[_Sgdo Corazón de Jesús_] [_Ntra Sra del Sagrado Corazón_] [_Vocaciones_MSC_]
 [_Los MSC_] [_Testigos MSC_
]

MSC en el Perú

Los Misioneros del
Sagrado Corazón
anunciamos desde
hace el 8/12/1854
el Amor de Dios
hecho Corazón
y...
Un Día como Hoy

y haga clic tendrá
Pensamiento MSC
para hoy que no
se repite hasta el
próximo año

Los MSC
a su Servicio

free counters

El Sagrado Corazón de Jesús autor P. Julio Chevalier MSC: Teología del Corazón libro II cap. 1

Páginas relacionadas 

Nota: Al comienzo de la página le ofrecemos los puntos saltantes del capítulo y al final del resumen encontrará los enlaces que lo llevarán inmediatamente al tema que pueda interesarle.

 

Capítulo Segundo

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y LA TEOLOGÍA I

El capítulo resumido:

 Jesucristo posee como nosotros unas facultades orgánicas y otras intelectuales.- No diremos nada aquí de su inteligencia divina, de su ciencia beatífica; hablaremos solamente de su ciencia adquirida.

 I. Esta ciencia, según santo Tomás, es susceptible de progreso.- El alma de Cristo, no recibió su conocimiento solamente de la ciencia infusa, sino también de la ciencia experimental y progresiva.- Por el lado menos elevado, la inteligencia humana de Cristo, dependía de los órganos, de los sentidos y de las disposiciones de la naturaleza; su imaginación por ejemplo, no llegó a ejercitarse, hasta que no dispuso de un órgano suficientemente desarrollado.- Es en este sentido que los Libros Santos dicen que crecía en edad y sabiduría                    

 II. Si Jesucristo como Dios, poseía una voluntad divina, como hombre, según santo Tomás, tenía la voluntad de la sensibilidad, como la llama este gran doctor.- El bien y el mal sensibles, produjeron evidentemente en El sus efectos naturales. La alegría y el dolor, invadían su alma; pero todos estos movimientos, estaban subordinados a su divina voluntad.- Estos movimientos tenía el Corazón de Jesús por principio. . .

 III. El Corazón de Jesús, es el principio de su vida natural.- Es bajo la influencia de sus latidos, que no cesaron nunca, que el cuerpo de Cristo obtuvo su crecimiento normal y progresivo.- Es bajo el impulso de su amor, que Jesús recorrió la Judea haciendo bien.- Este divino Corazón se convierte para Jesús, en el símbolo y órgano de su voluntad.- Es el principio de todos los movimientos que le impulsaban hacia los hombres.- La virtud es el resultado de la voluntad iluminada por la inteligencia; y la sede de la virtud se encuentra en las potencias sensitivas, que tienen el corazón, como principio.- Así, el Corazón de Jesús es realmente la sede de las afecciones de Nuestro Señor y expresa enteramente a nuestro adorable Salvador.

 IV. El Corazón de Jesús, es todo el Jesús.- Palabras admirables del Cardenal Pie y de Mons. Baudry.- El culto al Sagrado Corazón, es la quintaesencia del cristianismo, el compendio y el resumen substancial de toda la religión                                       

 V. María merece un tributo de agradecimiento.- Como Madre tiene derecho a un respeto y en cierta manera, a la obediencia de su divino Hijo.- Su ruego, es una especie de mandato.- El poder que ella ejerce sobre Jesús, lo ejerce también sobre su Corazón adorable.- He aquí porqué nosotros también debemos recurrir a su poder maternal de intercesión  

 

I. Ciencia experimental y progresiva de Jesucristo

II. Jesús era accesible a las impresiones sensibles

III. El Sagrado Corazón de Jesús es la sede donde se manifiesta su amor sensible

IV. El Corazón de Jesús, es todo Jesús

V. Legitimidad del título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón
NOTAS AL CAPITULO SEGUN
DO, DEL LIBRO II

 

 

Jesucristo no es solamente Dios, es también verdaderamente Hombre.Todas las propiedades que constituyen nuestro cuerpo, se encuentran igualmente en el suyo. Como nosotros, posee un al­ma espiritual y un corazón de carne; como nosotros, posee facul­tades orgánicas y facultades intelectuales.

