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Purgatorio: apologeta protestante ataca al ex-pastor Fernando Casanova y responde a José Miguel Arraiz (III) - Conclusiones finales

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José Miguel Arráiz
infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php
partes I y II

 

En dos de los últimos post he estado analizando algunas objeciones que un La Virgen María y las almas del purgatorioapologeta protestante publicó respecto a una explicación del ex pastor evangélico Fernando Casanova sobre el purgatorio, y luego sobre mi consiguiente respuesta. Por supuesto, no pretendo redundar indefinidamente sobre el tema, porque ya sabemos que en este y otros temas la mayoría de los protestantes, mientras sigan siendo protestantes, nunca darán su brazo a torcer, pero si me parece oportuno hacer algunas aclaraciones finales a su última respuesta que acaba de publicar en su blog.

Para estar en contexto con el debate, sugiero repasar las entradas anteriores, AQUÍ y AQUÍ, y en caso querer consultar la respuesta completa de la parte protestante, puede ir a su Blog de nombre “Respuestas evangélicas”.

Ahora sí, entremos de lleno a los argumentos:

Comentario protestante:
“Hay que recordar la naturaleza del fuego de la que habla Pablo en todo el contexto, que es el mismo del versículo 15, no es de purificación sino probatorio de las obras del creyente, y jamás se habla de purificar.

Ni una sola palabra sobre el pecado, purificación, purgar el pecado de alguien, etc.,

Por lo tanto José Miguel solo ve lo que quiere ver en el pasaje porque jamás se habla de un fuego purificador en el v. 15.”

En este punto ya no hay mucho más que se pueda agregar. Bajo la interpretación protestante la figura del fuego en los versículos 13 y 14 de 1 Corintios 3 tiene el mismo contexto y simbolismo que en el versículo 15. Ya hemos dicho que ni nosotros ni la Iglesia de todo los siglos entendió esto así. En el v. 13 y 14 el fuego simboliza el juicio de Dios sobre las obras del creyente, y en el versículo 15 la purificación del creyente que se salva a pesar de que cometió obras que no fueron siempre buenas, y esa salvación ocurre como un “pasar a través del fuego”. Nadie por supuesto, discute su derecho de aferrarse a su interpretación.

Comentario protestante:
“No hay discusión sobre quien recibirá la recompensa, de hecho si José leyera lo que escribí con anterioridad dije claramente:

“Pablo comenta en este pasaje que hay un resultado doble posible para el creyente: Una recompensa recibida o una recompensa perdida.”

Aquí quedo perplejo. No sé si el problema es que José sufre de una severa deficiencia de comprensión, o es que lee tan apresuradamente que no se esfuerza entender lo que se le explica”

Aquí intenta dar a entender que yo le he atribuido que él niega que el creyente será quien reciba la recompensa, en cuyo caso yo estaría creando lo que se conoce como un muñeco de paja. Lo cierto, es que quien no ha leído cuidadosamente ha sido él. Yo he partido de algo que él ya reconoce –que el creyente recibirá la recompensa cuando sus obras pasen la prueba-, para que pueda entender que también será la persona quien recibirá el “daño” cuando sus obras no pasen la prueba. De hecho, si se revisa detalladamente lo que escribí se podrá dar cuenta. Veamos:

Mi comentario previo decía: “En el siguiente versículo ¿quién dice el texto que sufrirá daño? ¿La obra o la persona?. Si en el versículo anterior la persona es recompensada por sus buenas acciones, es de lo más natural entender que será ella también quien sufrirá daño por aquellas que no lo fueron”

Obsérvese que cuando digo “Si en el versículo anterior la persona es recompensada por sus buenas acciones” , aquí parto de algo que ambos reconocemos como cierto, para ir al siguiente punto que es donde diferimos: “es de lo más natural entender que será ella también quien sufrirá daño por aquellas que no lo fueron”.

