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.

65:18

Mas os gozaréis y os alegraréis por siglo de siglo en las cosas que yo crío: porque he aquí que yo las cosas que yo crío: porque he aquí que yo fzacrío á Jerusalem alegría, y á su pueblo gozo.

65:19

Y alegraréme con Jerusalem, y gozaréme con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.

65:20

No habrá más allí niño de días, ni viejo que sus días no cumpla: porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años, será maldito.

65:21

Y edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.

65:22

No edificarán, y otro morará; no plantarán, y otro comerá: porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos.

65:23

No trabajarán en vano, ni parirán para maldición; porque son simiente de los benditos de el Altísimo, y sus descendientes con ellos.

65:24

Y será que antes que clamen, responderé yo; aun estando ellos hablando, yo habré oído.

65:25

El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y á la serpiente el polvo será su comida. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo el Altísimo.

Isa 65:1 Me he hecho encontradizo de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar de quienes no me buscaban. Dije: «Aquí estoy, aquí estoy» a gente que no invocaba mi nombre.
Isa 65:2 Alargué mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde que sigue un camino equivocado en pos de sus pensamientos;
Isa 65:3 pueblo que me irrita en mi propia cara de continuo, que sacrifican en los jardines y queman incienso sobre ladrillos;
Isa 65:4 que habitan en tumbas y en antros hacen noche; que comen carne de cerdo y bazofia descompuesta en sus cacharros;
Isa 65:5 los que dicen: «Quédate ahí, no te llegues a mí, que te santificaría.» Estos son humo en mi nariz, fuego que abrasa siempre.
Isa 65:6 Mirad que está escrito delante de mí: no callaré hasta no haber puesto su paga en su seno,
Isa 65:7 la de vuestras culpas y las de vuestros padres juntamente - dice Yahveh - que quemaron incienso en los montes y en las colinas me afrentaron; pero yo voy a medirles la paga de su obra y se la pondré en su seno.
Isa 65:8 Así dice Yahveh: Como cuando se encuentra mosto en el racimo y se dice: «No lo eches a perder, porque es una bendición», así haré yo por amor de mis siervos, evitando destruirlos a todos.
Isa 65:9 Sacaré de Jacob simiente y de Judá heredero de mis montes; los heredarán mis elegidos y mis siervos morarán allí.
Isa 65:10 Sarón será majada de ovejas y el valle de Akor corral de vacas para mi pueblo, los que me buscaron.
Isa 65:11 Mas vosotros, los que abandonáis a Yahveh, los que olvidáis mi monte santo, los que ponéis una mesa a Gad y llenáis una copa a Mení,
Isa 65:12 Yo os destino a la espada y todos vosotros caeréis degollados, porque os llamé y no respondisteis, hablé y no oísteis, sino que hicisteis lo que me desagrada, y lo que no me gusta elegisteis.
Isa 65:13 Por tanto, así dice el Señor Yahveh: Mirad que mis siervos comerán, mas vosotros tendréis hambre; mirad que mis siervos beberán, mas vosotros tendréis sed; mirad que mis siervos se alegrarán, mas vosotros padeceréis vergüenza;
Isa 65:14 mirad que mis siervos cantarán con corazón dichoso, mas vosotros gritaréis con corazón triste, y con espíritu quebrantado gemiréis.
Isa 65:15 Dejaréis vuestro nombre a mis elegidos para que sirva de imprecación: «¡Así te haga morir el Señor Yahveh...!», pero a sus siervos les dará un nombre nuevo
Isa 65:16 tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén; cuando se hayan olvidado las angustias primeras, y cuando estén ocultas a mis ojos.
Isa 65:17 Pues he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva, y no serán mentados los primeros ni vendrán a la memoria;
Isa 65:18 antes habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear. Pues he aquí que yo voy a crear a Jerusalén «Regocijo», y a su pueblo «Alegría»;
Isa 65:19 me regocijaré por Jerusalén y me alegraré por mi pueblo, sin que se oiga allí jamás lloro ni quejido.
Isa 65:20 No habrá allí jamás niño que viva pocos días, o viejo que no llene sus días, pues morir joven será morir a los cien años, y el que no alcance los cien años será porque está maldito.
Isa 65:21 Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán su fruto.
Isa 65:22 No edificarán para que otro habite, no plantarán para que otro coma, pues cuanto vive un árbol vivirá mi pueblo, y mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
Isa 65:23 No se fatigarán en vano ni tendrán hijos para sobresalto, pues serán raza bendita de Yahveh ellos y sus retoños con ellos.
Isa 65:24 Antes que me llamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo les escucharé.
Isa 65:25 Lobo y cordero pacerán a una, el león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo, no harán más daño ni perjuicio en todo mi santo monte - dice Yahveh.

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Capítulo 66

66:1

el Altísimo dijo así: El cielo es mi solio, y la tierra estrado de mis pies: ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde este lugar de mi reposo?

66:2

Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice el Altísimo: mas á aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla á mi palabra.

66:3

El que sacrifica buey, como si matase un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco; el que ofrece perfume, como si bendijese á un ídolo. Y pues escogieron sus caminos, y su alma amó sus abominaciones.

66:4

También yo escogeré sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que á mí desagrada.

66:5

Oid palabra de el Altísimo, vosotros los que tembláis á su palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese el Altísimo. Mas él se mostrará con alegría vuestra, y ellos serán confundidos.

66:6

Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de el Altísimo que da el pago á sus enemigos.

66:7

Antes que estuviese de parto, parió; antes que le viniesen dolores parió hijo.

66:8

¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vió cosa tal? ¿parirá la tierra en un día? ¿nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, parió sus hijos.

66:9

¿Yo que hago parir, no pariré? dijo el Altísimo. ¿Yo que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo.