No diremos nada de su inteligencia divina, que era infinita, ni de su ciencia beatífica, por la que ya en la tierra disfrutaba de la clara visión de la esencia divina, ni de su ciencia infusa, que enri­quecía su alma humana, a causa de su unión con la persona del Verbo, ciencia incomparablemente superior a la infusa igualmen­te de los espíritus angélicos.1

Hablaremos solamente de la ciencia adquirida o experimental, que todos los santos doctores se complacen en reconocerle. Y lue­go, intentaremos conocer los sentimientos que animaron su divi­no Corazón.

I. Ciencia experimental y progresiva de Jesucristo

En el Cristo, como en todos los hijos de Adam, esta ciencia era susceptible de progreso. Dice san Lucas: "Jesús crecía en edad y sabiduría delante de Dios y de los hombres."2 Sus miembros se desarrollaron con la edad, lo mismo que todos sus órganos; la ima­ginación y la memoria, recibieron en él todos los perfeccionamien­tos habituales. Por esto2. Tomás le atribuye, como a nosotros, el intelecto agente y el intelecto posible, por medio de los cuales las imágenes materiales y las especies inteligibles son percibidas para formar a continuación el conocimiento racional. Estas operacio­nes de la ciencia humana, enteramente necesarias para su adquisi­ción, añade el santo Doctor, fueron también parte integrante de lasanta Humanidad de Nuestro Señor.3

 

El espíritu humano tiene una doble tendencia: tiende a la vez hacia las cosas superiores como a las inferiores. Convenía, dice s. Tomás, que sucediera lo mismo en el alma de Cristo. No debía recibir únicamente sus conocimientos de la cienciainfusa, sino también de esa otra ciencia experimental y progresiva, que aumen­ta en nosotros, por medio de los sentidos y la diaria contempla­ción de los objetos inferiores. Teniendo que ser completo en todo, tenía que ser perfecto en todos los géneros de perfección que le pudieran convenir.4

En esta ciencia experimental, podremos encontrar el progreso que rehúsan la ciencia infusa y la ciencia beatífica. En efecto, co­mo por el lado menos elevado, la inteligencia humana de Cristo dependía de los órganos de los sentidos, a medida que estos últi­mos, y en particular el órgano de la imaginación, conseguía su de­sarrollo normal, tenían que recibir con más perfección las imáge­nes de las cosas exteriores y presentar al entendimiento los mate­riales más abundantes y mejor preparados: en este sentido pode­mos admitir estas palabras del cardenal de Lugo:

"Regularmente, Cristo no tenía ninguna operación humana, que no dependiera de los órganos y disposiciones de la naturaleza, tal como sucede en todos los otros hombres. El no marchó hasta que sus miembros no estuvieron bien entrenados; no habló en la primera infancia... Por la misma razón, su imaginación no se ejer­ció antes de tener un órgano suficientemente preparado, y su in­teligencia, mirada desde el punto de vista humano, no actuaba igualmente, pues ella dependía de la imaginación, pues la imagen depende de las disposiciones de los órganos."5

Santo Tomás también ofrece, sobre esta cuestión, la luz de su genio sorprendente: "No sería conveniente, dice él, rehusar a Cris­to ninguna de las operaciones naturales de la inteligencia del hom­bre; y como conseguir, con la ayuda del intelecto agente, las espe­cies inteligibles de las especies obtenidas de la imaginación, es una operación conforme totalmente a nuestra naturaleza, parece justo de atribuir lo mismo a Jesucristo. Había, pues, en El, gracias a es­ta clase de abstracción de que acabamos de hablar, un hábito de la ciencia, susceptible de progreso, en el sentido que el intelecto agente, después de haber extraído de las imágenes las primeras especies inteligibles, permanecía capaz siempre de conseguir otras nuevas... Así la ciencia infusa de Cristo y su ciencia beatífica notuvieron que desarrollarse en modo alguno. Desde el principio, las dos eran totalmente perfectas. Pero la ciencia adquirida es la obra del intelecto agente; y este no opera repentinamente, sino lenta y sucesivamente. Así, por esta ciencia, Jesucristo no lo sabía todo desde el principio, sino poco a poco y con el tiempo, quiero decir hasta la edad perfecta. Por esto nuestros Libros Sagrados nos ense­ñan que crecía en edad y sabiduría."6

Por lo demás, el Evangelio nos da numerosos ejemplos de esta verdad. ¿Cuántas veces Nuestro Señor, sirviéndose del espectácu­lo de la naturaleza, igual que hacemos nosotros, se elevaba a ma­terias más altas y más puras, que la mezcla que le ofrecían los sen­tidos? A veces es la contemplación de las llanuras amarillentas de Samaria o las viñas del monte Sión, los pájaros del cielo o los liriosdel campo, los que le inspiran esos pensamientos tan bellos, que nos conducen hacia las esferas celestes y nos llenan de admiración. Y lo que acabamos de decir sobre la inteligencia humana del Verbo Encarnado, puede aplicarse también a su voluntad.