Más adelante continué: “… y estoy seguro que esto no lo discutirá nuestro amigo”, ya que seguramente reconoce que una obra no se salva o se condena, pero una persona sí”. Aún así responde: “Me da pena que José haga ese tipo de comentarios sobre mi persona como si sostuviera el punto que el esta refutando, cuando en mi entrada original dije claramente lo contrario” . Pero como puede observarse primer lugar, allí no estoy haciendo ningún comentario sobre ninguna persona, así como tampoco le estoy endosando ningún argumento. Me corregirán los lectores si es necesario explicar la diferencia entre reconocer un punto en común en la interpretación de algún texto, a endosar a la parte protestante negar ese punto en común.

Comentario protestante:
Jamás dije que el creyente no sufriera perdida, esto lo comente claramente en mi entrada original.

Pero es importante notar la forma mentirosa en la que quiere utilizar el pasaje José, porque el Apóstol Pablo dice claramente que la obra es la que es “consumida” o “abrasada” no el creyente, ya que el fuego no le hace ningún daño porque no hay contacto con el cristiano.”

 

Debate Sola Fide  - purgatorio

Aquí es importante aclarar varias cosas, por si no las entendió nuestro amigo en mi última respuesta:

Dejé claro a lo largo de mi respuesta, que entiendo que la interpretación protestante asume que la “pérdida” o el “daño” que sufre el creyente es simplemente la pérdida de la recompensa, o unas “coronas” que arbitrariamente toma de otros textos en diferente contexto. Precisamente para eso dediqué una sección de mi respuesta a analizar por qué no vemos los católicos en este “daño” simplemente esto. Decíamos que aquí se utiliza la palabra ζημιόω (zemióo) que significa: “lastimar, herir, i.e. (reflexivamente o pasivamente) experimentar detrimento:- padecer, perder, pérdida, sufrir, destruir” (Strong) y la entendemos como el daño o sufrimiento que sufre el creyente al contemplar la consecuencia de sus acciones, lo cual le purifica.

En resumen, para el protestante se refiere simplemente a la pérdida de una recompensa, para nosotros el sufrimiento que padece por aquellas obras que dañaron a otros y que producen que su salvación sea “como un pasar a través del fuego”.

Comentario protestante: 
“Pablo utiliza “katakaēsetai” (κατακαήσεται) al referirse específicamente a la acción del fuego sobre la obra que significa quemar o consumir se utiliza en otros pasajes como (Hch. 19:19, Heb. 13:11; Ap. 17:16; 18:18).”

Toda esta argumentación está demás, porque nunca se ha negado que en los versículos 13 y 14 la figura del fuego simbolice el juicio sobre las obras del creyente. A este respecto expliqué: “Es un lenguaje simbólico, efectivamente, pero se entiende sin dificultad que aquí se simboliza el hecho de que las obras serán probadas tal como se prueba un material que se expone al fuego, y que, si no es resistente se consume. Hasta allí todos de acuerdo” . ¿Ve nuestro amigo protestante que nadie ha negado que en el versículo 13 y 14 la figura del fuego se refiera a la prueba de las obras del creyente? ¿hasta cuándo hará falta repetirlo para que se percate de ello?

Así, en lo que no coincidimos no es que la obra pase o no pase la prueba, o si se consume o no, sino quien recibe el daño y la naturaleza de ese daño. Como hemos visto, ambos estamos de acuerdo en que es el creyente, con la diferencia de que él entiende que este daño es sólo una pérdida de recompensa. Por eso continúa más adelante:

Comentario protestante: 
“Ahora bien José de alguna manera insinúa que “sufrirá el daño” se refiere que el fuego es purificador del creyente como lo dice su doctrina católica.

Pero esto no es cierto porque aquí se diferencia con “zēmiōthēsetai” (ζημιωθήσεται) que se refiere a perdida de algo o una posesión y en el caso del contexto del pasaje es la perdida de la recompensa que hubiera recibido si el fuego no hubiera quemado (κατακαήσεται) su obra por lo tanto tiene la perdida (ζημιωθήσεται).

(Vine, 1999) comenta al respecto:

“(5) Zemioo, perder, se traduce ‘para que ninguna perdida padecieseis’ 2. Co. 7:9.” p. 621.”