66:10

Alegraos con Jerusalem, y gozaos con ella, todos los que la amáis: llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella:

66:11

Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.

66:12

Porque así dice el Altísimo: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las gentes como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados.

66:13

Como aquel á quien consuela su madre, así os consolaré yo á vosotros, y en Jerusalem tomaréis consuelo.

66:14

Y veréis, y alegraráse vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba: y la mano de el Altísimo para con sus siervos será conocida, y se airará contra sus enemigos.

66:15

Porque he aquí que el Altísimo vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para tornar su ira en furor, y su reprensión en llama de fuego.

66:16

Porque el Altísimo juzgará con fuego y con su espada á toda carne: y los muertos de el Altísimo serán multiplicados.

66:17

Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice el Altísimo.

66:18

Porque yo entiendo sus obras y sus pensamientos: tiempo vendrá para juntar todas las gentes y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.

66:19

Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos á las gentes, á Tarsis, á Pul y Lud, que disparan arco, á Tubal y á Javán, á las islas apartadas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las gentes.

66:20

Y traerán á todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por presente á el Altísimo, en caballos, en carros, en literas, y en mulos, y en camellos, á mi santo monte de Jerusalem, dice el Altísimo, al modo que los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios á la casa de el Altísimo.

66:21

Y tomaré también de ellos para sacerdotes y Levitas, dice el Altísimo.

66:22

Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mí, dice el Altísimo, así permanecerá vuestra simiente y vuestro nombre.

66:23

Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne á adorar delante de mí, dijo el Altísimo.

66:24

Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne.

Isa 66:1 Así dice Yahveh: Los cielos son mi trono y la tierra el estrado de mis pies, Pues ¿qué casa vais a edificarme, o qué lugar para mi reposo,
Isa 66:2 si todo lo hizo mi mano, y es mío todo ello? - Oráculo de Yahveh -. Y ¿en quién voy a fijarme? En el humilde y contrito que tiembla a mi palabra.
Isa 66:3 Se inmola un buey, se abate un hombre, se sacrifica una oveja, se desnuca un perro, se ofrece en oblación sangre de cerdo, se hace un memorial de incienso, se bendice a los ídolos. Ellos mismos eligieron sus propios caminos y en sus monstruos abominables halló su alma complacencia.
Isa 66:4 También yo elegiré el vejarlos y sus temores traeré sobre ellos, por cuanto que llamé y nadie respondió, hablé y no escucharon, sino que hicieron lo que me parece mal y lo que no me gusta eligieron.
Isa 66:5 Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra. Dijeron vuestros hermanos que os aborrecen, que os rechazan por causa de mi nombre: «Que Yahveh muestre su gloria y veamos vuestra alegría.» Pero ellos quedarán avergonzados.
Isa 66:6 Voz estruendosa viene de la ciudad, voz del Templo: la voz de Yahveh que paga el merecido a sus enemigos.
Isa 66:7 Antes de tener dolores dio a luz, antes de llegarle el parto dio a luz varón.
Isa 66:8 ¿Quién oyó tal? ¿Quién vio cosa semejante? ¿Es dado a luz un país en un solo día? ¿O nace un pueblo todo de una vez? Pues bien: Tuvo dolores y dio a luz Sión a sus hijos.
Isa 66:9 ¿Abriré yo el seno sin hacer dar a luz - dice Yahveh - o lo cerraré yo, que hago dar a luz? - Dice tu Dios.
Isa 66:10 Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos los que la amáis, llenaos de alegría por ella todos los que por ella hacíais duelo;
Isa 66:11 de modo que maméis y os hartéis del seno de sus consuelos, de modo que chupéis y os deleitéis de los pechos de su gloria.
Isa 66:12 Porque así dice Yahveh: Mirad que yo tiendo hacia ella, como río la paz, y como raudal desbordante la gloria de las naciones, seréis alimentados, en brazos seréis llevados y sobre las rodillas seréis acariciados.
Isa 66:13 Como uno a quien su madre le consuela, así yo os consolaré (y por Jerusalén seréis consolados).
Isa 66:14 Al verlo se os regocijará el corazón, vuestros huesos como el césped florecerán, la mano de Yahveh se dará a conocer a sus siervos, y su enojo a sus enemigos.
Isa 66:15 Pues he aquí que Yahveh en fuego viene y como torbellino son sus carros, para desfogar su cólera con ira y su amenaza con llamas de fuego.
Isa 66:16 Porque con fuego Yahveh va a juzgar y con su espada a toda carne, y serán muchas las víctimas de Yahveh.
Isa 66:17 Los que se consagran y los que se purifican en los jardines, detrás de uno que está en medio, que comen carne de cerdo, cosas inmundas y de rata, a una serán eliminados con sus acciones y sus pensamientos, - oráculo de Yahveh -.
Isa 66:18 Yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas; vendrán y verán mi gloria.
Isa 66:19 Pondré en ellos señal y enviaré de ellos algunos escapados a las naciones: a Tarsis, Put y Lud, Mések, Ros, Túbal, Yaván; a las islas remotas que no oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones.
Isa 66:20 Y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como oblación a Yahveh - en caballos, carros, literas, mulos y dromedarios - a mi monte santo de Jerusalén - dice Yahveh - como traen los hijos de Israel la oblación en recipiente limpio a la Casa de Yahveh.
Isa 66:21 Y también de entre ellos tomaré para sacerdotes y levitas - dice Yahveh.
Isa 66:22 Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mi presencia - oráculo de Yahveh - así permanecerá vuestra raza y vuestro nombre.
Isa 66:23 Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí - dice Yahveh.
Isa 66:24 Y en saliendo, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; su gusano no morirá su fuego no se apagará, y serán el asco de todo el mundo.

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