II. Jesús era accesible a las impresiones sensibles

Si es incontestable que Jesucristo, como Dios, poseía una vo­luntad infinita, no es menos cierto que a ella se unía una voluntad menos perfecta y más conforme a la naturaleza sensible, que aca­baba de revertir; quiero decir, una voluntad humana con su objeto propio, pero siempre subordinado a la voluntad divina. Quae placi­ta sunt el facio semper.

El Cristo no estaba exento del apetito inferior que santo To­más llama la voluntad de la sensibilidad. Dice: "Sí, Jesucristo co­noció las diversas pasiones que nos agitan, pero sin resentir como nosotros los funestos acosos. Toda mancha tenía que estar ausen­te del Hombre-Dios, y para no ser demasiado indigna de una unión tan íntima con la divinidad, convenía que en El la naturaleza hu­mana permaneciera pura de la misma apariencia de pecado. Pero las debilidades, las enfermedades que aquejaban el alma sin mancharla, Jesús las quiso experimentar todas. El bien y el mal sensi­bles produjeron evidentemente en El sus efectos naturales."7 ¿Es que acaso no amó a su Madre con la misma ternura que la natura­leza pone en el corazón de cada niño? Es que no se le vio inclinarse con conmiseración hacia los desgraciados y los enfermos, que esperaban de su bondad una palabra que consolara o curara? Al­guna vez, inflamado de santa cólera o herido de compasión, se le vio expulsar con indignación a los profanadores del Templo o llo­rar sobre Jerusalén y sobre el destino que se cernía sobre sus habi­tantes. ¡Cuántas veces la alegría, el dolor, no afloraron o invadie­ron su alma! En el huerto de la Agonía su cuerpo sagrado expelió un sudor de sangre, sus miembros se estremecieron de pánico ante el cáliz amargo del sufrimiento. Transeat a me calix iste!

Pero estas emociones, estos sentimientos, estas pasiones en una palabra, diferían mucho de las pasiones vulgares cuyos efectos pue­den ser nocivos. Estos llevan a menudo al hombre hacia el mal, avasallan más de una vez el juicio de la razón, pesan sobre la volun­tad y consiguen arrastrarla. Ellas nos sumergen, a veces, en la em­briaguez de la dicha o en los arrebatos de la desesperación, cuando en una postrera ironía nos hacen el juguete de todos sus caprichos y de todos sus desarreglos.

El Hombre-Dios, evidentemente, estuvo al abrigo de todas es­tas miserias y en El, todos estos movimientos pasionales, seguían una dirección sumisa a la razón; y no desbordaban la parte infe­rior del alma, el apetito sensible, y no turbarían jamás la parte su­perior, desviándola de sus actos.8

Nos resta aún por determinar la fuente de todos estos movi­mientos. Después del estudio que precede, nos será fácil mostrar que las afecciones y las pasiones diversas que se manifestaron en Nuestro Señor tenían por principio su inefable Corazón.

III. El Sagrado Corazón de Jesús es la sede donde se manifiesta su amor sensible

Puesto que el Hijo de Dios se ha revestido de nuestra humani­dad en el seno de María, su Corazón se convirtió en el principio de su vida natural; fue el motor poderoso y siempre en acción por el que la sangre divina era conducida a todos los tejidos del cuerpo sin excepción, a fin de nutrirles, vivificarles y tenerles a punto para que realizaran su cometido. Solo él, de entre todos los órganos, solo el corazón extendía directamente su influencia sobre cada una de las partes, digamos mejor, sobre cada molécula de sus partes. Todas están en relación con él para recibir la vitalidad que les espropia; es como el proveedor general; de él parten los canales, ad­mirablemente dispuestos, que aportan la savia nutritiva a los ex­tremos más profundos de todo el ser.

Así, desde el primer momento de su Encarnación, el Corazón de Jesús comenzó a latir fecundando con su acción soberana todos los órganos ytodas las potencias de su cuerpo para conseguir el fin sublime que el cielo le había designado.