Lo interpretamos de esa manera porque inmediatamente después especifica a que se refiere ese daño y se vincula con salvación “como por fuego”. Ya había dicho lo que significa la palabra ζημιόω (zemióo) que se utiliza aquí para indicar que el creyente sufrirá daño. Nuestro amigo protestante intenta probar que esta palabra solo se refiere a la pérdida de algo, de manera que apoye su interpretación de que implica solo la pérdida de la recompensa, que posteriormente conecta arbitrariamente las coronas ofrecidas a los creyentes. Lo cierto es que la palabra tiene un significado aún más extenso que involucra sufrimiento, daño, experimentar un detrimento. Ya habíamos citado el diccionario Strong al respecto:

G2210
ζημιόω
zemióo

de G2209; lastimar, herir, i.e. (reflexivamente o pasivamente) experimentar detrimento:- padecer, perder, pérdida, sufrir, destruir.

Nuestro amigo cita el diccionario protestante Vine, pero si lo revisamos detenidamente, aunque inserta su exégesis protestante, es fiel al indicar que dicha palabra involucra sufrimiento, detrimento y daño:

G2210
zemioo (ζημιόω, G2210), significa, en la voz activa, dañar; en la pasiva, perder, padecer pérdida, sufrir pérdida; Mat_16:26 : «perdiere»; Mar_8:36 : «perdiere», del alma; en Luc_9:25 : «corra peligro de sí» (rv; rvr: «se pierde a sí mismo»; aquí la palabra precedente: «se destruye», es traducción de apolumi, destruir). Lo que está aquí a la vista es el acto de sufrir la pérdida de lo que tiene mayor valor, no el ser rechazado por el juicio divino, aunque esto es lo que se implica, sino perderse o penalizarse uno mismo, con una pérdida espiritual y eterna. Se emplea también en 1Co_3:15 : «sufrirá pérdida» (rv: «será perdida»); 2Co_7:9 : «pérdida padecieseis»; Fil_3:8 : «he perdido todo». Véase PERDER, Nº 2.¶

Otros diccionarios de Griego como el Tuggy lo confirman que se refiere a sufrir un castigo, daño o pérdida:

G2210
ζημιόω.
(fut. voz pasiva ζημιωθήσομαι; 1 tiempo aoristo voz pasiva ἐζημιώθην). Sufrir pérdida o daño, ser castigado. A.T. נָשָׁא עֹנֶשׁ Pro_19:19. עָנַשׁ qal., Pro_17:26. עָנַשׁ ni., Pro_22:3. N.T.; Mat_16:26; Mar_8:36; Luc_9:25; 2Co_7:9; Flp_3:8.

Por su parte el Thayer lo define:

zemioo
1) to affect with damage, do damage to
2) to sustain damage, to receive injury, suffer loss
Part of Speech: verb
Citing in TDNT: 2:888, 299

Todo esto está muy acorde con lo que hemos sostenido, y con la interpretación que le dieron los primeros cristianos, de que es el creyente el que sufre el “daño”, “castigo” o “pérdida” por aquellas obras que no pasaron la prueba del juicio de Dios. La pregunta por lo tanto sería, ¿se limita este daño a una mera pérdida de unas coronas como lo entiende nuestro amigo protestante, que ni siquiera se han mencionado en ese texto? ¿O se entiende en el contexto de la purificación de ser salvado como “por fuego” como lo entiende la Tradición Católica?. Saque cada quien sus propias conclusiones.

Comentario protestante:
José no trata de refutar el pasaje de Filipenses 1:22-23 donde Pablo dice claramente que al morir el estaría en el cielo, sin ir a un purgatorio.
El pasaje prueba que Pablo estaría con Cristo al momento de morir de hecho el apologista de la iglesia romana comente un error al mostrar el pasaje de Filipenses 3:12-14.
El apóstol es claro y dice que al morir al momento estará con Cristo, si el hubiera creído en el purgatorio, creemos que sería más humilde que José Miguel, y estoy seguro que Pablo jamás hubiera dicho que no pasaría a purgar sus pecados o que no moriría imperfectamente purificado.”