Esta acción decisiva del Sagrado Corazón, continuará durante toda la vida del Salvador. Bajo la influencia de estos latidos, que nunca cesaron, el cuerpo de Cristo tuvo su crecimiento normal y progresivo. Así, con lentitud se fue preparando la divina Víctima.

Más tarde, cuando sonó la hora de la vida pública, el Corazón conti­nuó su preponderante papel; es el que dará a los pies de Jesús el vi­gor suficiente para correr a la búsqueda de la oveja extraviada; a sus manos, la fuerza de elevarse y difundir en abundancia sus bendi­ciones; a su voz, la energía, la difusión necesaria para hacer llegar hasta los oídos de las grandes multitudes, la doctrina tan celestial que el universo entero ha escuchado a través de las edades.

Así pues, en el Corazón adorable de Jesucristo se halla el prin­cipio de su vida. Allí el alma estableció su primera morada; allí produjo un flujo y un reflujo perpetuos en medio de este océano de amor. En ciertos momentos, una angustia, una agitación súbita se manifestaron en la persona del Salvador; una oleada de sangre surgió súbitamente de su Corazón, se difundió por los vasos extre­madamente dilatados; era tal vez que la mirada de Jesús acababa de descubrir una miseria más grande, un infortunio más sobreco­gedor; la viuda de Naím, detrás del féretro de su hijo único, laMagdalena llorando la muerte de Lázaro, la infidelidad del pueblo judío. Entonces Jesús, estaba profundamente conmovido; olea­das de ternura y de amor, inundaban su alma, y en su alma, pre­sente en el lugar o convergiendo todos los sentidos, una luz había surgido de golpe; y en su Corazón, advertido por estas comunica­ciones maravillosas, la misma alma acababa de sentir una emo­ción sublime, bajo la impulsión más viva, bajo el flujo más rápido de la sangre; su mirada, sus gestos, sus lágrimas acusaban al exte­rior esta emoción interior que no podía contener. Turbabit seipsum!

¡ Ah! Es sobre todo en esta emotiva escena, cuando Jesu­cristo instituyó la Eucaristía, cuando fue turbado, conmovido has­ta lo más íntimo de su ser. Solo san Juan, cuya cabeza reposaba en esta hora solemne sobre el pecho del divino Maestro, podría decirnos cuán violentos fueron los latidos de su Corazón, agitado ahora por la emoción sensible, que sin ninguna duda, experimentaba; es­ta emoción la sufría el Corazón.

Sin embargo la hora se acerca, la hora de la suprema angustia y de la perfecta expiación. La naturaleza humana y sensible de Cristo comienza a estar invadida de temor, de postración, de som­bría tristeza; un peso inmenso oprime su Corazón cuyos movimien­tos, se hacen más lentos. Su Corazón sagrado, constreñido así, oprimido por el sufrimiento, ¿va a detenerse, va a rehusar a empu­jar a las venas esa sangre que debía purificar al mundo? No tema­mos, que no será así. La voluntad está allí para dominar las angus­tias de la naturaleza. El Corazón reacciona con un ardor nuevo, y el flujo de sangre es tan impetuoso, la presión en las venas es tanalta, que el Corazón impotente de contener el choque del amor, que la sangre, como por ósmosis, se escapa por los poros y brota al exterior, como un sudor abundante; brilla y corre a regueros por los miembros del Salvador, e impregna la tierra donde El está arro­dillado.

Unas horas más y los látigos desgarran su carne adorable, las espinas traspasan su frente sagrada, los clavos monstruosos abren boquetes en sus manos y pies, y la sangre sigue brotando a borbo­tones ya, por todas partes. Pero es aún bajo el impulso de su Co­razón, y lo será hasta que la lanza del soldado lo abra de par en par, y entonces expulsa la última gota que contiene, junto con un agua misteriosa y regenerativa que dan origen a los grandes mis­terios.

He aquí al Corazón de Jesús, fuente verdadera de la vida y cen­tro real de todas las afecciones. Y recordemos una vez más, que en Nuestro Señor, más que en nosotros, el Corazón merece llamarse de verdad el órgano del amor.

En el hombre, en efecto, puede que haya lucha entre el movi­miento sensible de la pasión y el movimiento voluntario: a veces el corazón se enfrenta a la virtud. Pero jamás sucedió esto en Jesús; el amor sensible permanece siempre en perfecta armonía con el amor voluntario. De donde se deduce que en Nuestro Señor, el Co­razón es, por decirlo de alguna manera, el órgano de la voluntad, el símbolo de la voluntad.

Así que resulta de esta conexión estrecha, que el Corazón de Jesús es el principio universal de todos los movimientos que le han impulsado hacia los hombres.

Terminemos este capítulo con una reflexión, que tiene su im­portancia. La inteligencia, que debe su origen inmediatamente de la esencia del alma, es una llama que nos ilumina, una antorcha que nos guía, una luz que se proyecta sobre todos los actos de nuestra vida. Por ella disipamos muchas nubes y nos elevamos has­ta las más altas regiones de lo sublime; por ella, adquirimos los co­nocimientos de las cosas interiores; ella, dice santo Tomás está por encima de todas nuestras facultades.9

Pero pertenece a la voluntad tomar la dirección de todas las facultades, y de ella depende el buen uso que podamos hacer de éstas. Así, bajo su poderosa influencia, la más sorprendente varie­dad, queda reducida a launidad. Sobre este punto, escuchemos a san Francisco de Sales: "Entre la innumerable variedad y multi­tud de acciones, de movimientos, de sentimientos, inclinaciones, hábitos, pasiones, facultades y potencias, que radican en el hom­bre, Dios ha establecido una monarquía natural en la voluntad que manda y domina todo lo que se encuentra en este pequeño mun­do, y parece que Dios ha dicho a la voluntad, lo que el Faraón dijo a José: "Tu estarás al frente de mi casa; todo el mundo obedecerá los mandatos de tu boca; sin tu mandato, nadie se moverá."10

Por ella, el hombre se convierte en amo de todo lo que hay en él y de sí mismo. Puede triunfar y conseguir sobre sus pasiones las más brillantes victorias. Eso es la virtud! La virtud es, pues, el re­sultado, el fruto cierto de la voluntad, iluminada por la inteligen­cia. En Jesucristo, las potencias afectivas, lejos de ser ciegas, esta­ban iluminadas por la razón, quien a su vez, estaba iluminada continuamente por las claridades del Verbo.

Estas potencias afectivas, reguladas únicamente por esas divi­nas luces, simbolizaban tanto la inteligencia como la voluntad del Hombre-Dios. Y así toda idea, como toda volición, convergía en su Corazón sagrado, quien por la diversidad infinita de sus latidos, la reproducía y la traducía enseguida.

El Sagrado Corazón, considerado solamente desde este punto de vista, es pues realmente la sede donde se manifiestan las afec­ciones de Nuestro Señor y expresa totalmente a este adorable Sal­vador.

 

IV. El Corazón de Jesús, es todo Jesús

 

Físicamente, el divino Corazón de Jesús, ha sido "el órgano principal de una vida a la vez divina y humana; este Corazón ha elaborado, una después de otra, todas las gotas de sangre redento­ra; ha destilado y destila cada día, todas las gotas del cáliz eucarís­tico... Más aún, el Corazón de Jesús es la sede de su amor, princi­pio de sus inspiraciones,11 el horno de su caridad, el centro de los afectos de su alma, la fuente de donde han brotado todos los mis­terios, todos los sacramentos de la Iglesia, sin la cual no hay ac­ceso posible a esa vida, que es la vida verdadera12 ... El Corazón deJesús, es todo Jesús. "13 Resume pues toda la persona adorable de este divino Salvador. Y como el Corazón de Jesús, siendo el Corazón de un Dios en virtud de la unión hipostática, se convierte el centro y el punto de partida de esos actos maravillosos, que llamamos teándricos, es decir, divinos y humanos, que constituyen la vida misma de Jesús; y puesto que el corazón del hombre representa al hombre todo entero, es bien legítimo afirmar que, el Cora­zón de Jesús, es la expresión abreviada y viviente de su divina Per­sona. He aquí porque un piadoso escritor decía: "O Dios mío! vuestro Corazón, sois Vos; y Vos no sois sino vuestro Corazón."14 Y cuando adoramos este divino Corazón, es a Jesús en persona a quien adoramos. También Nuestro Señor aplica a su Corazón, todo lo que concierne y conviene a su divina Persona. "He aquí este Co­razón, que tanto ha amado a los hombres", dijo un día a santa Margarita María. Y hablando a continuación, no ya de su divino Corazón, sino de su Persona adorable, añadió: "Yo no recibo más que ingratitudes de la mayoría."15 Así pues, su Corazón, y El es TODO UNO. Y también porque, en el curso de sus apariciones, a menudo solo muestra a la santa su Corazón aislado,escuetamente.16