De hecho hay otro problema porque Fil. 1:22-23 no es el único lugar donde se menciona que el creyente al morir va de inmediato a la presencia de Dios:

6 Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. 7 Vivimos por fe, no por vista. 8 Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. 2 Corintios 5:6-8.

(Rhodes, 2000) comenta al respecto:

“El texto griego de este pasaje es altamente revelador. Las frases: ‘mientras vivamos en este cuerpo’ y ‘estaremos alejados del Señor’ en la primera parte del pasaje están en tiempo presente continuo (lo que indica una acción continua). Por lo tanto, lo podríamos parafrasear así: ‘Por lo tanto tengan siempre confianza y sepan que mientras estemos viviendo en el cuerpo estamos continuamente alejados del Señor’.

La segunda parte del pasaje contiene dos aoristos infinitivos: ‘ausentarnos de este cuerpo’ o ‘vivir junto al Señor’. Tales aoristos indican un sentido de ‘una vez por todas’…Mientras el presente continuo en el versículo 6 de vivir en este cuerpo es un continuo alejamiento de Dios, el aoristo del versículo 8 apunta hacia un acontecimiento de un instante. Que significa esto? Solo hay una respuesta: la muerte, la cual es una transición inmediato de estar viviendo en el cuerpo a estar alejados en el cuerpo” p. 240.”

No trato de refutar el pasaje porque simplemente no hay nada que refutar, y de hecho toda esta argumentación no solo está demás, sino que obvia completamente mi explicación previa. Ya había dicho que nosotros decimos que pasan por esa etapa de purificación aquellos que mueren imperfectamente purificados, no todas las personas. También decía que no especificamos cual es la duración de esta purificación, si de hecho transcurre en el tiempo tal como lo conocemos, o inclusive en la presencia misma de Dios pero sin gozar todavía de la visión beatífica. Si se entiende erróneamente el purgatorio como un evento distinto de la salvación del creyente, se puede encontrar en estos textos una dificultad para la doctrina del purgatorio, pero si se entiende tal como lo enseña la Iglesia, se entienden las palabras en su contexto: al morir comenzaremos una vida nueva, en la que sí, posiblemente tengamos que purificarnos antes de gozar la visión y contemplación de Dios, pero ya estaremos salvados. Eso no está en contraposición con las advertencias del apóstol que nos llama a “Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12,14). Podemos haber muerto en gracia de Dios, pero todavía no haber logrado la paz con todos, ni la santidad (nótese que el apóstol habla allí a creyentes justificados), y hasta no haberlo logrado, lo dice el texto, nadie verá al Señor.

 

Las almas del purgatorio

 

En el evangelio encontramos esta figura de la purificación luego de la muerte en varias ocasiones:

“«Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes, el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho se le pedirá más” (Lucas 12,47-48)

“Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.” (Mateo 5,25-26)

En estos textos se habla claramente de un castigo distinto a la condenación, que no tiene fin.

Comentario protestante:
“José Miguel no entiende que la salvación no está en juego en este tribunal, porque solo se juzga a Cristianos, y de estos solo hay dos opciones según Pablo: Se pierde la recompensa o se gana, ver v. 14 y 15.

Aquí Pablo no habla de ningún juicio al Cristiano.

Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Juan 5:24

¿Pasara el cristiano por un juicio para ver su lugar en la eternidad?

No, el que tiene vida eterna, la tiene ahora en tiempo presente, no necesita un juicio para que se lleve a cabo si la recibe o no, por tal motivo no será juzgado al respecto.”

En este y otros comentarios nuestro amigo se sumerge en la típica visión luterana y calvinistadonde se sostiene que los creyentes no serán juzgados en el juicio de Dios, y que gozar de la presencia de Dios no es una recompensa sino un regalo.