Concluyamos. El Corazón de Jesús es la expresión abreviada de su divina Persona, "como el culto de este Corazón sagrado, según la palabra del Cardenal Pie, es la quintaesencia misma del cristianismo, el resumen y el sumario sustancial de toda la religión"17, igual que Cristo es la expresión viviente y el sumario de todas las cria­turas que El recapitula según expresión de San Pablo .18

"Cuando Dios contempla a Cristo, ve en El al mundo entero"19 Palabras profundas, que parecen completar las siguientes: Cuando el alma mira a Cristo, lo ve todo entero en su Corazón sagrado. Y percibe bien que lo encuentra allí, y que está allí con todos sus tesoros„ cuando le dirige esta oración que la Iglesia pone en sus labios: Corazón sagrado de Jesús, ten piedad de nosotros! Cor Jesu Sacratissimum, miserere nobis!

 

 

V. Legitimidad del título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Y no terminemos estas consideraciones sin dar a María un tri­buto de alabanza, de reconocimiento y amor.

Resumiendo lo que precede, decimos: Et erat subditus.

Si el Hijo de Dios, al hacerse hombre, quiso obedecer a su Madre, con mayor razón atenderá a las oraciones de María, haciendo así su intercesión todopoderosa con respecto a El. Su ruego, es una especie de mandato.2° Ella tiene derecho a su amor, a su condes­cendencia. Y como esas prerrogativas que su maternidad le confie­re respecto de Jesús, se extienden también a su Corazón,21 pues­to que en Jesús, como en todo hombre, el corazón resume la per­sona toda entera, como acabamos de ver. Es pues bien legítimo este título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que nos re­cuerda el poder de intercesión de María, sobre el Corazón de sudivino Hijo.

O Vos, que un Santo Doctor llama "la guardiana eterna del amor del Verbo encarnado"22 penetrad en el misterioso santuario que lo encierra, es decir, en su sagrado Corazón, ya que Vos poseéis la llave; abrazad nuestras almas, tan frías y languidecientes con sus fuegos divinos y esparcid sobre nosotros los tesoros de bendiciones que contiene: "Pues él encierra, según un piadoso au­tor, todo lo que necesitamos. Vos no tenéis más que pedir, para ser escuchada: no puede rehusaron nada; y recibiendo de vuestras manos benditas esas preciosas larguezas, también por vuestras manos,haremos subir hacia Él el tributo de nuestro reconocimiento."23

NOTAS AL CAPITULO SEGUNDO, DEL LIBRO II

1.  Santo Tomás, III, q. 2.

2.  Jesús proficiebat sapientia et aetate. (Luc. II, 52).

3.     Nihil corum quae Deus in nostra natura plantavit defuit humanae naturae, assum­tae a Dei Verbo. Manifestum est autem quod in humana natura Deus plantavit non solum intellectum possibilem, sed etiam intellectum agentem. Unde necesse est dicere quod in anima Chrsiti fuit non solum intellectus possibilis, sed etiam intel­lectus agens. Si autem in aliis Deus et natura nihil frustra faciunt, multo minus in anima Christi fuit aliquid frustra. Frustra autem est quod non habet propiam ope­rationem, cum omnis res sit propter suam operationem. Propria autem operatio intellectus agentis est facere species intelligibiles actu, abstrahendo eas a phantas­matibus... Sic igitur necesse est dicere quod in Christo fuerunt aliquae species intel­ligibiles per actionem intellectus agentis in intellecto possibili ejus receptae; quod est esse in ipso scientiam acquisitam, quam quidem experimentalem nominant. Ei ideo, quamvis aliter alibi scripserim (Sent. III, q. 3, a. 3), dicendum est in Christo fuisse scientiam acquisitam, quae propie est scientia secundum modum humanum.(S. Tomás, III, q. 9, a. 4, c.).

4.     Humana mens duplicem habet respectum: unum quidem ad superiora, et secun­dum hunc respectum anima Christi fuit plena per scientiam indictam. Alius autem respectus ejus est ad inferiora, id est, ad phantasmata, quae nota sunt movere men­tem humanam per virtutem intellectus agentis. Oportuit igitur quod etiam secun­dum hunc respectum anima Christi scientia impleretur; non quia prima plenitudo sufficeret menti humanae secundum seipsam, sed oportebat eam perfici etiam se­cundum comparationem ad phantasmata. (Id., ibid., ad 2).

5.     Christus non habuit regulariter ullam operationem humanam, nisi dependenter ab organis et a dispositionibus connaturalibus, sicut alii homines; nec enim ambu­labat donec habuit organa bene disposita; noc loquebatur ab infantia... ergo nec habuit operationem humanae phantasiae ante organum bene dispositum, ergo hanc operationem humanam intelligendi, quia haec tam pendet a phantasia quam phantasma ab organo disposito. (Disp.21, sect. 1, n. 5, 11).

6.     Inconveniens videtur quod aliqua naturalis actio intelligibilis Christo deesset; et cum extrahere species intelligibiles a phantasmatibus sit quaedam naturalis actio hominis secundum intellectum agentem, conveniens videtur hanc etiam actionem in Christo ponere. Et ex hoc sequitur quod in anima Christi aliquis habitus scien­tiae fuerit, qui per hujusmodi abstractionem speciorum potueritaugmentari; ex hoc scilicet quod intellectus agens, post primas species intelligibiles, abstractas a phan­tasmatibus, poterat etiam alias et alias abstrahere... Tam scientia infusa animae Christi quam scientia beata fuit affectus agentis infinitae virtutis, qui potest simul totum operad; et ita in neutra scientia Christus profecit, sed a principio eam pere­fectam habuit. Sed scientia acquisita causatur ab intellectu agente, qui non simul operatur, sed succesive; et ideo secundum hanc scientiam Christus nón.a principio scivit omnia, sed paulatim et post aliquod tempus, scilicet in perfecta aetate; quodpatet ex hoc quod Evangelista simul dicit eum profecisse scientia et aetate. (III, q. 12, c., et ad I).

7.     Filius Dei humanam naturam assumpsit com omnibus quae pertinent ad perfectio­nem ipsius humanae naturae. In humana autem natura induditur etiam natura ani­malis, sicut in specie includitur genus; unde oportet quod Filius Dei assumpserit cum humana natura etiam ea quae pertinent ad perfectionem naturae animalis, inter quae est appetitus sensitivus, quisensualitas dicitur; et oportet dicere quod in Chris­to fuit sensualis appetitus, sive sensualitas. (S. Tomás III, q. 18, a. 2, c.).

8.     Passiones aliter fuerunt in Christo quam in nobis, quantum ad tris. Primo quidem,quantum ad objectum: quia in nobis plerumque hujusmodi passiones feruntur illicita, quod in Christo non fuit. Secundo, quantum ad principium: quia hujusmo­di passiones frequenter in nobis praeveniunt judicium rationis; sed in Christo om­nes motus appetitus sensitivi oriebatur secundum dispositionem rationis. Unde Au­gustinus dicit (de Civit. Dei, t. 14, c. 9) quod hos motus, certissimae dispositionis grati, ita cum voluit, Christus suscepit animo humano, sicut cum voluit, factus est homo. Tertio, quantum ad affectum: quia in nobisquandoque hujusmodi motus non situnt in appetitu sensitivo, sed trahunt rationem; Quod in Christo non fuit, quia motus naturaliter humanae carni convenientes, sic ex ejus dispositione in appe­titu sensitivo manebant, quod ratio ex his, nullo modo impediretur facere quae con­veniebant. (S. Tomás III, q. 15, a. 4, c.).

9.      intellectus est prior voluntate. (la, 2a, q. 82, a. 3, ad. 2).

10.   San Francisco de Sales. Traité de l'Amour de Dieu, lib. s. c.

11.   Cor illud SS. divinae charitatis sedem. (Pio IXX, Dec. Beati. S. Margarita M.).  IdemS. Tomás, la, 2a, q. 18, art. 9 ad 2).

12.   Unde sacramenta Ecclesiae manaverunt, sine quibus ad vitam, quac vera vita est non intratur. (S. Agustín, in Joan. evang., cap. 19, tract. 120, n. 2, t. 3o, p. 1953).

13.   Oeuvres du Card. Pie, obispo de Poitiers, t. VI, p. 611.

14.   Mons. Baudry, le Coeur de Jésus, p. 2, $$ 3 y 4, p. 193 y 166.

15.   Vie de Ste Margarite-Marie, por sus contemporáneos, t. I, p. 123 y 124, 2a Edic.

16.   A veces sobre un trono de fuego y de llamas, irradiando en todas direcciones, más brillante que el sol y transparente como el cristal.

—A veces en medio de las llamas de su puro amor,

 rodeado de serafines que le adoran

cantando en un admirable concierto:

El amor triunfa, el amor goza.