Para entrar de lleno a analizar estos argumentos tendría que desviarme a explicar la doctrina que profesan ciertas denominaciones protestantes respecto a la salvación por la Sola Fe, y el “Salvo siempre Salvo”, por lo que solamente puntualizaré algunas observaciones y dejaré al lector los enlaces donde puede encontrarse más información:

1) Según la interpretación de algunos protestantes (nuestro amigo está entre ellos), los creyentes participarán en el juicio de Dios, no para ser jugados ellos, sino sus obras. Con esta forma de plantear el asunto, no importa cuál sea el resultado del juicio sobre sus obras, no podrán perder su salvación que está asegurada por su fe. Solo perderían sus “recompensas” que ven como las coronas que ya nuestro amigo ha mencionado. Esto por supuesto, es una interpretación absurdaque no se corresponde con los textos que hablan del juicio de Dios. Por ejemplo dice San Pablo:“Porque es necesario que TODOS NOSOTROS seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal (2 Corintios 5,10). Si cada quien recibirá de acuerdo a lo que hizo, si hizo el mal, recibirá de acuerdo a ello. En Mateo 25, 31-46 también se narra el juicio de Dios donde unos son puestos a la derecha y a la izquierda, y la conducta de cada uno será la que defina su destino eterno. En Apocalipsis 20,12-15 sucede lo mismo: cada quien es juzgado de acuerdo a sus obras. De esta manera, son las obras las que determinan el destino eterno del creyente, ya que son ellas las que miden la calidad de la fe. Cristo mismo indicó que no todo el que dijere Señor Señor entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciese la voluntad del Padre (Mateo 7,21)

2) La interpretación en la cual el creyente no puede perder su salvación independientemente de cómo obre, no es compartida ya ni siquiera por la mayoría de los cristianos evangélicos. Los textos bíblicos que alertan a los cristianos de la posibilidad de perder la salvación son abundantes y se especificarán más adelante en los enlaces que voy a suministrar.

3) Nuestro amigo protestante niega que la salvación sea una recompensa, al igual que estar en presencia de Dios, alegando que es gracia. Crea pues una falsa dicotomía entre dos cosas que son inclusivas y complementarias. Todo esto ya está explicado muy bien en los siguientes artículos, por lo que no hace falta repetirse:

El Mérito 

¿Enseñó Pablo la justificación por la “sola” fe?

Y para entender como entendía esto la Iglesia primitiva puede consultar además:

La doctrina de la Sola Fides, la Iglesia primitiva y los Padres de la Iglesia

Conclusiones

Con esto si ya doy por terminado esta serie de observaciones sobre este debate sobre el purgatorio. Creo que más allá de que nuestro amigo siga empeñado en defender su interpretación personal de esos textos, el objetivo está logrado, y es que se demostró que:

1) Los argumentos inicialmente cuestionados por la parte protestante, en donde se atribuía al doctor Fernando Casanova, endosar a los protestantes argumentos que ellos no esgrimían, se demostró no eran ciertos. Se mostraron páginas protestantes de renombre en donde literalmente se utilizaban los mismos argumentos que analizaba el doctor. Nuestro amigo en su desconocimiento del tema, lo atribuía a la fabricación de un muñeco de paja, pero lo más lamentable es que acusaba calumniosamente al doctor Fernando Casanova de “deshonesto”, cuando la realidad es que él había sido negligente.

2) Se ha aclarado bastante bien la comprensión de la doctrina del purgatorio, así como el fundamento bíblico del mismo comenzando desde el mismo Antiguo Testamento.

3) Se ha puesto de manifiesto que las diferencias entre católicos y protestantes no residen en la ausencia de textos bíblicos a favor o en contra del Purgatorio, sino en la diferente interpretación de los mismos. A nuestro favor está en que esta ha sido la forma en que los primeros cristianos y la Iglesia de siempre los ha entendido. Vea por ejemplo: La doctrina del Purgatorio en la Iglesia primitiva

La Tradición protestante lo más lejos que puede remontarse es al siglo XVI y solo está sostenida por el criterio individual de cada persona, por lo que no representa una interpretación ni autorizada ni auténtica.

Partes I y II

Santa Misa y las almas del purgatorio


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