El amor del Corazón Santo se alegra.

—A veces como un sol brillante de una luz deslumbradora,

cuyos rayos (según ella), daban de lleno sobre su corazón.

—Más tarde, dice uno de sus historiadores, como si Dios hubiera querido concentrar sus miradas sobre el mismo corazón, ese Corazón comenzó a aparecérsele solo. Adorable espectáculo! En el Cielo y en la Tierra todo se resumía en un Corazón. (Vie de Ste. Margarite-Marie, p. 293).

17.   El Cardenal Pie, Obispo de Poitiers, t. II, c. I, p. 48.

18.   Ephs. 1, 10.

19.   Mons. Gay, de la vie et des vertus chretiennes, t. I, p. 64.

20.   Oratio (Deiparae)habebat rationem imperii. (S. Antonin. Biblioth. Virg. t. 2, p. 536.

21.   Habes enim, habes, scio, voluntati parem potentiam, tamquam Mater Altissimi.Propterea audaz factus sum. (S. Efren, orat. VIII, ad Deiparam, grec-lat., t. III p. 545, éd. Assemani).

—Tu autem, quae materna in Deum auctoritate polles, etiam lis qui enormiter pec­cant, eximiam remissionis gratiam concilias. Non enim potes non exaudiri, cum Deus, ut verse intemeratae Matri suae, quoad omnia, et per omnia, et in omnibus, morem gerat. (S. Gerrn. arz. Const., Serm II in Dormit. Deip. p. 351).

—Omnia potest, tanquam Dei Mater; omnia vales, veluti quae siperas omnes crea­turas; nihil tibi, si vis, impossibile est: dumtaxat ne despicias meas lacrymas. (S. Efren, orat. X ad Deiparam, grec-Lat. t III, p. 549, éd. Assemani).

22.   Dei Genitrix, et inde quidem Beata, quia Verbi incarnandi Ministra facta est tem­poralis, sed inde multo Beatior, quia ejusdem semper amandi Custos manebat ae­terna. (S. Beda, Exposit. in Luc., lib. IV, t. III, p. 480).

23.   Gloriosam praeterea Matrem Dei et misericordiae, dulcissimam Virginem Mariam, non negliges devote colere et invocare ut Ipso., ex dulcissimo Corde Filii sui impe­trare dignetur quidquid tibi necessarium fuerit; quod rursus per benedictas ejus manus in Cor Jesu offeres; obsecrans illius pietatem, ut ipsa, cum omnibus sanctis et electis Dei, adjuvet te laudare et benedicere Dominum Deum tuum pro universis ejus beneficiis quae hactenus dedit et in aeternum. Amen. (Dom Dominicus Cartunensis, nacido en Prusse, en 1384 y cartujo en Tréves).

 

 


[_Principal_]     [_Aborto_]     [_Adopte_a_un_Seminarista_]     [_La Biblia_]     [_Biblioteca_]    [_Blog siempre actual_]     [_Castidad_]     [_Catequesis_]     [_Consultas_]     [_De Regreso_a_Casa_]     [_Domingos_]      [_Espiritualidad_]     [_Flash videos_]    [_Filosofía_]     [_Gráficos_Fotos_]      [_Canto Gregoriano_]     [_Homosexuales_]     [_Humor_]     [_Intercesión_]     [_Islam_]     [_Jóvenes_]     [_Lecturas _Domingos_Fiestas_]     [_Lecturas_Semanales_Tiempo_Ordinario_]     [_Lecturas_Semanales_Adv_Cuar_Pascua_]     [_Mapa_]     [_Liturgia_]     [_María nuestra Madre_]     [_Matrimonio_y_Familia_]     [_La_Santa_Misa_]     [_La_Misa_en_62_historietas_]     [_Misión_Evangelización_]     [_MSC_Misioneros del Sagrado Corazón_]     [_Neocatecumenado_]     [_Novedades_en_nuestro_Sitio_]     [_Persecuciones_]     [_Pornografía_]     [_Reparos_]    [_Gritos de PowerPoint_]     [_Sacerdocip_]     [_Los Santos de Dios_]     [_Las Sectas_]     [_Teología_]     [_Testimonios_]     [_TV_y_Medios_de_Comunicación_]     [_Textos_]     [_Vida_Religiosa_]     [_Vocación_cristiana_]     [_Videos_]     [_Glaube_deutsch_]      [_Ayúdenos_a_los_MSC_]      [_Faith_English_]     [_Utilidades_]